- La flexibilidad
conductual - La
plenitud - El
ego - Orientarse
- La
valentía - Descubre
tu propio coraje - Conclusión
- Bibliografía
Introducción
Nuestras conductas son el reflejo de lo que está
pasando con nosotros como seres vivos, así como, del grado
de madurez que hemos alcanzado en el transcurrir de la vida, de
ahí que para mejorar nuestro bienestar sea necesario
prestarle un poco de atención a nuestras conductas cotidianas y
entender el por qué las realizamos de tal o cual manera,
independientemente si efectivamente son lo más acertado o
no para nuestra felicidad.
La flexibilidad
conductual
Según Jorge Bucay en su artículo titulado
"flexibilidad para crecer", la mayoría de nuestras
conductas inadecuadas o enfermizas están
íntimamente relacionadas con nuestros aspectos más
inmaduros, más infantiles, más anacrónicos.
Es esta falta de madurez o de desarrollo lo
que nos permite encarar nuestra vida de una manera creativa,
aportando nuevas soluciones a
los viejos problemas o
alejándonos de ellos para buscar nuevos desafíos
con los que probar nuestras genuinas oportunidades (Bucay,
2008).
John Steven decía que, cuando un hipnotizador
consigue hacer entrar a alguien en trance hipnótico, logra
que el individuo
jerarquice más la palabra del hipnotizador que sus propias
sensaciones y que, por eso, el hipnotizado responde más a
las palabras de quien lo sugestiona que a lo que la percepción
o su aparato psíquico le informan de la realidad (Bucay,
2008).
De alguna manera, aseguraba Steven, todos vivimos un
poco hipnotizados. Padres, vecinos y todos aquellos que han
compartido la responsabilidad de educarnos nos han repetido
infinidad de veces las mismas cosas –siempre por nuestro
bien; quien lo duda-. Hemos leído esas palabras en
libros y
revistas, hemos visto a nuestros seres más queridos
acatarlas tantas veces, sin cuestionarlas jamás, que
terminamos creyendo más en las palabras que nos dijeron
que en nuestro propio sentir. Renunciamos casi sin darnos cuenta
a la posibilidad de pensar diferente y, por lo tanto, a ser
capaces de hallar una forma distinta de hacer lo mismo, de
encontrar un camino alternativo que nos lleve a los mismos o a
otros destinos.
El desafío para despertar de nuestro sueño
hipnótico es el crecimiento como persona, la
conquista de
la autodependencia, la confianza de que podemos confiar en
nosotros mismos, el coraje de flexibilizar nuestra mirada del
mundo, único camino para desarrollar conductas, análisis y estrategias
más creativas que promuevan, sostenga y aprovechen el
cambio de
paradigmas. La
salud mental y,
más específicamente, la madurez, tiene mucho que
ver con la decisión de abandonar por igual la conducta
rígida y la conducta líquida (Bucay,
2008).
Desde su significado etimológico, la palabra
rigidez evoca lo estancado, lo inmóvil, lo
muerto. Pero, lo coloquial, la psicología de la
conducta utiliza el término rigidez para referirse al
modelo de
respuesta repetido, automático, estandarizado y siempre
idéntico a sí mismo: una actitud frente
a la vida que tiene de positivo la estabilidad y lo previsible,
además del ahorro de
energía que supone no tener que buscar permanentemente
nuevas respuestas a cada situación. Por poner un ejemplo
simple, ahorro mucho tiempo y
esfuerzo si decido guardar mis calcetines siempre en el mismo
lugar, en vez de dejarlos siempre en cualquier lado y tener que
hallarlos cada mañana (Bucay, 2008).
El concepto de
conducta líquida evoca la actitud de aquellas personas
que, remedando aquella propiedad
física de
los fluidos, se adaptan necesariamente a la forma del recipiente
que los contiene. Se refiere a la actitud que nunca tienen una
posición, ni un orden, ni una escala de
valores.
Aquellos que viven creyendo que uno es solamente la suma de las
imágenes que los demás tienen de
uno, e intentan permanentemente responder a las expectativas que
escuchan, perciben o imaginan que los demás tienen de
ellos (Bucay, 2008).
Rígida no. Líquida tampoco. ¿Y
entonces? ¡Flexible! Flexibilidad es cambiar los medios, las
vías o los recursos que
nuestra experiencia nos dice han sido utilizados hasta
aquí, en situaciones similares a esta. Es estudiar un
objeto o un suceso sin aferrarse a lo dado, sin atenerse a un
plan mental
prefijado. Es hacer algo nuevo y distinto, y no necesariamente
atarlo al fracaso de lo habitual (Bucay, 2008).
Ser flexible sólo cuando es conveniente para
conseguir un resultado inmediato distrae la atención de
explorar lo nuevo como camino imprescindible para el desarrollo
de las personas, de los grupos y de la
sociedad como
un todo (Bucay, 2008).
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