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nacer" - Bautismo en el espiritu
santo - El
espiritu santo y yo - Mis
años en la renovacion carismatica
PRÓLOGO
Siento unos deseos enormes de dejar por escrito las maravillas
que he vivido con mi Señor. Historia de un aniversario
es un testimonio de que Dios está vivo, y sobre todo de su
trato de amor especial
con cada uno. Lo que ahora voy a relatar pertenece a una vida
pensada y planeada antes de la creación del mundo: Mi
propia historia.
Podría haber sido una historia cualquiera de tantas
como se han escrito, pero "Alguien" se encargó de que no
fuera así. Se cruzó en mi camino, e hizo que mi
vida ya no fuera ordinaria, mediocre u oscura, pues él la
llenó de luz, y
después la regresó al punto en que comenzó a
ser la que me correspondía según su voluntad.
1 EL
ENCUENTRO
Me hallaba en medio de una triste madrugada como tantas
otras, sumida en un mar de pensamientos sombríos y
sin futuro. Doce años, y ya no me quedaba esperanza. En mi
corta vida se habían sucedido una serie de acontecimientos
que desembocaron en una adolescencia
cargada de temores y desconfianzas. Sentía un gran
vacío interior causado principalmente por mis vivencias
infantiles, y que nada tenían que ver con la "angustia
vital", de la que adolecen, según dicen, la mayoría
de los niños
de esta edad. Mis ideas sobre Dios, o la religión,
todavía eran demasiado básicas, y en poco, o en
nada podían ayudarme, tampoco mi familia, porque
ni siquiera imaginaban por lo que yo estaba pasando, ya que no
contaba nada en casa y me encerraba en mí misma sin
compañía y sin solución. Los pensamientos
más lúgubres hervían en mi cabeza
impidiéndome, la mayoría de las noches, conciliar
el sueño.
Poco a poco, al principio sin que me diera cuenta,
comencé a percibir en el transcurso de mis largas
vigilias, como si en medio de la oscuridad me sintiera observada.
Fijaba mi atención en cada rincón de la
habitación, con lo poco que la débil claridad que
entraba por la ventana me dejaba vislumbrar. Allí no
había nadie, no era posible. Lo extraño es que
aún teniendo esa sensación, no me inspiraba el
menor temor, hasta casi aliviaba mi soledad, y al final acababa
durmiéndome.
Aquella presencia extraña comenzó a
acompañarme noche tras noche hasta que acabó
haciéndose entrañable, y parecía tener
voluntad de alejarme de mis tristezas e ideas de fracaso, y de
verdad lograba atraer toda mi atención.
No era imaginado por mi mente, ni siquiera era un ansia de
compañía creada por mí, como algunos
pudieran pensar, pero estaba allí, y no venía de
mí, de eso estaba segura.
Empezaba a acostumbrarme a sentir aquella calidez a mi lado, y
a buscarla con verdadero interés,
cuando una noche me sorprendí, pues en mi interior, de
dentro, de lo más profundo de mí, surgió una
pregunta.
_¿Quién eres?
_Tu amigo.
_¿Eres Jesús?
_Ya sabes que sí.
_¿Por qué vienes todas las noches? Antes no
venías.
_Siempre he venido, pero tú no te dabas
cuenta.
_¿Y por qué ahora sí te siento?
_Porque me necesitas más.
_Sí, necesito demasiadas cosas que no tengo…
_Por eso estoy aquí, porque quiero
dártelas.
_Pero, si tú no sabes las que son.
_Sí, sí lo sé, las he ido contando
mientras las pedías.
_No entiendo, no se las he pedido a nadie, solo sé que
no las tengo.
_Cada noche, cuando te pones a pensar y lloras, yo voy
escribiendo en mi lista.
_¿Para qué? En mí será
inútil, ya no cuento con
nada…
_Espera, déjame contarte una historia…..
Hubo una vez un hombre que
sufrió muchos tormentos, murió y dio hasta la
última gota de su sangre en una
cruz de madera, y cada
vez que su dolor se hacía insoportable, se acordaba de ti,
pronunciaba tu nombre por lo bajo, y seguía aguantando,
porque tenía un día que escribir una lista con tus
necesidades. Cuando murió fue enterrado y al tercer
día su Padre Celestial, Dios, le resucitó con su
poder y lo
hizo ascender al cielo, donde está su lugar, entonces solo
pensó en una cosa, venir a contártelo y por eso
estoy aquí ahora, ya no tienes que avergonzarte, ni sentir
tristeza, porque yo estoy contigo…
Así fue lo que recuerdo de mi primera
conversación con él, no podría olvidarla por
más años que pasaran.
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