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La codicia de los mercados (el virus mutante) ? Parte II (página 15)




Enviado por Ricardo Lomoro



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• A pesar del enfriamiento del ritmo de actividad,
aún se prevé que las economías emergentes
resistan bien a las turbulencias, gracias al vigoroso crecimiento
de la productividad y
el fortalecimiento de los marcos de política
económica. Obviamente, cuanto más larga sea la
crisis
financiera, más probable será que se vean
afectadas.

En estas circunstancias, las proyecciones de referencia
con respecto al crecimiento se han revisado considerablemente a
la baja en relación con la actualización de julio
de 2008 de Perspectivas de la economía
mundial. Tomando como base el promedio anual, se prevé
que el crecimiento mundial se moderará del 5,0% en 2007 al
3,9% en 2008 y al 3,0% en 2009, el ritmo más lento desde
2002. Las economías avanzadas se encontrarán en
recesión o cerca de ella en el segundo semestre de 2008 y
principios de
2009, y la recuperación prevista para finales de 2009
será excepcionalmente gradual en comparación con
recuperaciones anteriores. El crecimiento en la mayoría de
las economías emergentes y en desarrollo se
desacelerará por debajo de su tendencia. Con respecto a la
inflación, cabe esperar que la combinación del
aumento de la capacidad ociosa y la estabilización de los
precios de las
materias primas contenga el ritmo de incremento de los precios,
lo que reducirá la inflación hasta niveles
inferiores al 2% en 2009 en las economías avanzadas. En
las economías emergentes y en desarrollo, la
inflación disminuirá de forma más gradual, a
medida que los recientes aumentos de precios de las materias
primas continúen trasladándose a los consumidores.
Este pronóstico de referencia está sujeto a
considerables riesgos a la
baja. El riesgo principal
está relacionado con dos cuestiones financieras conexas:
las tensiones financieras podrían seguir siendo muy
fuertes y la restricción del crédito
derivada del desapalancamiento podría ser más
intensa y más prolongada de lo previsto en el escenario de
referencia. Además, el deterioro del mercado de la
vivienda en Estados Unidos
podría ser más pronunciado y más prolongado
de lo previsto en el pronóstico, mientras que los mercados de la
vivienda en Europa
podrían deteriorarse a nivel más general. Los
riesgos inflacionarios para el crecimiento son ahora más
equilibrados porque los precios de las materias primas se han
reducido a medida que se ha desacelerado la economía mundial. Al mismo tiempo, las
posibles perturbaciones de los flujos de capital y los
riesgos de un aumento del proteccionismo representan riesgos
adicionales para la recuperación…

Las autoridades se encuentran entre la espada y la
pared

Las autoridades de todos los países afrontan la
ardua tarea de estabilizar las condiciones financieras
fortaleciendo al mismo tiempo sus economías durante un
período de desaceleración del crecimiento y
manteniendo la inflación bajo control. Los
esfuerzos multilaterales son particularmente importantes en las
circunstancias actuales, entre otros, las iniciativas de política
económica para paliar la turbulencia financiera, aliviar
las rigideces en los mercados de materias primas y respaldar a
las economías de bajo ingreso confrontadas con altos
costos de
importación de alimentos.

Las autoridades de los países están
implementando activamente medidas de política
económica orientadas a estabilizar la situación
financiera. Para llevar a cabo esta enorme tarea se
deberán tomar medidas de gran alcance que permitan abordar
los problemas
sistémicos, es decir, cómo solucionar el problema
de los activos
problemáticos, fomentar la reconstitución del
capital bancario y restablecer la liquidez en los mercados
financieros, tomando en cuenta al mismo tiempo los intereses
de los contribuyentes y las consideraciones de riesgo moral. Las
iniciativas a nivel nacional deberán coordinarse a
escala
internacional para afrontar los problemas comunes y evitar
incentivos
adversos entre los países.

Cabe prever que el plan de Estados
Unidos de comprar activos relacionados con el sector inmobiliario
contribuya con el tiempo a reducir la presión
sobre los bancos afectados
por los activos problemáticos y, por lo tanto, ayude a
estabilizar las fuentes de
financiamiento y recuperar la confianza. No obstante,
probablemente también se necesitarán fondos
públicos para ayudar a los bancos a restablecer sus bases
de capital. En Europa occidental, para restablecer la confianza
es esencial que las autoridades se comprometan claramente a
actuar de manera coordinada y concertada para facilitar el
reconocimiento oportuno de los activos problemáticos y la
recapitalización de los bancos. Una tarea fundamental
será establecer acuerdos de cooperación, adaptados
a una amplia variedad de circunstancias, como por ejemplo, para
resolver las tensiones en las grandes instituciones
transfronterizas y asegurar que se aplique un enfoque coherente
al ampliar la garantía de depósitos.

Las políticas
macroeconómicas en las economías avanzadas
deberán respaldar la actividad y, por lo tanto, contribuir
a romper el círculo vicioso de repercusiones adversas
entre la situación del sector financiero y la economía real, sin
perder de vista los riesgos inflacionarios.

• Cabe prever que la rápida
desaceleración de la actividad y el aumento de las brechas
del producto
contribuyan a contener la inflación. La moderación
de la presión inflacionaria y el deterioro de las
perspectivas económicas proporcionan cierto margen para
aplicar una política
monetaria más expansiva en algunos casos,
especialmente en la zona del euro y el Reino Unido, donde las
tasas de
interés a corto plazo se mantienen altas.

• Con respecto a la política
fiscal, los estabilizadores automáticos contribuyen
eficazmente a proteger la actividad frente a los shocks y
debería dejarse que estos operaran libremente, siempre que
las trayectorias del ajuste sean compatibles con la viabilidad a
largo plazo. El estímulo fiscal
discrecional puede proporcionar respaldo al crecimiento si se
materializan los riesgos a la baja, siempre que este
estímulo se preste de forma oportuna, esté bien
focalizado y no socave la sostenibilidad fiscal. En las
circunstancias actuales, el margen fiscal disponible
debería centrarse en respaldar la estabilización
del sector financiero y el sector de la vivienda según sea
necesario, y no en impulsar un estímulo más
general. A su debido tiempo, deberán efectuarse ajustes
compensatorios de las políticas fiscales para salvaguardar
los objetivos de
consolidación a mediano plazo.

Las prioridades de las autoridades de política
macroeconómica varían considerablemente entre las
economías emergentes y en desarrollo, en el marco de sus
esfuerzos por encontrar un equilibrio
entre el crecimiento y los riesgos inflacionarios.

• En un número cada vez mayor de
economías, la principal preocupación es ahora la
desaceleración de la actividad económica, a medida
que se deterioran las condiciones externas y el nivel general de
inflación comienza a moderarse. Este cambio
justificaría frenar el ciclo de contracción
monetaria, especialmente en los países en que los efectos
de segunda ronda en la inflación derivados de los precios
de las materias primas han sido limitados, y convendría
adoptar una política más expansiva si el panorama
sigue deteriorándose. Si se producen salidas repentinas de
capital, los países deberán responder
rápidamente para garantizar la liquidez adecuada,
utilizando al mismo tiempo el tipo de cambio
para absorber parte de la presión. Además,
deberán redoblar los esfuerzos para mejorar la capacidad
para prevenir, gestionar y resolver las tensiones financieras, a
través, entre otras medidas, de la planificación para
contingencias.

• No obstante, en varios otros países, las
presiones inflacionarias siguen siendo un motivo de
preocupación debido a los fuertes incrementos de los
precios de los alimentos, el sólido crecimiento sostenido,
las mayores restricciones de la oferta y la
aceleración de los salarios,
especialmente en el sector
público. Aunque la reciente moderación de los
precios internacionales de las materias primas podría
aliviar parte de la presión, se están poniendo en
peligro los avances logrados en los últimos años en
la reducción de la inflación; si se deteriora la
credibilidad, restablecerla será un proceso
costoso y prolongado. En estos países, tal vez sea
necesario aplicar una política monetaria más
restrictiva.

• Los países con regímenes cambiarios
muy regulados afrontan importantes desafíos. La adopción
de tipos de cambio más flexibles ayudaría a
contener las presiones inflacionarias ya que daría mayor
margen de maniobra para un ajuste monetario ante las salidas de
capital. Naturalmente, también influyen otras
consideraciones al elegir un régimen cambiario, como, por
ejemplo, el grado de desarrollo financiero y la diversidad de la
base de exportación.

• La política fiscal puede respaldar la
gestión
macroeconómica. Una mayor restricción del gasto
público ayudaría a reducir las presiones
inflacionarias en varios países que aún enfrentan
problemas de recalentamiento de la economía. Este aspecto
es particularmente importante para los países con
déficits en cuenta corriente que aplican un régimen
de tipo de cambio fijo. En las economías exportadoras de
petróleo
con monedas vinculadas al dólar de EEUU, el gasto puede
centrarse en aliviar los estrangulamientos de la oferta. Si bien
las economías emergentes tienen ahora más margen de
maniobra que en el pasado para aplicar una política fiscal
anticíclica si las perspectivas económicas se
deterioran, es poco probable que esta opción sea eficaz a
menos que la confianza en la sostenibilidad esté
firmemente establecida y las medidas sean oportunas y
estén bien focalizadas. A nivel más general, los
subsidios a los alimentos y combustibles son cada vez más
costosos y, por naturaleza,
ineficientes. Una opción más adecuada son los
programas
focalizados que ayudan a las familias pobres a hacer frente al
aumento de los gastos de
subsistencia.

Reformas necesarias de los marcos de política
económica

El deterioro de la economía mundial ha creado
inquietudes en cuando a los marcos de política
macroeconómica que han de adoptarse y la idoneidad de las
políticas que influyen en los mercados financieros y de
materias primas.

Actuar en contra de la tendencia

El excepcional entorno actual ha avivado el interés en
la formulación de políticas que se centren
más en evitar altibajos en los precios de los activos,
inclusive mediante la aplicación de medidas de
política más firmes durante las épocas de
prosperidad. Una estrategia
adecuada consistiría en incorporar un componente
macroprudencial en el marco reglamentario a fin de combatir el
carácter inherentemente procíclico
de la creación de crédito. Otra posibilidad
sería ampliar el alcance de los marcos de política
monetaria de manera que permitan amortiguar las fluctuaciones de
precios de los activos, sobre todo si dichas fluctuaciones son
rápidas o producen alteraciones graves de los precios con
respecto a los parámetros fundamentales, si bien tal
decisión plantea una compleja
problemática.

Además, hay más interés en reforzar
la credibilidad de los marcos de política fiscal para
hacer de esta una herramienta anticíclica más
eficaz. El talón de Aquiles de una política fiscal
activa sigue siendo los criterios de economía
política que inducen a la toma de
decisiones a corto plazo. Por este motivo, muchos
países no aprovechan las épocas de prosperidad para
acumular un margen de recursos que les
permita aplicar estímulos discrecionales eficaces durante
las fases descendentes del ciclo, o están luchando contra
problemas de sostenibilidad fiscal a largo plazo. Se
señala que la nueva tendencia hacia la adopción de
marcos de política más basados en reglas
-semejantes al principio de discrecionalidad restringida en la
política monetaria- y los mecanismos más
enérgicos de gobierno fiscal
que se observan en cada vez más países
podrían incrementar la eficacia de la
política fiscal como herramienta para combatir las
desaceleraciones.

Subsanar deficiencias en las infraestructuras de
regulación y supervisión

Además de hacer frente a las inminentes amenazas
sistémicas, se están realizando denodados esfuerzos
para subsanar las múltiples deficiencias que ha dejado al
descubierto la actual turbulencia financiera. Como se explica en
la edición
de octubre de 2008 de Global Financial Stability Report (informe sobre la
estabilidad financiera mundial), el objetivo
primordial es garantizar que a escala individual las
instituciones gestionen el riesgo de una manera más eficaz
y resistente, por ejemplo, fijando requisitos más
exigentes de reservas obligatorias de capital e insistiendo en
que se utilicen prácticas más estrictas de
gestión de la liquidez y en que se mejore la
publicación de los riesgos tanto dentro como fuera del
balance. Otra tarea importante consiste en reforzar los marcos de
resolución de crisis.

Por otro lado, la agitación financiera ha
demostrado que los marcos nacionales de estabilidad financiera no
han evolucionado al mismo ritmo que las innovaciones en los
mercados financieros y la
globalización, y la consecuencia ha sido una
perjudicial propagación transfronteriza de los problemas.
Se necesita una mayor coordinación internacional y
colaboración entre las autoridades prudenciales de los
países, sobre todo para prevenir, gestionar y resolver las
tensiones financieras en los mercados y en las principales
instituciones financieras.

Fomentar la conservación de energía e
incrementar la oferta de petróleo y alimentos

El reciente descenso de los precios de las materias
primas no debería atenuar los esfuerzos por aliviar las
tensiones en los mercados de estos productos. No
hay muchos datos concretos
que indiquen que el creciente interés de los
inversionistas en las materias primas como activos alternativos
-o la especulación abierta- haya tenido un efecto
sistemático o duradero sobre los precios. Sin embargo, la
combinación de inusuales vaivenes en la actitud de los
mercados y una mayor liquidez en el mercado financiero puede
haber contribuido a generar una dinámica de precios a corto plazo en
ciertas circunstancias. Por lo tanto, el interés debe
centrarse en políticas que propicien un mejor equilibrio
entre la oferta y la demanda a
largo plazo, y en evitar medidas que podrían exacerbar la
rigidez del mercado a corto plazo. Esto podría implicar un
mayor traslado de las fluctuaciones de los precios
internacionales a los mercados internos y una mayor
conservación de energía. La reducción de los
subsidios a los biocombustibles en las economías avanzadas
también podría aliviar las presiones a corto plazo
sobre los precios de los alimentos. En general, la prioridad debe
ser reforzar la reacción de la oferta ante el aumento de
los precios. Por ahora, será crucial que los donantes
incrementen su apoyo a las economías más pobres
para hacer frente a los desafíos humanitarios provocados
por la escalada de los precios de los alimentos.

Corregir los desequilibrios mundiales

El alza de los precios de las materias primas ha
agravado los desequilibrios mundiales, incrementando los
superávits en cuenta corriente en los países
exportadores de petróleo y los déficits en los
importadores de petróleo. Sin duda, la decisión de
los exportadores de petróleo de ahorrar una parte de los
ingresos
adicionales es sensata: el consiguiente reciclaje de los
fondos de los países superavitarios a los deficitarios
está funcionando bien. Al mismo tiempo, el déficit
no petrolero de Estados Unidos ha disminuido sustancialmente, en
parte debido a la depreciación de la moneda estadounidense a
un nivel real efectivo que en general está más
acorde con el equilibrio a mediano plazo. Sin embargo, el
dólar de EEUU se ha depreciado principalmente frente al
euro y algunas otras monedas de tipo de cambio
flexible.

La estrategia multilateral avalada por el Comité
Monetario y Financiero Internacional en 2005 y formulada en el
marco de la Consulta Multilateral sobre los Desequilibrios
Mundiales en 2006 y 2007 aún es válida, pero tiene
que aplicarse de forma flexible. La consolidación fiscal
en Estados Unidos sigue siendo un objetivo fundamental a mediano
plazo, pero las recientes medidas de estímulo fiscal
anticíclico y apoyo estatal para estabilizar las
instituciones financieras están justificadas. Una mayor
apreciación efectiva del renminbi contribuiría a la
estrategia general de China de
orientar las fuentes de
crecimiento hacia la demanda interna y potenciar la eficacia de
la política monetaria. Un aumento más lento del
gasto en los países exportadores de petróleo de
Oriente Medio ayudaría a reducir el recalentamiento de sus
economías, al igual que una intensificación de los
esfuerzos para aliviar los estrangulamientos de la oferta.
Además, las reformas de los mercados de productos y de
trabajo en la
zona del euro y Japón
elevarían el crecimiento potencial.

Por último, el recrudecimiento de las presiones
proteccionistas sobre el comercio y los
flujos de capital denotan un riesgo preocupante para las
perspectivas de recuperación. La solución del
actual impasse en las negociaciones de la Ronda de Doha
ayudaría a reforzar el sistema abierto
de comercio multilateral, que ha sido un puntal importante del
vigoroso crecimiento mundial en los últimos años.
Al mismo tiempo, en los países superavitarios los fondos
soberanos de inversión siguen adquiriendo importancia
como instrumentos de inversión. El conjunto de principios
y prácticas acordado recientemente por los fondos
soberanos de inversión con respecto a su administración, inversión y
gestión de riesgo (los "Principios de Santiago")
contribuirá a paliar las preocupaciones relativas a estos
fondos que podrían dar lugar a restricciones
contraproducentes sobre las entradas de flujos. Además,
las directrices para los países receptores que
están siendo elaboradas por la
Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos ayudarían a asegurar que los
fondos soberanos de inversión gocen de acceso equitativo,
transparente y abierto a los mercados…

Nota de prensa del
capítulo 4: Tensiones financieras y desaceleraciones
económicas

(Preparada por Subir Lall, Roberto Cardarelli y Selim
Elekdag)

Observaciones fundamentales

• Es más probable que los episodios de
turbulencia financiera caracterizados por tensiones en el sector
bancario estén asociados a desaceleraciones graves y
prolongadas.

• Una rápida expansión del
crédito, una escalada de los precios de la vivienda y un
alto nivel de endeudamiento de los hogares y las empresas no
financieras aumentan la probabilidad
de que las tensiones financieras estén seguidas por una
desaceleración económica.

• Algunos aspectos de la actual situación en
Estados Unidos se parecen a los de anteriores episodios de
tensión financiera relacionados con el sector bancario que
estuvieron seguidos por recesiones.

En el capítulo 4 de Perspectivas de la
economía mundial se examinan algunos episodios anteriores
de tensión financiera y sus implicaciones para la
actividad económica en el futuro. En el capítulo se
presenta un índice de tensiones financieras en el sector
bancario y los mercados de valores y
cambiarios de 17 economías avanzadas durante los
últimos 30 años, mediante el cual se identifican
113 episodios de tensión financiera. De estos episodios,
alrededor de la mitad obedecieron a tensiones relacionadas con el
sector bancario, mientras que en el resto las tensiones se
concentraron principalmente en los mercados de valores o los
mercados cambiarios. Tomando como base este índice, el
actual episodio de tensión financiera es uno de los
más intensos en Estados Unidos y uno de los más
extensos, ya que afecta a casi todos los países de la
muestra.

Al examinar estos episodios se observa que no todos los
episodios de tensión financiera dan lugar a
desaceleraciones o recesiones económicas. De hecho, esto
solo ha ocurrido en alrededor de la mitad de los episodios
identificados.

No obstante, cuando una desaceleración o una
recesión está precedida por tensiones financieras,
y especialmente cuando estas tensiones se concentran en el sector
bancario, por lo general esta desaceleración o
recesión es considerablemente más grave que las no
precedidas por tensiones financieras. Concretamente, las
desaceleraciones o recesiones precedidas por tensiones
relacionadas con el sector bancario tienden a provocar
pérdidas acumulativas del producto entre dos y tres veces
mayores y tienden a prolongarse durante un período entre
dos y cuatro veces más largo.

¿Qué determina que un episodio de
tensión financiera relacionado con el sector bancario
esté seguido por una desaceleración o una
recesión? En el capítulo se indica que las
condiciones iniciales son fundamentales. La probabilidad de
que las tensiones financieras vayan seguidas por una
desaceleración parece estar relacionada con el aumento de
los precios de la vivienda y el crédito agregado en el
período anterior al episodio de tensión financiera.
Además, aunque la mayor dependencia del financiamiento
por parte de las empresas no financieras está vinculada a
desaceleraciones más pronunciadas después de un
episodio de tensión financiera, la magnitud de los
desequilibrios financieros en el sector de los hogares es
esencial a la hora de determinar si la desaceleración se
convertirá en una recesión.

En el capítulo se observa que el desarrollo de
sistemas
financieros de tipo más impersonal ha aumentado la
vulnerabilidad a fuertes contracciones de la actividad cuando
comienzan las tensiones financieras. De hecho, la actividad
tiende a reducirse en las recesiones precedidas por tensiones
financieras en países con sistemas financieros de tipo
más personal. Ello
obedece a que el apalancamiento en los sistemas bancarios,
definido como la relación entre los activos y el capital
accionario, parece ser más procíclico en
países más avanzados en términos de
desarrollo de la intermediación financiera basada en el
mercado. No obstante, esto no implica que los sistemas
financieros basados en relaciones impersonales sean más
propensos a tensiones.

Al comparar el actual episodio de tensión
financiera con episodios anteriores, se observa que persiste una
probabilidad importante de que se produzca una fuerte
desaceleración en Estados Unidos. La evolución de los precios de los activos, el
crédito agregado y el endeudamiento neto de los hogares en
Estados Unidos durante el actual episodio de tensión
financiera parece coincidir con la de episodios anteriores que
estuvieron seguidos por recesiones. Como factores compensatorios
que podrían proporcionar cierto margen de resistencia
pueden mencionarse la situación relativamente
sólida de los balances de las empresas al comienzo de la
crisis y la política de distensión monetaria
contundente de la Reserva Federal. En la zona del euro, los
balances relativamente sólidos de los hogares ofrecen
cierta protección frente a una desaceleración
pronunciada, a pesar de los apreciables aumentos de precios de
los activos y los coeficientes de crédito registrados
antes de la actual turbulencia financiera.

En estas circunstancias, es particularmente importante
que las autoridades económicas adopten medidas
enérgicas para afrontar las tensiones y respaldar el
restablecimiento del capital en el sistema
financiero. Una de las principales enseñanzas que
pueden extraerse de este análisis es la importancia de los
intermediarios financieros básicos, incluidos los agentes
de bolsa y los bancos de inversión, en la
transmisión de los shocks financieros a la economía
real, lo que subraya la necesidad de restablecer las bases de
capital de estas instituciones para ayudar a mitigar las
desaceleraciones económicas…

Sí, ya se, les había prometido terminar
así, con el acto de contrición del FMI;
perdón, pero la cabra tira al monte y no puedo negar la
palabra -mejor dicho, la sentencia- al Profesor
Luís Ángel Rojo, que arrea con EEUU, Greenspan, el
FMI y el BCE; todos a una, sin dejar espacio para la duda y menos
para la evasión. Un final a toda orquesta… Que cada
Santo (?) aguante su vela!!

Entrevista:
Luís ángel Rojo – Ex gobernador del Banco de España
"Ni Greenspan, ni el FMI, ni el BCE han funcionado bien" (El
País – 19/10/08)

(Por Miguel Ángel Noceda)

Profetizó la crisis y acertó. En 2000
impulsó medidas de prudencia en el sistema bancario y, a
la vista de lo sucedido, también acertó. Es muy
crítico con la actuación de los organismos
financieros internacionales.

Luís Ángel Rojo Duque (Madrid, 1934)
recibe en su casa, repleta de libros y
buenos cuadros. Sobre la mesa del despacho, la agenda abierta y
el ordenador cerrado. Desde que dejó el Banco de
España, al que se incorporó en 1971 y fue
gobernador entre 1992 y 2001, ése es su refugio. Y que
abandona, entre otras cosas, para acudir dos veces por semana al
Grupo
Santander, del que es consejero y presidente de las comisiones de
auditoría y nombramientos.
Catedrático de Teoría
Económica desde 1966, formó a muchas generaciones
de economistas, que le veneran. La política iniciada por
el Banco de España de Rojo es hoy referencia en Europa. Es
una autoridad que
se expresa con una concisión y claridad que impone.
Contesta sin pelos en la lengua,
quizá por la libertad que
le da no tener ataduras.

Pregunta. ¿Cuándo va a acabar esto,
señor Rojo?

Respuesta. No lo sé. Es para pensar que,
normalmente, se acabará en año y medio o cosa
así, en el mundo. Pero en España va a durar
más porque tenemos una crisis inmobiliaria muy
grave.

P. O sea que nos hinchamos de decir que el sistema
financiero español es
el mejor, y nos encontramos con que la crisis va a durar
más por los excesos inmobiliarios.

R. Sí, yo creo que sí.

P. ¿Es esta crisis peor que las otras?

R. Yo diría que es más desconcertante. Y
más difícil de salir de ella.

P. A su juicio, ¿por qué
empezó?

R. Por muy diferentes causas; pero las más
importantes fueron las relativas al mundo financiero. Tiene su
origen en Estados Unidos y se genera como consecuencia de una
actuación de los bancos muy compleja, con muy poco
criterio y una falta muy considerable de rigor en los
préstamos concedidos. Ése es el origen
básico del problema. Luego ha habido otros adicionales
como el precio del
petróleo, las materias primas y, finalmente, la crisis
alimenticia. Todo ha determinado una situación muy
difícil de atajar.

P. ¿A eso se podría añadir que
algunos Gobiernos y organismos reguladores no han sabido tomar
las medidas oportunas?

R. Pues sí, claro. Lo que ha pasado
también es que la regulación bancaria y la
actuación de las autoridades han sido muy deficientes. No
me cabe la menor duda. Y ha sido, además, una
política cuyas medidas se han adoptado con
muchísimo retraso.

P. ¿En todo el mundo?

R. En todas partes.

P. ¿Incluida España?

R. Sí. En España algunas medidas se han
tomado más a tiempo; pero en conjunto se ha producido un
retraso muy considerable.

P. Usted predijo en 2006 que iba a haber una
recesión y que iba a empezar en EEUU.
Acertó.

R. Cuestión de suerte.

P. Supongo que hay algo más que
suerte.

R. La verdad es que vi en 2001 que las cosas iban mal y
que irían a peor. Y, ciertamente, así ha sido. Tras
los ataques a las Torres Gemelas, Estados Unidos adoptó
una política a mi juicio equivocada. Les ha pasado lo que
les tenía que pasar, se ha reventado la burbuja porque se
tenía que reventar inevitablemente.

P. ¿Por qué ocurrió?

R. Por no actuar con demasiado rigor y no fijarse en lo
que tenían delante. Ha sido muy perturbador.

P. ¿Hubo demasiada ambición?
¿Demasiado quererse hacer rico muy deprisa?

R. Sí, sí. Pero eso que ha dicho el
señor (Alan) Greenspan de que la culpa la tienen los
banqueros porque se han dejado llevar por su ambición, no
lo veo así. Los banqueros siempre habrán sido
más o menos ambiciosos, pero ése no es el problema.
Francamente, Greenspan no ha estado
demasiado afortunado con ese diagnóstico de la
situación.

P. La crisis ha desnudado a Greenspan, que era
intocable.

R. Era inevitable. Su política era absurda. Yo me
he pasado bastantes años diciendo que la política
del señor Greenspan no me gustaba y todo el mundo me
miraba. Y yo les decía ¿qué queréis
que os diga? No me gustaban nada las cosas que hacía y
cómo las hacía. Al final, mire, nos hemos dado
todos el batacazo…

P. Se le ve muy crítico con el BCE.

R. Tenía que haber actuado antes y bajar los
tipos. Pero mis críticas mayores son para el Fondo Monetario
Internacional (FMI). Lo del señor (Dominique)
Strauss-Kahn (director del FMI) en los últimos 10
días ha sido como para que se dedique a otra
cosa.

P. ¡Ah, sí!

R. Cuando se están hundiendo los bancos, el FMI
no puede entrar en el escenario y decir que la situación
es terrible, que los bancos se van a hundir. No me fastidie,
¿usted qué ha hecho? ¿ha hecho una
política sensata de suavizar las cosas y mejorar a los
bancos? No. Entonces, ¡cállese, por Dios! Ni
Greenspan, ni el FMI, ni el BCE me parece que han funcionado
bien.

P. ¿Y en la época de Rato?

R. No hizo nada. No sé si lo dejó porque
vio lo que se le venía encima o por qué. De todos
modos son las instituciones…

P. ¿Y qué hay que hacer?

R. He estado yendo durante años al FMI y al BCE y
no puede ser ese funcionamiento…

P. Habrá que crear las instituciones de
nuevo.

R. Pues sí. Pero poner de acuerdo a tantos
países… Además, en estos momentos en Europa no
hay mucha gente muy brillante. Es muy difícil.

P. ¿El BCE debe cambiar?

R. Lo que pasa es que nació bajo el dominio de
Alemania y
Francia, que
querían oxígeno, que se inyectara liquidez porque
tenían problemas. Así no pueden funcionar los
bancos centrales. Estoy de acuerdo en que tiene que adoptar una
política antiinflacionista; pero no por eso ponerla
delante de todo cuando hay otras cosas que están
funcionando mal. Luego pasa lo que pasa.

P. Y pasa que no baja los tipos.

R. Creo que hay bajarlos más.

P. Aunque las medidas hayan llegado tarde, ¿son
buenas y suficientes?

R. Que son buenas y que van en la buena dirección, no me cabe ninguna duda. Ahora,
que sean suficientes, ya lo veremos. Lo peor es que han llegado
muy tarde.

P. ¿El plan de Estados Unidos le
convence?

R. Está bien, pero es brutal, como hacen las
cosas los americanos, aunque las debían haber tomado
bastante antes…

P. ¿Qué lecciones nos deja la
crisis?

R. En primer lugar que no se puede seguir con esas
regulaciones laxas. Tampoco puede ser que haya retribuciones de
los ejecutivos tan inmensas. ¡Hay que ver las cantidades
que están ganando los americanos! La gente se irrita con
razón…

Queda tiempo para otro examen de "última
instancia", que me permito recomendar.

– "Hemos vendido nuestra alma al diablo
por dinero"
(Expansión – 24/10/08)

(Por Miquel Roig / Daniel Badía)

A las 3:58 de la tarde del 5 de abril de 2007, un
empleado de la agencia de calificación de crédito
Standard & Poor"s en Nueva York comenta a un compañero
suyo que la operación en la que están trabajando
"es ridícula".

El compañero le responde que, efectivamente, el
modelo de
rating que están usando para calificarla "no captura la
mitad del riesgo". Ante las dudas del primero sobre si
deberían emitir un rating o no, el segundo le saca de
dudas: "Calificamos todas la emisiones […] Podría estar
estructurada por vacas y todavía la
calificaríamos".

Una trascripción de esta conversación,
mantenida a través internet, es uno de los
documentos que
el Comité de Supervisión de la Cámara de
Representantes del Congreso de EEUU esgrimió durante la
comparecencia de los altos ejecutivos de las tres principales
agencias de rating -S&P, Moody"s y Fitch Ratings-. Los tres
directivos trataron de explicar por qué habían
calificado con rating triple A (que indica la mayor seguridad posible
de la capacidad de un emisor de hacer frente a sus deudas), unos
activos que no eran merecedores de ello.

Estos activos eran, sobre todo, titulizaciones de
créditos hipotecarios estadounidenses, que
incluían una cantidad importante de préstamos de
baja calidad
(subprime), que fueron vendidos con rating AAA a entidades
financieras de todo el mundo, que confiaron ciegamente en esa
calificación sin emprender un análisis del producto
que estaban comprando.

El volumen de
titulizaciones estadounidenses (hipotecarias y no hipotecarias)
entre 2005 y 2007, supera los 4,5 billones de dólares. No
todas ellas son de mala calidad, pero desde el inicio de la
crisis las entidades financieras de todo el mundo ya han
provisionado pérdidas de 516.000 millones de
dólares.

Anteojeras

Pero no se trata de un problema exclusivo de S&P.
Durante la sesión, salieron a la luz otros
documentos, como la declaración de un empleado
anónimo de Moody"s, que ponía en duda la validez de
sus calificaciones.

"Me parece que hemos estado llevando anteojeras y que
nunca hemos cuestionado la información que se nos daba […] Esos
errores, combinados, nos hacen parecer o bien incompetentes para
el análisis crediticio, o bien que hemos vendido nuestra
alma al diablo por dinero, o un poquito de ambas cosas",
afirmó el empleado en una encuesta
interna a finales de 2007.

Estos documentos recuerdan a aquellos e-mails que los
analistas bursátiles de lo grandes bancos de
inversión se enviaron en plena burbuja tecnológica
de finales de los noventa, en los que reconocían que
algunas de las acciones que
recomendaban comprar, eran «basura». El
proceso judicial de entonces se cerró con una multa de
1.400 millones de dólares a diez bancos de
inversión.

El consejero delegado de Moody"s, Raymond McDaniel,
aseguró durante su comparecencia que la agencia
había desarrollado sistemas para prevenir los conflictos de
interés. Sin embargo, el Comité sacó a la
luz un documento en el que el propio McDaniel ponía en
entredicho la efectividad de esos controles, y sembraba dudas
sobre la calidad de las calificaciones: "Los analistas y los
directores generales estaban continuamente presionados por
banqueros, emisores e inversores, cuyas opiniones podían
influir en el juicio sobre el crédito […] Esto, unido al
fuerte énfasis interno en la cuota de mercado y en los
márgenes, constituye un riesgo para la calidad de los
ratings crediticios", aseguró McDaniel en una
reunión con directivos de Moody"s en octubre de
2007.

Por su parte, Deven Sharma, presidente de S&P,
reconoció que "una serie de supuestos previos que
utilizamos para preparar ratings sobre titulizaciones
hipotecarias no funcionó", pero aseguró que la
compañía ya había iniciado procedimientos
para corregir sus errores: "Nuevos procedimientos de buen
gobierno y controles designados a salvaguardar la integridad de
los ratings; cambios analíticos en los análisis;
hacer llegar y compartir nuestro supuestos con el público;
y nuevas maneras de comunicar y explicar al mercado los ratings,
su utilidad y sus
limitaciones".

En cuanto al intercambio de mensajes de sus analistas,
aseguró que el "inapropiado" lenguaje
utilizado, "no prueba mala conducta" y "no
refleja la cultura de la
firma".

Pero las agencias no solamente han recibido
críticas por haber calificado inadecuadamente las
titulizaciones hipotecarias. La caída de grandes entidades
financieras con elevadas calificaciones crediticias
también ha despertado reproches, a la vez que ha recordado
quiebras como las de los gigantes estadounidenses Enron y
WorldCom.

Lehman Brothers, que entró en proceso concursal
el pasado 15 de septiembre, contaba ese día con un rating
A; su compatriota Bear Stearns. que tuvo que ser rescatado el
pasado 14 de marzo, mantenía una calificación de
BBB; y la aseguradora AIG, que vivió una situación
similar a mediados de septiembre, cayó con A-. Estos
rating son más elevados que los de algunas entidades
españolas. Pero la respuesta de las agencias es la similar
que en otras crisis: que hacen la mejor valoración posible
con la información de la que disponen.

Los líderes políticos y los bancos
centrales ya han lanzado algunos dardos envenenados contra las
agencias de rating, y han dado los primeros pasos para mejorar su
operativa. Uno de los momentos clave será probablemente la
cumbre que se celebrará el próximo 15 de noviembre
en Washington, en lo que ya se ha bautizado como el segundo
Bretton Woods.

La cadena de errores de la crisis

1- Brókeres de hipotecas: Los brokers
hipotecarios relajaron sus criterios de concesión de
créditos, porque luego vendían esa hipoteca a
cambio de una comisión y se quitaban de encima el riesgo
de impago.

Se concedieron hipotecas a los denominados ninja, que
responde a No Income, No Job, no Assets, es decir, a personas sin
ingresos, ni trabajo, ni activos. De ahí surgieron las
hipotecas subprime. Durante el tiempo que se revalorizó la
vivienda en EE UU no hubo apenas problemas, pero tras el pinchazo
de la burbuja inmobiliaria, los ninjas dejaron de pagar y
dispararon la mora.

2- Estructuradores de titulización: Los bancos de
inversión compraban estas hipotecas a los brokers y las
empaquetaban en vehículos de inversión, que
ofrecían una rentabilidad
más elevada de la habitual en este tipo de activos. Esto
atraía a inversores institucionales -bancos y fondos de
inversión- que se lanzaron a comprar estos activos. Al
venderlos, las firmas de inversión se desligaban del
riesgo de los créditos basura.

3- Las calificadoras: Las agencias de rating otorgaron
la máxima calificación AAA a las titulizaciones
hipotecarias contaminadas con activos tóxicos. Sin
embargo, el valor de estos
fondos de titulización se ha desplomado y las agencias se
han visto obligadas a rectificar y a rebajar la
calificación a muchos de ellos.

Según datos de Bloomberg, desde 2005 hasta el
tercer trimestre de 2007, S&P calificó con AAA 855.000
millones de dólares en titulizaciones con exposición
a hipotecas basura. La compañía ha rebajado la
calificación al 17,6% de todos estos vehículos,
aunque más del 94% todavía mantienen el nivel de
grado de inversión.

4- Los inversores institucionales: El reglamento de
Basilea II recomienda que los inversores no sólo se
guíen por el rating que tenga el activo. Además,
deben hacer su propio due diligence o análisis
interno.

Al final "nada es cierto", viene a decir mi viejo
Maestro Paul Samuelson (con cuyos libros comencé a
estudiar economía, hace ya tanto tiempo que se nublan los
recuerdos). Un buen ejercicio de crítica
al turbo-capitalismo
financiero de "manos libres" que, en un alarde de optimismo
patológico (presuntuoso y falaz), nunca, nunca,
utilizó el espejo retrovisor, ni pisó el
freno… De lo grotesco a lo siniestro (sin abandonar el
esperpento)… Ahora toca la vuelta de "la mano visible". Es
una oportunidad histórica para demostrar lo que dijo
Keynes: "Las
finanzas deben
ser un sirviente leal y no un amo cruel".

– Tribuna: Paul A. Samuelson – Adiós al
capitalismo de Friedman y Hayek (El País –
26/10/08)

El capitalismo puro se impuso entre 1915 y 1919, cuando
yo era niño. ¿Quién lo mató? El
presidente republicano Herbert Hoover y su multimillonario
secretario del Tesoro Andrew Mellon fueron culpables antes y
después del hecho. ¿Quién lo devolvió
a la vida? El New Deal de posición intermedia impuesto por
Franklin Roosevelt. Pero tuvieron que pasar siete años
desde la investidura de Roosevelt, en marzo de 1933, para
conseguirlo.

Permítanme avanzar rápidamente en el
tiempo hasta el actual estallido financiero mundial. Los sistemas
de mercado no regulados acaban destruyéndose a sí
mismos. ¿Ha llegado el sistema de mercado a su fin? Como
persona
apegada a los valores
tradicionales, espero que no. Mil años de historia económica
atestiguan objetivamente lo indispensable que son los sistemas de
mercado.

Marx, Lenin y Stalin eran paletos en lo que a
economía se refiere. Mao era incluso peor. Y
olvidémonos de Castro en Cuba, de
Chávez en Venezuela y de
quienquiera que fuese el que sumió a Corea del Norte en la
hambruna y el estancamiento.

¿Qué es entonces lo que ha causado, desde
2007, el suicidio del
capitalismo de Wall Street? En el fondo de este caos financiero,
el peor en un siglo, encontramos lo siguiente: el capitalismo
libertario del laissez-faire que predicaban Milton Friedman y
Friedrich Hayek, al que se permitió desbocarse sin
reglamentación. Ésta es la fuente primaria de
nuestros problemas de hoy. Hoy estos dos hombres están
muertos, pero sus envenenados legados
perduran.

Son palabras duras que deben justificarse. Pero
permítaseme advertir a los lectores que mi larga y variada
experiencia en historia económica me ha convertido en un
centrista incurable. Peor que eso: he aprendido por las malas a
ser incurablemente ecléctico.

Fui un estudiante brillante en la conservadora Universidad de
Chicago desde 1932 hasta 1935. Mis profesores de Economía
mundialmente famosos me encantaban, y me colmaron de notas altas.
Pero. Pero. Siempre que miraba al exterior por las ventanas de la
universidad veía tasas de desempleo
cercanas al 50%. (La situación en la Alemania
prehitleriana era más o menos la misma). Nada de eso
cuadraba con lo que se escribía en los libros de texto que me
mandaban leer.

¿Por qué pasé mis cuatro vacaciones
de verano universitarias en la arenosa playa del lago Michigan?
Mi familia no era
pobre, pero tampoco asquerosamente rica. Por aquel entonces no
había ningún trabajo. Ninguno significa eso,
ninguno. Prácticamente todos los bancos de Indiana,
Illinois y Wisconsin habían quebrado.

¿Cómo se las apañaron el
benévolo presidente Roosevelt y el pérfido Adolf Hitler para
restaurar casi el pleno empleo en los
seis largos años que siguieron a 1933? Lo que finalmente
resolvió el problema fue un enorme gasto deficitario que
aumentó la deuda
pública. Esta historia, tal y como yo acabo de
contarla, no se encuentra en casi ninguna de las tesis
doctorales de las grandes universidades privadas después
de 1970. (Evidentemente, la ciencia
mejora y desmejora).

Mis frases conectan con el desconcertante futuro de las
iniciativas de rescate que están teniendo lugar en los
cinco continentes. Primero, aclaremos quién tiene la culpa
de que la estabilidad y el crecimiento que se produjeron en
torno a 1995 se
convirtieran en el caos de 2008.

1. No olvidemos nunca las idioteces que ha hecho George
Bush en geopolítica. La historia futura
documentará ese aspecto.

2. Desde que Ronald Reagan fue elegido para ocupar la
Casa Blanca, en 1980, Estados Unidos se ha ido convirtiendo
gradualmente en un país de derrochadores en los planos
familiar, empresarial y público, como buenos derechistas
radicales partidarios de la oferta.

En una fecha futura incierta, cuando se produzca un
ataque mortal y desordenado contra el dólar como divisa,
los gestores de fondos de cobertura que sobrevivan en Estados
Unidos serán los principales vendedores al descubierto de
dólares. Esos legados de Reagan habrán
desempeñado una función
crucial.

3. Los programas de "conservadurismo compasivo (sic)"
prometidos por George Bush resultaron ser un programa de
enormes recortes tributarios exclusivamente para gente como mis
prósperos vecinos.

4. El fomento deliberado de la desigualdad no
aceleró la productividad total de los factores en Estados
Unidos. Por el contrario, la obscena subida de los emolumentos de
los altos directivos volvió disfuncional todo el sistema
de gobernanza empresarial. Los directores generales de carrera se
lo montaron muy bien contando mentiras sobre los verdaderos
beneficios de las empresas. Incluso después de que los
descubriesen, se fueron al banco con una sonrisa de oreja a
oreja.

De hecho, los candidatos de Bush para la Comisión
de Control del Mercado de
Valores, como el primer presidente que nombró, Harvey
Pitt, fueron elegidos sólo porque liberalizarían el
sistema, en lugar de mantener una sensata regulación
centrista. Pitt fue escogido principalmente porque había
sido abogado de las cuatro empresas contables principales, que a
su vez estaban fabricando nuevas formas engañosas de medir
la verdadera rentabilidad.

5. Pongan a estos contables en el estrado de los
testigos. Les pagan aquellos a quienes se supone que deben
vigilar, un caso flagrante en el que la vigilancia y la
reglamentación son una necesidad fundamental.

6. Dejen sitio en el juzgado para las tres grandes
agencias de clasificación: Fitch, Moody's y S&P-McGraw
Hill. Se supone que sólo dan aprobaciones AAA al material
seguro. Pero
si una de las tres se volviera objetivamente veraz, las otras dos
se quedarían con todo el negocio. Eso apesta a conflicto de
intereses. Que tome nota el Congreso.

7. Por ahorrar espacio, pasaré a los nuevos
"diabólicos monstruos Frankenstein" de la nueva "ingeniería financiera". Puede que yo y
otros compañeros del MIT de Chicago, de Wharton, Penn y
otras universidades, lo pasemos mal cuando nos enfrentemos a san
Pedro en las puertas del cielo.

¿Cuál es el problema? Es verdad que los
derivados y los créditos recíprocos pueden
proporcionar un reparto racional del riesgo y, por consiguiente,
reducir el riesgo total, pero también pueden destruir por
completo cualquier transparencia.

Durante décadas he participado en consejos
directivos sin ánimo de lucro con directores generales
desde Nueva York hasta California. Ninguno de ellos
entendió nunca nada de las fórmulas de Black,
Scholes y Merton para valorar activos. Todo lo que sabían,
o pensaban que sabían, era que los nuevos y maravillosos
centros de beneficios libres de riesgo habían invadido sus
despachos. Era mejor que la alquimia que convertía el
estiércol en oro.

Por lo visto, nadie aprendió la lección de
1998, cuando Long Term Capital Management (LTCM) estuvo a punto
de quebrar y necesitó un rescate pactado por parte del
Banco de la Reserva Federal de Nueva York. La ingeniería
financiera es lo que nos permite pasar del apalancamiento cero
hasta, pongamos, un apalancamiento de 50 a 1. Y cuando el riesgo
acumulado resultante explota, de nuevo todo lo que ocurre es que
el director general y el director financiero se van al banco
partiéndose de risa por el camino.

Bear Stearns convirtió de la noche a la
mañana a sus multimillonarios en millonarios. El emperador
Nerón tocaba la lira mientras Roma
ardía. El jefe de Bear Stearns jugaba torneos de bridge
mientras sus accionistas quedaban hechos polvo. Teniendo en
cuenta que ésta era una de las casas de corretaje que
manejaban muchas de las transacciones de LTCM, ¿no
debería haber aprendido lo letal que es el
hiperapalancamiento?

Lo primordial es que la mayoría de las
pérdidas será permanente, como entre 1929 y 1932.
Sin embargo, si la Reserva Federal y el Tesoro de EEUU crean
suficiente dinero nuevo, la recuperación y la estabilidad
serán posibles.

De haber seguido la línea intermedia de
Roosevelt, Truman, Kennedy y Clinton, podrían haberse
evitado el caos y las quiebras de hoy. Los académicos
siguen debatiendo si Colón introdujo la sífilis en
el Nuevo Mundo o fue al revés. Pero no cabe duda de que la
crisis mundial de 2008 lleva en su etiqueta las palabras made in
USA.

Desde Islandia hasta la Antártida, niños
aún por nacer aprenderán a temblar ante los nombres
de Bush, Greenspan y Pitt. Por supuesto, estoy exagerando, pero
sólo un poco.

(Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media
Services)

– Tribuna: Primer plano Paul A. Samuelson – Acordaos de
la economía real (El País
16/11/08)

Del mismo modo que se culpa con razón al
presidente George Bush por la mala liberalización
económica llevada a cabo entre 2000 y 2008, al presidente
Herbert Hoover (1929-1933) y a su multimillonario secretario del
Tesoro, Andrew W. Mellon, se les considera, por su
inacción y sus ideologías ultraliberales,
responsables de permitir durante mucho tiempo que la
economía real se sumiera en un estancamiento cada vez
mayor.

Tras un considerable ejercicio de ensayo y
error, el activista New Deal de Franklin Roosevelt salvó
el capitalismo. Los bancos centrales -la Reserva Federal
estadounidense, el Banco de Inglaterra y los
demás- se volvieron impotentes para invertir la marea de
la depresión
profunda. ¿Por qué? Desde el momento en que la
deflación del nivel de precios redujo casi a cero el
rendimiento de las menos arriesgadas letras del tesoro, todo
el dinero
nuevo que se crease no haría más que ser acaparado.
(¡Los economistas estadounidenses se adelantaron al
inglés
J. M. Keynes al
reconocer y dar nombre a la trampa de liquidez descrita
más arriba!).

Lo que en última instancia consiguió que
casi se alcanzara el pleno empleo en Estados Unidos en 1939 fue,
a fin de cuentas, el
enorme gasto estatal deficitario. La Agencia para la Mejora del
Trabajo entregó a los trabajadores en paro
más pobres miles de millones de dólares en salarios
gastables. Además, la
Administración de Obras Públicas del New Deal
gastó miles de millones más en obras
públicas. Nada de esto fue suficiente.

La aceleración de los pagos públicos a los
agricultores apuntaló los precios de los cereales y
aumentó el poder
adquisitivo. Por fin, algo nuevo: la sociedad de
financiación de la reconstrucción (RFC, en sus
siglas en inglés), que ayudó a sostener a los
bancos con problemas. Esta RFC asumió las inversiones
arriesgadas que podrían no llegar nunca a ser plenamente
amortizadas.

De igual modo que es mejor amar y perder que no haber
amado nunca, en tiempos de gran depresión toda la sociedad
sale ganando incluso si la rentabilidad esperada no llega
nunca.

Recuerdo que durante el segundo mandato de Roosevelt en
la Casa Blanca se construyó un útil crucero de la
Armada. Resulta que en la Segunda Guerra
Mundial resultó ser valiosísimo.
¿Cuál fue su verdadero coste documentado cuando se
construyó?

Una contabilidad
minuciosa calculaba que el coste de este barco había sido
de hecho negativo para la sociedad. Lo que los contables
consideraban dinero en efectivo perdido, la macroeconomía de la depresión
propiamente dicha lo calcula como una compensación por los
miles de millones de dólares de nueva producción y salarios que este barco
había aportado al producto interior bruto.

Nada de lo dicho anteriormente es una crítica a
los dólares que Bernanke y Paulson han dedicado a rescatar
bancos, aseguradoras y balances de las grandes empresas. Este
equipo llevó a cabo con rapidez la importante labor que el
equipo de Hoover-Mellon nunca llegó a hacer.

Parte de la grandeza de Franklin Roosevelt fue su
voluntad de explorar nuevos programas contra los vientos de la
depresión. Probó el malhadado experimento de la
administración para la
reconstrucción nacional que consistió en dejar que
los ejecutivos de la lana reorganizaran su sector, junto con
otros planes empresariales de Mussolini igualmente descabellados.
Pero pronto abandonó esos experimentos.

En las ocasiones en que el Tribunal Supremo cortó
las alas de Roosevelt, redundó en beneficio de la
sociedad. Es de esperar que cuando el joven y activo presidente
Obama dé un paso en falso, los controles y equilibrios de
nuestro sistema de democracia
puedan ayudar a moderar los giros excesivos hacia la izquierda o
hacia la derecha del sagrado centro.

En política, el tiempo es esencial. Los nuevos
presidentes tienen periodos de gracia limitados para innovar. Por
eso, recordando 1933 y 1934, animo a la próxima Casa
Blanca y al próximo Congreso a improvisar para la
economía real nuevas y grandes inyecciones de gasto
directo que ayuden a debilitar las espirales descendentes que las
recesiones son tan propensas a desarrollar.

Gasten así, recordando que en tiempos como
éstos la deflación puede convertirse en un enemigo
peor que la inflación. Ningún economista sensato
lamenta hoy que Roosevelt rompiese las promesas electorales de
"equilibrar el presupuesto" que
hizo en 1932.

En aquel momento, con una jugada por sorpresa, Roosevelt
devaluó el dólar, sacando así a Estados
Unidos del cruel patrón oro. Mis profesores estaban
escandalizados. Dado que Estados Unidos era un refugio seguro
para el amedrentado capital europeo, no había necesidad de
tomar en aquel momento decisiones tan poco ortodoxas.

Por una vez, los jóvenes sabíamos
más del asunto que nuestros mayores. Mientras que ellos
pensaban que eran unas medidas egoístas por parte de
Estados Unidos para "empobrecer al vecino", a nosotros Keynes nos
había convencido de que devaluar el dólar para
hacerlo coincidir con la devaluación de la libra británica
era precisamente lo que nos permitiría a los dos mantener
un gasto de déficit presupuestario
expansionista.

A las pruebas me
remito. Los cautos belgas depreciaron su franco. En Francia, el
Frente Unido se mantuvo en el patrón oro. Bélgica
se recuperó antes. La débil Francia fue la primera
conquista
fácil de los tanques alemanes.

Sólo después de que hayamos iniciado la
recuperación habrá llegado el momento de que los
bancos centrales vuelvan a "centrarse en la inflación".
Cuando llegue el feliz día de la recuperación,
sospecho que los niveles de precios estarán hasta un 10%
por encima de los de 2007. Es una pena. Pero habrá sido el
precio necesario de salvar a la economía real y a las
clases medias.

(Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media
Services)

Este Anexo ha tratado de "confirmar" (en palabras de
otros) que lo que hemos visto desde mediados de 2007 (aunque el
asunto viene de más lejos) ha sido efectivamente el
colapso del sueño americano. No sólo han
caído las instituciones financieras, ha caído el
sueño basado en la fe ciega en el mercado, la creencia de
que si cada uno persigue su riqueza individual el mercado se
encargará del resto… El sueño ha muerto por
exceso de riesgo, autoindulgencia, ingenuidad y
avaricia.

De Bretton Woods hemos pasado a Bretton Bu$h: "la crisis
no se debe al fracaso del mercado" (la cumbre de las buenas
intenciones; un acontecimiento más simbólico que
práctico; apenas un punto y seguido)… A resultas de
ello (o gracias al "deja-vu" y los "líderes bonsai" -el
club de los poetas "vivos"-), no se ha escuchado la Misa de
Réquiem en re menor de Mozart, muy
adecuada para funeral de tanto rango y, en consecuencia,
"seguirá habiendo bancos, ejecutivos cuya avaricia rompe
nuestro saco, especuladores de distinto pelaje, multinacionales
canallas, paraísos fiscales, muchos parados y el resto de
figuritas del Belén financiero, que, por tener, tiene
hasta un "caganet" llamado Greenspan que ha dicho que todo le ha
pillado por sorpresa y con los pantalones a media asta" (sic J.
C. Escudier – El Confidencial 15/11/08).

Puro "storytelling" (una herramienta de comunicación que se adapta a una forma de
capitalismo emocional y mutante; es, como dice Rodrigo Antonio
Fernández, una ruta al corazón.
"La nueva ideología del capitalismo privilegia el
cambio sobre la continuidad, la movilidad sobre la estabilidad,
la tensión sobre el equilibrio y propone un nuevo paradigma
organizativo: la empresa sin
frontera,
descentralizada y nómada, liberada de las leyes y los
empleos, ligera, ágil, furtiva, que no conoce otra
ley que el
relato que se da, otra realidad que las ficciones que prodiga por
el mundo"- p. 111).

El "storytelling" consiste en una
ficcionalización de la realidad. Mientras los viejos
grandes relatos trataban de condensar la realidad en el texto, el
storytelling trata de pegar sobre la realidad una ficción
orientada, "saturando el espacio simbólico". Es el fin de
esos grandes relatos preconizado por los filósofos posmodernos y su
sustitución por la anécdota -stories-. Los discursos de
Bush, los "mitos de
empresa", el
pseudoperiodismo, son formas de violencia
simbólica que bloquea los canales de información
crítica no mediante la censura sino mediante la
saturación y el engaño. "Los nuevos relatos que nos
propone el storytelling no exploran las condiciones de una
experiencia posible, sino las modalidades de su sometimiento" (p.
211).

Esperando a Obama (Super Mario World)…
¿Cambiará algo con el tiempo? Veremos.

Por favor, ahora que han leído, juzguen y opinen
(eso, ya depende de ustedes).

(El que quiera "ir a más", puede pasar a la
Hemeroteca – Anexo II)

 

 

 

 

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

Diciembre de 2008

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15
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