-Es importante no pasar por alto que hacer predicciones
motiva a los estudiantes a leer y a releer, y un diálogo
interno entre el lector y el escritor.
-Esta estrategia,
desarrollada por Donna Ogle, toma su nombre de las iniciales de
las palabras en inglés
que la definen: ¿Qué sé?; ¿Qué
quiero aprender?; ¿Qué he aprendido?. Estas
preguntas llevan a los estudiantes a activar el
conocimiento previo ya desarrollar interés
por la lectura
antes de comenzar a leer el texto.
-Una manera de poner en práctica esta estrategia
es la de entregar a los estudiantes una hoja de papel en la que
tendrán la oportunidad de contestar las preguntas ( las
primeras dos) antes mencionadas antes de iniciar la lectura. Para
la primera pregunta que es la que va dirigida a estimular el
conocimiento
previo del lector , el estudiante escribe sobre lo que conoce del
tema. La segunda, que está montada sobre la primera,
requiere que los estudiantes hojeen el libro y
escriban sobre lo que quieren saber o conocer. De esta manera se
promueve que los estudiantes establezcan un propósito al
leer y que deseen iniciar la lectura. Estas primeras dos
preguntas se pueden trabajar individualmente o en equipos. Luego
de la discusión en clase del
texto, contestarán la tercera pregunta. Esta se recomienda
que se haga individualmente.
-La lectura rápida es la que se hace para buscar
un dato concreto (un
nombre, una fecha, una cita, etc) que nos interesa conocer antes
o después de inicair una lectura. Es echar un vistazo
sobre el texto con un propósito
específico.
-Leer un capítulo rápido consiste en leer
sólo la primera oración de cada párrafo. Después de la lectura
rápida, el lector puede identificar los puntos más
importantes y así establecer el objetivo de su
lectura o el trabajo
sobre el texto que quiere realizar. Este proceso le
sirve para planificar su lectura intensiva del texto.
-Para concluir tomamos en cuenta las palabras de
Solé (1994) cuando dice: "Leer es mucho más que
poseer un caudal de estrategias. Leer
es sobre todo una actividad voluntaria y placentera y
enseñar a leer debe tener esto en cuenta."
Referencias
– WWW.GOOGLE.COM
– WWW.MONOGRAFIA.COM
– Enciclopedia Microsoft
Encarta 2004.
La Lectura.
Clases de Lectura
Ana Mercedes Soto
1. ¿Qué es la Lectura? Es
un proceso de captación, comprensión e interpretación de signos
escritos. La Lectura como proceso abarca dos aspectos:
-La Percepción
visual, a través de locuaz es posible la captación
de estructuras y
frases escritas.
-Comprensión mental de lo
leído.
Si se lee frecuentemente, logramos un
entrenamiento, lo que nos permite mejorar nuestra
habilidad perceptiva, así como la capacidad y rapidez en
la comprensión.
2. Factores que intervienen en el proceso de la
lectura:
2.1. Condiciones materiales.
Éstas se refieren a la adecuada iluminación, buen estadote los ojos y
ausencia de fatiga.
2.2. Condiciones psicológicas, requisito
indispensable para lograr una lectura eficiente, ellas son
tranquilidad, distensión y atención.
Tranquilidad: rodearse de una serie de factores
y condiciones que nos hagan sentir en un ambiente
agradable propicio para leer (ambiente tranquilo, sin ruidos
perturbadores, buena iluminación. "También es
importante que física y
corporalmente nos sintamos con toda comodidad" (Blay, Antonio:
Lectura rápida, p. 122).
Distensión: Se refiere al estado
interior de relajación, lo cual nos hace sentir libres de
tensiones y preocupaciones; es condición indispensable
para disfrutar de la lectura.
Atención: Es la capacidad del individuo de
mantenerse receptivo, concentrado y dispuesto a asimilar los
contenidos a estudiar. Eso puede lograrse cuando existe una
armonía entre los factores externos e internos. Existen
varios recursos para que
el estudiante pueda mantener la atención:
-Voluntad e intención de prestar atención
y concentrarse.
-Despertar interés por lo que se lee, creando un
espíritu de curiosidad con lo que se lee a través
de planteamientos e interrogantes acerca de su importancia para
nosotros o acerca de su contenido. El deseo de conocer mueve el
interés y éste condiciona la
atención.
-Leer con un fin preciso y predeterminado con el fin de
estar conscientes del por qué y para qué se
está haciendo.
-Leer con actitud
crítica
y dinámica, es decir, penar con nuestras
ideas acerca de lo que se nos quiere comunicar.
Problemas comunes a la lectura y al
estudio
1. Frases sueltas.
Uno de los defectos que más afectan el proceso de
lectura es el de leer frases sueltas, ideas sueltas y saltar
trozos, lo que impide captar las ideas expuestas por el autor, y
crea confusiones por la falta de precisión. Para corregir
el mal hábito se sugiere:
a) Realizar la lectura comprensiva de oraciones
completas, en virtud de que la oración es una unidad de
significado.
b) Leer ideas coordinadas (ideas centrales-
principales-secundarias).
c) Leer activamente y estar consciente de que las
palabras, frases e ideas sueltas tienen poco
significado.
2. Regresiones
Este es un defecto que perjudica a la lectura
rápida y consiste en el hábito de volver
atrás para ver de nuevo lo ya leído. Existen
tres motivos que impulsan al lector a regresar. Ellos
son:
No haber captado la idea.
No haber captado bien alguna idea.
Hábito de regresar.
Se sugiere para corregir este defecto de la
lectura:
-Seguir adelante en la lectura, aunque tengamos la duda
de no haber captado plenamente la idea.
-Leer activamente: es el modo más fácil
para asegurar la comprensión y retención del
material leído.
-Tratar de analizar por qué se nos escapan las
ideas y localizar exactamente la dificultad.
La Vocalización
Consiste en leer las palabras en voz alta, o
acompañar la lectura con un movimiento de
labios sin la emisión de sonidos audibles, lo que
constituye un obstáculo ara la plena eficacia de la
lectura, ya que afecta la comprensión y la
rapidez.
En cuanto a la comprensión, la
vocalización perjudica en razón de que el lector
está demasiado pendiente de cada palabra, lo que a su vez
es un obstáculo par mantener la agilidad mental, que
permite seguir con flexibilidad el curso mismo del pensamiento.
Existen dos tipos de vocalización:
–Consciente: se aplica a aquellos que repiten
cada palabra leída al pronunciar a media voz.
–Inconsciente: es aquella donde no hay
articulación con la lengua o los
labios y sólo se utiliza la laringe. En este caso, las
cuerdas vocales vibran sin la intervención voluntaria del
sujeto, por acto reflejo.
Subvocalización: consiste en
repetir mentalmente cada una de las palabras durante el
transcurso de la lectura; por lo tanto, no existe
vibración acústica notable, mas el lector "se oye"
a sí mismo, como si hubiera una vocecilla interna que
repite cada una de las palabras impresas. Existen dos tipos de
subvocalización:
–De repetición: es un eco sin sentido
alguno; por lo tanto, debe corregirse ya que perjudica la
comprensión de lo leído.
–De elaboración: es el proceso de
elaboración que exige toda lectura comprensiva. Es
útil porque ayuda al lector a entender más
acertadamente el texto, ya que le permite entender, reflexionar,
comparar sus conocimientos anteriores.
Cómo leer un
libro
"Leer un libro es establecer un
diálogo animado por el deseo de comprender" (Armando
Zubizarreta)
–Lectura del título: reflexione sobre el
título, el cual le dará una visión amplia de
la obra.
-Lectura del índice: en él
está la estructura y
organización del texto, y la
relación entre cada una de las partes de la
obra.
–Introducción: aquí el autor
expone las razones que tuvo para escribir, los problemas
básicos abordados, los criterios seguidos en su exposición
y cómo obtener el máximo provecho del libro. Con
esta información, ya se puede tener una
anticipación con respecto al contenido de toda la
obra.
–Lectura de los capítulos: los
capítulos se pueden leer en dos formas:
A) Realizando una lectura de información (a modo
de rastreo).
B) Lectura detallada o completa: debe hacerse despacio
para captar las ideas principales en cada
capítulo.
–Revisión final: consiste en revisar
algunos capítulos (los que considere de mayor
interés); para ello realice una lectura
general.
Variables que afectan la
comprensión lectora
1. Características del
lector.
1.1. Su vocabulario.
1.2. Conocimientos generales acerca del tema que
está leyendo.
1.3. Hábitos negativos en la lectura (ver
capítulo correspondiente a la lectura).
1.4. La técnica de lectura estilizada
(estrategias para captar la información).
2. Dificultades con el material
impreso:
2.1. Estructura y complejidad del texto.
2.2. La ideología implícita expuesta por el
autor.
"Para lograr que un lector novato o ineficiente mejore
su ejecución, es necesario enseñarlo a regular su
propio proceso de comprensión. Es decir, que el estudiante
debe aprender a planificar, cómo probar y evaluar su
comprensión". (Donis, Yolanda: Estrategias utilizadas
en la comprensión lectora, p. 19. Mimeo.
1983)
La
enseñanza–aprendizaje del
texto escrito
(Una alternativa metodológica para la Secundaria
Básica)
Lic. Yumara Oropesa Gómez / M. Sc. José
Amado Díaz Martínez
"Saber leer es saber andar. Sabe escribir es saber
ascender".
José Martí
La enseñanza de la lecto-escritura,
entendida como el desarrollo de
habilidades para comprender textos y convertir en objeto aquello
que sabe o acaba de descubrir, ha devenido en una de las mayores
preocupaciones de la educación en
Cuba en los
últimos años. Con el nuevo proyecto de
educación
para la Secundaria Básica, aparece el Profesor
General Integral, conceptualizado como el profesional que imparte
todas las asignaturas del currículo, con excepción del
Inglés y la Educación
Física.
Son numerosas las ventajas que en el orden educativo se
derivan, sin embargo, la formación especializada de los
profesores en ejercicio en una u otra materia de
estudio, han afectado el proceso de enseñanza –
aprendizaje del resto. En tal sentido, es preciso buscar
alternativas metodológicas que les permita a los
profesores escoger entre diversas variantes aquella que le
resulte más eficaz para resolver los problemas de sus
alumnos.
La enseñanza – aprendizaje del texto
escrito constituye actualmente uno de los problemas que descuella
entre los que mayormente inciden en los estudiantes, lo cual
centra sus causas principales en:
El pobre dominio que
tienen los profesores de las estructuras
lingüísticas.La carencia de métodos que conduzcan al alumno a
sentir la necesidad de expresarse por escrito, con la
suficiencia necesaria para ello.La falta de habilidades para lograr en los educandos
una eficaz auto revisión o revisión colectiva
del producto
escrito.
Numerosas investigaciones y
otros estudios han pretendido buscar variantes de solución
a esta problemática, que sin dudas, han aportado valiosas
alternativas y sugerencias de carácter metodológicas para la
enseñanza – aprendizaje del texto escrito, entre
ellas los trabajos de los doctores Juan Ramón
Montaño, José Emilio Hernández, Angelina
Roméu, la profesora Georgina Arias y muchos otros que
desde los Institutos Superiores Pedagógicos revelan los
resultados que van obteniendo en este proceso.
El presente trabajo es el
resultado de una de estas experiencia que sobre la
enseñanza – aprendizaje del texto escrito se
desarrolla en la provincia Ciego de Ávila y que se aplica
en el Centro de Referencia de la Educación Secundaria
Básica de este territorio, con el cual se ha pretendido
ofrecer a los Profesores Generales Integrales un
sistema de
acciones que
les permita organizar el proceso pedagógico para asumir
este componente de la asignatura, a la vez que pueda evaluar el
desempeño de sus alumnos en la producción textual.
En los trabajos presentados muy recientemente por la
profesora Georgina Arias (2006), se reitera la carencia de la
orientación necesaria a los alumnos para la
producción textual, sin un destinatario definido y con un
limitado contexto de circulación. En tal sentido
circunscribe este momento del proceso de enseñanza –
aprendizaje del texto escrito, la orientación, a la
formulación de lo que califica como "consigna", la cual
plantea "debe ser clara, justa y generadora de escritos" (La
producción de textos escritos: nuevas consideraciones";
material impreso 2006).
Muy reciente es "la concepción del borrador y la
versión definitiva" que "considera dos aspectos
complementarios e íntimamente relacionados: el proceso de
escritura y el producto escrito". Realmente el texto definitivo
construido por el alumno no debe ser el resultado de un primer
intento de elaboración, pero ¿cuántos
borradores tendrá que hacer si no posee "las herramientas"
necesarias que le brinda la lengua para llegar a un "producto
definitivo"?, ¿podrá realmente apropiarse de estas
herramientas tratando de escribir una y otra vez su
texto?
El sistema de acciones que se propone a
continuación no pretende ser la solución definitiva
a la problemática que se presenta actualmente en el
proceso de enseñanza – aprendizaje del texto
escrito, pero es una de las tantas variantes metodológicas
que contribuyen a su facilitación, sobre todo para los
profesores que se enfrentan por primera vez a uno de los momentos
más complejos en la enseñanza de la lengua
materna.
Primer paso: Diagnóstico de las habilidades para
construir textos escritos.
Uso del vocabulario, variedad y organización
léxica.Complejidad en la estructura de los sintagmas
nominales.Tipo de predicado que más emplea.
Proporción de oraciones simples y
compuestas.Relación entre la proposición
temática y las remáticas.Concordancia entre sustantivos y adjetivos y entre
sujetos y verbos.Uso de las circunstancias para complementar y
ampliar significados.Utilización de algunos recursos expresivos
del lenguaje
literario.
Segundo paso: Acciones de enseñanza
– aprendizaje del texto escrito por niveles de
desempeño.
Primer nivel de desempeño:
Selección y agrupamiento de palabras que
satisfagan las necesidades de determinado tema. (El tema
seleccionado o referente se debe haber trabajado a
través de un texto como parte del proceso de
comprensión / construcción).Determinación de sinónimos o frases
sinónimas de las palabras seleccionadas.Establecimiento de sus regularidades
ortográficas.Organización de las palabras como partes de
la oración.Formación de posibles parejas
sintácticas con palabras seleccionadas.Construcción de sintagmas nominales a partir
de modelos
dados.
Segundo nivel de desempeño:
Selección de diferentes sintagmas nominales
que puedan funcionar como sujetos de futuras
oraciones.Búsqueda y/o selección de formas verbales que
respondan a las necesidades del tema y que concuerden con los
sintagmas nominales escogidos para funcionar como
sujetos.Complementación de la significación
del verbo con otros sintagmas nominales
construidos.Selección de las oraciones o proposiciones
formadas que puedan integrar el futuro texto.
Tercer nivel de desempeño:
Determinación de la proposición
más generalizadora que rija al resto de las ideas del
texto.Organización de las oraciones o proposiciones
en una secuencia de posible coherencia. (Puede utilizarse la
enumeración).Sustitución de algunas expresiones, que lo
posibiliten, por otras que digan lo mismo y resulten
más elegantes.Enlace de las oraciones o proposiciones utilizando
diferentes conectores.Sustitución de términos redundantes o
que se repitan innecesariamente.
Tercer paso: Auto revisión y/o
revisión colectiva del texto escrito.
Determinación del referente, su
manifestación a través de la idea central
explícita o implícita.Relación entre las proposiciones
remáticas y de ellas con la
temática.Uso adecuado de los conectores entre las oraciones
gramaticales del texto.Corrección en la estructura de los sintagmas
nominales.Relación entre los sintagmas nominales con
función de sujeto y los sintagmas
verbales.Valor de los sintagmas nominales que funcionan para
complementar la significación del verbo.Adecuación del vocabulario
seleccionado.Utilización de algunos recursos expresivos
del leguaje literario.
La aplicación de este sistema de acciones en la
Educación Secundaria Básica ha posibilitado,
además de satisfacer necesidades de orientación y
organización para el trabajo con el proceso de
construcción textual de los Profesores Generales
Integrales y de evaluación
del nivel de desempeño de sus alumnos con indicadores
establecidos, enseñar los contenidos gramaticales de
manera funcional. Por otra parte, ha contribuido a satisfacer la
carencia de conocimientos que no les permitía a los
alumnos asumir la construcción del texto escrito con
confianza en sus resultados.
A continuación se presentan algunas actividades
que se pueden desarrollar a partir de la secuencia de acciones
planteadas:
I.- Lee detenidamente el siguiente texto:
"Además de embellecer el paisaje y proporcionar
sombra, los árboles
contribuyen a reducir las concentraciones de monóxido de
carbono,
producen oxígeno, ayudan a la reproducción de muchas especies, retienen
el polvo, preservan los suelos,
amortiguan los ruidos urbanos y suavizan la sensación de
calor."
Orfilio Peláez (Granma, mayo 23 de 2001)
1.-Algunas actividades para asegurar la
comprensión del texto:
a)-Busca sinónimos de las siguientes
palabras:
-proporcionar_______________________
-reducir______________________
-retienen______________________
-preservan____________________
-amortiguan______________________
b)- En el texto se habla de:
____el paisaje ____los árboles ____los suelos
____el calor
c)- Los árboles, según el texto,
reportan:
____perjuicios ____beneficios
d)- Selecciona del texto:
-Dos palabras agudas con tilde________________ ,
________________
-Dos palabras esdrújulas __________________ ,
___________________
-Dos palabras llanas____________________ ,
__________________
e)- A partir de los que dice el texto, atribúyele
dos cualidades al sustantivo árboles
____________________ , _________________.
2.- Actividades para el trabajo de
construcción:
a)- Piensa en los árboles que conoces:
-¿Cómo se clasifican por lo que aportan al
hombre?
-¿Qué nombre recibe un grupo grande
de árboles?
-¿Dónde se encuentran en Cuba las
principales zonas boscosas?
-¿Qué animales de la
fauna cubana
viven en nuestros bosques?
-¿Qué acciones se desarrollan en el
país para proteger la flora?
-¿De qué manera contribuyes tú al
cuidado de los árboles?
La actividad anterior es para el trabajo de
familiarización y preparación sobre el tema a
abordar en el texto escrito, su realización debe ser
preferentemente oral, por tanto las interrogantes servirán
de guía al profesor, que debe impedir se convierta en una
simple formulación de preguntas para esperar respuestas,
es decir, lo óptimo sería su fluir como una
conversación.
b)- Escribe no menos de 50 palabras que puedan estar
relacionadas de alguna manera con el tema.
c)- Clasifícalas por su acentuación.
Divídelas en sílabas. Fíjate si algunas de
ellas se ajustan a alguna regla ortográfica. Destaca las
sílabas que para ti constituyeron problemas
ortográficos.
d)- Agrúpalas de acuerdo con la parte de la
oración que sea.
e)- Trata de buscar palabras que por su afinidad y
clasificación puedan formar parejas.
f)- Fíjate en las siguientes estructuras y
tómalas como modelo para
relacionar algunas de estas palabras:
-Sustantivo.
-Sustantivo + adjetivo.
-Sustantivo + conjunción + sustantivo.
-Sustantivo + preposición +
sustantivo.
-Sustantivo + adverbio + adjetivo.
-Adjetivo + conjunción + adjetivo +
sustantivo.
-Sustantivo + conjunción + sustantivo +
adjetivo.
g)- Selecciona de los sintagmas construidos, aquellos
que te gustaría usar como sujetos de oraciones y expresa
algo sobre ellos.
h)- Amplía las estructuras que construiste con
otros sintagmas que respondan a las siguientes preguntas
formuladas al verbo:
-¿Qué es lo …..?
-¿Para quién o a
quién……?
-¿Cuándo…..?
-¿Dónde…….?
-¿Cómo……..?
-¿Cuánto……?
i)- Analiza las oraciones que construiste, piensa en
cuáles de ellas guardan una relación más
estrecha y sepáralas.
j)- Selecciona la oración que consideres
más generalizadora de las que escogiste y que sintetice la
idea que expresan todas ellas.
k)- Organiza, numerándolas, las oraciones
según tu criterio de orden en un
párrafo.
l)- Observa las expresiones que has construido, trata de
cambiar algunas, si es posible por otras que digan lo mismo y
resulten más elegantes.
m)- Como ya sabes las oraciones pueden ser simples o
compuestas. Al enlazar las oraciones usa diversos conectores:
signos de
puntuación, conjunciones y otros elementos que
subordinen a una con respecto a otra.
n)- Al conformar el texto puede que encuentres palabras
o expresiones que se repitan y se oiga mal. Por eso, léelo
varias veces y trata de sustituirlas; para ello utiliza,
pronombres, sinónimos, etcétera.
o)- Ahora que has concluido la primera versión de
tu texto, vuelve a escribirlo tantas veces como consideres
necesario para buscar el mayor grado de perfección.
Después, somételo a la consideración de los
demás compañeros.
En general sobre el proceso de enseñanza –
aprendizaje del texto escrito se han ofrecido múltiples
teorías, etapas, sistemas de
acciones, pero es una realidad que el problema continúa
conviviendo con los alumnos en el tránsito por las
diferentes educaciones. Es preciso, para asumir una u otra
alternativa metodológica, conocer cuáles son las
causas de las dificultades y ajustarla a las posibilidades y
necesidades de los alumnos. En tal sentido, asumir este sistema
de acciones, no excluye la flexibilidad y la creatividad en
su aplicación práctica en el proceso de
enseñanza – aprendizaje del texto
escrito.
Bibliografía:
Arias, Georgina – La
producción de textos escritos: nuevas consideraciones.
Material en soporte digital, 2006.
Cassany, Daniel y otros- Enseñar
lengua. Editorial Groé. Barcelona, 1999. (Material
fotocopiado)
___________________- Reparar la escritura.
Editorial Groé. Barcelona, 1993. (Material
fotocopiado)
Elejarde, Alfredo – Discurso
literario y discurso académico. Material bajado de
Internet.
http:// macareo. puap.edu.pe. Lima,
2003.
Montaño Calcines, Juan R. y Marisela
Escalona – Trabajo para libro de Secundaria Básica
de 40 páginas. Español.
Material en soporte digital, 2006.
Leer no es
sólo una operación instrumental.
Miguel Márquez
Leer no es sólo una operación instrumental
por medio de la cual somos capaces de descifrar un conjunto de
signos. Leer es, tal vez, uno de los actos más prodigiosos
a los cuales podemos acceder como seres humanos. Quien aprende a
leer ya tiene en sus manos todas las posibilidades, todas las
vidas posibles, todos los universos. Si hay algo que nos
caracteriza como seres humanos es el donde la palabra; somos
–como dijera Ernest Cassirer-hombres parlantes. Y
las palabras nos introducen en el ámbito simbólico.
Las palabras no son las cosas, las representan. Toda palabra, por
tanto, es una metáfora, un acercamiento a la
comprensión del mundo que nos rodea.
Desde su nacimiento, el hombre
tiene una pasión denodada por conocer, y el placer del
conocimiento es consustancial a nuestra especie. Cuando un
niño que esta en el proceso de adquisición del
lenguaje reconoce que vive en un mundo habitado por palabras, que
cada cosa tiene un nombre, "comprende" la importancia del
lenguaje y el placer que deriva. De allí que veamos
constantemente a esos "locos bajitos" preguntando a sus padres
con fruición y sin descanso "¿qué es esto?,
y "¿cómo se llama?"; porque de alguna manera
entienden que "esto y cómo se llama" es una y la misma
cosa, que hay un sistema que nos permite comunicarnos, no
sólo demostrar nuestro agrado a través de gritos e
interjecciones. El lenguaje
es, entonces, la puerta más grande que abrimos los seres
humanos en busca de la comprensión de nuestra vida y del
entorno que nos rodea. De allí que la lectura sea uno de
nuestros bienes
esenciales.
Nos interesa, sobre todo, permanecer en el ámbito
del amor por los
libros y la
lectura. Muchas veces escuchamos acerca de la importancia de la
lectura, pero son pocas en realidad las que nos estimulan
verdaderamente el acercamiento a los libros. Una de las
críticas más severas que se le han hecho a la
educación es la poca efectiva que tiene para incentivar el
hábito de la lectura. Difícilmente puede un maestro
acercar a sus alumnos al libro si él mismo no es un
apasionado de éstos. Igual sucede con los padres: reclaman
al niño su falta de entusiasmo por la lectura, pero ellos
no son lectores.
La lectura es, también, un intercambio amoroso.
Cuando hablamos de lengua materna, no sólo pensamos en la
lengua que primero dominamos, sino también en la lengua
madre, aquélla que nos nutre y vivifica, que llenó
de magia nuestra infancia, que
nos otorgó nuestras primeras mitologías. El amor por la
lectura es una aventura y una búsqueda. Leemos porque
estamos interesados en interpretar lo que somos y lo que nos
ocurre. Por ello, el libro no sólo "comunica" en un
sentido unidireccional. El libro tiene la capacidad de movilizar
en nosotros nuestras creencias y sensibilidad: cuando leemos, lo
hacemos desde nuestra experiencia y con los conocimientos que
tenemos al alcance; pero ellos nos abren a experiencias que
están en nosotros y que sólo esperan algo que las
esclarezca, que nos permita sacarlas de adentro. Por ello es que,
a diferencia de otros medios como
la
televisión, la lectura abre las puertas del
diálogo; lo conocido y lo desconocido nos interpelan;
exige de nosotros que coloquemos nuestras aspiraciones, nuestras
angustias, la particular forma que tenemos de entender el
mundo.
Franz Kafka,
escritor checo, escribió en su diario que "un libro debe
ser un pico que quiebre el helado mar que nos rodea". Tal vez con
ello quiso decir que un libro no está allí para
complacernos, para dejarnos habitar en el cómodo mundo de
nuestras creencias, sino, muy por el contrario, para enfrentarnos
con lo desconocido, con espacios pocos habituales, con lo otro,
con lo diferente. De alguna forma, la costumbre va creando en
nosotros impedimentos para vernos y ver el mundo; nos anestesia
frente al dolor, domestica nuestras energías. Y el libro
viene a nuestro encuentro para devolvernos a la vida, a sus
prodigios y sus dones, tanto como al horror de lo que existe y lo
que somos.
La Lectura: algo
más que "leer"…
Prof. Bladimir Aguilera O.
Generalmente, existen tendencias de concebir,
interpretar y enseñar la lectura como un simple acto
reflejo de descifrar símbolos escritos (código
escrito); es decir, el momento de pasar la vista por alguna
escritura. Otros la consideran como el proceso de emitir señales
orales (código oral) o traducción acústica de lo escrito.
Finalmente, otros amantes de la lectura como técnica de
relajación se conforman con reconocer la Lectura como un
recorrido mental del código escrito (imágenes
acústicas) que produce satisfacción, puede
utilizarse como hobby o ayuda a "pasar el tiempo
sanamente". Estas definiciones o posiciones no son falsas, ya que
cada una de ellas implica necesariamente una actividad
psicomotora en el proceso de leer, y son adoptadas por
individualidades en atención a sus intereses, necesidades,
valores y
situación socio-cultural particulares.
Sin embargo, las posiciones anteriores deben ser
tratadas de forma diferente en los procesos de
orientación-aprendizaje, ya que la actividad de la Lectura
forma parte de un proceso complejo e interrelacionado que
persigue alcanzar objetivos
educativos, especialmente la formación y desarrollo del
pensamiento positivo, espíritu crítico y reflexivo,
comunicación e interrelación,
creación, recreación
y participación activa, tanto individual como grupal. Por
lo tanto, la Lectura debe promoverse y enseñarse como una
actividad en la cual interviene un conjunto de factores
interrelacionados con el individuo o educando: psicomotores,
lingüísticos, afectivos, educativos, sociales,
familiares, individuales, culturales, ambientales e
históricos. Es decir, se debe considerar obligatoriamente
el entorno Socio-cultural y lingüístico local,
regional, nacional y mundial en concordancia con la edad, etapa,
nivel y grado educativos. De esta manera se podrá
contribuir con el desarrollo integral del niño, en
función de sus intereses y necesidades y los objetivos
educativos nacionales.
En atención a lo anteriormente expuesto, y para
lograr la efectividad de la Lectura, consideramos que deben
tomarse en cuenta los siguientes aspectos:
1. Contacto con el Material de Lectura:
Estimulante: despertar el interés por la lectura
(presentación, redacción y contenido).
2. Pasar la Vista por lo Escrito: Contacto
visual. Es el inicio para descifrar el código
escrito.
3. Respuesta: Oral (emisión
fónica); Mental (recorrido de imágenes
acústicas); Escrita (uso del código de la
escritura).
4. Releer lo escrito: Detallar los contenidos y
fijar ideas.
5. Reproducir los contenidos: Paráfrasis
(oral, mental, escrita).
6. Interpretar lo Escrito: Significación
de los contenidos y mensajes.
7. Valorar y opinar: Identificación y
relación socio-cultural con los contenidos.
8. Analizar: Fijar datos. Determinar
valores (positivos, negativos, verdaderos, falsos). Correlacionar
elementos (personales, familiares, sociales, culturales,
políticos, religiosos, económicos,
históricos, ambientales, geográficos).
Cohesión y Coherencia. Detectar contenidos afectivos,
sensoriales y conceptuales. Estudio Morfológico,
Sintáctico y Semántico.
9. Reafirmar o mejorar el Contenido:
Discutir. Fijar o reorientar la redacción.
Ampliar. Sintetizar. Resumir (parafrasear). Modificar. Crear a
partir del contenido.
10. Difundir: Comentarios y publicación:
carteleras, volantes, charlas, otros).
Una buena estrategia recomendada para estimular a la
lectura es el uso de canciones al comienzo, intermedio y
culminación de las actividades en el aula. (Véase
la obra del mismo autor: "La Canción como Recurso
Didáctico"). A este respecto, se puede proceder de la
manera siguiente:
1. Selección de la Canción por el
contenido lingüístico y el nivel o Grado a
tratar.2. Estimulación: ambientación del
área de trabajo o aula en relación a los
contenidos; presencia de cultores populares u otros
artistas.3. Motivación: dinámica grupal,
juego u
otra actividad seleccionada por el docente.4. Audición y canto:
-Audición de la canción seleccionada
interpretada por el docente, artista, cultor o
grabación.
-Canto del docente y los niños a
ritmo de la canción seleccionada.
-Canto del docente a ritmo lento para mejorar la
pronunciación o dicción.
-Canto del docente y los niños a ritmo
lento.
-Canto del docente a ritmo moderado.
-Canto del docente y los niños a ritmo
moderado.
-Canto del docente a ritmo rápido
(allegro).
-Canto del docente y los niños a ritmo
rápido (allegro)
-Canto grupal e individual a ritmo de la canción
seleccionada.
5. Expresión oral:
-Pronunciación por el docente de frases de la
canción. Repetición grupal e individual por los
niños.
-Pronunciación por el docente de palabras de la
canción. Repetición grupal e individual.
6. Relación de palabras y/o frases con
otros elementos, áreas y asignaturas:
-Vivencias y experiencias individuales, socio-familiares
y escolares.
-Elementos culturales.
7. Lectura, Escritura y Creatividad:
-Elaboración de letras, palabras, frases,
oraciones y descripciones.
-Redacción de párrafos.
-Creación de narraciones, anécdotas,
canciones, cuentos,
poemas,
dibujos,
pintura,
cartelera, diversiones, otros.
8. Dramatización:
-Personajes, Situaciones, Animales, Canto, Baile,
Recitación, Declamación, Narraciones orales,
otros.
9. Participación:
-Realización de actividades grupales e
individuales en función de limpieza, organización,
orden y mantenimiento
de aulas, áreas e institución educativa.
-Actividades Deportivas y Culturales
institucionales.
-Relación y participación
Interinstitucional.
10. Cooperación: Ayuda y
colaboración con otras personas e instituciones en solucionar
problemas.
De esto se infiere que las canciones permiten la
planificación y ejecución de
actividades en función del desarrollo integral del
niño y de la optimización del proceso de
orientación-aprendizaje en cualquier nivel o grado.
Comencemos, pues, a dar un paso adelante, sin más
limitaciones ni barreras.
En conclusión, podemos afirmar que la Lectura no
es un simple acto de actividad psicomotora, sino un proceso
didáctico complejo mediante el cual se logra desarrollar
habilidades y destrezas orales y escritas, valores, inteligencia,
pensamiento crítico y reflexivo, comunicación,
interrelación, identidad
socio-cultural y lingüística, creación y
sueños hermosos. A través de la creatividad y
decisión del docente, se pueden diseñar y aplicar
estrategias dinámicas, motivadoras e impactantes que
sensibilicen y activen el entusiasmo de los estudiantes hacia la
lectura de contenidos que les permitan asimilarlos, compararlos,
analizarlos y relacionarlos con su realidad
lingüística, cultural y social.
La
Lectura
Ilis Alfonso
La lectura desempeña un papel de suma importancia
en la vida humana. Por medio de ella se contribuye a la
formación integral del individuo, pues, la lectura
permite, entre otras cosas, el desarrollo de la capacidad de
comprensión, fijación de hábitos de análisis y síntesis,
enriquecimiento y corrección del vocabulario y cultivo de
la sensibilidad e imaginación creadora.
También la lectura constituye uno de los medios
más importantes para la adquisición de los valores
culturales, ya que a través de ella, se puede obtener la
información necesaria sobre los logros alcanzados por el
hombre en diferentes tiempos y latitudes. Por otra parte, la
lectura es un instrumento para satisfacer necesidades
individuales: de carácter material, unas, como son la
obtención de beneficios económicos, exigencias
profesionales, etc.; de índoles espirituales otras, tales
como distracción, ansias de saber, disfrute de emociones y goce
estético. Además, la lectura es un medio
valiosísimo de integración social entre los diferentes
pueblos de la tierra,
pues a través de ella se produce un acercamiento cultural
y espiritual entre hombres de idiomas, razas y credos
diferentes.
Poseer el instrumento de la lectura no es saber leer, es
decir, leer no es sólo pasar la vista por las palabras y
frases escritas de una manera más o meno rápida. La
captación visual de los signos escritos es sólo una
parte del proceso de leer. Las palabras y las frases constituyen
el medio de que se vale un autor para comunicar su pensamiento, y
por esto, al leer, debemos descubrir lo que ha querido decir a
través de las palabras; o lo que es lo mismo, comprender e
interpretar su pensamiento. En consecuencia, podemos decir que
leer es un acto muy complejo, mediante el cual captamos,
comprendemos e interpretamos un material escrito.
Hemos dicho que en el acto de leer intervienen dos
mecanismos, como son la captación visual de los signos
escritos y la comprensión e interpretación de los
mismos. Si tomamos como principio que la eficacia de la lectura
depende de que estos dos aspectos estén convenientemente
desarrollados, podemos aceptar que la habilidad para leer puede
mejorarse y perfeccionarse. Prueba de ello son los resultados
obtenidos por innumerables personas, las cuales han podido
comprobar a través de cursos de lectura que sí es
posible un mejoramiento en este campo. Tales cursos consisten
fundamentalmente en un entrenamiento
sistemático de los mecanismos que intervienen en el
proceso de leer: captación visual y comprensión e
interpretación de los signos escritos.
Orientaciones generales
-Cada una de las partes, separadas por un punto y
aparte, que componen un escrito, constituye un
párrafo. Además del punto y aparte, el
párrafo se distingue, generalmente, por la presencia de un
espacio inicial llamado sangría.
-Un párrafo puede estar constituido por una sola
oración, pero, en general, se compone de varias oraciones
y su carácter esencial es que en él todo gira en
torno a una idea
fundamental, la cual, normalmente, está expresada en una
oración llamada idea principal. Esta oración
suele ser desarrollada a través de otras oraciones del
párrafo a las cuales se les denomina ideas
secundarias.
-La cualidad básica de la oración o idea
principal es su carácter global. Ella contiene la
afirmación más general del párrafo;
es como el resumen de todas las demás oraciones, las
cuales se agrupan en torno a ella de forma lógica
para explicarla, concretarla, reafirmarla o ampliarla.
-La colocación de la oración principal
dentro de un párrafo no es uniforme. Puede estar al
comienzo, en el medio o al final del mismo. Cuando la
oración principal está ubicada al comienzo
del párrafo, todas las demás oraciones constituyen
un desarrollo lógico o una explanación de lo
que en ella se ha dicho. Cuando está situada en el
medio, la primera parte del párrafo será
como un preámbulo de la oración principal;
en tanto que la segunda parte será como una
prolongación de dicha oración en forma de
aclaración, confirmación o consecuencia. Cuando la
oración principal está ubicada al final del
párrafo, ella vendrá a ser como la
afirmación definitiva o la conclusión
general de todo el párrafo.
Afectividad y
Lengua
Marta A. Salotti y Carolina Tobar
García
Hace dos siglos que se distinguen tres clases de
procesos en la vida psíquica: los afectivos, los intelectuales
y los volitivos. La "esfera" afectiva se refiere a los
sentimientos, emociones y pasiones; la esfera de la actividad,
llamada también, aunque con cierta limitación,
voluntaria, comprende reflejos, instintos, tendencias, deseos y
actos voluntarios. Esta división es más didáctica que real, pues aunque se hablen
de tres "esferas distintas, no funcionan, en verdad,
separadamente, sino que se entrelazan, desde el comienzo, en
todas las manifestaciones psíquicas.
Pongamos un caso cualquiera para mostrar la
interdependencia de los tres procesos. Sea por ejemplo, un deseo.
Desear algo presupone la percepción o la
representación de lo deseado. Concientizado el deseo, todo
el psiquismo en masa se orienta hacia lo que se quiere o desea.
Esta orientación, aunque sea inconsciente, es lo que la
psicología
denomina tendencia. Para obtener lo apetecido, la
esfera intelectual debe ponerse en juego nuevamente
indicando el camino para obtener la satisfacción por medio
del acto apropiado.
Esa misma interdependencia encontramos en el lenguaje.
Las primeras manifestaciones, como el grito, la
interjección y otros, son actos motores y
expresivos a la vez. En cambio, los
materiales con que se organiza la lengua provienen, en gran
parte, de la esfera intelectual: percepción de sonidos,
gestos, movimientos, imitación, aprehensión del
sigo, etc. Es de suma importancia, para la mejor
comprensión de este ensayo, el
dejar expresado que la afectividad tiene el primado de la lengua
infantil y que por ahí debe comenzar su
estudio.
En general, en la enseñanza, se hace uso casi
exclusivo de unas "esferas" en detrimento de otras, cuando
podría enseñarse de una manera más natural
si se tuviera en cuenta ese triple origen del que
hablábamos y la simultaneidad de su funcionamiento. De
ahí proviene que la "lengua escolar" haya perdido el
contacto con la vida. Es necesario saber que la lengua del
niño tiene categorías psicológicas propias,
que se organizan con una estructura particular y que posee una
enorme cantidad de medios expresivos directos que no tiene la
lengua del adulto por haberlos perdido a medida que progresa en
su racionalización. Sabido es que la escuela reposa
sobre el trípode leer, escribir y
contar. Esto podría hacer pensar que su objeto y
fin fuera enseñar la lengua escrita solamente, lo cual es
inexacto. Pero aún en el caso absurdo de que así
fuera, no significaría, de ningún modo, que deba
enseñársela antes de tiempo.
Lengua escrita no significa solamente lengua
representada en caracteres gráficos; por eso el leer y escribir no
entrañan tampoco, fatalmente, lengua escrita como
podría creerse a priori. Es bien sabido que no se
escribe como se habla ni se habla como se escribe. La lengua
escrita es una superestructuración, sumamente
intelectualizada, de la lengua oral. Basadas en esta
distinción, hecha por los lingüistas, vamos a
investigar, primero, cuál es la lengua del niño, y,
después, cuáles son sus caracteres
psicológicos. No es fácil obtener esa lengua
infantil. Hemos tenido que recurrir a un procedimiento de
verdadera reeducación lingüística (proceso
seguido con los niños para conseguir que abandonen, poco a
poco, sus expresiones mecanizadas e incomprendidas por ellos e
iniciar el proceso centrífugo de hacer uso de su propia
lengua a través de su afectividad). Al cabo de unos meses
nuestros esfuerzos se han visto coronados por el éxito.
Los temas respondieron al propósito de despertar
resonancias afectivas intensas, a fin de que la
imaginación se mueva bajo la llama de las vivencias. Poco
a poco, los niños fueron abandonando las expresiones
adultas, sin sentido íntimo para ellos; fue aflorando su
lengua sencilla e ingenua, en la pintura de sus
vivencias.
Al tratar de explicar el lenguaje infantil, se ha dicho
que "es muy afectivo y, que, realmente, abundan en él los
medios directos para despertar la reacción afectiva en
quienes les escuchan, desde los gritos hasta el canturreo,
pasando por la repetición, la insistencia y la
zalamería" (Dwelshauvers, Tratado de
Psicología, pág. 567). En cambio, cuando el
niño, que es subjetivista por naturaleza, se
ve obligado a escribir en tercera persona, hace una
proyección sentimental, procedimiento psicológico y
estético muy complicado para su mentalidad. Proyecta lo
aprendido en los libros, proyecta siempre una psicología
convencional y ajena al tipo que quiere describir. De esta manera
saca al niño fuera de sí mismo, lo saca de la
esfera de lo vivido y lo lleva al terreno de lo
objetivo. Una vez allí, no sólo pierde el
niño el contacto legítimo con la vida, sino que,
como se le priva del uso de su lengua y de su
estilo, adopta un habla convencional, estereotipada, habla
de la escuela, que no sirve más que para recitar lecciones
o escribir composiciones sin vida.
La
Promoción de la Lectura y Escritura en el
trabajo con niños y niñas
Luisa M. Freites B.
1. El juego en la facilitación del
aprendizaje de la lectura y la escritura.
El juego es una actividad en la que el ser humano se
inicia desde que nace. Es un medio a través del cual se
emprende el descubrimiento del mundo, la formulación y la
reformulación de esquemas, las relaciones con el entorno y
las posibilidades de transformarlo, y la obtención de
experiencias gratificantes. Desde el principio hasta el final de
la vida humana, el juego está presente como una
dimensión fundamental. En la infancia se convierte en una
fuente de satisfacción, en un motor para el
descubrimiento de explicaciones, soluciones,
búsquedas, la adquisición de habilidades y
aprendizaje.
El juego sitúa al niño en una perspectiva
de libertad, en
el manejo de su independencia
y lo dispone para la actividad creadora, para el encuentro con la
novedad y el alcance de múltiples hallazgos. El juego en
el niño es vida y vida normal; tanto es así, que
pueden detectarse formas anómalas, irregulares del
comportamiento
infantil durante sus actividades lúdicas; también
se pueden establecer correctivos a través de terapias de
juego. Juego y aprendizaje constituyen una unidad inseparable.
Pero aunque el juego sea un instrumento de aprendizaje, siempre
debe prevalecer el carácter lúdico: en efecto, su
objeto fundamental es la búsqueda de placer. Los
niños, a través de sus experiencias lúdicas
anteriores a su ingreso a centro educativo alguno, adquieren en
el juego la principal fuente de experiencias que
facilitará su aprendizaje escolar.
En la iniciación de los niños en la
lectura y escritura, el juego cobra una significativa
importancia. Puesto que los niños se aproximan al
aprendizaje de los procesos de la lectura y escritura con las
mismas actitudes con
que se disponen para el juego, pueden alcanzar
espontáneamente el dominio de la lengua escrita de modo
placentero. El aprendizaje de
la lectura y la escritura enmarcado en ambiente de juego
favorecerá la disposición del niño para
convertir el lenguaje escrito en instrumento de recreación
y disfrute para su vida. Tal disposición es el germen del
gusto por la lectura de muchos jóvenes y adultos. Ya que
el niño aborda la lectura como lo hace con el juego, es
fundamental estimular y alimentar tal disposición, lo
mismo que las condiciones lúdicas que rodean el primer
contacto.
2. El Facilitador del Aprendizaje de la Lengua
Escrita.
El proceso de aprendizaje de los niños es
exigente para quienes lo acompañan como facilitadores,
animadores, promotores, docentes y
otros ligados a esta actividad. En este sentido, debemos
ser:
–Observadores: lo cual nos permitirá estar
atentos al proceso, detectar en qué condiciones
está el niño cuando comenzamos el trabajo con ellos
y estar pendientes de sus avances.
–Respetuosos: no imponer nuestro ritmo de
trabajo, ni presionar el proceso partiendo de nuestras
aspiraciones. Es fundamental considerar los puntos de vista de
los niños y aceptar sus opiniones, aunque no coincidan con
las nuestras. El hecho de que los niños se sientan
respetados les brindará un ambiente de confianza para
actuar y expresarse con libertad.
–Cooperativos: a pesar de que los niños
siguen un proceso individual, requieren de la
interrelación con otros, bien sean aprendices como ellos,
bien facilitadores ( que también deben ser aprendices).
Ello exige el aporte de todos los participantes en la
experiencia. Cooperar, en consecuencia, implica favorecer
condiciones para que los niños puedan interrelacionarse y
desarrollar sus potencialidades.
–Afectuosos: en el acto de leer y en el
aprendizaje de la lectura, las emociones juegan un papel
fundamental. Muchos niños se bloquean afectivamente y no
logran avanzar; de allí que es importante que se sientan
afectados, seguros y
queridos. Hay que evitar crear un falso ambiente de afecto con
expresiones externas, pero que no se corresponden con un
verdadero sentimiento de cariño.
–Sinceros: es difícil engañar a un
niño aunque parezca muy sencillo hacerlo. Los niños
son capaces de captar la falsedad. Si por alguna razón
logramos convencerlos de algo que no es cierto, en poco tiempo
crecerán y tarde o temprano se darán cuenta del
engaño, y probablemente será mayor su
frustración y desencanto. No necesitamos adoptar la
posición de que lo sabemos todo. Podemos disponernos a ser
aprendices conjuntamente con los pequeños y entre todos
aportar y construir aprendizajes. Los niños tienen que
vernos reales, creíbles y, sobre todo, capaces de
equivocarnos y aprender como ellos.
–Flexibles: La planificación y su
ejecución no son el fin de nuestro quehacer. Debemos
contar con una guía que nos permita mantener el hilo del
proceso; pero esta guía debe ser lo suficientemente
flexible para permitir la adecuada respuesta a los cambios y
necesidades que demanden los niños y su
experiencia.
–Empáticos: Muchos adultos que tuvieron
experiencias gratas de aprendizaje cuando eran niños, hoy
promueven vivencias agradables para otros. No pidamos a los
niños más de lo que puedan dar; pongámonos
en sus zapatos y, si notamos que nos aprietan, pensemos
cómo resentirán ellos con nuestra presión.
–Pacientes: Recordemos que nuestro papel es el de
ser facilitadores del proceso para lo cual hacemos aportes que
propician y favorecen el aprendizaje de los niños. Aunque
tengamos patrones para evaluar el proceso y constatar los
progresos alcanzados por los niños, no nos corresponde a
nosotros fijar el tiempo en el cual va a ser alcanzado en
plenitud.
–Estudiosos: debemos conocer cómo se
desarrolla el proceso de aprendizaje en general, el de la lectura
en particular. Debemos formarnos permanentemente para poder brindar
un apoyo adecuado a los niños, lo cual implica no
considerar culminado nuestro proceso de aprendizaje. No debemos
conformarnos con el aprendizaje obtenido en la práctica.
La experiencia es una fuente inagotable de posibilidades para la
ampliación de nuestros conocimientos; podemos
sistematizarla, reflexionarla y enriquecerla con otros aportes.
Necesitamos leer, reflexionar, escribir, hacernos preguntas,
buscar respuestas, intercambiar con otros, participar en
talleres, cursos, actividades formativas diversas y en todo lo
que nos ayude en nuestra formación para la atención
de los niños.
–Juguetones: Conjuntamente con el disfrute, el
juego deja como saldo aprendizajes. Si sólo se
considera el juego como apoyo a la actividad pedagógica,
se le está restringiendo; de allí que se requiere
una actitud diferente ante el acto de jugar. Es necesario aceptar
el juego y la disposición del ser humano para jugar como
una dimensión vital de la mayor importancia. Un
facilitador que no manifieste en su vida cotidiana su
disposición para el juego, tendrá gran dificultad
para acompañar a los niños en su aprendizaje. Le
será difícil entender a los pequeños y
ofrecerles un ambiente adecuado para el aprendizaje. Igualmente
le costará celebrar, festejar los logros diarios y valorar
los avances propios y los de los aprendices.
–Disfrutar lo que hacemos: esta actitud
está íntimamente ligada a la anterior. Nuestro
trabajo debe producirnos alegría y satisfacción. Si
lo hacemos con la disposición de gratificarnos con su
realización, tendremos más posibilidades para
enfrentar los tropiezos y ver con mayor claridad sus logros.
Tendremos fuerza para
luchar y hacerlo mejor, inspirados no sólo por nuestro
sentido del deber, sino apoyados por la tremenda energía
que nos produce el tenerle cariño a lo que hacemos. Nos
atrevemos abogar por el trabajo cooperativo, colectivo y
solidario.
3. Creando un ambiente favorable para la
lectura.
–Escribir en tiras de papel los nombres de los
objetos que están en el ambiente donde trabajamos con
los niños, y fijar cada etiqueta sobre el objeto que
nombra. Después de un tiempo, podemos jugar intercambiando
algunos de esos nombres y solicitar luego a los niños que
descubran el cambio y ubiquen el nombre en el objeto que
corresponde.
–Escribir en tarjetas el
nombre de cada niño que forma parte del grupo de
trabajo. Ubicar los nombres en un tarjetero del cual las pueda
tomar para la realización de las actividades.
–Hacer álbumes familiares. En un cuaderno
podemos hacer con los niños su álbum familiar, en
el que se organicen fotografías o dibujos
acompañados de los nombres de los miembros de la familia.
Este álbum puede ir creciendo con descripciones,
historias, noticias,
anécdotas, dibujos, que cada niño podrá
incorporaren la medida en que crece y se apropia de la lengua
escrita.
–Diversos materiales escritos en el sitio de
trabajo: libros, revistas, periódicos, guías,
suplementos, manuales,
facturas, recetarios, diccionarios,
material de empaque, envases,
cartas,
telegramas y otros. Es fundamental disponer de material cuyo
contenido está vinculado estrechamente con áreas
que les interesen a los niños. Es preciso recordar que lo
que a ellos les llama la atención no necesariamente
coincide con nuestros gustos. Los niños deben
familiarizarse con diferentes textos y descubrir que no tienen el
mismo contenido y estilo. Los materiales que estén el
sitio de trabajo deben utilizarse en las actividades que
realicemos y de cuando en cuando podemos renovarlos.
–Paseando con la lectura. Cuando salgamos de
paseo con los niños, tendremos una muy buena
ocasión para reconocer palabras escritas en la publicidad con la
cual los niños están en permanente contacto. Si se
encuentra algún afiche o publicidad desconocidos, tenemos
una buena oportunidad para favorecer la anticipación del
texto a partir de lo que los niños observan.
Recordemos que un ambiente favorable para la lectura se
logra haciendo partícipe al niño de actividades en
las cuales la lengua escrita esté presente. Un ambiente
donde se lee y disfruta con la lectura favorece el interés
de los niños por descubrir la lengua escrita.
Cómo
contagiar el placer de leer: 11 consejos
Luís Olivera
1. Lean libros con frecuencia delante de sus hijos y que
se note que los aprecian. Los egipcios decían: "Ama los
libros como amas a tu madre". Y, vayan haciendo una biblioteca
familiar, en un sitio accesible de la casa. Pérez-Reverte,
hablando de sus primeras lecturas, decía: "Tuve la suerte
de crecer con libros cerca; sólo tenía que
acercarme a las estanterías y cogerlos". Que sea una
biblioteca sin llaves, accesible a todos. Serán muy
escasos los libros que unos padres pueden leer y sus hijos
todavía no. Antes de ser elegido Papa, Juan Pablo I
escribió cartas a personajes históricos. En la
dedicada a Walter Scott, reconoce que sus libros "a mí me
encantaban de pequeño. Y todo limpio. Libros que exaltan
siempre el valor y la
lealtad, y pueden dejarse sin peligro en manos de los
niños".
2. Compren libros habitualmente, pero bien
seleccionados: son el alimento de la inteligencia y, por ello,
hay que garantizar que la mercancía es de excelente
calidad. En el
cerebro,
cualquier virus se
reproduce inmediatamente. Hay tanto que leer y tan poco tiempo en
la vida para hacerlo, que merece la pena afinar la
puntería y leer sólo lo mejor.
3. Que siempre haya un libro para cada hijo entre los
regalos de Reyes y del santo y cumpleaños. Animen a sus
hijos a que tengan la ilusión de hacerse su pequeña
biblioteca de libros infantiles.
4. Léanles a sus hijos, al menos 15 minutos cada
día: les aclararán dudas de palabras nuevas,
expresiones hechas, refranes, dichos y, a la vez, les
harán ver qué conductas están bien y
cuáles van contra su dignidad de
personas. Luís Vives recomendaba a uno de sus
discípulos: "Procura que no pase un solo día sin
leer y escribir algo". Paco Abril se pregunta: "¿En
cuántos hogares se les cuentan cuentos a los niños?
En muy pocos. Los niños a los que se les leen cuentos,
descubrirán que las historias que les conmueven y
apasionan, están en los libros".
5. Hagan que sus hijos lean delante de Uds.: les
enseñarán a pronunciar bien las palabras, hacer las
pausas debidas y leer con el ritmo correcto. Después,
pregúntenles si han entendido lo que han leído,
para aclarar conceptos y enriquecer su vocabulario.
6. Dediquen algún tiempo del fin de
semana a leer en familia
alguna obra maestra de la literatura y
a debatir después sobre lo leído.
7. Contraten videos basados en buenas obras literarias
para, después, animarles a leerlas. Sólo de las
obras de Shakespeare se
han filmado 336 películas.
8. Infórmense bien de los cuentos, libros,
cómics y tebeos adecuados a la edad de cada uno de sus
hijos, para acertar en la elección y lograr que se
interesen por cultivar esta afición en el futuro.
9. A la misma edad, la madurez de cada hijo es
distinta. Un libro adecuado para uno no lo será para otro.
Hay que distinguir entre niños y niñas, no por
machismo, sino porque tienen sensibilidades
diferentes.
10. Moverse sobre un plano inclinado, para no llegar al
empacho, sin forzarles los gustos, para evitar posibles rechazos.
Las colecciones de "comics" bien elegidas, pueden aficionar. Poco
a poco se aumenta la dosis, hasta llegar a la universidad
habiendo leído a los clásicos. Como decía un
viejo profesor de literatura, "en los clásicos
están todas las miserias humanas, pero bien
resueltas".
11. Si ven algún hijo suyo adolescente con un
libro poco aconsejable, no lo pueden dejar pasar por alto. Albino
Luciani dice: "En los libros de hoy, cuesta trabajo encontrar
gentiles
doncellas, alegres y sentimentales, pero pudorosas y reservadas.
(..) Tus heroínas, (Walter Scott), tienen sentimientos
delicados y se sonrojan con facilidad; las protagonistas de hoy
no se sonrojan jamás: fuman, beben, ríen a
carcajadas y no son más que un fenómeno
biológico o una diversión. El matrimonio no es
nunca el desenlace normal de una novela. Con
frecuencia (las jóvenes), además de corrompidas,
son cínicas y sanguinarias".
Cómo
animar a la lectura a tu hijo de primaria
Pablo Pascual Sorribas
A todos los padres nos encanta que nuestros hijos lean
porque sabemos que con los libros no sólo se aprende, sino
que además se pasa bien. En cambio unos niños
devoran libros mientras otros no los quieren ni ver. ¿Por
qué? ¿Qué podemos hacer los padres para que
nuestros hijos y nuestras hijas disfruten leyendo?
Leer es una actividad fundamental para adquirir
conocimientos. Los niños que leen bien obtienen mayores
éxitos y mejores calificaciones en los estudios. Todos los
maestros y profesores coincidimos en que tener el hábito
de leer es una condición necesaria para aprender con
más facilidad. En las aulas nos encontramos con dos
grupos de
alumnos: aquellos que leen bien y les gusta leer y los que tienen
dificultades para leer, no les gusta y, por lo tanto, leen muy
poco o incluso nunca. Los padres de estos alumnos reacios a leer
acostumbran a pedir ayuda: ¿Qué puedo hacer para
que mi hijo lea más? Como muy bien dice Ángeles
Caso en su artículo "Lectores del siglo XXI", no es
fácil dar soluciones eficaces, a pesar de los años
de experiencia de muchos profesionales, y mucho menos soluciones
de las que pedimos los padres: que tengan éxito inmediato
y que exijan poco tiempo y poco esfuerzo.
Como podéis comprender, nadie os puede
proporcionar un remedio de estas características, entre
otras cosas, porque en educación no existen remedios
milagrosos cual elixir de curandero. Pero sí ha habido
estudiosos de la lectura que se han dedicado a observar el
proceso lector de los chicos y chicas y a reflexionar sobre este
comportamiento para saber qué pasa en los buenos lectores
y qué sucede en los que leen poco.
¿Por qué no leen
nuestros hijos?
A menudo se oye que la causa principal por la que no
leen los jóvenes de hoy en día es la
televisión. Puede ser que este cine casero no
ayude a promocionar la lectura, ya que es más pasivo que
el libro, exige menos esfuerzo mental, es más atractivo
para los pequeños, etc. No vamos a insistir aquí
sobre los problemas que presenta este electrodoméstico
para la lectura y el estudio, pero yo quiero apuntar dos
reflexiones:
Primero, que ya Rousseau, en
el siglo XVIII, calificaba la lectura como "el azote de la
juventud", lo
que indica que, cuando no había televisión, leer también era una
actividad poco atractiva para muchos jóvenes.
En segundo lugar que, a pesar de que siempre se dice que
se lee poco, nunca se ha leído tanto como en estos
momentos y, a veces, la televisión, aunque parezca mentira, usada
racionalmente, puede ayudar a leer. Así, es frecuente que
las series televisivas de más audiencia disparen la
venta de los
libros en los que se basa, como ocurrió con la novela Yo,
Claudio. Los seres humanos, y por lo tanto los jóvenes y
los niños, cuando practicamos una actividad lo hacemos,
entre otras, por dos razones: porque la vemos hacer a otros
-imitación- y porque tenemos facilidad para
realizarla. Como bien ha estudiado el psicólogo Bandura,
la imitación de un buen modelo es una de las principales
formas de aprendizaje humano. Por eso, cuando hablas con una
persona que ha leído desde niño, normalmente dice
que su padre, su madre, un abuelo… era un gran lector que, con
su ejemplo y cariño, le enseñó a amar la
lectura. El niño que no tiene un buen modelo tiene menos
probabilidades de ser un entusiasta de la lectura. De la misma
manera el que tiene dificultades para entender el lenguaje
escrito -porque no tiene buena velocidad
lectora, se equivoca al leer, no entiende lo que lee, etc.- tiene
menos posibilidades de ser un buen lector. En mis largos
años de experiencia nunca he visto a ningún
niño que, no siendo un buen lector y leyendo con gran
esfuerzo, le guste y quiera leer.
¿Qué podemos hacer para
que lean?
1. Que nos vean leer. El ejemplo es,
en educación, el argumento más convincente porque
posibilita la imitación, animando al niño o la
niña a hacer aquello que hace una persona que tiene
prestigio para ella como es su padre o su madre. Además,
si yo no leo, ¿cómo voy a decir a mi hijo que leer
es muy divertido? ¡Si no me ve leer nunca! Como no es tonto
me preguntará: "¿A ti no te gusta divertirte?" O
pensará: "Dice eso para que lea, pero no es verdad, leer
es aburridísimo". Y no leerá.
2. Leerles nosotros. Es una
práctica fundamental, tal vez la más importante y
eficaz. Sobretodo, con los niños que tienen dificultades
para leer y les cuesta gran esfuerzo hacerlo, con repeticiones de
palabras o de sílabas, sustituyendo unas letras por otras,
que les impide entender el mensaje y comunicarse con el libro.
Leer así es aburridísimo. Es como leer en un idioma
que no comprendes, y no hay persona humana que pueda leer
más de dos minutos en un lenguaje que no entiende. Pero al
leerles nosotros, comprenden el mensaje, por lo que disfrutan con
lo que oyen, están atentos y se dan cuenta de que en
aquellas páginas hay historias divertidas que valen la
pena. La lectura constante, gratis, como un regalo, sin pedir
nada a cambio y con amor del adulto siempre despierta el
interés y las ganas de leer a medio y largo plazo.
3. Contarles cuentos e historias. Es
otra actividad que encanta a los niños de estas edades,
aumenta el vocabulario y desarrolla la imaginación
además de incrementar los lazos afectivos entre padres e
hijos. Contar cuentos no es fácil y a veces nos sentimos
un poco torpes, pero se puede aprender con un poco de esfuerzo.
Hay libros en el mercado en estos
momentos que dan muy buenas ideas y tienen cuentos tanto
tradicionales como modernos.
4. Leer con ellos. Cuando el
tutoría nos dice que a nuestro hijo le cuesta leer y debe
"practicar" en casa, no lo hará si lo dejamos solo ante el
libro en su habitación. En estos momentos necesita nuestra
ayuda y nuestro apoyo para que ejercite durante 10 minutos cada
día. Leer con ellos supone, por ejemplo, repartirnos la
página, llegando a un pacto: "Yo leo el primer
párrafo y tú el segundo, ¿vale?". Leer con
ellos requiere que nuestra actitud sea positiva, nunca
crítica con sus errores, porque él se ha de sentir
cómodo y, lo más importante, con ganas de leer al
día siguiente otra vez. Si tiene dificultades para
descifrar una palabra se le dice entera sin más, sin
esperar a que él haga un gran esfuerzo de análisis
que lo agote. Cuando lea una palabra por otra, por ejemplo,
"camino" por "camión", se le puede decir: "Es verdad,
podría decir camino porque empieza igual y se parecen
mucho, pero dice camión", porque es importante justificar
siempre sus errores que nunca son voluntarios. Y por
último, una regla de oro: siempre
un poco menos. Es mucho mejor hacer dos sesiones de cinco minutos
que una de quince.
5. Suscribirlos a revistas infantiles y
juveniles. Pocas personas hay que al llegar a casa y pasar
ante el buzón, no miren a ver si tienen algo para ellos.
Recibir correspondencia a nombre de uno es agradable. Los
niños lo ven y sienten un poquito de envidia de que las
cartas sean siempre para sus mayores. Por eso, suscribirlos tanto
en centros comerciales que les manden libretos de publicidad a su
nombre, como a revistas como "Leo, leo", que mensualmente les
mandan un libro a su nombre les hace bastante ilusión y
les anima a leer.
6. Explicarles algún pasaje que
nos parezca adecuado del libro que estamos leyendo nosotros.
Animar a la lectura es mover la voluntad del niño hacia
una actividad que se supone placentera y agradable. Por eso
comunicarles y hacerles partícipes de nuestras
satisfacciones es demostrarle que leer es divertido y
apasionante.
7. Respetar sus derechos como lector.
Daniel Pennac, en su libro "Como una novela", expone los diez
derechos del lector, entre los que destacaría en estas
edades el derecho a leer lo que le guste (aunque no sea de gran
calidad literaria), el derecho a no terminar un libro
(¿tú acabas una novela que te aburre?), el derecho
a saltarse páginas, a leer en voz alta y a callarnos
(¿a ti te gusta que te pregunten qué has entendido
del libro que estás leyendo?).
8. Acompañarlos a las
librerías a ver libros. Afortunadamente, cada vez hay
más libros atractivos para los niños y más
librerías especializadas para ellos o con secciones de
literatura
infantil y juvenil. Siempre respetando sus derechos conviene
llevarlos de vez en cuando a ver libros, aunque no siempre
compren. Tienen, como nosotros, el derecho a no comprar y
nosotros la obligación de respetarlo. Pero es muy bueno
que miren y desarrollen su curiosidad.
9. Animarlos a escribir. Siempre que
escribimos, necesariamente leemos. Por eso los niños que
tienen dificultades para leer, si escriben a sus amigos en
verano, confeccionan notas, hacen rótulos en su
habitación, etc., están leyendo y desarrollando su
capacidad para leer más deprisa y con menos esfuerzo.
Mover la voluntad de tu hijo hacia la lectura requiere, como
todo en educación, que estas técnicas y
otras que tú te puedes inventar, las apliques con
sentido común y con amor. Sentido
común para elegir el momento más adecuado para
llevarlas a cabo, respetando sus derechos como lector, y amor
para comprender sus intereses, y solidarizarse con sus
dificultades. ¡Ah! Y por último una sugerencia
cariñosa. Si no tienes tiempo para leer, como es
lógico, acércate a la librería de tu barrio,
compra el libro de Pennac, y empieza por leer el capítulo
49 en las páginas 120 y 121. Ya me dirás tu
opinión después. ¿Vale?
Cómo NO
animar a la Lectura a tu hijo de primaria
Pablo Pascual Sorribas
Tu hijo no coge un libro ni por casualidad y los
libros que le recomiendas con todo tu amor se quedan en un
rincón de su habitación. Seguro que lo has
intentado todo: te has sentado cada día en el sofá
con un libro aunque leer no te apasiona, le has ofrecido algo de
dinero si
termina esa novela que arrastra desde el verano, intentas
fomentarle su interés por la lengua haciéndole
buscar palabras en el diccionario,
pero no hay manera. ¿Has pensado que quizás ese no
es el mejor camino a seguir para potenciar el hábito
lector en tu hijo de primaria?
En el artículo "Cómo animar a la lectura a
tu hijo de primaria", traté de exponer actividades y
actitudes experimentadas que pueden ayudarte en la difícil
empresa de
animar a leer a un niño a quien no le gusta mucho leer.
Pero si queremos que estas actividades sean realmente efectivas,
es necesario también tener en cuenta algunas actuaciones
de los adultos que pueden restar o incluso anular su eficacia.
Parecen consejos obvios, pero no lo son, ya que es muy frecuente
que los padres, con la mejor intención, intentemos
convencer a nuestros hijos por encima de todo, les queramos
obligar a leer o pongamos toda nuestra emotividad negativa cuando
no hacen lo que creemos que es lo mejor, sin darnos cuenta que
estas conductas sólo consiguen lo contrario de lo que
pretendemos.
Para empezar, los hijos son muy malos
compradores de las ideas que los padres no viven con sinceridad y
naturalidad, porque piensan que los estamos intentando manipular
y su identidad e independencia se sienten atacadas. Si en nuestro
hogar hay poco ambiente lector, es difícil, de la noche a
la mañana, crear un entorno que irradie pasión
auténtica por la lectura. Posiblemente nuestro intento
resultará forzado, artificial y poco convincente, como le
pasó a Montse, una madre que, al día siguiente de
asistir en la escuela a una reunión en la que le hablaron
de la necesidad de un tener un ambiente familiar favorecedor para
que los niños leyeran más, llenó la casa de
carteles publicitarios, compró libros, empezó a
leer todos los días como una obligación y a
explicar a su hijo lo bueno, bonito y divertido que era leer. A
los tres días, su hijo se la quedó mirando y le
dijo: "Mamá, ¿qué te pasa estos
días?". Montse se quedó sin saber qué decir
y llamó por teléfono al tutor diciendo: "Mi hijo me ha
pillado".
"El verbo leer no soporta el
imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el
verbo "amar"…, el verbo "soñar"… Claro que siempre se
puede intentar. Adelante: "¡Ámame!"
"¡Sueña!" ¡"Lee!" ¡Lee!" "¡Pero
lee de una vez, te ordeno que leas, caramba!" ¡Sube a tu
cuarto y lee! ¿Resultado? Ninguno. Se ha dormido sobre el
libro…."
Así empieza el ensayo de
Pennac Como una novela para poner de manifiesto que obligar a
leer no suele llevar a ningún resultado positivo. Todos
los que hemos estado ante un libro alguna vez sabemos que si no
nos gusta o no nos "engancha", este libro no se termina, aunque
nos obliguen. Los profesores pueden obligar porque tienen la
amenaza de la nota, pero los padres no tenemos ese arma y hemos
de buscar otras maneras menos represivas y más positivas,
aunque nos lleven más tiempo tanto en esfuerzo como en
obtención de resultados.
No sé por qué, muchas
veces pensamos que el dinero
puede mover la voluntad de un niño de primaria que tiene
entre 6 y 12 años. A estas edades todas las necesidades
las tienen cubiertas: tienen comida, ropa, juguetes,
chucherías, amigos, asisten a fiestas de cumpleaños
con su regalo en la mano, van al cine, al parque de
atracciones… ¿Crees de verdad que un billete de X
pesetas le va a recompensar de pasar un rato de tortura ante un
libro?
Haz un esfuerzo. Piensa por un
momento que todas tus necesidades están cubiertas para
siempre: las alimentarias, de vestido, de ocio, de seguridad, etc.,
¡todas! ¿Realizarías cada día ese
trabajo que odias por un dinero que no te iba a aportar nada? Yo,
sinceramente, creo que no haría el esfuerzo. Hace muchos
años conocí dos primos de unos 11 años. El
uno había aprendido a leer con su madre desde muy
pequeñito y era un gran lector. Sus padres le castigaban a
no leer cuando hacía alguna fechoría, porque su
gran diversión era disfrutar de la lectura. Su primo, en
cambio, no tenía esta capacidad de disfrute y su madre
trataba de motivarlo ofreciéndole 1000 pesetas por cada
libro que leyera, pero nunca tuvo la oportunidad de darle ni un
solo billete porque no le compensaba.
Frecuentemente, los padres somos
impacientes y queremos resultados inmediatos. En muchas
ocasiones, cuando el profesor de nuestro hijo nos dice que no
alcanza los niveles mínimos de lectura y necesita leer en
casa, imaginamos que nosotros eso lo arreglamos en un momento.
Olvidamos que la lectura es lenguaje, comunicación, y que
como tal necesita un proceso natural que es necesario respetar.
Si un niño tarda en hablar con cierta claridad entre 3 y 5
años, ¿Por qué hemos de pensar que el
lenguaje escrito lo ha de aprender en 3 semanas? Si partimos de
esta filosofía nos cansaremos muy pronto de
hacer actividades positivas con el niño, y diremos que no
vale la pena hacer nada porque no se obtienen resultados.
Terminaremos con la expresión: "cada uno es como es y a mi
hijo está visto que ni le gusta la lectura ni le
gustará nunca. No vale la pena hacer nada". Tirar la
toalla así es la manera más segura de que el
niño, además de no llegar a disfrutar leyendo, no
tenga éxito escolar y lo pase mal en el
colegio.
Igualmente, intenta no poner
emotividad ante los desplantes y desprecios, aunque sea lo
natural y lo que nos sale de dentro. Tal vez es lo más
difícil de todo porque, si yo le recomiendo un libro a un
vecino lo hago con frialdad. Si lo lee, me alegro por él.
Y si no, pues él se lo pierde, pero en ningún
momento me entra mal de estómago o resquemor interior
porque no me haga caso. En cambio, si la recomendación es
para mi hijo o para mi hija, mi respuesta emocional es muy
diferente. Ver el libro que yo leí cuando tenía 8,
9 o 10 años, tan divertido e interesante, olvidado y
cubierto de polvo -como el arpa de Bécquer- en un
rincón de la casa durante días, incluso semanas, es
algo difícil de digerir sin "decir dos cosas bien
dichas".
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