El Síndrome de la Deficiencia de la Recompensa (Reward Defficiency Syndrome) y la depresión infantil
En 1990 se publicó un artículo sugiriendo
que una anomalía genética
presente en algunas personas era responsable por el alcoholismo.
Desafortunadamente al mismo tiempo, fue
manifestado erróneamente, que, con ese hallazgo, se
había localizado el "gen del alcoholismo," sugiriendo, por
primera vez, que existe una relación entre un gen y un
comportamiento
específico. Tales interpretaciones son ahora comunes.
Por ejemplo algunos lectores de mis columnas pueden recordar
historias de la "existencia" de un "gen de la obesidad," o
de un "gen de la
personalidad", o de la homosexualidad
o, aun de un gen de Dios.
Para nuestros fines, resultaría superfluo
repetir, que no existe un gen específico para el
alcoholismo, la obesidad o un tipo particular de personalidad.
Sin embargo, sería igualmente simplista afirmar lo
contrario: que todos aspectos del comportamiento
humano no están asociados a nuestros programas
genéticos. La posición actual es tratar de
entender cómo ciertos genes y rasgos específicos de
la conducta
están conectados. (Recomendamos: Serendipia
revisitada, El Determinismo Cósmico,
Función Gonadal y los Efectos Extraños de
las Endorfinas. Todos artículos míos
disponibles en monografías.com).
En el curso de investigaciones
recientes se ha establecido que la anomalía
genética encontrada previamente asociada al alcoholismo
también se encuentra relacionada con otros
desórdenes adictivos, obligatorios o compulsivos.
Resultando en una lista que es tan larga como vasta, y que abarca
entre los mismos el alcoholismo, el abuso de las drogas, el
tabaquismo, el
comer en exceso con la obesidad consecuente, el desorden
deficitario de la atención, el síndrome de Tourette y
la ludopatía.
Creemos que estos desórdenes están
relacionados por medio de un substrato biológico
común, un sistema integrado
o "hard-wired" en el cerebro que
proporciona placer como recompensa durante ciertas conductas.
Pensemos de cómo la gente responde positivamente a la
seguridad, al
afecto recibido, o a un estómago satisfecho. Pero si, por
el contrario, se confrontan ciertos peligros, o si necesidades
básicas no se han satisfecho — los resultantes son
sentimientos de inquietud, angustia o ansiedad. Se ha postulado
que estas respuestas, en sus mecanismos, son mediadas por
organizaciones
cerebrales que pueden aliviar las emociones
negativas a través de sus acciones.
Este desequilibrio químico, cuando existe, se
manifiesta como unos o más de los desórdenes del
comportamiento para los cuales se ha acuñado el
término "el síndrome de la deficiencia de la
recompensa".
Este síndrome entraña una forma de
privación sensorial de los mecanismos del placer del
cerebro. Puede ser expresado en formas relativamente moderadas o
severas; que siguen como consecuencia de la inhabilidad bioquímica
de un individuo de
obtener la recompensa de actividades ordinarias.
La biología de la
recompensa
El sistema del placer y de la recompensa en el cerebro
humano fue descubierto por serendipia en 1954. El
neuropsicólogo norteamericano James Olds estudiaba la
estimulación de ciertas áreas en el cerebro de
ratas, cuando colocó accidentalmente electrodos en una
parte del sistema límbico, específicamente en un
grupo de
estructuras
situadas profundamente en el cerebro que están
involucradas con el procesamiento de ciertas reacciones
emocionales. Los resultados fueron asombrosos, ya que las
ratas, estimuladas de modo placentero, buscaban las descargas
eléctricas continuamente, presionando la palanca que las
producía, hasta cinco mil veces consecutivas.
(Véase: Olds, M. E., and J. Olds. 1969. Effects of
lesions in medical forebrain bundle on self-stimulation
behavior. American Journal of Physiology
217:1253-1264.).
La investigación subsiguiente con sujetos
humanos reveló que el estímulo eléctrico de
algunas áreas del cerebro (el hipotálamo
intermedio) producía una sensación de
excitación sexual de índole orgásmica. Estos
y otros experimentos
posteriores establecieron que el placer es una función
neurológica específica que se asocia a un sistema
complejo de estimulación y
gratificación.
Los mecanismos neurales para la producción de estas respuestas son
complicados, pero han sido establecidos y sabemos que
actúan en la producción y mantenimiento
de síndromes específicos de inhibición,
desinhibición y placer.
El
conocimiento derivado de estos experimentos pone en duda la
eficacia de
métodos de
tratamiento para las dependencias, las adicciones, los
síndromes de la deficiencia de la atención
(ADDH), del autismo,
Asperger, el TOC y aun de las neurosis sin que
se aprecie y asimismo se aplique en su totalidad, el control de los
mecanismos aludidos.
En otras palabras que nuestros lectores deben de
considerar que meramente recitar o seguir pasos o lecturas
prescritas por sus, llamados "terapeutas" o "consejeros" nunca
les servirán para algún día; salir del vivir
en un estado de
"recuperación constante" — al estado final — que
constituye el logro de una cura total. (Véanse mis
artículos al respecto acerca de las disorexias en
monografías.com).
Página siguiente |