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La codicia de los mercados (el virus mutante) ? Parte II (página 13)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15

– promover la integridad de los mercados
financieros: nos comprometemos a proteger la integridad de
los mercados
financieros mundiales mediante en reforzamiento de la
protección a inversores y consumidores, la
evitación de los conflictos de
intereses, el impedimento de las manipulaciones ilegales de los
mercados, las actividades y los abusos de carácter fraudulento y la defensa contra
riesgos
financieros ilícitos que surjan de jurisdicciones que no
estén dispuestas a cooperar. Vamos a fomentar asimismo el
intercambio de información, incluso en lo que respecta a
las jurisdicciones que todavía tienen que comprometerse a
aceptar las normas
internacionales sobre secreto y transparencia
bancarios.

– reforzar la cooperación internacional: hacemos
un llamamiento a nuestros reguladores nacionales y regionales
para que formulen sus regulaciones y otras medidas de manera
consecuente. Los reguladores deberían reforzar su coordinación y su cooperación en
todos los segmentos de los mercados financieros, incluso en lo
que respecta a los movimientos transfronterizos de capitales. Los
reguladores y las restantes autoridades a las que les
ataña esta función
deberían reforzar como cuestión prioritaria la
cooperación sobre prevención, gestión
y resolución de crisis.

– reformar las instituciones
financieras internacionales: nos comprometemos a avanzar en la
reforma de las instituciones surgidas de Bretton Woods para que
puedan reflejar más adecuadamente el peso económico
cambiante [de las naciones] en la economía
mundial al objeto de reforzar su legitimidad y su eficacia. A este
respecto, las economías emergentes y en vías de
desarrollo,
incluidos los países más pobres, deberían
tener una voz y una representación mayores. El Forum por
la Estabilidad Financiera (FEF) debe abrirse de manera urgente a
la adhesión de las economías emergentes en general
y el resto de los principales organismos que se ocupan del
establecimiento de normas deberían revisar de manera
inmediata sus condiciones de admisión de miembros. El
FMI, en
colaboración con un FEF y otros organismos ampliados,
debería trabajar en una mejor identificación de los
puntos vulnerables, detectar posibles tensiones y actuar
rápidamente para jugar un papel clave en respuesta a la
crisis.

– Cometidos de ministros y expertos

10. Estamos comprometidos a adoptar con rapidez medidas
que hagan realidad estos principios. Damos
instrucciones a nuestros ministros de finanzas, bajo
la coordinación de la dirección del G-20 en 2009 (Brasil, Reino
Unido y República de Corea), para que pongan en marcha
estos procesos y un
horizonte temporal para su cumplimiento. En el Plan de Acción
que se adjunta se expone ya una primera lista de medidas
específicas entre las que figuran medidas de prioridad
máxima que deberán haberse llevado a cabo antes del
31 de marzo del 2009.

En consulta con otras economías y con otros
organismos existentes, e inspirándose en las
recomendaciones de eminentes expertos independientes que puedan
convocar, pedimos a nuestros ministros de finanzas que formulen
recomendaciones adicionales, entre ellas, en las siguientes
áreas específicas:

– atenuar la tendencia a los ciclos en las políticas
reguladoras

– revisar y unificar las normas de contabilidad a
nivel mundial, en especial en el caso de inversiones
complejas en momentos de tensión.

– reforzar la elasticidad y la
transparencia de los mercados de derivados crediticios y reducir
sus riesgos para el sistema, lo que
implica mejorar la infraestructura de los mercados de valores que no
cotizan en bolsa.

– revisar los mecanismos de compensación
relacionados con los incentivos a la
asunción de riesgos y a la innovación.

– revisar los mandatos, el gobierno y las
exigencias de recursos de las
IFIs, y – definir el ámbito de actuación de las
instituciones importantes para el sistema y determinar la
regulación o la supervisión que resulten más
adecuadas.

11. A la vista del papel del G-20 en la reforma de los
sistemas
financieros, nos volveremos a reunir el 30 de abril del 2009 para
pasar revista a la
puesta en práctica de los principios y decisiones sobre
los que hoy se ha llegado a un acuerdo.

– Compromiso con una Economía Global Abierta

12. Reconocemos que estas reformas únicamente
tendrán el éxito
si están firmemente fundamentadas sobre un firme
compromiso con los principios del libre mercado,
incluyendo el imperio de la ley, el respeto por la
propiedad
privada, el comercio y las
inversiones libres en los mercados competitivos y se apoyan sobre
unos sistemas financieros eficientes y eficazmente regulados.
Estos principios son esenciales para el crecimiento
económico y la prosperidad, habiendo ya liberado a
millones de personas de la pobreza y
elevado sustancialmente el nivel de vida a escala global.
Reconociendo la necesidad de mejorar la regulación del
sector financiero, deberemos, sin embargo, evitar un exceso de
regulación que podría obstaculizar el crecimiento
económico y exacerbar la contracción de los flujos
de capital,
incluyendo a los países en desarrollo.

13. Subrayamos la importancia crítica
que tiene el rechazo al proteccionismo y no involucionar hacia
tiempos de incertidumbre financiera. A este respecto, y durante
los próximos 12 meses, nos abstendremos de establecer
cualquier clase de
nuevas barreras a la inversión o al comercio de bienes y
servicios,
bien sea imponiendo nuevas restricciones a las exportaciones o
bien implementando medidas que no se atengan a las estipulaciones
de la
Organización Mundial del Comercio (OMC) con el fin
de estimular las exportaciones.

Además, nos esforzaremos por alcanzar un acuerdo
este mismo año en relación con la Agenda para el
Desarrollo de Doha, de la OMC, tratando de lograr unos ambiciosos
y equilibrados resultados. En tal sentido, hemos cursado
instrucciones a nuestros respectivos Ministros de Comercio para
que alcancen el mencionado objetivo y
estén dispuestos a intervenir personalmente en el proceso si
ello fuera necesario. Asimismo, hemos acordado que, puesto que
nuestros respectivos países son los que tienen la mayor
participación en el sistema comercio global, todos
deberemos aportar cuantas contribuciones positivas fueran
necesarias para alcanzar el citado objetivo.

14. Somos plenamente conscientes del impacto que la
actual crisis está teniendo sobre los países en
vías de desarrollo y, muy particularmente, sobre los
más vulnerables. Nos reafirmamos en la importancia que
tienen los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, un compromiso que hemos adquirido para
ayudar al desarrollo, y urgimos tanto a los países
desarrollados como a las economías emergentes a que asuman
compromisos coherentes con sus respectivas capacidades y los
roles que desempeñan en la economía global. A
este respecto, reafirmamos la vigencia de los principios para el
desarrollo acordados durante la Conferencia sobre
Financiación al Desarrollo de las Naciones Unidas
celebrada en el año 2002 en la ciudad de Monterrey, en
México, en
la que se resaltaba tanto la propiedad por parte de los
respectivos países como la movilización de todas
las fuentes de
financiación para el desarrollo.

15. Mantenemos nuestro compromiso de afrontar otros
retos de naturaleza
crítica, como son la seguridad
energética y el cambio
climático, la seguridad alimentaria, el imperio de la ley
y la lucha contra el terrorismo, la
pobreza y las
enfermedades.

16. Mientras seguimos avanzando, confiamos plenamente en
que, por medio de la colaboración continua, la
cooperación y el multilateralismo, seremos capaces de
superar los retos que tenemos ante nosotros y lograr restablecer
la estabilidad y la prosperidad en la economía
mundial.

– Plan de Acción para la implementación de
los Principios para la Reforma.

En este Plan de Acción se incluye un plan de
trabajo
integral para la implementación de los cinco principios
acordados para la reforma. Nuestros Ministros de Economía
y Finanzas se encargarán de asegurar que las metas
previstas en este Plan de Acción sean decidida y
totalmente implementadas. Ellos serán los responsables del
desarrollo e implementación del diseño
de tales recomendaciones en los trabajos en curso de los
organismos de mayor relevancia, como son el Fondo Monetario
Internacional (FMI), el Foro para la Estabilidad
Financiera (FEF) ampliado y los organismos regulares en proceso
de establecimiento.

– Refuerzo de la Transparencia y la
Responsabilidad

Acciones
inmediatas hasta el día 31 de marzo de 2009.

-Los organismos clave con responsabilidad global deberán trabajar con
el fin de reforzar los métodos de
valoración de garantías, teniendo, además,
muy en cuenta la valoración de productos
complejos de baja liquidez, especialmente durante épocas
de tensión.

-Los organismos responsables del establecimiento de
normas contables deberán avanzar significativamente en sus
tareas para poder resolver
las posibles debilidades contables y hallar pautas para el
control de los
elementos que figuren fuera de balance.

-Los entes reguladores y los organismos responsables del
establecimiento de normas contables deberán reforzar la
debida transparencia para los participantes en los mercados de
los instrumentos financieros complejos que lancen las diferentes
firmas.

-Con la vista puesta en promover la estabilidad
financiera, el gobierno del organismo internacional responsable
del establecimiento de normas contables se verá reforzado
más aún, incluyendo para ello medidas tales como la
de revisión de sus miembros, con la finalidad de asegurar,
muy particularmente, la transparencia, la responsabilidad y una
relación apropiada entre este organismo independiente y
las principales autoridades.

-Los organismos pertenecientes al sector privado que ya
hayan desarrollado sus mejores prácticas para el
tratamiento de fondos de capital o fondos de alto riesgo
deberán presentar propuestas para el establecimiento de un
conjunto unificado de buenas prácticas. Los Ministros de
Economía y Finanzas deberán valorar la idoneidad de
dichas propuestas partiendo de los análisis de los entes reguladores, el FEF
ampliado y otros organismos relevantes.

– Acciones a medio plazo.

-Los organismos clave con una responsabilidad global
deberán trabajar intensamente con el fin de alcanzar el
objetivo de crear una única normativa global de alta
calidad.

-Los entes reguladores, los supervisores y los
organismos responsables del establecimiento de normas contables,
y según proceda, deberán trabajar tanto unos con
otros como con el sector privado sobre las bases actuales, con la
finalidad de asegurar una aplicación coherente y un
refuerzo de de normas contables de alta calidad.

-Las instituciones financieras deberán
proporcionar en sus informes
instrumentos reforzados para el descubrimiento de riesgos y
desvelar todas sus pérdidas, y ello sobre las bases que
rigen actualmente y de forma coherente con las mejores
prácticas internacionales, tal como es debido. Los entes
reguladores deberán trabajar intensamente para asegurarse
de que en las informaciones económico financieras de
cualquier institución financiera se proporcione una
descripción completa, exacta y puntual de
las actividades de la firma (incluyendo sus actividades no
incluidas en balance) y que dicha información se ajuste a
unas bases coherentes y regulares.

– Refuerzo de una Regulación Firme

– Regímenes regulatorios

– Acciones inmediatas hasta el día 31 de marzo de
2009

-El FMI, el FEF ampliado y otros entes reguladores y
organismos deberán desarrollar las recomendaciones
precisas para poder mitigar la tendencia a la prociclalidad,
incluyendo entre ellas la revisión de la
valoración, el apalancamiento, el capital bancario, la
compensación ejecutiva y las prácticas de
aprovisionamiento pueden exacerbar las tendencias
cíclicas.

– Acciones a medio plazo

-Para el conjunto de países o regiones que
aún no lo hayan hecho, cada uno de dichos países o
regiones deberá comprometerse a revisar e informar sobre
la estructura y
principios de su sistema regulatorio, para, de tal forma, poder
asegurarse de que es compatible con un sistema
financiero moderno y crecientemente globalizado. A tal
efecto, los miembros del G-20 se comprometen a elaborar un
informe sobre un
Programa de
Valoración del Sector Financiero (PVSF) y apoyar la
transparencia de las valoraciones de los sistemas regulatorios
nacionales de cada país.

-Los organismos correspondientes deberán revisar
la naturaleza diferenciada de las regulaciones en los sectores de
la banca,
títulos, y de seguros y
proporcionar los correspondientes informes destacando las
emisiones y haciendo las recomendaciones precisas o poniendo de
manifiesto las mejoras que fueran necesarias. Asimismo, se
deberá acometer una revisión del panorama de la
regulación financiera, poniendo un especial énfasis
sobre instituciones, instrumentos y mercados que actualmente se
encuentran sin regular, además de asegurar que todas las
instituciones sistémicamente relevantes se encuentren
adecuadamente reguladas.

-Las autoridades nacionales y regionales deberán
revisar los regímenes de disolución y la
legislación sobre quiebras a la luz de las
recientes experiencias para, así, asegurarse de se permite
el cierre ordenado de grandes complejos de instituciones
financieras transnacionales.

-Las diferentes definiciones de capital deberán
ser armonizadas en orden a lograr estimaciones coherentes del
capital y de la suficiencia de capital.

– Perspectiva prudente

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de
marzo de 2009

Los organismos reguladores deberán dar los pasos
necesarios para asegurar que las agencias de calificación
crediticia cumplan los más elevados estándares de
la organización internacional de organismos
reguladores de valores, a la vez que eviten conflictos de
intereses, faciliten una mayor transparencia para inversores y
emisores y diferencien la calificación de productos
complejos. Todo esto ayudará a que las agencias de
calificación crediticia cuenten con los incentivos
adecuados, así como con una perspectiva apropiada que les
permita desempeñar un papel fundamental en la
provisión de información y evaluaciones imparciales
para los mercados.

-La organización internacional de reguladores de
valores deberá revisar la adopción,
por parte de las agencias de calificación crediticia, de
los estándares y mecanismos necesarios para la conformidad
de esta supervisión.

-Las autoridades deberán asegurarse de que las
instituciones financieras mantengan un capital adecuado en la
cantidad necesaria para que se mantenga la confianza.

-Los encargados del establecimiento de los
estándares deberán establecer ciertos requisitos
fortalecidos de capital para los créditos estructurados y las actividades de
securización de los bancos.

-Los supervisores y reguladores, en vista del
lanzamiento inminente de servicios de contraparte centrales para
coberturas por riesgos crediticios (CDS) en ciertos
países, deberán:

– Acelerar sus esfuerzos por reducir los riesgos
sistemáticos de los CDS y las transacciones derivadas al
contado (OTS), insistir en que los participantes en el mercado
apoyen las plataformas de operaciones
electrónicas o negociadas en Bolsa para los contratos de
CDS.

– Expandir la transparencia bursátil de los
derivados de OTC, y asegurar que la infraestructura de los
derivados de OTC pueda soportar volúmenes en
expansión.

– Acciones a medio plazo

– Las agencias de calificación crediticia que
facilitan calificaciones públicas deberán estar
registradas.

-Los supervisores y los bancos centrales deberán
desarrollar enfoques robustos y de coherencia internacional para
la supervisión de la liquidez de bancos fronterizos y las
operaciones de liquidez bancaria central de dichos bancos
fronterizos.

– Gestión del riesgo

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de
marzo de 2009

– Los reguladores deberán desarrollar una
guía mejorada para fortalecer las prácticas de la
gestión del riesgo, en línea con las mejores
prácticas internacionales, a la vez que alienten a las
empresas
financieras a reexaminar sus controles internos y a poner en
marcha políticas fortalecidas para una sana gestión
del riesgo.

– Los reguladores deberán desarrollar e
implementar procedimientos
que aseguren que las empresas financieras implementen
políticas para gestionar mejor el riesgo de liquidez,
incluso mediante la creación de fuertes colchones de
liquidez.

-Los supervisores deberán asegurar que las
empresas financieras desarrollen procesos que faciliten la medida
global y oportuna de las concentraciones de riesgo y de las
posiciones del riesgo de contrapartes en todos los productos y
geografías.

-Las empresas deberán volver a evaluar sus
modelos de
gestión del riesgo para protegerse del estrés,
además de informar a los supervisores sobre sus
esfuerzos.

-El Comité de Basilea deberá estudiar la
necesidad y ayuda para desarrollar nuevos modelos de
comprobación del estrés de las empresas,
según considere apropiado.

– Las instituciones financieras deberán poseer
claros incentivos internos para promocionar la estabilidad, y
deberán asimismo tomar medidas a través del
esfuerzo voluntario o la acción regulatoria, con la
finalidad de evitar esquemas de compensación que
recompensen el exceso de rendimiento a corto plazo o la
aceptación de riesgos.

-Los bancos deberán ejercer una gestión
eficaz del riesgo y llevar a cabo las debidas diligencias con
respecto a la securización y los productos
estructurados.

– Acciones a medio plazo

– Los organismos internacionales establecedores de
estándares, trabajando con una amplia gama de
economías y otros organismos apropiados, deberán
asegurar que los mandatarios reguladores sean conscientes y
capaces de responder con rapidez a la evolución y la innovación en los
mercados y los productos financieros.

– Las autoridades deberán supervisar los cambios
sustanciales en los precios de los
activos,
así como sus implicaciones para la macroeconomía y el sistema
financiero.

Promoción de la integridad en los mercados
financieros

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de
marzo de 2009

-Nuestras autoridades regionales y nacionales
deberán trabajar juntas para mejorar la cooperación
reguladora entre jurisdicciones a escala regional e
internacional.

-Las autoridades regionales y nacionales deberán
trabajar para promover que se comparta la información
sobre las amenazas nacionales y fronterizas contra la estabilidad
del mercado, a la vez que aseguren que las provisiones legales
nacionales (o regionales, si fuese aplicable) sean adecuadas para
tratar tales amenazas.

-Las autoridades nacionales y regionales deberán
igualmente revisar la normativa de conducta
empresarial para proteger a mercados e inversores, especialmente
frente a la manipulación y los fraudes en el mercado, y
para fortalecer su cooperación fronteriza, de forma que se
proteja el sistema financiero internacional frente a actos
ilícitos. En caso de mala conducta, debería
aplicarse un régimen de sanciones adecuado.

– Acciones a medio plazo

-Las autoridades nacionales y regionales deberán
poner en marcha medidas nacionales e internacionales que protejan
el sistema financiero global de jurisdicciones no cooperadoras y
poco transparentes que constituyan un riesgo de actividad
financiera ilícita.

-El Grupo de
Acción Financiera deberá continuar con su
importante trabajo contra el blanqueo de dinero y la
financiación terrorista, y del mismo modo apoyamos los
esfuerzos del Banco Mundial
y la iniciativa para la recuperación de activos robados
(iniciativa StAr).

-Las autoridades impositivas, apoyándose en
el trabajo de
organismos destacados, como la OCDE (Organización para la
Cooperación y el Desarrollo
Económico), deberán continuar con los esfuerzos
para promover un intercambio de información impositiva. La
falta de transparencia y de un intercambio de información
impositiva son aspectos a tratar de manera
enérgica.

– Refuerzo de la cooperación
internacional

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de
marzo de 2009

-Los supervisores deberán colaborar para
establecer colegios supervisores para todas las principales
instituciones financieras fronterizas, como parte de sus
esfuerzos por fortalecer la supervisión de empresas
fronterizas.

-Los principales bancos globales deberán reunirse
con regularidad con sus colegios supervisores para mantener
discusiones globales sobre las actividades de la empresa y la
evaluación de los riesgos a los que
ésta se enfrenta.

-Los reguladores deberán dar los pasos necesarios
para fortalecer las disposiciones sobre la gestión de
crisis fronterizas, incluyendo la cooperación y la
comunicación entre sí, así como con las
autoridades apropiadas, para desarrollar completas listas de
contacto y para realizar ejercicios de simulación, según se considere
apropiado.

– Acciones a medio plazo

– Las autoridades, apoyándose en particular en el
trabajo de los reguladores, deberán recopilar
información sobre áreas donde la convergencia de
prácticas reguladoras como estándares de
contabilidad, auditorías y seguros de depósitos
esté realizando progresos, tenga cierta necesidad de un
progreso acelerado o donde pueda haber cierto potencial de
progreso.

-Las autoridades deberán asegurar que las medidas
temporales para restablecer la estabilidad y la confianza tengan
las menores distorsiones posibles y se desarrollen de manera
oportuna, secuenciada y bien coordinada.

– Reforma de las instituciones financieras
internacionales

– Acciones inmediatas a llevar a cabo antes del 31 de
marzo de 2009

-El Foro de Estabilidad Financiera deberá
expandirse hasta alcanzar una afiliación más amplia
de economías emergentes.

-El Fondo Monetario Internacional, centrado en la
supervisión, y el Fondo de Estabilidad Financiera,
centrado en el establecimiento de estándares,
deberán fortalecer su colaboración, mejorar los
esfuerzos para lograr una mejor integración de respuestas regulatorias y de
supervisión en un marco político de macroprudencia
y llevar a cabo ejercicios anticipados de
advertencias.

-El Fondo Monetario Internacional, dada su
afiliación universal y su destacada experiencia
macrofinanciera, deberá, en estrecha coordinación
con el Fondo de Estabilidad Financiera y otros organismos,
adoptar un papel destacado en el aprendizaje de
lecciones de la crisis actual, de manera coherente a su
mandato.

-Deberíamos revisar la adecuidad de los recursos
del Fondo Monetario Internacional, el Grupo del Banco Mundial y
otros bancos de desarrollo multilateral, además de estar
preparados para aumentarlos cuando sea necesario. El Fondo
Monetario Internacional también deberá seguir
revisando y adaptando sus instrumentos de préstamo para
satisfacer de manera adecuada las necesidades de sus miembros y
revisar su papel fundamental en vista de la actual crisis
financiera.

-Debemos explorar nuevas formas de restaurar el acceso a
los créditos por parte de los países emergentes y
en vías de desarrollo, y retomar los flujos de capital
privado que resultan fundamentales para el desarrollo y el
crecimiento sostenible, incluyendo las actuales inversiones en
infraestructura.

-En los casos en que los graves trastornos del mercado
han limitado el acceso a la financiación necesaria de
políticas fiscales anticíclicas, los bancos de
desarrollo multilateral deben asegurar que se pongan en marcha
las medidas necesarias para apoyar, en la medida de lo posible, a
los países con buenos antecedentes y políticas
sanas.

– Acciones a medio plazo

– Pusimos de relieve que
las Instituciones de Bretton Woods debían reformarse de
manera exhaustiva para que puedan reflejar de forma más
adecuada los pesos económicos cambiantes en la economía
internacional y ser más responsables de los retos
futuros. Las economías emergentes y en desarrollo
deberán tener más voz y representación en
dichas instituciones.

-El Fondo Monetario Internacional deberá realizar
vigorosas y ecuánimes revisiones de la supervisión
de todos los países, además de prestar una mayor
atención a sus sectores financieros y a una
mejor integración de las revisiones con los programas de
evaluación del sector financiero de la unión entre
el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Basándonos en todo esto, es necesario fortalecer
el papel del Fondo Monetario Internacional en el ofrecimiento de
consejos políticos macrofinancieros.

-Las economías avanzadas, el Fondo Monetario
Internacional y otras organizaciones
internacionales deberán facilitar programas para la
creación de capacidad para las economías de los
mercados emergentes y de los países en vías de
desarrollo sobre la formulación y la puesta en marcha de
nuevas y destacadas regulaciones, que resulten coherentes con los
estándares internacionales

– Claves de la cumbre de Washington (Cinco Días –
16/11/08)

Los mandatarios del G20, más España y
Holanda, concluyeron su cumbre con una declaración de
principios y propuestas de reformas de los mercados financieros.
En ella relatan los objetivos logrados en el encuentro, los pasos
que se deben tomar de manera inmediata y los principios que deben
guiar las futuras reformas.

Resumen de los puntos más importantes de la
declaración de los líderes reunidos en
Washington:

Bases del consenso:

– Las causas básicas que han originado la crisis
global

– Revisión de las medidas que los países
han tomado y que tomarán para resolver la crisis inmediata
y fortalecer el crecimiento.

– Principios comunes para reformar los mercados
financieros.

– Plan de acción para aplicar esos principios.
Pidieron a los ministros que desarrollen recomendaciones
específicas que serán consideradas por los
líderes en una cumbre posterior y

– Compromiso con los principios de libre
mercado.

Acciones inmediatas:

– Medidas para estabilizar el sistema
financiero.

– Reconocer la importancia del apoyo a la política
monetaria y usar las medidas fiscales en la medida en que
sean apropiadas.

– Proporcionar liquidez para ayudar a descongelar los
mercados de crédito.

– Asegurar que el Fondo Monetario Internacional (FMI),
el Banco Mundial y otros organismos multilaterales de desarrollo
tengan suficientes recursos para ayudar a los países en
desarrollo afectados por la crisis así como proporcionar
financiación para el comercio y la
infraestructura.

Principios de la reforma del mercado
financiero:

– Fortalecimiento de la transparencia y la
rendición de cuentas mediante
un aumento de la información sobre productos financieros
complejos, garantizar la información completa y precisa
por parte de las empresas sobre sus condiciones financieras y
ajustar los incentivos para eludir los riesgos
excesivos.

– Aumentar una regulación sensata mediante una
supervisión rigurosa de los organismos de
calificación de crédito; un manejo prudente de los
riesgos; y la supervisión o regulación de todos los
mercados financieros, los productos y los participantes en la
medida que sea adecuado, según las
circunstancias.

– Promover la integridad (ética) al
impedir la manipulación y el fraude en los
mercados financieros, ayudar y evitar los conflictos de
intereses, y proteger contra el uso del sistema financiero para
asistir al terrorismo, el narcotráfico, y otras actividades
ilegales.

– Reforzar la cooperación internacional
promulgando leyes y normas
nacionales más consistentes y alentar a que los
reguladores nacionales mejoren su coordinación y
cooperación a través de todos los segmentos de los
sectores financieros.

– Reformar las instituciones financieras internacionales
al modernizar su gobernabilidad y adhesión de miembros de
manera que las economías con mercados emergentes y los
países en desarrollo tengan una mayor voz. Se busca
además que tengan una mayor representación al
trabajar de manera mancomunada para identificar los puntos
vulnerables y anticipar las presiones y mediante una
acción rápida para desempeñar una
función clave en respuesta a una crisis.

Medias del Plan de Acción:

– Resolver las debilidades contables y las normas de
información sobre activos fuera de balance.

– Asegurar que las agencias de calificación
cumplan los más elevados estándares y eludan los
conflictos de interés,
proporcionen mayor información a los inversores y
distingan las categorías en casos de productos
complejos;

– Asegurar que las empresas mantengan un capital
adecuado y establezcan requisitos de capital más rigurosos
para las actividades de crédito y "titulización" de
los activos bancarios.

– Desarrollar una guía para fortalecer las
prácticas de control de riesgo de los bancos y garantizar
que las empresas desarrollen procesos para determinar el caso de
que pudieran estar acumulando riesgos excesivos.

– Establecer procesos para que los supervisores
nacionales que controlan globalmente las instituciones
financieras activas se reúnan y compartan
información.

– Ampliar el "Foro de Estabilidad Financiera" para que
tenga un mayor número de participantes de las
economías emergentes.

Recomendaciones en política
económica:

– Evitar políticas regulatorias que exacerben los
altibajos de los ciclos económicos del ciclo de negocios:

– Revisar y uniformar los estándares los
estándares contables de forma global, especialmente para
activos financieros en tiempos apremiantes;

– Fortalecer la transparencia en los mercados de
crédito para derivados financieros y reducir los riesgos
sistémicos;

– Revisar los incentivos para la toma de riesgo y la
innovación que se reflejan en las prácticas de
compensación.

– Revisar los mandatos, la gobernabilidad y las
necesidades de recursos de las instituciones financieras
internacionales.

Otros acuerdos:

– Rechazar el proteccionismo, que exacerba en vez de
mitigar los desafíos económicos y
financieros;

– Hacer un esfuerzo para llegar a un acuerdo este
año sobre las negociaciones las Negociaciones Comerciales
de la Ronda de Doha;

– Abstenerse de imponer nuevas barreras al comercio o la
inversión durante los próximos 12 meses.

– Reafirmar los compromisos de asistencia al desarrollo
y exhortar tanto a las economías desarrolladas como
emergentes a asumir compromisos consecuentes con su capacidad y
función en la economía global.

– El G-20 garantizará los 33 billones de
dólares del mercado de créditos derivados (Libertad
Digital – 17/11/08)

(Por M. Lamas)

El G-20 creará un organismo central para regular
el mercado de derivados crediticios (CDS) y absorber sus posibles
pérdidas, cuyo volumen supera
los 33 billones de dólares, ante la posible quiebra de las
aseguradoras. Además, el FMI solicita un plan inicial de
gasto
público de 1,2 billones.

Detrás de las grandes declaraciones de
intenciones que han acordado los líderes del G-20 en la
cumbre de Washington se esconden, al menos, dos medidas, cuya
factura es
cuantificable y que, como hasta ahora, su coste potencial
recaerá sobre los contribuyentes.

El acuerdo alcanzado aboga por implementar
coordinadamente la extensión de las políticas
presupuestarias en los distintos países con la
intención de impulsar la actividad económica, ante
la inminente recesión que se cierne sobre las
economías desarrolladas.

En este sentido, los gobiernos participantes han puesto
como ejemplo la reciente inyección de dinero
público aprobada por el régimen chino, cuya
cuantía asciende a los 600.000 millones de dólares.
Un dinero que China pretende
invertir en amplios programas de infraestructuras y diversos
planes de gasto público.

La receta básica reitera las medidas fiscales y
monetarias que ya están aplicando algunos países
desde el inicio de la crisis y que, pese a todo, no han evitado
la debacle. Así, el G-20 apuesta por mantener la política monetaria de
bajadas de tipos, así como extender los planes de
estímulo fiscal. Esto
es, moderadas bajadas fiscales y devolución de impuestos, pero
sobre todo extensión y ampliación del gasto
público.

Por el momento, el Reino Unido, Japón,
Alemania y
China ya tienen sobre la mesa sus respectivos paquetes de
estímulo. En EEUU, el Gobierno de George W. Bush se
resiste a sacar adelante esta medida, pero el presidente Barack
Obama ha anunciado que ésta es una de sus prioridades, de
forma que la mayor economía del mundo hará uso del
dinero público para intentar reactivar el consumo.

En este sentido, el director gerente del
FMI, Dominique Strauss-Kahn, afirmó el domingo que el
mundo necesita un estímulo fiscal de 1,2 billones de
dólares para combatir la crisis y afirmó que la
entidad promoverá una expansión presupuestaria
coordinada. Tal volumen de gasto público carece de
precedentes.

El jefe del FMI destacó que existe un consenso
sobre la necesidad de una inyección pública de
dinero y afirmó que debería ascender al 2% del
Producto Interno
Bruto (PIB) mundial,
que este año se estima en 62 billones de dólares,
informa Efe.

Con la determinación de poner todo el dinero que
sea necesario, los líderes del G-20 confían en
reactivar igualmente a los países emergentes, cuyas
economías también han sido golpeadas gravemente por
la crisis financiera.

Strauss-Kahn también señaló que
existe "cierto espacio" para una bajada de las tasas de
interés en algunos países. En este sentido, las
últimas previsiones sitúan las tasas de
interés próximas al 0% en 2009, tanto en EEUU como
en la UE, al igual que sucede desde hace años en
Japón.

De este modo, el director del FMI enfatizó la
importancia de un aumento del gasto público o una
reducción de los impuestos. "La inflación
está en media cerca de cero hoy en día. Algunos
analistas hablan del peligro de deflación. No hay riesgo
en el uso de la política
fiscal", indicó Strauss-Kahn. Por ello, el FMI
"está intentando organizar un plan de acción
coordinada" en el terreno fiscal, advirtió.

En la misma línea se pronunció Robert
Zoellick, el presidente del Banco Mundial. Zoellick indicó
en un comunicado que si septiembre y octubre fueron meses para
hablar de políticas monetarias coordinadas y con
hincapié en la cooperación, "noviembre y diciembre
serán meses para hablar cada vez más del
estímulo fiscal". Tanto él como Strauss-Kahn
alabaron la decisión china de lanzar un paquete fiscal por
valor de
580.000 millones de dólares.

Unas recomendaciones (bajos tipos de interés y
más gasto público) que han sido recogidas en el
comunicado final acordado por los miembros del G-20, ya que se
comprometieron a estimular la demanda
interna con medidas presupuestarias y monetarias.

Por otro lado, la principal medida que se
impulsará tras la cumbre del G-20, y que debe ser
desarrollada por los Gobiernos, es la de reformar sus sistemas
financieros para que haya una mayor supervisión de los
agentes que operan en los mercados.

Los organismos reguladores (tanto actuales como futuros)
prestarán una especial atención a los balances de
los bancos, para que los activos de riesgo no tengan un peso
excesivo, y a las remuneraciones de
sus directivos, a los que se quiere poner
límite.

Sin embargo, más allá de incrementar la
supervisión financiera a nivel internacional, los
líderes de las economías más desarrolladas
del planeta han acordado crear una red de seguridad
pública para tratar de sostener el mercado de derivados
crediticios, credit default swaps (CDS), cuyo crecimiento se ha
disparado en los últimos años al calor de la
titulización de préstamos. En la actualidad, el
volumen que acumula este sector supera los 33 billones de
dólares (casi la mitad del PIB mundial).

El documento acordado recoge lo siguiente a este
respecto: los líderes del G-20 acuerdan "reforzar la
elasticidad y la transparencia de los mercados de derivados
crediticios y reducir sus riesgos para el sistema, lo que implica
mejorar la infraestructura de los mercados de valores que no
cotizan en bolsa". Además, pretenden "revisar los
mecanismos de compensación relacionados con los incentivos
a la asunción de riesgos y a la
innovación".

La ambigüedad de tal declaración de
intenciones contrasta con la concreción apuntada en este
ámbito por Bush. Así, el presidente de EEUU se
mostró el sábado entusiasmado por una de las
propuestas más misteriosas y opacas aprobadas y discutidas
durante la cumbre: la creación de un organismo central de
compensación sobre los 33 billones de dólares que
se negocian en el mercado de CDS.

Regular y absorber las pérdidas de los
CDS

Este mercado de derivados sirve para resguardarse del
impago (default) de todo tipo de activos crediticios, tales como
bonos
corporativos e hipotecarios, divisas e incluso
deuda soberana (pública). Así, en caso de impago o
quiebra de una empresa,
entidad bancaria e incluso de un país, el vendedor de CDS
(la mayoría, bancos y aseguradoras de bonos) se compromete
a pagar al comprador una determinada cantidad a cambio de una
prima periódica.

A mayor riesgo de impago, mayor es el precio de la
prima. En caso impago o quiebra se convoca una subasta, y
mediante una serie de complejos algoritmos se
descuentan los CDS que se cancelan mutuamente entre sí y
se liquida el resto. El problema consiste en que todo apunta a
que se seguirán produciendo importantes quiebras
empresariales e, incluso, bancarias en los próximos meses.
Destaca, por ejemplo, el caso de los gigantes de la
automoción en EEUU (General Motors, Ford y Chrysler), que
están a la espera de recibir nuevas ayudas del Gobierno
para evitar la quiebra.

Así, por ejemplo, mientras que la
capitalización de General Motors se aproxima a los 15.000
millones de dólares, existen cerca de CDS por valor de 1
billón de dólares en donde se especula sobre la
supervivencia o quiebra de esta compañía. Es decir,
resulta prácticamente imposible cubrir tales apuestas, ya
que no existe 1 billón de dólares en bonos
disponibles como garantía.

De este modo, la avalancha de nuevas caídas
empresariales sitúa al borde del abismo a las principales
aseguradoras (monoline), tales como Ambac y MBIA. No obstante,
una de las principales aseguradoras del mundo (AIG) ya ha sido
intervenida por el Gobierno, que se ha visto obligado a
desembolsar por el rescate cerca de 150.000 millones de
dólares. Curiosamente, los ex bancos de inversión
de EEUU (como el ya fallido Bear Stearns) también eran
vendedores netos de CDS.

Por ello, los analistas temen que caiga alguno de los
grandes operadores de este mercado. Y es que, una quiebra de
estas características provocaría a su vez una nueva
oleada de pérdidas y quiebras bancarias.

El acuerdo alcanzado por el G-20 parece adelantarse a
esta situación, de modo que se prevé la
creación de una cámara central de
compensación con el fin de absorber las pérdidas
que se generen en caso de que falle alguno de los distribuidores
de CDS.

Bush aclaró durante la cumbre que se siente
obligado a actuar en este ámbito, ya que " si no se toman
medidas decisivas, es posible que nuestro país entre en
una depresión
mayor que las Grandes Depresiones", informa The New York
Times.

– Los rescates públicos aumentan el temor a que
EEUU entre en suspensión de pagos (Libertad Digital –
17/11/08)

(Por M. Lamas)

La deuda
pública de EEUU está en riesgo y podría
perder su máxima calificación crediticia (triple
A), debido al abultado endeudamiento. Algunos analistas temen que
el Gobierno entre en suspensión de pagos y abogan por una
reducción drástica del gasto público y
militar.

La calidad de la deuda pública estadounidense (la
más sólida y segura del mundo, hasta ahora) corre
el riesgo real de perder su máxima calificación
(triple A), según Martin Hennecke, analista de la
compañía financiera Tyche. Y ello, debido al
excesivo endeudamiento que acumula la Administración
Pública y el creciente déficit presupuestario,
a causa de los diversos rescates bancarios y financieros que se
han ido aprobando a lo largo de los últimos
meses.

Hasta tal punto esto es así que no se descarta la
quiebra del propio Gobierno de EEUU, según advirtió
Hennecke a la cadena norteamericana CNBC. La crisis financiera
obligará al Ejecutivo de EEUU a vender "muchos más
bonos (letras del Tesoro) el próximo año para
financiar los rescates" ya aprobados. Y una degradación
crediticia en este ámbito dispararía el coste de la
financiación.

Para solventar esta difícil situación,
Hennecke aboga por reducir radicalmente el gasto público
en todos los sectores (justo lo contrario de lo que propone el
nuevo presidente Barack Obama), así como retirar todas las
tropas estadounidenses que están operativas en distintos
países.

Pero Hennecke no es el único. Las dudas acerca de
la capacidad del Gobierno de EEUU para extender ilimitadamente
los rescates a cargo de los contribuyentes se acrecienta,
Así, la prestigiosa revista Barron´s se preguntaba
en un reciente artículo sobre el incremento del riesgo de
la deuda pública que registra el mercado de derivados
(credit default swaps).

Aumenta el riesgo de la emisión de
deuda

Bajo el título, ¿Se está acabando
la línea de crédito del Tío Sam?, la
publicación llama la atención sobre el aumento de
los rendimientos en las letras del Tesoro a largo plazo, tal.
Señal inequívoca de que los inversores detectan un
mayor riesgo en las letras del Tesoro, por lo que piden una mayor
rentabilidad
en sus inversiones. De hecho, los funcionarios del Tesoro se
están encontrando ya con dificultades para colocar todas
las emisiones que tiene planeadas.

Los rescates públicos se han extendido a las
entidades de crédito, bancos de inversión y
aseguradoras, y planean ya sobre el deteriorado sector de la
automoción. Además, el Gobierno ha modificado su
plan inicial de rescate bancario, centrado en la compra de
activos tóxicos, para comprar directamente acciones de los
bancos en dificultades. Un programa que además
sufragará parte de los costes hipotecarios para facilitar
el pago de sus créditos a las familias con problemas
económicos, tal y como avanzó este periódico.

A ello se suman las cuantiosas inyecciones de liquidez
aprobadas por la Reserva Federal (Fed) a lo largo de los
últimos meses. El banco central de EEUU se ha convertido
en el prestamista de última instancia del sistema
financiero del país. Así, el volumen de
préstamos inyectados por la Fed en las entidades carece de
precedentes.

Monografias.com

Como resultado, la deuda y el déficit
público se han disparado hasta niveles récord, con
la consiguiente depreciación futura del dólar. La
necesidad de financiación del Gobierno estadounidense
superará fácilmente el billón de
dólares y amenaza con dispararse hasta los 2 billones.
EEUU tendrá serias dificultades para colocar su papel en
el mercado, y de hacerlo el coste de la financiación
será mucho mayor. De ahí las dudas sobre la
capacidad real del Ejecutivo para hacer frente a todas sus
deudas.

No obstante, el endeudamiento (tanto público como
privado) del conjunto de la economía de EEUU está
en máximos históricos, ya que se aproxima al 370%
del PIB nacional.

Todo ello podría echar por tierra la
moneda estadounidense, ya que su valor carece de anclaje real
(carece del soporte del patrón oro) y se basa
exclusivamente en la confianza del resto de inversores y, sobre
todo, bancos centrales que se abastecen de reservas en
dólares. En ese caso, la inflación que
sufriría EEUU podría resultar histórica,
según los analistas consultados por LD.

Monografias.com

– Reportaje: Empresas & sectores –
¿Qué pasó en Citi? (El País –
30/11/08)

La falta de control de las inversiones en oscuros
instrumentos hipotecarios y el amiguismo entre directivos ha
tenido graves consecuencias para la segunda entidad financiera de
EEUU

(Por Eric Dash y Julie Creswell)

"Nuestra función es marcar la pauta desde la
cúpula, para impulsar a los demás a hacer lo
correcto, crear redes de seguridad que
recojan a quienes cometen errores o hacen lo que no deben y
corregir esos errores tan pronto como sea posible. Y funciona.
Funciona". Charles O. Prince. Consejero delegado de Citigroup, en
2006.

En septiembre de 2007, mientras Wall Street afrontaba
una crisis causada por una excesiva morosidad hipotecaria, los
ejecutivos de Citigroup se reunían en una biblioteca
forrada de madera para
evaluar su situación. Allí, el consejero delegado,
Charles O. Prince, descubrió por primera vez que el banco
tenía unos 33.200 millones de euros en activos
hipotecarios, y preguntó a Thomas Maheras, jefe de
operaciones del banco, si todo iba bien. Según algunos
participantes en la reunión que hablaron con la
condición de que se mantuviera su anonimato, Maheras le
contestó a su jefe que no se preveían grandes
pérdidas inminentes.

Durante meses, las garantías dadas por Maheras a
otros miembros de Citigroup habían aplacado las dudas
internas acerca de la vulnerabilidad del banco. Pero esta vez se
envió a un equipo de gestión de riesgo para
examinar con mayor rigurosidad las enormes carteras de activos
hipotecarios de Citigroup. Pero ya era demasiado tarde: al cabo
de pocas semanas, Citigroup anunciaba pérdidas de miles de
millones de euros.

Normalmente, un gran banco nunca permitiría que
la palabra de un solo ejecutivo tuviera tanto peso. Por el
contrario, haría que sus gestores de riesgo vigilasen
estrictamente por encima de todos los hombros y advirtiesen
contra los excesos en las operaciones bursátiles o en los
préstamos. Pero muchas fuentes próximas a Citigroup
afirman que los gestores de riesgo del banco nunca investigaron
con detenimiento. Explican que por culpa de estrechos y antiguos
lazos que les nublaban el juicio, los encargados de supervisar a
los directores de operaciones ansiosos por aumentar los
beneficios a corto plazo -y las primas multimillonarias de los
ejecutivos- no los controlaron.

Hoy, Citigroup, en otro tiempo la
institución financiera de mayor tamaño y con
más poder, ha tenido que doblegarse ante pérdidas
que superan los 50.200 millones de euros, amortizaciones de
activos morosos y deudas que explicarán pérdidas
futuras. Más de la mitad de esa cantidad procede de
activos hipotecarios creados por el equipo de Maheras, los mismos
productos de los que fue informado Prince durante esa
reunión de 2007.

Las acciones de Citigroup se desplomaron hasta alcanzar
su precio más bajo en más de una década. El
viernes 21 de noviembre cerraron a 3,77 dólares. A ese
precio, la empresa
valía sólo 15.800 millones de euros, frente a los
189.000 de hace dos años.

(El precio de la acción se ha recuperado esta
semana, después de que el Gobierno de Estados Unidos
pusiera en marcha un plan para rescatar al gigante bancario.
Washington inyectará 20.000 millones de dólares en
la entidad con la compra de acciones preferentes y dará
protección a activos tóxicos por valor de 306.000
millones. El viernes, las acciones de Citigroup se cotizaban a
7,50 dólares, el doble que la semana anterior pero la
mitad de lo que costaban a principios de mes).

La caída en la cotización ha ido
acompañada de oleadas de despidos, de modo que han
desaparecido o están a punto de desaparecer 75.000 puestos
de trabajo de una plantilla que hace un año
ascendía a unos 375.000 empleados.

Los problemas de Citigroup son emblemáticos de la
gestión caprichosa y de la prisa por enriquecerse que
infectaron a todo Wall Street. En todo el sector bancario, los
beneficios fáciles y el auge del mercado inmobiliario
llevaron a muchos financieros destacados a pasar por alto los
peligros a los que se exponían.

Aunque, en opinión de los escépticos,
buena parte del daño
infligido a Citigroup y a la economía en general estuvo
causado por unas operaciones bursátiles erráticas y
de alto voltaje, y por una supervisión laxa, la culpa
alcanza también a los escalafones más altos del
banco. A principios de este año, en un informe enviado al
grupo, la Reserva Federal recriminaba al banco por su mala
supervisión y su deficiente control del riesgo.

La caída del banco llevaba años
gestándose e implica a muchos miembros de su
jerarquía, en especial a Prince y a Robert E. Rubin,
influyente consejero. Fuentes relacionadas con Citigroup y otros
analistas afirman que Prince y Rubin tienen una especial
responsabilidad por los actuales problemas de la empresa, al
haber diseñado una estrategia que
implicaba asumir mayores riesgos en las transacciones
bursátiles para ampliar su actividad y cosechar mayores
beneficios. Prince y Rubin declinaron hacer comentarios para este
artículo.

En su etapa como secretario del Tesoro del Gobierno de
Clinton, Rubin ayudó a relajar las normativas bancarias
heredadas de la época de la Gran Depresión,
posibilitando así la creación de Citigroup, al
dejar que los bancos se expandieran mucho más allá
de su función tradicional de prestamistas y permitirles
obtener beneficios llevando a cabo diversas actividades
financieras. Durante el mismo periodo contribuyó a que se
rechazara una supervisión más estricta de los
productos financieros exóticos, una evolución que,
anteriormente, había dicho que era incapaz de
evitar.

Y desde que se unió a Citigroup en 1999 como
asesor de confianza de los altos ejecutivos del banco, Rubin, que
es asesor económico del equipo de transición del
futuro presidente Barack Obama, se sentó en la cima de un
banco que se ha visto arrollado por una sucesión de
resbalones financieros.

Citigroup estaba envuelto en turbios tratos financieros
con la desaparecida empresa energética Enron, lo cual
llamó la atención de los investigadores federales;
fue criticado por las autoridades policiales por la
actuación de uno de sus destacados analistas durante la
burbuja de las telecomunicaciones de hace unos años; y se
vio involucrado en incumplimientos de las normativas en Reino
Unido y Japón. Durante un tiempo, el modelo de
megabanco de Citigroup fue muy rentable, y obtenía miles
de millones en beneficios cada trimestre gracias a las tarjetas de
crédito, las hipotecas, las asesorías de fusiones y las
operaciones bursátiles.

Pero cuando la máquina de operaciones
bursátiles de Citigroup empezó a producir miles de
millones de euros en activos hipotecarios, se expuso al desastre.
Mientras desarrollaba esa actividad, empleó maniobras de
contabilidad para retirar de sus libros miles
de millones de euros de activos morosos, liberando capital para
que el banco pudiera crecer todavía más. Debido a
los inminentes cambios contables, Citigroup y otros bancos han
tenido que volver a introducir esos activos, lo cual suscita
preocupaciones acerca de una nueva ronda de posibles
pérdidas.

La desgracia de Citigroup no pilla por sorpresa a
algunos. Lynn Turner, ex contable jefe de la Comisión del
Mercado de
Valores estadounidense, afirma que la cultura
balcanizada y la gestión descaminada del banco
hacían que los problemas fueran inevitables. "Si hay una
entidad de este tamaño", dice, "que no tenga controles,
que no tenga la cultura adecuada y carezca de profesionales que
se responsabilicen de los riesgos que asume, esa entidad es
Citigroup".

Dudas sobre la supervisión. Aunque tienen menos
prestigio y cobran menos que los operadores de Wall Street y los
banqueros, los gestores de riesgos pueden ejercer una influencia
considerable. Su labor consiste en vigilar los parqués y
preguntar cómo se invierte el dinero de un banco, con el
fin de prever los posibles problemas antes de que se produzcan
reventones. Aunque los gestores de riesgos y los operadores
trabajan codo con codo, la convivencia puede ser
incómoda, porque los
monitores
pueden frenar las transacciones.

Así funciona en teoría.
Pero muchos afirman que en Citigroup las cosas eran un poco
diferentes.

David C. Bushnell era el gestor de riesgo jefe que, con
ayuda de su equipo, debía vigilar supuestamente las
transacciones con bonos del banco y su multimillonaria cartera de
activos hipotecarios. Estas actividades formaban parte de lo que
el banco llamaba su negocio de renta fija, dirigido por
Maheras.

Uno de los adjuntos de confianza de Maheras, Randolph H.
Barker, ayudaba a supervisar la enorme acumulación de
activos hipotecarios de Citigroup. Pero Bushnell, Maheras y
Barker eran viejos amigos que habían trepado juntos por la
escala empresarial del banco. Era habitual en el banco ver a
Bushnell esperando con paciencia -a veces hasta 45 minutos-
delante del despacho de Barker para llevarlo en coche a Short
Hills, en Nueva Jersey, donde vivían ambas familias. De
vez en cuando, los dos se iban a pescar juntos; durante una de
estas expediciones se quedaron tirados en un lago cuando a su
barco se le acabó el combustible.

Dado que Bushnell tenía que vigilar a los
operadores que trabajaban en la sección de bonos de
Barker, su amistad suscitaba
dudas en la empresa entre la gente preocupada por su control.
Después de todo, los ingresos de los
operadores dependían de que encontrasen nuevas formas de
obtener dinero, a veces usando métodos que podrían
no interesar al banco a largo plazo. Pero, según algunas
fuentes próximas a la entidad, en la sección de
renta fija del banco no había suficientes restricciones
que limitaran los posibles conflictos de interés entre
Bushnell y Barker.

De hecho, en Citigroup hay quienes dicen que si los
operadores bursátiles o los banqueros querían
firmar una operación que podía ser rentable a la
larga, a veces podían pedir a Barker que convenciera a
Bushnell de que valía la pena asumir el riesgo.

La gestión de
riesgos "tiene que ser independiente, y en Citigroup no lo
era, al menos en lo que a renta fija se refiere", comenta un ex
ejecutivo del grupo de Barker que, como otros muchos
entrevistados para este artículo, insiste en mantener su
anonimato porque hay litigios pendientes contra el banco o para
conservar sus estrechos lazos con algunos compañeros.
"Solíamos decir que si queríamos que una
operación se llevase a cabo, primero necesitábamos
convencer a Randy, porque él podía sacarla
adelante".

Otros dicen que la amistad de Bushnell con Maheras
posiblemente presentaba un punto ciego similar.

"Al tener tanta confianza y fe en estos tipos con los
que llevaba tantos años trabajando, no les hacía
las preguntas adecuadas", aseguraba un alto ejecutivo de
Citigroup, refiriéndose a Bushnell. Bushnell y Barker no
han devuelto las repetidas llamadas para solicitar sus
comentarios. Maheras declinó hacerlos.

Durante un tiempo, mientras el control de Citigroup
estuvo en sus manos, Sanford I. Weill, arquitecto de la fusión
que creó el grupo hace una década, moderó
las operaciones de bonos del banco. Pero a finales de 2002,
Prince, que durante mucho tiempo había sido asesor
jurídico de Weill, asumió la dirección del
banco de empresa y de inversiones de Citigroup.

De acuerdo con un ex ejecutivo de Citigroup, Prince
empezó a presionar a Maheras y a otros para que aumentasen
los beneficios en las operaciones bursátiles del banco, en
especial con la creación de obligaciones
de deuda colateralizada (CDO), activos que reunían en
paquetes las hipotecas y otras formas de deuda para revenderlas a
los inversores. Como las CDO incluían tantas formas de
deuda agrupada, calcular su riesgo era especialmente
difícil; algunas partes del montón podían
ser sólidas, pero otras eran propensas a la
morosidad.

"La entrada de Chuck Prince en el banco de
inversión a finales de 2002 marcó el
inicio de ese proceso", decía un ex ejecutivo de Citigroup
hablando del impulso que dio el banco a las CDO. "Chuck era
completamente nuevo en el tema. No distinguía una CDO de
una lista de la compra, de modo que buscó a alguien que le
asesorara y le ayudase. Ése fue Rubin. Y Rubin siempre se
había mostrado partidario de ser más audaz en el
campo de los mercados de capital. Solía decir que uno
tiene que asumir más riesgos si quiere ganar
más".

Parecía una buena época para aumentar el
negocio de CDO de Citigroup. Mientras el mercado inmobiliario del
país se disparaba, el mercado de CDO también
crecía al mismo ritmo y cada vez más hipotecas se
reunían en nuevos activos. Entre 2003 y 2005, Citigroup
triplicó con creces su emisión de CDO, pasando de
4.280 a 15.440 millones de euros, y Maheras, Barker y otros del
equipo de CDO ayudaron a transformar Citigroup en uno de los
mayores actores del sector. Las empresas emisoras de CDO
generaban comisiones en un porcentaje situado entre el 0,4 y el
2,5% de la cantidad vendida, lo cual significa que Citigroup
ganó sólo en 2005 hasta 386 millones de
dólares en comisiones por esta actividad.

Aunque la participación de Citigroup en las CDO
seguía aumentando, sus altos ejecutivos querían
más beneficios de esa actividad. Pero, según
fuentes de Citigroup y reguladores que más tarde
criticaron al banco, no dirigían un banco que estuviera a
la altura de todos los retos a los que se enfrentaba, y que,
entre otras cosas, supervisara adecuadamente los miles de
millones de euros que valían los productos
exóticos.

Los problemas a la hora de supervisar las transacciones
bursátiles y bancarias en Citigroup se volvieron tan
espinosos que la Reserva Federal tomó la inusual medida de
decirle al banco que no podría realizar más
adquisiciones hasta que no pusiera su casa en orden.

En 2005, aguijoneados por las reprimendas de los
reguladores e incapaces de sostener la afición de Weill a
ampliar las posesiones de Citigroup mediante absorciones
vertiginosas, Prince y su consejo de dirección decidieron
meterse más de lleno en las transacciones
bursátiles y en otros negocios que permitiesen a Citigroup
mantener la expansión interna.

Uno de los que ayudó al banco a seguir esta nueva
senda fue Rubin.

Forzar el crecimiento. Robert Rubin se ha movido sin
contratiempos entre Wall Street y Washington. Después de
ganar millones como agente bursátil y como ejecutivo en
Goldman Sachs, se unió al Gobierno de Clinton. Weill, en
aquel entonces jefe de Citigroup, pidió a Rubin que se
uniera al banco cuando dejase Washington. Weill había
tomado parte en las presiones que ejerció el sector de los
servicios financieros para convencer a Washington de que aflojase
sus controles reguladores sobre Wall Street. En su calidad de
presidente del comité ejecutivo de Citigroup, Rubin era el
sabio residente del banco, encargado de asesorar a los altos
ejecutivos y ayudar al consejo, pero manteniéndose alejado
de los asuntos de gestión cotidianos, un punto en el que
ha insistido en repetidas ocasiones.

Pero si bien Rubin no tenía responsabilidad
directa en ninguna sección de Citigroup, sí era uno
de los arquitectos de la estrategia del banco. En 2005, cuando
Citigroup iniciaba su expansión desde dentro, Rubin
acribillaba a sus compañeros con preguntas mientras
éstos formulaban el plan. Según algunos
compañeros de ahora y de antes, creía que Citigroup
se estaba quedando rezagado respecto a rivales como Morgan
Stanley y Goldman Sachs, e insistía en que se aumentasen
las transacciones de renta fija de alto crecimiento del banco,
incluido el negocio de CDO. Algunos ex colaboradores dicen que
Rubin también animó a Prince a satisfacer el gusto
del banco por el riesgo, siempre que intensificase también
la supervisión, aunque la Reserva Federal concluyó
después que la supervisión del banco siguió
siendo insuficiente.

Una vez diseñada la estrategia, Rubin
ayudó a Prince a convencer al consejo de que
funcionaría.

Después de eso, el banco se metió
todavía más de lleno en las CDO. Multiplicó
sus operaciones bursátiles y arrebató a la competencia sus
mejores profesionales. Las primas de los operadores de CDO se
duplicaron y triplicaron. Barker obtenía remuneraciones
que oscilaban entre los 12 y los 16 millones de euros al
año, según algunos ex colaboradores, y Maheras se
convirtió en uno de los profesionales mejor pagados del
banco, llegando a ganar en el mejor momento hasta 24 millones de
euros, mucho más que altos ejecutivos del departamento de
gestión de riesgos como Bushnell.

Aunque el enorme tamaño de la posición de
CDO de Citigroup era un motivo de preocupación para
algunos de los que trabajaban en la sección de
transacciones bursátiles, la mayoría de ellos dicen
que mantuvieron la boca cerrada. "Creo que los altos cargos se
volvieron adictos a los ingresos y arrogantes respecto a los
riesgos que corrían", dice una persona que
trabajaba en el grupo de CDO. "Siempre que pudieras hacer que
crecieran los ingresos, tu comisión también
seguía creciendo".

Para empeorar las cosas, los modelos de riesgo de
Citigroup nunca contemplaban la posibilidad de que se produjese
una crisis inmobiliaria a escala nacional, añade esta
persona, ni la perspectiva de que millones de propietarios de
viviendas pudieran dejar de pagar sus hipotecas. Dicha crisis
llegó, por supuesto, y ha tenido consecuencias desastrosas
para Citigroup y para sus rivales de Wall Street.

A mediados de septiembre de 2007, Prince convocaba en la
pequeña biblioteca que hay junto a su despacho la
reunión para calcular la exposición
de Citigroup. Maheras confirmó al grupo, que
incluía a Rubin y Bushnell, que la situación de las
CDO de Citigroup era segura. Prince nunca había
cuestionado la hinchada cartera porque nadie, ni siquiera Maheras
o Bushnell, se lo había advertido.

Sin embargo, al cabo de poco tiempo los precios de las
CDO empezaron a desplomarse. Las agencias de calificación
crediticia revisaron a la baja la calificación de las CDO,
amenazando las reservas de Citigroup. Una semana después,
Merrill Lynch rebajó fuertemente la calificación de
activos similares, obligando a otros bancos a afrontar la
realidad.

A principios de noviembre, las amortizaciones parciales
de Citigroup previstas crecían de 6.200 a 8.500 millones
de euros. Barker y Maheras perdieron su trabajo, y más
tarde Bushnell. Y el 4 de noviembre Prince presentaba
también su dimisión ante el consejo directivo.
Aunque Prince no recibió indemnización por despido,
se fue con una cartera de acciones de Citigroup que en aquel
momento valía 52,5 millones de euros y una
bonificación en efectivo correspondiente a 2007 de
aproximadamente 9,6 millones de euros.

Apagar incendios.
Prince fue sustituido el pasado diciembre por Vikram S. Pandit,
ex administrador
financiero y banquero de inversión a quien Rubin
había contratado antes para un cargo directivo. Desde que
se convirtió en director gerente, Pandit se ha dedicado a
apagar incendios y a enmendar los deficientes sistemas de
gestión de riesgo de Citigroup.

Citigroup ha sufrido cuatro trimestres consecutivos de
pérdidas multimillonarias, al amortizar miles de millones
de dólares de activos hipotecarios que mantenía en
sus libros. Pero los inversores temen que todavía haya
más, y algunos miembros del consejo de dirección
dudan de la capacidad de Pandit como líder,
según personas al tanto de la situación.

(© 2008 New York Times News Service)

– Tribuna: Primer plano Paul Krugman – Para que no
olvidemos (El País – 30/11/08)

Hace unos meses, me encontraba en una reunión de
economistas y autoridades financieras hablando, cómo no,
de la crisis. Hubo mucho examen de conciencia. Un
político veterano preguntaba: "¿Por qué no
lo vimos venir?".

Naturalmente, sólo se le podía responder
una cosa, y la dije yo: "¿Qué quieres decir con
"vimos", hombre
blanco?".

Ahora en serio, el susodicho tenía razón.
Hay quienes dicen que la crisis actual no tiene precedente, pero
lo cierto es que hay muchos precedentes, algunos de ellos de
cosecha muy reciente. Ahora bien, se hizo caso omiso de estos
precedentes. Y la historia de cómo no
lo "vimos" venir tiene una clara implicación
política, a saber, que la reforma del mercado financiero
debería ponerse en marcha rápidamente, de que no se
debería esperar a que la crisis se resuelva.

Y respecto a esos precedentes: ¿por qué
desecharon tantos observadores los signos
inequívocos de la burbuja inmobiliaria, a pesar de que
aún estaba reciente en nuestra memoria la
burbuja de las puntocom de la década de los
noventa?

¿Por qué insistía tanta gente en
que nuestro sistema financiero era "fuerte", como dijo Alan
Greenspan, cuando en 1998 el colapso de un único fondo de
cobertura (Long-Term Capital Management) paralizó
temporalmente los mercados de crédito de todo el
mundo?

¿Por qué prácticamente todo el
mundo creía en la omnipotencia de la Reserva Federal
cuando su homólogo, el Banco de Japón, se
pasó una década tratando en vano de reactivar una
economía atascada?

Una buena respuesta a estas preguntas es que a nadie le
gusta un aguafiestas.

Mientras la burbuja inmobiliaria seguía
hinchándose, los prestamistas estaban ganando
muchísimo dinero concediendo hipotecas a cualquiera que
entrara por la puerta; los bancos de inversión estaban
ganando aún más dinero reconvirtiendo esas
hipotecas en nuevos y relucientes valores; y los gestores de
capital que se apuntaban enormes ganancias sin realizar al
comprar esos valores con fondos prestados parecían
verdaderos genios y se les pagaba como corresponde. Pero,
¿quién tenía ganas de escuchar a unos
economistas patéticos advirtiendo que todo aquello era, en
realidad, un negocio piramidal de dimensiones
descomunales?

Hay también otro motivo por el que los
círculos de la política económica no vieron
venir la crisis actual. Las crisis de la década de 1990 y
de principios de la década actual deberían haber
sido contempladas como presagios funestos, como el preludio de
los problemas todavía peores que se nos venían
encima. Pero todo el mundo estaba demasiado ocupado celebrando
que habíamos logrado superar esas crisis como para prestar
atención.

Repasemos en concreto lo
que aconteció tras la crisis de 1997 y 1998. Esta crisis
puso de manifiesto que el sistema financiero moderno, con sus
mercados liberalizados, unos actores fuertemente apalancados y
movimientos de capital mundiales, estaba volviéndose
peligrosamente frágil. Pero cuando amainó la
crisis, lo que estaba a la orden del día era el
triunfalismo, no los exámenes de conciencia.

La revista Time denominó a Greenspan, Robert
Rubin y Lawrence Summers "El comité que salvará al
mundo", el trío que "impidió un desastre financiero
mundial". Efectivamente, todo el mundo celebró que pudimos
alejarnos del precipicio, pero se olvidó de preguntar por
qué llegamos a estar tan cerca del borde.

De hecho, es posible que tanto la crisis de 1997 y 1998
como el pinchazo de la burbuja de las puntocom tuvieran el
perverso efecto de hacer que tanto los inversores como las
autoridades económicas se volvieran más
complacientes, en vez de menos. Dado que ninguna de las dos
crisis estuvo a la altura de nuestros peores temores, dado que
ninguna de las dos desembocó en otra Gran
Depresión, los inversores llegaron a creer que Greenspan
tenía un poder mágico para resolver todos los
problemas (y también el propio Greenspan, sospecha un
servidor, pues
se opuso a todas las propuestas de una regulación prudente
del sistema financiero).

En estos momentos nos encontramos en medio de otra
crisis, la peor desde la década de 1930. Hasta la fecha,
todas las miradas apuntan a la respuesta inmediata a esta crisis.
¿Servirán finalmente de algo las cada vez
más drásticas iniciativas de la Reserva Federal
para descongelar los mercados de crédito?
¿Servirá el estímulo fiscal del Gobierno de
Obama para dar un giro a la productividad y
el empleo? (Por
cierto, sigo sin estar seguro de que el
equipo económico esté siendo suficientemente
ambicioso).

Y puesto que estamos todos tan preocupados por la crisis
actual, cuesta concentrarse en temas a más largo plazo,
como frenar nuestro desenfrenado sistema financiero con el
objetivo de evitar o al menos acotar la próxima crisis. No
obstante, la experiencia de la última década nos
indica que, mejor temprano que tarde, deberíamos
plantearnos una reforma financiera y, sobre todo, regular el
"sistema bancario en la sombra" que ha originado el caos
actual.

Porque una vez que la economía esté en la
senda de la recuperación, los chanchulleros
volverán a ganar dinero fácil, y presionarán
con todas sus fuerzas contra todo aquél que intente
limitar sus beneficios netos. Es más, el éxito de
las iniciativas para la recuperación parecerá algo
predestinado, aunque no lo haya sido, y la urgencia para actuar
desaparecerá.

Éste es mi ruego: por muy apretada que ya
esté la agenda del ejecutivo entrante, no debería
aplazar la reforma financiera. El momento de empezar a prevenir
la próxima crisis es precisamente ahora.

(Paul Krugman es profesor de
Economía de Princeton y Premio Nobel de Economía de
2008. © 2008 New York Times News Service)

– Tribuna: Laboratorio de
ideas Thomas L. Friedman – Aquí están las armas de
destrucción masiva (El País –
30/11/08)

Tengo que hacer una confesión y una sugerencia.
La confesión es que últimamente, cuando entro en
algún restaurante, miro hacia las mesas a mi alrededor,
que con bastante frecuencia siguen repletas de gente joven, y me
invade un incontenible deseo de ir mesa por mesa
diciéndoles: "Ya sé que no me conocéis de
nada, pero tengo que deciros que no deberíais estar
aquí. Deberíais estar ahorrando dinero.
Deberíais estar en casa comiendo bocadillos de sardinas.
Esta crisis económica va a alargarse durante mucho tiempo.
Esto no es más que el fin del principio. En serio, pedid
que os pongan ese filete para llevar y marchaos a
casa".

Ahora ya entenderán por qué
últimamente no me suelen invitar a cenar. Si de mí
dependiera, ahora mismo se celebraría una sesión
extraordinaria del Congreso, se reformaría la Constitución y se pasaría la fecha
de la ceremonia de investidura del 20 de enero al Día de
Acción de Gracias. Olvidémonos de las galas; no nos
lo podemos permitir. Olvidémonos de las tribunas; no las
necesitamos. Denme un juez del Tribunal Supremo y una Biblia, y
hagamos (por convicción) que Barack Obama jure el cargo ya
mismo, con las mismas prisas con que lo hicimos (por necesidad)
con Lyndon B. Johnson en la parte trasera del Air Force
One.

Por desgracia, llevaría demasiado tiempo
conseguir que una mayoría de estados ratificara una
reforma semejante. Pero lo que sí podríamos hacer
ya, según el experto en el Congreso Norman Ornstein,
coautor de The Broken Branch, sería "pedir al presidente
Bush que nombre de inmediato a Tim Geithner, quien ha sido
propuesto por Barack Obama para el puesto de secretario del
Tesoro". Que se convierta en un nombramiento de Bush y que ocupe
su cargo la semana que viene. Esto no es ninguna crítica a
Hank Paulson. Es simple y llanamente que no podemos permitirnos
dos meses de transición durante los cuales los mercados no
sepan quién está al mando ni adónde nos
dirigimos. Por otra parte, el Congreso debería permanecer
continuamente reunido para aprobar cualquier ley que fuera
precisa.

Estamos ante un código
rojo en toda regla. Como me comentaba un banquero: "Por fin hemos
dado con las armas de destrucción masiva". Las
teníamos enterradas en nuestro propio jardín, con
sus correspondientes hipotecas subprime y todos los productos que
se derivan de éstas.

Pese a ello, es evidente que el presidente Bush no puede
poner en marcha los mecanismos para desactivarlas, como, por
ejemplo, un plan de estímulo de gran calado para mejorar
las infraestructuras y crear empleo; alguna iniciativa de gran
calibre dirigida a los propietarios de viviendas que limite las
ejecuciones hipotecarias y estabilice el precio de la vivienda,
y, por ende, los activos hipotecarios; más capital para
los balances generales de las entidades bancarias; y, lo
más importante de todo, una enorme inyección de
optimismo y confianza que nos diga que podemos salir y saldremos
de esto con un nuevo equipo económico al
timón.

Lo último es algo que sólo puede aportar
el nuevo presidente Obama. El origen de nuestra enfermedad ahora
mismo es tanto la pérdida de confianza en nuestro sistema
financiero y en nuestro liderazgo como
todo lo demás. No me hago ilusiones pensando que la
entrada en escena de Obama sea como una varita mágica,
pero no nos va a venir mal.

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