- Introducción
- Historia de la represa de Betania
- Sus objetivos quedaron definidos así
- Represa de Betania
- Reseña histórica
- La primera realización eléctrica
- Un servicio que crece
- De servicio particular a servicio estatal fundamental
- Centrales hidroeléctricas del Huila
- El río padre
- Macizo colombiano
- El Huila y su río
- Primer mapa del magdalena
- Estudios
- Macro-regiones
- Sistema viviente
- La rehabilitación de la cuenca del río Magdalena en el Huila
- Potencial energético del río padre
- Río Yaguará
- Directo al embalse
- Hidroeléctrica de Betania
- Viabilidad, construcción y puesta en marcha del proyecto hidroeléctrico de Betania
- Estudios y diseños preliminares
- Otros aspectos técnicos
- Ejecución
- Financiación
- Producción y comercialización de la energía
- En manejo ambiental
- Principales efectos de la construcción y operación de la CHB
- Efectos sobre el empleo y la producción
- Efectos sobre la infraestructura física y las obras públicas
- Efectos sobre los recursos naturales
- Efectos sobre los patrones demográficos
- Efectos sobre la participación comunitaria y la coordinación interinstitucional
- Efectos sobre la salud pública
- Efectos sobre la ciencia, la tecnología y la educación
- Obras complementarias
- Principales efectos de la construcción y operación de la CHB
- Betania frente al futuro
- Bibliografía
INTRODUCCION
En un escenario verdaderamente majestuoso, un altar de montañas que los geógrafos han bautizado como Macizo Colombiano, nace el río Grande de la Magdalena y, desde esa imponente cuna, desciende, presuroso por cañones empinados entre rocas y peñascos. En los primeros doscientos kilómetros de su recorrido esa corriente ha logrado bajar desde 3.600 metros hasta 470 sobre el nivel del mar y ha engrosado su cauce con un sinnúmero de riachuelos y quebradas pero también con afluentes torrenciales como los ríos Suaza, Paez, y la Plata que, en su desembocadura, lucen tan vigorosos como la arteria a la entregan su caudal. Esta combinación de rápidas caídas, enormes caudales, y frecuentes gargantas que invitan al represamiento de las aguas, son accidentes geográficos típicos de la zona hidrográfica conocida con el nombre de Alto Magdalena. En esta región, a 30 kilómetros al sur de Neiva, se encuentra localizada la Central Hidroeléctrica de Betania.
Betania fue primero el sueño de unos visionarios Huilenses que le pusieron un nombre sonoro a sus ilusiones. Las ilusiones que se forjan todos los pueblos en la búsqueda de una obsesión energética que antecedió como idea a la exuberante realidad hidroeléctrica, petrolera y gasífera del Huila, donde ha tenido cabal cumplimiento la alentadora sentencia según la cual el desarrollo no es otra cosa sino la materialización de las utopías. Lo que surgió como ideal de unos pocos, bien pronto se convirtió en propósito colectivo de una región y en factor aglutinante de un pueblo. Betania fue un plebiscito que los Huilenses votaron por unanimidad, con la convicción de ese proyecto tenía el sentido de un símbolo que compendiaba el aprovechamiento racional de todos los recursos naturales de una comarca.
Pero la utilización del Magdalena como fuente de generación hidráulica es apenas un punto de partida para mirar de manera integral "a ese río de la patria" , en cuyas riberas y vertientes nos hemos arremolinado las dos terceras partes de los colombianos, que desventuradamente hemos estado viviendo de espaldas a él. La rehabilitación del río Magdalena ha sido un anhelo nacional de vieja data que ha hecho parte del catalogo de buenas intenciones de oidores, virreyes y presidentes. Desde la época de la colonia donde José Celestino Mutis exclamaba en severa admonición: "La Lastima es que siendo este único conducto por donde se penetra al interior del reino, es forzoso pasar por las incomodidades que no las puede vencer un particular con el dinero. Yo estoy firmemente persuadido que las perdidas de tantas vidas y caudales, recae sobre el descuido de los que podrían hacer el río navegable". Por su puesto, es justo reconocer que diferentes gobiernos han emprendido acciones encaminadas a recuperar o mejorar su navegabilidad, pero muchos de esos esfuerzos han resultado ineficaces por falta de continuidad y por ausencia de una concepción de desarrollo integral de sus posibilidades. Los avances en el transporte terrestre y aéreo no han tenido una contrapartida de progreso similar en el sector de las comunicaciones fluviales, lo cual ha significado que, en mucho aspectos, el Magdalena se encuentre en el mismo o en peor estado de abandono que aquel que impresionó la retina del sabio gaditano.
Pues bien, Betania por ser el pionero de los grandes desarrollos hidroeléctricos sobre el Magdalena, nos ha puesto a pensar en la regulación de esa vía fluvial. En efecto, la fuerte variación de caudales que se presenta como consecuencia de los cambios abruptos en el régimen pluviométrico, da origen a catastróficas inundaciones que arrasan vidas, bienes y cultivos. En ese sentido la importancia de los aprovechamiento hidráulico trasciende los lideres de la simple generación de electricidad, ya que la estabilización de los caudales aguas debajo de la represa, produce notables beneficios no solo par5a la navegación particular del proyecto que suscita esta nota vale la pena destacar que , mientras antes de la construcción los caudales varían de 100 metros cúbicos por segundo en verano a 3.200 metros cúbicos por segundo en invierno, ahora con la operación de la Central el flujo saldrá regulado al ritmo de 440 metros cúbicos por segundo, y mantendrá ese volumen aproximadamente hasta las cercanías de la desembocadura del río Saldaña.
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