Sino, no nos sirven de casi nada las revoluciones porque
sustituimos unos poderes por otros, porque sustituimos un
sistema
deleznable por otro que reproducirá sus mismos defectos
tarde o pronto (aunque bajo otras formas), porque nos "quedamos a
medias". Si queremos construir un mundo mejor debemos empezar
por cambiar nosotros mismos, debemos empezar por rebelarnos
contra todo lo que nos oprime, contra todo lo que nos aliena,
contra todos nuestros defectos. Debemos liberarnos de nosotros
mismos, de nuestra parte negativa, de nuestros "demonios", de
nuestros "infiernos". Muchas revoluciones han fracasado porque al
lado de grandes personas que eran diferentes y que practicaban
una actitud
personal
profundamente revolucionaria, profundamente transgresora, porque
practicaban una revolución
individual contra sus características más negativas
como seres humanos, que usaban el margen de maniobra que nos
permite evolucionar y cambiar, que luchaban también contra
sí mismos, se han visto secundadas por otras personas que
lejos de practicar la misma "rebelión individual", en el
fondo lo único que querían era satisfacer sus
ambiciones personales, personas que se "vendieron" (no
necesariamente al poder anterior
sino que a sus propios y peores sentimientos, a los principios que
encarnaba dicho poder) y traicionaron los ideales iniciales de
las revoluciones. Es necesario un compromiso personal sincero,
una responsabilidad individual, una verdadera voluntad
por cambiar, por parte de cada uno de nosotros.
Así como la emancipación social (o conjunta) no
se producirá por sí sola, la emancipación
individual tampoco. Nunca los avances sociales se han
producido por sí solos, siempre han requerido un
enorme esfuerzo y sacrificio de personas con nombres y apellidos
comprometidas PERSONALMENTE (a veces incluso hasta el punto de
sacrificar sus propias vidas). El sistema establecido, el poder,
nunca ha llevado la iniciativa (al contrario ha intentado siempre
evitar los avances, reprimirlos). Dichos avances siempre han
requerido una lucha social (organizada) sustentada en una lucha
personal e individual de sus líderes. Siempre han sido
pocas personas las que han llevado el verdadero peso de intentar
cambiar las cosas. El resto de personas se ha dejado llevar, en
el mejor de los casos. Por esto el sistema siempre ha tenido
bastante fácil combatir dichos intentos de avances, muchas
veces bastaba con "eliminar" a los líderes, y otras veces
cuando éstos desaparecían inevitablemente,
desaparecían los ideales por los que se luchaba.
ésta sea quizás una de las causas de fondo del
fracaso de las revoluciones, sólo ha habido una
minoría que ha hecho el enorme esfuerzo de intentar
cambiar el mundo.
Pero cambiar el mundo requiere un esfuerzo conjunto de la
mayor parte de la sociedad. ésta no puede cambiar
realmente si no lo hace la mayor parte de su población. La responsabilidad de cambiar el
sistema debe ser compartida por la mayor parte de las personas
del que formamos parte, no se puede ni se debe delegar dicha
responsabilidad en otros. Mientras la mayoría de las
personas no comparta la actitud individual de aquellas personas
que han elegido el camino de la justicia, de
la paz, de la lucha social por un mundo mejor, en realidad toda
lucha está condenada al fracaso. No se puede pedir que
el enorme esfuerzo de cambiar el sistema, de luchar contra el
poder, recaiga sobre las espaldas de "cuatro" líderes.
Además siempre es peligroso depender de pocas personas.
Como dijo Bertolt
Brecht, Desgraciado el país que necesita
héroes. La verdadera emancipación social
sólo es posible sin grandes liderazgos, no debemos esperar
a que nadie nos libere por nosotros. No podemos emanciparnos
sometiéndonos a las autoridades (ya sean las del poder
tradicional o las de los liderazgos revolucionarios, las del
nuevo poder). No podemos emanciparnos si nosotros mismos no lo
deseamos (al desear depender de "pastores" como si
fuéramos "ovejas").
Esto no quiere decir que cada uno de nosotros deba ir
por su propio camino de forma totalmente aislada, ni mucho menos.
Estamos hablando de una rebelión individual, no
individualista, como complemento de una rebelión conjunta
o social. Quiere decir que es necesario unirnos para luchar, pero
desde una actitud de compromiso y responsabilidad PERSONAL
compartida, que es necesario unirnos pero sin anularnos
como individuos, sin delegar nuestra forma de ser o de pensar
en nadie. Podremos delegar en cierta medida, es necesario siempre
de alguna manera delegar para poder organizarse, siempre es
necesario cierto liderazgo,
pero debemos hacerlo siempre con una actitud abierta y alerta
ante los acontecimientos, ante los resultados de nuestra
delegación, sin que ésta sea un "cheque en
blanco eterno". Quiere decir que además de colaborar con
organizaciones
populares que luchen por la verdadera democracia,
también podemos luchar individualmente usando los
medios a
nuestro alcance (por ejemplo Internet) para difundir
activamente ideas, para debatir, para luchar en el "frente de las
ideas". Hay que propagar la idea de la necesidad de avanzar en
democracia a nuestros familiares, a nuestros amigos, a nuestros
compañeros de trabajo,
además de acudir a asambleas o a manifestaciones en la
calle. Hay que ser ACTIVO también a nivel
individual.
Asimismo es muy difícil (aunque no imposible)
emanciparnos individualmente sin ninguna ayuda externa,
indudablemente el contexto influye. Pero tampoco debemos esperar
a que se produzcan las condiciones ideales porque probablemente
éstas nunca vendrán. Hay que empezar a hacerlo
incluso en condiciones adversas. Esto requiere esfuerzo, pero
en algún momento se tiene que romper el círculo
vicioso de que el sistema no cambia si no cambiamos los
individuos y de que los individuos no cambian si el sistema no
cambia (y el sistema no cambiará "desde arriba" porque
precisamente "arriba" no quieren cambiarlo, necesitan evitar
cambiarlo). Podemos intentar empezar a cambiar en nuestra
vida personal, además de en nuestra vida social o política. En
el día a día. Lo fundamental es empezar a
rebelarnos, empezar a practicar la rebelión
individual.
Rebelándonos contra la apatía,
contra el pesimismo, contra la pereza, contra la obsesión
por el dinero (una
vez sobrepasado cierto umbral no nos hace necesariamente
más felices, ¿para qué queremos más
dinero si
luego no disponemos de tiempo para
gastarlo?), contra la codicia, contra la avaricia, contra la
envidia, contra la excesiva comodidad (que nos impide rebelarnos
porque siempre esperamos a que otro lo haga por nosotros), contra
el individualismo (que nos hace perder de vista nuestra naturaleza
social), contra el gregarismo (que nos anula como individuos),
contra el consumismo (desoyendo la publicidad,
quitando el volumen de la
tele, comprando sólo cuando realmente lo necesitemos),
contra el trabajo
alienante (esforzándonos lo mínimo posible,
practicando una "venganza silenciosa"), contra la "información" de los medios de comunicación "oficiales" (tomándonos
con mucha prudencia la "información" que nos proporcionan,
siendo conscientes de que está manipulada y autocensurada,
observando cómo funciona dicha manipulación,
cómo se dan las versiones de una de las partes y no de la
otra, cómo siempre se da "voz" a los mismos, cómo
no se analizan las causas de fondo, contrastando la
"información" de los medios "oficiales" con la prensa
alternativa accesible en Internet, con la realidad que nos rodea,
con nuestro sentido común), contra los prejuicios de la
hegemonía cultural impuesta (poniéndolos a prueba y
en evidencia siempre que sea posible, pensando en vez de creer a
ciegas), contra las ideas que el sistema "emite" para dividir a
los trabajadores (comprendiendo las causas de las huelgas,
comprendiendo que los primeros perjudicados de las mismas son los
propios huelguistas, comprendiendo e identificando la
táctica que hace el sistema de querer enfrentar entre
sí a los trabajadores realzando los inconvenientes sobre
la población de las huelgas y a la vez ocultando las
verdaderas causas de las mismas), contra las verdades
"establecidas" (yendo más allá de lo que se nos
dice, practicando la duda metódica, recuperando la
curiosidad como motor del
conocimiento,
no dejando de perder de vista lo importante, impidiendo que nos
distraigan con "cortinas de humo", analizando para conocer las
causas de los problemas,
relacionando las causas y sus efectos), contra el eufemismo (tan
usado en el lenguaje
políticamente correcto para suavizar la realidad, para
"enmascararla"), contra nuestro papel de meras "marionetas" en
las "democracias" actuales (usando nuestro poder de voto
adecuadamente, usando la abstención cuando sea necesario,
no participando en encuestas
absurdas que sólo sirven para legitimar al sistema y
hacernos creer que hacen algo por nosotros, no colaborando con la
prensa "oficial" haciéndole el boicot, …), contra
el corporativismo (que nos impide ser mínimamente objetivos),
contra el sectarismo (que nos impide tener una visión de
conjunto, que nos limita nuestra independencia
y por tanto nuestra libertad),
contra el inmovilismo (que impide el cambio y por
tanto la mejora, que impide la readaptación a una realidad
que siempre es más o menos, en las formas y/o en el fondo,
cambiante), contra las injusticias, contra el pensamiento
único (buscando activamente visiones o versiones distintas
de las "oficiales" para contrastarlas con éstas,
atreviéndonos a leer y estudiar ideologías o ideas
críticas con el sistema actual, la crítica
es el mejor antídoto contra la visión
"monocolor" del mundo, la pluralidad de ideas es imprescindible
para encontrar soluciones
eficaces a los grandes problemas), contra la idea de que no es
posible cambiar el mundo (el mundo siempre ha cambiado y por
tanto siempre puede cambiarse, pero hay que cambiarlo a mejor,
hay que conseguir que los cambios beneficien a la
mayoría), contra todo dogmatismo (que anula nuestra
capacidad crítica y por tanto nos impide evolucionar
ideológicamente), contra la indiferencia, contra la
estupidez, contra la falsedad, contra la hipocresía,
contra el excesivo orgullo, contra la vanidad, contra las
apariencias
(teniendo en cuenta que la mayor parte de las veces las
apariencias engañan, no dejándonos engañar
por cambios superficiales y aparentes que en realidad esconden
continuidad en lo esencial, cambios en las formas para ocultar
continuidad en el fondo, no dejándonos engañar por
"el arte de cambiar
todo para que todo siga igual"), contra la intolerancia, contra
todo tipo de culto (a las personas, a las ideas, a los objetos,
…), contra cualquier forma de integrismo o fanatismo,
contra la violencia (de
cualquier tipo, sin perder de vista que la violencia tiene muchas
"caras", que mucha violencia física y repentina es
la respuesta a otra violencia "invisible", psicológica,
sutil y continua), contra el racismo, contra
el fácil recurso de la venganza o del rencor, contra la
maldad, contra la competencia
desmedida (que anula nuestro sentimiento de solidaridad, que
limita nuestra capacidad de colaboración), contra la
"uniformización cultural" (que en realidad es la
eliminación de una cultura por
otra cultura dominante, es "imperialismo
cultural", es la pérdida de las señas de identidad, es
la pérdida de las raíces), contra los nacionalismos
y patriotismos exacerbados (que siempre sirven al poder, antiguo
o emergente, para desviar la atención de los verdaderos problemas, para
olvidarnos de que lo importante son las personas, para hacernos
creer que hay algo superior a las personas, patriotismo utilizado
por el poder para justificarse, para someter y para controlar al
pueblo, nacionalismos y patriotismos en nombre de los cuales se
han hecho y se siguen haciendo algunas de las mayores
barbaridades de la historia de la humanidad),
contra todas las guerras (la
guerra siempre
supone el mayor fracaso de la humanidad), contra el odio
(antesala de nuestra propia destrucción), contra la locura
de la (auto) destrucción, contra
……
Podemos rebelarnos haciendo el "boicot" al sistema,
ejerciendo una resistencia
pasiva y "silenciosa" (aunque complementándola con
una resistencia activa organizada). Como mínimo,
dejando de ser "cómplices" del sistema, dejando de
colaborar "ciegamente" con él.
Por lo menos, resistiéndonos a que nos cambie,
procurando que aun teniéndonos que adaptar a él
para sobrevivir, no nos cambie demasiado, no nos haga renunciar
demasiado a nuestros principios (llegando a un "equilibrio" ,
"prostituyéndonos" lo justo). Lo primero es evitar que
nos cambie demasiado, es "defendernos" para posteriormente
pasar a la iniciativa e intentar cambiarlo nosotros a él,
es decir "primero defendernos para posteriormente pasar al
ataque". Como dijo Murphy, Si resistes, vencerás.
Esta actitud nos costará más de un disgusto y
nos requerirá mucho esfuerzo (sobre todo al principio,
luego no tanto), pero afortunadamente, también nos
proporcionará una profunda satisfacción interior,
una tranquilidad de conciencia (y no
por la inexistencia de ésta), una sensación de
haber cumplido con nuestro deber más profundo como seres
humanos (contribuir a un mundo mejor, o por lo menos no
contribuir a empeorarlo), una sensación de no haber
renunciado a nuestra forma de ser, de no renunciar a nuestra
dignidad, de
no ser un "zombi idiotizado" al servicio de un
sistema que nos controla. No podemos ser realmente felices si
no somos nosotros mismos, si actuamos bajo los dictados de una
conciencia superior externa a nosotros. La rebelión
individual nos requiere más esfuerzo pero nos redunda en
mayor felicidad, en mayor humanidad, en mayor sensación de
ESTAR VIVOS. La rebelión individual nos emancipa. Es una
lucha personal por maximizar nuestra libertad, por conquistar la
mayor libertad posible.
La rebelión individual nos permite liberarnos
individualmente (o por lo menos nos permite minimizar el control que
ejerce el sistema sobre cada uno de nosotros) y de paso puede
contribuir a cambiar el sistema (si es realizada conjuntamente
por muchas personas, por la mayoría de la sociedad).
QUIZÁS no consigamos nada, pero si no hacemos nada
entonces SEGURO que nunca
conseguiremos nada, y probablemente conseguiremos poco a poco ir
"poniendo nuestro granito de arena", y si somos muchos (si somos
cada vez más, a lo mejor ya lo somos sin saberlo, el
sistema desde luego se encarga de que creamos que somos "raros" y
"únicos") entonces muchos "granitos de arena" pueden
convertirse en "montañas".
Además, en las organizaciones que pretendan
cambiar el sistema se puede ayudar a realizar dicha
rebelión individual a través de la
comunicación, del intercambio de experiencias, del
debate, del
aprendizaje de
técnicas que ayudan a pensar bien (y por
tanto que ayudan a ejecutar dicha liberación personal), de
la concienciación masiva, de la promoción del boicot general al sistema,
etc. La rebelión individual es ineludible para cada
individuo pero
puede compartirse, puede practicarse de forma "coordinada y
colectiva". Indudablemente, hay gente que ya de por sí
es rebelde y no tendrá muchas dificultades en realizar
dicha rebelión individual (de hecho la practica desde que
nació), pero dado que "nacemos pero también nos
hacemos" (tenemos cierto margen de maniobra), también
podemos aprender a ser más rebeldes, a ser "mejores"
rebeldes, a ser rebeldes más "eficaces". Como dijo el
filósofo italiano Domenico Losurdo, Los procesos
revolucionarios son procesos de aprendizaje.
No se trata de una rebeldía "ciega" sino de una
rebeldía "razonada". No se trata de una rebeldía
"incontrolada". No es una rebeldía sin causas. Como dijo
Walter Benjamin, la revolución no es un tren fuera de
control, es la aplicación de los frenos de
emergencia.
Hay que rebelarse no contra todo sino contra lo que vaya
contra nuestro sentido común, contra la razón,
contra nuestros mejores sentimientos, contra lo que nos dicta
nuestra conciencia. Pero para ello debemos recuperar nuestra
conciencia, debemos "redescubrirnos", debemos
"interiorizarnos" recurriendo a lo mejor de nuestras
características humanas, es decir, a nuestra capacidad de
observar y analizar la realidad que nos rodea (que debe ser
siempre nuestro "laboratorio"
de pruebas de
nuestras ideas o teorías, que debe confirmar o negar nuestra
visión de las cosas, como se hace con el método
científico para validar o no las teorías), a
nuestra inteligencia
para intentar explicarnos porqué ocurren las cosas que
vemos en el mundo, a nuestra desconfianza natural hacia los
poderosos, hacia las autoridades (que nos lleve a preguntarnos
siempre a quién beneficia tal o cual idea o hecho), a
nuestros mejores sentimientos de solidaridad y humanidad (a
ponernos en el puesto de otras personas, especialmente de
aquellos que sufren o son oprimidos), a recuperar la
compasión (para evitar caer en los mismos errores de los
que decimos combatir).
En definitiva, se trata de que "despertemos" como seres
humanos que somos y que intentemos sacar lo mejor de nosotros
mismos e intentemos reprimir o eliminar lo peor de nuestra forma
de ser, se trata de rebelarnos contra nosotros mismos
también, contra nuestras características más
estúpidas y más malvadas, se trata de ser
dueños de nosotros mismos, se trata de controlar nuestras
vidas, se trata de "mojarnos". Este es el auténtico
"germen" de la verdadera revolución social, la
"revolución interior". Como dijo Manuel Azaña,
cuando el pueblo se apasione por sus ideas será la
señal del triunfo.
Conclusión
El sistema lo hacemos entre todos los individuos del que
formamos parte. Indudablemente hay una minoría dominante
que tiene más poder de influencia sobre el funcionamiento
del mismo. Pero dicha minoría no puede controlar al
conjunto de la sociedad sin la complicidad (consciente o
inconsciente) de la mayor parte de la población. El
filósofo inglés
David Hume señaló en su teoría
política la paradoja de que en cualquier sociedad la
población se somete a los gobernantes, aunque la fuerza reside
siempre en las manos de los gobernados. Los gobernantes
sólo pueden dirigir un país si controlan las
opiniones, no importa tanto (aunque importa mucho) de
cuántos fusiles dispongan. Esto es así incluso en
las sociedades
despóticas, o en las más libres. Si el pueblo no
acepta las cosas, sus gobernantes están acabados.
La única posibilidad de intentar cambiar el sistema
debe partir de la mayoría dominada, la minoría
dominante, por el contrario, siempre intenta perpetuarlo para
perpetuar sus privilegios. El sistema podemos y debemos
cambiarlo entre todos. El pueblo debe tomar la iniciativa
si desea emanciparse, no puede esperar a que nadie lo haga
por él (ni siquiera puede esperar una verdadera
emancipación de una "vanguardia"
intelectual). La verdadera emancipación debe consistir en
hacerlo por sí mismo. Como dijo Salvador Allende, La
historia es nuestra y la hacen los pueblos. Pero dicha
emancipación social no puede existir si no se produce a su
vez la emancipación de cada individuo, si no se produce
una rebelión individual contra el sistema y todos sus
"tentáculos" (incluidos los existentes en la propia manera
de ser del individuo). Dicha rebelión individual debe ser
a su vez "generalizada", la actitud rebelde que ya tienen (en
mayor o menor medida) algunos individuos, debe ser "exportada" o
"contagiada" progresivamente al resto de la población.
Sólo con una masiva rebelión de la sociedad
(como suma de las rebeliones individuales "coordinadas"), puede
realmente cambiar ésta. El cambio del sistema es una
responsabilidad que debe ser compartida por todos los individuos
que pertenecen a él. Pero dicha rebelión debe ser
pacífica, debe ser la recuperación de lo mejor del
espíritu humano, lo mejor de su forma de ser, debe ser
mejorar potenciando lo mejor de nosotros y reprimiendo lo peor de
nosotros. Esta rebelión individual es tan necesaria (o
más) como una rebelión organizada y coordinada de
las masas, porque supone, no sólo derrocar el sistema
actual, sino que además, sustituirlo por uno nuevo que
evite reproducir los defectos del anterior, y esto sólo es
posible cambiando la manera de ser de cada individuo, aprendiendo
a ser de otra manera para construir un mundo nuevo.
Obviamente estamos hablando de un cambio profundo en la
sociedad, que llevará mucho tiempo, estamos hablando de la
"semilla" que debe abonar el "terreno" del cambio de la sociedad,
estamos hablando de la "materia prima"
de la auténtica Revolución. Realmente estamos
hablando de la evolución ética y
moral de la humanidad, si ésta no se produce entonces
probablemente tenemos muy pocas posibilidades de subsistir como
especie. Dicha evolución debemos de alguna manera
"forzarla" antes de que sea demasiado tarde (si es que no lo es
ya). Hemos evolucionado de forma muy desigual, nos hemos
desarrollado tecnológica y científicamente mucho
más que social, política y éticamente. La
lucha por una sociedad más justa, por su propia
supervivencia, debe ser a nivel social pero también a
nivel individual. Se necesita una implicación
personal, además de social. Una implicación, por
supuesto, en la medida de nuestras posibilidades, pero
éstas siempre existen, no son nunca nulas. Ambas luchas se
complementan y se "realimentan" mutuamente.
Como el Che Guevara
dijo una vez a Nasser, el momento decisivo en la vida de cada
hombre es el
momento cuando decide enfrentarse a la muerte. Si
la enfrenta, será un héroe, tenga éxito o
no. Puede ser un buen o mal político, pero si no enfrenta
la muerte, nunca
será más que un político. Por mucho que
nos rodeemos de personas, por mucho que vivamos en sociedad, por
mucho que luchemos conjuntamente con otros, la verdadera lucha
por la emancipación es una lucha personal e
individual. La rebelión individual debemos
practicarla cada día, en nuestra vida cotidiana, no es
una revolución pasajera, es una revolución
permanente, no es una revolución de grandes hechos
históricos protagonizada por famosos "héroes" y en
famosas fechas concretas, es una revolución de
"pequeños" hechos (de "microhechos") protagonizada por
muchos "héroes anónimos" que se produce cada
día sin llamar la atención. Es una
revolución "democratizada y silenciosa".
Esto no quiere decir que no pueda o no deba producirse una
nueva revolución en el sentido clásico de la
palabra, sino que significa que a la espera de que llegue (si es
que llega), hay que iniciar entre todos una revolución
"tranquila" mediante la implicación personal de cada
individuo del sistema, que además puede suponer aumentar
notablemente las posibilidades de éxito de esa posible
revolución "clásica" futura. El cambio de
mentalidad debemos empezar a practicarlo ya mismo cuestionando lo
dicho en este mismo artículo (porque todo es cuestionable,
aunque no todo es igual de cuestionable), pero haciéndolo
con la razón, con la argumentación y sobre todo con
la mejor intención. Lo más importante es la
VOLUNTAD, es la ACTITUD (más que las aptitudes), que
realmente QUERAMOS cambiar el sistema. Si queremos A LO MEJOR
podremos, pero si no queremos entonces SEGURO que no podremos. Y
si queremos, tenemos que intentarlo. Si lo intentamos A LO MEJOR
lo conseguimos, pero si no lo intentamos entonces SEGURO que no
lo conseguimos. Lo importante es que todos adoptemos una
actitud RESPONSABLE, ACTIVA y COMPROMETIDA. Como se suele
decir, peor es arrepentirse de lo que NO se hizo que de lo que se
hizo (siempre que no se haga ninguna barbaridad, por supuesto).
Podemos empezar a cambiar el mundo cambiando nosotros mismos
para cambiar nuestro entorno más inmediato. Como
decía Gandhi, Sé tu mismo la solución y
el mundo que tú quieres para los demás. Y como
decía Platón,
Buscando el bien de nuestros semejantes encontraremos el
nuestro.
Autor:
José López Sánchez
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