La genética del comportamiento humano: (NEXT) la conquista más incierta de la biología conductista

"El sueño de la razón
produce monstruos"… ["Caprichos"] (Francisco
José de Goya y Lucientes 1746-1828)

Por bien o por mal estamos en la edad, tan
temida como anticipada, del mercadeo del gene y del
análisis de la secuencia (por razones cosméticas)
del genoma propio. Anticipen todos, los anuncios que nos
señalarán: "Ordene sus niños por
diseño. Satisfacción garantizada". O,
"Prevención y cura de los defectos físicos y
emocionales, al por mayor y al detalle". O, "Su genoma, y el de
su cónyuge, analizados por solicitud. Confidencialidad
estricta certificada"… Así puede que lean mensajes
de propaganda, adelantando un futuro, basados en la ciencia que
algún día espera producir — para quienes pueden
permitirse el lujo — la "compra" de la inmortalidad.

La
biología conductista

Como ciencia esta disciplina ha estimulado
la curiosidad científica por tiempos enormes.

Su historia está, de manera
indirecta, imbricada a las teorías del propio Darwin, por
medio de las labores científicas de su primo, el genio
multifacético y autor de más de 340 libros y
artículos, Sir Francis Galton. Pero, no fue a este
último a quien la gloria es debida, sino que sería
al monje Gregor Mendel (1822-1884) quien en el 1860 estudiando la
herencia de guisantes, planteara como hipótesis un factor
que transmite las características distintivas de los
ascendientes a su descendencia.

Aunque el científico silesio no
utilizara el término "gene", Mendel asimismo sería
quien distinguiera entre características dominantes y
recesivas. Entre homocigoto y heterocigoto, y quien estableciera
la diferencia entre el genotipo (el potencial hereditario de un
organismo) y el fenotipo (las características visibles del
mismo).

Más adelante, en el 1889, el
botánico holandés, Hugo de Vries, en su libro,
Intracellular Pangenesis, dio el nombre de
"pangen" a la "partícula más
pequeña representante de las características
pasadas entre generaciones. Hasta que Wilhelm Johannsen lo
abrevió más adelante, como "gen", que es como se
conoce comúnmente en danés, alemán y en
español.

Siempre se lamenta el hecho de que, de
Darwin, haber tenido conocimiento de los hallazgos de Mendel, que
su Teoría de la Evolución hubiese disfrutado de
mayor impacto, ya que hubiese tomado ventaja de las
corroboraciones provistas por la transmisión
genética, por el monje científico, desarrollada.
(Para una descripción detallada de la evolución de
este y otros conceptos relacionados, véanse mis tres
artículos: 1. El Gene Cumple Cien Años, 2.
La Teoría de la evolución cumple ciento
cincuenta años, y Darwin, ya celebra sus doscientos,
y 3. La ciencia mutante de la psicología evolucionista
y sus alcances).

Caprichos por
Goya

Pero el destino no iba a permitir que estas
nociones, en su aplicación anticipada, estuvieran muy
lejos de la vida de Charles Robert Darwin.

La ciencia de la
eugenesia

Como ya hemos dicho acerca de Darwin, su
primo hermano, el tecnócrata Sir Francis Dalton
(1822-1911), fue el primer intelectual que investigara los
efectos de la herencia en el comportamiento humano de manera
sistemática, acuñando el término eugenesia
para destacar la manipulación de rasgos hereditarios en
aras de la producción de mejores especímenes de
nuestra especie — aunque el vocablo mismo de la
"genética" no aparecería hasta el 1909, dos
años escasos antes de la muerte de Galton.

De manera triste, Galton serviría de
inspiración inesperada a muchos individuos insensatos que
más adelante se esforzarían en producir razas
mejores y libres de "defectos transmisibles" de índoles
hereditarios — lo que diera comienzo al Holocausto de Hitler y
otros programas de purificación étnica, que a
éste, como ejemplo, otros seguirían.

La herencia del comportamiento

La donna è mobile Qual
piuma al vento, Muta d'accento — e di
pensiero

Aunque careciera de una denominación
formal, el estudio de la herencia siempre ha sido, en principio,
el estudio de la variación biológica y de
cómo ésta afecta a todos los seres vivos. Mientras
que el campo incipiente y específico de la genética
del comportamiento, trata de comprender, ambas, las
contribuciones del entorno y las de la transmisión
heredada a las variaciones individuales de la conducta de todos
los animales y de nuestra especie en particular.

Pero, para lograr estos fines, existen
obstáculos muy difíciles de superar.

Veamos: