Resolución de conflictos y dilemas en la formación ciudadana en las clases de educación cívica de la secundaria básica
- Reglas para
la participación exitosa en el debate que se produce en
el proceso de enseñanza aprendizaje - Metodología
para el trabajo con conflictos y dilemas en
clases - Algunos
conflictos para trabajar en la asignatura Educación
Cívica - Dilemas para
trabajar en la asignatura Educación
Cívica
Como asignatura de un programa de
estudio, la Educación
Cívica contribuye a la formación de ciudadanos
capaces de apropiarse de forma activa y en interacción con los demás de los
conocimientos, las técnicas,
las actitudes,
valores e
ideales de la sociedad en
que vive, mediante ella también construye, critica,
enriquece y transforma la cultura en un
nuevo legado para generaciones futuras.
De acuerdo con Regla Silva (2003), "la
formación ciudadana forma parte del proceso de
socialización que se desarrolla en la
sociedad, con la finalidad de conformar personalidades capaces de
convivir y participar en el desarrollo
social, desde una perspectiva consciente y autorregulada
ética,
política y
jurídicamente". [1]
De este modo, el proceso de formación ciudadana
que se desarrolla en la escuela integra
las influencias educativas que tienen lugar en el contexto de la
escuela, la familia y
la comunidad,
correspondiéndole a la escuela el papel rector en la
asesoría y guía del mismo. Por otra parte la
Educación
Cívica al integral lo moral, lo
jurídico y lo político, adquiere un carácter interdisciplinario que posibilita
al mismo tiempo la
integración de sus contenidos con los de
otras disciplinas y asignaturas, con la vida cotidiana, las
vivencias personales de los alumnos y sus sentido de la vida, por
lo que se caracteriza por su alto sentido
significativo.
Ella integra conocimientos, habilidades, hábitos
y valores
morales, políticos y jurídicos y capta el
aspecto valorativo y comunicativo de actividad escolar que se
mueve en el desarrollo de
la contradicción entre el ser y deber ser. Por eso, la
Educación Cívica desde la escuela cubana
"es la encargada de la instrucción del ciudadano y
orientación de su práctica a partir de los derechos y deberes que el
mismo posee en una comunidad histórico-concreta, lo que
actúa como regulador de la convivencia ciudadana,
fundamentada legal y
moralmente".[2]
Educar en el civismo implica desarrollar las habilidades
y capacidades para captar y hacer suyos los problemas
sociales, incorporarse a su solución con eficiencia y
conciencia de sus
deberes y derechos ciudadanos, de ahí que la
relación individuo
– sociedad desde posiciones dialéctico materialista
se erige como fundamento esencial de la educación en el
civismo, la cual interviene como una totalidad resultante
integral del todo social que se regula esencialmente a partir de
normas
jurídicas, políticas
y morales, además por programas
culturales, educativos, tradiciones, rasgos de la vida
comunitaria e incluso por los patrones de interacción
social de la vida cotidiana.
La relación individuo – sociedad es
fundamento también para distinguir entre educación
cívica y formación ciudadana en general. La primera
implica la dirección consciente y planificada de
carácter curricular y / o extracurricular y tiene como
objetivo la
formación de un ciudadano correcto, la segunda como parte
del proceso de socialización en el cual intervienen todas
las organizaciones e
instituciones
sociales, no se da de manera planificada.
Desde esta perspectiva un análisis del civismo debe realizarse
teniendo en cuenta las exigencias de la época, los
intereses clasistas y las particularidades nacionales atendiendo
a lo macro y micro social.
Los componentes del civismo constituyen un
sistema de
valores que en su calidad de
reguladores integrales de
la conducta
caracterizan el comportamiento
y la actividad del ciudadano en una sociedad histórico-
concreta.
Desde nuestro proyecto social y
nuestra ideología, los valores
que se asocian al civismo son:
Identidad Social.
Responsabilidad Cívica.
Participación Ciudadana.
La identidad social es el conjunto de cualidades,
características, vivencias y situaciones del entorno
social que permiten a un sujeto o a un grupo
diferenciarse de otro.
"Toda identidad
social – dice Pedro Pablo – reconocible en la
contemporaneidad es resultado de un largo, complicado, variado y
contradictorio proceso histórico, que implica
fenómenos de deculturación y transculturación, que no se detiene en
momento alguno, y que sólo puede ser definido como un
proceso estrechamente vinculado a los condicionamientos y
coyunturas
histórico-sociales."[3]
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