Reflexiones acerca de la educación bioética desde proceso de enseñanza aprendizaje
RESUMEN
La humanidad actual tiene ante sí el reto de
garantizar la preservación del planeta, en medio de graves
conflictos que han puesto en
peligro la existencia de la especie humana y el mantenimiento del equilibrio en el medio ambiente, sin renunciar
al desarrollo científico y
tecnológico. Ante esta situación, corresponde a la
sociedad en general y, en
particular, a los servicios educacionales,
preparar a los ciudadanos para convivir en armonía entre
sí y con el resto de los componentes del medio ambiente. El surgimiento de la
bioética como disciplina constituyó una
alerta a la humanidad ante tal situación, hoy no solo se
trata de incorporarla como una disciplina o asignatura en las
instituciones escolares sino
de encaminar los esfuerzos hacia la educación bioética de los
ciudadanos, comenzando desde las instituciones escolares. A este
propósito puede contribuir la educación bioética desde el
proceso de enseñanza –
aprendizaje, aspecto sobre el
cual se plantean algunas reflexiones en este trabajo.
INTRODUCCIÓN
El desarrollo científico y tecnológico que hoy
exhibe la humanidad muestra en una de sus caras
imágenes de bienestar,
novedades tecnológicas, avances en el área de la
medicina, conocimientos
profundos de la naturaleza e invenciones
novedosas; en cambio su otra cara presenta
la degradación ambiental, la destrucción de la vida y
la guerra dotada de medios y dispositivos que
hacen posible la destrucción inmediata de los sueños y
las esperanzas de millones de personas en un instante. Esta
realidad que hoy presenta una ciencia con dos rostros
sociales diametralmente opuestos, donde coexisten el bien y el
mal, apunta hacia la necesidad de una reflexión moral sobre las implicaciones
del desarrollo científico y tecnológico, y podría
justificar, sin dudas, la urgencia de una ética de la vida orientada
hacia el universo de la producción
científica y tecnológica, como señala Delgado
(2003)
El desarrollo de las ciencias naturales desde la
segunda mitad del siglo pasado trajo consigo importantes avances,
y también problemas e incertidumbres que
hicieron más agudo el cuestionamiento del hombre en torno a los resultados de su
intervención en el planeta. En ese marco, en 1970, el
oncólogo norteamericano Van Rensselaert Potter planteó
la necesidad de un nuevo tipo de reflexión filosófica
sobre la ciencia: la bioética,
una nueva disciplina que combinase la ética y el conocimiento proveniente de
las ciencias de la
vida.
En los orígenes de esta disciplina se encuentra la
preocupación por el carácter dual del
desarrollo científico y tecnológico, por las
consecuencias negativas del progreso basado en la ciencia y la
tecnología; pero contrario a
lo que usualmente se piensa, no fue el deseo de poner freno a
excesos o consecuencias negativas del desarrollo científico
y tecnológico lo que condujo a Van Rensselaert Potter a
proponer la nueva disciplina sino que, como expresa Delgado
(2004), se planteó un cuestionamiento más profundo:
¿Hacia dónde nos conduce el progreso material del
conocimiento que no está
acompañado de la sabiduría necesaria para manejarlo?
Potter concibió la nueva disciplina como una ética
global que busca la sabiduría para la supervivencia de la
especie humana.
Cabe recordar, entonces, las palabras iniciales de la
intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la
Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio
Ambiente y Desarrollo, el 12 de junio de 1992: "Una importante
especie biológica está en riesgo de desaparecer por la
rápida y progresiva liquidación de sus condiciones
naturales de vida; el
hombre."[1]
La entrada en el tercer milenio exige una profunda
reflexión, lo que significa además un compromiso mayor
para aquellos que tienen la responsabilidad de la
formación de las actuales y las futuras generaciones. En
este sentido, Nieto y col. (2003) señalan que las
universidades tienen una función importante en la
preparación del personal idóneo en
correspondencia con la época, acorde con el desarrollo
científico y tecnológico de la misma; permitiendo la
integración del mundo del
saber científico con las humanidades, para articular la
lógica del conocimiento científico
con la reflexión ética, axiológica y humanista.
Puede afirmarse que esta influencia no debe enmarcarse solo en
los centros de educación superior sino
comenzar desde edades tempranas si que quiere lograr la
formación integral de cada ciudadano.
En este empeño, la relativamente joven
bioética cubana parte de la realidad social
contemporánea propia del país, nada típica para el
resto del mundo. La bioética cubana no se circunscribe a una
bioética basada en principios abstractos, sino que
se centra en contextualizar dichos principios teniendo en cuenta
las situaciones concretas de índole ética
características del contexto cubano, en consonancia con
los valores que enarbola la
sociedad cubana actual.
Página siguiente |