Introducción
Quiero dar algunos datos importantes para aclarar
el lenguaje que utilizamos al
referirnos a algunas situaciones propias del momento
histórico que nos tocó vivir, contra la dictadura somocista. En
algunos momentos parecemos una organización extremista por
las acciones militares que
ejecutamos y que atacábamos de una manera disciplinada
obedeciendo a las orientaciones programadas. Había que
expresar de alguna manera la existencia de una organización
revolucionaria. Vivíamos en la clandestinidad, nuestras
acciones políticas estaban orientadas
a concientizar al pueblo nicaragüense bajo el dilema de
golpear para avanzar. En aquel momento constituía un deber
de todo nicaragüense, incorporarse, organizarse de cualquier
forma para librarnos de la dinastía somociata, que
representaba analfabetismo, del
padecimiento del hambre, sufriendo de toda clase de vejámenes y
prisionero en nuestro propio país. No sólo es un deber
de los nicaragüenses sino de todos aquellos seres humanos
que sienten, que les palpita el corazón, que saben o que
dentro de sí adquieren ese sentimiento profundo del amor patrio. Del que se siente
nacido en un sitio de esta tierra, que su obligación
por ese terruño es construir algo mejor, y que ese algo
pueda servir a todos por igual, se encuentre donde se encuentre,
en cualquier parte del mundo que sea, Lograr hacer que todos
puedan gozar de los recursos, tanto de las riquezas
naturales como de todo lo que produce el hombre con su fuerza de trabajo.
Son esas situaciones que hacen a una persona llegar a adquirir
conciencia, capaz de poder mantener una moral, acorde a todas las
dificultades, tener una fuerza de voluntad tan grande, inmensa,
podría decirse, que no cabe en las mentes mezquinas de los
que defienden intereses individuales convirtiéndose a veces
en enemigos de sus propios hermanos, enemigo de su propia
clase.
Cuando nos referimos a las casas clandestinas de la
lucha sandinistas, no se puede olvidar a aquellos hombres y
aquellas mujeres que se iniciaron tímidamente, primeramente
con temor que luego se masificó con mucha decisión.
Aquellas actividades permitían ir dándole al FSLN el
lugar merecido que le correspondió ser parte en nuestra
Historia. No podemos olvidar a
aquellos compañeros sandinistas que fueron el pilar y la
base fundamental en donde se sentaron los cimientos, los
cimientos antisísmicos, los cimientos firmes capaces de
vencer cualquier debilidad; esos compañeros que ofrendaron,
con una gran mística revolucionaria, sus mejores años
de juventud; aquellos
compañeros, algunos desconocida su identidad, su nombre de pila
no se conocía sólo su seudónimo, pero que sí
están en nuestra memoria y cada uno ocupa el lugar
de los héroes, el lugar de los mártires, porque
supieron dar el ejemplo grandioso, ese ejemplo que dio lugar a
que la semilla germinara, esa semilla que germinó
creció, se hizo adulto y se multiplicó.
Maduró en las mentes de muchos jóvenes,
mujeres y hombres, para ellas sobretodo, hablar ha sido
difícil, poder adquirir ese gran compromiso de luchar, de
luchar por un mismo ideal; de luchar por la libertad de todos, de luchar
por la liberación política, militar, social,
económica etc. y poder lograr el triunfo, sentando las
nuevas bases de una nueva sociedad. Un renacer que con
tanta sangre y violencia no pudo ver el nuevo
día, el nuevo amanecer lleno de un sol intenso, donde
brilla, en cada instante, en nuestra memoria, en cada cosa que
nosotros vemos, en cada cosa que nosotros tocamos, en cada gesto
que recordamos a nuestros hermanos que cayeron y que no lograron
ver el triunfo.
A ellos no podemos olvidarlos cuando hablamos de estas
Casas Clandestinas.
Voy a relatar la vida en una casa
clandestina donde llegó Luisa Amanda y en donde
convivió conmigo y en donde pueden apreciar toda la
actividad que se desarrolla.
Quiero relatar cómo la conocí, en
qué circunstancias de mi vida clandestina, fue en 1979 en
julio cuando muere abatido Julio Buitrago, en una circunstancia
de duros golpes que asestaba la guardia somocista.
Esta casa estaba situada detrás del Hotel Nicaragua en la vieja Managua, también
estaba cerca el cine Trébol en la Managua
antes del Terremoto de 1972. Este zona tenía un movimiento vehicular y de
gente transeúnte muy importante. Un sector con puntos de
referencias notable como El Remírez Goyena. Iglesia Santo Domingo, el cine
Luciérnaga, la calle Quince de Septiembre, La esquina de El
Infierno quedaba cerca también, más o menos lo que
recuerdo. Era una casa de taquezal, para entrar a la casa
había que subir uno o dos peldaños. El espacio
pequeño, una chica sala a continuación una cortina de
separación del pequeño comedor cocina. Seguía dos
cuartos. En principio me ubicaron en un local que estaba
detrás de la cocina separada por un tabique de madera, sólo alcanzaba un
abanico y un pequeño catre.
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