Las Competencias Laborales. Su actualidad y novedad científica
- ¿Cómo
surgió el enfoque de formación basada en competencia
laboral? - Gestión por
Competencia - La capacitación
de los cuadros y reservas en Cuba
Introducción
Las Competencias Laborales, su
certificación y su estudio, hoy día constituyen uno de
los temas más debatidos por el intelecto, en lo referente al
Capital Humano a partir del
último quinquenio, existiendo infinidad de definiciones de
aceptación universal.
La creciente importancia de los factores conocimiento y tecnología en los procesos productivos y el
cambio de roles de los
distintos actores laborales a escala empresarial, ha
trastrocado profundamente cada una de las dimensiones implicadas
en las relaciones de trabajo. Los cambios
relacionados a las formas de inserción de las economías
en el comercio mundial, ha
conseguido una variación en la forma de enfocar la
formación.
Las concepciones de formaciones clásicas,
tradicionales, la conciben como la transmisión ordenada y
sistemática de un conjunto de conocimientos, habilidades y
destrezas que permiten al trabajador una elevación de sus
calificaciones personales. Este enfoque está siendo hoy
superado, fundamentalmente, porque admite una concepción
aislada de la formación, descontextualizada del entorno y el
tiempo en que se lleva a cabo;
pensada en sí misma, como una acción no necesariamente
articulada con los procesos de trabajo para los que está
contemplada.
La formación del Capital Humano es una
actividad clave decisiva, su desarrollo efectivo decide la
supervivencia empresarial por ser uno de los elementos que
conforman en la referida ventaja competitiva.
Los cuadros constituyen el grupo rector dentro de la
estructura del factor
subjetivo. Su nivel de calificación determina en grado
máximo los ritmos y la efectividad del desarrollo socio –
económico. Este hecho explica la atención especial que se
le dedica a la capacitación de dichos
cuadros y especialmente al grado en que esta debe responder a las
necesidades reales de superación de los dirigentes. En ello
precisamente están basados tanto la actitud ante el adiestramiento, las unidades y
los sistemas docentes como el
reconocimiento que la sociedad atribuye a las
personas que organizan y realizan el proceso
educacional.
La creación de un sistema que garantice
integralmente la preparación de los futuros cuadros, la
superación en funciones, a partir de sus
necesidades, en función del nivel de
dirección, su experiencia
y las funciones que realizan, es un requisito para el
perfeccionamiento de la dirección.
La necesidad de modernizar y reformar el sistema de
formación y capacitación surge, en primer lugar, porque
se está dando un cambio muy importante en la economía mundial;
caracterizado por el tránsito desde una economía
dominada
por la oferta a una economía
basada en la demanda. A diferencia de otras
épocas de grandes cambios, las transformaciones son más
profundas y amplias, abarcan virtualmente a todas las esferas de
la actividad (investigación, desarrollo,
producción, comercialización,
comunicaciones, finanzas, política) y su trascendencia y
profundidad influyen " horizontalmente " en todos los procesos
circundantes.
En segundo lugar, porque las transformaciones del
mercado exigen a las empresas adoptar modelos de producción
flexible que, a su vez, requieren esquemas de organización flexible y
abierta que se basan en redes y equipos de trabajo, ya no en la
concepción atomística y aislada del puesto de
trabajo.
En tercer lugar, se consideró la
transformación en el contenido de los puestos de trabajo en
un modelo de producción
flexible, el individuo debe ser capaz de
incorporar y aportar, cada vez más, sus conocimientos al
proceso de producción y de participar en el análisis y solución
de los problemas que obstaculizan el
aumento de la calidad y la productividad dentro de la empresa.
Cuando se observa la forma en que las escuelas técnicas e innovadoras
instituciones conciben la
formación, se observa que cada vez más que lo hacen al
amparo de los procesos de trabajo
y de innovación
tecnológica. Las nuevas concepciones que algunas
instancias vienen asumiendo, se manifiestan en que la
formación debe ser entendida en el marco de un proceso por
el cual las unidades productivas y los trabajadores reciben un
cúmulo de conocimientos científicos y tecnológicos
vinculados con los procesos productivos.
Los programas tradicionales de
formación, como se ha dicho, están concebidos en
torno a las calificaciones de los
trabajadores; en general los programas de adiestramiento tienen
un sesgo de carácter conductista, en
la medida que son puramente instrumentales, y en el mejor de los
casos, se limitan a una propuesta puramente
intelectual.
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