En una empresa del
nivel territorial, es primordial el cumplimiento de los objetivos
básicos de la política del gobierno, en
relación con la gestión
del recurso humano, dirigida a garantizar que el Estado
cuente con servidores
íntegros, cualificados y comprometidos para que
contribuyan al logro de las metas y planes de la
organización. De igual manera se debe tener talento
humano competente con sentido de compromiso y pertenencia hacia
la
administración, enfocados en la ética,
los valores y
el crecimiento personal, bajo
buenas prácticas de manejo que faciliten el uso eficiente
de los recursos, y que a
través de incentivos se
estimule a los servidores para que demuestren un alto rendimiento
con la obtención de los resultados
esperados.[1]
La definición de talento teniendo en cuenta distintas
corrientes teóricas podría en algunas ocasiones
confundirse con otros conceptos similares como, capital humano,
habilidades, destrezas, cualidades o competencias. Por
ende la definición adecuada pretende agrupar todas las
características que pueda contener el concepto.
Talento se define como las dotes intelectuales
que dan valor a un
individuo,
así, el conjunto de estos valores
constituye el Capital Humano
en una organización, sea cual fuere su tipo. Como
todos los valores, el Capital Humano, considerado como un activo
intangible. Se ha bautizado a nuestra época como la "Era
del Talento", es decir, el tiempo en que
el capital y la tecnología ya no son
suficientes para que una organización se mantenga vigente
y sobreviva en el entorno globalizado de hoy, sino que ahora es
indispensable contar con capacidad de innovación y talento.
Según la Real Academia Española de la Lengua, el
talento define como aquellas características que tiene un
ser racional que lo hace apto para determinada ocupación;
Por lo tanto, la definición de Talento Humano se entiende
como la capacidad que tiene una persona para
entender y comprender de manera inteligente la forma de resolver
problemas en
determinada ocupación, asumiendo sus habilidades,
destrezas, experiencias y aptitudes propias de las personas
talentosas, donde se conjugan otros factores o elementos que
movilizan al ser humano, tales como: competencias (habilidad,
conocimientos y actitudes)
experiencias, motivación, intereses, vocación,
aptitudes, potencialidades, salud,
etc.[2]
Es interesante observar cómo el pensamiento
humano ha evolucionado tan rápidamente, especialmente en
los últimos cincuenta años, con relación a
la importancia e impacto que poseen las personas en las organizaciones;
Sin embargo, si se compara esta visión evolutiva con las
doce horas dibujadas en un reloj, sólo le
correspondería unos pocos minutos al momento que se vive
ahora en relación al concepto del ser humano y su interacción con las empresas.
No ha sido sencillo entender que la gente es la empresa, de
hecho aún hay organizaciones cuya visión
está muy alejada de esa importante premisa y
todavía se visualizan en los inicios de lo que ha sido
todo este camino recorrido y trajinado por las mentes más
brillantes e innovadoras que ha producido el ejercicio y la
academia en administración del talento humano.
Se necesita una intensa y minuciosa visión
retrospectiva para tratar de explicar en cómo ha sido el
génesis y la evolución del pensamiento
administrativo que llevó a las personas de simples
piezas sin valor a convertirse en el verdadero sentido de toda
organización.
Si la idea es deambular por los secretos del pasado hay que
comenzar por el asentamiento humano en la más temprana era
de su aparición y una vez superado el aislamiento y la
concepción social que había ofrecido el hombre de
Neanderthal a sus grupos.
Según se especula, la aparición del Homo Sapiens
representó el inicio de comunidades más organizadas
y transformadoras del medio ambiente
totalmente distante de los primeros brotes inteligentes de
nuestra especie. No tardó en aparecer una sociedad
más compleja regida por fenómenos naturales,
incomprensibles para el momento, o expresiones de egocentrismo
que asimilaban tales maravillas a una persona como representante
de su poder en
la tierra; es
imposible olvidar que para ese entonces la gente cazaba y
consumía más como una consecuencia del instinto de
supervivencia que por la necesidad de alimentarse para tener
fuerzas, ingenio y construir imperios.
Las sociedades de
ese entonces no estaban lejos del concepto de "la manada" y por
lo tanto las expresiones básicas del "trabajo en
equipo" surgían como todavía pueden apreciarse
en los leones, tigres y otros depredadores existentes en su
hábitat
natural.
Después de muchos años empezaron a aparecer
asentamientos humanos que desarrollaron la tecnología y
los conocimientos necesarios para ser recordados en el tiempo.
Prácticamente de la noche a la mañana los Sumerios,
cerca del 2750 a.C. fueron ocupantes de la región
mesopotámica crearon una sociedad donde las personas eran
dirigidas y utilizadas para cumplir con las metas de un dios o de
varios de ellos, el proceso de
desarrollo de
esa línea de pensamiento se extendió
rápidamente en el mundo entero, todas las expresiones
culturales que se dieron cita en el pasado conservaron la
dominante estampa de este rígido pensamiento.
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