Monografias.com > Política
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Etica y política – ¿Una relación imposible?



    Indice
    1.
    Introducción.

    2. La ética
    3. La
    política.

    4. Bibliografía
    esencial
    .

    1. Introducción.

    No hay duda de que estamos ante una época que nos
    muestra una
    gran urgencia: la urgencia de hacer vida la llamada ethica utens.
    Es cierto que toda cultura gira
    en torno a cuatro
    ejes infaltables: ciencia,
    bellas artes, religión y normas morales;
    pero también es cierto que la nuestra parece no tener esto
    demasiado claro. Eso de girar en torno al valor positivo
    de lo bueno y de evitar su contravalor, o sea, lo malo, no es el
    fuerte de esta realidad que nos ha tocado vivir.
    Sin embargo, y a pesar de las "muertes" de Dios o del hombre
    proclamadas por Nietzsche o
    Faucault respectivamente, el ser humano sigue ansiado de Dios y
    aspira a que algún día se respete al hombre…
    igualmente con la ética.
    Talvés por esto es la resurrección de las llamadas
    éticas aplicadas –hasta en política!- y una
    búsqueda amplia de reintroducir a la persona humana en
    un modo de proceder más racional, más capaz de que
    los valores
    verdaderos siempre animen los fines que se procuran
    alcanzar.

    2. La
    ética
    .

    Definir términos de una larga historia siempre es
    difícil, sobre todo, si se trata de conceptos que han sido
    enriquecidos a lo largo de los siglos por matices y elementos
    diversos. Sin embargo, para efectos de entendernos vamos a hacer
    el esfuerzo.

    Algunas teorías
    éticas.
    La ética o
    filosofía moral nos
    aclara qué es y por qué se ha de proceder de manera
    moralmente aceptable. El camino para explicar racionalmente esto
    es la teoría
    ética. Aquí nos acercamos a algunas de esas
    vías muy vigentes hoy.

    Tradición aristotélica.
    El ser humano tiende a la felicidad y ese es su fin inevitable.
    Más para llegar a esa meta, el hombre ha
    de cavilar y, prudentemente, llegar a la mejor opción.
    Según esta manera de ver las cosas, el hombre es
    prudente cuando al elegir mira la totalidad del panorama y
    procede luego de sopesar todo. Siempre, además,
    buscará fines buenos y dominará dos artes: aplica
    los principios
    correctamente a situaciones particulares y sabe qué es lo
    que se debe satisfacer y qué no.
    Para ser prudente el ser humano opta por los términos
    medios, valora
    la experiencia, se instruye y sabe prever elementos de cara al
    futuro.

    Tradición hedonista.
    Partiendo de la tradición epicureísta
    individualista, se llega a la expresión social del
    hedonismo, esto es, el utilitarismo inglés
    El utilitarismo considera que los seres humanos estamos dotados
    de unos sentimientos sociales, cuya satisfacción es fuente
    de placer. Anota: simpatía y moralidad.
    Se sigue una especie de cálculo
    egoísta de cara a los placeres posibles, que pueden ser
    superiores o inferiores. Hoy día esta posición la
    reflejan los promotores del Estado de
    bienestar y los neoliberales contemporáneos.

    Tradición kantiana.
    Una norma es imperativa solo cuando puede ser universalizable,
    mira al ser humano como fin en sí mismo y es aplicable
    para todo ser humano. Mira a la persona como una
    realidad autónoma y la valora infinitamente, no tienen
    precio alguno
    y su dignidad merece todo respeto.

    Tradición dialógica.
    Desde Sócrates y
    Buber, llegamos a la ética discursiva de algunos miembros
    de la escuela de
    Frankfurt como K. Apel y J. Habermas, que ponen en diálogo a
    la ética kantiana.
    La ética discursiva opta por el diálogo
    con los afectados por las normas, solo
    así será universalizable y afecta a todos los que
    intervienen en el discurso. Ese
    diálogo será lo más cercano que se pueda a
    la simetría.

    Un definición.
    Desde la idea del ethos griego que hace referencia a la morada
    del hombre, se va pasando –en función de
    la definición que buscamos- a una idea más dinámica e interna: se trata de ese forjar
    el carácter a
    partir de hechos humanos (conscientes, responsables y libres) que
    deben dirigirse en una dirección fundamental: hacer el bien,
    proceder virtuosamente.
    Marlasca, al definir la ética dice: " es un saber
    normativo de la rectitud de los actos humanos según
    principios
    racionales". Evita hablar de "ciencia",
    insiste en lo normativo (pues de lo contrario la ética se
    destruye a sí misma) y en su condición racional.
    Para Aragó es un saber que indaga al bondad-malicia de los
    actos humanos. A. Cortina mira en la ética una
    filosofía moral que debe
    ser capaz de aclarar lo moral mismo, fundamentar –dar
    razones- y además, aplicar en los diferentes
    ámbitos.

    Es posible una ética de mínimos hoy
    día.
    De entrada parece que sí y con un ambiente muy
    bueno.
    H. Küng anota que "en nuestros días, podemos hablar
    ya de una amplia coincidencia: sin un consenso básico
    minimal sobre determinados valores,
    normas y actitudes,
    resulta imposible una convivencia humana digna". En esta
    línea suenan fuertemente la ideas de J. Rawls en Harvard y
    B. Musschenga en Ámsterdam.
    Sin embargo y en nuestro contexto es muy conocida y seguida la
    posición de la española Adela Cortina de la
    Universidad de
    Valencia y de la Fundación Etnor. Llama "ética de
    mínimos" a un punto de intersección de las
    diferentes cosmovisiones existentes ya sean de corte
    filosófico o religioso. Se refiere a cuestiones de
    justicia que
    son exigibles a todos los ciudadanos, sabiendo que los
    mínimos se alimentan de los máximos y que los
    máximos se purifican desde los mínimos. Agrega A.
    Cortina: "según un buen número de voces, cuya
    opinión comparto plenamente, la fórmula
    mágica del pluralismo consistiría en compartir unos
    mínimos morales de justicia,
    aunque discrepemos en los máximos de
    felicidad".

    Hacia una ética de ciudadanos. Contenidos.
    La persona está llamada, en cuanto zoón
    politikón, a vivir en el contexto de una comunidad
    cívica, heredera de la polis y de la civitas. Allí
    aprende una ética mínima, favorece la justicia (la
    felicidad la buscará por vía de máximos) y
    hace posible la convivencia. Valores como
    la libertad, la
    igualdad o la
    solidaridad hacen
    posible la tolerancia de
    frente a las discrepancias. Se trata de una ética laica
    que puede ser asumida por creyentes y no creyentes que eviten los
    fundamentalismos religiosos o laicistas.
    Esta ética cívica o mínima ayuda al
    ciudadano bien educado a favorecer el bien común y a
    participar activamente.
    Esta ética de ciudadanos exige formación en ciertos
    valores y en la defensa y promoción de los derechos
    humanos.

    Son valores irrenunciables y esenciales:

    1. Libertad: en cuanto posibilidad de participar, tener
      un espacio para la dimensión privada y para una
      autonomía que no es hacer lo que viene en
      gana.
    2. Igualdad: ante la ley y las
      posibilidades de frente a una época que revive los
      racismos y la aporofobia.
    3. Respeto activo: esto es, una tolerancia que
      exige respeto.
    4. Solidaridad: reñida con toda forma de
      individualismo enfermizo y que favorece formas de servicio tan
      en alza como el voluntariado.
    5. Diálogo real y simétrico.

    Con respecto a los derechos humanos,
    después de una larga prehistoria
    llegamos a la declaración de 1948 que coopera en la
    universalización y profundización de los derechos de las personas en
    cuanto ideal a promover por todos.

    En el desarrollo de
    los derechos humanos
    se distinguen tres etapas:

    1. Primera generación: los derechos de la
      libertad,
      con origen de la tradición liberal;
    2. Segunda generación: los derechos de la
      igualdad, a
      partir de la tradición socialista.
    3. Tercera generación: los derechos de la
      solidaridad,
      originados en el peso de los reclamos del mundo
      pobre.

    Son derechos que poseen cuatro características fundamentales: universales,
    indivisibles, personales y siempre mejorables.

    No podemos dejar de lado la importancia de las llamadas
    virtudes ciudadanas, a saber:

    1. El sentido patrio: una conciencia
      común que fortalece el espíritu
      democrático y anima la lucha por el propio suelo sin caer
      en torpes nacionalismos.
    2. Honradez y transparencia: que lleva a enfrentar toda
      corrupción.
    3. Austeridad y frugalidad: conduce a la búsqueda
      de los necesario, a moderarse y a dejar de lado el imperio de
      los bienes
      llamados secundarios, a saber: prestigio, riqueza, éxito, etc.
    4. Conciencia bien formada.

    De esta manera, se asegurará un ciudadano que,
    manejando un mínimo irrenunciable, contribuirá a
    hacer crecer y progresar en armonía la polis.

    3. La
    política.

    Abordamos el tema en un momento en el que la
    mayoría de las personas asocian "política" con
    engaño, mentira, cinismo, etc. Una realidad necesaria en
    el vivir común está, pues, sumida en una crisis harto
    trágica. Miremos lo que realmente es.

    Concepto.
    Es importante que se distinga entre lo específico de la
    política, esto es, atender los confines precisos del
    estado dentro
    de la vida social, y el medio que se usa, esto es, el poder.
    Ahora, el poder consiste
    en el monopolio de
    la fuerza y si,
    cuando el poder lo conserva alguien, ese alguien será un
    grupo social
    concreto.
    Luego, los fines de la política serán los de ese
    grupo social
    que posee el poder. No son, pues, fines establecidos para siempre
    pues los actores sociales tienden a cambiar.
    En otro momento se ha llegado a ver la política como un
    reflejo de la relación amigo-enemigo. Freund dice que
    "mientras haya política, ésta dividirá a la
    colectividad en amigos y enemigos".
    Y con respecto a la moral?
    Aunque es un tema que adelante se asumirá, hay quienes
    piensan que lo político (maquiavélico) y lo moral
    (virtuoso) son órdenes diferentes. Lo primero tiende a lo
    hábil y sagaz para alcanzar ciertos fines y lo segundo a
    la bondad. Luego se verá si esta distinción
    funciona.

    Idea en crisis?
    La "economización" de todo ha hecho que la utilidad a corto
    plazo y la necesidad económica, hayan reemplazado las
    exigencias de la verdad y de la ética. Así cunde el
    cinismo y la confusión entre verdad-mentira. No es
    fácil determinar qué es cierto y qué no,
    qué es sano y qué es corrupto. Y la mayoría
    de los políticos permanecen inmersos en esa maraña
    sin saber exactamente qué hacer ni hasta dónde
    plegarse o no.
    La prioridad gira en torno a la competencia y a
    la productividad,
    ni siquiera el sufrimiento humano es importante y el juego se
    plantea entre el miedo de algunos al cambio y la
    angustia por sobrevivir de muchos.
    Política, Estado y Gobierno son
    realidades cada día más inoperantes –y a su
    servicio- ante
    el imperio del mercado. Algunos
    hablan de un "despolitización generalizada" y de una
    sumisión total a la economía que
    –de suyo y por insensible de frente a sus índices-
    es bastante cruel y que obstaculiza la vía hacia valores
    compartidos humanizantes de cara a la función y
    al uso del poder.

    Salidas?
    Parece que sí. Se trata de una apertura de la
    política a facilitar el camino a un horizonte diferente y
    emancipado del yugo económico. Es un "refundar la
    política" y dar vida a lo emergente, sobre todo, a la
    nueva fuerza de la
    sociedad
    civil. Desde allí animar una ética global de
    mínimos que, animada por lo que queda del Estado, haga
    posible un resurgir del ciudadano que exige seguridad y unos
    valores esenciales que le permitan saber a qué atenerse en
    su vida diaria. Un ciudadano que, participando, provoque un
    renacer de las virtudes cívicas y exija a los gobernantes
    ir más allá de la dictadura del
    mercado y del
    pretendido "pensamiento
    único", a pesar de la dimensión planetaria de la
    vida presente.

    Breve conclusión. ¿Es posible una
    conexión entre política y ética?
    No hay dos órdenes de moralidad como pretende el
    artículo de Bobbio arriba anotado. No se puede disociar a
    la manera de N. Maquiavelo lo
    político de lo moral. En la historia las
    enseñanzas de esta separación han sido crueles y
    aún no del todo aprendidas.
    Hoy día, sin embargo, el problema es mayor, pues no se
    trata sólo de aceptar esta doble moral que distingue entre
    sagacidad y bondad. El mal más grave que golpea a la
    política es el haber aceptado como propios y como estilo
    de acción los postulados del capitalismo
    salvaje, inhumano y cada día con más capacidad para
    hacer abstracción de la persona que está
    detrás de las cifras que maneja. Es más, la
    política ha acabado sirviendo a esta manera de ver las
    cosas y hasta ha colaborado abiertamente en la
    desintegración del Estado, en total obediencia a los
    postulados neoliberales imperantes.
    La propuesta que arriba hemos llamado "ética de
    mínimos" con A. Cortina o "proyecto de
    ética mundial" con H. Küng, nos parece la
    única salida para volver a una realidad en la que el ser
    humano vuelva a ser considerado fin y no medio y en la que
    libertad y justicia, igualdad y pluralismo, fraternidad y
    hermandad solidaria, coexistencia y paz, productividad y
    ecología,
    tolerancia y respeto, sean realidades que resulten lo
    común y no la excepción.
    Una política que desde una "refundación" promueva
    esto es una urgencia. Libre de lo que hoy le ata y de
    desacredita, capaz de ir más allá de toda
    hipocresía servil, la política tendrá que
    levantarse para elevar la temperatura
    ética del mundo de hoy.

    4. Bibliografía
    esencial.

    AAVV.,
    Etica: la vida moral y la reflexión ética,
    Santillana, Madrid, 1996.
    ARAGÓ, J.,
    Etica y Valores, Universidad R.
    Landívar,
    Guatemala,
    1999.
    BOBBIO, N., (coord.)
    Diccionario de
    política, Siglo XXI,
    Madrid, 1995.
    CORTINA, A.,
    Hasta un pueblo de demonios, Taurus,
    Madrid, 1998.
    Etica aplicada y democracia
    radical,
    Tecnos, Madrid, 1997.
    Los ciudadanos como protagonistas,
    Círculo de lectores, Barcelona,
    1999.
    GOMEZ, R.,
    Etica
    empresarial, Rialp, Madrid, 1996.
    HANLON, G.,
    El libro de la
    ética, CEP, Lima, 1998.
    KUNG, H.,
    Proyecto de
    una ética mundial, Trotta,
    Madrid, 1998.
    MARLASCA, A.,
    Introducción a la ética, EUNED,
    San
    José, 1999.

     

     

    Autor:

    MSc.Mauricio Víquez L.

    Costa
    Rica.

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter