Introducción
El mundo se hace viejo. Es la primera vez en la historia de la humanidad en
que un gran número de personas llegan a la ancianidad. Es
evidente que todo este proceso ha
provocado un determinado impacto en ciertos sectores
estratégicos de la estructura
social, entre los que se encuentran el sistema
educacional y de salud. Cuba no ha
sido una excepción en ese sentido. Hasta hace unos pocos
años no existía ninguna tradición
geriátrica ni de profesionales que se dedicaran
específicamente al anciano, los cuales se atendían
en los diferentes servicios
conjuntamente con los adultos jóvenes a pesar de las
particularidades propias del proceso de
envejecimiento.
La población cubana va envejeciendo
aceleradamente. La definición clásica de
envejecimiento de la población establece el aumento de la
proporción de personas de edad avanzada con
relación al resto de la población, pero
también se ve como la inversión de la pirámide de edades,
debido a que el fenómeno no es solamente un aumento de la
proporción de ancianos, sino también una
disminución de la proporción de niños y
jóvenes menores de 15 años. En Cuba en 1978 la
población de adultos mayores rebasaba ya el 10 % de la
total. En la actualidad alcanza el 15,1 % y una esperanza
de vida alrededor de 78 años. Este crecimiento, sumado al
hecho de la reducción de los cohortes de nacidos implica
un estrechamiento de la base de la pirámide poblacional y
un ensanchamiento de parte de la cúspide.
En los comienzos de la presente década se
introdujo el término "Envejecimiento sociogénico"
para expresar la presión
ejercida por el grupo social
sobre el anciano; hoy, cuando se rinde culto a la velocidad, la
técnica, la eficiencia y la
juventud, se
olvida con frecuencia el valor de la
experiencia y la sabiduría de lo vivido presente en los
ancianos, que se niegan a reajustar su existencia a normas que no
concuerdan con su ritmo biopsicosocial instituido en otras
circunstancias socioculturales. Se establecen así conflictos en
cuanto al papel social del anciano en el mundo actual.
La aplicación de los principios de la
bioética, disciplina que
se ha considerado como "conflictiva" y que se desarrolla bajo la
premisa de la autonomía del paciente, mientras no se
demuestre lo contrario, se hace particularmente interesante si se
toma en cuenta que la relación de salud con un anciano
debe ser llevada adelante por el profesional de la
salud.
En tales casos se tiene en cuenta no sólo la
intervención propia y la del paciente, sino que
además invariablemente intervendrán otros
elementos, como la familia,
más o menos bien informada y con la mejor
intención, los órganos de la seguridad
social, de justicia, y el
sistema de salud sin considerar la eventual participación
de las redes de apoyo
formal e informal, por lo que pueden producirse discrepancias
entre las partes interesadas en el manejo del problema, ya sea
enfermedad, discapacidad, el
cambio de
status y roles del anciano posjubilación, o aun por
problemas del
espacio doméstico y social del anciano que asiste a
solicitar atención de salud.
La familia y el
grupo social cuyo criterio se rige por el principio de justicia y
con motivaciones que pueden ser la más pura
búsqueda de lo mejor para solucionar el problema de salud
del anciano, hasta el deseo expreso de dar por terminado un
"enojoso problema" y pasando por la más absoluta
indiferencia, a menudo entorpecen la buena marcha de la
relación entre el médico y el anciano. Se pretende
violar la confidencialidad al cuestionar la competencia o
incompetencia del anciano, ejerciendo así presión
sobre las decisiones del médico.
Desarrollo
En 1959 comenzaron a efectuarse cambios
radicales en la atención médica y social de toda la
población en Cuba. En 1978 aparece el primer programa de
atención al anciano conocido por "Modelo de Atención Comunitaria".
En la década de los 80, al ponerse en vigor la Ley 24 de
Seguridad
Social se amplían los servicios de Geriatría del
Sistema Nacional de Salud en hospitales y áreas de salud
comunitarias, toma un papel importante el médico y la
enfermera de la familia, surgen movimientos como los
círculos y las casas de abuelos, que demuestran la
importancia priorizada y creciente que muestra el Estado
a la tercera edad.En 1987 comienzan a surgir
diferentes servicios de Geriatría muy especializados, con
profesionales de alto nivel científico y con recursos de la
más alta tecnología, con el
propósito de brindar asistencia médica
cualitativamente mejor y con un alcance cuantitativo poco
despreciable. Ejemplos de ello son el Hospital
Clínico-quirúrgico "Hermanos Ameijeiras", el CIMEQ
y otros.En 1992 se inaugura en La Habana el Centro Iberoamericano
de la Tercera Edad, con objetivos
de carácter asistencial y evaluativo e investigativo-epidemiológico.
Si bien hemos tenido logros incalculables en el campo de la salud
y la seguridad social, quedan por analizar con profundidad un
conjunto de aspectos, que pueden conducir a reflexiones para
investigar en los campos de la salud
pública y la demografía. El propósito
sería mejorar nuestra
asistencia y por consiguiente la calidad de vida de los mayores.El
estado cubano
y las organizaciones
gubernamentales, de masas y no gubernamentales trabajan con ese
objetivo. Las
líneas de estudio estarían encaminadas a conocer:
las consecuencias a mediano y largo plazo del proceso de
envejecimiento en nuestro país con sus condiciones
concretas, las características particulares de las
personas de la tercera edad en cuanto a género,
inserción socio-clasista, nivel educacional, estado
conyugal, lugar de residencia y otras variables como
potencialidades productivas, convivencia familiar y sus
características, condiciones de vida de los ancianos sin
amparo filial,
formas de violencia
hacia el adulto mayor, utilización del tiempo libre,
recreación, vida cotidiana de los
institucionalizados y todo lo inherente al concepto social
de las personas mayores.
Proceso de envejecimiento poblacional en Cuba
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