La noche octosilábica; panorama de la décima escrita en Holguín (1862-2003) (página 3)
Hasta que he puesto mi mano
en esta tierra que es mía,
mi corazón no sabía
lo que es sentirse cubano.
Antes era yo un lejano
guajiro en tierra extranjera,
sin tierra, y ni tan siquiera
para tener sepultura.
¡Y hoy tengo tierra segura
donde plantar mi bandera! (p.144)
Arduo estudioso de la obra del poeta nacional Nicolás Guillén, Augier es un verdadero ejemplo de humildad, lucidez y tenacidad. Su obra en décimas, gloria de los holguineros y de los cubanos, trasciende el contexto local y se inserta con vitalidad en la historia de la estrofa en nuestro país.
El más pequeño de los municipios holguineros no posee tradición de deci-mistas.
Constituido oficialmente como municipio el 21 de enero de 1925, desde 1910 poseía imprenta y un naciente movimiento editorial que incluía la edición de varios periódicos como Letras Antillanas (1915) que fue rebautizado como La defensa; Heraldo del campo (1923), Eco de Nipe (1910) y otros como El Hombre Libre, El Sol, Luz de Antilla, Los Sucesos, La Luna, La Antorcha,La Voz de Antilla, entre otros según se nos informa en la investigación inédita: Esbozo para la historia de la cultura antillana desde 1902 hasta 1990 de un colectivo de autores.
El poeta de mayor renombre de la localidad fue Nemesio Carcasés Pérez, nacido en Baracoa el 31 de octubre de 1905 y autor del poemario Lira íntima (1948) donde no incluyó décimas.
Un decimista antillano anterior a 1959 fue Elino Terrero quien, según el informante Francisco García, escribía décimas satíricas relacionadas con acontecimientos políticos de la época. De este poeta no hemos obtenido datos que nos permitan constatar la calidad de sus espinelas.
Durante el proceso de recogida de datos para esta investigación muy poco pudimos conocer acerca de la décima de la localidad. La escasa prensa periódica que conserva el Museo "René Ramos Latour" y la infor-mante Aleida Batista Carballosa, no nos aportaron noticias halagüeñas porque los periódicos El sol, Letras Antillanas y La defensa apenas publicaban poesía y, mucho menos, décimas. El resto de los periódicos antillanos no existe o se encuentra en pésimo estado de conser-vación.
La décima en Holguín (1931-1958)
A diferencia de períodos anteriores, éste fue significativo debido a la can-tidad de autores que publicaron décimas en dos periódicos importantes de lo que hoy se conoce como provincia Holguín: Norte, de Holguín y El Pueblo, de Banes.
Llama la atención, no obstante, la casi inexistencia de prensa periódica holguinera dentro y fuera de la provincia, situación que hace muy difícil el trabajo de búsqueda, tanto de textos poéticos como narrativos pertenecientes a autores locales. Por lo tanto, la ínfima presencia de la décima en algunos periódicos de estos años imposibilita el trabajo de ordena-ción cronológica y de análisis literario.
No es hasta el 12 de septiembre de 1936 que vamos a encontrar en la prensa, específicamente en el # 601 del Diario de Holguín, un intento de estrofa cercana a la estructura de la décima espinela y, decimos cercana porque se nota la intención de escribir un texto que poseyera las características de la espinela sin conseguirlo. Titulada "Usted no sabía esto", la estanza posee 15 versos y es un anuncio comercial, uno de los tantos usos que se le daba a la poesía rimada y, en particular, a la décima por los comerciantes y dueños de establecimientos. Se incluye a continuación, no como ejemplo de verdadera poesía sino como una curiosa muestra, escrita al parecer por un anónimo e iletrado juglar. Veamos:
En el comercio se ve
una legión de chiquillos
llenándose los bolsillos
de galleticas Siré.
Todo el mundo al café va [38]
en el momento oportuno
a tomar el desayuno
con chocolate BOBAK.
No pasará ¡no señor!
este patriótico alerta
con que PARTAGAS despierta
al dormido fumador
con el cigarro mejor
que abre al progreso la puerta
por su exquisito sabor.
Décimas carentes de valores literarios se publicaron en el periódico El Libertador Cubano ("Agramonte", 2 de octubre y 25 de diciembre de 1943) perteneciente a Francisco LLorens, de acuerdo con una nota del propio periódico del 15 de abril de 1944; cinco imperfectas décimas anónimas, dedicadas al Dr. Ramón Grau San Martín, en ocasión de su visita a Holguín, aparecieron en El Libertador Cubano, el 15 de junio de 1944; por otra parte, en El Eco Estudiantil se dio a conocer "Declaración de bienes" de René Sierra, el 14 de diciembre de 1944; la poeta manzanillera radicada en Holguín Guarina Rivero Tamayo, publicó un conjunto de cuatro décimas tituladas "24 de febrero", el 23 de febrero de 1950 en el # 43 del periódico banense El Pueblo; una glosa, titulada "Lágrimas", de Horacio Arrieta, acerca de la crítica situación del campesinado cubano salió a la luz el 31 de agosto de 1953 en el periódico El Libertador cubano; nuevamente se incluyó en el mismo periódico, pero el 23 de junio de 1956, la décima titulada "Agramonte" de F. Llorens y una décima de contenido patriótico, aunque más pobre desde el punto de vista artístico, fue incluida en las páginas de El Libertador Cubano el 22 de febrero de 1957 para, de esta forma, cerrar el período del que se conservan algunas décimas en publicaciones periódicas localizadas en la Biblioteca Nacional "José Martí", que preferimos no citar porque no añaden nada novedoso al panorama de la décima holguinera.
La década del 50 en Holguín fue el período republicano donde se dio a conocer mayor cantidad de décimas espinelas escritas por autores de la localidad y de fuera de ella, debido a la aparición de una sección literaria en el periódico Norte, de la que estuvo a cargo, desde 1955, la entonces muy joven poeta holguinera, nacida en 1930, Eulalia Curbelo Barberán (Lalita).
Ante el menosprecio de la décima o sencillamente la apatía hacia la estrofa, considerada injustamente como vía de expresión de los poetas campesinos por parte de muchos editores de publicaciones periódicas de la época, Lalita posee el mérito de haber incluido, aunque modestamente, creaciones en décimas de autores del territorio y de otras provincias.
El 4 de mayo de 1952 y el 23 de septiembre de 1953 las páginas de Norte publicaron décimas de quien después sería una de las principales voces poéticas de la región: Luis Pavón Tamayo. Ambos textos titulados "Glosa", uno con versos de Alberto Baeza Flores y el segundo con una estrofa de los Versos Sencillos de Martí, dan crédito de la voluntad de búsqueda del poeta, a través del empleo de encabalgamientos y de recursos expresivos que, aunque no rebasan los cánones del momento, sí contribuyen a hacer notar la existencia de un interesante grupo de decimistas en esta región del país.
Otros autores que publicaron décimas en Norte fueron Enrique García Suárez, E. Fuentes Carrillo, Adriano del Valle, la única mujer improvisadora holguinera: Amelia Rosa Rivero, Concepción Betancourt, Rolando Campins, Enrique González Martínez, Miguel Angel Osorio y Panchito Díaz Figueroa; autores que añadieron poco a la historia de la décima local y de los que apenas poseemos datos que nos permitan valorar cabalmente sus obras, puesto que tampoco publicaron libros.
Los datos de mayor relevancia de estos años aparecidos en el periódico, radican en cuatro magníficas décimas, publicadas por uno de los poetas más reconocidos de la actual provincia Las Tunas: se trata del poeta Gilberto E. Rodríguez, quien entonces daba sus primeros pasos en la creación literaria.
El poema titulado simplemente "Décimas", se publicó el 23 de septiembre de 1952.
(fragmentos)
Contigo estar y no estar,
mirarte sin que me mires,
quedarme cuando respires
sin aire que respirar.
Estar mirando la mar
que semejan tus ojeras
y dormirme en sus riberas
con una ilusión extraña,
acariciando la araña
de tu negra cabellera.
4
Andariega carne joven
de la mujer que persigo
quiere fundirse contigo
el oro de mi ansia joven.
No permito que te roben
los ojos tanta frescura
porque en la flor de tu albura
y en epilepsia suprema
la abeja de mi poema
succionará tu dulzura.
Décimas que también merecen mencionarse son las publicadas bajo el título "Para Antonio Maceo" por uno de los intelectuales holguineros más importantes, que entonces comenzaba a despuntar: Francisco García Benítez, el 10 de diciembre de 1953 y tres décimas que curiosamente aparecen firmadas por la responsable de la sección Lalita Curbelo Barberán.
Tituladas "Décimas para desagraviar al amor", fueron publicadas el dos de febrero de 1958 y, aunque no es un texto feliz desde el punto de vista literario, lo citamos como una muestra del amplio quehacer lírico de la autora de Oficio del recuerdo, quien en su madurez no volvería a frecuentar el molde de la décima.
La vida tengo clavada
de puñales y relente:
duele a la sangre reciente
más que a la piel desangrada.
Acaso también rasgada
quedó, al fin, mi poesía,
pues fue dura la porfía
de tu amor por abatirme
sólo por querer asirme
a otro amor que no podía.
II
Declina el cielo a sus pies,
doncella de amor señudo:
porque ni la muerte pudo
ganarla en duro revés.
Era y no era a la vez
tallo, savia, polen, viento,
era puro pensamiento
de niño o de noble anciano
ardiente como el verano
y quemaba con su aliento.
III
Me faltan nombres y aliento
para este amor que prefiero:
amor sin ti, con venero
de espuma, mástil y viento.
Amor que por mi sustento,
y en vano descuidaría,
pensé que no te quería.
Mas tú, a veces, no me quieres
aunque por mi amor te mueres
no sé por qué todavía.
Aquejadas de rimas fáciles, de cierto dramatismo efectista propio de la juventud de su autora y de asonancias en la ter-cera estrofa, estas décimas constituyen una verdadera rareza bibliográfica que permite ampliar el conocimiento acerca de una de las más conocidas figuras de las letras locales que, además de promover profusamente las poesías firmadas con su nombre y con el seudónimo "Layne Brandon", dio a conocer a algunos autores holguineros que pasarían a formar parte de la historia literaria de la provincia.
3.1- LA DÉCIMA ESPINELA EN LIBROS PUBLICADOS
Entre 1930 y 1958 se publicó más de una veintena de libros de poesía de autores holguineros residentes y no residentes en la provincia y, aunque acerca de sus obras existe un estudio inicial de las profesoras María Elena Infante y Maricela Messeguer,[39] muy poco puede escribirse acerca de la trascendencia de estos volú-menes y autores.
Llama la atención la exigua cantidad de décimas localizadas en esos libros olvidados por los estudiosos locales y nacionales. Sólo catorce incluyó Miguel Angel Ponce de León en Ritmos del cautiverio (1937); doce aparecen en Pentagrama (1943) del matancero- holguinero Joaquín Fortún Fortún (1895-1952) y apenas una integra Prontuario poético geográfico (1954) de Antonio Pérez López, predominando en todas estas estrofas, más que un ideal de belleza, estigmas de una época donde lo amatorio y el canto a la naturaleza cubana, lejos de ser virtudes eran parte de un nacional sonsonete, reiterativo hasta el agotamiento.
Citaremos solamente un ejemplo de lo anterior que es la décima titulada "El arroyo" de Antonio Pérez López:
El arroyo entre el juncal
corre y suena suavemente,
y es su lánguida corriente
un traslúcido cristal.
Irrumpe luego en raudal
tumultuoso, desbordado…
para después, aquietado,
silenciando su cantata
como una sierpe de plata
distenderse por el prado. [40]
No se puede hablar de este período sin mencionar a una de las figuras más relevantes de la cultura holguinera que ya por esta época era muy conocida en el territorio: Faustino Oramas Osorio, quien pasaría a la historia musical cubana como "El Guayabero".
Nacido el 4 de junio de 1911,en la Calle Cuba, esquina a Pepe Torres en la ciudad de Holguín, Faustino Oramas no es por casualidad el más célebre de los trovadores locales. De poblado en poblado, solo o acompañado por sus músicos, con sus canciones eminentemente populares trascendió las fronteras de su pueblo natal y logró apresar el humor característico de su Isla que lo reconoce como "El Rey del doble sentido".
Desde los quince años comenzó a cantar y a recorrer los parajes más intrincados de la antigua provincia de Oriente, adquiriendo su seudónimo por una problemática estancia en la colonia de caña "Guayabero", antiguo central "Miranda", hoy municipio "Julio Antonio Mella" de la provincia Santiago de Cuba.
Algunos de sus números musicales más conocidos son "Mi son retozón", "Oye el consejo" "Cuidado con el perro", "Tengo para todas" y "Como baila Marieta", en su mayoría sones escritos utilizando versos rimados y, en algunos casos, la décima, estrofa que conoció de manera autodidacta (ANEXO 6).
Incluido en numerosos álbumes y en discos compactos como el "Buenavista Social Club" que recibió el Premio Grammy, Faustino Oramas ha grabado canciones con importantes firmas disqueras.
Una décima jocosa suya está incluida en el son "Marieta". Veamos:
Mi mujer un día enfermó
del corazón en La Habana
y el médico una mañana
vino y la reconoció.
El vestido le quitó,
blúmer, sayuela y refajo
y yo al ver aquel relajo
dije esto no me conviene
porque mi mujer no tiene
el corazón tan abajo.
Faustino Oramas no es sólo el más longevo de los creadores musicales holguineros sino una de las voces principales de la trova hispanoamericana.
Aunque no se puede hablar de la existencia de textos cenitales para la historia de la estrofa nacional, en la localidad banense se publicaron cientos de décimas en el periódico El Pueblo.
En la década que comienza en 1930 las décimas más significa-tivas pertenecen a Edmundo San Pedro ("Caridad mentida", 3 de noviembre de 1934); Carlos Hernández ("Despedida", 13 de febrero de 1935); Luis Augusto Méndez ("Prontuario poético de la geografía de Cuba", nueve décimas dedicadas "para el culto profesor Antonio Pérez López" autor del libro mencionado anteriormente, vid supra y "Lira criolla", del mismo autor publicadas el 8 y el 15 de mayo de 1936, respectivamente; el poeta saguero José Manuel Cuzcó dio a conocer su texto "La tragedia española" el 9 de septiembre de 1936; Valentín Luega dio a conocer su texto "Décimas" el 8 de junio de 1937 y de Cosme Borjas se publicaron cinco décimas el 8 de julio de 1937.
Otros poetas que entregaron sus espinelas al periódico El Pueblo por estos años fueron: Alfredo R. Bufano, Generoso R. Carreño, Cristóbal de Castro, Diego Feria Avila y Fico Pruna que, al parecer, era un seudónimo.
Un ejemplo de décima dada a conocer en el periódico es la siguiente estrofa, perteneciente a un conjunto de nueve de Luis Augusto Méndez, en la que el poeta saluda la publicación del libro de Antonio Pérez López.
Apreciemos en ella la repetición de rimas que no afecta el contenido ni la forma:
La Didáctica severa
hermanaste a la Armonía,
y un Curso de Geografía
trazó tu mano sincera.
En la descripción supera
al texto, a veces cansado,
y sin olvidar el lado
pedagógico que guía,
nos lleva tu geografía
al histórico pasado. [41]
La década del 40, en lo que se refiere a la inexistencia de textos irradiadores para el panorama nacional de la décima, mostró similares características a la anterior.
La preferencia por las temáticas amatorias, que se corres-ponden con un neorromanticismo extemporáneo, en textos de pobre factura lírica; sumándose a la escritura de décimas ocasionales, basadas en intrascendentes acontecimientos so-ciales; algunas estrofas aisladas, de contenido jocoso y religioso, relacionadas con sucesos de la vida cotidiana, muy poco dicen de la calidad de los textos y de los poetas que los daban a conocer.
La inclusión de décimas de un poeta fundamentalmente improvisador como Juan Concepción Valdés (más conocido como "El sinsonte gibareño") el primero de junio de 1940 y textos de Sergio L. Cruz (13 de septiembre de 1940) y Saturnino Leyva Ruíz (3 de diciembre de 1944) recuerdan las maneras, las temáticas y estilos de los poetas improvisadores cubanos, algo que dice mucho de la capacidad evaluadora de los encargados de pu-blicar poesía en un periódico que acogió, durante estas décadas un sinnúmero de autores y de décimas poco atendibles desde el punto de vista literario. [42]
Finalmente, muy pocas décimas publicadas en El Pueblo durante la década del 50 se pueden citar en esta investigación.
Estrofas patrióticas, amatorias, de canto a la naturaleza cubana, filosóficas acerca de preocupaciones existenciales del hombre, religiosas y circunstanciales, predominaron entre los autores que pudieron darlas a co-nocer en la prensa local. [43]
Entre los numerosos textos localizados en El Pueblo se encuentran una décima de Alfonso Camín, el 15 de septiembre de 1950, muestra de cómo los editores del periódico no sólo publicaban a los poetas locales, hecho que subraya la presencia de autores como José Manuel Cuscó, Gilberto E. Rodríguez, Arturo Liendo, etc. de los que fue muy común ver sus poemas no sólo en Banes sino en Holguín, Mayarí, Sagua de Tánamo y otras localidades.
Un ejemplo de décimas publicadas por estos años en El Pueblo es este fragmento del poema "Mensaje lírico", de Luis Augusto Méndez, incluido en la edición del 19 de mayo de 1953. Veamos:
Con el ritmo que tu lira
me ha brindado sus cantares,
desde sus bellos lugares
donde tu mente se inspira.
Hoy quiere mi alma guajira,
pues en un campo nací,
cantarle también aquí,
a ese sitio encantador,
al colocar una flor
en el busto de Martí.
Esta espinela, si bien no es significativa, sí muestra uno de los tantos senderos temáticos por los que transitaban los decimistas de Banes, en el período que concluye un día antes del Triunfo de la Revolución Cubana de 1959.
Numerosos poetas banenses y de otras localidades apare-cieron frecuentemente en El Pueblo, sin embargo no se puede hablar, más allá de Luis Augusto Méndez, de algún autor verda-deramente representativo de la creación poética en décimas de Banes en el período estudiado.
Un decimista como Eusebio de la Caridad Quintana Hernández (Banes 1905-1992), maestro, autodidacta y estudioso de la obra de José Martí apenas logró concretar algunas estrofas de escaso interés para nosotros y otro poeta como Félix Pupo Consuegra (Banes, 1931-1999), mucho después de 1959 sería reconocido ya como miembro activo del Taller Literario "Roque Dalton" desde el que llegó a obtener diversos premios en concursos y encuentros- debates, pero su obra no rebasó el contexto local.
Sería necesario esperar unos cuantos años para que nuevas voces banenses irrumpieran con sus textos en la historia de la cubanísima estrofa.
El estudio de las décimas publicadas en una localidad tan importante como Gibara es una tarea ardua, debido a la escasés de publicaciones periódicas de ese territorio y a al pobre interés de las autoridades culturales del municipio por conservar esos docu-mentos.
Desde el siglo XIX en esa ciudad hubo más de cuatro imprentas, salones donde se desarrollaban veladas artístico-culturales, ter-tulias, etc., sin embargo muy pocos datos sobreviven de ese ambiente cultural que fue desapareciendo con el paso del tiempo.
El intelectual más prominente de la ciudad, que alentó la creación literaria de su localidad, pronto fue a residir a Santiago de Cuba y allá dio a conocer numerosos títulos importantes aún poco conocidos y subvalorados por los historiadores de la narrativa cubana.
Una voz de relevancia local como el poeta y periodista Fernando Cuesta Mora (1865-1964), decimista y sonetista, director del periódico Regionalista, frustró su actividad en aras de llevar una carrera política intrascendente que opacó el resto de sus facetas como intelectual.
Los decimistas más conocidos de estos años fueron: Fermín Fernández Rodríguez, Faustino Ramos Magariño, Angelito Rojas y Joaquín Cuesta, y entre los escasos textos de los decimistas que publicaron en la localidad encontramos los nombres de Juan Concepción Pérez (El Rabón, Fray Benito), Cosme Borjas y Eleuterio Pérez; autores de décimas muy cercanas a los temas y modos de hacer de los improvisadores campesinos.
En las décimas escritas por la mayoría de los creadores locales son constantes las alusiones al entorno gibareño, a sucesos políticos y sociales y a temáticas amorosas. En todos los textos la expresión poética resulta verdaderamente pobre, muestra de la carencia de instrucción cultural de los poetas.
Los datos más importantes acerca de la décima gibareña se localizan en el volumen Así es Gibara, publicado en Holguín en el año 1957, por el historiador José Antonio García Castañeda, libro que recoge anécdotas, pequeñas narraciones costumbristas y obras de poetas de la localidad.
En él aparecen décimas de Fermín Fernández Garrido, José Antonio Recio, Raimundo Sosa, Francisco "Paco" Garrido, "Chano" Magariño, Juan Caballero, Rafael Garrido, Tavito Claro, Toño González, Agustín Sosa y Paco Sainz. Poemas acerca de acontecimientos y personalidades políticas del momento, cantos a Gibara y a costumbres tan famosas de la ciudad como la de poner apodos a sus moradores, recogidas en décimas por José Antonio Recio y, posteriormente, por el velasqueño Gilberto Cruz (Pucho). Léase, para ejemplificar lo anterior, un fragmento de José A. Recio que aparece en la página 25 del citado libro:
Está Tomás "Ginebrita"
con su buen hijo "Capricho",
también el negrito "Chicho"
y luego Toñé "Curbita",
también Luis [el] "Cabrillita",
también el duende "Maleco"
y aunque en mis versos yo peco,
menciono a Luisa Jijón,
también a María "Pichón"
y hasta a Alejandro "Tareco".
Mayarí es otra de las localidades donde fue profusa la escritura de décimas, sin embargo se conservan muy pocas, también por idénticos motivos que en otros municipios: la no conservación de documentos del período.
El acontecimiento de mayor relevancia para la décima mayaricera fue la publicación, en 1947, del libro: Flores de mi huerto, del famoso improvisador local León de León Reyes (1895-1966), quien es considerado como la voz poética más importante de Mayarí, a pesar de que sus obras evidencian el desaliño de un poeta sin instrucción.
Precisamente de León de León, quien era conocido en su localidad como "El bohemio" o "El bardo mayaricero", es la décima A Cuba, citada en el epígrafe 2.4, facilitada por la lic. Ana Margarita Sánchez, quien la recogió en su investigación inédita: Panorama de la cultura mayaricera desde 1800 hasta 1959.
En Mayarí, como en Gibara, se publicaron numerosos periódicos, vale destacar: La crónica de Nipe, El Heraldo de Nipe, Alerta, El Mayaricero, Mayarí, El Radio, El Nuevo Día, El Regenerador, etc., sin embargo sólo hemos podido localizar un conjunto de imperfectas espinelas tituladas "A Mayarí", firmadas por Marcelino Segura Marrero, poeta del que no poseemos datos. El texto en cuestión apareció en Heraldo de Nipe, el 10 de diciembre de 1956.
Otros nombres de poetas mayariceros, mencionados por Mario Vaillant Luna en su libro Mayarí; recopilación histórica, del que no se puede precisar el número de las páginas, son Mario Monnar Cabrera (en otras oportunidades aparece mencionado como Mario Moreno Cabrera), José Galán Breal, Augusto Sigarreta, Helga Esther Sánchez, Aelia Dou, José Miguel Negré, Aldo Flores Tamayo, Eugenio Moncillo y Matilde Lilia Sigarreta, de los que no sabemos si escribieron o no espinelas.
3.6- SAGUA DE TÁNAMO
El decimista más importante de esta región fue el Doctor José Manuel Cuscó Lacavalerie quien, a pesar de no publicar libro, dio a conocer numerosas décimas en periódicos como: El Pueblo (Banes), El Tanameño y La Opinión (Sagua), entre otros. Por su profesión, Cuscó fue una de las personalidades más conocidas, queridas y admiradas de Sagua de Tánamo. Otro decimista de la localidad, Fernando Toll Arce, mostró al autor de esta investigación, la placa metálica que identificaba su muy visitada consulta médica.
Sus décimas recogen las constantes ideo-temáticas de su época y, generalmente, estaban lastradas por el reflejo de circunstanciales acontecimientos políticos y sociales. Veamos al menos un ejem-plo de espinelas suyas, publicadas en el # 5, del periódico La Opinión, correspondiente al 20 de agosto de 1954:
"Décimas al Dr. Claudio F. Benedí Beruf"
(fragmento)
Quisiera que tu camino
no lo cubran los abrojos
ni que puedan ver tus ojos
lo artero que es el destino,
mas yo sé que el ser divino
guiará tu paso errante
y te veremos triunfante
para poder confirmar
ya acabamos de sacar
por Sagua un representante. (sic)
Otro poeta que publicó numerosas espinelas en periódicos de Sagua de Tánamo fue el holguinero-tunero Rafael Zayas Gon-zález (Cabaniguán), autor muy favorecido por los directores de periódicos holguineros, a pesar de que sus textos en su mayoría estaban desprovistos de valores literarios y eran torpes remedos de las décimas de El Cucalambé. Una serie de décimas suyas titulada "Incoherencia" apareció con frecuencia en El Pueblo de Banes, El Tanameño, La Opinión; así como en el periódico El Eco de Las Tunas, del que era director.
La décima espinela posterior a 1959 en Cuba
El Triunfo de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959 significó el advenimiento de un período de abisales transforma-ciones.
A la profunda renovación económica, política y social se sumó la revolución educacional y cultural, cuyo programa fue destinado para favorecer a los explotados de antes del 59. Programa que paulatinamente comenzó a cumplirse y abrió un sinúmero de posibilidades para los obreros y campesinos cubanos.
En ese contexto la literatura y, dentro de ella, la décima se convirtió en una vía de expresión de los éxitos de la naciente transformación y en un canto de combate frente a las agre-siones permanentes del impe-rialismo.
Mucho más culta, más involucrada al mundo de la gran poesía universal, la décima tomó parte en la expansión de una vertiente coloquial del fenómeno lírico nacional de los años sesenta que de cierta forma la excluyó, aunque los poetas decimistas continuaron ampliando el universo de la estrofa.
Poetas como Roberto Branly y Angel Augier (Premio Nacional de Literatura) demuestran que la décima continúa siendo eficaz para la escritura poética. Ellos negaron, hasta cierto punto, falsos criterios y concepciones relacionadas con el cucalam-beísmo y el tojosismo reinantes entre los cultivadores de la estrofa, demostrando que era posible un discurso diferente y mucho más lírico.
Ricardo Riverón Hernández y, sobre todo, Jesús Orta Ruiz encabezaron la escritura de la décima durante los primeros años de la Revolución, así como Samuel Feijóo quien también contribuyó con la difusión de la décima publicando nuevas e imprescindibles investigaciones acerca del tema.
A partir de 1971 se evidenció un salto de calidad en la escritura de la es-pinela al concederse por primera vez el importante galardón "26 de Julio" al decimario: Alrededor del punto de un poeta español-cubano, nacido el mismo año que el maestro Orta Ruiz (1922): Adolfo Martí Fuentes.
Las principales virtudes de Alrededor del punto, al decir del poeta y crítico Waldo González López, radican
[…] en lo nuevo, sin duda, apreciado, sobre todo, en la recontextualización de estrofas surgidas siglos atrás y que, combinadas con acierto, lograron revitalizar esta forma y acercarla a diversos poetas jóvenes – no siempre de origen campesino– que la hicieron suya e incluso de otras generaciones […] [44]
Posterior a 1971 continúa desarrollándose exitosamente el Con-curso "26 de julio" y aparecen nuevos, aunque nunca suficientes, certámenes de décima como el Concurso tunero "Cucalambé" que en el año 2000 adquirió categoría iberoamericana, incluyendo una sustanciosa dotación económica para el libro y el autor galar-donados.
Desde la década del 70 y hasta la del 80 numerosos poetas decimistas dieron a conocer sus textos en los que era visible la voluntad de renovación del discurso tradicional de la espinela. Autores como Renael González Batista, Waldo González López, Osvaldo Navarro, Virgilio López Lemus, Raúl Hernández Novás, Luis Beiro Alvarez, Rodolfo de la Fuente, Alberto Serret, Ricardo Riverón Rojas, José Luis Rodríguez Alba, et. al. , constituyeron la vanguardia expresiva del momento, en la que comenzaron a resaltar, posteriormente, poetas nacidos posterior a 1960 como Jorge Luis Mederos, Arístides Valdés, Alpidio Alonso Grau, Alexis Díaz Pimienta, David Mitrani Arenal, José Manuel Espino Ortega, Carlos Téllez Espino, Alberto Garrido Rodríguez, Carlos Esquivel Guerra y los holguineros Ronel González Sánchez y José Luis Serrano Serrano, todos con una visión diferente respecto a la cultura y a la creación decimística.
Las últimas promociones de decimistas han contri-
buido a derribar las aparentes fronteras entre el verso libre y la poesía rimada, han despojado a la estrofa de los diez versos de sus atuendos campestres para devolverle su original espíritu culto, han subvertido la forma y se han adentrado con firmeza y conocimiento en la floresta temática, en la búsqueda de un espectro mayor -y más lírico- que antes no había tenido la décima cubana […] [45]
Nuevos y renovadores volúmenes de décimas aparecerían por estos años. Entre ellos mencionamos al menos Cordeles de humo, de Alberto Serret, publicado en 1987 en la capital del país que amplió la visión acerca de la escritura de la estrofa nacional.
Un rasgo distintivo, en lo que se refiere a aspectos cuantitativos y cualitativos de la creación poética en espinelas posterior a 1959, ha sido la diseminación por todo el archipiélago de un enorme grupo de excelentes poetas, que han alimentado y alimentan con sus obras el universo de la poesía y de la décima cubana, favorable y singular situación si com-paramos las últimas décadas del siglo XX con períodos anteriores cuando resultaba mayo-ritaria la presencia de autores capitalinos.
Provincias como Las Tunas, Matanzas, Villa Clara, Ciudad de la Habana y Holguín (este último territorio no sólo por ser el centro de la investigación sino por reunir un importante concierto de voces que llama la atención de los estudiosos del fenómeno en el país) agrupan lo más atendible de la escritura en décimas en Cuba, sin soslayar nombres aislados de Camagüey, Pinar del Río, Cienfuegos, etc.
Como se ha podido apreciar en este libro, en el caso de Holguín la estrofa literaria más utilizada, desde la introducción de la imprenta en 1862 es, precisamente, la décima en su variante espinela.
Hasta 1958 los nombres de los decimistas holguineros más relevantes habían sido: Adelaida del Mármol, Antonio José Nápoles Fajardo, en el siglo XIX; y, Nicasio Vidal Pita; Angel Augier, Oscar Silva Muñoz, Luis Augusto Méndez, Fernando Cuesta Mora, León de León Reyes y Miguel Angel Ponce de León. Ya en la década del 50 habían comenzado a despuntar tres singulares voces: Luis Pavón Tamayo, [46]Francisco García Benítez y Gilberto Cruz Rodríguez, de los que sólo los dos últimos permanecerían en la provincia.
No fue hasta el Triunfo de la Revolución que comenzó a gestarse en Holguín un movimiento poético y, particularmente, deci-místico con la creación de los talleres literarios, los encuentros-debates en los distintos niveles y el surgimiento de publi-caciones específicamente literarias como las revistas Jigue en los años 60 y Cayajabo en la década posterior.
Posterior al Triunfo de la Revolución, según la información consultada en la ponencia inédita: Grupos literarios holguineros (1959-2000) de Gilberto González Seick, se constituyeron las siguientes agrupaciones literarias que incidieron en el desarrollo de la literatura holguinera y, por supuesto, de la décima:
1. – Círculo Juvenil Literario (Se fundó el 23 de enero de 1961 en el local de la Asociación de Estudiantes del Instituto Preuni-versitario).
2. – Círculo de Estudios Literarios "Rubén Martínez Villena" (fundado en abril de 1962, radicó en varios lugares de la ciudad).
3. – Columna Juvenil de Escritores y Artistas de Oriente (Se fundó a mediados de1967, en coordinación con la UJC. En 1968 se funda en Holguín).
4. – Taller Literario Regional "Rubén Martínez Villena" (Se fundó en 1968 y radicaba en Mártires # 77)
5. – Brigada "Hermanos Saiz" (1975)
6. – Taller Literario Municipal "Pablo de la Torriente Brau" (1976)
Nombres como José Luis Moreno del Toro (1943), Renael González Batista (1944), Rodolfo de la Fuente Escalona (1954) y Sergio Morales Vera (1954), que hicieron sus obras fuera de Holguín, son poetas del territorio que no se incluyen en este estudio por razones evidentes. Similar situación presenta Alberto Rocasolano (Bijarú, 1935) que, aunque escribió y publicó décimas, se radicó tempranamente en La Habana y, por lo tanto, fue mínima su vida literaria en Holguín.
Históricamente las provincias Las Tunas y Holguín han estado vinculadas y por supuesto que esta relación incluye a la creación decimística. Recordemos que el máximo exponente de la décima cubana del siglo XIX, el tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), visitaba frecuentemente la tierra de Adelaida del Mármol, llegó a publicar décimas en ella y, póstumamente, apareció en Gibara un libro suyo en 1886.
Esta situación obviamente influyó en la futura consolidación de un grupo de poetas que escribieron y escriben décimas en la región, separada por la División Político-Administrativa del año 1976. Por otra parte, desde el origen de estos territorios, donde no fue tan marcada la introducción de esclavos africanos como ocurrió en Santiago de Cuba, los emigrantes canarios (una de las hipótesis manejadas por los especialistas es que la décima espinela fue introducida por ellos) y peninsulares en sentido general, se asentaron y favorecieron el conocimiento y difusión de la espinela entre los agricultores, ganaderos, pequeños comer-ciantes, etc.
Ahora, apartándonos de estas hipótesis acerca del uso y la expansión de la décima en la región oriental del país, apreciamos que en Holguín, como en otras provincias, ha sido singular la utilización de las estrofas clásicas y es plausible el nivel cuan-titativo de los autores que las emplean.
Después de 1959 en los periódicos Norte y Surco de Holguín, El Pueblo de Banes, entre otros intentos noticiosos de efímera exis-tencia, se dieron a conocer decimistas como Roque García, Héctor González Guevara, Rodrigo Pérez Carril, Angela Ocampo, Malvino Seco, etc., que cultivaron sin mucho éxito la décima en la región.
Precisamente uno de estos periódicos, pero de efímera existencia, que difundió con regularidad la espineliana estrofa fue Surco, Organo Oficial del Campesinado Cubano que se publicó durante varios meses en Santiago de Cuba hasta su traslado para Holguín en 1961.
Especie de sucesor de Norte, en las páginas de la publicación aparecieron numerosos textos de Jesús Orta Ruíz (El Indio Naborí) acerca del proceso revolucionario iniciado en 1959 y una magnífica décima de Rubén Martínez Villena en el número co-rrespondiente al 13 de enero de 1961.
Nuevas estrofas localizadas en el periódico son las "Décimas por un niño muerto en un bombardeo", pertenecientes a Luis M. Pavón Tamayo, publicadas el 2 de octubre de 1959 y que ya habían sido dadas a conocer en Norte en 24 de enero de 1959; poema realmente prescindible, a pesar del dramático tema abordado por el poeta y de su significación.
El 3 de marzo de 1961, Surco recogió cinco décimas y una estrofa final de seis versos firmadas por un autor desconocido: Pedro Urdemales. Titulado "El cura y el caballo", el texto cuenta la historia de un altercado que se produjo entre el cura Redil, de la localidad de Antilla y un joven estibador del puerto a quien apodaban "el caballo", y el que al parecer era explotado por el representante de la iglesia católica.
El artículo donde se incluyen las décimas lleva por título "Sucedió en Antilla" y comienza explicando la posición "reac-cionaria" de la iglesia después del Triunfo de la Revolución.
Las estrofas, desde el punto de vista literario, no poseen ningún mérito, pero son un intento por reflejar los sucesos cotidianos que se producían al principio de la década del sesenta.
También de Pedro Urdemales se publicó una "Glosa", titulada "Esbirro con sotana" acerca del mismo tema de la religión y su enfrentamiento a la Revolución. Estas nuevas estrofas constituyen un nuevo ejemplo de la fuerte lucha ideológica que tuvo lugar en Cuba desde 1959, a raíz del inicio de una nueva etapa en la historia nacional.
Otras décimas, sólo mencionables como documentos biblio-gráficos son cuatro tituladas "Patria o Muerte", pertenecientes al miliciano de 56 años Gabino Herrera, y cuatro que son la respuesta de su hija Minerva, todas publicadas el 27 de mayo de 1961.
Finalmente, ocho espinelas, firmadas solamente con el apellido Echazabal, y tituladas "En defensa de la paz", se dieron a conocer en la edición del 23 de septiembre del mismo año en Surco.
Pocos títulos que contienen décimas fueron publicados en Holguín por estos años. En la primera Feria Popular del Libro tuvo lugar entre el 24 de abril y el primero de mayo de 1960, se presentaron los cuadernos de Lalita Curbelo, Luis Pavón y Francisco García Benítez, pero solamente los folletos de los dos últimos autores contienen décimas.
También en 1960 Luis Augusto Méndez publicó en Banes su libro de misceláneas Guarda La Vaca; playa incomparable (Imprenta Hermanos Camilo) que contiene 7 décimas suyas y varias de escasos valores de su amigo poeta Ramón Sierra García que ya habían aparecido en 1953 en el periódico El Pueblo.
En 1962 salió a la luz un cuadernillo, titulado: La Familia Avilés, que posee cincuenta y nueve páginas e incluye treinta y siete décimas de Vicente López Capablanca, autor del que no poseemos datos. El libro, completamente irrelevante debido a su pobre factura artística, hasta ahora no había sido men-cionado por los investigadores de la literatura holguinera.
En el año 1966 se publicó Tres poetas, libro que reúne textos de Luis Pavón, Lalita Curbelo y Francisco García Benítez y en él aparece una "Glosa" (pp.11-13) con versos de José Martí del primero de los autores mencionados.
En noviembre de 1962 se fundó el periódico ¡Ahora! que luego sería Organo del Partido Comunista y, a través de él, se dio a conocer lo más significativo del arte y la cultura de la provincia.
No obstante, la promoción de la décima escrita fue muy pobre y casi inexistente resultó la presencia de informaciones rela-cionadas con el fenómeno del repentismo y la cultura popular tradicional.
Hasta 1969 se publicó solamente en tres oportunidades décimas de poetas locales y en uno de los casos no aparece información acerca del autor.
El 20 de febrero de 1964 aparecieron dos décimas del poeta Malvino Seco, tituladas "Lira popular"; el 11 de noviembre de 1969 se publicaron cinco estrofas del improvisador Rafael (Felo) García que recibieron premio en un concurso convocado por los CDR, y el 27 de diciembre de 1969, en la sección "Niños", ¡Ahora! dio a conocer cuatro espinelas bajo el título "Caña, paloma de miel", estrofas inatendibles desde el punto de vista literario que añaden muy poco a la historia de la décima holguinera y subrayan la subvaloración que existía de la estrofa nacional cubana.
Situación similar muestran las décadas del 70 y del 80, aunque sí se aprecia un tímido interés por recoger informaciones acerca de concursos literarios que incluían la décima o resultados de encuentros-debates de talleres literarios, verdaderas instituciones donde comenzó a cobrar vida la escritura de la estrofa.
En estos dos decenios, la cantidad de décimas de poetas holguineros publicadas en ¡Ahora! no supera las quince estrofas ni existen entre ellas textos que merezca mencionarse, sin embargo sus valores documentales e historiográficos son indiscutibles.
Durante estos años ¡Ahora! mencionó numerosos nombres de decimistas que recibieron reconocimientos en la provincia y en concursos nacionales[47]y se incluyeron nuevas informaciones relacionadas con la estrofa nacional como un artículo de Guiller-mo Juan acerca del decimista holguinero residente en Puerto Padre, Las Tunas Renael González Batista, el 24 de agosto de 1982; 4 décimas tituladas "Alborada agraria", firmadas con el seudónimo Martín Proletario el 17 de mayo de 1973; y cinco décimas del poeta habanero Roberto Branly incluidas en el # 45 de ¡Ahora! del 27 de julio de 1970.
Fervientes cantos a la Revolución, las décimas publicadas por estos autores y otros como Pablo Llanes García, Fauspérez (seudónimo) y Ramón Campaña Montada; llenas de incorrecciones gramaticales y formales no lograron trascender artísticamente las circunstancias históricas que vivía el país.
Entre los acontecimientos más importantes relacionados con la décima por estos años en la provincia estuvo la constitución de un taller literario de decimistas en Calixto García en marzo de 1979 (¡Ahora!, 18 de marzo de 1979); la obtención de un premio en el Encuentro- debate Nacional de talleres literarios de 1979 por el poeta Guillermo Juan Peña; una mención recibida por el decimista de Buenaventura Ramón Rodríguez Serrano en el evento nacional de talleres literarios de 1985; y dos primeras menciones, obtenidas también en los encuentros nacionales de talleres literarios, por Daer Pozo y Ronel González en 1986 y 1989, respectivamente.
Varios fueron los intentos por sacar a la luz boletines y revistas en el territorio para promover su trabajo literario. No podemos dejar de mencionar la revista Jigue (1969); el boletín Maniabón (1975); Cayajabo (1979) todos de Holguín; así como los boletines Cacoyuguín (Gibara), Prismas (Frank País) y Taguabo (Antilla) que aparecieron en este período.
Pero hubo que esperar hasta la década del 80 para que se conformara y consolidara un verdadero movimiento literario que, por supuesto, tendría sus condicionantes.
La creación, por parte de funcionarios del Sectorial Municipal de Cultura de Holguín del Premio de la Ciudad en 1986, la aparición de las revistas Ambito y Diéresis, la fundación del Centro Provincial del Libro y la Literatura en 1990 (rebautizado en el año 2000 como Promotora Literaria "Pedro Ortiz" en honor al desta-cado narrador holguinero); el desarrollo y solidez de los talleres literarios, en los que se formaron poetas merecedores de importantes premios nacionales; la constitución, en 1987 de la Sección de Escritores de la UNEAC y en 1990 del Grupo "VALILUX"; la estrecha relación de los creadores holguineros con los poetas de Las Tunas y sus concursos "Cucalambé" que han contribuido a difundir la obra de los autores locales, la publicación de textos de poetas del patio en la sección "Literarias" de la Revista Verde Olivo, la labor de promoción (aunque no suficiente) desarrollada por los Medios de Difusión Masiva; la creación en 1994 de la Fiesta Campesina, que se desarrolla en Velasco dentro de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana que tiene lugar entre los días 24 y 30 de octubre; además de otros intentos efímeros como la Peña de la Décima "Con sed nueva de cantar" que realizó el poeta Ronel González durante dos años en la Casa de Iberoamérica y el Concurso Nacional "Vicente Espinel" que también tuvo dos ediciones; han sido condicionantes del aumento del número de autores que escriben espinelas y de la irrupción de poetas holguineros con una sólida obra decimística en la literatura nacional, sin olvidar el hecho de que la escritura e improvisación de la estrofa en Holguín no es un fenómeno nuevo sino el resultado de una larga tradición nacional, extendida a los poetas de este territorio.
Por su parte en el municipio Gibara, después del Triunfo de la Revolución, los decimistas más populares fueron: Fermín Fernández Garrido y Manuel Toledo Leyva (Mañé) quienes publicaron espine-las en los periódicos Tribuna Libre y Venceremos, entre 1959 y 1965 aproximadamente.
En las páginas que siguen no pretendemos realizar un pormeno-rizado análisis de la obra de cada uno de los decimistas de la provincia que se han dado a conocer posterior a 1959. La noche octosilábica es sólo el primer intento de historiar la escritura de la décima en la región, por lo que los poetas citados a continuación son los que, hasta el año 2000, han publicado volúmenes de décimas o donde se incluyen estrofas que se corresponden con el clásico molde. Salvo algunas excepciones se incluyen autores que no han publicado volúmenes de décimas, pero que son estudiados debido a la calidad de sus textos.
La publicación, en 1988, de Motivos, cuaderno de décimas de Gilberto Cruz Rodríguez (Velasco, 1937); es el hecho que tomamos como punto de partida para argumentar la fuerza alcanzada por la décima en Holguín en la década final del siglo XX, porque ese libro marcó el nacimiento de lo que consideramos un verdadero movimiento de decimistas en Holguín
Gilberto resultó ganador de uno de los premios regionales de décima "Cucalambé", en 1989, por Surcos azules, libro que no llegó a ver la luz y es el autor, además, de Sobre un viento de recuerdos (1990), del sonetario Vibraciones (1990) – titulado como un libro del poeta Félix Callejas publicado en 1903-, y de Transeúntes del tiempo (1992).
A pesar de no ser Motivos un poemario trascendental para la literatura cubana, llama la atención cómo en él su autor apresa con sinceridad sus profundas y desgarradoras vivencias. No obstante, el cuaderno a veces se resiente por el facilismo de las rimas, a las que el autor siempre parece estar muy atento y la dureza de algunas palabras utilizadas.
Poeta del palmar y de sinsontes detenidos, Gilberto escribe una poesía donde generalmente aparecen los temas del hombre campesino y su entorno natural, sin estar exento, en ocasiones, de pobres regodeos for-males que dejan entrever ligeros deslices, por el uso en demasía de algunos vocablos o por imperfecciones métricas. Gilberto Cruz es, sin embargo, un poeta; dueño de un intenso discurso capaz de rozar insospechadas honduras cuando canta a temas como el de su juventud perdida, los atributos físicos del pasado o la naturaleza cubana. Motivos, dedicado "A los cultivadores de la décima: artistas de la literatura campesina", es un folleto escrito varias décadas antes de su publicación y evidencia la ingenuidad primigenia del autor frente al acto de la creación. No ocurrirá lo mismo con sus décimas posteriores, en las que el autor repite procedimientos propios o ajenos, muchas veces restándole brillo a sus estrofas.
Perteneciente a la promoción poética de Jesús Orta Ruiz, Adolfo Martí, Raúl Ferrer, Leoncio Yanes, Justo Vega, etc., Gilberto Cruz logra décimas memorables cuando describe la alborada o el triste taburete de su bohío extraviado en la memoria. Veamos:
Taburete, criollo asiento
donde le puse a mi espera
rutas con el pensamiento.
Razón por la cual te siento
tan íntimamente mío,
que no olvido el tiempo frío
de aquella época mala
que fuiste un lujo en la sala
de mi modesto bohío. [48]
El segundo poeta seleccionado es Francisco García Benítez (Holguín, 1913-1988), cronológicamente anterior pero autor del libro Minidiccionario en décimas, publicado unos meses después del libro fundacional de Gilberto Cruz.
Paquito García fue, junto a Lalita Curbelo Barberán, uno de los promotores más importantes de Holguín, desde la Seudorrepública hasta pocos años antes de su fallecimiento. A él se debe, en parte, el conocimiento de una buena zona de la cultura local, lamentablemente oscurecida con su muerte en 1988. Fue verdaderamente sintomático que Paquito no pudiera publicar sus libros hasta edad avanzada (en 1980 la Editorial Oriente de Santiago de Cuba publicó su breve cuaderno ¡Cuidado que le doy un sonetazo!) y que sus décimas, de factura diferente a las escritas por poetas de su época (ciertamente a veces imperfectas o pletóricas de elementos innecesarios) se publi-caron en libro después de su muerte, a finales de la fértil década cubana de los ochenta; aunque, en abril de 1960 había aparecido una "Glosa" suya "en apoyo de la justicia revolucionaria, frente a los "críticos" (sic) de los fusilamientos de principios de la Revolución, en el folleto Selección de poesías de Francisco García Benítez (pp. 13-15).
A primera vista, Su Minidiccionario… es un libro curioso por la frescura y "novedad" de su concepción, [a pesar de que a primera vista recuerda la estructura de Viajero sin retorno (1979) de Raúl ferrer] en el que su autor ofrece muestras fehacientes de su cultura y de su gran dominio del lenguaje. Sin embargo, el poemario fracasa porque el poeta fuerza las décimas en aras de apresar cada partícula del abecedario, resultando una especie de gigantesco acróstico que limita la expresión poética, no consi-guiendo rebasar lo meramente lúdicro. El uso excesivo de encabalgamientos, que entorpecen el discurso, y la pobreza de muchos versos e imágenes, conspira contra la calidad del deci-mario en el que no es desdeñable, a pesar de todo, una décima como la siguiente, localizada en la página 27:
ESTAMPA
(A José Soler Puig)
Vienen del alto hacia el río
y el guajiro no lo ignora.
Algún chivato, a deshora,
olfatea el caserío.
Baraja y ron contra el frío,
el Cabo sus guardias turna.
Y el Cuartel duerme
-¡qué urna
lívida de pesadilla!-
cuando baja la guerrilla
como ráfaga nocturna.
A continuación abrimos un paréntesis, para destacar la obra de un poeta que fue significativo durante los años 80 en la provincia Holguín y del que, prácticamente no poseemos datos. Se trata del autor entonces residente en Moa Orlando Carballosa Román, quien nació en 1940 en santa Clara según consta en los datos de la selección de poetas moenses El sitio que habitamos publicada en 1989, laboró en la planta de níquel "Pedro Soto Alba", fue miembro del taller literario de su municipio, se convirtió en el primer poeta holguinero que obtuvo un reconocimiento en el Premio Cucalambé y desapareció misteriosa y trágicamente en 1988 a su regreso de la provincia Las Tunas cuando acababa de obtener Primera Mención en el certamen.
Textos suyos fueron publicados en boletines literarios y en la revista Diéresis, sin embargo la única décima suya que hemos podido localizar es una estrofa asonantada que se titula "Retoque" y apareció en la primera página del boletín literario Perspectiva (marzo de 1989) del Municipio Calixto García. Veamos esta rareza bibliográfica de un autor que, durante mucho tiempo, será un misterio para quienes pudimos conocerlo y para la historia de la décima holguinera:
Retoza un duende en la brisa
besadora; la amapola
muestra esbelta su corola
en frenesí. Mi camisa,
se deleita con la prisa
de este pincel que retoca
la majestad de la roca;
y al Este del caserío
traza un beso de rocío
en el panal de una boca.
El próximo poeta incluido en este estudio es el Doctor José Luis Morteno del Toro, u holguinero residente en la capital del país, nacido en 1943 que toda su vida ha permanecido fiel a su ciudad natal y de quien las Ediciones Holguín dieron a conocer en el 2003 su poemario Violeta ya no vive aquí, libro dividido en dos apartados que incluye 33 décimas en su parte inicial y que nos entrega un conjunto de estrofas que conforman el homenaje del poeta a los sitios, obras y creadores entrañables que ha conocido en su extenso e intenso bregar.
Autor de varios libros entre los que se destacan Beber de la lluvia (1988), La otra mordida de la manzana (1997) y Cantigas salvadas (2000), Moreno del Toro es un poeta que alterna su creación literaria con el ejercicio de la medicina y la docencia, labores en las que ha puesto todo su empeño, la nobleza de su espíritu y su acendrado sentido del humor.
Veamos una muestra de su obra escrita en décimas, acto de justicia con el promotor de la cultura de su ciudad y con el poeta que a pesar de la distancia entrega puntualmente sus libros a la editorial holguinera.
Tras tu senda, mas no creo
en la fiesta del minuto,
guardo tus ojos, disfruto
de las aguas el gorjeo.
Un paisaje ciego, veo
tus anteojos mojados
donde está enamorados
la montaña, el caminante
este corazón: un cante
de besos abandonados.
A una posterior hornada de poetas pertenece Ramón Acosta Almaguer (Buenaventura, 1944), un fundador del movimiento de los talleres literarios en su localidad que ha merecido varios reconocimientos, entre los que pueden mencionarse el Premio Francisco Caraveo (Sibanicú, Camaguey), el Juan Marinello (Banes), Gustavo Adolfo Bécquer y Emilio Ballagas (Calixto García), el Premio de la Fiesta Campesina (Velasco) y en el Concurso Nacional "Décima y tradición" (Las Tunas, 2002), así como distintos premios y menciones en encuentros-debates de talleres literarios. Acosta Almaguer publicó su primer libro en el 2003: Con permiso de Dios, cuaderno dado a conocer por las Ediciones Holguín y su obra aparece en las selecciones Mínimas noticias (2000), Una vasta claridad (2002) y en la Antología de la décima cósmica de Holguín (México, 2003). A él pertenece "Sitio en la memoria", décima que define un tanto la obra del poeta:
No me quedo en el andén
que nos construye la muerte,
para llegar a otra suerte
de vida, sigo en el tren,
y cuando llegue al andén
de la memoria, me quedo;
cedo mi muerte, la cedo
a lo que quiera morir.
Yo sé quedarme a vivir
en la memoria y me quedo.
Arsenio Valdés Bruceta (Gibara, 1946) es el autor de A la vuelta del tiempo (1988), Una historia por contar (1991) – este último es un poemario para niños donde incluye décimas- y Al son de mi espinela (selección de su libro de igual título, incluido en Fiesta de espinelas, antología mínima publicada en 1993).
Reflexivo y filosófico en ocasiones acerca de la realidad en que vive el autor y en otras más apegado a la tradición, Valdés Bruceta exhibe un conjunto de poemas donde la sencillez apa-rente oculta la profundidad de su madurez lírica.
De Al son de mi espinela (p.51) es la estrofa que transcribimos a conti-nuación.
AMANECER
Cuando el día se despierta
entre bostezos de aurora,
el gallo nos da la hora
con una sonrisa abierta.
La alborada que se inserta
entre el río y la yagruma
de oro nos pinta la bruma
para darnos claridad
y romper la soledad
de la noche que se esfuma.
Un autor que se dio a conocer a finales de la década del noventa es Claudio Concepción Pérez (Banes, 1947), de quien las Ediciones Holguín publicaron en el año 2001 su volumen: El camino de Teseo, cuaderno donde confluyen décimas y sonetos con igual acierto y el poemario para niños donde también se incluyen décimas Los motivos de mi canto (2003).
El camino… muestra las inquietudes líricas de un poeta que hasta ahora sólo era conocido en su localidad como autor de décimas humorísticas, en las que es un verdadero artífice.
Las décimas incluidas en El camino de Teseo, dan fe de las búsquedas literarias de Concepción Pérez quien, por la manera de escribir sus textos, se encuentra muy próximo a las más recientes promociones de decimistas cubanos, conservando las particu-laridades de su estilo.
Al libro mencionado pertenece la estrofa que citamos a conti-nuación y que localizamos en la tercera sección del poemario (p. 56):
XII
¿Qué habría pasado en la incierta
barrera de los instantes
si algunos segundos antes
alguien nos cierra la puerta?
De no existir descubierta
la faz del tiempo y del frío;
sin la noche, sin el río,
si no hay nada, si no hay verso,
de faltar el universo,
¿qué color tendría el vacío?
Menos conocida que el resto de los poetas mencionados resulta Reina Sánchez Corrales (San Germán, 1949) autora del plaquette publicado en 1992 Una mujer terrible donde su sensibilidad resalta a través de delicados poemas, fieles al entorno campesino en que nació. De ella es esta décima, inédita hasta ahora, en la que se aparta en gran medida de los temas que generalmente aborda:
PERO EN SU PECHO SE ANUDA
la ironía de otro dardo
punzante que, como un cardo,
a la tiniebla desnuda.
Tiembla, anhelante, la duda
destrozando la mañana
afilada en la ventana
que copia en su paz un puente
mientras se escucha el demente
redoble de una campana.
Un poeta a tener en cuenta en los próximos años del devenir decimístico local es Pedro Antonio Pérez González (Holguín, 1950), Teniente Coronel jubilado de las FAR y miembro del Taller Literario Municipal "Pablo de la Torriente Brau" que fue incluido en la Antología de la décima cósmica de Holguín, publicada en el 2003 por el Frente de Afirmación Hispanista de México.
Pérez González es promotor cultural en su comunidad y organiza una peña literaria en el Instituto Superior Pedagógico "José de la Luz y Caballero" de Holguín que en los últimos dos años ha sido un persistente creador de décimas cuya obra ha estado presente en diversos certámenes de la provincia como el Primer Concurso Cinco Héroes Prisioneros del Imperio, convocado por la Emisora Provincial Radio Angulo en el que obtuvo mención con un conjunto de décimas.
Fundamentalmente escritor para niños, Luis Caissés Sánchez (Holguín, 1951) es un decimista ocasional que ha publicado, entre otros, El pintorcillo (1986) y La demorada gracia de estar vivos (1991). Caissés fue uno de los autores que inició el auge de la décima escrita en la provincia Holguín, cuando en 1980 recibió Primera mención en poesía para niños en el VII Encuentro- debate Nacional de Talleres Literarios celebrado en Varadero, Matanzas, con la décima titulada "Raíces", que se incluyó en el volumen Talleres Literarios 1980.
Este poeta posee un conjunto de hermosas espinelas donde sobresale su serena tonalidad lírica y su fina sensibilidad, a tra-vés de un discurso donde la belleza y el cuidado de la forma subrayan los ribetes intimistas de su obra.
Del último libro mencionado es la excelente décima "Apa-riencia" (p. 21), donde las asonancias no empañan la calidad de un texto con evidentes resonancias martianas:
Hay en una mesa extraña
un tan hermoso jarrón
que casi anula el botón
de rosa que lo acompaña.
Digo casi, pues se engaña
quien, al sentir el olor,
a ver alcanza, mejor,
el jarrón de blanca espuma.
No es el jarrón quien perfuma.
La que perfuma es la flor.
Ramón M. Rodríguez (Buenaventura, 1952) publicó en 1990 En el lugar de los que aman y es uno de los autores de su promoción que muestra mayor voluntad de renovación de la estrofa, sin embargo, debe prestar mayor atención al empleo de los enca-balgamientos de los que llega a abusar, incurriendo en lo que el poeta Adolfo Martí llamó públicamente "décimas tartamudas".
Uno de sus textos más logrados es "Definiciones" (p.24), poema que citamos a continuación:
Para Acosta
Los plomos del viento. Ríos
en el mapa de las tardes.
Vidrios torpes. Luz. Cobardes
alas de nervios sombríos.
Voces que giran. Desvíos
que ignoran la simetría.
Luchas. Cuernos en orgía
que en azufre se desploma.
Lluvia herida sin paloma
dónde irá tu geografía.
El consejo editorial de Ediciones Holguín aprobó la publicación de su libro Décimas de amor y juventud para el año 2004.
Otro de los poetas seleccionados para integrar el cuerpo de este trabajo es el holguinero Quintín Ochoa Romero (1952) quien ha publicado hasta la fecha cuatro libros: Sobre un giro de espejos (Premio de la Provincia en poesía en 1987), Cofre de estrellas, libro que recibió el Premio de la Ciudad en literatura para niños en 1992; la antología mínima: Voces de tu imagen (1992) y el libro de prosa para niños: El retorno de Pío (2003). Quintín mantiene inédito el cuaderno Desfamilia con el que recibió la Primera Mención en décima en el Premio de la Ciudad de 1994.
En sus estrofas el poeta canta a su entorno afectivo y a la sociedad del final del milenio, a pesar de que no siempre sus décimas pue-den escapar de las limitaciones que la espinela impone a muchos.
Precisamente de Desfamilia hemos seleccionado esta estanza sin título en la que se aproxima, con sincero dolor, al tema del abandono.
¡Ay, Madre, qué soledad!
¡Cómo me dejaron solo
con tanta luz! ¿Qué controlo
después de la oscuridad?
Su amor sembró falsedad
para arrancarme del lecho.
Vino, creció como helecho,
llenó el mundo de temores
y, al recoger tantas flores,
se fue llevándome el pecho.
María Josefa Reyes Hidalgo (Velasco, 1954), actualmente radicada en los Estados Unidos, es una de las voces femeninas más significativas de la décima escrita en la provincia Holguín. Una selección de su libro Vuelo de guitarras, Mención en el Premio de la Ciudad de 1993, se publicó en la antología Fiesta de espinelas.
Su poesía muestra su preferencia por los temas amatorios y, aunque debe solucionar algunas incoherencias y cuestiones mé-tricas, representa una nota singular en la historia de la décima local.
También escritora para niños, María Josefa publicó un breve cuaderno, sin indicaciones del año y la editorial que lo realizó, titulado: Las vacaciones de Marisol, donde, entre varias narraciones incluye algunas décimas, estudiadas por Mayra Hernández Menéndez en su magnífico volumen: Recado para Jonás (2001) que recibiera el Premio Nacional "La Edad de Oro" en 1998 [49]
De Fiesta de espinelas hemos seleccionado la siguiente estrofa titulada "Añoranza" (p.63):
Parecen años los días
en que junto a mí no estás;
afloran, cuando te vas,
todas las melancolías.
Te buscan las manos mías,
sólo palpan la quietud.
¿De qué sirve la virtud
si me golpea tu olvido
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