- Acciones en
el sector energético encaminadas hacia un desarrollo
sostenible - Energías
renovables - Nuevas
tecnologías en la generación de
energía - Industria
química. La química verde - Consideraciones
finales - Bibliografía
La especie humana se diferencia de los restantes seres vivos
en los fuertes efectos que tiene su actividad sobre todas las
especies animales o vegetales y sobre el medio natural en
general. A fines del siglo XVIII, la revolución industrial
supuso un fuerte incremento en la demanda de materias primas y de
energía. La fuente de energía más empleada
hasta entonces, la madera, procedente de materias primas
renovables, fué desplazada por los combustibles
fósiles, primero por el carbón (siglo XIX) y
posteriormente por el petróleo y el gas natural (siglo
XX). Estas fuentes se han complementado en todo tiempo con las
contribuciones de la energía hidráulica y, en la
segunda mitad del siglo XX, con la energía nuclear.
La sociedad industrial ha tenido como paradigma producir
más para tener mayores beneficios. Sin embargo,
durante el siglo XX los efectos sobre el medio ambiente han sido
muy fuertes, tanto en zonas localizadas (grandes áreas
industriales o aglomeraciones urbanas), como afectando a regiones
cada vez más extensas, que llegan ya a abarcar todo el
planeta, por ejemplo, por la emisión de gases con efecto
invernadero o las lluvias ácidas. Estos efectos se han
debido tanto a la actividad ordinaria como a accidentes fortuitos
que en ocasiones han tenido graves consecuencias.
Por otra parte, el crecimiento de la población y las
mayores demandas han dado lugar a un agotamiento importante de
muchos recursos naturales no renovables, tales como el
petróleo o ciertos minerales.
Por estas razones, el último tercio del siglo XX ha
contemplado dos movimientos para tratar de contrarrestar estos
efectos que afectan por primera vez a toda la Tierra: En primer
lugar la preocupación por el medio ambiente, que se
inicia a finales de la década de los 60 y que ha crecido
continuamente desde entonces, de modo que prácticamente se
contempla en todas las actividades domésticas o
industriales.
Posteriormente, en 1986 el denominado informe Brundtland
introduce el concepto de desarrollo sostenible, que toma
carta de naturaleza en la conferencia de Río (1992)
pasando a constituir uno de los paradigmas actuales. Según
las Naciones Unidas, el desarrollo sostenible puede definirse
como "El crecimiento que satisface las necesidades actuales sin
comprometer las de las generaciones futuras".
Así pues, en la última década el concepto
de sostenibilidad se ha ido introduciendo progresivamente,
de modo que cada vez aparecen con más frecuencia
términos asociados al adjetivo sostenible, tales
como tecnologías sostenibles, usos sostenibles del agua,
etc.
De este modo, en el futuro la sociedad en general y la
industria, como gestora de gran parte de las actividades humanas
relacionadas con el ambiente y las materias primas, además
de los parámetros de calidad, economía y
productividad, deberá obtener su beneficio o sus menores
costes teniendo en consideración que sus efectos sobre el
medio natural y sobre la población sean mínimos, si
no nulos.
Las industrias, bien individualmente o de forma asociada,
están tomando medidas y acciones encaminadas en esta
dirección, y que se han reflejado en compromisos conjuntos
como el compromiso de progreso (Responsible Care),
de modo que su actividad se aproxime a los principios de la
gestión natural, que deben guiar la búsqueda
de un equilibrio en las decisiones sobre el uso global de los
recursos y que se resumen en:
1. Las sustancias
extraídas de la corteza de la Tierra (como
petróleo, carbón, metales y otros minerales, etc.)
no pueden acumularse sistemáticamente en la ecosfera. Es
decir, la velocidad de extracción de los recursos
naturales no puede ser superior a la velocidad con que estas
sustancias se re depositan o reintegran en la corteza.
2. Las sustancias producidas
por la sociedad no pueden acumularse continuamente en la
ecosfera. Las sustancias sintéticas no se pueden
producir con una velocidad superior a la de ruptura y reintegro
de las mismas en los ciclos naturales.
3. La capacidad natural del
ecosistema para absorber y asimilar las sustancias o residuos
generados no puede disminuir continuamente. La
disminución de capacidad está vinculada a la
destrucción de bosques, humedales, plantas y animales.
4. Los recursos son
limitados. Deben buscarse los métodos más
eficientes para disminuir el consumo de materias primas (y como
consecuencia, la tasa de generación de residuos) y, si es
posible, reducir el consumo de productos finales. Las naciones
industrializadas deberían restringir la utilización
de recursos con fines no esenciales, considerando que en muchos
países no desarrollados no se cubren siquiera las
necesidades básicas.
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