Las revoluciones han conseguido ciertos avances (a veces
reales, a veces demasiado teóricos, a veces temporales, a
veces "peligrosos" porque simplemente eran "aparentes" y
producían posteriormente más conformismo). Pero
también han provocado, con el tiempo y sin
quererlo, ciertos retrocesos, han dado argumentos al sistema para
reprimir o desvirtuar las ideas que permitieron dichas
revoluciones. Muchas veces han supuesto un aparente avance
momentáneo para posteriormente convertirse en
obstáculo para un verdadero avance continuo. Muchas veces
no han supuesto un avance en la emancipación de la
humanidad, sino más bien la sustitución de unas
alienaciones por otras, la sustitución de un poder por
otro, de una clase
dominante por otra.
Muchas revoluciones han supuesto en realidad una oportunidad
para un nuevo sujeto político, para una nueva clase, para
tomar el poder en sustitución de otra (la burguesía
en la revolución
francesa, la clase burócrata de un partido
único en ciertas revoluciones "comunistas", etc).
Desgraciadamente, las revoluciones, aun habiendo supuesto
ocasionalmente innegables avances, han supuesto también
ciertos obstáculos para el avance continuo de la sociedad (por
la asociación interesada que ha hecho el sistema entre los
medios
violentos y los fines, desvirtuando éstos por aquellos) y
la mayoría de las veces (por no decir casi todas) no han
respondido a las expectativas creadas por el pueblo, por las
clases oprimidas. Por esto (además de por la labor de
permanente control social
que hace el sistema), las revoluciones violentas no parecen
ser actualmente la "salida" a los problemas de
la sociedad capitalista (aunque en casos extremos
quizás se puedan dar las condiciones para que se
produzcan, pero más por la desesperación que por la
fe en que realmente puedan resolver los problemas de fondo).
Algunos de los mayores avances sociales en el mundo los estamos
viendo en países que consiguen hacer revoluciones
"tranquilas" y pacíficas desde sistemas
"democráticos" (aunque dichas democracias sean muy
limitadas), desde dentro del propio sistema (cuando éste
no puede impedir, a pesar de todo, el acceso al poder
político de fuerzas "descontroladas"). Parece que el
camino a seguir para poder avanzar socialmente es profundizando
en democracia, no
tanto rompiendo con los sistemas "democráticos" actuales
sino más bien haciéndolos desarrollar hacia
auténticas democracias (ver mis anteriores
artículos El desarrollo de
la democracia y Los desafíos de la izquierda en el
siglo XXI). Pero no nos engañemos, el poder no va a
permitir perder el control fácilmente, toma las medidas
necesarias para que cuando lleguen al poder político
dichas fuerzas "descontroladas", éstas duren poco en
él, o su margen de acción
sea muy limitado al tener que "concentrarse" más en
"defenderse" que en intentar gobernar y cambiar las cosas, por el
permanente acoso al que se ven sometidas, y si las medidas
anteriores no dan los resultados deseados, entonces se aplican
medidas más "contundentes" para expulsar del poder a
dichas fuerzas. El problema es que el sistema tiene cada vez
más difícil que esto pase desapercibido ante la
opinión
pública, cada vez le cuesta más "mantener su
disfraz", pero siempre lo intenta (y la mayor parte de las veces
lo consigue tarde o pronto).
3) El control
social del sistema
En la actualidad, no parecen darse las condiciones para
que el desarrollo democrático se desbloquee (salvo
honrosas excepciones). Más bien, al contrario, las
"democracias" parecen estar "estancadas" y parecen
"desnaturalizarse" cada vez más. Las "democracias"
actuales están controladas por ciertos poderes
fácticos económicos y políticos que
desvirtúan sus principios, que
alejan o minimizan la idea de que el poder pertenece al
pueblo (ver mi anterior artículo Los defectos de
nuestra "democracia"). De hecho, la historia de la humanidad
(desde el abandono de la vida "primitiva" por la vida en la
sociedad "civilizada") siempre ha sido una lucha continua entre
el progreso social, entre mayor democratización y las
fuerzas reaccionarias del poder para mantener el control de la
sociedad en su propio beneficio. El sistema siempre ha tenido sus
mecanismos de control para perpetuar dicho poder, para evitar
perder sus privilegios, para evitar que el bienestar de la
mayoría supere al bienestar de la minoría
dominante.
El control social siempre ha existido, mediante el
control del modo de pensar general, mediante el "acaparamiento"
del saber y del conocimiento,
mediante la alienación del pueblo en todas sus formas,
mediante la imposición de una hegemonía cultural
que impida "despertar" al pueblo, etc. Dicho control se ha
adaptado a los tiempos, han cambiado las formas de controlar,
haciéndose más sofisticadas, más sutiles,
más disimuladas y por tanto más peligrosas por ser
más difíciles de detectar y combatir. Una de
las características fundamentales para que el control
social sea eficaz, es que no se note, que parezca que no
existe. Como dijo Napoleón, con las bayonetas se puede
lograr todo menos sentarse sobre ellas, la mejor política es hacer
creer a los hombres que son libres. Los medios de
comunicación con su sistemática práctica
de las conocidas técnicas
de desinformación, junto con un sistema educativo
que lejos de enseñar a pensar bien (pensamiento
libre y crítico) lo que hace es "rellenar" la cabeza de
muchos datos (muchos de
ellos intrascendentes), es reprimir la curiosidad (o no
fomentarla suficientemente), es reprimir la duda metódica
(como herramienta imprescindible para la búsqueda de la
"verdad"), es no enseñar a razonar (ya ni siquiera a
escribir o leer correctamente), son las principales herramientas
de control social de la sociedad moderna. El objetivo es
muy claro: por un lado evitar que el pueblo piense por sí
mismo o por lo menos evitar que piense bien y por otro lado,
evitar que esté bien informado. Así se evita
replantear el sistema, se evita cambiarlo.
Por supuesto este control social existe en todos los niveles
de la sociedad en forma de una hegemonía cultural, en
forma de una manera de pensar general que beneficia al sistema
(es decir a la clase dominante). En este aspecto, el papel de la
familia como transmisora de valores
morales y culturales y como mecanismo de control de esta
sociedad frente a los individuos que no se ajustan a las
exigencias productivas del sistema, es fundamental. Y
además este control social se acompaña de otras
"medidas" como dividir a la clase trabajadora, aislar a los
individuos para que no se organicen colectivamente (al mismo
tiempo que "agrupándolos" en cuestiones intrascendentes),
alienar a la población general "drogándola" con
un consumismo ilimitado, no dándole tiempo a hacer otra
cosa más que casi sobrevivir, entreteniéndola con
actividades intrascendentes y muchas veces innecesarias, etc.
Pero la base del control social es el control del pensamiento
colectivo, sin éste las otras "medidas" no
serían suficientes.
El control del pensamiento se basa simplemente en saber
cómo funciona nuestra mente para controlarla, así
como la física,
el
conocimiento de la energía nuclear ha servido para
construir armas de
destrucción masiva, la psicología, la
sociología han permitido desarrollar el
marketing y la propaganda para conseguir vender
productos o
ideas, respectivamente. Desgraciadamente el ser humano encuentra
rápidamente aplicaciones perversas a los descubrimientos
científicos. Incluso los propios avances en el
conocimiento, en la ciencia,
han sido controlados (más o menos, bien o mal) por las
clases privilegiadas para que no pongan en peligro su status quo,
condicionando globalmente la evolución del conocimiento humano (por
ejemplo obviando o reprimiendo ciertos métodos de
conocimiento más eficaces pero que podían poner en
evidencia la lucha de clases, como la dialéctica, por
ejemplo supeditando la investigación científica a las
aplicaciones militares, etc.). El control del pensamiento existe
desde antiguo, la filosofía ha servido
también para evitar la "creación" de ideas
emancipadoras, para distraer la atención, para crear "distancia" entre las
ideas y los asuntos "mundanos" (creando un mundo de ideas
puramente teóricas y alejadas de la práctica, de la
realidad, llegando incluso a veces a negarla, a construir un
mundo "virtual" de ideas más "real" que la propia
realidad).
Ciertas corrientes "filosóficas" han ejercido una
función
"disuasoria" (cuando se han desvirtuado o bien cuando se han
adoptado de forma excesivamente radical). El estoicismo ha
fomentado la pasividad, la negación de la
dialéctica ha dificultado conocer la "verdad", el
relativismo "radical" ha negado la existencia de ciertas verdades
"absolutas" y por tanto la posibilidad de descubrirlas (negando
nuestra capacidad de obtener cierta objetividad sobre lo que nos
rodea, negando la posibilidad de cambiar el mundo), el
determinismo "radical" ha negado nuestro margen de libertad
(libre albedrío) afirmando que la libertad nunca existe y
por tanto es inútil intentar buscarla, por tanto no somos
responsables de nuestros actos, etc. En la filosofía también ha tenido lugar (y
sigue teniendo lugar) una guerra sin
cuartel entre el sistema, entre ciertos "filósofos" que queriendo o sin querer
"sirven" al poder establecido, y aquellos "filósofos" que
sin negar las evidencias,
sin renunciar a la búsqueda de ciertas "verdades",
intentan aportar cierto optimismo, cierta "luz" para que las
ideas sirvan también al hombre para
mejorar su existencia (además de para comprenderla).
La historia escrita "oficial" ha servido también
para resaltar aquellos episodios que interesan y para silenciar o
distorsionar aquellos que no interesan (especialmente aquellos
hechos relacionados con los intentos de cambiar el sistema, como
las revoluciones). La enseñanza "oficial" de la historia se
centra más en la relación de fechas, de hechos, de
reyes (en la mera enumeración de datos, la mayoría
intrascendentes) que en el análisis de las causas de los
acontecimientos, de sus consecuencias, de cómo eran las
sociedades de
las distintas épocas.
Si podemos observar que los hechos que ocurren hoy (y que de
alguna manera podemos más o menos verificar) ya se
distorsionan, si ya hay diferencias (a veces radicales) en la
interpretación o en el relato de los mismos
(contrastes que se pueden observar sobre todo entre la prensa "oficial"
y la alternativa), ¿Qué no se habrá
distorsionado de hechos que ocurrieron hace años o siglos?
En la cultura "oficial" se "reprimen" aquellos movimientos
"peligrosos" y se fomentan aquellos más "inofensivos", con
alguna excepción por supuesto para crear la falsa
sensación de plena libertad, esto ocurre especialmente en
aquellas artes más "populares". ¡Cuántas
películas de los mismos acontecimientos históricos
(y con el mismo "enfoque") y cuántos acontecimientos
históricos sin películas (revoluciones,
independencias, descolonizaciones, movimientos populares,
guerras
civiles, etc.)! Películas "históricas" casi siempre
bajo una perspectiva "infantil", simplista, siempre batallas y
conspiraciones "personales", como si los acontecimientos no
tuvieran un trasfondo social, como si el pueblo nunca hubiera
protagonizado ningún acontecimiento, como si nunca hubiera
habido revueltas, como si nunca hubiera habido conflictos
entre el pueblo llano y el poder. Muchos de los acontecimientos
más interesantes de la historia han sido simplemente
obviados por el cine (por el
arte
más popular de nuestros tiempos), salvo algunas honrosas
excepciones.
Por otro lado, es evidente que la religión ha
sido (y sigue siendo aún, aunque ya menos) una de las
herramientas más poderosas de control social de todos los
tiempos. La verdadera guerra de la humanidad (guerra que
lleva produciéndose casi desde su existencia) por su
emancipación, por su paso de una sociedad "natural" de la
"ley de la
jungla" a una sociedad "civilizada", por una sociedad más
justa, es una guerra ante todo (aunque no exclusivamente)
ideológica. Es una guerra de ideas, de
pensamientos, de información.
a) Técnicas de desinformación
Particularmente importantes en el control social actual
son las técnicas de desinformación usadas en los
medios de comunicación de masas, por lo que se
recomienda ver una descripción exhaustiva de las mismas en la
Wikipedia. Según se define en ésta,
desinformación es el acto de silenciar o
manipular la verdad.
Las técnicas de propaganda y
desinformación son muchas y bien conocidas (se basan en la
psicología y la sociología) por los
profesionales de la prensa, de la política, del marketing, por
todas aquellas personas que trabajan para "vender" ideas o
productos a grandes conjuntos de
personas. Incluso a veces, consciente o inconscientemente,
cualquiera de nosotros recurre a dichas técnicas cuando
necesita convencer a alguien de algo (sobre todo cuando no
dispone de argumentos claros y convincentes). En la prensa
"oficial" se nos vende una idea de la realidad que parece
creíble gracias a un hábil manejo del lenguaje, de
las palabras, de las imágenes,
de los sonidos.
La prensa "oficial" deforma la realidad,
ocultándola, presentándola de cierta manera,
mezclando sutilmente la información con la opinión,
desviando la atención hacia cuestiones secundarias,
evitando el análisis a fondo y sobre todo mostrando una
única visión del mundo (la del poder que controla
la prensa) impidiendo que dicha visión pueda ser
contrastada con otras visiones críticas (que perjudican al
poder). Sin embargo, nada es infalible, y es posible
"combatir" la desinformación, primero
conociéndola y "desenmascarándola" y segundo
contrastando la "información" recibida con la
razón, con el sentido común, con la realidad de
nuestro entorno, con nuestra experiencia, con la
información de otros medios (especialmente de la prensa
alternativa accesible en Internet).
Es fundamental contrastar versiones o visiones opuestas, sin
considerar si son mayoritarias o minoritarias. La verdad no
está necesariamente del lado de las versiones mayoritarias
(por ejemplo durante milenios la idea mayoritaria era que
la Tierra era
el centro del Universo y esa
idea era totalmente errónea). Las contradicciones permiten
poner en evidencia las mentiras y las ideas falsas o equivocadas.
Es imperativo buscar activamente versiones o visiones distintas
de las oficiales. La mejor forma de contrarrestar la
desinformación es manteniéndose alerta,
desconfiando, pensando, razonando y observando, nunca recibiendo
ninguna información de forma pasiva . En definitiva
aplicar el método científico en nuestra vida
cotidiana (el contraste de la teoría
con la práctica, con la realidad) es una de las armas
más poderosas para no sucumbir a la manipulación de
la verdad. El pensamiento crítico es el "pasaporte"
al pensamiento libre. Es importante estar lo mejor formado e
informado posible (es decir son importantes las aptitudes), pero
sobre todo es imprescindible mantener una ACTITUD activa
de rebeldía para limitar los efectos de la
desinformación (aunque nunca se pueden impedir
completamente).
b) Límites
del control social
A pesar de los grandes esfuerzos que ha hecho siempre el
poder por derrotar a las ideas "peligrosas", éstas han
permanecido, pueden haberse producido periodos "oscuros" en los
que parecían definitivamente "exterminadas", y sin
embargo, al cabo del tiempo volvían a surgir. Han cambiado
las "formas" de dichas ideas, pero en esencia se mantiene una
idea clara de emancipación, de libertad, de progreso
social, de justicia, de
bienestar de la mayoría, de democracia.
El poder lo único que ha podido hacer es posponer los
anhelos de libertad e igualdad del
pueblo, ha tenido que ceder un poco, ha tenido que readaptarse
para sobrevivir, en ocasiones ha tomado la iniciativa para
intentar "afianzarse definitivamente" (como ocurre en la
actualidad). Pero el poder no ha podido, a pesar de todos los
esfuerzos, de todos los medios empleados, de todo el dinero
invertido, anular el espíritu humano, que a pesar de sus
defectos, también tiene sus virtudes.
El poder no ha podido anular ni controlar al cien por cien
el pensamiento humano. Y esto es así, entre otras
cosas, por la naturaleza dialéctica de éste.
Es una cualidad del pensamiento humano cuestionarse tarde o
pronto lo tenido por verdadero. Como se suele decir, las
mentiras tarde o pronto (muchas veces tarde) son descubiertas.
Afortunadamente, nuestra forma de ser no viene determinada al
cien por cien por nuestras vivencias ni por nuestras
características intrínsecas, siempre hay cierto
margen de maniobra. Por esto, el sistema no ha podido, ni
probablemente podrá nunca, controlar totalmente el
pensamiento humano, el carácter de las personas. Lo ha podido
controlar en un grado bastante importante (demasiado importante),
pero no total. Siempre hay un pequeño núcleo de
"resistencia" que
puede representar un "peligro".
El problema surge cuando el "resurgimiento" de las ideas
ocurre demasiado tarde. En la actualidad, estamos en un momento
crítico de nuestra historia en el que se hace urgente
dicho "despertar" (momento en el que somos como "monos con
ametralladoras", tenemos una tecnología demasiado
desarrollada para lo poco avanzados que estamos social y
políticamente, podemos destruir nuestro planeta varias
veces y aún no hemos aprendido a convivir en paz).
Afortunadamente, en este mismo periodo histórico tenemos
un nivel de consciencia más "global" (a pesar de los
esfuerzos del sistema porque dicha globalización sea estrictamente
económica) provocado por un desarrollo tecnológico
que incluso ha "desbordado" las previsiones del poder en cuanto a
sus consecuencias sociales. Internet está
proporcionando por primera vez en la historia de la humanidad la
posibilidad de "democratizar" el acceso a la información,
al conocimiento, al saber. Y esto es muy peligroso para el
sistema, es justo lo que ha estado
intentando evitar durante toda la historia. Con los medios
actuales de comunicación (Internet fundamentalmente), se
pueden propagar ideas, se pueden contrastar informaciones, se
pueden convocar manifestaciones masivas populares (sin que
intermedien los poderes o las organizaciones
clásicas de participación ciudadana, es decir casi sin
"intermediarios"), se pueden facilitar las labores de organización de los movimientos populares,
etc.
El sistema lo sabe y ya está empezando a tomar
"medidas" para controlar Internet (ya empieza a hablarse de la
"guerra cibernética", se empiezan a censurar
ciertos sitios web, se empieza a
demonizar y desprestigiar la red de redes, se intenta banalizar
su uso, desde luego nunca se habla de las posibilidades de
aumentar la democracia con ella por ejemplo, se intenta controlar
los principales puntos de acceso a la web como Google o la
Wikipedia, se intenta atacar a la prensa alternativa o libre,
etc.).
Existen varias causas por las que el sistema no ha
conseguido "doblegar" definitivamente el pensamiento humano,
por las que no ha sido posible anular por completo el
espíritu de lucha, las ansias por la libertad, por la
justicia. Entre ellas podemos citar:
· Las características propias del ser
humano (pensamiento dialéctico, naturaleza
social, rebeldía innata de ciertas personas, sentimientos
como la solidaridad, los
recuerdos de familiares que sufrieron opresión, etc).
· Las evidencias de los hechos, de la
realidad (por mucho que nos quieran "comer el coco" los
hechos son evidentes: seguimos viviendo en una sociedad injusta
donde mucha gente no puede ni siquiera sobrevivir en condiciones
dignas mientras unas pocas personas tienen tanto dinero que no
saben qué hacer con él).
· La imposibilidad de tenerlo todo
controlado (si ya es compleja la mente humana, no digamos ya
la sociedad compuesta por muchas mentes humanas que se
interrelacionan de forma compleja).
· La aceleración de los avances
tecnológicos y científicos (que imposibilitan
tener previstas las consecuencias sociales de dichos avances y
pillan "desprevenido" al poder).
· La memoria
histórica de la sociedad (aunque ésta se puede
distorsionar, aunque se puede "reescribir" la historia, siempre
queda alguna información "descontrolada" que puede
"contagiar" a la "oficial", aunque sea con el tradicional "boca a
boca").
· Los conflictos entre poderes (el poder
nunca está totalmente "unido", las diferencias entre
distintos poderes o entre distintas facciones y su enfrentamiento
siempre han permitido su mutuo "desenmascaramiento", el conflicto
entre ellos permite que salgan a la luz sus respectivos "trapos
sucios", el contrapeso de un poder por otro poder limita sus
respectivas influencias, en este aspecto cualquier época
donde no existe ningún contrapoder, donde no existe
más que una superpotencia mundial, donde no existe
más que una ideología dominante, es especialmente
peligrosa).
· La resistencia (más o menos
organizada) que siempre ha existido (y sigue existiendo) a
someterse al poder dominante, al opresor. éste es
quizás uno de los factores más importantes por los
que el sistema no ha podido nunca imponerse al cien por cien. La
resistencia de unas pocas personas con nombres y apellidos (que
incluso a veces han pagado su resistencia con la muerte).
Personas que han resistido por su inquebrantable rebeldía,
por su extraordinario coraje, por su honestidad para
con los demás y para consigo mismos, para con sus
conciencias. Personas que han supuesto ejemplos a seguir tanto en
su época como en épocas posteriores (no hay nada
más peligroso para el sistema que un héroe
asesinado, que un mártir, que un mito).
4) El sistema
nos afecta a todos y lo hacemos entre todos
No nos sirve de nada (aunque en ciertos momentos pueda
parecernos lo contrario) "mirar para otro lado", esperando que
"no nos toque a nosotros" (porque tarde o pronto "nos toca" de
una u otra manera), no nos sirve de nada "mirarnos el ombligo"
para no ver a nuestro alrededor, porque tarde o pronto nos
"salpica". No podemos impedir vivir en el sistema y por tanto no
podemos impedir que nos afecte su (mal) funcionamiento (justicia,
vivienda, trabajo,
seguridad, etc.).
Es fundamental no perder de vista que los primeros
perjudicados de un sistema injusto y alienante somos nosotros
mismos, somos sobre todo el pueblo, la "mayoría
silenciosa". Nos afecta a todos (o a casi todos), nos
concierne a todos.
En la magnífica película Vencedores o
Vencidos que trata sobre los juicios de Nüremberg, el
juez nazi interpretado por Burt Lancaster le dice al juez
norteamericano (interpretado por Spencer Tracy) que le acaba de
condenar por crímenes contra la humanidad, que él
no pensaba que el nazismo iba a
llegar a los extremos que llegó, a lo que le responde
Tracy que el juez alemán ya posibilitó que el
nazismo llegara a esos extremos en el momento en que
condenó a sabiendas de que las personas condenadas eran
inocentes. Esta frase resume perfectamente la idea de la
"complicidad popular" en el funcionamiento del sistema. En el
momento en que "no queremos ver", en el momento en que empezamos
a "colaborar", en el momento en que empezamos a renunciar a
nuestros principios más básicos, en el momento en
que nos "vendemos", empezamos a ser "cómplices" de lo que
pueda pasar. No es de extrañar que el nazismo haya
ocurrido, es más, no sería de extrañar (si
nada lo remedia, si no hay un cambio radical
en la actitud general de la gente) que pueda volver a
ocurrir.
Las palabras del pastor protestante alemán Martin
Niemöller ilustran muy bien la "complicidad" de cada
individuo con
el sistema al que pertenece:
Cuando los nazis vinieron a buscar a los
comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera
protestar.
Está claro que el sistema fomenta, entre otras cosas,
la pasividad, el conformismo, etc. También está
claro que hay cierta gente que tiene mucho poder y por tanto
tiene mayor responsabilidad en la situación actual.
Pero es simplista decir, como dicen algunos, que la manera de ser
general del pueblo es sólo consecuencia de eso,
indudablemente el pueblo contribuye con su actitud a que el
sistema le someta fácilmente.
No creo en una visión del sistema donde la gente no
tiene NINGÚN margen de elección ante la
recepción de ideas o "mensajes" de un "Gran Hermano"
que lo controla TODO y es el ÚNICO responsable de
todo. Siempre hay cierto margen de maniobra. De hecho,
muchas veces a pesar de los grandes esfuerzos que hace el sistema
por concienciar a la gente (en algunos casos con buenas
intenciones), no lo consigue.
Por ejemplo, las insistentes campañas para evitar los
accidentes de
tráfico, no han conseguido erradicar las malas costumbres
de muchos (de demasiados) conductores (aunque se ha conseguido
disminuir la siniestralidad). El conductor que a pesar de todas
las campañas, a pesar de todas las noticias de
accidentes que ve en la tele, a pesar de las multas que pueda
recibir, a pesar de que es evidente que no le conviene, a pesar
de toda la "presión"
que recibe del sistema, decide por su cuenta seguir haciendo el
"cafre", está usando su margen de maniobra (aunque,
desgraciadamente, en lo que no debe). ¡Cuánta
"rebeldía" se ve en la carretera y qué poca se ve
en el trabajo!
Cuántas veces se justifica a la gente, se la "defiende"
diciendo que no puede ver televisión de calidad porque no
la hay, no porque no la demande (y al mismo tiempo se obvia que
los canales que emiten programación de mayor calidad cultural son
los menos vistos). ¿Es que no tenemos margen de maniobra
para cambiar de canal? ¿Es que no podemos dejar de ver la
tele-basura? Cuando
uno ve cómo funciona su comunidad de
vecinos, en la que la mayoría de éstos "pasa de
todo", en la que los pocos que intervienen muchas veces lo hacen
de forma cobarde contra los "débiles" (contra los que
están ausentes), en asuntos intrascendentes (al mismo
tiempo que obvian los importantes) y de forma negativa creando
mal ambiente de
vecindad, en la que los pocos que intentan hacer algo positivo
son siempre los mismos y muchas veces son encima los "malos de la
película", puede identificar los males generales de este
mundo. La actitud de la gente es tan generalizada que puede
observarse en cualquier grupo
humano, independientemente de su tamaño. Los problemas
de una comunidad de vecinos son un reflejo de los problemas del
mundo pero a mucho menor escala. El
problema del mundo es que hay unos pocos que intentan hacer algo
bueno y positivo (aunque son cada vez menos porque acaban
"tirando la toalla", acaban "rindiéndose", no pueden
"nadar contracorriente" mucho tiempo porque cansa mucho), unos
pocos que hacen cosas malas (siempre es más fácil
generar "caos" que "orden") y sobre todo una mayoría que
no hace absolutamente nada, que consiente que "la minoría
mala campe a sus anchas". Es una simplificación desde
luego, pero que no anda muy lejos de la razón de fondo de
porqué el mundo va como va. Como decía Einstein,
La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el
mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa. La
prueba más palpable de que tenemos cierto margen de
maniobra es que gente como yo, un simple ciudadano de a pie con
un nivel de estudios mayor que la media pero ni mucho menos
"especial" ni "extraordinario" esté aquí
preocupándose de cuestiones que a la mayor parte de la
gente (de su entorno o no) ni le preocupa.
El mundo está lleno de gente que tiene
elevadísimos niveles de estudio pero que no hace nada para
mejorarlo, más bien al contrario. Una de las claves
del porqué yo estoy aquí ahora mismo es mi
actitud, no tanto mi inteligencia
ni mi nivel cultural, ni la cantidad ni la calidad de
información de la que dispongo acerca del sistema (por
otro lado todos ellos bastante "normales"), es decir no tanto mis
aptitudes (con "p"). Los problemas que me da el sistema no
vienen sólo de mi interacción con los organismos
públicos, sino que también me los encuentro
día a día en mi vida cotidiana, en mi
interacción con gente corriente (cuando hago una obra en
mi casa, cuando acudo a una reunión de mi comunidad,
cuando estoy en mi trabajo y "choco" con mis compañeros,
que a veces dan incluso más problemas que mis jefes,..).
Yo veo una actitud general en todos sitios, los
políticos, los poderosos no son más que un reflejo
de la sociedad (o viceversa). Hacen lo mismo que la gente
corriente pero a mayor escala.
Podríamos estar elucubrando eternamente sobre si "es
antes la gallina o el huevo", sobre si la gente es como es porque
el sistema es como es o al revés. Pero lo importante es
darse cuenta de que el sistema no es un ente "abstracto" sino
que lo hacemos entre todos, que hay un conjunto de
interrelaciones en ambos sentidos entre el sistema y cada
individuo. El sistema lo hacemos entre todos y todos somos
responsables (en mayor o menor medida indudablemente) de su
funcionamiento, no podemos "escaquearnos" de nuestra parte de
responsabilidad redirigiéndola hacia "el Gran
Hermano". Hasta que no admitamos esto no podremos
realmente cambiar las cosas porque siempre esperaremos a que
alguien lo haga por nosotros, a que el sistema cambie por
sí solo o a que surja "por arte magia" un nuevo sistema
mucho mejor de las "cenizas" del anterior. Si el sistema no
cambia, nosotros no cambiamos, pero el sistema no puede cambiar
si nosotros no cambiamos. Y no nos sirve de nada derrocar
el sistema actual para implantar un nuevo sistema que
inevitablemente volverá a reproducir los defectos del
sistema anterior si no lo evitamos, si no cambiamos. Un
"nuevo" sistema que se limita a cambiar el "aspecto de sus
vicios", que se limita, muchas veces, a sustituir unos poderes
deleznables por otros no menos deleznables (y a la historia
podemos remitirnos). Debemos esforzarnos por derrocar el
sistema actual pero también debemos esforzarnos por
construir uno nuevo que evite los problemas del anterior. Es
peligrosa la idea de eludir nuestra parte de responsabilidad
porque precisamente le hacemos el juego al
sistema, en el fondo asumimos su "discurso" de
que el pueblo no tiene el poder ni nunca podrá tenerlo
porque cada persona es un
"ente", un "zombi" sin ninguna opción de elección,
sin ninguna posibilidad de tener una conciencia
propia.
Continuará…
En la segunda parte veremos cómo al sistema podemos y
debemos cambiarlo entre todos.
Autor:
José López Sánchez
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