- Todos tenemos margen para
elegir - En busca de una sociedad más
"civilizada" - El control
social del sistema - El sistema
nos afecta a todos y lo hacemos entre todos
O la materia prima
de la verdadera Revolución.
De la importancia capital de la
actitud
personal de
cada individuo para
cambiar el sistema.
1)
Todos tenemos margen para elegir
Es evidente que desde que nacemos nuestra personalidad
se va "forjando" de acuerdo con las circunstancias que nos
rodean. Nuestras vivencias y la educación que
recibimos nos van marcando más o menos a lo largo de toda
nuestra vida (al principio más). Pero también es
evidente que no todos nacemos con las mismas
"características". Así como dos personas con
caracteres potencialmente similares pueden llegar a ser muy
distintas en base a sus distintas vivencias o a su distinta
educación,
dos personas en entornos muy parecidos (incluso con una
educación similar) también pueden llegar a ser muy
distintas. Ya desde niños
aparecen ciertas "tendencias" que pueden ser avivadas o
reprimidas por la educación o por las circunstancias.
Uno "nace" pero también "se hace".
Es muy difícil (si no imposible) saber hasta qué
punto influye la "predeterminación" y hasta qué
punto influye la "socialización" en el carácter de una persona.
Probablemente incluso dichas influencias no sean fijas ni
constantes, en ciertos casos influyen más las
circunstancias y en otros las "tendencias", incluso para una
misma persona dichas influencias pueden cambiar a lo largo de su
vida (está claro que la infancia por
ejemplo es una etapa crítica). En todo caso, siempre existen
ambos factores en la determinación del carácter de
las personas. Incluso es difícil saber hasta qué
punto uno puede ser dueño de sí mismo, de su propia
forma de ser. Influyen muchos factores externos e internos que
se interrelacionan de forma compleja para determinar nuestra
forma de ser. La libertad
absoluta no existe nunca, siempre hay factores internos o
externos a nosotros que nos condicionan (nuestro cuerpo, nuestra
mente, nuestros defectos físicos o psíquicos, la
sociedad, la
familia, la
clase social,
etc.). Pero tampoco la falta de libertad es absoluta, sino
sería imposible el cambio, la
evolución. Nos movemos en unos
márgenes de libertad entre la absoluta falta de la misma
(este sería el caso en el que no tendríamos nada
que hacer, en el que no tendríamos ningún margen de
maniobra, porque nuestra forma de ser vendría determinada
al cien por cien por nuestros genes y/o por nuestras vivencias) y
el ideal utópico de libertad absoluta (en el que
podríamos siempre elegir cómo somos porque
naceríamos totalmente libres, sin ningún
condicionante, y porque nuestras vivencias no nos
influirían, en el que nuestro margen de maniobra
sería ilimitado). Todos tenemos siempre algo de margen
de maniobra, somos más o menos libres, podemos más
o menos elegir nuestra forma de ser, podemos más o menos
elegir nuestra forma de comportarnos. Ese "más o
menos" dependerá de nuestras "tendencias" y de nuestras
vivencias, pero siempre habrá un "más o menos",
siempre habrá cierto margen (que podrá ser, en
casos extremos, muy pequeño, pero nunca cero, o muy
grande, pero nunca cien por cien). La mayoría de las
personas "normales" tiene un margen de maniobra "razonable".
2) En busca de una
sociedad más "civilizada"
Una sociedad civilizada, lo que pretende es
precisamente no "explotar" nuestras naturales diferencias sino
que más bien "compensarlas", para convertir nuestra
desigualdad natural en una igualdad
social (siendo iguales ante la ley,
proporcionando igualdad de oportunidades para que la vida en
sociedad sea lo más libre posible, etc.). Una sociedad que
justifica desigualdades exageradas (no acordes con nuestras
desigualdades "naturales", somos distintos pero no tanto como
para serlo tanto social o económicamente) en base a la
evidencia de que no todos somos iguales en nuestra forma de ser,
en nuestra esencia, o que no las "combate", no se diferencia
mucho de un sistema natural cuya ley básica es la del
más fuerte o la de la pura supervivencia (e incluso en
ocasiones lo empeora). Como dijo Voltaire,
La civilización no suprime la barbarie; la
perfecciona. Lo que diferencia principalmente a una
sociedad "civilizada" frente al mundo natural o una sociedad
"incivilizada" es precisamente el deseo de hacer un mundo
más justo, el deseo de evitar o contrarrestar las
injusticias propias de la vida. En este aspecto las llamadas
sociedades
"civilizadas" tienen aún muy poco de "civilizadas". En
este aspecto muchas sociedades llamadas "primitivas" son (o eran)
más "civilizadas" (son, o eran, más igualitarias y
más solidarias). En esencia, aún no estamos
demasiado lejos del mundo natural del que se supone "huimos" (y
lo más preocupante es que la tendencia actual parece
indicar que volvemos a "la ley de la jungla", pero con una
"jungla" mucho más compleja que la "natural"). La
sociedad debe avanzar aún mucho para conseguir el objetivo de
ser más civilizada, los avances en los medios (en
la ciencia, en
la tecnología) no se han visto
acompañados de avances tan "intensos" en los fines (en lo
social, en lo político). Como ya expliqué en mi
anterior artículo El desarrollo de
la democracia, la humanidad tiene el gran reto de
conseguir ser más "civilizada", de garantizar su
supervivencia desarrollando el mejor sistema que hasta la fecha
hemos "inventado" para convivir en sociedad de forma justa y
pacífica: la democracia.
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