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La ciudad tomada (página 2)



Partes: 1, 2

Esta situación, en la cual la idea
generalizada de la población sobre su ciudad se relaciona con
la convulsión social expresada en las calles, ha generado
un sentimiento de malestar en buena parte de la población,
el descontento es creciente reflejándose en la percepción
de una ciudad que los paceños califican como
"cansada".

La vida diaria en
la ciudad

La Cotidianidad en La Paz se caracteriza
por una febril actividad comercial en las calles, en ellas
más de 100 mil comerciantes minoristas ocupan de forma
pacífica y sistemática, las veredas de las zonas
centrales y calles adyacentes para sobrevivir a la desocupación. La mayor parte de ellos, son
hijos de migrantes aymaras que fueron expulsados de sus tierras
por la pobreza y
provienen de distintas regiones, especialmente, de la zona Andina
del país. El rostro del ciudadano común es de
color cobrizo,
que expresa la herencia aymara y
quechua, dos de las culturas sobrevivientes a la
colonización española.

La venta callejera
en la zona central provoca la sensación de estar en medio
de un gran mercado.
Según el punto de vista de los comerciantes, la calle es
además de un lugar de comercio, un
lugar de encuentro y contacto con sus relaciones sociales. Su
puesto de venta es también el hábitat
de su familia.

El movimiento
masivo de gente, la concentración del comercio informal y
la abundante cantidad de automóviles en las
pequeñas calles, produce en la población un
imaginario donde lo que no le agrada es el desorden y el caos
vehicular esto se evidencia por el desorden en las principales
calles, donde los semáforos por lo general no son
respetados por los peatones. Si hay algo que defina la conducta de la
mayor parte de los transeúntes es el irrespeto a las
normas
universales de tránsito.

De esta forma la cotidianidad se evidencia
en la congestión de movilidades y personas que circulan
casi incesantemente por las principales arterias de la hoyada
paceña, abarrotada de puestos de dulces y comida
callejera.

Bailando en medio
de la calle

La otra cara de esta ciudad es la de la
festividad. En sus calles y avenidas principales sus habitantes
transforman las vías en un espacio escénico para
dar cabida a tres entradas folklóricas que se realizan por
el eje central de la ciudad.

La Fastuosa Entrada del Señor
del Gran Poder
, es sin lugar a dudas el fenómeno
cultural urbano más destacado, en ella participan
aproximadamente 20 mil danzarines, 4.500 músicos de bandas
y orquestas folklóricas, que todos los años
presentan un espectáculo artístico musical al que
asisten aproximadamente 350 mil personas, las cuales toman la
ciudad para convertirla en un teatro callejero
de 6 kilómetros de recorrido. Es un acontecimiento
cultural que dura doce horas continuas y que genera una inversión económica de
aproximadamente 30 millones de dólares por
año.

La entrada folklórica del Gran
Poder
, es en la actualidad una de las principales
expresiones de la religiosidad popular, que tiene como origen las
fiestas autóctonas conocidas desde la fundación
misma de la ciudad. Según los relatos de finales del siglo
XVII el conjunto urbano albergaba al núcleo de
españoles, criollos y de "indios", estos últimos,
celebraban la fiesta de Corpus entretenidos con sus danzas y
borracheras. (Albó: 1986)

Desde la fundación misma de la
ciudad (1548), los colonizadores marcaron su territorialidad,
dividiendo esta ciudad en dos: la ciudad de indios y la ciudad de
españoles. Esta separación imaginaria fue la
marca bajo la
cual se estructuró una división étnica y
cultural que aun subsiste y que se evidencia en la discriminación y las maneras de habitar la
ciudad.

La fiesta del Gran Poder
surgen en 1922, precisamente en uno de los barrios de indios
ubicado en la ladera Oeste de la ciudad, en la zona de Ch'ijini,
como manifestación de la devoción a la imagen de la
Santísima Trinidad.

El surgimiento de esta festividad tiene que
ver con la aparición de la imagen que representa al Cristo
de tres cabezas, retratada en un lienzo, probablemente del siglo
XVIII, de autor anónimo proveniente, de la escuela popular
del Collao.

El origen del
Gran Poder

El Cristo del Gran Poder es un icono que
aparece a principios de la
época republicana en el monasterio de la Purísima
Concepción, popularmente conocido como Las Concebidas,
ubicado en la zona central de la ciudad. Los historiadores
relatan que la novicia Genoveva Carrión al ingresar en el
monasterio trajo como dote un lienzo con la imagen del
Señor del Gran Poder. Con el paso el tiempo la
efigie fue de mano en mamo, como herencia a la servidumbre que
tomaba el apellido de la religiosa a la que
servían.

En 1904 el convento se traslado del centro
de la ciudad al barrio de Miraflores y con ello se redujo el
personal de
allegadas. Tiempo después Irene Carrión y
María Concepción, criadas de la monjita, demandaron
la devolución de la sagrada imagen, la cual
peregrinó por diferentes barrios y cuartos de alquiler,
donde se realizaba un culto privado que servía como fuente
de subsistencia para las beatas.

Las constantes romerías de los
devotos de la imagen, propició la expulsión de sus
propietarias de diferentes lugares donde vivían, hasta que
llegaron a Ch'ijini un barrio en formación donde
existían comerciantes, artesanos y tambos
atendidos por campesinos que traían sus productos del
Altiplano.

Desde un inicio los artesanos del barrio,
en casas particulares, habilitaban una sala de oración que
cada vez quedaba chica por la cantidad de creyentes que los
días viernes concurrían al populoso
barrio.

La devoción a la imagen de la
Santísima Trinidad, fue creciendo más, cuando se
corrió la voz de los milagros que ésta hacia,
según la creencia de los pobladores del lugar.

Una vez instalada la capilla del Rosario se
inicio esta fiesta que en principio fue considerada una fiesta de
barrio, la primera fraternidad que dio origen a los demás
grupos, fue la
Diablada de los Bordadores, reconocida por los historiadores y
vecinos como la primera agrupación de danzarines. Con el
paso del tiempo, otros grupos se sumaron a la celebración
conformándose agrupaciones según su
ocupación como la fraternidad de transporte
pesado, empleadas domésticas, cargadores, comerciantes y
agrupaciones de migrantes del área rural de las provincias
del altiplano, como los residentes de Mistis, Viacha y Achacachi,
esta última población rural conocida por ser el
lugar donde proviene la mayor cantidad de bordadores y mascareros
que están asentados en la calle Los Andes.

Los unos y los
otros

Estos grupos de danzarines, organizados en
fraternidades, en un inicio estaban compuestos
únicamente por mestizos y criollos de origen aymara.
Durante muchos años estas manifestaciones fueron vistas de
forma despectiva, por un sector de la población
poniéndose en evidencia el rechazo y la intolerancia de la
cultura
"hegemónica" compuesta de blancos y mestizos que trataron
con desprecio a los migrantes del altiplano, calificando sus
fiestas como "vulgares" y alejadas de la idea ilustrada de
cultura.

A pesar del rechazo, las fiestas populares
de barrio se dieron también en otros lugares de la ciudad,
organizadas en torno a " santos
patronos" del calendario festivo de la religión
católica. En estas manifestaciones religiosas y
culturales, se diferenciaron claramente las clase sociales
media y alta por su ausencia, para algunos de estos sectores,
este tipo de celebraciones fueron catalogadas como fiestas de
indios
, en una clara muestra de
desprecio y distinción.

Los cambios con
el paso del tiempo

A partir de los años setenta y a
raíz de la fuerte influencia cultural de los ritmos y
danzas folklóricas, los que despreciaban estas
manifestaciones, poco a poco se fueron incorporando a esta
dinámica social. Inicialmente este tipo de
música,
aparece en sus fiestas familiares, y posteriormente toman parte
activa, no sólo en las fiestas populares, sino
compartiendo la dinámica de sus ritos y
tradiciones.

En 1975 las comparsas sobrepasaron la
frontera del
barrio que se establecía como "límite imaginario"
extendiendo la fiesta hasta el corazón
mismo de la ciudad, llegando el colorido de los trajes, el ritmo
de las bandas y el movimiento acompasado de largas filas de
danzarines al paseo del Prado, arteria principal de la
ciudad.

Los límites
imaginarios que restringían y encerraban la fiestas de los
"indios", se dislocaron para mostrar el paso triunfante de "los
marginados" incursionando en la zona prohibida por los sectores
sociales antagónicos a esta fiesta, quienes asombrados
vieron invadido su espacio.

La palabra "Entrada" desde entonces
adquiere su verdadero sentido, puesto que hace referencia a la
incursión de los migrantes de origen indígena,
sobre el corazón de la ciudad, que desde la llegada de los
españoles, fue delimitada imaginariamente por los
diferentes grupos
sociales y culturales que la habitan. Esta incursión
es una penetración en el territorio del "otro"
por la gente que en todo el año es despreciado por su
origen indígena.

Las innovaciones
en el gran poder

Tres hechos se destacan como innovaciones
manifiestas en las últimas tres décadas, a) la
primera tiene que ver con la transformación de una
población marginal en una clase social emerge, b) La
segunda transformación tiene que ver con los cambios en la
estética del hecho folklórico. c) El
tercer aspecto se relaciona con la actual valoración de la
fiesta, pasando de ser un evento aislado a un emblema de la
ciudad.

a) El barrio de Ch"ijini, más
allá de haber sido un espacio habitacional, se transforma
en los últimos años en un centro económico
importante de la ciudad. Al principio en esta zona, se concentra
una población que se dedicó a la venta de productos
agrícolas, en tambos y mercados. En la
actualidad es un lugar esencialmente comercial, donde sobresalen
las tiendas de electrodomésticos y otros productos
electrónicos introducidos al país por medio del
contrabando.
En esta zona, eminentemente comercial los mestizos aymaras
comienzan a generar riqueza y poder económico evadiendo
los impuestos al
erario nacional, conformándose entonces una clase social
ascendente con prácticas culturales en las que la fiesta
tiene un rol muy importante, relacionada con el desenfreno, la
liberación de la rebeldía, el sentido comunitario,
las tradiciones.

(b)En esta festividad existen dos
vertientes que explican la procedencia de las danzas en las que
se constatan los valores
estéticos del baile y sus componentes discursivos. Por un
lado están los balies que evocan lo rural, muchas de estos
surgieron en la época anterior a la colonización
española. Por el otro lado están las danzas creadas
después de la colonización española, con
bailes que representan en su vestimenta y coreografía la
explotación y la evangelización católica con
relatos re-interpretados por los colonizados. Ambos grupos son
expresiones discursivas, unas evocan al pasado rural y
agrícola que, por medio de su puesta en escena, se afirman
como expresión de identidad y
otras manifiestan la explotación y el choque cultural que
se produjo con la colonización. En las danzas que evocan
lo rural se encuentran los bailes autóctonos que proviene
de la raíz cultural aymara, como ser: Qhena Qhenas, y
Sikuriada, manifestaciones folclóricas que cada vez se van
perdiendo del Gran Poder. La otra vertiente que agrupa a danzas
como Tinkus, Tobas, Kullaguada, Doctorcitos, Morenadas, Caporales
la Diablada, Waca Tokoris y Llamerada. Estas fraternidades se
están convirtiendo en los bailes más populares del
Gran Poder

En ambos grupos de danzas se destacan las
manifestaciones autenticas de los imaginarios sociales, en un
caso porque actualizan la memoria
colectiva del lugar de origen y en el otro porque proyectan el
imaginario de identidad cultural urbana, que es una especie de
simbiosis entre lo rural y lo citadino.

De todos los grupos folklóricos que
participan en la Entrada del Gran Poder la Morenada y la danza de los
Caporales son, en la actualidad, los bailes de moda
emblemáticos de esta festividad. Desde un punto de vista
amplio lo folklórico como se expresa en esta ciudad, no se
inscribe sólo al pasado sino a lo actual. En las danzas
que evocan al pasado, se representan las imágenes
que viven en la memoria colectiva
y simultáneamente existe la tendencia de someterlas a un
proceso de
hibridación, al relacionarlas con elementos de la modernidad
expresada en la incorporación de nuevos elementos en la
vestimenta, la coreografía y las formas de
actuación en escena.

Llama la atención que el protagonismo de la Morenada
en el Gran Poder, hoy en día, produce un imaginario que
consiste básicamente en relacionar este baile con el poder
económico del mestizo. Esta danza se constituye en un
emblema de ésta festividad, su acogida de forma masiva se
debe a su ritmo contagioso y a prestigio y estatus social que los
sectores populares adquieren con su
participación.

Los Caporales se han convertido en la danza
más atractiva para la población joven de la ciudad
que ha incorporado en la danza nuevos elementos a la
estética del Gran Poder. La figura del varón se
muestra imponente, por los detalles de la vestimenta, en su
coreografía resalta la agilidad, destreza y vitalidad
propia de la juventud. La
participación de las mujeres se destaca por las faldas
cortas, el sombrero de cholita estilizado, las trenzas del
cabello, la camisa pegada al cuerpo adornada con lentejuelas de
colores vivos,
que imponen una imagen en la que se destaca el cuerpo femenino.
Este baile es una demostración publica de lo íntimo
y como diría Silva: lo "obsceno" se da como
provocación pública y exhibición para todos
los ojos ciudadanos".

Los danza de los Caporales, es uno de los
fenómenos sociales más importantes de los
últimos tiempos éste ha revolucionando lo
folklórico en la ciudad de La Paz. Ha cautivado a la
población y se ha convertido en el baile de moda en todo
el país. Su valor radica
no específicamente en ser la estrategia
narrativa de los sectores populares
, más bien en
despertar la sensualidad e imponerla como elemento discursivo de
lo urbano contemporáneo. Este es un fenómeno
cultural que se expresa como una danza del "folklore
moderno" gracias a la mediación de lo urbano en este
proceso.

La mediación de las industrias
culturales y la vida urbana en sí misma aportaron a la
difusión, transformación e hibridación de
elementos como la música y el baile haciendo de este
acontecimiento un espectáculo de la ciudad.

c) El tercer factor de innovación radica en el valor cultural que
revierte la festividad del Gran Poder, de ser una fiesta de
barrio a un emblema de la ciudad. El acercamiento de lo
folklórico a la vida cotidiana se propicia por el impacto
del acontecimiento urbano en el que se constituye y la
participación activa de los mass media. La
popularización de este tipo de danzas se ha difundido en
casi todos los sectores sociales, haciéndose presente en
las fiestas familiares, discotecas y todo acontecimiento
público como una "moda folk". En los últimos 30
años se ha arraigado tanto el consumo de
este tipo de música que se ha convertido en el factor de
identificación nacional. Para que ocurra este cambio, la
acción
de la industria
cultural del país, jugó un papel importante. Esta
"epidemia" folklórica se ha llevado al interior del
país y a las ciudades intermedias que limitan con Bolivia, como
es el caso de Puno, Arequipa, Arica, Córdova y Salta
ciudades que se constituyen en la actualidad como el circuito
cultural. La festividad del Gran Poder se convierte en el lugar
de origen para la creación de nuevas vestimentas y temas
musicales de moda que serán difundidos por este
circuito.

Los migrantes bolivianos en Argentina y los
Estados
Unidos, que suman aproximadamente dos millones de habitantes,
fueron los encargados de llevar consigo las tradiciones y
costumbres locales, entre ellas las danzas folklóricas las
cuales se han convertido en el signo de identificación del
boliviano en el extranjero.

La religiosidad y
lo mundano

La fiesta es una institución social
donde la religiosidad popular se expresa por medio de los ritos y
costumbres en los que se mezcla lo católico y lo aymara,
así como los bailarines asisten a misa para rezar el padre
nuestro, a la salida de la capilla se ch"alla a la madre tierra como
señal de agradecimientos.

Mientras los pobladores del barrio Gran
Poder participan de la fiesta en función al
componente religioso, como acto de fe y creencia en el Cristo de
la Santísima Trinidad, para otros sectores de la
población la figura religiosa no es el elemento central,
sino la fiesta misma y todo lo que implica.

En la Entrada se manejan dos planos en los
que participa activamente la población, por un lado
está lo espiritual que se hace presente en las
motivaciones religiosas. Donde los devotos realizan sus
peticiones de buena salud, felicidad y riqueza
material sometiéndose a bailar tres años, como
mínimo, demostrando de esta forma su fe y acto de
"penitencia" para agradecer al supremo por las bondades
otorgadas.

En el otro plano está la fiesta que
a través de la música cumple la función de
"lugar común", de enlace social que ante la diferencia,
propicia un ambiente para
compartir códigos sonoros comunes y se transforma en el
elemento de encuentro e interacción social.

Según Albó lo importante para
las fraternidades es la vestimenta, en torno a este objeto se
construye el sentido de comunidad, pero
esta situación cambia para las nuevas generaciones que se
incorporaron en los últimos años a este
fenómeno social. Ven en la danza el elemento central que
se da como lugar común, el cual permite interactuar sin
importar las diferencias sociales o étnicas. Este es el
elemento que propicia la integración y permite la
interculturalidad.

El Gran Poder no sólo es
devoción a la imagen religiosa, también se expresa
en la festividad como el disfrute del cuerpo al baliar, al
sumergirse en el consumo abundante de bebidas alcohólicas
y derroche de alegría.

En los últimos años ha
servido para demostrar que éste sector de la
población, también es capaz de generar riqueza y la
ostenta a su manera con sus propios valores
estéticos expresados en la forma de vestir sus trajes
coloridos y el movimiento de su cuerpo al bailar.

La estrategia
narrativa

Las danzas folklóricas en el Gran
Poder no solamente son una manifestación artística,
en este caso la estrategia narrativa de los sectores sociales
marginales, producen una serie de discursos que
se construyen para sí y para el resto de la ciudad. Una de
las estrategias,
consiste en presentarse de forma pública en medio de la
ciudad y evocarla a través de la danza
folklórica,

Otra estrategia discursiva es la construcción de la identidad, en la
dinámica interna de las fraternidades, esta se hace
visible en las formas de auto-representación, es por eso
que cada comunidad
asociada en torno a una danza, se somete a un proceso de competencia
interna donde los imaginarios colectivos juega un papel
importante. Esta construcción colectiva de la identidad se
hace evidente en los nombres de las agrupaciones
folclóricas, como la fraternidad Mallkus perdidos del Gran
Poder, los zánganos de Sopocachi, verdaderos mosaicos,
Juventud Brillantes, "x" del Gran Poder o los intocables,
agrupación que adopta su nombre de la serie televisiva
"los intocables". En la manera de nombrarse está la
ironía y por encima de toda la sublimación de la
autoestima:
los adjetivos que añaden a su nombre son un claro ejemplo:
los verdaderos rebeldes, juventud diamantes, siempre vacunos,
reyes relámpagos, etc.

Estas formas mestizas de crear significado
para diferenciarse entre sí, son los rasgos que las
diferencian, no solo entre fraternidades, sino con el resto de la
sociedad.

El bullicio
contra el silencio

La Paz, es la ciudad tomada cotidianamente
por manifestaciones públicas en las que se expresan
identidades mestizas y formas creativas de enfrentar la discriminación y la diferencia de
pobladores que habitan un mismo espacio, en estas acciones
ciudadanas se expresan los puntos de vista y sus estrategias
discursivas, se definen rutas y croquis urbanos con los cuales
los habitantes se muestran.

En esta ciudad, generalmente llena y
bulliciosa, se destierra el silencio para hacer de sus espacios
abiertos lugares de encuentro y des-encuentro, donde lo
erótico y la muerte se
muestra por la mitad de la calle como hecho público, y
donde la miseria y lo mundano está en la piel misma de
la ciudad.

Así como La Paz se muestra en los
noticieros de canales internacionales como una ciudad de
indígenas en constante manifestación de protesta
por sus calles, las realidades son otras. Es una ciudad con
colorido que surge del folklore tradicional y urbano, con
música de banda que retumba por las fachadas de los
edificios y la alegría que se desborda de las
graderías abarrotadas de expertos observadores.

Bibliografía

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2001 (En preparación)

Honorable Alcaldía Municipal de La
Paz y la Asociación de Conjuntos del
Gran Poder. Proinsa Empresa editora.
La Paz – Bolivia, 1980.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Nelson Martínez
Espinoza

Marcelo Alvarez
Ascarrunz

Partes: 1, 2
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