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La Industria Del Secuestro




Enviado por liccoru



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    Indice
    1.
    Introducción

    2. Círculos
    concéntricos.

    3. Introducción al
    pesioptimismo.

    4. Dos Clases De
    Secuestro

    5. Presentación de
    los estados "subseguiros"

    6. El Secuestro En
    Colombia

    7. La negociación de
    secuestros

    8.
    Conclusiones

    9.
    Bibliografia

    1.
    Introducción

    Cuando algún historiador que aun no ha nacido
    escriba la historia de nuestra
    época dirá, entre otras cosas, que estuvo fascinada
    por la violencia.
    Usamos la palabra "fascinada", aquí, para aludir a ese
    sentimiento ambiguo, mezcla de horror y de atracción, que
    sienten por ejemplo los pájaros ante la mirada de la
    serpiente o las liebres al caer bajo al haz de luz de los focos
    de un automóvil. Fascinada, encandilada… nuestra
    época quisiera rechazar la violencia que
    reprueba pero, al mismo tiempo, gira
    alrededor de ella como si ninguna tentación fuera mas
    dulce que ella. ¿Cómo explicarlo? El pacifismo es
    hijo de nuestro tiempo.
    También la metralleta.

    Escribió el poeta latino: "discierno el bien y lo
    apruebo; el mal es lo que cometo". La historia de nuestra
    época en relación con la violencia podría
    desdoblarse así en dos caminos paralelos. La paz que se
    proclama y la violencia que se hace. Dichos levantados y hechos
    reprobables. Entre ellos existe una sutil comunicación.

    Las condenaciones verbales de la violencia se vuelven
    cada vez más insistentes. Y cambian de contenido,
    revelando de este modo, como en un espejo, que también los
    hechos de la violencia se van transformando. "Violencia" quiso
    decir durante la primera etapa del periodo que comienza en la
    posguerra, "peligro nuclear". El pacifismo militaba entonces
    contra la posibilidad, todavía presente, de que un
    día, por decisión o por error, se desencadene el
    argumento atómico del juicio final. la

    Mera contemplación de esos silos con cargas mas
    que suficientes para aniquilar la humanidad levanto mil voces y
    testimonios de todo orden -en la literatura y en el cine, en la
    política y
    en el pulpito- contra la amenaza de una tercera y definitiva
    guerra
    mundial. El pacifismo de posguerra vivió su primera
    fase a la sombra de Hiroshima y se siguió viviendo con las
    pruebas
    nucleares de Francia en el
    atolón de muro roa y ahora en fechas mas recientes
    Pakistán con un pueblo con hambre pero a la vanguardia de
    la tecnología nuclear.

    Ya mas cerca de nosotros, un segundo tema vino a
    enriquecer las exhortaciones de los pacíficos. No ya,
    solamente a la violencia atómica entre estados sino la
    violencia política del estado
    totalitario o autoritario contra sus propios súbditos, la
    violencia entre el estado y el
    individuo.

    Surgió así, hasta difundirse por el mundo,
    la vasta campaña en defensa de los derechos
    humanos.

    Finalmente, ahora apunta una tercera oleada
    antiviolenta. Los silos nucleares siguen hablando su lenguaje de
    presentimientos. Los derechos humanos se siguen
    pisoteando en mas de un lugar del planeta. Pero una tercera
    fuente de violencia llama cada día mas la atención de sus opositores: los actos que
    parte de individuos contra otros individuos. La violencia
    individual, que puede tener por ultimo destinatario al estado – y
    entonces es política o no y entonces es común-
    crece en la consideración del mundo actual porque ella es
    la que concretamente invade los centros urbanos avanzados que
    forman la opinión del mundo -las otras, o son potenciales
    como la nuclear u ocurren en otras partes como la estatal- y
    porque, como se comprueba, cada vez mas, ella esta en la
    raíz de mas de una reacción autoritaria -luego
    condenada en nombre de los derechos humanos-
    al forzar a estados hasta ese momento democráticos a
    revestirse de armaduras de creciente grosor que reducen al fin,
    inevitablemente, el ámbito de la libertad
    general.

    Uno de los indicadores
    más elocuentes con que contamos en esta tarea de rastrear
    el deslizamiento de la atención mundial de uno a otro tipo de
    violencia es la sucesión de lemas por la paz que cada
    año, desde 1968 hasta la fecha, lanza el Papa a la
    humanidad. El papa ha convertido el año nuevo, desde
    aquella fecha, en una jornada mundial por la paz. Cada 1o. de
    enero, la jornada se desarrolla a todo lo largo de las fronteras
    del catolicismo bajo un lema anualmente renovado. Si se estudia
    con cuidado el contenido de estos lemas, se advierte el
    deslizamiento que comentábamos. En 1968, por ejemplo, el
    lema contenía en su sencillez la versión
    clásica de la paz internacional. El repudio de posguerra
    contra las armas
    atómicas y las guerras
    locales que por entonces de desarrollaban (Vietnam. El lema
    decía simplemente: "la paz". Pero el año siguiente
    ya aparece el segundo lema, esto es, la repudio de la violencia
    que viene de arriba hacia abajo en el caso del totalitarismo y el
    autoritarismo: El lema era": la paz y la promoción de los derechos del hombre". Ya en
    1972 se registraba por primera vez la comprobación de que
    también habia violencia que venia de abajo,
    cubriéndose a veces con un argumento: la injusticia
    social. "Si quieres la paz -decía entonces el Papa-
    trabaja por la justicia". Si
    bien en 1976, por otra parte, el lema volvía a la primera
    concepción de la paz como no-guerra
    atómica ("las verdaderas armas de la
    paz"), los dos últimos lemas se refieren claramente, uno
    al nihilismo contemporáneo y a la religión de la muerte que
    caracteriza al terrorismo
    ("si quieres la paz, defiende la vida") y el otro, todavía
    mas directamente, a una opción contraria a la que han
    efectuado los terroristas: "no a la violencia, sí a la
    paz". Bajo este lema, el de 1978, todavía vivimos en este
    convulsionado 1999 y que como humanidad en busca de libertad se
    encontrara a través de la verdad que puede ser conocida
    universalmente gracias a la ley moral inscrita
    en el corazón de
    cada uno— es, en realidad, la garantía del futuro de la
    libertad..

    Porque este desplazamiento? Ya hemos adelantado al pasar
    algunas razones. La violencia potencial de los silos nucleares es
    algo irremediable en tanto existan superpotencias sobre el hombre y su
    destino. Que otra cosa hacer ante ella que encogerse de hombros?
    Por otra parte, después de 53 años de paz nuclear,
    cabe la sospecha de que las cosas, en este terreno, están
    mas controladas de lo que se suponía. También hay
    guerras
    locales al estilo de las de corea o Vietnam, Angola y otras mas
    que perturben, por ahora, la mirada. , chechenia, Sarajevo,
    cojobo y también la campaña por los derechos
    humanos sigue aun vigente, también es cierto que sus
    posibilidades son limitadísimas. En cuanto a los estados
    totalitarios de signo comunista menos cada vez o socialistoides
    que aun se pueden observar con tendencias neoliberalistas, porque
    occidente no esta en fuerza para
    cambiarlos desde afuera. Y en cuanto a las autocracias que hay en
    occidente, porque ellas nacieron, en gran medida, como respuesta
    a la tercera violencia de nuestro análisis; como escudos frente al terrorismo. Es
    el terrorismo entonces el que suscita creciente atención.
    Él ataca a occidente en sus centros vitales, allí
    donde ningún argumento de injusticia o autoritarismo lo
    justifica. Y él, al desplegarse, obliga a occidente a
    cuestionarse a sí mismo. Del mismo modo que un padre se
    pregunta por si mismo, por su vida y sus principios,
    cuando tiene delante el ejemplo de un hijo descarriado ("que fue
    lo que hice mal? Cuál fue mi falla?…") así
    también nuestra sociedad no puede
    menos que cuestionar sus propios principios, su
    estilo de vida, cuando advierte que una proporción
    significativa de sus jóvenes se ha deslizado hacia la
    violencia política o común.

    Que es entonces lo que hicimos mal? ¿Dónde
    residen las fallas profundas de nuestra civilización? La
    violencia de los hijos lleva a los padres a meditar. Una muestra
    representativa de este proceso
    reflexivo es el informe que
    publico, bajo los auspicios del gobierno
    francés, una comisión de personalidades presidida
    por el político y escritor alían peyrefitte.
    Respuestas a la violencia, un informe de 730
    paginas que vio la luz en junio/77,
    termina por detectar 3 hechos íntimamente
    enlazados.

    primero: que la violencia crece efectivamente entre
    nosotros: Las estadísticas anuales de delitos comunes y
    políticos son indudables.

    segundo: que paralelamente crece, en los ciudadanos, un
    sentimiento de inseguridad.

    tercero: que la propensión hacia la violencia,
    típica de una franja de vida de las grandes ciudades: la
    violencia delictiva aumenta proporcionalmente no solo a la
    cantidad de habitantes de una ciudad sino también… a la
    cantidad de pisos de un edificio! Los datos de
    "respuestas a la violencia" son, básicamente,
    franceses.

    Podrían ser universales. Para traer un solo caso
    latinoamericano: según un cable de afp del 29 de
    diciembre/77, en la ciudad de Sao Paulo, la más grande de
    la América
    latina con México y
    buenos aires,
    se cometieron 3 asesinatos y 28 asaltos diarios durante 1977. un
    24% mas de crímenes que en el año anterior y en
    1998 29 asesinatos o muertes misteriosas y un promedio de 167
    asaltos.

    Estos datos y estas
    reflexiones explican parcialmente por que la tercera violencia,
    la de los individuos contra otros individuos o violencia
    individual, ocupa una porción cada vez mayor del tema. Lo
    explican parcialmente, sin embargo, porque en la base de la
    fascinación mundial por la violencia delictiva,
    política o común, actúa una ultima y
    decisiva razón. Que, así como el arma
    atómica dramatizo de pronto las posibilidades de un habito
    humano viejo como el mundo -"preparación para la guerra"- y
    así como la nueva capacidad tecnológica de estados
    que se asemejan cada día mas al de 1984 que Goerge Orwell
    dramatizo la posibilidad de otra costumbre vieja como el mundo
    -"el abuso del poder" la
    violencia individual se ha visto exaltada al centro de las
    preocupaciones humanas a favor de otra dramatización
    semejante. Los secuestros. Los secuestros son la nueva arma
    atómica de la delincuencia.

    Si el auge de la violencia política y
    común se hubiese limitado al arrea más tradicional
    del homicidio, no
    habría obtenido un impacto comparable al que obtuvo de la
    mano de los secuestros. Esto es así por varios motivos. En
    primer lugar, porque el crimen, político o común,
    obtiene su objetivo en el
    mismo momento en que ocurre. La muerte de los
    Kennedy o de Martín luther king, el rey feisal, el caso
    colosio y Ruiz Massieu o de tantos otros políticos,
    militares y sindicalistas que registra nuestro tiempo, con ser un
    capitulo importante de la violencia individual, no tuvo otro
    efecto, en cada caso, que su propia consumación. Pero el
    secuestro, por
    el contrario, "multiplica" sus efectos ya que, al consumarse, lo
    que el secuestrador obtiene es uno o varios rehenes a
    través de los cuales solicita luego… lo que le plazca.
    El secuestro es
    al homicidio como
    la computadora
    a los dedos de la mano: su efecto es, dirían los
    matemáticos, "exponencial".

    El segundo motivo que da razón de la importancia
    de los secuestros es el hecho de que, mientras el crimen no pone
    a las autoridades y relaciones de la victima ante otro dilema que
    los dilemas póstumos del homenaje y el entierro, él
    secuestra, al presionar sobre familiares, empresas y
    autoridades los pone frente a decisiones cruciales capaces de
    afectar principios de conciencia y
    atentatorias, casi seguramente, contra la unidad de criterios que
    debería ligarlos. Aquel que recibe la presión
    del secuestrador tiene que optar entre la crueldad hacia la
    victima si dice que "no" y la aceptación de condiciones
    que reforzaran la capacidad futura de los delincuentes
    -subversivos o no- si dice "sí". Esto divide naturalmente
    a los presionados entre duros y blandos. Es
    inevitable.

    Finalmente, un tercer motivo milita en favor del
    poder
    "atómico" de los secuestros. El hecho de que son delitos, en vez
    de consumarse en el acto como el homicidio, se extienden por
    días y hasta por meses mientras el mundo atiende en vilo a
    su desenlace. Los secuestros alimentan inexorablemente la
    red de
    expectativas y escenificaciones de que esta echo el sistema de
    comunicaciones
    de nuestro mundo, logrando así no solo para sus autores
    sino también para sus imitadores eventuales, todo a lo
    largo de la platea universal, el máximo de
    repercusión.

    Efecto multiplicador como delito-detonante
    que sirve para peticiones de alcance ilimitado; hora de la verdad
    en que familiares, empresas y
    gobiernos deben escoger entre la piedad y los principios; Drama
    de desenlace demorado que mantiene en vilo a la opinión
    mundial, el secuestro se ha instalado entre nosotros como la
    más perversa, peligrosa y potente de las expresiones de la
    violencia individual. En los informes
    anuales que vienen a veces con el fin y principio de año
    de diversos países, el secuestro es ahora un rey sin
    disputa. "Personaje del año", siniestro personaje del
    año en vez de alguna personalidad
    política, deportiva o empresarial, lo proclama por ejemplo
    "el tiempo" de bogota, mientras desde roma otro cable
    de fin de año, de la agencia ANSA, señalaba al
    secuestro como "una de las pocas industrias
    italianas que no se hayan en crisis". Los
    secuestros declarados y conocidos (una baja proporción del
    total) fueron allí 75 durante 1977 contra 48 en 1976. si
    sumáramos los resúmenes de cada país,
    él numera de sus victimas durante 1997 tendría que
    expresarse en 4 cifras. Esto lo venimos arrastrando hasta la
    actualidad haciendo crisis en 1994
    con secuestros de alto nivel en la republica mexicana y que duran
    hasta la fecha y cada vez más populares entre los
    delincuentes que han hecho de esto el negocio más rentable
    después del narcotráfico. Afectando no ya a los
    más poderosos económicamente sino que se ha
    permeado a toda la sociedad con
    secuestros Express que pudiéramos llamar de baja
    denominación y que no por esto deja de ser una experiencia
    frustrante y traumática de largo plazo.

    2. Círculos
    concéntricos.

    El problema de la violencia en los primeros meses de
    1994 podría visualizarse como una serie de círculos
    concéntricos cuyo punto central es la ola de
    secuestros.
    Él circula exterior, no por relegado menos importante,
    duerme su inquietante siesta en los silos nucleares: la
    posibilidad, siempre vigente, de que el hongo deje de ser una
    modesta expresión culinaria y vegetal para convertidse en
    el símbolo del fin del mundo.
    El segundo circula que sigue presente entre nosotros, es la
    violencia como abuso de poder de los estados totalitarios o
    autoritarios contra el ciudadano, degradando en estos casos el
    nivel del súbdito o sometido a poderes que no lo dejan
    expandirse y vivir. Contra ese circulo opera, limitadamente, la
    campaña en favor de los derechos humanos.

    Un tercer circula, ya más estrecho y a la vista
    de los ciudadanos de los países democráticos o
    pseudo democráticos, para los cuales el primero y el
    segundo son en alguna forma remotos, es la violencia individual,
    la guerra de un individuo o un grupo de
    individuos contra hombres en nombre de ideologías
    revolucionarias – guerra política- o por puro desborde
    delictivo-criminalidad común.
    Pero en el centro de ese circulo, verdadera bomba atómica
    de la delincuencia
    de ambas clases, brilla el secuestro. Punto luminoso para los
    violentos, ojo del abismo para los pacíficos, el secuestro
    debe su extraordinaria difusión a poderosas razones. A
    que, en vez de consumarse en sí mismo, como los robos o
    asesinatos, su consumación es el detonante o
    trampolín para efectuar exigencias de ilimitado alcance. A
    que esas exigencias, como el judo, aprovechan las inclinaciones y
    las contradicciones de la sociedad para ponerla frente a
    gravísimas decisiones que van a pura perdida: Al abandono
    de los principios en nombre de la piedad o la revelación
    del lado cruel de los principios. A que, al prolongarse en el
    tiempo en pos de un desenlace incierto y al no ser apenas
    cometido, como el homicidio, un hecho del pasado, el secuestro
    mantiene en vilo la atención del mundo, galvanizando el
    horror de los pacíficos y la admiración de los
    violentos a través de una red de comunicaciones
    de porte universal.

    3. Introducción al
    pesioptimismo.

    ¿Es posible ser pesimista y optimista al mismo
    tiempo?
    ¿Es posible ser "pesioptimista"?
    ¡Sí, en materia de
    secuestros!
    No podemos ser optimistas, por lo pronto, en relación con
    el futuro de la violencia.
    Nuestro siglo vive y vivirá fascinado por la violencia,
    horrorizado y atraído a la vez por ella, mientras
    persistan algunas tendencias que parecen haberse instalado entre
    nosotros con animo sedentario. hagamos su brevisima
    enumeración:

    El desarrollo
    "curvo" y clandestino, pero real, de lo que muchos llaman "la
    tercera guerra
    mundial".
    Mientras una buena porción del mundo se discipline
    detrás de una ideología totalitaria y expansiva como el
    comunismo ya
    caduco o el disfraz de falsas democracias o estas en proceso de
    materialización, resulta difícil imaginar que 3
    expresiones mayores de la violencia contemporánea

    La competencia
    nuclear en el "primer circulo";
    El abuso sistemático del poder totalitario sobre sus "
    súbditos" en el segundo circulo y la infiltración,
    propaganda y
    agitación revolucionaria del extremismo o de
    ideologías de guerra santa contra los países de
    occidente en el tercer circulo.

    No habrán de desaparecer de la noche a la
    mañana.
    El predominio del nihilismo en la concepción del mundo y
    de la vida de nuestras sociedades.
    Entendemos por "nihilismo", aquí, la convicción de
    que el hombre es
    una isla rodeada de nada. O, como escribió Jean
    Paúl Sartre, que la
    vida humana "es una chispa entre dos nadas". al arrebatar a la
    vida del hombre
    toda

    Trascendiendo todo sentido ulterior, el nihilismo la
    prepara para una de las mayores paradojas de nuestro siglo.
    De un lado, el apego extremo y hasta ridículo a la
    prolongación de la vida por parte de los que aman a
    alguien -pudiendo ser ese "alguien" ellos mismos. Se ven
    así los casos de personas que sobreviven artificialmente
    conectadas a aparatos que sirven apenas para asegurar latidos o
    impulsos que se toman por síntomas de vida, o incluso los
    casos de personas que, en trance de morir, se hibernan y congelan
    a la espera de un remedio salvador de aquí a una, dos o
    diez décadas.

    Del otro lado, si la vida es un absurdo entre dos nadas,
    aquellos que odian a alguien, o son indiferentes a su
    subsistencia, no vacilan en sacrificarlo a cambio de
    bienes
    más concretos – la codicia, el fanatismo o la
    pasión.
    "Si quieres la paz" -ha dicho Paulo -vi- "defiende la
    vida".

    ¿Pero para que defender la vida si no hay otra
    cosa que la vida?
    Solo abandonando el nihilismo, solo retomando la misteriosa frase
    de pascal,
    según la cual "el hombre supera infinitamente al hombre",
    podría volverse a respetar la dignidad del ser humano, su
    derecho supremo a vivir con plenitud y morir con serenidad.
    La creación de condiciones de vida que inducen a actitudes
    violentas en las grandes urbes contemporáneas.
    Esto ha sido probado sobre abundantemente en el informe de Alain
    Peyrefitte y su comisión, que citábamos mas
    arriba.
    El hombre ha nacido para desarrollarse en un ámbito que no
    es el de las grandes ciudades contemporáneas. Necesita
    espacio donde expandirse, naturaleza con la
    cual rodearse, tiempo para meditar o no hacer nada, a otros
    hombres pero no a la multitud sin rostro al lado.

    Condiciones todas estas cuya ausencia,
    acompañando desde el Angulo social al vació
    espiritual que trajo el nihilismo, preparan a las nuevas
    generaciones, a esas que nacen y crecen en los vastos, crecientes
    e indiferenciados ghettos urbanos, para una acumulación de
    tensiones que en mas de un caso estallan al menor motivo y fuera
    de todo control.

    Estas tres razones fundamentales militan en apoyo del
    segmento pesimista de nuestro "pesioptimismo". Pero en tanto no
    veamos como, mientras ella rija, y se librara el hombre
    contemporáneo de la violencia y de sus círculos
    dantescos, es posible en cambio
    imaginar que los secuestros, como una de las expresiones
    más agudas de la violencia, podrían estar
    atravesando ahora un cenit después del cual habrán
    de conocer su inevitable ocaso.

    Por que decimos esto?
    Porque así como él desafió que presenta la
    violencia en general en nuestro siglo esta en un nivel
    histórico, filosófico y sociológico, hasta
    el cual es difícil llegar según planes y
    cronogramas concretos, el éxito
    del secuestro se apoya en razones "técnicas".
    Otras razones "técnicas"
    pueden, entonces, contrarrestarlo. En el plano técnico,
    cada veneno encuentra su antídoto.
    Cuando se armo con fusiles, la infantería detuvo a la
    caballería armada con espadas.
    Pero a las cargas de infantería, las detuvieron, en el 14,
    ametralladora y trinchera. A estas las supero el tanque en el 39.
    y así sucesivamente. El secuestro es el arma mas reciente
    de la delincuencia en una lucha que no termina.
    Es posible confiar, entonces, en que pronto surgirá el
    antídoto contra ella, y esto induce al optimismo aun
    cuando sigamos siendo pesimistas en el plano más amplio de
    la violencia.
    En tanto nuestra sociedad siga fascinada por la violencia como el
    pájaro por la serpiente o la liebre por los focos, al
    ocaso del
    secuestro seguirán nuevas manifestaciones delictivas en
    una carrera "técnica" sin fin.
    De ahí nuestro "pesioptimismo". No moriremos de secuestro.
    Tampoco sanaremos después de él.

    4. Dos Clases De
    Secuestro
    .

    Pero antes de explorar las respuestas que se hallan
    técnicamente al alcance de las fuerzas de seguridad de todo
    el mundo, habría que detenerse un tiempo en el análisis del secuestro como tal. Lo cual
    supone indicar sus variaciones.
    Dos clases de secuestro llaman la atención en nuestro
    tiempo. Podríamos llamarlas, respectivamente, secuestro
    "colectivo" e "individual".
    El secuestro colectivo ocurre cuando se toma por rehén a
    un "recipiente" que contiene una cantidad apreciable de seres
    humanos. El caso mas difundido es el secuestro de aviones. Pero,
    como vimos en Holanda con los moluqueños, también
    es posible secuestrar escuelas o trenes o embajadas como el caso
    de la embajada de Japón
    en Perú.

    "Estos son secuestros colectivos".
    Por otra parte, porque si bien su victima aparente es el
    avión o el tren, sus victimas reales son personas. La
    capacidad de presión
    sobre los gobiernos no deriva de la perdida posible de
    algún instrumento técnico como el avión o el
    tren. Estos son fácilmente reemplazables y su perdida, por
    lo tanto, irrelevante. La amenaza, la capacidad de
    presión, reside en torno de las
    vidas humanas irremplazables que contiene el
    avión.

    Los secuestros individuales corresponden a la toma de un
    solo rehén que es escondido en alguna "cárcel del
    pueblo" o " en una casa de seguridad" o en
    la caja de un trailer, para ser canjeado por aquello que los
    secuestradores exigen a sus familiares, gobernantes o
    empresas.

    Estos dos tipos de secuestros son de naturaleza
    diferente.
    Los secuestros colectivos son, diríamos, más
    espectaculares y dan lugar a peticiones mas osadas. Pero, desde
    el momento que ponen en jaque a los gobiernos -puesto que exceden
    de inmediato el marco de lo privado o particular- también
    se exponen a respuestas mas firmes y contundentes. El éxito
    alemán de Mogadiscio ante el secuestro del avión de
    la Lufthansa, junto con el fracaso simultaneo en la empresa de
    salvar la vida al industrial Hans Schleyer, ilustran el contraste
    entre los 2 tipos de secuestros.
    Tomar el control ilegal de
    grandes "recipientes" de seres humanos es un acto de gran
    envergadura, de inmediato conocido y evidente, que permite a las
    fuerzas de seguridad desarrollar sofisticadas medidas de
    prevención y de represión.

    Los gobiernos, por otra parte, pueden actuar con la
    firmeza que resulta de su adhesión a principios generales
    como la seguridad nacional y de su relativa indiferencia a la
    suerte de un puñado de victimas.
    El secuestro individual, en cambio, si bien es menos espectacular
    y aspira en general a una retribución política o
    económica de menor alcance es más difícil de
    contrarrestar o reprimir porque golpea a nuestra sociedad en su
    punto mas blando: el amor de los
    padres a los hijos o de los esposos; la desesperación de
    aquellos a quienes les importa, mas que nada, la suerte de las
    victimas.

    La suma de miles y miles de "secuestros- hormiga"
    resulta al fin más perniciosa y peligrosa que el grande y
    esporádico escenario del secuestro aéreo. Lo que
    pone al borde del caos a la mas de una de nuestras sociedades, no
    es que algún avión, alguna vez, sea puesto en
    emergencia.
    Lo que las sacude hasta sus cimientos es que todos los
    días alguna familia zozobre,
    muchas veces en silencio y clandestinamente, deslizándose
    hacia la no querida complicidad con el mundo de la
    subversión y la delincuencia porque ha sido tocada en su
    cuerda más sensible.

    Partes: 1, 2

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