La crisis, la
eterna crisis capitalista. Hace ya más de un siglo que
Marx
dejó claramente asentado que la causa de las bancarrotas
capitalistas es la sobreproducción de las
mercancías, dada la necesidad del productor de amasar una
gran ganancia vendiendo cientos, miles y hasta millones de
artículos, debido a que, individualmente, cada producto
reporta una ínfima ganancia pues la plusvalía
generada es mucho menor cada vez. Esto, por la tendencia del
capitalista de aumentar considerablemente el capital
constante en relación al capital
variable, o sea, la llamada composición orgánica
del capital (la razón establecida entre el capital
constante, con respecto al variable), es mayor con el tiempo (por
ejemplo, si tenemos una composición orgánica de
100,000:1, significará que por cada dólar invertido
en mano de obra, se invierten 100,000 dólares en
instrumentos de trabajo). Por tanto, como el capital variable es
el único que produce plusvalía y en vista de que su
participación en el proceso de
trabajo es cada día menor, la obtención de la
ganancia es más difícil con el tiempo,
además de que la llamada tasa de ganancia tiende a
disminuir. Hoy en día, la mayor parte de los procesos
industriales ubican la ganancia en alrededor de un 10%, cuando
mucho, del capital invertido. Esa es la razón por la que
se deben vender millones de mercancías día con
día, para que la pequeña ganancia individual por
unidad sea compensada con la ganancia en volumen, o en
términos marxistas, la masa de ganancia.
Hasta aquí no habría ningún
inconveniente, pues, por ejemplo, los miles de autos que
produce la Ford a diario, simplemente, tendrían que
venderse y ¡asunto arreglado!, la Ford se llevaría a
casa los miles de dólares de ganancia que le
reportarían las ventas de esos
autos. Pero
las cosas no suceden siempre así o, por lo menos, no en
tiempos de crisis. Lo que sucede es que las expectativas de
ventas de la
Ford no corresponden a los posibles compradores, pues la
sobreproducción provoca que se fabrique muchísimo
más de lo que la sociedad en su
conjunto demanda,
así que, entonces, si se fabrican 10,000 autos diarios,
puede ser que sólo existan 8,000 compradores, y luego
7,000, 6,000 y así, sucesivamente, hasta que el consumo sea
casi marginal, en tanto que la Ford sigue produciendo 10,000
autos por día. ¿Qué sucede? Pues justamente
como lo señalaba Marx: viene una
crisis de sobreproducción, debido a la cual, la Ford
tendrá forzosamente que disminuir su capacidad productiva,
además de que buscará formas de disminuir el
precio de sus
autos para que puedan seguirse vendiendo. Lo primero lo realiza a
costa de despedir a personal y
sobreexplotando al que queda, es decir, en términos
administrativos, lo optimiza, al igual que sus recursos, y esto
se busca que contribuya, además, a lo segundo, o sea, a la
disminución en el precio. Aunque
en lo tocante a éste, lo que más ha dado resultado
es establecer una parte del proceso o todo
en una zona salarial más baja, lo cual comenzó a
realizarse a principios de los
60’s en forma más generalizada, mediante la
creación de las maquiladoras: Latinoamérica, Asia,
África, principalmente, han servido, desde entonces, como
sitios en los cuales, en general, se ensamblan productos,
autos, por ejemplo, es decir, se encargan de los procesos que
los sistemas de banda
o fordistas han simplificado a tal grado que cualquier persona, incluso
sin experiencia, con tal de que sepa leer las instrucciones de
una máquina, puede operar, con lo que las empresas matrices
obtienen un considerable ahorro en
salarios, porque
no es lo mismo que la Ford pague en EU, por ensamblar sus autos,
un promedio de 80 dólares diarios, que haciéndolo
en México, en
donde en promedio pagará entre 3 y 5 dólares por
día, lo cual, haciendo cálculos, puede aumentar en
uno o dos puntos porcentuales su tasa de ganancia.
Esto de las zonas salariales más bajas
contribuyó a la creación de los llamados nuevos
países industrializados, así como del mito de que
era posible que dichos países se desarrollaran y
alcanzaran, inclusive, niveles de crecimiento y riqueza
equivalentes a los de los desarrollados. Nada más alejado
de la realidad. Caso concreto,
México, en
donde la crisis es prácticamente una constante, alternando
con brevísimos periodos de supuesto crecimiento, que no lo
son tal, sino más bien debidos a la infusión de
inversiones
extranjeras, la mayor parte de ellas en los procesos
especulativos, y a que, supuestamente, aumentan nuestras exportaciones, lo
cual no es así, sino que disminuyen nuestras importaciones,
porque no podemos comprar mucho del exterior y
prácticamente vendemos lo mismo, pero a la hora de hacer
balances, aparece que estamos vendiendo más. Esto es
paradójico en el sentido de que para que estemos
bien económicamente no debemos comprar mucho, pero
surge entonces el problema, de acuerdo con los economistas
oficiales (de EU, sobre todo), de que para crecer
necesitamos del exterior, aumentar nuestras importaciones y
con ello de nuevo comienzan los problemas pues
compramos tanto que a la hora del balance, tenemos
déficits y es cuando otra vez enfilamos directamente a la
crisis. Obviamente, eso obedece a lo que mencioné en
relación a los nuevos países industrializados, que
para industrializarse requieren de la infraestructura
industrial de los países desarrollados; por ejemplo, para
hacer unas pinzas que digan Hecho en México, el
supuesto fabricante tendrá que valerse de hornos de
fundición, de máquinas
de moldeado, troquelado, etc., que provendrán de EU,
Inglaterra,
Francia,
Japón,
Italia,
Canadá, Alemania… en
fin, de los países realmente industrializados,
así que aunque las pinzas se consideran fabricadas
aquí, en realidad solamente serán maquiladas
aquí. Y claro, si las pinzas se exportan se
dirá que eso es bueno porque se generan divisas. Sin
embargo, tan desventajosa es esta situación, la de
nuestra industria, tan
altamente dependiente del exterior, que, en general, por un
dólar de productos
industriales exportados, se deben importar tres dólares de
bienes de
producción, o sea, de máquinas
del extranjero. Esto quiere decir que nuestra infraestructura
industrial es sumamente deficiente y deficitaria, así que
no atrae absolutamente ningún beneficio para el
país en términos económicos, y ya no
digamos, en términos tecnológicos. El sentido
común recomendaría cambiar totalmente el esquema de
crecimiento, realizando, por ejemplo, aquellas actividades que
verdaderamente estén dentro de nuestra capacidad y nos
convengan, tal es el caso de las agroindustrias, las
artesanías, las acuaindustrias… no tiene caso ensamblar
BMW’s si en lugar de ganar divisas, por un lado, vamos a
perderlas y, por otro, si con ello sólo un ínfimo
porcentaje de la población (la más rica, por
supuesto, aquélla que está entre los 100
millonarios del país, cuyas empresas valen el
55% del PIB –La
Jornada, 27 de abril de 1998), se beneficia. Pero, claro, que
debe haber un beneficiario con toda esta "política
económica". En primer lugar, el capitalismo en
su conjunto, pues eso significa consumo de
mercancías. En segundo lugar, al inducir el mito de la
industrialización en los países
subdesarrollados, los desarrollados, les podrán vender las
máquinas para fabricar las pinzas y
engañarlos con que sólo así podrán
desarrollarse, además de prestarles capitales
excedentes que solamente de esta forma pueden colocarse de nuevo
en el circuito de la producción, para que generen ganancias, es
decir que se puedan valorar, pasando a convertirse en capitales
parásitos o como se les conoce en la jerga
económica, capitales financieros. Así que
cuando México no compra a EU, aunque salga bien en sus
balances -o sea, que tenga superávit-, "no
estará creciendo". Por tanto, tiene que empezar a
comprarle mucho a esa nación
para que así crezca, produzca mucho, aunque a la
hora de los balances salga mal -o sea, tenga tremendos
déficits. Como se ve, la situación es, a
todas luces, perjudicial para México y benéfica
para EU. Este problema es el que existe en el resto de los
países llamados en vías de desarrollo
(developping countries, o economías emergentes,
como tan amablemente las llama el FMI), por lo que
no es posible hablar de los milagros económicos.
Primero Latinoamérica, después África
y recientemente (1997) Asia, las
políticas de crecimiento
sostenido han mostrado su rotundo fracaso. El caso de los
famosos Tigres Asiáticos -Corea, Malasia,
Tailandia, Indonesia, Singapur, Taiwan, Hong Kong, Japón-,
evidencia el desplome total de un modelo de
supuesto desarrollo.
Dichos países, especialmente Corea, Malasia, Tailandia e
Indonesia, fueron empleados, primeramente, como maquiladores
masivos. Luego, en cuanto el gobierno, en
conjunción con las élites locales, estuvo en
condiciones de desarrollar industrias nacionales
-favorecidas éstas por situaciones coyunturales, tales
como la relativa recuperación del consumo
mundial y relativa afluencia de los 80’s y principios de los
90’s, de las que México también fue
partícipe, sobretodo de los EU, país que gracias a
esa estrategia de
inducción industrial, ha acumulado y acumula hoy
día el mayor capital del mundo, y al que, en
consecuencia, se le ve como uno de los mayores consumidores
potenciales-, se presentó la condición descrita
para México. Y así, tanto maquilando para las
transnacionales, como fabricando (como
señalé, con máquinas extranjeras) millones
de productos que por su bajo precio se convirtieron en baratijas,
se inundó el mundo con ellos, se creó una
sobreproducción que superó al consumo, a pesar de
ser tan baratos, generándose la crisis. Los tales
tigres, entonces, disminuyen sus producciones o las
suspenden y de ahí vienen las escaladas de problemas,
siendo el principal el de que, como nunca trabajaron con
capitales propios, sino prestados y muchos de los equipos eran
incluso a crédito, les están quedando mal a
los fabricantes que les fiaron las máquinas y a los
banqueros de los países desarrollados que les prestaron
el dinero
(Japón, por ejemplo) con el que supuestamente iban a
desarrollarse y como ahora la economía está
tan globalizada, o sea, la ganancia de las corporaciones y
los bancos
multinacionales y la riqueza de los países matrices
depende muchísimo de sus negocios en el
resto del mundo, se provoca un tremendo desajuste financiero y
económico, que, de acuerdo con mis conjeturas, está
a punto de provocar una crisis capitalista mucho mayor a todas
las anteriores y que, a la larga, pudiera significar el principio
del fin del sistema
capitalista, por propio peso, es decir, no mediante
factores sociales de rechazo consciente, sino como producto de la
catarsis a la que dicha crisis conducirá.
Apoyaré mi tesis con los
datos
siguientes, extraídos de la revista TIME,
y otras publicaciones, de distintas fechas.
En cuanto a los ex-tigres, estos son algunos de
los problemas que enfrentan debido a la crisis:
INDONESIA. Existe el descontento generalizado entre la
población, desempleo
creciente y una tremenda agudización de la pobreza. Los
bancos tienen
problemas de liquidez. Los costos para
reestructurar la decadente economía serán
enormes. El llamado "capitalismo de
la realeza" -porque en este caso se dice que Suharto y su
familia
controlaban casi todos los sectores económicos- es
endémico. Aquí veríamos un buen ejemplo de
cómo la ingenuidad, aunada a la corrupción
local, pretenden crear economías que crezcan y se
desarrollen permanentemente, algo como lo que en su tiempo
intentó hacer Porfirio Díaz. La ayuda, que
no podría prestarla otro más que el FMI, es de
$43,000 millones de dólares, pero dicha ayuda en
realidad está destinada a pagarle a los banqueros y a las
corporaciones que le prestaron a Indonesia; podría decirse
que el FMI es un fondo de capital constituido principalmente por
los países más ricos para ayudarse en
tiempos de contingencia, sobre todo a los que les va mal. El
panorama es negro, pues lo peor está aún por venir
para Indonesia, con la inflación saltando a un 100%, menor
valor de la
rupia y una profunda recesión que podría agrandar
los problemas
sociales.
MALASIA. Tasas de
interés elevadas, lo que ocasiona fallas en las
industrias; las
exportaciones
están desplomándose y la demanda
interna es pequeña. Escasean los fondos para revitalizar
el agonizante sistema bancario
y el sector corporativo. Se observa aquí lo que se
indicó: la falta de capitales propios ahonda la crisis. En
este país, el FMI no ha organizado un fondo de ayuda,
seguramente porque no quiere someterse a sus draconianas reglas,
ni quiere reestructurar su economía (como recientemente
expresó su primer ministro). Hay una tendencia a rescatar
industrias
deficientes y a adoptar una política
monetaria aún más holgada. La economía
se contraerá más en 1998.
TAILANDIA. No cuenta con un plan firme para
reestructurar su deuda. Las instituciones
financieras tienen poco capital, aunque se han llevado a cabo
algunas reformas (reformas que, por supuesto, deben favorecer al
capital extranjero y no al país). Se vislumbra una fuerte
recesión económica. Como aquí sí
están haciendo reformas, el FMI les prestará
$17,200 millones de dólares. La economía no
podrá recuperarse sino hasta el año que entra, por
lo menos, lo que generará tensiones políticas;
el baht (la moneda nacional) estará sometido a fuertes
presiones.
COREA DEL SUR. Los problemas en el sector bancario se
agravan. Existe el peligro de colapsos corporativos,
además de que el gobierno dio
marcha atrás en sus promesas de reformas debido a
problemas económicos y políticos. Aquí vemos
como los gobiernos, con tal de mantenerse en el poder, a veces
se atreven a desafiar las reglas impuestas por los amos. El FMI
está dando una ayuda por $57,000 millones de
dólares. A pesar de cumplir con las draconianas medidas,
no puede decirse si lo peor ya pasó. La economía
podría contraerse hasta en un 5% en este año, lo
cual significaría que ni compraría tanto, ni
pediría mucho prestado y ni pagaría sus deudas
(malo para los países ricos).
HONG KONG. Las tasas de interés se
han elevado para defender la moneda (claro, porque al ofrecer
intereses bancarios más elevados, se pretende desalentar a
los inversionistas a que saquen su dinero del
país y se provoque la fuga de divisas). El mercado de
bienes
raíces se está debilitando (por supuesto, puesto
que en la crisis, lo que menos interesa es comprar casas o
edificios). Los bancos se enfrentarán con más
problemas en el futuro. El FMI no está ayudando en este
caso. Este país enfrentará serios retos si quiere
mantener su divisa a la misma paridad que con el dólar
(pues si se devaluara, los capitales golondrinos se
irían del país). La economía crecerá
cuando mucho 2%, además de que un mercado de bienes
raíces débil, pone en peligro el mercado
accionario.
SINGAPUR. Las exportaciones están disminuyendo,
además de que la sobredependencia en las manufacturas ha
dañado la economía. El problema con el llamado
riesgo del
crédito
hará que las tasas de
interés se eleven aún más. El FMI
tampoco le presta. Prácticamente no habrá
crecimiento este año (o sea, no habrá negocios, ni
ganancia). La divisa y el mercado accionario bajarán
(porque si las empresas no venden, no pueden pagar las ganancias
prometidas por sus acciones, como
expliqué arriba. Los precios de las
propiedades continuarán bajando (claro, pues no hay
demanda y sí una sobreoferta).
JAPÓN. Como se ve, hasta la que hace poco se
consideraba como una de las economías más fuertes,
robustas y milagrosas del mundo, capaz de desafiar las leyes marxistas
del capitalismo, se encuentra en crisis, y estas son algunas de
sus manifestaciones: demanda interna débil, así
como exportaciones en descenso. Por ejemplo, en mayo los pedidos
externos de máquinas-herramienta, tan necesarias para los
procesos de fabricación, sobre todo de los países
sin tecnología, fueron 16% menores que para
hace dos años, en tanto que para el consumo interno
japonés disminuyó en 30% la demanda de dichas
máquinas-herramienta. La producción de autos
disminuyó en 20%. Y estas disminuciones son graves, pues
si consideramos que la ganancia industrial es de cuando mucho un
10%, si 20% de la producción no se vende, se tendrá
una pérdida de 10%, descapitalizándose de esa
manera las industrias y si esa tendencia no se revierte, es
decir, si no aumenta el consumo, muchas, las más
débiles, quebrarán. Para alentar el consumo se
busca deflacionar los precios, o
sea, disminuirlos, aunque se sacrifique parte o toda la ganancia
e incluso que ni siquiera se recuperen los costos; esta es
una medida desesperada del capitalismo para alentar la demanda.
Los bancos, estos sí con capitales propios, están
amarrados con los préstamos malos ($620,000 millones de
dólares -TIME, agosto 24, 1998) que seguramente les
hicieron a los otros países asiáticos pobres para
que con eso les compraran máquinas a Japón para
fabricar y exportar sus baratijas. La economía tiene el
enorme peso de una deuda. El FMI tampoco le ha prestado. El
gobierno ha ofrecido un paquete de estímulos que
significarán un pequeño alivio a la
economía. Aún así, el desempleo se
mantendrá alto dado que las compañías
japonesas, en su búsqueda por optimizar los recursos,
disminuir sus precios y maximizar sus ganancias, están
reestructurando, lo que significa despedir obreros y
sobreexplotar a los ya existentes, así como seguir
buscando zonas salariales más bajas, aunque éstas
se encuentren en crisis, y que conste que en Japón siempre
existió una cultura de la
lealtad: si una persona era
contratada la primera vez por una compañía,
ésta tenía la obligación de mantenerle el
empleo de por
vida (TIME, 25 de mayo, 1998).
En el caso particular de Indonesia, puede verse el
control que los
países desarrollados tratan de ejercer en cuanto a la
limitación tecnológica. Bacharuddin Jusuf Habibie,
el protegé de Suharto, quien sustituyó a
éste en la presidencia, luego de las presiones sociales
(lo cual, además, no implicará un cambio real en
la política
pues Habibie posee varias empresas que trabajan en
conjunción con las empresas estatales indonesas,
éstas, a su vez, casi todas, de los parientes de Suharto,
por lo que todo queda "entre familia"),
durante sus cargos anteriores pugnó porque su país
se industrializara por la vía rápida,
alardeando que se había rebasado la etapa de las empresas
que ocupan a personal
descalificado y que, en cambio, se
había pasado directamente a las empresas altamente
tecnificadas, en las cuales, el personal ocupado debe de ser muy
calificado (TIME, 1 de junio). Este es un error bastante
generalizado entre los países subdesarrollados, el hecho
de pensar que porque, por ejemplo, fabriquen microprocesadores
con tecnología de punta, ya se van a
desarrollar y a tecnificar, lo cual es absolutamente falso pues,
en el caso de que, supongamos, México se decidiera a
fabricar microprocesadores
marca
"Cuauhtémoc", con características similares en capacidad de
procesamiento y memoria a los de
INTEL, como no se tiene la tecnología propia para
fabricarlos, se tendrían que comprar maquinaria y equipo
para tal fin. Si, como se supuso, se quisiera fabricarlos a la
altura de los de INTEL, entonces, se recurriría a dicha
empresa para
comprar, en caso de que aceptara, su asesoría y su equipo,
lo cual de seguro
haría, más aún si estuviera por descontinuar
la producción de los microprocesadores que México
quisiera fabricar, para así deshacerse de su equipo
obsoleto. Tal vez, Intel podría convenir la venta de
tecnología de punta, pero bajo ciertas condiciones, por
ejemplo, solamente en su etapa final, es decir, no divulgando sus
secretos industriales, pues no es lo mismo saber cómo se
opera una máquina a conocer a fondo los principios
científicos y técnicos de su diseño
y funcionamiento, o sea, su invención; y
aquí se debe señalar, de acuerdo con Marx, que para
llegar al nivel tecnológico de Intel, se ha recorrido todo
un cúmulo de obligadas transformaciones en los
instrumentos de trabajo de varios años, por lo menos 50,
que no se pueden realizar de la noche a la mañana: se
debió inventar primero el transistor,
así como las máquinas para hacerlo, luego, las
tabletas transistorizadas y las máquinas para hacerlas;
luego, los circuitos y
las máquinas para hacerlos… y así. Se debe dejar
en claro que el desarrollo no se logra sabiendo como operar
las máquinas hechas con tecnología de punta, sino
sólo conociendo los principios teóricos,
científicos y técnicos que posibilitaron su
invención. Y en lo del avance tecnológico es en
el cual los países desarrollados están bastante
distantes de los subdesarrollados y, por lo mismo, no les
interesa que éstos desarrollen su propia
tecnología, pues eso significaría menos consumo de
sus bienes de producción, o sea, sus máquinas y
equipos. Sucede, entonces, lo que ya se planteó arriba,
que, retomando el ejemplo, INTEL permitiría que
México fabricara microprocesadores sólo porque ello
le reportaría a dicha empresa la
venta de equipo
para hacerlo, no porque con ello México se vaya a
desarrollar o vaya a superar a INTEL en la fabricación de
microprocesadores. De todos modos, los microprocesadores
mexicanos estarían en desventaja, en primer lugar, en
cuanto al precio, pues al tener que comprar muy cara la
tecnología para hacerlos, ello se traduciría en un
precio más alto en relación con los de INTEL, en
segundo lugar, como se supuso, pudiera ser que la
tecnología comprada estuviera por descontinuarse y,
así, los microprocesadores mexicanos resultarían ya
obsoletos y caros, además, en relación con los
nuevos que lanzaría INTEL. ¿Qué
resultaría de todo esto?: un fracaso total, tanto
económica como tecnológicamente. Lo único
real sería tener que pagar la pesada carga
económica que resultaría de ese fiasco, cuyo
beneficio directo sería para INTEL y para los bancos que
se hubieran encargado de proporcionar el "apoyo financiero" para
dicha aventura. Esto es lo que debió haber ocurrido
también en Indonesia, aparte de lo señalado antes y
por ello la altísima deuda que tiene con los banqueros de
los países ricos. Esto no es exclusivo de Indonesia, sino
de todos los países subdesarrollados, cuyos gobiernos, en
sus afanes y sueños desarrollistas, piensan que el camino
descrito los llevará a la salida. Baste citar, como
ejemplo, que en México, en 1967 se adquirió
completa la fábrica alemana de autos "Borgward", entre el
gobierno y algunos particulares (empresarios regiomontanos). Se
pensó que así podríamos fabricar
totalmente nuestros propios carros. La fábrica se
vendió porque se hallaba en problemas financieros,
quebrada, y la tecnología con que fabricaba sus autos, ya
no era tan competitiva para el mercado europeo. El resultado de
esta aventura fue que luego de dos años de
producción en México de autos que resultaron muy
caros (mientras un automóvil Renault-10 costaba en 1969
12,000 pesos, un auto Borgward costaba 28,000 pesos, aduciendo la
diferencia a que era más grande y más lujoso) y con
infinidad de problemas mecánicos, la fábrica, que
aquí se llamo FAMASA (Fábrica mexicana de
automotores S. A.), cerró, y las deudas contraídas
pasaron a abultar la ya por entonces abultada deuda externa.
Años antes, en 1955, la fábrica estadounidense de
autos Kaiser-Fraser, en sus intentos por revertir una severa
crisis económica vendió las líneas de
producción de su modelo
"Manhattan" a Argentina, en
donde, luego de una efímera existencia, la empresa
cerró definitivamente.
Volviendo a lo de Indonesia, de plano, el FMI
condicionó su "ayuda financiera" a que el gobierno
suspendiera su patrocinio de $2,000 millones de dólares
(mdd) para el desarrollo de
un avión indonés, impulsado a base de
hélice, el N-250(TIME, 1 de junio). Vemos aquí
cómo, por un lado e independientemente de que el proyecto
esté financiado por el gobierno, hay oposición a
que los países subdesarrollados creen tecnología
propia, aunque ésta sea atrasada, y cómo, por otro,
hay una tendencia de los países subdesarrollados a
desarrollar tecnología propia que resulta obsoleta, como
lo mostraría el hecho de desarrollar un avión de
hélice, siendo que se antojaría más
práctico y avanzado un avión de propulsión.
En el caso citado, a pesar de que la tecnología
aeronáutica que se pretende desarrollar es atrasada, hay
oposición de los países desarrollados, a
través del FMI, que, como se señaló, es el
encargado de vigilar los intereses económicos de los
países ricos.
Pasaré, ahora, a analizar otro aspecto que
evidencia, también, la crisis económica y los
niveles a los que han llegado gobiernos, corporaciones y
banqueros del llamado "primer mundo", en su afán por
superarla. Es el caso de los instrumentos financieros bancarios
llamados derivativos. Para comprender mejor este concepto,
necesitamos tener en mente lo que Marx llamó el capital
financiero, mencionado antes, que es aquél capital
excedente, producto de la acumulación capitalista, cuando
ésta llega a niveles en los cuales el capital acumulado no
puede ser colocado en la esfera de la producción, es
decir, no se puede valorizar, lo que significa que no
rinde ganancia. Así, sin invertirse, tanto capital resulta
oneroso para el capitalista pues no le reporta ningún
beneficio, no crece y por tanto, aquél debe hallar una
forma de obtener un rendimiento de su capital, pues de lo
contrario, el tenerlo parado le significarán gastos -por
almacenamiento,
por ejemplo- o que disminuya en valor por
efectos inflacionarios. Lo más fácil será
prestarlo a quien, como sea, pueda ponerlo a trabajar,
beneficiándose éste y beneficiando al capitalista
dueño de ese capital. Lenin llamaba a estos capitales
parásitos, pues la ganancia que reportan se obtiene
mediante una acción puramente especulativa, que consiste
simplemente en prestarlos, cobrando un interés
por hacerlo. Como señalaba Marx, esto ocurre cuando las
grandes corporaciones amasan tanto capital que no pueden
invertirlo más en su propia producción pues ya no
les resultaría práctico, así que mejor
prestarlo a quien lo necesite, pero que pueda devolverlo con todo
y los intereses cobrados. Estos préstamos se hacen a
través de los bancos, muchos de los cuales fueron fundados
por los grandes monopolios mediante divisiones a las que llaman
"financieras" o de "capital". En la actualidad, tanto las
corporaciones, como los bancos -fundados o no por ellas- de los
países ricos cuentan con enormes excedentes de capital que
simplemente se pone a circular como capital especulativo, siendo
uno de los causantes del agravamiento de la crisis. Como se
expuso antes, una de las características de las crisis
económicas de los países subdesarrollados, tales
como los ex-Tigres Asiáticos es la enorme deuda
contraída con los banqueros multinacionales, los cuales,
les prestaron dinero para
que "pudieran industrializarse", pero por la crisis, ya no pueden
pagar y es cuando el FMI entra en acción, pues los
supuestos paquetes financieros de "rescate", en realidad sirven
para rescatar a los banqueros que les prestaron a dichos
países y que al menos les interesa recuperar lo prestado,
sin intereses. Eso sucedió cuando en la última y
actual crisis mexicana, detonada en diciembre de 1994, el FMI nos
concedió un "rescate financiero" de 57,000 millones de
dólares, los cuales sólo fueron a dar a las manos
de los banqueros a quienes, por dicha crisis, no se les pudo
regresar su dinero, mucho menos, sus intereses. Este tipo de
capitales es sumamente perjudicial, pues sólo permanecen
unos cuantos meses, para obtener intereses y se van del
país que los acogió. Aquí se les llama
"capitales golondrinos", pues al igual que las golondrinas,
sólo permanecen un corto tiempo y se alejan, detonando o
agravando en muchos casos con sus acciones las
tremendas crisis que en los países pobres se traducen en
salida de capitales, devaluación y todo lo que se ha apuntado
ya. Se calcula que en el mundo existen entre 500,000 y 600,000
millones de dólares de capitales especulativos.
Dicho capital financiero, en su afán por obtener
la máxima ganancia especulativa posible, ha
diseñado una serie de instrumentos "financieros" para tal
fin. Las llamadas bolsas de valores existentes en cada
país no son más que centros de especulación
a los cuales acuden todos aquellos deseosos de obtener un
rendimiento de sus capitales mediante la especulación, o
sea, el parasitismo. Por ejemplo, cuando una empresa se
considera suficientemente importante, puede cotizar en la
bolsa, es decir, puede emitir acciones, que son
documentos que
amparan una parte de lo que vale. Así, si la empresa vale
$100 mdd, puede colocar, digamos $25 mdd en acciones en un
millón de acciones, así que cada una costará
25 dólares. Pero la importancia de la empresa no para
ahí, sino que debe de ser tal, que haya compradores
interesados en adquirir sus acciones a cambio de que
después de cierto tiempo la empresa les bonifique no
sólo su dinero, sino un buen rendimiento. La
empresa puede emplear esa liquidez en lo que desee, desde
expandir su producción, hasta ponerla a trabajar, ella
misma, especulativamente. Y esto de la especulación
está tan extendido últimamente que, principalmente
en EU, existe toda una cultura de la especulación
gracias a la cual cualquier persona, incluso adolescentes,
que posea algo de dinero busca la manera de ponerlo a "trabajar"
para obtener el máximo beneficio posible. Existen
corredores de bolsa que ofrecen sus servicios
especulativos para obtener la mejor opción, o sea, las
mejores empresas cuyas acciones den el rendimiento más
alto, pero poco a poco sus conocimientos están dejando de
ser exclusivos, pues existen ya periódicos, revistas,
programas de
cómputo, conectores al INTERNET, que "permiten" que
hasta un lego en finanzas tome
sus propias decisiones de cómo invertir su dinero,
es decir, se está implantando toda una cultura de la
especulación debido a la cual, para un adolescente
estadounidense es más importante sacarle provecho a sus
mil dólares ahorrados que si las selvas se están
talando. Más adelante retomaré este
tema.
Volviendo a los derivativos (los cuales deben su
nombre al hecho de que eran instrumentos de especulación
cuyos riesgos se
derivaban de acuerdo con el número de inversiones
que se hacía en ellos, es decir, a mayores inversiones,
mayores riesgos y, lo
contrario), se trata de instrumentos especulativos de alto
riesgo, es
decir, pueden tanto rendir muy buenos intereses, como perder
incluso la totalidad del capital invertido en ellos. Normalmente,
la gente trata de que sus inversiones sean de bajo riesgo
y muchos de los instrumentos financieros, tales como los bonos
gubernamentales garantizan un rendimiento mínimo, pero
considerado muy bajo por muchos, así que se han
diseñado documentos tales
como los derivativos que pueden rendir una cuantiosa
ganancia en cuestión de meses o días, pero a un
alto riesgo, de perder incluso, como se señaló,
todo el capital. Por causa de los derivativos, el banco inglés
Barings Bank perdió $1,000 mdd en 1995 cuando uno de sus
ejecutivos, Nick Leeson fue colocando en el transcurso de algunos
meses distintas cantidades, lo cual ocasionó la quiebra del
banco.
En situación similar se halla el J. P. Morgan, el
quinto banco en los EU, cuando varias compañías de
Corea del Sur, al estallar la crisis, se negaron a cumplir sus
contratos en
derivativos, por lo que Morgan perdió $500 mdd. En este
caso, dichos derivativos fueron en forma de "préstamos
especiales" a los que se carga una alta tasa de
interés, de tal forma que el banco obtenga mucho
más ganancia en un menor tiempo. Lo mismo sucedió
con el Chase Manhattan, uno de los mayores prestadores de los EU.
Sus documentos "malos", invertidos principalmente en derivativos,
le reportaron $243 mdd en pérdidas. A fines del año
pasado, dicho banco estaba arriesgando a causa de los derivativos
asiáticos un total de $3,000 mdd, y eso si otros
derivativos invertidos en otras regiones no le fallan. Los
derivativos malos del Bankers Trust brincaron de cero a $330 mdd
en un año, casi todos invertidos en Indonesia y Tailandia.
Este banco tiene un total de $5,000 mdd de derivativos
asiáticos en riesgo. El Banco Imperial de Canadá
tiene invertidos en derivativos un total de $1,000 mdd,
considerados por debajo del "nivel de inversión", es decir, son riesgosos. Todo
en conjunto totaliza para los banqueros estadounidenses la
cantidad de ¡$10 billones de dólares!
($10,000,000,000,000) en contratos de los
llamados derivativos. Imagínese si, a causa de los
problemas descritos arriba, todos estos contratos fallan, las
consecuencias, desde el punto de vista del capitalismo,
serían desastrosas, pues seguramente muchos de los bancos,
inclusive, quebrarían. Aquí se debe señalar
algo muy importante: que los Estados Unidos,
justamente al ser uno de los países con más
concentración de capitales a nivel mundial por los motivos
ya expuestos, es el único que puede darse el lujo de haber
invertido una cifra tan impresionante como la anterior entre el
resto de los países, sobretodo subdesarrollados,
ávidos de capital durante la época del "boom", con
tal de obtener el mayor beneficio posible; sin embargo, las
consecuencias de tanta codicia serán un brutal
desequilibrio financiero y económico para su
economía, pues tantos capitales parásitos
prestados, no solamente no se valorizarán, sino que muchos
se perderán. Esto, en términos reales,
significará una recesión, pues esos países
ni devolverán los préstamos a los banqueros, ni,
mucho menos, consumirán productos de las corporaciones e
industrias estadounidenses. Muchos de tales préstamos se
hicieron a clientes
asiáticos y según un analista banquero, "quien
piense que no habrá más pérdidas a causa de
los derivativos contratados en Asia, está totalmente
equivocado". Los derivativos ofrecen doble riesgo: uno es el
riesgo de mercado, según el cual, el inversionista pierde
porque sus predicciones no fueron las correctas, como en el caso
de Asia. Este riesgo es, teóricamente, ilimitado, pues no
se resolverá hasta no resolverse la crisis, factor que,
como vimos, es menos real cada vez. El otro riesgo es el llamado
riesgo de crédito; en éste, el contratante del
crédito no paga. Y, justamente, los dos riesgos combinados
son los que provocan que estas obligaciones
crediticias no se estén cumpliendo, pues si un país
no vende, no recuperará su inversión y, mucho menos, pagará.
Los banqueros estadounidenses lo ven sólo como un problema
de riesgo crediticio, pero no se aplican a analizar que el riesgo
de mercado detona al riesgo de crédito. Esta limitada
visión mostraría la tendencia de los economistas
modernos de querer reducir todo a problemas financieros, sin ver
que estos se generan justamente de los problemas estructurales
del capitalismo – la sobreproducción, insisto. Inclusive,
se menciona actualmente entre los países desarrollados
-principalmente EU-, que los altos niveles de corrupción
existentes en los países tercermundistas, son los
causantes de su atraso y pobreza. Se
emplean como argumento para decirlo, dos factores: la "ayuda"
financiera (préstamos, para decirlo llanamente, sin
adjetivos pomposos) concedida por los países ricos a
los pobres, y sus inversiones en éstos. Ya discutimos
que las inversiones de las naciones industrializadas de
ninguna forma son en beneficio de las naciones subdesarrolladas;
en cuanto a lo de la "ayuda financiera" es, en primer lugar, una
manera distinta de llamarle a los préstamos bancarios, los
cuales buscarán un rendimiento, aún cuando se
manejen tasas de interés bajas. Son el tipo de
préstamos que hacen el Banco Mundial,
el FMI o el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), encaminados
a supuestos proyectos de
desarrollo nacional, pero que, en realidad, conllevan beneficios
a terceros. Tomemos como ejemplo, el caso de la presa china en
construcción "Tres Gargantas", proyecto en el
cual el Banco Mundial
ha invertido. A decir de muchos chinos, principalmente
campesinos, dicha presa sólo los perjudicará, pues
tierras muy fértiles quedarán inundadas para
siempre, aparte de los desequilibrios ecológicos y
climáticos que dicho proyecto tan gigantesco
acarreará. La cortina medirá 180 m de altura y 2
km. de longitud, almacenando agua a lo
largo de 600 km. e inundando 78,000 km. cuadrados de tierras de
cultivo. Se desplazarán a 1.3 millones de personas hacia
tierras más altas (TIME, 29 de junio). Es claro, por los
datos
anteriores, que en la mira no es prioritario el desarrollo de
China como
nación,
ni de sus habitantes, sino ante todo, el beneficio de las
corporaciones multinacionales que han visto en China un lugar con
enormes potencialidades en recursos
naturales y humanos desde hace unos años y que lo
seguirá siendo en el futuro. Como resultado, operan
ahí cientos de maquiladoras que aprovechan recursos y mano
de obra barata. De continuar esta tendencia, China
necesitará tremendas cantidades de energía
eléctrica para poner en funcionamiento a tanta
industria y
por eso requiere de una presa tan descomunal, calculada su
terminación para el año 2003. Si con estos magnos
proyectos,
además, resulta beneficiada, la población china,
adelante, considerarán las corporaciones y el Banco
Mundial, pues eso significaría mayor consumo porque buena
parte de la producción se vendería también
en China, un gran alivio en las épocas en que, por la
crisis -como la actual -, bajaran las exportaciones. A esto le
apuesta también el gobierno Chino, a que con una política de
inversión masiva externa, se van a resolver todos sus
problemas. Aquí, sucederá tarde o temprano el
efecto sufrido por los ex-Tigres, sólo que el
restrictivo control
político interno por parte del gobierno, así
como el hecho de que China no se acoge plenamente a los
organismos financieros globales ni a sus reglas, retardará
los efectos. Tómese el caso de Hong Kong, que ahora ya
pertenece a China, pero que por haber sido colonia inglesa,
está totalmente ligado a la economía global y ha
resentido fuertemente los efectos de la crisis. Sin embargo,
China, por su carácter
de estado
renegado ha resistido. Se han cerrado varias empresas, sobretodo
estatales, pero los trabajadores son "pensionados". Aunque las
"pensiones" son míseras, contribuyen también en
algo a contener la crisis, pues la gente no se queda sin dinero
totalmente. Sin embargo, considero que el "experimento chino", el
cual a fin de cuentas, se liga
cada vez más y más al capitalismo y a la
globalización y a sus consecuencias, pronto se
colapsará y sus trágicos resultados no se
harán esperar. De hecho, hay ya indicadores de
que está desacelerando su economía debido a los
factores descritos, es decir, principalmente por la
sobreproducción y la consecuente caída de las
ventas (El Financiero, 17 de agosto, 1998). Pues bien, retomando
lo anterior, se dice que en China hay "mucha corrupción" y
que, por ejemplo, la presa citada, se está encareciendo
mucho por tal motivo y que esto retrasará el desarrollo
chino. La corrupción, se afirma, es la causante de que los
países pobres sigan en el atraso y no crezcan
económicamente. Pero, supongamos, que la "ayuda
financiera" se destinara plenamente a los proyectos para los que
se prestó; consideremos la presa china, que todo el dinero
"financiado" se destine a su construcción y no a sobornos para
funcionarios por parte de empresas constructoras o de equipos y
materiales
electromecánicos. Si todo sale bien, se concluirá
en el tiempo estimado. Con tanta energía disponible,
llegarán a China muchas más maquiladoras de las que
ya tiene, sobreproducirán, nadie comprará tantas
cosas y… se activará irremediablemente la crisis. A mi
manera de ver, el control de la corrupción que se intenta
realizar sólo retrasa a la crisis y a sus efectos, pero no
la evita. Se dice que no es justo que unos cuantos funcionarios
se enriquezcan, pero creo que más bien es que ello no
permite el enriquecimiento de las corporaciones ni de los
banqueros del llamado primer mundo, pues las fortunas amasadas
por esos funcionarios corruptos estancan el consumo, es
decir, no es lo mismo que una sola persona posea un millón
de dólares y que se compre una vez al mes un
pantalón de diez dólares, a que ese millón
se reparta entre 100,000 personas, de a diez dólares por
cada una, y que con esos diez dólares cada quien se compre
un pantalón. Pero de todos modos, si no tienen más
dinero, ya no podrán seguirse comprando los pantalones que
las empresas continuarán fabricando, animadas por ese
"boom" de consumidores y entonces la crisis
comenzará.
Volviendo a los derivativos, el problema, además,
es que los bancos estadounidenses están muy ligados a la
Comisión de Seguros y
Cambios, a la cual deben dar una especie de encaje legal
(es decir, una parte de sus intereses), lo cual
desencadenaría una reacción en cadena
económica. Según Charles Peabody, analista de
Mitchell Securities, señala que, analistas como él,
se están enfrentando por primera vez a los problemas
generados por los derivativos y considera que es apenas la punta
del iceberg. Aunque, como siempre, los banqueros minimizan las
observaciones de los analistas, pues resulta que 25 bancos de los
más importantes, tienen $350,000 millones de
dólares de crédito en derivativos y apenas $250,000
millones de liquidez por si llegaran aquéllos a fallar,
pero, como se ve, ésta liquidez no alcanzaría a
cubrir las pérdidas, algo bastante malo para dichas
instituciones,
porque su capital (en realidad, no sólo su capital, sino
el de los ahorradores e inversionistas) ni se valorizaría
y además se perdería. Claro que pocos creen que la
crisis asiática pondría en peligro tal cantidad de
créditos en derivativos, pero sí se
esperan duros golpes. Desde luego que sucederán, pues,
como señalé, tanta globalización ha creado un sistema
económico sumamente sensible, que se asemeja a una
maquinaria en la cual, si una pieza falla, falla todo. Los
banqueros están confiados porque el año pasado
sólo se perdieron $125 mdd, pero claro que la
crisis asiática apenas comenzaba. La pregunta pertinente
aquí sería: ¿por qué razón,
los banqueros se arriesgan a invertir en derivativos?
Sencillamente porque, como se señala arriba, en tiempos de
crisis no se hacen demasiados préstamos, sobre todo de los
aplicados a las industrias -o sea, para las llamadas
inversiones productivas-, pues ante la caída del
consumo por la sobreproducción, son pocas las industrias
que continúan fabricando, aunque en menor escala y, mucho
menos, surgen nuevas, pues más bien, la mayoría
cierra sus operaciones,
así que los banqueros tienen pocos clientes a
quienes prestarles y por eso deciden aumentar sus inversiones
especulativas, a través de los derivativos. Si pensaran
más, concluirían que son operaciones
bastante riesgosas, pues si por la crisis tienen pocos clientes
directos, también aquélla afectará a los
clientes indirectos o a aquéllos que aceptan
préstamos bajo condiciones leoninas, de los que no
podrán pagar ni los intereses (Sería interesante
que se formara una organización de países deudores para
que en conjunto presionaran a las corporaciones y banqueros
globales y forzarlos a, en algunos casos, condonar deudas y, en
otros, bajar los intereses y los adeudos). Pero, confiados en los
derivativos, los banqueros pretendieron hacer los grandes
negocios. Estos instrumentos se basan en complejos modelos
matemáticos que ahora, gracias a las computadoras,
pueden calcularse. Se apoyan, a su vez, en el comportamiento
económico pasado, pero como todo modelo matemático
puro, no toman en cuenta problemas tales como las insurrecciones
sociales o las quiebras económicas. Justamente, esos eran
el tipo de instrumentos crediticios que varios banqueros y
sociedades
especulativas tenían contratados en México antes de
enero de 1994, fecha en que el EZLN se levantó y esto
contribuyó a la caída de las expectativas de los
especuladores, resultando en que ni a pesar del "rescate
económico", recuperaron ni siquiera sus capitales
completos. Estos derivativos son tan populares actualmente, que
pasaron de ser casi cero a principios de los setentas, a
más de ¡$25,000,000,000,000 de dólares en la
actualidad, lo cual excede el monto de las economías de
EU, Europa y
Japón juntas! Esto nos daría idea de los niveles
alcanzados, por un lado, de concentración de la riqueza
(Cien transnacionales controlan la quinta parte del capital
mundial, cuyos activos ascienden
a un billón, 700,000 mdd –La Jornada, 22 de septiembre,
1997) y, por otro, de la crisis capitalista, pues como Marx
señalaba, la expansión de las actividades
especulativas señala que el proceso productivo está
en receso. Es decir, pocos siguen produciendo, principalmente las
corporaciones monopolistas y oligopolistas tanto directamente,
como a través de sus maquiladoras y unos cuantos medianos
y pequeños productores, necesarios dentro del proceso
productivo, sobre todo en las actividades más bajas de la
economía o las menos rentables; en éstas,
entrarían las industrias que señalamos arriba, de
los países subdesarrollados, las cuales producen baratijas
(como el caso de China) o componentes baratos que ayudan a las
corporaciones a bajar sus precios de producción. El resto
de las actividades económicas son especulativas
(comerciantes y banqueros), pues generan más ganancia que
dentro de la fabricación. Los bancos se han convertido en
una especie de apostadores. Como señala Richard Thomson,
ex-banquero, autor del libro
Ruleta Apocalíptica: El Letal Mundo de los
Derivativos, "los derivativos han convertido a los mercados
financieros en un casino internacional con alta
tecnología que funciona las 24 horas". Algunos bancos han
sufrido los daños ya, como le sucedió al Banco
Unión de Suiza, el cual perdió $250 millones el
año pasado, razón por la que ahora depende de la
Corporación Banco Suizo. En el caso de EU, el banco de
mayor riesgo es el J. P. Morgan, el cual tiene un total de
crédito de derivativos en riesgo por la tremenda cantidad
de ¡$116,000 millones de dólares!, y si una
décima parte de esa cantidad no se le pagara, o sea
$11,600 millones, la liquidez de dicho banco sería
borrada. Esto es muestra de que,
como dicen por allá, la presa se empieza a cuartear.
Aunque el año pasado fue, en general, aún muy bueno
para la banca
estadounidense, las ganancias del Morgan cayeron 7%, a
solamente $1,460 millones de dólares. Este banco
declaró que el año pasado poseía $659
millones en obligaciones
bancarias malas, de las cuales, el 90% eran derivativos
asiáticos cuyos deudores fallaron en cumplir. Entre los
incumplidos están, nada casual, tres empresas sudcoreanas,
encabezadas por Seguros SK, las
cuales se rehusaron a pagar a principios del año $490
millones que el Morgan clama que le deben. En este caso, Seguros
SK estableció un contrato de canje
de divisas con el Morgan, a principios de 1997, pidiendo
prestados dólares y cambiándolos por bahts (la
divisa tailandesa), pero por la mencionada crisis de los
ex-tigres asiáticos, Tailandia devaluó su moneda de
25 a 48 bahts por dólar, por lo cual, las empresas
coreanas no pudieron pagar nuevamente el préstamo del
Morgan. Terminaron demandando al banco, alegando que "no fueron
convenientemente avisadas" de los riesgos asociados con los
derivativos. Esto es bastante cómico, pues como a los
especuladores coreanos les fue mal, ahora ellos se quejan del
especulador estadounidense, alegando, absurdamente, que no
estaban "al tanto de los riesgos de los derivativos".
Deberían estar más al tanto de la falta de lógica
del sistema capitalista la cual genera la crisis, por la que,
aún ellos, los especuladores, sufren sus efectos. Esta
situación ha colocado a la división bursátil
del banco en riesgo de venta. De todos modos, sus gerentes,
minimizan el riesgo. Otro banco en riesgo es el Chase Manhattan,
con un total de ¡$7.6 billones de dólares
(7,600,000,000,000) en derivativos! Nótese el tremendo
capital concentrado por un sólo banco si se compara con el
PIB mexicano
de $500,000,000,000 de dólares, o sea, ¡más
de 14 veces nuestro producto bruto! Sus créditos en derivativos en riesgo montan
$81,900 mdd, cuatro veces la liquidez de los accionistas. El otro
banco es el Bank Trust, quien ya le quedó mal a la
compañía Procter & Gamble, uno de sus
accionistas, con $150 mdd en un trato no cumplido a causa de los
derivativos que a su vez le fallaron a ese banco, los cuales se
calculan en alrededor de $5,000 millones. De todos modos, a pesar
de los riesgos, los banqueros los asumen, pues si sus apuestas
fallan, el FMI va al rescate de los países incumplidores,
como señalamos antes, y "les presta" a esos países
para que les paguen (como dije, el FMI usa el dinero de otros
banqueros para pagarles a los banqueros en desgracia). A fin de
cuentas, lo que
pierden esos banqueros y las corporaciones es dinero mal habido,
producto de la apropiación del trabajo y la riqueza social
por lo que, dicho llanamente, no pierden sino que devuelven lo
hurtado.
En la siguiente tabla se muestran las cantidades
invertidas en derivativos y los que están en riesgo de
algunos de los principales bancos de los EU (tomado de TIME, 25
de mayo):
TABLA 1
Banco Derivativos en millones Derivativos en
riesgo Porcentaje de riesgo
. de dólares a fines de 1997 a fines de 1997 en
relación al valor del
. banco
Chase Manhattan $7,615,000 $82,000 482%
Morgan Guaranty $6,143,000 $116,300 1114%
Citibank $3,024,000 $51,000 297%
Bankers Trust $2,128,000 $38,500 642%
NationsBank $1,695,000 $10,400 58%
Bank of America $1,593,000 $21,800 116%
First N. B., Chicago $1,249,000 $12,400 275%
Republic N. B. of N.Y. $271,000 $6,000 183%
Bank of New
York $205,000 $2,500 50%
BankBoston $146,000 $1,500 34%
Justamente, la situación de debilidad de los
bancos, así como de las corporaciones, los está
llevando a fusionarse (merging), para tratar de resistir los
embates de la crisis, así como garantizarse a
través de los monopolios el reducido consumo. Se han
fusionado, por ejemplo, industrias farmacéuticas,
telefónicas, automotrices y ya los bancos, se están
fusionando. En abril, comenzaron en EU, los arreglos de fusión
entre el banco Citicorp y el grupo
financiero Travelers Group para, supuestamente, tener más
fuerza y
ofrecer una variedad de servicios. En
la tabla dos, están las características de cada
grupo ( Tomado
de TIME, 20 de abril):
TABLA 2
CITICORP TRAVELERS GROUP
Propietario y Director Ejecutivo: Propietario y Director
Ejecutivo:
John Reed Sanford Weill
Utilidades: $3,600 mdd Utilidades: $3,100 mdd
Ingresos en
1997:$21,600 mdd Idem: $27,100 mdd
Activos: $311,000
millones Activos: $387,000 mdd
Empleados: 93,700 Empleados: 68,900
Citicorp es el segundo más Esta empresa fue comprada
grande banco en los EU y el por la empresa de Weill,
más grande emisor de tarjetas Primerica, en 1993. Sus
de crédito en el mundo. Provee subsidiarias incluyen
de servicios bancarios a 50 Salomon Smith Barney
millones de ahorradores Holdings Inc. (servicios
pequeños y a corporaciones bursátiles,
inversión
y tiene más de 3000 oficinas bancaria, financiamiento);
en 98 países. crédito comercial
(préstamos
. a consumidores); Primerica
. Financial Services; Travelers
. Bank (tarjetas de
crédito);
. Travelers Life & Annuity
Como puede observarse, entre los dos bancos, tienen un
total de activos de $698,000 millones de dólares.
Justamente esas tremendas concentraciones de capital son a las
que me refiero arriba, en tanto que se constituyen como
obstáculos al sistema mismo, pues al concentrar tanta
riqueza, se evita el consumo del resto de la sociedad, ya que
es dinero inactivo. Por ello, dichos bancos, como
señalé, no sólo contribuyen a crear las
crisis, sino que la agrandan, pues sus actividades especulativas,
tales como los derivativos, presionan al resto del capitalismo,
especialmente al menos fuerte o al subdesarrollado, cuando le
presta dinero, y le exige su devolución, más los
intereses, aún cuando esas empresas, por la
sobreproducción y la competencia, no
vendan bien e, incluso, quiebren. Las actividades de estas dos
corporaciones, son meramente especulativas. Entre las dos, tienen
contemplado ofrecer, en paquete, toda clase de servicios
bancarios y financieros para que, quienes acudan a ellos, puedan
arreglar cuanto necesiten: cuentas de ahorros y cheques,
tarjetas de crédito, hipotecas, financiamiento
de bonos y acciones,
compra de divisas, manejo de capitales, seguros de casas, autos y
vida, préstamos comerciales, valores…
nada productivo, simple especulación, que en la actual
crisis, es más lucrativa que la fabricación. De
acuerdo a sus utilidades, en relación a sus ingresos del
año pasado, tendrían una tasa de ganancia (Utilidad entre
ingreso), de 16.66%, Citicorp, y de 11.43%, Travelers Group. Tal
vez porque la tasa de ganancia de Citicorp sea más de 5%
mayor que la de Travelers, este grupo haya buscado la fusión. De
todos modos, las ganancias de cada grupo, superan a la ganancia
industrial, que en promedio es de 10% o menor. Esa es la
razón por la que se prefiere especular. Como
señalé, la tendencia a fusionarse o a la compra de
compañías por otras, se ha acentuado en esta
época de crisis. Por ejemplo, en 1997, en Estados Unidos,
dichas fusiones o
compras, tuvieron
un valor neto de $800,000 mdd, totalizando 10,000 operaciones.
Tan sólo en el sector financiero, tuvieron un valor de
$200,000 mdd entre un total de casi 2,000 operaciones. Es decir,
que las compañías y corporaciones más
fuertes se preparan así para enfrentar la presente y las
futuras crisis. Sólo los más fuertes
sobrevivirán; esto es paradójico, pues el
capitalismo fue concebido como un sistema económico de
libre competencia, en
el cual existen varios empresarios. Sin embargo, la fiera
competencia, los está reduciendo a unos cuantos. En el
caso de la fusión anterior, y de seguir así la
tendencia, se llegaría a la situación de que unos
pocos banqueros operaran en el mundo y establecieran a su libre
albedrío sus propias reglas.
Citicorp tiene varios negocios en Asia y eso, de
seguro,
será un serio problema cuando sus clientes se nieguen o no
puedan pagarle sus préstamos o sus operaciones con
derivativos. Y no es la primera vez que tendrá problemas,
pues a principios de los ochentas, Citicorp casi quiebra por
una serie de malos préstamos en Latinoamérica: por
lo visto, no aprendió la lección y lo mismo le va a
ocurrir en Asia, así que, después de todo, puede
ser no tan buen negocio la fusión de Travelers con
Citicorp. Además, muchas veces, ni los grandes monopolios
pueden resistir las crisis capitalistas sobretodo cuando la
tecnología que en principio controlan, se generaliza.
Así sucedió con Apple, la compañía
que creó las primeras computadoras
personales en 1977, así como el sistema
operativo; ahora esa tecnología está muy
generalizada por tantas empresas de todas partes del mundo que se
dedican a fabricarlas, lo cual ha ocasionado que Apple estuviera
a punto de quebrar, pero fue "rescatada" por Bill Gates,
dueño de Microsoft, a
condición de que Apple haga compatibles sus computadoras y
sus programas con el
Windows de
Gates. Lo mismo le sucedió a IBM, quien también
casi quiebra hace unos años, cuando comenzó a
perder exclusividad en sus supercomputadoras (estaciones de
trabajo), pues otras compañías empezaron a
fabricarlas también una vez que la tecnología se
generaliza o diseñaron modelos mucho
más económicos y con una capacidad de
cómputo casi similar. IBM debió rediseñar
sus estaciones de trabajo para hacerlas más chicas y menos
costosas, además de diversificarse, no sólo
fabricando computadoras, sino ofreciendo servicios de
"asesoría" a empresas para que se "modernicen", es decir,
incorporen la computación en sus procesos de trabajo. Por
esas causas, dichas corporaciones comienzan a desintegrarse.
Ahí están los casos, por ejemplo, de General Motors
(empresa que, por cierto, nos puede dar una idea del poder
económico tanto a nivel mundial, como dentro de los EU, ya
que en los dos meses de huelga de
junio y julio de este año, la economía de ese
país ha disminuido 0.5%, cantidad impresionante para una
sola corporación), de Coca-Cola(esta empresa
también presenta dificultades actualmente, ya que el 80%
de sus ganancias provienen de mercados
extranjeros y debido a la crisis las ventas están
bajando-TIME, 24 de agosto,1998-. Es un buen ejemplo del grado de
influencia y poder mundial de las corporaciones estadounidenses,
y también de que en tiempos difíciles, ni refrescos
compra la gente), de AT&T, entre otros, en los cuales, tales
compañías tuvieron que vender o cerrar muchas de
sus divisiones, tanto por la baja en el consumo, como porque, de
todos modos, sus cerrados monopolios no pudieron garantizar que
realmente no hubiera otros competidores. Estos competidores,
simplemente copian sus tecnologías, las "piratean" y
aprovechan parte del escaso mercado. No todos los monopolios son
vulnerables, sobretodo aquéllos que fabrican
tecnología de punta, pero sí, algunos,
principalmente aquéllos que se especializan en la
fabricación de productos más generalizados. Por
ejemplo, General Motors comenzó a tener problemas porque
hay varias fábricas de autos en muchos países y,
digamos, que la fabricación automotriz es una
tecnología generalizada hasta cierto punto, así
como los avances en la fabricación de vehículos.
Gran parte de la fabricación se realiza mediante robots,
estadounidenses o japoneses, por ejemplo, y eso permite la
generalización de los procesos industriales automotrices.
Pero si tomamos a Microsoft, es
un monopolio
prácticamente inexpugnable, tanto por sus softwares tan
avanzados, como por sus desleales prácticas comerciales
(exige que en su sistema Windows 98, se
integre el navegador Explorer en lugar del Netscape). Incluso,
prácticamente tiene la exclusividad para dotar a China de
Internet, en
donde el gobierno considera que a través de ese medio se
podría aumentar la competitividad, es decir, no pretendería
usarlo tanto como un canal de comunicación, sino como un medio
económico de entrenamiento,
según declara Thomas Lin, gerente
distribuidor de Microsoft establecido en Beijing (TIME, 11 de
mayo).
Volviendo a los bancos, ha habido más fusiones: el 13
de abril se fusionaron el Banc One y el First Chicago NBD Corp.,
en una operación que valdrá $30,000 millones. En
esa fecha, se fusionaron también el NationsBank y el
BankAmerica, ambos con créditos malos en derivativos (ver
tabla 1). Su fusión totalizará una operación
por $60,000 millones de dólares. Tal vez se deba para
contrarrestar los efectos negativos de los créditos malos
debidos a los derivativos asiáticos. Están
desarrollando la llamada teoría
del "Gran Banco". De hecho, el director ejecutivo del Banc One ha
dicho alguna vez que en el futuro la actividad bancaria
estaría controlada por cinco o seis grandes bancos. En la
jerga bancaria a esto se le llama el "efecto Godzilla", en el
cual, el tamaño sí importa. Además de buscar
mayor poder con estos monopolios, los bancos están
tratando también de conjuntar y controlar al resto de los
servicios financieros (hipotecas, liquidez, ahorros,
préstamos, etc.). Sería algo así como el
caso de los supermercados que tratan de abarcar el mayor
número posible de productos para eliminar a los
pequeños comerciantes. Por otro lado, los bancos
están desarrollando la idea del llamado "dinero
electrónico" (electronic cash), usando como
justificación que con ese instrumento se "agilizan" las
operaciones y transacciones económicas. Ya no habrá
necesidad, dicen, de cargar absolutamente nada de efectivo, pues
todo podrá pagarse mediante unas llamadas "tarjetas
inteligentes" . MasterCard, por ejemplo, ha invertido millones en
el desarrollo de un sistema de dinero electrónico llamado
Mondex. Las tarjetas inteligentes Mondex tienen pequeños
microcircuitos que pueden almacenar además de
dólares electrónicos, otras cinco divisas, un
historial médico abreviado del usuario (en caso de que
sufriera algún problema de salud) y también una
llave "personalizada" que podrá abrir desde la casa hasta
la oficina. Claro
que esta tarjeta servirá sólo en caso de que el
usuario deposite dinero real en dicha institución,
es decir, el dinero electrónico tiene que ser
ganado. En esto sí, nada de que ese dinero sea
gratuito. Desde luego que puede suceder que alguien muy
hábil en la computación, logre burlar las computadoras
de MasterCard y se adjudique un millón de dólares o
que, por puro "terrorismo
electrónico", introduzca un virus que
destruya toda la información electrónica… sería el final del
dinero electrónico. De cualquier forma, esto del dinero
electrónico es una forma de agilizar lo que Marx llamaba
la circulación da las mercancías, pues si
todo se puede comprar a través de tarjetas
electrónicas, sin necesidad de efectivo, desde cualquier
parte del mundo, sería bastante ventajoso para los
fabricantes, quienes recibirían el dinero primero y
posteriormente entregarían el producto (ya en EU, se
están generalizando las ventas por Internet, que a decir
de las empresas que los usan, son muy efectivas).
Podrían, incluso, especular con ese dinero. Los mismos
bancos o instituciones que expidieran dichas tarjetas a cambio de
efectivo especularían con el dinero de los usuarios
aún más que en la actualidad si llegara una
época en la cual el uso de ese dinero fuera obligatorio.
Así, eso constituiría un ahorro
también para el gobierno, pues ya no gastaría en la
emisión de dinero (billetes, por ejemplo, que resulta en
un gasto considerable), además, dicen los banqueros, de
que se rompería su monopolio en
la emisión de dinero, pues cada banco emitiría su
propio dinero electrónico y de que ofrecería
a cambio tasas de interés más atractivas
(esto sería como regresar a la edad media,
durante la cual había diferentes tipos de dinero, pues
eran varios los bancos emisores). Sin embargo, aquí surge
un grave problema para los bancos: que este tipo de operaciones
con dinero electrónico pueden ser desempañadas
directamente por las compañías diseñadoras
de los programas gracias a los cuales es posible realizarlas, y
en esto Microsoft de Bill Gates es
un adversario de peligro, pues ha desarrollado programas como
Microsoft Money y Microsoft Investor, disponibles a través
de Internet y mediante los cuales, la mayoría de las
transacciones financieras y bancarias a nivel mundial se llevan a
cabo. Muchos temen que ello, junto con el dinero
electrónico, pudiera ocasionar que la gente ya no
necesitara de los bancos para sus operaciones monetarias y que
solamente pagando un cargo a Microsoft pudieran, por ejemplo,
almacenar su dinero, conseguir crédito, hacer sus compras,
etcétera. Eso ha llevado a los banqueros a afianzar la
idea de que no sólo necesitan crecer en tamaño,
sino también crecer en tecnología, ir a la par de
los adelantos en informática y en computadoras. Observamos,
de nuevo, como el capitalismo se va tendiendo sus propias
trampas, sus callejones sin salida, al entablar los propios
capitalistas batallas entre sí por la supremacía
mundial, por concentrar la mayor cantidad de riqueza posible,
aún entre sectores tan distintos. Eso ha hecho Bill Gates,
por ejemplo, al controlar casi el 100% de los programas de las
computadoras en el mundo y tal vez quiera hacer lo mismo en
cuanto a la llamada "banca electrónica", desplazando a los bancos para
quedarse con el negocio él solo. En fin, aún con
tales riesgos, se trata de popularizar la idea del dinero
electrónico, generalizando el uso de las ya mencionadas
tarjetas inteligentes que pueden almacenar, como
señalé, el dinero guardado en el banco, las
tarjetas de crédito, las tarjetas de débito,
credenciales, seguro y hasta los datos más importantes de
la vida del usuario. Esto se antoja, también, como
tendiente a controlar totalmente a la gente, no sólo a
través de una tarjeta de identidad,
como ya se hace en varios países, sino a través de
su dinero, lo que compre, lo que perciba, sus seguros… en fin,
un control total. Por otro lado, se incurre en el riesgo de que,
dada la altísima interdependencia que se crearía
con un sistema tan integrado, este sea bastante vulnerable.
Bastaría con que algún "terrorista
electrónico" introdujera un virus
electrónico, el cual, por tanta y tan acelerada
interconectividad, se esparciría muy rápido, antes
de que se le pudiera controlar, y, así, las "fortunas
electrónicas" o los pequeños ahorros
"electrónicos" se perderían. Claro que los
banqueros dicen que sus equipos "son muy seguros". Pero baste
recordar que hace unos años, medio Estados Unidos se
quedó incomunicado telefónicamente al fallar el
sistema central de cómputo de AT&T…
De cualquier manera, según varios expertos, los
bancos que se están fusionando, no están
precisamente bajando sus precios, sino que al contrario, han
encarecido sus servicios. Es justamente lo que logran los
monopolios: al ser prácticamente los únicos
oferentes de tal servicio o
producto, pueden manejar sus precios a su libre albedrío.
Por ejemplo, en Estados Unidos, la banca ha tenido seis
años continuos de ganancias récord, gracias a las
masivas fusiones y a la integración de alta tecnología. En
1997, las ganancias netas fueron de ¡$59,600 millones de
dólares!, 13% más altas que las de 1996. Y esto lo
lograron menos bancos, pero más grandes en tamaño.
De acuerdo con la Federal Deposit Insurance Corporation, en 1997
tuvieron lugar 599 fusiones bancarias, reduciendo el
número de bancos a 9,143, de 14,000 que había hace
10 años, es decir, se tiende mayormente hacia el
monopolio. Sus servicios son más caros. Por ejemplo, los
cargos que no provienen de los intereses, tales como los cheques
rebotados, los cheques certificados, las cuotas por cajeros de
otros bancos, etc., constituyen la tercera parte de sus
ganancias, o sea $18,500 millones de dólares.
También se vio que los clientes pagaban 15% más por
mantener una cuenta de cheques en un banco grande, que en uno
pequeño. El que existan pocos bancos, grandes en
tamaño, lo único que significa para la gente es que
existan pocas opciones para elegir y que, además, los
servicios sean más caros. Alardean de que tienen la mejor
tecnología, pero ésta se cobra: cobran por todo,
desde el cargo por conseguir efectivo en los cajeros, hasta por
efectuar operaciones telefónicamente o por Internet. Esto,
según un analista, crea una des-economía de
escala, que
les cuesta a los clientes más, es decir, cuesta cada vez
más ahorrar. Esto es claro, pues el banco, ante todo, no
busca el beneficio del cliente, sino el
suyo propio. Lo vemos cuando tenemos una cuenta de plazo fijo, el
interés pagado es bajísimo, pero sucede todo lo
contrario, cuando pedimos un préstamo bancario. Los
intereses son altísimos, y resulta peor si dejamos de
pagarlos, pues la cuenta puede resultar impagable. Como ya
señalé, cuando los bancos están en crisis o
descapitalizándose, quien paga los daños es
justamente la sociedad. Los bancos, al igual que el resto de los
capitalistas, contribuyen a desvalorizar a la sociedad, a
empobrecerla.
Como datos adicionales, en la siguiente tabla se
muestran, en primer lugar, los bancos mayores de los EU, y,
después, los mayores del mundo, lo cual dará una
idea de los tremendos capitales que concentran unas cuantas
instituciones:
Los Bancos Más grandes: De EU Del
mundo
Banco Activos Banco Activos
. (millones de dólares) (millones de
dólares)
Citicorp-Travelers $697,500 mdd Citicorp-Travelers $697,500
mdd
NationsBank-BankAmerica $572,200 mdd Bank of
Tokyo-Mitsubisshi $648,200 mdd
Chase Manhattan Corp. $365,600 mdd Swiss Bank-UBS $595,300
mdd
J. P. Morgan & Co. $262,200 mdd Deutsche Bank $575,100
mdd
Banc One-First Chicago $230,000
mdd NationsBank-BankAmerica $572,200 mdd
Como puede verse, a nivel mundial, el Citicorp-Travelers
ocupa el primer lugar en tamaño y activos, y el
NationsBank-BankAmerica, el quinto, lo cual demuestra que la
mayor concentración de capitales, está en los
Estados Unidos, a través de los mecanismos que revisamos
anteriormente, y por eso todos los productores del mundo ven a
ese país como uno de los mayores consumidores potenciales.
Aún así, los empresarios, banqueros y
políticos estadounidenses se quejan y alegan que el resto
del mundo "debe diversificar más su economía y
comprarle más a su país". Justo esta
cuestión es lo que dio pie a la creación del
concepto
"globalización", con el fin de que,
principalmente EU, pudiera ampliar su campo de acción
industrial y financiero de una forma "natural", es decir, no es
lo mismo hablar de corporaciones transnacionales, que de
corporaciones globales; el término
transnacional es más agresivo, pues denota
dominación más allá de las fronteras
nacionales; fue un término acuñado en los
60’s y 70’s, a raíz de la preponderancia en
las ciencias
económicas y sociales en Latinoamérica de
teóricos marxistas. Por desgracia, en años
recientes, se ha impuesto cada vez
más y más el punto de vista oficialista, es decir,
del capitalismo, de las empresas, las corporaciones, que han
divulgado ciertos vocablos, como lo de "global", para ocultar
tras ese velo de inocuidad, sus verdaderas intenciones, las
cuales, como hemos venido señalando, son la de crear un
mundo sumamente enlazado, para que sus grandes negocios no se
enfrenten con obstáculos ni fronteras de ninguna clase
(Sin embargo, como señaló correctamente el
sociólogo francés Alan Tourene en una reciente
conferencia,
en realidad, la globalización está desintegrando
más y más a las bases del sistema capitalista al
eliminar los factores que lo posibilitan, tales como consumidores
y mercados
fuertes). Además, señalan que ni el marxismo, ni
sus leyes, son ya
válidos, apoyándose en la caída de la
ex-URSS, país que ni era socialista, ni era marxista. Todo
esto es absurdo, simple producto de la ignorancia, de la
enajenación, de la manipulación y del
establecimiento de patrones de consumo, de comportamiento
y funcionamiento social cuya única finalidad es la de
mantener la estabilidad política, a nivel mundial,
así como el orden social más idóneo al
sistema capitalista y a su eterna búsqueda de ganancias.
Este ensayo
también tiene la finalidad de demostrar la vigencia del
marxismo y sus
leyes económicas, las cuales dejan ver claramente como el
capitalismo se crea sus propias crisis y tiende a su
auto-extinción
Cuestiones aparte, y retomando el problema de los
bancos, todo esto ha creado una "cultura por hacer rendir al
máximo mi dinero", principalmente en Estados Unidos, en
donde es más importante sacar el máximo
interés posible a los ahorros, que si los bosques se
están quemando o si los alimentos
serán suficientes en el futuro. Ya de por sí, en
ese país se ha establecido esa "pasión por la
especulación", aunque muchas veces se salga perdiendo.
Como se dice "comprar caro, vender barato", refiriéndose a
la idea de que los inversionistas compran acciones sobrevaluadas
de empresas que aparentemente funcionan bien y repentinamente el
precio cae y frenéticamente se ponen a venderlas a precios
mucho más bajos que a como se adquirieron. Por supuesto,
que el alza y baja de los precios, no sólo se debe a la
buena o mala eficiencia de
una empresa,
sino al trabajo de la especulación. Y, en este sentido,
personajes como George Soros, han hecho grandes fortunas simple y
llanamente por la especulación. Lo peor es que se les toma
como modelos, héroes a quienes se debe imitar. Por
ejemplo, Soros, con una fortuna estimada en $22,000 millones de
dólares (hasta antes de la devaluación del rublo), es experto en
comprar acciones baratísimas de empresas que operan mal, o
sea, que no venden. Después, al mantener una falsa demanda
debido a las grandes compras de acciones de dicha empresa, Soros
logra subir las acciones; una vez alcanzado un límite
máximo, el señor empieza a venderlas. Con ese
movimiento
obtiene grandes ganancias por las diferencias de precios. Lo que
no se imaginan los ilusos compradores es que los precios de las
acciones que adquirieron no amparan a una empresa "eficiente" y
pronto bajarán en cascada, pues la demanda fue artificial
-creada por Soros-, y en tropel, presas del pánico,
comenzarán a vender, creando una sobreoferta de acciones
de una mala empresa, a precios bajísimos, significando
esto una "gran pérdida de sus capitales". Es claro que en
esto de la especulación, también se cumple que a
mayor capital, mayor poder especulativo: sólo los
más fuertes sobreviven y los pequeños "ilusos",
perderán toda su fortuna. Aún así, "todos
quieren ganar". Tradicionalmente la llamada "actividad
bursátil" era realizada por los corredores de
bolsa, quienes aconsejaban a los inversionistas en
dónde y cómo obtener más "rendimientos" por
su dinero. Sin embargo, últimamente, gracias a la
"tecnología computacional", casi cualquiera que posea una
computadora y
conexión a Internet puede convertirse en "su propio
corredor". Como señalé, esto se está
generalizando en EU. El online trading, o sea, la
venta-compra accionaria a través del Internet, se realiza
mediante programas especializados, con los cuales se enlazan con
compañías conocidas como corredores de bolsa
electrónicos (e-brokers). Cualquier persona,
aún sin tener experiencia, puede enlazarse con los
corredores electrónicos, y ponerse a elegir las mejores
"opciones" para sacar el máximo posible de rendimiento.
Por ejemplo, Ardavan Arianpour de San Diego California,
invirtió $1,000 dólares mediante este sistema y los
convirtió en $5,000. Dice Arianpour: "Me gusta investigar
como hacer dinero", quien sólo cuenta con 18 años
de vida. Podemos ver como, desde jóvenes, a la gente se le
inculca la cultura del individualismo y del materialismo,
convirtiendo a cuestiones tales como la especulación, en
formas cotidianas de vida. Y así como el estudiante de
bachillerato, existen millones de estadounidenses que a diario
buscan "hacer rendir " su dinero mediante la especulación
electrónica. De acuerdo con la firma especulativa Piper
Jaffray, la compra-venta accionaria mediante el Internet
podría ascender a un 30% de los 227 millones de
operaciones especulativas proyectadas para este año, o
sea, unos 66 millones. Existen más de 60 empresas
corredoras en el Internet, muchas de ellas subsidiarias de
corredoras tradicionales, tales como Charles Schwab y Fidelity
Investments, empresas consideradas como las más
importantes en el ramo especulativo. Justamente, Fidelity
tenía varias inversiones de ese tipo en México
antes de la devaluación. Otras compañías han
surgido exclusivamente por el Internet, como E*Trade y Datek
Online. Curiosamente, las acciones pertenecientes a estas
empresas han sido también muy demandadas
últimamente. Esto no podría ser de otra forma en
EU, país en donde a causa de la especulación, los
"inversionistas" estan pendientísimos qué tipo de
empresas y cuáles son las más exitosas. En el caso
de E*Trade, sus acciones subieron desde $11 dólares a un
máximo de $47 (precio, desde luego, inflado) para ubicarse
más o menos en $20 dólares. Es decir, estas
empresas especulativas desatan un juego dentro
del mismo juego, en
actividades totalmente improductivas (Habría que
considerar qué pasará cuando en un futuro no
lejano, sin alimentos, sin
bosques, sin agua,
qué harán todos los especuladores, quienes con
tanto dinero encima, no puedan comprar nada para saciar su
hambre). La ganancia de dichas empresas radica en las comisiones
que cobran por poner a especular el dinero de los inversionistas,
las cuales bajaron de un promedio de $34.65 dólares a
$15.95. Comparando con los $50 dólares que cobra un
corredor tradicional, esas tarifas se consideran una ganga.
Algunas empresas cobran menos de $10 dólares y otras, como
Web Street
Securities no hacen cargo en el caso de que se compren un
mínimo de 1000 acciones de NASDAQ, empresa especulativa
también. Y, bueno, sobra decir, que todas esas "ganancias"
se obtienen, y no están desligadas, como ya se
señaló, de los mecanismos que rigen la
economía capitalista a nivel mundial, es decir, de su
control y manejo por parte de las corporaciones comerciales,
industriales y financieras transnacionales. De puras comisiones,
todos esos negocios ganaron $700 millones de dólares en
1997 (el triple de lo ganado antes) y excederán $900
millones de dólares este año. Se espera que el
número de cuentas sea superior a los 18 millones en el
2002. Actualmente, hay poco más de 8.4 millones de
usuarios del Internet que especulan, cada uno con más de
$100,000 dólares en inversiones, lo cual nos daría
¡$840,000 millones de dólares que buscan
afanosamente un rendimiento! Obviamente, que contribuyen a
aumentar la presión
económica mundial, por los mecanismos comentados arriba, y
a ahondar la crisis. Tal vez la siguiente analogía sea
ilustrativa: supongamos que viviéramos en un sistema en el
cual fuera importante poseer cucharas de metal, y que
también existiera un enorme cazo lleno de sopa. Entonces,
la gente emplearía las cucharas para comer la sopa del
cazo, digamos, una cucharada diaria. Nadie pasaría hambre
y mortificaciones, pues tendrían asegurada su
ración diaria de alimento. Consideremos ahora, que, debido
al egoísmo y al individualismo, la gente no se conformara
ya con su cucharada de sopa al día, pero que no pudiera
romper la regla. Tratarían, entonces, de evadirla, sin
rebasar su cucharada diaria. ¿Cómo?, pues variando
el tamaño de la cuchara. Comenzarían por quitarles
por la fuerza a los
más débiles sus cucharas para fundirlas y hacerse
ellos cucharas más y más grandes. Cada vez
habría menos poseedores de cucharas y más y
más gente sin cucharas. En su afán por obtener la
mayor cantidad posible de sopa, los que aún tuvieran
cucharas las harían más y más grandes,
robándoselas entre ellos mismos, para ir y sacar su
cantidad de sopa, aunque no se la comieran. La sopa del cazo
iría disminuyendo hasta agotarse, pues estaría en
las pocas gigantescas cucharas de los más egoístas,
aunque no se la comieran. La gente sin cucharas se moriría
de hambre. Y como los "dueños" de la sopa no se la
podrían comer en un plazo razonable, ésta se
echaría a perder y también ellos morirían,
es decir, si la sopa habiendo estado dentro
del caso hubiera durado la vida de todos, monopolizada ni
siquiera sirvió para cubrir la vida de los
acaparadores para los que, finalmente, tanta avaricia y
egoísmo de nada habrían valido. Es así como
funciona el sistema capitalista, con tanto acaparador de la
riqueza, que día a día está buscando
cómo hacer más y más dinero. Volviendo a la
especulación, como señalé, tiene sus
problemas, pues muchas de las acciones comercializadas no valen
en realidad el precio al que se adquirieron, y a la hora de
venderlas, los ingenuos que pensaron en hacerse ricos, pierden
todo o parte de su dinero. Esto sucedió en el llamado crac
bursátil de 1929, cuando debido a la crisis
económica mundial, por la falta de ventas, la mayor parte
de las empresas estadounidenses quebraron y, con ellas, sus
acciones, descapitalizando no sólo a otros capitalistas,
sino a extensos sectores sociales, quienes perdieron sus
pequeños capitales a causa de su materialista deseo de
"enriquecerse fácilmente". Se supone que la
Comisión Nacional de Valores de los
EU (U.S. Securities and Exchange Commission) advierte de los
peligros inherentes de la "actividad bursátil", pero
siempre es mayor la tentación por hacer dinero, que el
riesgo. Además, la especulación vía
Internet, aparentemente reduce dicho riesgo, debido a que el
inversionista puede cambiar en cuestión de horas o
minutos su inversión, de tal manera que puede realizar
varias operaciones por día, ganando por lo menos algunos
centavos de diferencia. Sin embargo, los corredores profesionales
aseguran que mediante ese mecanismo, dichas personas se pierden
la oportunidad de que su dinero alcance rendimientos mayores al
no permitir que sus inversiones "maduren". Y para que los
inversionistas electrónicos tomen buenas
decisiones, varias empresas ofrecen datos de referencia, tales
como razones precio-ganancia, así como la "popularidad"
que ciertas acciones tienen entre los "grandes inversionistas".
En este sentido, Daniel Kadlec, analista financiero y
económico, señala que si los ejecutivos más
altos dentro de una empresa comienzan a vender sus propias
acciones que posean de dicha empresa (que, generalmente, se les
incluyen como parte de los altísimos sueldos que perciben
por administrar a la compañía), es señal de
que algo anda mal y de que el resto de los inversionistas deben
considerar pronto en vender sus acciones de esa
compañía también.
Y desde luego que ser una compañía
corredora electrónica cuesta; sobre todo, tener muchos
clientes y retenerlos además. Ameritrade gastó $25
mdd para agregar 50,000 clientes más, con lo que el total
asciende a más de 200,000, pero por cada uno gastó
en promedio $500 dólares, siendo que el corredor
tradicional gasta en promedio $300 dólares, lo cual, como
en toda actividad especulativa, significaría que
Ameritrade tiene más gastos y menos
ganancia. Es lo que se considera como el "sacrificio de una parte
de la ganancia", con tal de vender más y más. Sin
embargo Charles Schwab es una de las compañías
más exitosas, a pesar de que cobra una comisión de
$29.95 dólares, debido a que, como corredora tradicional,
ha logrado ofrecer a sus 5 millones de cuentabientes en sus
servicios normales el acceso a todos los servicios que
proporciona vía Internet, los cuales incluyen corredores
que dan servicio por
ese medio todo el día, soporte técnico, así
como un "supermercado financiero" que ofrece 1,500 fondos
mutualistas diferentes (estos son las "sociedades
financieras" que le ofrecen a la gente el manejo de sus pensiones
y retiros, justamente como las llamadas Afores, que recientemente
y por la fuerza se implantaron en México, precisamente
para capitalizar a los bancos, más que para "beneficiar" a
los pensionados). Existe una guerra entre
las compañías por hacerse de clientes. Por ejemplo,
E*Trade, que maneja más de 400,000 cuentas y activos con
valor de $10,200 millones de dólares ofrece OptionsLink,
servicio mediante el cual, las empresas contratantes pueden
manejar las acciones que les proporcionan a sus empleados, es
decir, por ejemplo si Ford como parte del salario de sus
empleados les da acciones, con OptionsLink puede ver cómo
ellos puedan obtener el mayor rendimiento. Otras, como Datek,
ofrecen realizar transacciones en un máximo de un minuto o
la devolución de la comisión si no es así.
Gracias a esta "rapidez", esta empresa de sólo dos
años maneja 80,000 cuentas y es el corredor
electrónico de mayor crecimiento en todo este
frenesí especulativo que, considero, está llegando
a niveles demenciales. La especulación electrónica
es uno de los canales más buscados en el Internet. America
Online, principal oferente de Internet en EU, declara que incluso
supera a las noticias, los juegos y el
entretenimiento. Esta compañía sirve de enlace para
9 corredurías electrónicas, las que son solicitadas
por 5 millones de suscriptores diariamente, quienes revisan 80
millones de cifras accionarias, generándose además
13 millones de gráficas financieras por mes. En fin, en
este "paraíso especulativo" esas empresas son las
principales beneficiadas, tanto, que hasta se están
aliando para hacer frente a la demanda de tantos millones de
individuos deseando hacerse ricos en el menor tiempo posible. Se
prevé que pronto será el fin de los corredores
tradicionales, conforme más y más gente se vuelva
"experta" gracias, se dice, a la Red. En la siguiente tabla
se muestran algunas de las principales corredurías
electrónicas, su participación en el mercado
accionario, así como la comisión cobrada: (TIME, 11
de mayo)
EMPRESA
PARTICIPACIÓN(%) COMISIÓN(dls.)
Charles Schwab 30 $29.95
E*Trade 14 $14.95
Waterhouse Securities 8 $12.00
Datek Online 8 $9.99
Fidelity Investments 7 $19.95
DLJ Direct 5 $20.00
Quick & Reilly 5 $14.95
Ameritrade 5 $8.00
Discover Brokerage Direct 4 $14.95
Desde luego, que el paraíso especulador no puede
durar indefinidamente. El índice Dow Jones, el principal
indicador en Wall Street, a partir del 17 de julio de este
año (1998) comenzó a perder puntos, un total de 740
a mediados de agosto (TIME, agosto 17, 1998), es decir, un 8%
aproximadamente, que al decir de varios economistas se debe a la
crisis asiática. Como se señala arriba, la
especulación no florece de la nada y llega el momento en
que los prestamistas no pueden seguir exprimiendo más a
sus deudores, ni las empresas pueden seguir ofreciendo "grandes
ganancias" si sus ventas caen. Como dije, la especulación
sólo profundiza la crisis, pues las pocas ganancias y
capitales generados quedan acaparados por unos cuantos. En este
caso, Estados Unidos y su "cultura especuladora" son, en gran
parte, causantes de la actual crisis. En lo que va de los
90’s se han inyectado ¡$9,000,000,000,000 (nueve
billones de dólares)! en las llamadas carteras de
inversión, y podemos pensar el nivel de
ganancias que tantísimo dinero ha generado.
Considerando un conservador rendimiento anual de 20% en promedio
(generado por los diferentes medios de
especulación, tanto dentro de los EU, como fuera), las
ganancias ascenderían a $1,800,000,000,000 (1.8 billones
de dólares) al año, cifra que evidentemente
descapitaliza y desvaloriza a otros sectores, empobreciendo
más al conjunto de la sociedad que no puede
especular, gracias a la cual, es posible la
especulación. Todas esas brutales ganancias son empleadas
por los estadounidenses en alimentar su característico
compulsivo consumo, el cual ha ascendido de un promedio mensual
de ¡$5,500,000 millones de dólares (5.5 billones de
dólares) en junio de 1997 a $5,800,000 millones de
dólares en junio de 1998 (5.8 billones de dólares)!
(TIME, agosto 17, 1998). Y, según los analistas, esta
tendencia ha ayudado a sostener la prosperidad. Claro, es un
círculo vicioso: las personas compran acciones de las
empresas que funcionan bien, o sea, que venden. Éstas
venden porque podríamos decir que nos hallamos en un
ciclo de renovación de las mercancías viejas o
desgastadas. Entonces, proporcionan buenos
rendimientos a quienes compran sus acciones. Con esos
rendimientos, la gente se dedica a comprar, aumentando las ventas
de las empresas. Es decir, las ganancias que las empresas
entregan a sus inversionistas, les son devueltas por
éstos al comprarles. No necesariamente alguien que
posea acciones de Ford, empleará sus ganancias para
comprar un auto de esa marca, sino de
otra, digamos de General Motors, pero alguien que posea acciones
de esta empresa, tal vez adquiera un auto de Ford, es decir, se
establece así una estructura de
conveniencia mutua en la cual, los más beneficiados son
las empresas. Aparentemente, este es un mecanismo empleado para
revertir las declinantes ganancias industriales, pues las
empresas recuperan con creces lo que otorgan por el pago de
intereses de sus acciones. No podría ser de otra forma: si
las empresas venden sus acciones es, generalmente, para hacer un
buen negocio. A esto, los economistas lo llaman el "efecto
riqueza" (wealth effect), pues la gente cuando se siente
rica compra mucho, y cuando se siente pobre, restringe su
consumo. Precisamente la caída del 8% del Dow Jones
podría revertir este proceso de aparente prosperidad
consumista, ya que un colapso en la actividad
bursátil significaría que mucha gente
detendría abruptamente su consumo. Actualmente, gran parte
del consumo se debe exclusivamente a las ganancias especulativas:
la gente compra autos o casas sin necesidad de tocar el
principal. En especial, los pensionados realizan su
consumo exclusivamente con los rendimientos que obtienen de sus
inversiones en los fondos mutualistas. Tan importante es la
inversión accionaria en EU, que 43% de los adultos poseen
acciones, porcentaje que supera a todos los anteriores.
Más de un tercio del consumo del año pasado se
debió al "efecto riqueza", es decir, a las ganancias
especulativas. Los economistas calculan que los inversionistas
gastan 4 centavos de cada dólar ganado en el mercado
accionario. Como en los últimos tres años, a pesar
de la reciente baja, Wall Street ha reportado ganancias
récord (debidas a que, como señalé arriba,
hasta antes de la actual crisis, iniciada por la debacle
asiática, las cosas iban muy bien), todo mundo
busca invertir en acciones y, como han obtenido buenos
rendimientos, el llamado índice de confianza del
consumidor (el
cual indica el nivel de propensión al consumo, es decir,
entre más bajo, menos consumo y viceversa) es muy alto y
por eso compran tanto. Los rendimientos especulativos superan los
salarios de la
mayoría, sobre todo de los pensionados, cuyas acciones han
duplicado su valor, en tanto que sus pensiones aumentan
lentamente. Como ya vimos, es más conveniente para las
propias compañías vender sus acciones y "dar
intereses", ya que así venden mucho más que si
aumentan los salarios, pues al hacerlo, aumentan sus costos, y
esto sí les afecta, porque los precios de sus
productos subirán y venderán menos. De hecho, el
salario obrero en
EU, después de tres décadas de estancamiento,
apenas si ha comenzado a subir, principalmente porque la alta
productividad
de los trabajadores (o sea, que están entre los más
explotados del mundo), genera mayor ganancia por cada uno,
así que los empleadores pueden darse el "lujo" de pagarle
un poco más de salario, sobre todo porque en este
momento de aparente prosperidad, con buenas ventas, buscan
retener a sus mejores trabajadores. La huelga en
General Motors, se debe justamente a que la empresa ha despedido
a muchos trabajadores y descargado en menos obreros muchas
más tareas, por lo cual se les somete a mayores tensiones
y cargas de trabajo. Esta situación de bajos salarios
permite comprender también el frenesí especulador,
pero, repito, a quienes primero beneficia es a las empresas, pues
lo emplean como una forma de frenar lo más posible la
crisis. De todos modos, esta situación no durará
mucho, pues la prosperidad de las empresas no depende sólo
de sus ventas internas, las cuales en cierto momento,
comenzarán a declinar cuando la sobreproducción
supere al más compulsivo de los consumismos, sino de las
externas, que, como señalamos, ya iniciaron su
caída con la crisis asiática. De hecho, por tal
crisis, muchos de los rendimientos accionarios de las
corporaciones han disminuido, pues sus ganancias han disminuido,
por las bajas ventas. Desde las industrias químicas, hasta
las aerospaciales se han visto afectadas y considero que lo peor
apenas comienza, pues EU no está aislado de ese proceso
globalizador que sus mismas corporaciones y bancos han
promovido. El sólo consumo interno ni es eterno, ni
será su salvación. De hecho, muchos economistas no
garantizan que no vaya a haber una nueva recesión el
próximo año en EU y considero que sí se
dará y que, precisamente, la especulación la
detonará y profundizará aún más. En
estos días (agosto 28), las pruebas de que
la crisis se recrudece están a la vista, sobre todo porque
ya el deterioro de la economía rusa está muy
avanzado también, pues, además de la baja en el
consumo, la quiebra de muchas empresas estatales, la
descapitalización bancaria, el rublo se devaluó, y
con ello las esperanzas de mantener su consumo de importaciones,
tanto de Asia, como de los Estados Unidos (La Jornada 28 de
agosto, 1998). Desde 1996 a la fecha, el rublo pasó de
4.76 por dólar a 11.1 por la reciente devaluación
(La subida de precios es brutal: el costo del vodka
es 97% más alto, los cigarros, 131%, la carne es 85%
más cara y la leche 60%
-TIME, septiembre 21, 1998). Con una deuda de más de
$150,000 millones de dólares y un esquema económico
altamente especulativo, debido a que, como en los EU, todo mundo
quiere invertir en la bolsa y, por si no fuera poco, altos
niveles de criminalidad evidenciados por una creciente mafia
organizada que influye y controla la política y la
economía, la actual Federación Rusa es un caso
interesante de cómo el capitalismo en su afán
integracionista-globalizador, destruyó un sistema
político, que aún con sus imperfecciones,
logró consolidar ciertas peculiaridades económicas,
tales como un eficiente sistema de salud, dotación de
casas-habitación, sistema de pensiones, un sistema
educativo de alto nivel, entre otras, que la población
madura y anciana extraña actualmente, en
comparación con la salvaje economía de
"sálvese quien pueda", en la cual, se reproducen las
clásicas endémicas anomalías de la sociedad
capitalista: ejércitos de pobres, altísimo
desempleo, cierres de fábricas, quiebras, un puñado
de super-potentados, enriquecidos súbitamente por la
corrupción y la especulación, que están
bastante ligados a la clase política, y en realidad
sólo se preocupan por llenarse los bolsillos y no por el
bienestar de su país. El diputado federal estadounidense
Bernie Sanders señala que la terapia de choque aplicada
por el FMI a Rusia desde 1992, lo único que ha logrado es
que para 1995 ese país disminuyera su producto interno
bruto (es decir, todo lo que se produce, vende y compra en un
año) en 42% y su producción industrial en un 46%,
"mucho más que la economía estadounidense en la
Gran Depresión
de 1929" (Solidaridad Iberoamericana, julio de 1998). O
sea, que se cortó casi la mitad de la actividad
económica rusa interna, y es evidente que dicha
caída la aprovecharon las corporaciones y los bancos
multinacionales y por eso ahora están tan preocupados por
su devaluación y por la pesada carga financiera de tantos
préstamos que le han hecho los bancos extranjeros (debe
$71,000 millones dólares en bonos gubernamentales que
pronto se vencerán y que ni por dónde se ve que
podrá pagar el gobierno). La laxitud de las leyes rusas
agrava aún más la situación, pues con tal de
que los inversionistas inviertan sus capitales en ese
país, los impuestos
aplicados a las ganancias, tanto industriales, como
especulativas, son bajísimas, o no se cobra ningún
impuesto
(especialmente a los especuladores). Por otro lado,
también el problema radica en que más del 70% de la
industria rusa está dedicada a la producción
bélica. Actualmente con el llamado fin de la guerra
fría, el consumo gubernamental de armas es casi
nulo y sus exportaciones no son suficientes para que las
fábricas se justifiquen (desafortunadamente para Rusia
no hay muchas guerras). Se ha tratado de convertir algunas
a la producción civil, pero este proceso es
costosísimo y se lleva años (Por ejemplo, al final
de la segunda guerra
mundial, una buena parte de las fábricas en EU que se
habían dedicado a la fabricación de armas, se
llevaron varios años y a un costo tremendo en
el proceso de reconversión a la fabricación civil),
así que gran parte de los bienes, tanto de consumo, como
de producción, se tienen que importar. Esto coloca a ese
país en una tremenda desventaja con respecto, por ejemplo
a EU o a Europa
occidental, pero a estos les conviene porque es un excelente
mercado de más de 250 millones de personas. Por eso, la
devaluación del rublo se temió tanto, pues eso
implica una brutal baja de las importaciones rusas y otro nuevo
descalabro al capitalismo mundial, en crisis ya por la previa
baja en el consumo, como señalamos arriba, debido a la
crisis asiática (incluso los especuladores salieron
perdiendo: George Soros, con una fortuna personal estimada en
$22,000 millones de dólares, perdió $2,000 millones
debido a la devaluación del rublo-TIME,7de
septiembre,1998). Si bien la estrategia Reagan
para desarticular en todos los sentidos a la
ex-URSS le funcionó perfectamente al capitalismo por unos
años, éste es inexorable en cuanto a la
expansión de la crisis y el empobrecimiento de sociedades
y países enteros. Lo malo es que ya no quedan más
"URSS" para reactivar de nueva cuenta el consumo. A principios de
junio el gobierno ruso puso en venta una de sus mayores empresas
petroleras, Rosneft, en $2,100 millones de dólares
(siguiendo el "consejo" del FMI de que las ventas de empresas
públicas bajarán el monto de la deuda
externa, lo cual es una total y absoluta mentira, pues la
deuda externa no disminuye y, más bien, crece más
cada mes), pero no hubo postores (TIME, 8 de junio, 1998). Esto
es entendible, pues nadie estará interesado en comprar
empresas petroleras extractivas ahora que los precios del crudo
se están desplomando debido, principalmente, a la baja en
la producción industrial mundial. Aparte de armas, Rusia
no tiene muchas manufacturas que exportar, y buena parte de sus
ventas son de materias primas como el
petróleo. Pero ahora que éste se está
desplomando en su precio, el país obtendrá menos
divisas y menos podrá comprar. No sólo del petróleo,
sino los precios de todas las materias primas están
bajando: soya, algodón, metales,
combustibles, alimentos (La Jornada, 28 de agosto, 1998), pues al
no haber consumo, no hay producción y la demanda de
aquéllos baja. La situación en el caso concreto del
petróleo
es tan mala que la anglo-holandesa Royal Dutch Shell y la
estadounidense Texaco se "unirán" -según sus
ejecutivos no se están fusionando- para explotar
conjuntamente sus refinerías y gasolineras en Europa, con
el fin de ahorrar gastos, debido a que los precios del
petróleo han caído a casi la mitad, así que
las ganancias son escasas; de esa forma, eliminarían la
dura competencia entre sus gasolineras y compartirían sus
marcas (La
Jornada, 4 de septiembre, 1998). Sólo así,
fusionándose, las empresas pueden aguantar un poco
más la crisis, pues comparten, más que las
ganancias, las pérdidas. Existen rumores de que la British
Petroleum y Amoco se fusionarán, lo cual es bastante
posible dadas las actuales críticas circunstancias. La
devaluación del rublo, del renminbi, el yen japonés
y de otras muchas monedas con respecto al dólar es una
gran desgracia para EU, pues todos esos países
tratarán de venderle más, tanto materias primas,
como su sobreproducción manufacturera, pero le
comprarán mucho menos. En otras palabras, la
política de globalización promovida por las
corporaciones y bancos estadounidenses para auto-favorecerse, se
está revirtiendo en su contra, ya que por las
condiciones descritas anteriormente, en lugar de que EU le venda
al mundo, el mundo está vendiéndole a aquél,
lo cual constituye una posición bastante
incómoda, de
acuerdo con la dinámica capitalista de vender y
vender.
Mientras eso sucede, todos quieren sacar partido de la
especulación y ahora hasta los artistas ofrecen "bonos", a
cambio de liquidez, dejando en garantía las
regalías por las ventas de su material artístico
(discos, videos, películas, etc.). El primero en entrar a
este esquema de "préstamos prendarios" fue David Bowie,
ayudado por David Pullman, experto en ese tipo de inversiones.
Bowie pidió prestados $55 millones de dólares,
emitiendo como garantía "bonos Bowie", que pagarán
tanto el capital invertido en ellos, así como los
intereses en base a las regalías obtenidas por las ventas
de su actividad artística. Otros artistas están
siguiendo su ejemplo: Tupac Shakur, Kim Carnes, Heart, Patti
Smith, Joan Jett, Rod Stewart y Pat Benatar. Pullman incluso
está en tratos con los herederos de John Steinbeck, para
emitir bonos de este tipo a cambio de liquidez. Desde luego que
este señor se lleva un buen porcentaje de los rendimientos
obtenidos. Este tipo de especulación cae en lo que se
llama "préstamos en garantía", que monta $200,000
millones de dólares anuales y que se inició cuando
años atrás, los prestamistas que prestaban en base
a hipotecas, emitían bonos amparando todas las hipotecas
en su poder y hacían los pagos de intereses de esos bonos
por los pagos que a ellos les hacían los deudores.
Así, los prestamistas, mediante ese sistema, recuperaban
el dinero prestado antes del plazo estipulado y podían
prestarlo de nuevo, tantas veces como quisieran… ¡doble,
triple negocio! Los artistas como Bowie, digamos que
hipotecarían sus regalías. Es como si
pidieran prestado ahora para pagar en el futuro en base a sus
ganancias artísticas. Pero esto no ofrece mucha seguridad a quien
compre dichos bonos, pues si las regalías no rinden como
él esperaba, entonces perderá. Como puede
verse, es exactamente el mismo mecanismo que regula las acciones
de las empresas: en este caso, el artista es su propia
mercancía. Justo sucede lo que decía Marx, que
en el sistema capitalista, absolutamente todo, tiende a
mercantilizarse. Los artistas tienen la ventaja de que si
sus regalías son mayores a las esperadas, pueden recomprar
sus bonos, es decir, pagar el préstamo pedido, y no perder
más dinero. De nueva cuenta, notamos que, ante todo,
está el beneficio individual.
Tal vez porque el nivel de especulación haya
llegado a niveles intolerables, dentro de los propios banqueros
se busque establecer mecanismos para "regularla". En Inglaterra se
acaba de crear la Autoridad de
Servicios Financieros (FSA), que sería algo así
como un cuerpo gubernamental que vigilaría y
regularía las operaciones financieras, de tal forma que,
ni se concentraran demasiados capitales especulativos en un
país, ni se alejaran tanto de otro (TIME, 27 de julio,
1998). Según esto, la vigilancia la haría
empleando, por un lado, la misma tecnología
electrónica que permite realizar las operaciones
especulativas tan rápidamente y, por otro, aplicando leyes
más severas, reglas únicas para poder invertir
especulativamente. No creo que la FSA logre hacer mucho. Yo
sugeriría, si realmente se deseara resolver el problema,
que se aplicase a los especuladores un impuesto de un 50% como
mínimo para desalentar más ese tipo de
inversión, y que fuera el propio gobierno quien dispusiera
de esos fondos. Pero como ni por asomo se tocaría a un
negocio cuya ganancia, como señalé antes, es mayor,
más rentable y rápida que la generada por la
industria, a tal grado que las propias corporaciones industriales
tienen sus divisiones "financieras", es decir especulativas, el
problema seguirá y con él, el agravamiento de la
crisis.
La especulación se debe, como se
señaló, a la baja ganancia en la producción.
Una de las maneras de contrarrestar dicha situación es
creando alianzas o fusiones, tal como sucede con los bancos y el
resto de las corporaciones. Revisaremos el caso de la industria
automotriz. Ésta, en la actualidad, ha alcanzado niveles
de saturación muy altos, debidos tanto a la
sobreproducción (se fabrican 65 millones de autos por
año, es decir, un auto cada dos segundos en promedio), la
fuerte competencia entre las industrias automotrices, así
como el bajo consumo debido a la crisis. Por dichas razones, se
están estableciendo alianzas entre los grandes fabricantes
o algunos están adquiriendo a otras empresas, con tal de
reducir o eliminar competidores. Los principales países
productores de autos son Estados Unidos, Inglaterra, Francia,
Alemania,
Suecia, Italia,
Japón, Corea del Sur (los autos fabricados por los,
anteriormente, países del bloque socialista, han sido
absorbidos por los grandes fabricantes de los países
enumerados o su producción es marginal, local, como en el
caso de Rusia. China también tiene una limitada
producción de vehículos nacionales de la marca
Jiefang) y actualmente se están llevando convenios de
fusiones y compras con tal de seguir en la aguerrida competencia
por un mercado cada vez más y más reducido. Como
señalé antes, el automóvil es una
mercancía que en lugar de irse abaratando relativamente
con el tiempo y colocarse al alcance de más consumidores,
ha seguido el camino contrario, pues tantas especificaciones en
cuanto a motores
"más limpios", así como los aditamentos de lujo,
los vuelven más costosos y sólo dirigidos a un
reducido mercado, que continúa disminuyendo. Por ejemplo,
Toyota recientemente ha lanzado al mercado el auto Prius, un
modelo híbrido, pues trabaja a base de electricidad y
gasolina, sobrebautizado como "Eco". En la publicidad del
auto (TIME, noviembre 1997), se dice "El precio de venta
será sólo un poco más alto que el
precio de los autos convencionales de características
similares", pero se justifica en el sentido de que los ahorros de
combustible "permitirán recuperar la diferencia de precio
durante la vida del vehículo en los países en
donde la gasolina es cara". Pero la justificación
en cuanto al precio caro del combustible, es débil
(aún en Japón, en donde el precio de la gasolina es
el triple que en EU), pues en la actualidad, la tendencia es a la
baja, por lo menos en los países desarrollados, ya que los
precios internacionales de petróleo tienden a desplomarse,
y, en consecuencia, las importaciones, así que el precio
de la gasolina tiende a reducirse y, por otra parte, el mantenimiento
de ese auto (que funciona con un motor de gasolina
y otro eléctrico que opera a base de baterías de
níquel y metal que se recargan con el primero),
saldrá a la larga más caro, ya que sus componentes
son más sofisticados y pertenecen a uno de los primeros
modelos de ese tipo. Estos adelantos tecnológicos,
que implican un precio mayor, soportarían la tesis
propuesta de que entre más avances, mayor precio. Por otro
lado, el auto se acompaña de los "refinamientos de lujo y
confort", lo cual, obviamente, incrementa su precio. Takehisa
Yaegashi, ejecutivo de Toyota, dice que para que el auto sea
competitivo, no sólo en Japón, sino en el mundo
"los costos de
producción deben de bajar y esto se logrará con
las economías de escala, cuando los volúmenes de
fabricación crezcan". Pero este principio, de "a mayor
demanda, menor precio", como se ve, no se cumple, ni tampoco es
factible que dicho auto tenga gran demanda por tanta competencia
(otras empresas ya ensayan sus propios autos híbridos), y
por la crisis. Por tanto, la competencia es mayor, ya que las
empresas tratan de abarcar el mayor mercado posible para sus
productos. Como no es posible seguir haciéndolo
aisladamente, están fusionándose. La más
reciente fusión se realizó entre Chrysler (EU),
hasta ahora el sexto fabricante automotriz del mundo y
Daimler-Benz (Alemania), el número 15. Así, la
nueva compañía, bautizada como Daimler-Chrysler
Akteingesellschaft, ocupará el quinto lugar de
producción mundial de autos, tendrá un valor
combinado de $40,000 millones de dólares, generará
¡130,000 millones de dólares en ventas anuales! (una
cuarta parte del Producto Interno
Bruto de México) y empleará más de
400,000 personas. De esta forma, las dos compañías
esperan aumentar sus ventas, así como la reducción
en los costos de
producción, ahorrando, por ejemplo, en investigación o diseño
de vehículos, ya que se evitarán duplicidades, es
decir, si antes de la fusión, las dos
compañías trabajaban cada una en el concepto de
motores
más eficientes, ahora, después de la fusión,
entre las dos lo harán, ahorrando dinero. Esto
redundaría en un menor precio de fabricación de
vehículos y, en consecuencia, en mayor competitividad. Aquí podemos observar que
ni siquiera los consorcios, con todo su poder, pueden continuar
compitiendo entre sí, y llega el momento en que buscan
aliarse y compartir el cada vez más reducido mercado. Otra
de las fusiones, fue la compra del prestigiado fabricante
inglés
de autos de lujo Rolls-Royce por parte de la alemana Volkswagen
en $713 millones de dólares (poco dinero, considerando que
el Rolls-Royce es uno de los carros más lujosos y costosos
del mundo). La compañía británica enfrenta
serios problemas financieros, lo cual sería señal
de que incluso el mercado de autos de lujo está bastante
deprimido, mala noticia para la industria en general, que lo
considera como el más importante (la mayor parte de los
modelos tienden a ser de lujo o de superlujo y cada vez son menos
los considerados "estándar"). Ford (EU), está
considerando aumentar su participación en Kia Motors
Corp., la empresa sudcoreana número 2, que actualmente
tiene problemas financieros y que se declaró en quiebra en
julio de 1997 (ya dijimos que esto es consecuencia de la
saturación mundial, producto de la sobreproducción
asiática de mercancías baratas, junto con la del
resto del mundo, y que por tal razón los famosos tigres,
dejaron de serlo). La empresa alemana Audi (productora
también de autos de lujo), está considerando la
compra de la italiana Lamborghini. Y también se rumora de
una fusión entre VW (Alemania) y Renault (Francia). Claro
que los economistas oficiales a esto lo llaman "el triunfo de la
economía global", siendo que en realidad se trata de
dramáticas acciones que toma el capitalismo en su
afán por sobrevivir. Las únicas que no se
están fusionando, son las empresas japonesas, que
prefieren tratar de avanzar en la reducción de costos para
que sus autos sean más competitivos (en esto, creo que se
está llegando al máximo y los costos pronto no se
podrán reducir más, excepto a costa de reducir
más la ya de por sí reducida ganancia). Hasta
ahora, las empresas automotrices trataron de competir a
través del precio, ofreciendo autos "más
económicos". Por esa razón, establecieron muchas de
sus plantas en los
países subdesarrollados, para reducir costos de mano de
obra y de materias primas, pero ni siquiera así se logra
contrarrestar la tendencia decreciente de la ganancia, ni
aumentar el consumo. Por otro lado, esto de los autos me parece
ilustrativo para mostrar que a los fabricantes no les interesa
que el mundo se llene de sus máquinas que contaminan el
ambiente y
consumen el 70% de los recursos mundiales, además de que
abarcan directa o indirectamente al 65 % de la industria mundial,
para su fabricación. Su sueño es que los casi seis
mil millones de habitantes del planeta poseyeran un auto y por
eso producen uno cada dos segundos actualmente. Pero si existiera
tal cantidad de vehículos funcionando todos al mismo
tiempo, el oxígeno
se terminaría en un día. Esa excesiva
sobreproducción de vehículos se debe a que, como se
dijo antes, la ganancia por unidad es bajísima y se debe
de compensar con tremendos volúmenes de ventas. La idea de
una gigantesca empresa automotriz ya se le había ocurrido
antes al señor Lee Iacocca, quien salvó de la
quiebra a Chrysler durante los años negros de 1979 a 1981.
Según él, la empresa se llamaría Global
Motors, que sería una alianza entre Chrysler y VW (o Fiat
o Renault), en tanto que la ya desaparecida empresa American
Motors se encargaría de fabricar camiones y
vehículos utilitarios. Global Motors sería el
contrapeso de General Motors y Ford, empresas que ya por entonces
tenían una gran reputación a nivel mundial. Iacocca
predecía que habría 12 grandes empresas y esa
parece ser la tendencia con tantas fusiones. En 1980 operaban
más de 30 compañías automotrices. Han ido
desapareciendo desde entonces a consecuencia de la fuerte
competencia. Por ejemplo, American Motors dejó de existir
en 1986. Y ya desde antes, los 40’s, 50’s,
60’s, han dejado de existir fábricas de autos debido
a su falta de competitividad en un mercado cada vez más
cerrado. Los fabricantes más fuertes están tratando
de fusionarse o de comprar a otras empresas. Ford Motor Co. (EU),
además de su participación en Kia, posee Jaguar
PLC
(Inglaterra) y un tercio de Mazda (Japón) y está
considerando una alianza con la coreana Samsung Motors Inc.
General Motors, por ahora el mayor fabricante de autos en el
mundo, posee la alemana Adam Opel AG, la inglesa Vauxhall Motor
Cars Ltd., la australiana Holden, 50% de la sueca Saab Automobile
AB y una tercera parte de la japonesa Isuzu. Además, opera
una sociedad con la japonesa Suzuki Motor Corp. para la
fabricación de autos en Canadá, así como una
planta ensambladora con la japonesa Toyota establecida en
California llamada NUMMI. Particularmente, empresas japonesas
como Toyota tratan de competir por medio del mejoramiento de sus
sistemas de
producción, reduciendo al máximo posible los
tiempos de fabricación. Emplea mucho el llamado "trabajo en
equipo", que reune a los gerentes de áreas tan
diferentes tales como ingeniería, diseño, ventas y
mantenimiento,
además de que ha reducido el tiempo que le lleva concebir
un nuevo vehículo, desde el concepto hasta la
fabricación a un máximo de dos años y medio.
Este método es
el que pretende adoptar Daimler-Chrysler, con tal de que le
permita consolidarse a nivel mundial, junto con Toyota, Ford y
GM. Supuestamente, las dos compañías sacarán
partido de sus características individuales para aumentar
sus ventas. Por ejemplo, Chrysler depende bastante del mercado
norteamericano (EU, Canadá, México y
Centroamérica) y a través de Daimler, puede
extender su dominio en
más países del mundo, en tanto que Daimler, a
través de Chrysler, puede masificar su línea
Mercedes (o sea, abaratarlo). Por otro lado, las
compañías, al unirse, gastarán menos en
investigación, reduciendo considerablemente
los $7,000 millones de dólares que combinadamente erogaban
cada año. También bajarán sus costos por
compra de materias primas, así como por concepto de las
partes en común que pueden usar sus respectivos modelos,
es decir, un encendido electrónico podría ser usado
indistintamente. En este sentido, no están haciendo otra
cosa fuera de lo que Marx denominaba "el ahorro en los gastos de
producción", que se logran, por ejemplo, comprando en
mayor volumen, o
empleando piezas que puedan usarse en varias operaciones. Se
ahorrarán también en el diseño de sus autos
combinando lo mejor y evitarán repeticiones. Antes de la
unión, por ejemplo, Daimler desarrollaba una minivan;
ahora, alguna de Chrysler, simplemente, se puede rediseñar
ligeramente, con lo que también se ahorrará dinero.
Por otro lado, a Daimler le llevaba años el diseño
y la fabricación de un nuevo modelo (como en el caso de el
vehículo utilitario M-Class), en tanto que Chrysler lo
hace mucho más rápido y puede enseñarle como
realizarlo. Aquí también se ve que la tendencia es
a absorber el mercado de vehículos de lujo, el mercado
más importante, ya que Chrysler presentó a
principio de año el Chronos, un auto de superlujo,
de línea europea, y motor en V de ¡10
cilindros! Claro, con el
petróleo barato, no se podía esperar otra cosa
más que la vuelta de los motores excesivamente
consumidores de gasolina (a pesar de todos los adelantos de
supuestas reducciones de emisiones). Para producir ese modelo tan
costoso, Chrysler, limitada de capital, necesita a Daimler, con
capital en exceso. Pero con el mercado de lujo en decremento,
quién sabe si dicho auto finalmente tenga suficiente
demanda para arriesgarse a producirlo. Creo que es la ceguera
capitalista de pensar que sólo con sacar a la venta un
artículo de superlujo, por ese sólo hecho, se va a
vender como pan caliente. Lo único, según los
presidentes de las compañías, en donde no
ahorrarán, será en los salarios, pero esto ya lo
han logrado, pues ambas han establecido gran parte de sus
operaciones en los países subdesarrollados, pagando diez
veces menos que en sus propios países y seguramente
seguirán con esa tendencia. En esto, de seguro se
referían a los trabajadores estadounidenses y alemanes,
éstos, con salarios más elevados y sobre los que, a
la larga, habría más presiones. Incluso, muchas de
las operaciones se podrían mover a EU, en donde los
salarios son menores. Pueden, también, recortar personal
(downzising), para evitar operaciones repetidas. Por otro lado,
desde el punto de vista laboral, estas
alianzas quizá materializarían aquél viejo
sueño del "Manifiesto Comunista" de internacionalizar los
sindicatos, ya
que podrían establecerse alianzas entre los trabajadores
de los países en donde éstas empresas operaran. Sin
embargo, existen ciertas diferencias entre las dos
compañías: Chrysler es más práctica
en el sentido de que trata de maximizar al máximo las
ganancia. No así Daimler, que no repara en costos, con tal
de que sus vehículos sean "muy seguros" (ahora esto es
dudoso, pues recuérdese que fue en uno de sus lujosos
Mercedes SL en el que se mataron Lady D y su futuro).
Aquí, es interesante la siguiente comparación en
cuanto a la tasa de ganancia, puesto que Daimler, como muchas
empresas alemanas, obtiene apenas un 2%. VW obtiene 1.2%
solamente, ambas bajísimas, lo que explicaría, por
un lado la necesidad de sobreproducir más y más
autos cada vez para que el volumen masivo de ventas compense la
reducida utilidad. Por
otro lado, mostraría que las empresas alemanas, con una
fuerza de trabajo más cara, obtienen menos ganancias y son
menos competitivas. Este es un fuerte problema para el
capitalismo europeo, no sólo el alemán, y
actualmente, a como dé lugar, se busca reducir los
salarios, para que las empresas sean "más competitivas".
Pero, por fortuna, la reacción de los trabajadores no se
ha hecho esperar y las huelgas y manifestaciones cada que el
gobierno intenta, junto con las empresas, reducir los salarios,
están a la orden del día, y hasta la fecha no se ha
logrado. Estas tasas de ganancia tan reducidas son la prueba.
Otro factor que encarece los costos industriales es que debido al
sistema de seguridad
social que, por ejemplo, otorga altas pensiones o excelentes
servicios médicos a los trabajadores (por ejemplo, en
Francia, una mujer trabajadora
que se case y se embarace, puede decidir ya no seguir trabajando
y el estado
deberá pensionarla de por vida), el gobierno cobra
impuestos "muy
elevados" a las empresas (así debería hacerse en
todas partes). Esta situación, según los
empresarios, desincentiva la producción industrial y el
establecimiento de empresas tanto nacionales, como extranjeras.
Justamente una buena parte de lo que se persigue con la llamada
"Unificación Europea", es ir reduciendo tanto los
impuestos, como los salarios, en forma muy velada y discreta,
para que el capitalismo europeo resulte más
competitivo. En cuanto a la ganancia que percibe Chrysler es
de 6.5%, sobretodo porque sus salarios son más bajos y ha
logrado también reducir tiempos de fabricación. De
todos modos, también es una baja ganancia, que obliga a
vender masivamente. Ya señalé que esta
situación se debe a la cada vez menor participación
de la fuerza de trabajo, único factor en el proceso
industrial que genera la plusvalía, la fuente de la
ganancia. El año pasado, Chrysler obtuvo una ganancia neta
de $2,800 millones de dólares, vendiendo 2.88 millones de
autos, es decir, apenas $972.22 dólares por cada auto, de
un costo promedio de $14,957.26 dólares ($43,076 millones
de dólares en ventas dividido entre 2.88 millones de
autos), siendo la ganancia, como se señaló, de
6.5%. En el caso de Daimler, ganó $1780 millones de
dólares, vendiendo 1.13 millones de unidades, o sea,
$1575.22 por cada auto, de un costo promedio de $78,761.06
($89,000 millones de dólares en ventas dividido entre 1.13
millones de autos), o sea, 2% de ganancia. Al analizar estas
cantidades se aprecia que aunque para Daimler, la ganancia por
vehículo es menor porcentualmente, convertida en dinero,
es superior a la ganancia de Chrysler por unidad, aunque para
esta empresa, porcentualmente, la ganancia sea mayor. Lo cual
permite a Daimler que vendiendo 1.75 millones de vehículos
menos que Chrysler, casi 60% menos, obtenga un beneficio
económico equivalente al 63% de lo ganado por Chrysler,
mucho más de la mitad. Si Daimler vendiera el mismo
número de vehículos que Chrysler, o sea, 2.88
millones, a $1575.22 dólares por ganancia de cada uno,
obtendría $4,536.63 mdd netos de ganancia, es decir, se
gana mucho más vendiendo autos de superlujo, que autos
convencionales y de ahí el interés de Chrysler de
asociarse con Daimler para fabricar vehículos de ese tipo,
tal como el mencionado Chronos, el vehículo conceptual de
superlujo que Chrysler desea desarrollar, pero que no posee el
capital suficiente para hacerlo.
Ahora, en cuanto a la plusvalía, en el caso de
Chrysler, la nómina
es de 121,000 trabajadores, lo que significa que cada uno produjo
un valor agregado (plusvalía) de $23,140.49 dólares
(la ganancia anual dividida entre los trabajadores), y para
Daimler, cuya nómina
es de 300,000 trabajadores, cada uno produjo un valor agregado de
$5,933.33, es decir, son más explotados los trabajadores
de Chrysler y por eso esa empresa obtiene una mayor ganancia
porcentual (plusvalía), pues gasta menos en salarios de
obreros, ocupa menos y los exprime más. Si esto se puede
aplicar en Daimler y fabricando autos de lujo, la ganancia
porcentual aumentará (plusvalía), así como
la ganancia en dinero. Por algo se realizan las fusiones, por los
mutuos beneficios que se generan; en este caso se combina la
fabricación de autos de lujo de Daimler que, como se ve,
generan mayor ganancia en dinero, con la mayor "eficiencia" de
Chrysler para exprimir al máximo al obrero empleado y
aumentar la ganancia en dinero vendiendo esos autos, pues
considerando el precio promedio de $78,761.06 dólares por
auto de lujo, y una ganancia de 6.5% que obtiene Chrysler
(plusvalía), la ganancia en dinero sería de
$5,119.46 dólares por unidad y si se produjeran los 2.88
millones anuales que actualmente produce Chrysler, la ganancia
neta anual sería de ¡$14,744 millones de
dólares!, 526% más para Chrysler y 828 % más
para Daimler, 322% combinadamente, muy buen negocio. Falta ver
que esos autos de lujo encuentren compradores.
Todas esas diferencias, pudieran hacer que el futuro
consorcio Daimler-Chrysler no funcione. Además, de todos
modos, en un mercado tan saturado y en medio de la crisis, no se
asegura que más modelos de autos, aún producto de
una fusión estadounidense-alemana, se vendan. Creo que con
el tiempo, ni los monopolios sobrevivirán y ni la gente,
si aquéllos siguen fabricando indiscriminadamente
vehículos de combustión interna que pronto
acabarán con el oxígeno
de la atmósfera y a cambio la llenarán con
monóxido de carbono y
otros gases.
En la siguiente tabla se resumen las fusiones y/o
compras que se llevan a efecto entre empresas automotrices (TIME,
18 de mayo):
NOMBRE PAÍSES EN QUE OPERA VENTAS
MUNDIALES (%)
Daimler-Chrysler Daimler-Benz opera en 87 países, en tanto
7.4
que Chrysler en 140.
GM/Opel/Saab General Motors es el mayor exportador de 16.2
vehículos de los EU, y mantiene presencia
en más de 150 países.
Ford/Mazda/Jaguar Ford/Jaguar opera en más de 200
países, 12.9
en tanto que Mazda en 130.
VW/Audi/Rolls-Royce VW está en 21 países, en tanto
que Rolls- 7.9
Royce vende principalmente en Europa,
Norteamérica y Asia.
Toyota Es el tercer fabricante más grande de autos 9
del mundo, y vende en 160 países
Como se ve, Toyota es el tercer gigante automotriz, y se
considera el mejor fabricante de vehículos (a pesar de lo
cual no ha salvado a Japón de la crisis en que se
encuentra, porque, claro, los capitalistas velan por sus
intereses, no por los de su país de origen). Por otro
lado, las "cartas fuertes"
de los consorcios enlistados para asegurar el mercado son
exclusivamente autos de lujo, los cuales son, en el mismo orden,
los siguientes:
Jeep Wrangler, Mercedes SLK
Saab 9-3, Chevrolet Camaro
Ford Taurus, Jaguar XK8
VW Beetle, Rolls-Royce Silver Seraph
Toyota Camry, Lexus LS 300
Así pues, en la mira de los actuales fabricantes
no está el "democratizar el automóvil", como casi a
principios de siglo declaró Henry Ford, cuando
comenzó a producir en serie su famoso Ford modelo "T" (
que pasó de un precio de $950 dólares a
¡$290! en el transcurso de dos años), sino
convertirlo de nueva cuenta en el "juguete de los ricos", como
declarara en 1906 el presidente estadounidense Woodrow Wilson,
quien, por cierto, decía que "nada mejor para la
proliferación de las ideas socialistas de entonces que el
lujo que representaba el poseer un auto". Creo que ahora sucede
lo mismo, pues el auto, sobre todo el de lujo, se está
convirtiendo más y más en símbolo de
opulencia y poder, exacerbando hasta el límite las
contradicciones sociales. Dicho poder, se puede comprobar
revisando las listas de ventas de autos de lujo para los primeros
siete meses de 1997 en México (La Jornada, 18 de
agosto de 1997):
Honda 2,870
BMW 885
Mercedes Benz 565
Audi 63
Porsche 8
Total 4,391
¡Más de cuatro mil autos de superlujo! Es
decir, hemos llegado a una situación tan fetichista, que
ya no sólo importa que el auto sea un último
modelo, sino que además sea de lujo o de superlujo. Esto
da lugar entonces a situaciones aberrantes en el sentido del
prestigio económico, como forma de vida impuesta por el
sistema. Por ejemplo, un narcotraficante o un gángster, a
pesar de su actividad, a todas luces ilícita,
irónicamente sería, de acuerdo a los cánones
consumistas, un sujeto funcional , ya que es quien
podría adquirir, digamos, autos de lujo, relojes costosos,
joyas, aviones, residencias, tecnología electrónica
y armamentista de punta, o sea, sería un buen
consumidor y al circular en la calle dentro de su BMW o su
Mercedes, la gente dirá: "ese sí es un
hombre de
éxito".
Es, precisamente, a lo que me refería en cuanto al
símbolo de poder económico que representa el auto
en la actualidad. Igualmente, una "carcacha", de esas que
circulan todas despintadas y cayéndose la
carrocería, identifican a su dueño como "un
perdedor", "un pobre diablo que no la ha hecho", aunque se
trate de alguien valioso, como un investigador o un escritor
famoso. Desgraciadamente, este sistema valora mucho más el
éxito
material, muy por encima del intelectual o del espiritual. Y es
la idea que comparte la mayoría de la sociedad, por la
única que lucha… todo lo demás, no
importa, no deja dinero. Y por esta situación, la
del enriquecimiento material, el conductor del pesero, no
perdona 10 centavos, el dueño de la tortillería da
kilos de 900 gramos, el carnicero vende carne de caballo como de
res, el policía se la pasa "muerde y muerde" todo el
día en lugar de vigilar el orden, el empleado
público no agiliza los trámites sin una
"gratificación"… y, en general, todo mundo o casi todo,
espera ser recompensado hasta por saludarnos.
Bien, siguiendo con el análisis de las fusiones o grandes
monopolios, veremos ahora un caso particular en el cual,
justamente la situación de monopolio complica bastante el
proceso de trabajo, así como los tiempos de entrega y
distribución. Me refiero a la industria
aeronáutica, particularmente a la compañía
Boeing (TIME, 13 de julio). Este es un caso en que sólo
existen dos fabricantes de jets comerciales para surtir a un
total de 450 líneas aéreas en todo el mundo, cuyas
compras de aviones montan $65,000 millones de dólares
anualmente. La otra compañía es el consorcio
europeo Airbus (formado entre Inglaterra y Francia,
principalmente). En el caso de Boeing, como decía, tanto
la complejidad de fabricación en sí misma,
así como la presión
por cumplir con un súbito incremento de la demanda de
jets, ha ocasionado que se provoque a sí misma mayores
tropiezos. Al no poder cumplir con las entregas de aviones, tuvo
su primera pérdida desde hace 50 años por $178
millones de dólares en 1997 y una baja de 90% en sus
ganancias durante el primer cuatrimestre de 1998. El problema se
originó porque, gracias a la bonanza
económica existente hasta antes de la caída de
los ex-tigres, tratada arriba, las compañías
aéreas asiáticas ordenaron decenas de aviones -y no
sólo éstas, sino otras aerolíneas-, los
cuales, para poder cumplir la entrega, Boeing se vio obligada a
reestructurarse y a aumentar precipitadamente la compra de las
partes que se necesitan para fabricar cada avión de las
que la mitad de ellas le son surtidas por proveedores en
60 países. Estos, seguramente tomados también por
sorpresa por la intempestiva demanda, tampoco pudieron aumentar
de tajo su producción. La consecuencia fue no haber podido
cumplir con los pedidos a tiempo. Y es que la fabricación
de un avión es sumamente complicada y laboriosa. Lo malo
para esa compañía es que cuando ya está en
camino de reestructurarse, viene la crisis asiática y se
le caen los contratos. Según la empresa, la cual tiene
pensado construir 550 jets para 1998, a consecuencia de dicha
crisis, puede perder unos 90 pedidos, que costarían unos
$10,000 millones de dólares, durante los próximos
cinco años, o sea, $111.11 millones de dólares por
unidad. Es lo malo de no tener una visión a futuro, como
hemos dicho antes, de no prever que los llamados "milagros
económicos" (sea asiático, mexicano, chino, etc.),
no son permanentes y sólo duran mientras las condiciones
coyunturales que los posibilitaron se mantengan. Tal vez, en unos
años, hubiera un resurgimiento, pero según
transcurre el tiempo y con las contradicciones capitalistas cada
vez más acentuadas, aquél será mucho
más breve y nunca al nivel anterior. Una prueba de ello es
que, por ejemplo, en EU, el consumo en la actualidad no se
compara al de los años 70’s, es menor, y eso que
entonces, en la mayor parte de las familias, solamente trabajaba
el hombre. En
la actualidad, trabajan tanto el hombre,
como la mujer y ni
así logran gozar del confort que, comparativamente,
existía en aquéllos años (TIME, 5 de febrero
de 1996). Inclusive aquí mismo, en México, lo
vemos, por el hecho de que en la mayoría de las familias
de la "clase media" (que es ya, más bien, pobre), digamos,
trabaja no sólo el padre, sino la madre y hasta los hijos
para medio cubrir las necesidades elementales, ya no comprar auto
nuevo o comprar casa, sino para malcomer o pagar trabajosamente
la renta. Así pues, eso es justo lo que le sucedió
a Boeing, no prever que el "milagro asiático" no
duraría para siempre. De todos modos "espera" que los
problemas se resuelvan pronto y continúa con su proceso de
reestructuración para aumentar la velocidad de
fabricación de aviones, que era de 3.5 a 4 unidades
mensuales, a 14, y así, hasta llegar a ¡21 aviones!,
lo cual, según los ejecutivos, es titánico. La
fabricación de cada avión es muy compleja y
tardada. Lo componen un total de ¡6 millones de piezas!,
las cuales deben irse armando en perfecto orden, pues de lo
contrario, cuando una tarea se debe deshacer si la previa se
olvidó o no hubo personal que la hiciera, los costos se
elevan demasiado, así como los tiempos de entrega.
Además, entre los cambios del proceso, Boeing
eliminó la llamada "fabricación al gusto del
cliente",
situación por la cual se ofrece el 747, por ejemplo, con
38 tablillas de anotaciones diferentes para el piloto o 109 tonos
distintos de blanco. Y, claro, esto obstaculiza bastante su
fabricación. En el nuevo modelo de avión, el
llamado Next-Generation 737, considerado como el modelo que
más rápidamente se ha vendido, ha habido cambios
sustanciales para tratar de reducir tanto los tiempos de entrega,
como los costos y, en consecuencia, el precio de venta. De todos
modos, dado que la reestructuración ha sido lenta y ardua,
Boeing ha tenido que asumir una pérdida de $437 millones
de dólares por concepto de pago de tiempo extra,
así como de entregas fuera de tiempo. Incluso, tuvo que
cambiar una pieza del motor de un distribuidor por estar
defectuosa en 23 de los NG 737. Todos estos problemas se
antojarían absurdos si tomamos en cuenta que Boeing
inventó la era del jet. Ha construido no menos del 55% de
los jets que circulan hoy en día y si a eso sumamos la
compra que efectuó el año pasado de la
compañía McDonnell Douglas, en $16,300 millones de
dólares, el porcentaje sube a 77%, pues los aviones
construidos bajo esta última marca pasarían a ser
de su propiedad.
Como señalé, eso no garantiza que la
compañía no tenga problemas. Además, en este
caso, se trataría de un cuasimonopolio cuya actividad es
vital para la aviación ya que si cerrara, la otra
compañía, Airbus, no se daría a basto en la
fabricación de aviones comerciales. Así pues,
aunque tenga tantos problemas y la ganancia obtenida sea reducida
-alrededor de 5% por cada avión-, se trata de un caso en
que sus funciones no
son prescindibles. Muy probablemente si se viera en aprietos
económicos, el gobierno la rescataría sin lugar a
dudas, costara lo que costara, apelando a una "causa de utilidad
pública", e incluso la subsidiaría mientras la
empresa hallara la forma de obtener nuevamente ganancias. De
todos modos, Airbus es un fuerte competidor, y la forma de vencer
es a través de los precios. Boeing tiene como cometido
reducirlos disminuyendo en un 25% el costo de fabricación.
Esto lo inició diseñando el cuerpo del modelo 777
totalmente por computadora,
eliminando así infinidad de dibujos y
bocetos. También redujo las opciones de venta, algo
así como lo que hacen los fabricantes de autos al ofrecer
sólo transmisión manual o
automática. Cuando los pedidos aumentaron tan
súbitamente, así sucedió con los problemas:
por ejemplo, muchos trabajos no se hacían a tiempo, a
causa de que los empleos llamados "viajeros", no tenían
las piezas disponibles en el momento oportuno. La consecuencia
era que muchas operaciones debían deshacerse y eso
encarecía a los "viajeros" hasta cinco veces más
que si se hubieran ejecutado en el orden correcto. De plano, la
empresa detuvo las líneas de armado de sus modelos 737 y
747 casi durante un mes en octubre de 1997. Obviamente, las
dimensiones de una fábrica de jets comerciales son
descomunales. La planta en donde se fabrica el 747 se desplanta
en un área de 5096 hectáreas, es decir, 50.96
kilómetros cuadrados (equivalentes a un cuadrado de 7.14
km. por lado) y tiene una altura de 35 metros (un edificio de
casi 15 pisos), lo cual lo coloca como el mayor edificio del
mundo por volumen. Se está implantando un programa que
consolida todos los inventarios del
material existente. Así, tanto ingenieros, como
mecánicos y trabajadores que necesiten algo pueden hacerlo
con sólo relampaguear una luz. Y
también, se ha adoptado el sistema japonés que
entrega partes y herramientas
únicamente cuando son requeridas. En una planta de partes
de 46,000 metros cuadrados ubicada en Auburn, Washington, equipos
de ensamblaje construyen todo, desde partes para alas, hasta las
puertas del tren de aterrizaje, en células
aisladas (algo así como la fábrica brasileña
Resende de VW que fabrica camiones y que también trabaja
bajo el mismo sistema – TIME, 11 de noviembre, 1996), las cuales
sustituyen a los tradicionales sistemas de banda
que van de pared a pared. Así que Boeing, con todo lo
anterior, espera ganar el mercado ofreciendo precios más
competitivos y bajos que los ofrecidos por Airbus. Es decir,
más que ofrecer productos muy novedosos, lo que trata de
hacer es fabricar más eficientemente para reducir el
precio final y ser más competitiva. Airbus apuesta
más al desarrollo de aviones más veloces y de mayor
capacidad, tal como el A3XX, un sujerjumbo mayor que el
747 y que pueda cargar de 555 hasta casi 1000 pasajeros, que
desarrolla en combinación con 20 aerolíneas y
espera gastar $9,000 millones de dólares en su desarrollo.
La compañía asegura tenerlo listo para el 2004. Sin
embargo, Boeing dice que basta con sus modelos de alcance medio,
los 767 y los 777. En fin, cualquiera que sea el resultado,
pienso que en el futuro las dos compañías no
tendrán otro remedio que compartirse un mercado que cada
vez se restringe más y más, al profundizarse la
crisis, pues la gente, antes que volar, necesita comer. No veo,
además, por qué desarrollar aviones con mayor
capacidad, como quiere hacer Airbus, pues serán más
costosos y, así, la recuperación de la
inversión realizada en su compra será muy larga,
pues no habrá tantos pasajeros. En EU, varias
compañías aéreas están en problemas
por la fuerte competencia entre ellas por el pasaje y algunas
hasta han dejado de operar. Recuérdese que eso
sucedió en México, hace años cuando el
famosísimo jet Concorde dejo de operar su vuelo
México-París directo por falta de pasaje. Pero,
como señalé, las empresas y corporaciones no
visualizan el futuro.
A pesar de todos los problemas implícitos en le
monopolio, éste vuelve a ser una esperanza para la
sobrevivencia del capitalismo. Parecería un juego, porque,
cuando así les conviene, las compañías se
fusionan y cuando dicha fusión las pone en peligro se
vuelven a desintegrar en sus partes originales. Un ejemplo de
esta situación son las compañías
telefónicas en EU. Por razones legales, hace años
la compañía telefónica Bell Telephone fue
desintegrada por la ley antitrust,
sobre todo porque, se dijo, su monopolio se oponía a la
libre empresa en ese país. Se convirtió en varias
compañías de menor tamaño que se nombraron
como las "Baby Bells". Hace poco, en la primera semana de agosto
del presente año (1998), Bell Atlantic, que sirve
más o menos a unos 40 millones de clientes en 13 estados,
y su valor se calcula en $70,000 millones de dólares,
concibió un plan para
fusionarse con GTE, compañía que sirve a unos 21
millones de clientes muy bien dispersos, cuyo valor se estima en
$52,000 millones de dólares. También por esas
fechas, AT&T anunció una fusión con British
Telecom. Estas fusiones las realizan para enfrentar, tanto la
fuerte competencia entre ellas, como la tecnológica, de
compañías que no son telefónicas, puesto que
ahora la gente se puede comunicar a través del Internet,
en donde la función de
las telefónicas es meramente de enlace entre dos
computadoras y se cobra como llamada local, perdiéndose el
gran negocio de las llamadas de larga distancia. Incluso, algunas
compañías, tales como International Discount
Telecommunications, ofrecen telefonía por Internet mediante aparatos
telefónicos comunes, que está teniendo gran
aceptación, a través del llamado "Protocolo
Internet", en donde una llamada se establece mediante una
combinación de sistemas análogos y sistemas
digitales: una llamada es realizada por un teléfono normal, cuyo mensaje es
transmitido eléctricamente hasta la estación
telefónica local, la cual también puede aceptar
faxes u otros datos. Esta estación la traslada hasta un
procesador de
"Protocolo
Internet", el cual digitaliza la llamada y la maneja como
información computarizada digitalizada, es
decir, se valdría del sistema digital que el Internet
emplea para trasladar la información. Después, la
llamada llega hasta otro procesador de
"Protocolo Internet", cercano al destino, el cual convierte la
llamada nuevamente a formato análogo, manda la
señal a la estación telefónica local y
ésta, finalmente, al destinatario. Este método de
telefonía combinada es más barato
que el convencional y permite, además, mandar otra
información, tal como imágenes,
faxes, etc. Este tipo de telefonía, aunque emplea
tecnología comunicacional tipo Internet, no emplea al
Internet mismo, sino redes privadas super-veloces
de computadoras llamadas ruteadoras (routers) que conducen la
información más eficiente y más
económicamente. De esta forma, se están
desarrollando nuevas compañías que ya no tienen que
invertir tanto dinero, sino que pueden emplear los sistemas
existentes de otras que no emplean totalmente su capacidad
instalada y pueden rentarlas (En México ya se empieza a
brindar el servicio telefónico por "protocolo internet",
conocido comercialmente por bypass. Por ejemplo, la
compañía estadounidense Latelco ofrece a llamadas
de larga distancia a EU a una tarifa máxima de diez
centavos de dólar por minuto, cuando que, mediante
telefonía convencional, el mínimo es de tres
dólares. Los clientes interesados sólo deben
conectarse a través del Internet con el servidor de dicha
compañía, localizado en Nueva Jersey, inscribir un
número de tarjeta de crédito y cargar el programa que se
ofrece para tal fin- La Jornada, 27 de julio de 1998). Así
que aunque las grandes telefónicas se sigan fusionando no
podrán evitar la cascada de empresas que, empleando la
telefonía combinada, ofrezcan servicios más baratos
y eficientes. Se prevé que en el futuro, la gente
simplemente se suscribirá a cualquiera de esas
compañías, pagará una cuota mensual y
podrá hablar todo lo que desee. Esto es un duro golpe para
los gigantes telefónicos, ya que irán perdiendo
clientes y, además, se verán presionados por la
guerra de
precios bajos que vendrán, pues en un mundo cada vez
más deprimido económicamente, la gente
escogerá el servicio comunicacional más barato.
Ahora, por ejemplo, la gente que puede, prefiere mandar un
correo
electrónico que efectuar una llamada de larga
distancia. Y por dichas razones, las telefónicas se
están fusionando, para ver si con sus fusiones pueden
bajar sus precios y mantener las suscripciones de sus
consumidores. Vemos aquí como el avance tecnológico
tan aclamado en nuestros días pone en peligro
también al mismo capitalismo que se vale de él para
hacer negocios, pues muchas empresas, aunque sean en un momento
dado fuertes monopolios, pueden ser desplazadas por
tecnologías que las pueden convertir en obsoletas de la
noche a la mañana, algo así como lo que
señalábamos antes (pag. 19 y 20) con respecto a los
bancos, en el sentido de que las operaciones bancarias a
través del Internet podrían en un futuro volver sus
funciones
anacrónicas y que éstas podrían ser
manejadas por los BiIl Gates del mañana. Por tal motivo,
también, las empresas telefónicas transnacionales
están tratando de expandir su influencia en otros
países, comprando sus telefónicas, tal como
sucedió en México con Telmex, de la cual
Telefónica de España
compró parte o que una porción de la
telefonía de larga distancia se concesionó a varias
compañías, casi todas estadounidenses o como en
Brasil, en
donde recientemente, el gobierno, de forma arbitraria, y a pesar
de las protestas populares, decidió vender Telebrás
en $19,000 millones de dólares, que se pagarán
entre las doce compañías que la compraron. El 70%
del dinero será desembolsado por compañías
de España,
Portugal, Italia, Canadá y EU. El gobierno de Cardoso
pretextó que la compañía daba un
pésimo servicio y que los solicitantes de nuevas
líneas tenían que esperar mucho tiempo para
obtenerlas y que en lista existen 15 millones de personas, muchas
de las cuales pagan de $1,000 a $7,000 dólares "por debajo
de la mesa" para obtener su teléfono. Problemas técnicos aparte,
esto lo que hace es aumentar aún más la dependencia
de ese país del capital y de la tecnología de las
corporaciones extranjeras, así como reavivar los lazos
neocolonialistas que Latinoamérica y todo el mundo
subdesarrollado siguen adoleciendo en la actualidad por parte de
las llamadas potencias económicas. En la siguiente tabla
(TIME,agosto 10, 1998), se muestra como
quedó repartida Telebrás:
NUEVA EMPRESA MATRIZ INVERSIÓN (mdd)
Telesp Telefónica de
España $5,000
Tele Centro Sul Banco Opportunity, Telecom Italia $1,700
Tele Norte Leste Andrade Gutiérrez, firma constructora
bras $2,900
Embratel MCI $2,300
Tele Norte Celular Telesistema Internacional $ 163
Telesudeste Celular Telefónica de España,
Iberdrola $1,200
Tele Centro Oeste Celular Splice do Brasil $
382
Telemig Celular Telesistema Internacional $ 657
Tele Celular Sul Telecom Italia, Globo, Banco Bradesco $
608
Tele Nordeste Celular Telecom Italia, Globo, Banco Bradesco $
573
Tele Leste Celular Telefónica de España,
Iberdrola $ 373
Telesp Celular Portugal Telecom $3,100
Las dos compañías que más pagaron,
tanto por la telefonía usual, como la celular, fueron
Portugal Telecom y la Telefónica de España, quienes
invirtieron $8,100 millones de dólares. Por lo visto,
España quiere hacerle la competencia a EU en esto de la
telefonía, pues también posee, por ejemplo,
acciones en Telmex. Por otro lado, para desgracia de EU,
sólo una de sus compañías fue aceptada, MCI,
quien, como se observa, se encargará de Embratel, que
será la compañía de larga distancia. Esto
sugeriría una nueva composición de fuerzas
corporativas que tratan de dejar fuera de los grandes negocios,
por lo menos en Latinoamérica y en algunas actividades, a
las poderosas compañías estadounidenses, quienes
tendrán que buscar en otro lugar "oportunidades de hacer
dinero". Por otro lado, se aprecia que en todos los países
subdesarrollados siempre existirán los ricos empresarios
"nacionales", ligados al capital extranjero; en este caso se
trata de Andrade Gutiérrez, firma que se dedica a la
construcción, lo cual nada tiene que ver con la
telefonía. Es justo el caso de Carlos Slim, copropietario
de Telmex, quien, entre otros grandes negocios, es dueño
de la cadena Sanborns. Es decir, los grandes negocios sólo
los hacen los grandes empresarios, quienes abarcan empresas muy
diferentes entre sí, sin aparente lógica.
Y, en sentido estricto, no existe ninguna lógica, pues
cualquier actividad que rinda una buena ganancia será bien
recibida. Vaya que estos negocios en donde se invierten millones
de dólares, en general, compensan con creces dicha
inversión. Supongamos que cada línea nueva cueste,
conservadoramente hablando, $300 dólares (en los cuales,
evidentemente, se cargarán todos los gastos de
modernización de equipo y líneas). Si existen 15
millones de personas, por el momento, solicitando líneas,
esto implicará una entrada inicial de $4,500 millones de
dólares. Ahora, supongamos una renta mensual promedio de
$50 dólares, también conservadora, lo que
daría $750 millones por mes. En un año, las
empresas ganarían por renta $9,000 millones de
dólares, es decir, en dos años de rentas casi
recuperarían su inversión inicial de $19,000
millones de dólares. Si a las rentas sumamos el costo de
la línea, tendremos $22,500 millones de dólares, o
sea, se recupera la inversión y ya se generan ganancias.
Sobra decir todos los millones que de ahí en adelante las
empresas se embolsarán.
Como señalamos, uno de los objetivos del
sistema de consumo en que vivimos es la rápida venta de
las mercancías, o lo que Marx denominaba la
"circulación mercantilista", pues sólo así,
la plusvalía, es decir, el trabajo no
pagado, puede transformarse en ganancia monetaria. Para ello, se
vale tanto de los medios, como
de la tecnología disponible. Uno de los medios que
últimamente se está empleando bastante para vender,
es el llamado Internet, esa red computarizada mundial
que posibilita la interconexión entre sí de
computadoras en todo el planeta, desarrollada a partir de los
70’s, durante la guerra
fría, cuando los EU establecieron un sistema que
ligaba a las computadoras de sus instituciones gubernamentales
entre sí en caso de que, por un ataque nuclear de la URSS,
se interrumpieran las comunicaciones
telefónicas normales. El peligro pasó, pero ese
sistema se mantuvo y creció tanto, que debieron surgir
compañías tales como Netscape, Yahoo o Excite, las
cuales crearon métodos
para ordenar y clasificar la información que antes se
suministraba dentro de la red anárquica y
desordenadamente. Eso les valió a esas empresas,
además de prestigio, muchísimo dinero, gracias al
cual, sus dueños ya están en las listas de
millonarios. Por ejemplo, los fundadores de Yahoo, los
señores David Filo, de 32 años, y Jerry Yang, de
29, poseen respectivamente, $1,060 y $1,030 millones de
dólares de fortuna personal. Por cierto, que estas
personas, dentro de la cultura estadounidense del llamado
"éxito corporativo", son unos triunfadores, tal
como Bill Gates, es decir, aquéllos que, según los
cánones capitalistas actuales, son los grandes
héroes. Otros ganadores, dentro del Internet,
son el señor Joe Kraus, de 26 años y el
señor George Bell, de 41, dueños de Excite, cada
uno con apenas $28.4 y $19.4 millones de dólares
respectivamente de fortuna personal. Como decía, dichas
empresas lo que han hecho es sistematizar y ordenar la
información, de tal manera que ahora, por ejemplo, si
queremos hallar información sobre, digamos, Oliver Stone,
en el Internet, empleamos el Netscape, el Yahoo o el Excite y
obtendremos todas las fuentes
existentes con datos de ese director estadounidense. Al principio
se consideró al Internet como un medio exclusivamente de
información y de comunicación entre los usuarios. Pero poco
tiempo transcurrió para que el capitalismo viera en
él, también, una eficaz manera para anunciar y
vender productos. Y, así, ahora, cada que se accionan los
exploradores -como se les nombra a los programas de
búsqueda mencionados-, aparecen acompañados de
publicidad y de
"sitios" específicos en donde podamos comprar desde un
libro hasta un
carro (TIME, 20 de julio, 1998). Ya vimos antes que el Internet
se está usando más y más para efectuar
operaciones bancarias y financieras (especulativas -pag. 19 y pag
22-24). Pues también se está empleando como un
excelente vendedor, a decir de muchos. Existen ya varios
sitios que ofrecen todo, desde un traje sastre usado,
hasta autos nuevos. Al abrir, por ejemplo el Netscape
Navigator , de inmediato salen anuncios publicitarios y
cuando se busca un sitio en particular, también salen
anuncios relacionados con dicho sitio. Aquí, quienes
ganan, en primer lugar, son los servidores como,
por ejemplo, Yahoo, compañía a la que acuden 115
millones de surfeadores del Internet a diario, ya que es
la que cobra por colocar los anuncios o las páginas de las
personas que ofrecen información o venta de servicios o
mercancías. Así como los supermercados
revolucionaron la cultura consumista, así, según
los especialistas, el Internet la revolucionará de nuevo.
Según el grupo analista Gartner, el consumo vía
Internet esta año será de $6,100 millones de
dólares y para el año 2000, dicho consumo se
elevará a $20,000 mdd, un incremento del 233%, si todo
sale bien. Incluso, señala que el consumo entre las
compañías se hace cada vez más y más
por ese medio. Por ejemplo, Boeing compra todas sus computadoras
a Dell así. En la actualidad, según el grupo
Gartner, las transacciones entre empresas a través del
Internet montarán este año $15,600 millones de
dólares y para el 2000, $175,000 millones. Esto
simplemente indicaría que el Internet es sólo una
forma de ahorrar dinero, pues no es lo mismo acudir a una empresa
de computadoras que esté en otro estado, por ejemplo, con
los gastos que la presencia física implican, a
revisar su catálogo y hacer el pedido a través del
Internet. De todos modos, creo que las expectativas son demasiado
optimistas, como si no hubiera crisis económica, ni fuera
a haberla en el futuro, pues el Internet, por sí solo,
no es factor que revierta o que evite las crisis
capitalistas. Aún contando con ese medio, el
capitalismo no podrá superar su permanente tendencia a las
crisis. En todo caso, el comercio por
Internet puede suavizar un poco el problema, ayudando a
bajar un poco los precios ( y eso sólo en algunos
artículos, pues en otros, el precio sube). De todos modos,
este comercio
apenas si alcanza el 1% de la economía total de EU, que es
de $8,500,000 millones de dólares (8.5 billones de
dólares) al año; específicamente, el consumo
al menudeo es de sólo 0.2% del total, así que en
cifras, no contribuye en mucho a aliviar los crecientes problemas
del capitalismo, pero de todos modos varios comerciantes lo
están empleando, con bastante éxito. Por ejemplo,
el señor Jeff Bezos, fundador de amazon.com,
compañía dedicada a la venta de libros, hizo
su actual fortuna ofreciendo el servicio de conseguir cualquier
libro, por muy raro que sea, con sólo teclear el tema y
las características en su sitio. Y claro, como en todas
las épocas en que un avance tecnológico marca un
hito, quienes favorecen al Internet, amenazan que aquél
que no se internetice corre el riesgo de obsolecer. Sin
embargo, a mi modo de ver, no se trata más que de una
nueva trampa consumista, en el sentido de que la
modernidad se reflejará en el uso del Internet, y
todo lo que ello conlleva: tener computadora, fax-modem,
línea telefónica, conexión a Internet, en
suma, más consumo, sobre todo de computadoras, chips,
procesadores,
programas de cómputo, faxes, uso de servidores… es
decir, quienes se beneficiarán directamente son los
diseñadores de software -Bill Gates, en primer
lugar, dueño de Microsoft-, los fabricantes de chips y
procesadores
(Andrew Grove, dueño de Intel) y de computadoras -IBM,
Apple, Acer, etc. Veo al Internet, más que como una
necesidad para la gente, como una para el desfalleciente sistema
económico, el cual de esa forma podría, como
señalé, no precisamente aumentar el consumo, pues
éste no depende del Internet, pero sí lograr
ciertos ahorros en la circulación de las
mercancías. De acuerdo con la agencia ActivMedia, que
encuestó 2,000 negocios en el Internet, 46% son
redituables, en tanto que 30 % esperan lograrlo en los siguientes
dos años. Para algunas firmas, gracias al Internet, sus
precios son más competitivos, o sea, más bajos. Es
el caso de la compañía de computadoras Dell, quien
vende $5 millones de dólares de computadoras al día
a través de su sitio, y que afirma que debido a ese
medio, sus precios son 6% más bajos que los de sus
competidores. En fin, tan efectiva ha sido la campaña de
que para modernizarse, se necesita tener Internet, que la
compañía Yahoo que mencionamos arriba, en la
actualidad ocupa para sus instalaciones y servidores un
área de 9,300 metros cuadrados, es decir, equivalente a un
cuadrado de 100 metros por lado para poder dar servicio a los 115
millones de los modernizados que a diario la ocupan. Es
tanto su éxito, que sus acciones están, por el
momento, entre las más cotizadas. Según Jupiter
Communications, el siguiente es el perfil del comprador por
Internet (en EU):
Edad Promedio 33 años
Ingreso anual promedio $59,000 dólares
Solteros 59%
Casados 41%
Tienen niños
menores de 18 años 34%
Poseen preparatoria 57%
Poseen profesional 30%
Como se observa, quienes más consumen, son los
más jóvenes, en quienes la cultura del consumismo
está más acentuada.
El número estimado de compradores de 1995 al
2002, en millones, de acuerdo también con Jupiter
Communications es:
1995 3
1996 6
1997 10
1998 16
1999 23
2000 33
2001 45
2002 61
Como puede observarse, el proceso de
internetización está creciendo muy aprisa,
más de 40% cada año, excelente negocio para todos
los Bill Gates
En cuanto a los ingresos de los comerciantes por
Internet, de 1996 al 2002, en millones de dólares, la
misma empresa señala:
- $700
- $2,000
- $6,000
- $11,000
- $17,000
- $27,000
- $41,000
Es decir, según las predicciones, habría
un aumento de las ventas de ¡5757% con respecto a 1996 para
el 2002! Un considerable aumento del consumo.
El desglose de ingresos por industrias, según
Jupiter Communications, en millones de dólares, es el
siguiente:
Viajes $2,091
Venta de computadoras $1,816
Abarrotes $ 270
Regalos/flores $ 219
Libros $
216
Programas de cómputo $ 173
Boletos $ 127
Música
$ 81
Ropa $ 71
Como se ve, la ganadora son los viajes, muchos
de los cuales son de placer, que trae al tema a la industria del
ocio, que más adelante trataré.
Los sitios más buscados, según Media
Metrix, son los siguientes:
Sitio Actividad
bluemountainarts.com tarjetas
amazon.com libros
cnet.com software
columbiahouse.com música
ebay.com subastas
cdnow.com música
barnesandnoble.com libros
hotfiles.com software
netmarket.com mercado
musicblvd.com música
Se puede ver que las mercancías más
buscadas son pequeñas tanto en precio, como en
tamaño, así que dudo que, por ejemplo, la venta de
autos, o de electrodomésticos, vaya a prosperar mucho en
el Internet.
Por último, las razones por las cuales la gente
es renuente a comprar mediante el Internet, son las siguientes,
según World Research:
Miedo a los saboteadores 21%
Falta de productos 16%
Imposibilidad de ver los productos 15%
Deben revelar información personal 13%
Sitio pobremente diseñado 8%
Reputación de las compañías 6%
Miedo de perder dinero o mercancías 6%
Otros de los felices héroes corporativos del
Internet, son los siguientes:
Nombre Compañía Fortuna personal
(mdd)
Jeff Bezos, 34 años Amazon.com, venta de
libros $1,970
Steve Case, 39 años AOL, proveedora de Internet $253
. con 12 millones de suscriptores
Christos Cotsakos, 49 años E*Trade, corredor $40
. electrónico (mencionado arriba)
Jason Olim, 28 años y Cdnow, venta de
álbumes $65.6
Mattew Olim, 28 años musicales $65.6
(gemelos)
Se realizó una investigación para medir la
efectividad de la venta por el Internet, en especial qué
tan baratos resultaron los productos vendidos. Y así, se
halló que los libros, perfumes y vinos, son más
baratos, en tanto que boletos de avión y autos
están en el mismo precio. En cuanto a los discos, son
más caros por Internet debido los gastos de entrega. Pero
en cuanto a la efectividad del Internet, los libros y los boletos
de avión se están vendiendo cada vez más por
ese medio, puesto que los libros son más baratos y pueden
consultarse, y las agencias de viaje ofrecen, además de
los boletos, opciones vacacionales y mucha información
referente a hoteles,
restaurantes y lugares de interés. Los discos tienen una
mediana demanda, porque la gente aún prefiere ir
directamente a las tiendas de discos, pues, por ejemplo, es mucho
más fácil escuchar los discos ahí que por el
Internet, el cual se lleva varios minutos para cargar los demos.
Los perfumes se siguen comprando directamente, ya que por el
Internet no pueden olerse. Los carros también se compran
más en las agencias, porque no es igual verlos en vivo que
a través de la pantalla. Lo mismo sucede con los vinos,
los cuales no pueden catarse. En fin, no todo es tan ideal como
parece en el comercio internetizado.
El sistema capitalista busca no sólo acelerar la
circulación de sus mercancías, como ya vimos que
hace con el Internet, sino mercantilizar todo cuanto pueda, en
sus afanes por superar la crisis. Así, muchas de las
labores que hasta hacía poco se realizaban como parte de
las labores domésticas, tales como la limpieza, el lavado
y planchado de ropa, la cocina, entre otras, han sufrido un
proceso de mercantilización que las aleja cada vez
más del ámbito familiar para convertirlas en
lucrativos negocios: tintorerías, lavanderías
automáticas, empresas de limpieza, empresas de alimentación…
muchos de ellos, verdaderos emporios económicos. Como
siempre, en Estados Unidos, centro del capitalismo mundial, es
donde más se han desarrollado estas corporaciones
"domésticas". Veamos concretamente el caso de la llamada
industria de la comida tipo casera (Home-meal replacement, HMR)
que ha tenido un gran desarrollo en ese país.
Debido a que, como señalamos arriba, el
capitalismo es más voraz en su apropiación de la
riqueza social, el poder adquisitivo es cada día menor,
así que tanto el hombre, como
la mujer, incluso
en EU, deben trabajar, sobre todo porque se deben crear
más consumidores. A partir de los años 30’s,
se inició un proceso de incorporación de la
mujer en las
actividades económicas remuneradas, principalmente en la
industria, más cuando en las épocas de
expansión previa y posterior a la segunda guerra
mundial, escaseaban los obreros. De esa forma, la mujer
aumentó no sólo la cantidad de trabajadores
disponibles, sino que, además, resultó, por su
condición de subyugada en la sociedad machista, mucho
más barata, además de abaratar, en general, a la
fuerza de trabajo. Podríamos decir que si ahora trabajan
tanto el hombre, como la mujer es porque sus salarios conjuntos
representan el nivel salarial del hombre de los años
60’s y 70’s, que generalmente era el único que
trabajaba. Es decir, el salario se ha reducido tanto con la
incursión de la mujer, que por eso ahora deben de trabajar
los dos. Si el plan del capitalismo era, en un principio,
aumentar el consumo al doble, ahora incluso es menor que el
correspondiente a esas décadas, a pesar del trabajo de
hombres y mujeres. Así pues, hoy en día, la mujer
debe de trabajar no para aumentar el consumo familiar, sino
para que su salario sea complementario al del hombre. Sin
embargo, ni aún así la mayor parte de la
población logra satisfacer por lo menos sus necesidades
básicas. En Estados Unidos, el salario de la mujer
representa el 70% del de los hombres, además de que se
vive del crédito, pues los consumidores dispararon las
deudas de sus tarjetas de crédito a $400,000 millones de
dólares en 1996 (TIME, febrero 5, 1996). Por esta
situación, el trabajo
doméstico, tal como barrer, trapear, sacudir, limpiar,
tendido de camas, lavado y planchado, debe ponerse a cargo de
otras personas (trabajadoras domésticas o empresas de
limpieza, tintorerías, lavanderías), en tanto que
el cocinado de alimentos se ha venido sustituyendo con la llamada
fast food (hamburguesas, pizzas, sandwiches, sopas
instantáneas, comida chatarra) y más recientemente
con la llamada comida tipo casera (Home-meal replacement).
Este tipo de comida ha hecho que el "placer de cocinar" se haya
convertido en el "placer de no cocinar". Quienes idearon esta
industria, que en la actualidad asciende a la increíble
cantidad (sólo en EU) de $100,000 millones de
dólares al año (más de la quinta parte de
nuestro producto interno bruto), se apoyaron en la idea de que
los consumidores, aunque no puedan cocinar, prefieren adquirir
comida elaborada con "sabor casero", a seguir comprando comida
industrializada. En EU, se gastan anualmente ¡$691,000
millones de dólares en comida!, de acuerdo con
estimaciones del grupo NDP, y de esa cantidad, el 46% se
destinó a comprar comida hecha fuera, en la que se ubica
la casera (TIME, 1 de junio, 1998). Entre las principales
empresas dedicas a la venta de comida casera están
Foodini’s Fresh Meal Market, EatZi’s, Boston Market,
Piggly Wiggly, Gelson’s Marketts, Wolfgang Puck’s to
go, Uprop’s y otras, que, sin que sea sorprendente, ejercen
una fuerte competencia entre ellas. Algunas, como A&P, que
antes era tienda de abarrotes, ofrecen menús de comida
casera a través del Internet, que puede ser ordenada de
una de sus 700 sucursales y entregada en unos cuantos minutos.
Los restauranteros también han desarrollado un sistema de
entrega a domicilio muy rápido. La expansión de
todos estos negocios, como señalé, se debe a la
falta de tiempo: en 1987, 43% de todos los alimentos
incluían al menos un platillo cocinado desde el principio,
en tanto que en la actualidad, ese porcentaje se ha reducido a
38%, lo cual significa que cocinar, más que una necesidad,
se ha convertido en un "hobby" de fines de semana. Ya desde el
siglo pasado, en 1879, se hizo el primer intento "para aliviar a
las amas de casa del tedio de cocinar". Heinz, creó y
comercializó la salsa catsup preparada del mismo nombre y
fue quien ideó la frase anterior. Tiempo después,
en 1953, Ray Kroc creó los restaurantes Golden Arches, que
después habrían de convertirse en McDonald’s.
Por el mismo año, una técnica en alimentos de
Swanson, Betty Cronin, creó un programa televisivo llamado
"TV Dinner", cuyo propósito era orientar a las amas de
casa para reducir el tiempo culinario, que en ese entonces era en
promedio de dos horas. Actualmente, el tiempo culinario se ha
reducido a 15 minutos en promedio, lo cual sería
indicativo de la exigencia del capitalismo de reducir no
sólo los tiempos de producción, sino también
el tiempo que los trabajadores se toman fuera de las empresas, es
decir, se busca que estén lo más posible en el
trabajo, para que, por un lado, rindan más mediante, por
ejemplo, horas extras, turnos dobles y, por otro, para que con el
ligero incremento salarial resultante consuman más.
Esto beneficia al capitalismo en general, entre quien se incluye,
desde luego, a los fabricantes de comida tipo casero.
Además, estas empresas con toda seguridad han
tratado ellas mismas de reducir el tiempo de cocinado de sus
platillos, pues aquí se aplica el mismo principio de todo
el capitalismo: a menor tiempo de producción, menor
precio, más ventas y más ganancia. Por lo pronto, y
a pesar de la crisis mundial, les va bien, sobre todo porque su
"especialidad", hacer comida, abarca una necesidad fundamental:
la gente podrá prescindir de comprarse carro nuevo o una
supercomputadora, pero no puede dejar de comer, y menos ahora que
"está tan ocupada". Si algunas empresas no están
funcionando muy bien, es porque han querido expandirse demasiado
y además porque ofrecen un menú bastante variado.
Tanta variedad, desde luego, aumenta los costos y no se asegura
que la gente se coma todo, como en el caso de Boston Market, que
tuvo pérdidas el año pasado por $224 millones de
dólares de un total de $379 millones de dólares en
ventas. En este caso se sigue el típico esquema de que la
diversificación de un producto, es decir, que se ofrezca
con distintas características y presentaciones (tal como
en el caso de los autos, de los cuales se ofrecen distintos
modelos y de estos distintas características),
asegurará su compra. En mercadotecnia
esto se designa como "preferencias consumidoras", pero en
épocas de crisis, como se comprueba actualmente, esto
tampoco funciona y el consumo tiende a desplomarse. En el caso de
la comida, seguramente los consumidores buscan platillos caseros
económicos, no tan elaborados, como ensaladas, guisos de
carnes, postres y no aquéllos de la "alta cocina
gastronómica". Por otro lado, como señalé,
también la fuerte competencia entre ellas, afecta a dichas
compañías, pues inclusive los supermercados ofrecen
alimentos caseros y, además, cómodos lugares para
comerlos, los cuales absorbieron 22% de los consumidores. Existe
un prototipo en funcionamiento en Hartsfield, Ohio, a cargo de
Piggly Wiggly, en donde los clientes pueden dejar a sus hijos al
cuidado de un centro infantil, vigilarlos mientras hacen sus
compras a través de monitores
colocados en los pasillos, adquirir comida tradicional o algo
rápido, tomar lecciones de cocina en la escuela del
supermercado, sacar dinero del banco de la tienda (genial idea,
incluso ya implantada aquí, pues así los clientes
no pueden quejarse de no tener dinero para comprar), recoger su
ropa de la tintorería y mandar un fax desde el
centro de negocios… ¡todo en uno!, tal como va siendo la
tendencia capitalista de abarcar el mayor número de
negocios posibles para abarcar al mayor número de clientes
que se pueda. En esto de la comida preparada entran incluso las
bolsas de "ensaladas", que no son más que lechuga o col
rayadas, y cuyas ventas en los EU ascienden a $2,000 millones de
dólares, así que mejor yo recomendaría a
toda esa gente que venciera su flojera, y compraran sus propias
verduras y las cortaran ellos mismos. Con todo y la competencia,
la ganancia obtenida por estos empresarios de la cocina es, en
general, más alta que el resto de la industria.
EatZi’s, por ejemplo, obtiene de 12 al 15% de ganancias. En
promedio, por cada metro cuadrado de sus instalaciones vende
$16,140 dólares, en tanto que los comercios de abarrotes
tradicionales sólo venden $2,200 dólares y obtienen
una magra ganancia del 2 al 3% y por eso es que muchos de esos
están ofreciendo también comida preparada. Esto
demuestra, como siempre se ha considerado, que la venta de comida
es un "buen negocio", ya que es mucho más caro adquirirla
hecha. Y existe tanta confianza en que cada vez menos
estadounidenses puedan preparar sus alimentos y deban
comprarlos hechos, que incluso una empresa, Personal Chef
Association, alquila chefs mujeres quienes preparan
alimentos que cuestan entre $7 y $8 dólares por persona, y
que cuando los comensales llegan a casa requieren sólo de
una rápida calentada en el horno de 15 minutos. Incluso
cenas tan tradicionales como la navideña, son compradas,
cada vez más ya, previamente preparadas. De todos modos,
tal vez ahora que la crisis empieza poco a poco a manifestarse en
ese país, comenzando con la alarmante caída del Dow
Jones, la gente de nuevo piense en que sea mejor preparar sus
alimentos en casa y ahorrarse así buen dinero. En
México, es poco probable que ese tipo de empresas se
desarrolle, porque, en primer lugar, está todavía
más afianzada la cultura culinaria y, en segundo, a partir
del recrudecimiento de la crisis, la gente prefiere más
preparar sus propios alimentos, que comer en restaurantes o
comprar comida preparada, debido a que resulta más barato
cocinar en casa. Algunos centros comerciales, así como las
llamadas supercocinas, venden comida casera, pero es en
pequeña escala, nunca tan extendida, ni tan desarrollada,
como en el caso de las empresas estadounidenses
especializadas.
Todo en el capitalismo tiende a mercantilizarse, pues,
como señalamos antes, cualquier actividad que permita
obtener una ganancia será abordada por aquél. Lo
vimos con la comida. Ahora analizaremos la llamada industria
del ocio. En Estados Unidos, sobre todo, se han desarrollado
varias corporaciones cuya finalidad principal es la del
entretenimiento. Ahí tenemos, por ejemplo, Walt
Disney, con sus parques de diversión y sus
películas, Steven Spielberg con su Dream
Work’s, Hollywood, Las Vegas con sus casinos… no
podía ser de otra manera, pues en ese país, el
capitalismo ha alcanzado las máximas expresiones de su
tendencia a la mercantilización. La industria del ocio
saca partido de aquellos con dinero excedente como para
invertirlo en puro placer; su única ganancia
será su diversión a raudales. Por lo mismo,
las empresas dedicadas al entretenimiento no reparan en costos
con tal de justificar los precios que sólo los estratos
pertenecientes a los sectores de la llamada clase media alta para
arriba (un 25% de la población) pueden pagar. Veremos
concretamente el caso de los cruceros, esos grandes barcos
equipados a todo lujo en los cuales se ofrecen viajes de
placer, no precisamente hacia otros destinos, sino a bordo del
mismo crucero. Ya desde el famoso Titanic se
ofrecía a los pasajeros de la clase de lujo comodidades
tales como comidas exóticas, salones de juego,
áreas de cubierta exclusiva, salones de descanso, con tal
que su viaje fuera lo más placentero posible. Gracias a
las ganancias obtenidas por la especulación, cinco
millones de estadounidenses el año pasado contrataron
cruceros, es decir, un incremento diez veces superior al de hace
dos décadas, para pasar sus vacaciones. Anteriormente,
dichos viajes se consideraban exclusivos de los privilegiados,
pero a través de publicidad y de la férrea
competencia entre las compañías se ha podido
masificarlos. Aún así, sólo de clase
media alta para arriba (el sector poblacional que percibe
ingresos de $60,000 dólares o más anualmente), como
señalé, pueden darse el lujo de contratar cruceros,
pues el precio diario promedio de los servicios es de $200
dólares, es decir, 2000 pesos, bastante alto para nuestros
deprimidos salarios mexicanos; por cierto, hace años, la
compañía Princess quiso implantar esa costumbre en
México, pero por la baja demanda no tuvo mucho
éxito, así que se retiró. Pero en Estados
Unidos, Princes, junto con Carnival y Royal Caribbean, son
consideradas las tres grandes de los cruceros, acaparando el 73%
del mercado norteamericano. Los destinos más demandados
son hacia el Caribe, 50% del total de las reservaciones. Esas
empresas, en su afán por acaparar el mercado han estado
comprado a otras empresas o, por la fuerte competencia, las han
llevado a la quiebra. No podía ser de otro modo: sean
industrias, bancos, empresas del ocio, siempre se tiende a la
monopolización del mercado, como la fórmula del
éxito, pero como ya lo hemos tratado arriba, esto no
es garantía, sobre todo con la crisis que estamos pasando
y que ya comienza a afectar a ese país, particularmente en
las ganancias especulativas, que tienden a disminuir al disminuir
el índice Dow Jones. Pero, por lo pronto, Princess
y las otras están aprovechando lo que queda del
boom y están haciendo los grandes negocios. Para
empezar, el tamaño de los barcos es cada vez más
gigantesco, pues con tanto dinero, las compañías
están ordenando la construcción de grandes
embarcaciones, cuyo costo total será de $10,000 millones
de dólares (casi lo que pagamos de intereses de la deuda
externa al año). Dichos barcos incrementarán el
número de camarotes al doble. Entre ellos están el
Grand Princess, de $450 millones de dólares, con capacidad
para 2,600 pasajeros, perteneciente a Princess. Su peso total es
de 109,353 toneladas (el Titanic pesaba sólo 46,328
toneladas), contará con quince cubiertas, tres auditorios
y el casino flotante más grande del mundo (es decir,
industria del ocio dentro de la misma industria del ocio). Walt
Disney no se puede quedar atrás -obvio, la competencia- y
está botando dos embarcaciones de $370 millones de
dólares cada una, con capacidad para 1,760 pasajeros por
barco, que ofrecerán excursiones familiares de tres o
cuatro días como parte de paquetes de vacaciones de Disney
World. Sobre todo, Disney se dirige hacia el mercado de los
adolescentes,
y con tanto dinero y experiencia, será una fuerte
competencia para las otras compañías -como en todos
los negocios en donde Walt Disney se mete, termina por acaparar
una buena parte del mercado. De todos modos, lo de viajar en
crucero, según las compañías, no está
todavía tan extendido, ya que solamente 8% de la
población de Norteamérica (Canadá y EU) lo
hacen. Esto seguramente se debe a que los sectores más
abundantes son los de nivel medio hacia bajo. En 1993,
sólo el 25.2% de todas las familias disfrutaban ingresos
de $60,000 dólares o más. La proporción de
familias ganando $20,000 dólares o menos se
incrementó casi en la misma medida, desde 1970, de 20.3% a
24.5%. La amplia clase media se contrajo, también desde
1970, de 59.1% de todas las familias a 50.3%, es decir, se
está encogiendo, y junto con la clase baja,
constituirían el 74.8% de la población (TIME,
febrero 5, 1996). Por lo cual, como señalé,
sólo aquellas familias con ingresos mayores a $60,000
dólares podrían pagar un paquete familiar en un
crucero de, digamos, $1,000 dólares por persona en las
vacaciones de verano o de diciembre (si fueran cuatro de familia,
pagarían $4,000 dólares, suponiendo $200
dólares diarios durante cinco días por persona).
Aún así, las compañías esperan
que la demanda crezca de 9 a 10% anual -lo cual dudo bastante.
Por lo mismo, Royal Caribbean gastará $2,800 millones de
dólares de aquí al 2002 para agregar 7 nuevos
cruceros a su flota de 16. Carnival posee 42 barcos en siete
líneas separadas, las cuales proveen desde "escapadas" de
tres días a Miami, hasta cruceros de lujo de 98
días al exorbitante costo de $137,000 dólares por
persona. De todos modos y a pesar de los lujos ofrecidos, las
compañías han buscado reducir al máximo sus
costos para aumentar sus ganancias, que en la actualidad
ascienden a 27% de la inversión, es decir, es muy buen
negocio, si lo comparamos con la ganancia media industrial, de
10% en promedio, o la bancaria, de 15 (TIME, 18 de mayo, 1998).
Así que tanto lujo, vale la pena para las
compañías (es como con los autos de lujo, como
señalé arriba, que son mejor negocio que los autos
económicos). Se planea incluso construir un barco que
servirá de casa permanente para sus pasajeros. Esta
embarcación, llamado World of ResidenSea (el mundo
de las residencias marinas), tendrá 286 condominios y
estará terminado en el 2001 (si es que llegamos). El
creador del proyecto, el señor Knut Kloster, exgerente de
las líneas Norwegian Cruise y Royal Viking, ha vendido ya
65 unidades, las cuales llegan a costar hasta $6.6 millones (en
estas tonterías desperdician los ricos la riqueza social
que acaparan)
Y es tanto el afán de las compañías
de cruceros por atraer clientes, que una sociedad
estadounidense-suiza construirá una réplica exacta
del Titanic, para aquéllos deseosos de revivir el
tiempo (aunque no la tragedia, supongo, pues el nuevo
Titanic se dice que contará con suficientes botes
salvavidas) y de sentirse Leonardos di Caprios.
Como ya hemos mencionado en los temas tratados arriba,
el capitalismo ha desarrollado la idea de globalidad
exclusivamente para cuidar sus intereses, siendo el principal de
ellos la obtención de ganancia y no es solamente por la
apropiación de dicha ganancia que el capitalismo empobrece
más y más a la sociedad, sino, como señalaba
Marx, por la apropiación del producto social, o sea, todo
lo que los hombres fabrican en conjunto y que finalmente queda en
las manos de unos cuantos. Y ni siquiera aquello que se
fabrica sirve para el beneficio de todos, sino que se sirven de
ello unos cuantos, por ejemplo, un auto de lujo, un reloj de oro,
un jet ejecutivo… se forza a una gran parte de la sociedad a
consumir sus energías y a gastar los recursos
naturales en beneficio de una, cada vez más
pequeña, fracción de gente rica. Por ejemplo, los
trabajadores que fabrican un BMW o un Cartier o un jet ejecutivo
de la Boeing, bien podrían emplear ese tiempo para
fabricar los productos que realmente necesitaran, tales como sus
casas, su ropa, sus muebles, etc., pero tienen que servir a sus
respectivos jefes, recibiendo salarios de hambre, en detrimento
de su propio nivel de vida. Por eso, insisto, el capitalismo
empobrece no solamente por la acumulación de dinero -pues
esto, la acumulación de dinero, es una consecuencia, y
como vimos antes, a través de la especulación ha
alcanzado sus niveles más brutales de codicia-, sino por
la acumulación de la riqueza y del producto social,
obligando a los hombres a trabajar y a emplear su patrimonio
haciendo cosas que para nada los benefician. En este sentido,
como señalé, todo se encamina a lo mismo, a
beneficiar al sistema económico. Así, la
educación moderna, no podía tampoco
apartarse de dicho lineamiento. En la actualidad, la
institución escolar, no cumple su cometido de
enseñar al educando, sino que, más bien, lo
habilita en algún oficio o técnica para que pueda
desempeñarse dentro de una fábrica. Así
como se habla de la optimización de las materias primas
-materiales
más baratos- y de mejores instrumentos de trabajo
-máquinas computarizadas que produzcan más-,
también, de acuerdo con el sistema capitalista, se
requiere de una fuerza de trabajo más calificada,
más apta, más eficiente, pero también
más barata y más reducida, es decir, que se pueda
explotar mucho más a un menor número de obreros, y
que se les pague un salario bastante reducido. Esto de
optimizar a la fuerza de trabajo se inició desde
que Ford creara su sistema de fabricación en banda, pero
es en la actualidad que dicha optimización ha
llegado a niveles intolerables; debido a eso, al obrero se le
somete a intensas sobrecargas físicas como consecuencia de
las tareas repetitivas. La reciente huelga en General Motors, en
la planta principal en la que se desarrollan las máquinas
para la construcción de los autos, se debe a las forzadas
jornadas a las que los obreros son sometidos con tal de rendir
más, lo que ha llevado al trabajador estadounidense a
ser uno de los más eficientes, o sea, más
explotados del mundo. Sin embargo, no les bastan a las
corporaciones los ahorros que han logrado, así que
necesitan buscar en otros países fuerza de trabajo
igualmente capacitada, pero mucho más barata. Esta
situación ha llevado a una escalada, sobre todo en
Latinoamérica, de la creación de las llamadas
escuelas tecnológicas, en donde los alumnos son
habilitados en oficios y especialidades industriales, luego
de lo cual, pueden ser considerados obreros calificados o
semi-calificados. Particularmente, se ha puesto gran
énfasis en la llamada alfabetización, que la
gente sepa leer, y se mide el desarrollo de un país de
acuerdo con el porcentaje de la población alfabetizada.
Esto, en realidad, es un modo bastante eficientista de
medir el desarrollo de un país, así como su nivel
educativo, pues el que todos sepan leer, no garantiza que su
nivel ni la calidad de su
vida suban automáticamente, tal y como pregonaban las
viejas ideas funcionalistas de que una mejor educación garantizaba
un mayor bienestar (Esto lo promovía la famosa tesis de
El Capital Humano, según la cual, invertir en
la
educación de una persona, era como si se invirtiera en
una empresa que, en el futuro, no sólo amortizaría
la inversión, sino que generaría grandes
ganancias). En México, por ejemplo, actualmente, ni
siquiera poseer una carrera universitaria garantiza tener, ya no
digamos, un buen empleo, sino,
por lo menos, conseguir uno. Ni egresando de una universidad
privada se puede pensar en conseguir empleo fácilmente
debido a que, como se ha señalado, la tendencia del
capitalismo es emplear cada vez a menos gente y explotarla mucho
más (Aumenta el desempleo entre egresados de escuelas
privadas, La Jornada, 3 de enero de 1995). Por tanto, es
evidente que la educación actual no busca como
cometido el beneficio directo de quien es educado o,
más correctamente, habilitado, sino el beneficio de
las empresas que contratarán, no tanto a los egresados de
las universidades, sino a los futuros obreros calificados
egresados de las escuelas tecnológicas. De esa forma,
las empresas no pierden el tiempo entrenando en sus propias
instalaciones a los futuros obreros, lo que implica
gastos que incidirían en el precio final del producto
fabricado, pues al contratar a egresados, por ejemplo del
Conalep, éstos ya están preparados en tareas muy
especializadas y con un mínimo de orientación,
estarán listos para trabajar, ganando cuando mucho dos
salarios mínimos, abaratando así el precio final de
producción ("El número de empleos generados en
los primeros seis meses del año sumó 488,085, de
los cuales 60% son eventuales y en su mayoría se ubican en
el rubro de la ‘precarización salarial’ con
ingresos promedio de 1.5 salarios mínimos", El Financiero,
17 de agosto de 1998). Esta eficiente habilitación de
futuros obreros se tiende a generalizar en todos los sectores
educativos y ya, también, las universidades contribuyen
con su dotación de obreros calificados o, cuando
más, de supervisores de dichos obreros y de
administradores que eficientizen el empleo de los recursos
productivos. En México, la llamada ANUIES
(Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de
Educación
Superior) ha impuesto, muy arbitrariamente, un supuesto
"examen de calidad
profesional", el cual "tendrá el propósito de medir
los conocimientos, habilidades y destreza que requiere un joven
para el ejercicio de su profesión". Este examen
(bastante difícil de pasar, según se dice), que
será un requisito adicional a los ya abultados
trámites de titulación, se comenzó a aplicar
-no por casualidad- en carreras más directamente
relacionadas con las industrias, tales como contaduría,
administración, turismo, administración de empresas
turísticas, ciencias
farmacéuticas, entre otras, y ya empresas como ICA
(Ingenieros Civiles Asociados), lo exigen, como una prueba de
que la persona contratada cumpla con los niveles de eficiencia
requeridos (La Jornada, 19 de noviembre de 1997). Entre
más puntuación obtenga el examinado, más
eficiente se le considerará, acentuándose
así el modelo habilitador, que no educativo, del
eficientismo, el cual valora más una simple
calificación -un diez-, aunque se haya obtenido copiando,
que un verdadero conocimiento
aplicado concientemente a nuestra realidad. Todo esto, la
habilitación, como señalé arriba,
responde a la
globalización, al neoliberalismo. En la Cumbre Internacional de
Educación,
se estableció que "la aplicación de las
políticas neoliberales ha llevado a diseñar modelos
educativos en función de
las necesidades del aparato productivo y no del pensamiento".
Se coincidió también en "que la política
neoliberal ocasiona que la educación sea
considerada un servicio, no un derecho, y que las reformas
educativas recientes constituyen el ámbito ideal para
formar la mano de obra que demanda el mercado, porque la nueva
organización del trabajo se basa en la
productividad." Justamente lo señalado:
que se busca exprimir al máximo a los obreros.
También se estableció que "la educación se
convierte en una empresa en la que el director (de escuela) asume el
rol gerencial, los padres de familia desaparecen y los alumnos
son trabajadores que se preparan para responder a las necesidades
del mercado". De hecho, esto es claro cuando vemos
cómo el actual rector de la UNAM, el
tecnócrata Barnés de Castro, más que rector,
parece administrador de
esa institución (copiando, por supuesto, el papel
zedillista, de que, más que presidente, parece simple
administrador
del país). También se dijo que los actuales
programas se consideran obsoletos, mas no porque no
cumplan su objetivo de
educar, sino que no están acordes con la eficiencia
industrial requerida. Se señaló también
que en Latinoamérica, existe un proceso de
privatización de la educación superior, ya
que 54% de ésta es administrada por instituciones privadas
(La Jornada, 12 de febrero de 1997). Es lo que sucede en
México, en donde, año con año, se reduce la
matrícula para los aspirantes a nivel medio superior y
superior y se les da como alternativa a quienes no pasan los
exámenes de admisión que estudien, con medias
becas, en escuelas privadas, en donde predomina el
espíritu empresarial y por el sólo hecho de pagar
puntualmente sus colegiaturas, los estudiantes pueden
darse por aprobados. De todos modos, sean escuelas
públicas o privadas, el fin es el mismo: adiestrar a
los estudiantes en las habilidades manuales y
administrativas para eficientar al máximo la
producción industrial y que ello redunde en la
reducción de los precios de fabricación para poder
así alentar el consumo y salir de la crisis. En
conclusión, la educación moderna no educa, sino
que habilita, perdiendo, así, su carácter
universal y concientizador, lo cual, le conviene tanto al sistema
capitalista, como a los gobiernos contuberniados, que así
controlan más fácilmente a la población para
su propio beneficio. En todos los países de la
región, las evidencias tienden a mostrar la tendencia
habilitadora de la educación. Inclusive, el Banco
de Desarrollo Interamericano maneja los mayores niveles
educativos, no en términos de mayor cultura, sino en
términos de mayor crecimiento económico.
Así, señala que con cada año adicional que
se eleve en promedio el nivel educativo, se
añadirá un punto porcentual promedio al crecimiento
económico (pero, como ya vimos, el que la
economía crezca, depende de que haya o no ganancias, es
decir, que las corporaciones vendan todo lo
sobreproducido, así que más educación no
es sinónimo de crecimiento
económico). Claro, esto lo establece porque entre
más población tenga, digamos, como mínimo la
primaria, habrá más que sepan leer y podrán
emplearse en las maquiladoras en donde no se requiere más
que saber leer las instrucciones de las máquinas para
apretar los botones y jalar las palancas para hacerlas funcionar.
En Costa Rica,
por ejemplo, el inglés es obligatorio (como en
México, para que así, las maquiladoras
estadounidenses no tengan problema con el idioma), debido a que
puede considerarse un satélite de EU y el estado ha
establecido escuelas técnicas
en donde se enseñan técnicas
productivas y electrónicas de punta, evidentemente con la
finalidad de formar obreros maquileros. Gracias a esto, Intel
(Integrated Electronics), la corporación estadounidense
líder
en la fabricación de chips, comenzará a
construir un complejo de $200 millones de dólares para
probar y empacar sus productos, cerca de San José, lo cual
dará trabajo a 3,500 personas, que ganarán salarios
por encima del mínimo. Desde luego que la
compañía puso en claro que "la bien educada
fuerza de trabajo de Costa Rica fue esencial para tomar la
decisión de establecer la planta" (TIME, 20 de abril,
1998). Así que, de acuerdo con las normas actuales,
la consecuencia más importante derivada del analfabetismo
en un país no es ya el bajo nivel cultural, sino la
desocupación y el bajo nivel
económico de la población ante su imposibilidad de
integrarse a trabajar como obreros semi o calificados en las
maquiladoras de las corporaciones transnacionales, como si esos
factores, bajo nivel económico y desocupación, dependieran y se resolvieran
entrando a trabajar como obrero a una maquiladora, algo
totalmente falso y fuera de la realidad, pues si esa fuera la
intención del capitalismo, es decir, crear empleos y
aumentar el nivel de vida, por principio de cuentas, no se
establecería en ese país para ahorrarse gastos.
Brasil, según estos criterios
eficientistas-económicos, tiene grandes problemas
educativos, ya que el promedio de escolaridad es de cuatro
años y los maestros sólo cursan 11 años de
escuela, dado lo cual resultan muy deficientes, pero
qué se puede esperar de ellos si la mayoría apenas
si perciben salarios de $20 dólares mensuales (200 pesos);
este miserable salario no puede alentarlos a que den
más de sí (es tal y como sucede en
México, en donde, una frase muy recurrente entre la
docencia es "el gobierno hace como que me paga, y yo hago como
que trabajo"). Además, si se pone más
énfasis en que la gente aprenda a leer, con que los
mentores sepan leer ellos mismos y tengan idea de cómo
enseñar a leer, es más que suficiente. Sus
bajos salarios pueden reflejar el desinterés del propio
estado de que los alumnos aprendan y sepan más,
pues si a lo más que podrán aspirar es a trabajar
de obreros, es suficiente enseñarles a leer y escribir.
Ese desinterés y negligencia en la educación,
provoca que en ese país 17% de los alumnos de los niveles
elementales reprueben con frecuencia y les tome 11 años
terminar 8 anos de la escuela (TIME, 20 de abril, 1998).
Éstos pueden considerarse como "los casos perdidos", hacia
los cuales, el estado adoptará una actitud
cínica, prefiriendo conservarlos en la escuela, reprobando
y perdiendo el tiempo, que en la calle, como chavos banda,
delincuentes o, en el peor de los casos, como guerrilleros.
Igualmente, podemos considerar que esa actitud
cínica se aplica en todas partes, como en México,
en donde hay un profundo desinterés de parte del gobierno
de aumentar el presupuesto a la
educación para que verdaderamente se eduque a la
gente, sobre todo en las universidades públicas: el
bajo nivel académico al que han caído no posibilita
a los egresados más que a aspirar a puestos
administrativos o productivos de poca monta en las empresas, si
es que egresan y si no lo logran, la escuela es un mero
distractor, un pasatiempo, una forma de "mantenerlos
quietecitos". Otra cosa que se está haciendo en Brasil es
buscar que las empresas funden o ayuden a financiar escuelas
técnicas. Esto se está difundiendo mucho en
Latinoamérica (en México existen convenios entre
universidades e institutos tecnológicos y empresas
industriales para que los alumnos realicen prácticas en
las instalaciones de éstas). En ese país,
existen ya 50 corporaciones que sostienen fundaciones, o sea,
escuelas técnicas. Desde luego que esto no lo hacen
desinteresadamente, sino que es una manera segura de formar sus
propios trabajadores, sin que deban pagarles ningún
salario. Al contrario, muchos de los gastos, tales como
prácticas o visitas, corren por cuenta de los estudiantes,
lo que disminuye los gastos para las fundaciones.
Además, así, las empresas no tendrán que
preocuparse del bajo nivel educativo, pues sus propias
escuelas les garantizarán un seguro abasto de mano de obra
habilitada para sus necesidades específicas. Por
ejemplo, Natura, corporación fabricante de
cosméticos, ha donado más de $3 millones de
dólares durante el año pasado como fondos de
adiestramiento para las escuelas públicas.
Específicamente lo ha hecho en la escuela que está
junto a sus instalaciones, la escuela Matilde Maria Cremm, la
cual, por lo visto, ha tenido que modificar tanto sus programas
de estudio, así como elevar el nivel técnico
de sus maestros, a cambio de los fondos. No es
difícil imaginar todas las cláusulas y condiciones
impuestas por Natura a la escuela a cambio de su dinero, entre
las cuales está la de mandar a 60 de sus más
descalificados trabajadores para que terminen su primaria y de
paso aprender todas las manualidades que se les
enseñarán (TIME, abril 20, 1998).
Desgraciadamente, esta tendencia de la educación como
habilitadora, no como educadora, se refuerza con
las declaraciones de los propios gobernantes de la región,
como la de Eduardo Frei, presidente chileno, quien en un
artículo, a propósito de la reunión de los
países americanos que se efectuó en abril, en
Santiago, escribió: "Nosotros lanzaremos una ambiciosa
iniciativa educadora para asegurarnos que la fuerza de
trabajo de (Latino) América
tenga las habilidades necesarias para ganar los empleos y sea
el combustible impulsor del crecimiento del próximo
milenio." (TIME, abril 20, 1998, s.n.). Todo sea, pues, en
bien del capitalismo.
Bien, he llegado a la parte final de este ensayo, el
cual, espero, haya dejado más o menos claras las causas de
la crisis capitalista y por qué cada vez se agrava
más. Me gustaría proponer una alternativa
económica que, aunque parezca utópica en muchos
sentidos, creo que podría significar una solución
si es que la humanidad quiere sobrevivir, digamos, otro siglo,
por lo menos, pues así como vamos, no pienso que duremos
más de 10 años.
Se tendría que comenzar por hacer una lista de
las necesidades más indispensables, sin las cuales la
sociedad ya no puede vivir. La vieja enumeración de
los requisitos humanos para llevar una existencia digna,
transmitida por tradición oral lo resume: casa, comida,
vestido, calor,
luz, recreación, salud. Deberá convocarse
a todos los sectores sociales y hacerles entender que a partir de
este momento histórico, la utilización de los
recursos naturales y humanos debe de aplicarse a producir lo que
verdaderamente haga falta y que no pueden ya desperdiciarse para
hacer cosas que solamente beneficien a una reducidísima
porción de la humanidad. En consecuencia, los lujos
innecesarios quedarán fuera de la consideración
de la lista (nada de autos de lujo, joyas, plumas de oro,
residencias estilo Beverly Hills, con alberca,
galgódromo, etc.). En segundo lugar, para producir lo
realmente necesario, se recurrirá a las
tecnologías que, desde el punto de vista ecológico,
sean más limpias. Existe, por ejemplo, un motor para
autos que funciona a base de aire comprimido,
que incluso exhala aire más
limpio que el inhalado (el inventor es un ingeniero
francés, el señor Guy Negre -TIME, 23 de marzo,
1998), pero ningún fabricante de vehículos se
interesa por el proyecto de manufacturarlo comercialmente porque
le es más barato y redituable seguir fabricando autos de
combustión interna, ligados, desde luego, a
los intereses petroleros que no consentirían que sus
ganancias se vinieran abajo al emplear un carro que funcionara
con aire. Así que se requiere eliminar el criterio
de la ganancia primero, la necesidad, después. De
esta forma, se podrían adoptar avances
tecnológicos que contribuyan a racionalizar el
empleo de los recursos naturales (minerales,
energéticos, agua, bosques, tierras, etc.) y que sean
lo más ecológicos que pueda lograrse (o sea,
que no destruyan ni contaminen. Se deberá de poner
énfasis en el desarrollo de tecnologías
energéticas que aprovechen al máximo la luz solar,
los vientos y el oleaje). Tendríamos que especificar
modelos ecológicos, tales como transportes
ecológicos (que no contaminaran en ninguna forma: ni
en sus emisiones, ni por los mecanismos generadores de su
propulsión y que contaran con más capacidad de
carga y más espacio), casas ecológicas,
energéticos ecológicos (sol, viento, oleaje,
biocombustibles -metanol, por ejemplo)… como ya no
privaría el criterio de la ganancia primero,
sería factible hablar de un desarrollo
ecológico (pues el capitalismo salvaje, si algo posee,
es que es totalmente anti-ecológico). Una vez definido lo
anterior, tendríamos que recurrir a uno de los recursos
más abundantes que poseemos: la humanidad, los más
de 5,000 millones de personas que vivimos en este planeta. En el
sistema que propongo, como la ganancia no sería ya lo
importante, sino la necesidad, todos tendríamos que
trabajar para nuestro propio beneficio. Por tanto, a cada
quién, se le cuestionaría cuál de las
tareas necesarias socialmente le gustaría
desempeñar en función de su capacidad y
habilidades. Habiendo tantos humanos, todos podrían
y tendrían que trabajar, ya que sería para el
beneficio de todos, así que el tiempo que
dedicarían a la tarea asignada sería muy
pequeño, digamos una hora, pudiendo emplear el resto
como quisieran. Tal vez ni siquiera sería necesario
trabajar todos los días. A cambio de su trabajo
socialmente necesario (permítaseme parafrasear a
Marx), cada quien recibiría todo lo indispensable para
que su vida fuera digna, decorosa y humana. No se
pagaría un salario de hambre, que cada vez alcanza para
menos, sino que se entregarían los satisfactores
necesarios para la existencia, elaborados conjuntamente por la
sociedad. En principio, incluso, las tareas podrían
efectuarse por países o regiones: aquéllos
países en los que se pudiera fabricar transportes, lo
harían; otros, fabricarían materiales para las
casas; otros, harían equipos médicos, otros,
cultivarían y criarían animales
domésticos y así. Es decir, habría una
especie de división por países de las labores
necesarias que la gente nativa se encargaría de elaborar.
Con el tiempo, gente de otros países se iría
incorporando a las tareas y así, hasta lograr un equilibrio
laboral, que
permitiera trabajar a todos lo menos posible. Podríamos
pensar, incluso, de que después de cierto tiempo, las
fronteras desaparecerían y habría una sola
nacionalidad: la terrícola, ya que considero que una forma
de atraso social es que existan tantos países y tantos
idiomas, independientemente de las tradiciones culturales de cada
quien, que podrían conservarse, siempre y cuando, no
afectaran el funcionamiento del sistema propuesto. Como se ve,
habría necesidad de aplicar cierto nivel de autoridad, que
no autoritarismo, pero dicha autoridad sería una
autoridad racional, emanada de la necesidad del bienestar
común. Sobre todo, se tendría que aplicar a los
grupos
más reacios a aceptar el nuevo modelo
(capitalistas, gobiernos, mandos militares, etc.) Además,
por fuerza, se modificarían los modelos actuales de
gobierno, pero esto sería una consecuencia
implícita del cambio de modelo económico, pues,
como se ve, éste no sería centralizado, ni
concentrador, sino que sería determinado
socialmente. Dicha forma de gobierno -necesaria, pues como
somos tantos, no podemos hablar de una sociedad
anárquica-, tendría que ser más extendida y
diversificada, y daría especial importancia a las labores
de administración y asignación social de las
tareas: en dónde hay exceso de gente trabajando, en
dónde hace falta, qué hace falta, cómo debe
producirse, qué avances
tecnológicos existen, cuáles hacen falta, etc.
Como se ve, esta propuesta, (aunque se le pueda considerar
utópica), equilibraría la disponibilidad de
recursos naturales y humanos existentes, tanto con las
necesidades sociales indispensables, como con las
necesidades de preservación de nuestro maltrecho planeta,
de cuya salvación, finalmente, depende nuestra
salvación.
Por lo pronto, y si es que alcanzamos el nivel de
racionalidad y de lógica, así como de
eliminación del egoísmo y ambición que nos
caracterizan, para la adopción
de un modelo económico como el propuesto, la sociedad debe
poner frenos al capitalismo. Debemos regresar a los llamados
modelos keynesianos, mediante los cuales, el estado
debe de invertir en proyectos sociales prioritarios
(obras públicas, vivienda, educación, salud,
agricultura,
agroindutrias, acuaindustrias… ¡tómese nota de las
sociedades antiguas, como los mexicas, que lograron combinar
crecimiento
económico con necesidades sociales y ecología!), pero
verificando que los recursos empleados no vayan a parar a los
bolsillos de los gobernantes a través de organismos
sociales de vigilancia, evitándose, así, las
prácticas corruptas tan típicas de la
intervención estatal. Evidentemente esto implica modificar
las actuales formas de
gobierno por otras más diversificadas, con una mayor
participación de la sociedad, es decir, no pensar ya en
un sólo presidente, sino en una autoridad social,
algo así como un concejo social, cuya opinión y
sugerencias en beneficio de la sociedad fueran de adopción
obligatoria. Además, se deben establecer métodos
que restrinjan la acumulación capitalista, tales
como los impuestos elevados a las ganancias, especialmente a las
de los capitales especulativos, que, como vimos, son los que han
contribuido a profundizar aún más la actual crisis
económica. Debe también exigirse la
adopción de tecnologías de fabricación
más limpias, y la racionalidad en la
producción, es decir, no sobreproducir. Es decir, se
deben anteponer los intereses sociales a los de los
capitalistas.
El primer ministro de Malasia, el señor Mahathir
Mohamad, escribió recientemente, a propósito de la
quiebra económica de Malasia : "A pesar de la crisis y del
caos reinante en Asia, se nos continúa diciendo que el
único sistema económico permitido es el de los
libres mercados capitalistas, el de la
globalización. Todo mundo debe aceptar este sistema o
arriesgarse a ser calificado de hereje y que se le
castigue. Ni siquiera la más mínima
modificación es permitida. El que el libre mercado,
desregulado, incontenible, haya destruido las economías de
regiones y países por completo, no importa. Lo
único que realmente interesa es que el sistema siga, sin
cambios. (…) Algunos, tímidamente, ya están
criticando al Fondo Monetario
Internacional, a los especuladores, al capitalismo
transnacional, al discutido auto-asignado derecho del capitalismo
para disciplinar a los gobiernos elegidos. ¿Acaso
tenemos que esperar 300 años, como le llevaron al mundo
antiguo para ver la inefectividad de la Inquisición, para
que veamos la inefectividad del sistema de libre mercado?
El daño hecho es ya enorme. Llevará
décadas de trabajo reponer las economías.
¿Debemos perder más tiempo? Malasia no puede
esperar. Malasia ha elegido convertirse en un paria, si ustedes
así lo piensan. Nuestra petición para que la
comunidad
global regule y ordene el mercado ha pasado desapercibida. Si la
comunidad
internacional no puede cambiar, entonces Malasia debe echar a
andar su propia reforma. Tal vez fallemos, puede ser, pero
haremos todo cuanto esté a nuestro alcance para triunfar,
aunque todas las fuerzas de los ricos y de los poderosos se
alinien en nuestra contra. Si Dios quiere, nosotros triunfaremos"
(TIME, 21 de septiembre, 1998) Ojalá que muchos
gobernantes comenzaran por tener al menos la valentía para
hacer declaraciones como las anteriores.
Es evidente que, como vimos en este ensayo, actualmente
son tan entreguistas los gobiernos de todo el mundo al
capitalismo, que ni las simples medidas sugeridas se
adoptarán, pero si no se hace, y se opta por continuar
en la senda del capitalismo salvaje (no sólo del
capitalismo salvaje, es decir, el neoliberalismo, como lo advierte el premier
malasio, sino del capitalismo en general) y de nuestras
materializadas, ambiciosas y egoístas prácticas,
nuestro paso por este planeta concluirá en unos pocos
años.
Autor:
Adán Salgado