El punto de partida de la investigación filosófica Maurice Blondel
- Introducción
- Los
falsos puntos de partida de la filosofía - El
juicio del filósofo lo abarca todo - Reflexión
analítica y saber unificado - Comentario
personal - Conclusiones
a las que llega el autor - Bibliografía
INTRODUCCIÓN
En esta oportunidad abordamos un texto "El
Punto de partida de la
Investigación Filosófica" (1906) en el que
nuestro autor, se muestra
interesado por un problema estrictamente filosófico en el
que, a diferencia de "Carta sobre
Apologética" e "Historia y Dogma" no
hace referencia explicita a elementos doctrinales del
cristianismo.
El objetivo
principal de Blondel responde a la necesidad de establecer
cuál es el verdadero punto de partida de la investigación filosófica. Jorge
Hourton nos ofrece en el prefacio del libro que
hemos tenido la oportunidad de leer, impreso en Barcelona en 1967
por la Editorial Herder, una contextualización importante
desde el punto de vista filosófico que a principios del
siglo XX permitió el despunte del pensamiento de
Bergson y Husserl con la fundamentación de la
intuición y la fenomenología respectivamente.
Además se menciona a Unamuno y a Ortega en el ambiente
Español,
todos estos autores convergen con la temática de Blondel
principalmente en lo relacionado "a las luchas contra el
espirismo positivista y a la rehabilitación de la metafísica
mediante un nuevo modo de
filosofar"[1]. Hourton,
además, plantea en el prefacio, la afinidad de Blondel con
Bergson en cuanto a que, para ambos, "La investigación
Filosófica procede de una acción
espiritual absolutamente original e irreductible a todas las
circunstancias que pueden acompañarla o condicionarla; es
un dinamismo intelectual que recorre la serie de los
fenómenos y de las necesidades lógicas, para
culminar en la afirmación ontológica de la
consistencia del espíritu y
Dios"[2].
De igual modo establece la diferencia entre Husserl y Blondel
para quien el único principio ontogenético es Dios
mismo como el Trascendente, ya no lo trascendental como en
Husserl; en este sentido, para Blondel "el trabajo del
espíritu… es el mismo sujeto
espiritual."[3]
Quizá el aporte principal del prefacio está en
presentar previamente dos tesis que
desarrollará Blondel en el texto y que se constituyen en
dos grandes conclusiones: "La filosofía se ordena inicialmente no a
explicar nuestra vida, sino a hacerla"; "La
filosofía solo comienza verdaderamente cuando…. Se
hace "practicante"".[4] El prefacio
nos ofrece una clave importante al momento de comprender de un
modo más eficaz a Blondel en las tesis que desarrolla en
el presente texto.
Esta reseña tiene el propósito de rastrear las
tesis más importantes de Blondel que apuntan a la
respuesta del interrogante principal sobre el verdadero punto del
partido de la investigación filosófica. He tratado
de seguir la misma estructura del
texto con el fin de guardar la debida fidelidad a Blondel y
tratar de comprender el texto de acuerdo a las perspectivas
propuestas por nuestro autor francés cuyo mensaje y modo
particular de filosofar, como lo afirma Jorge Hourton, "tiene una
viviente actualidad, un asombroso poder
sugestivo y responden a la espera del hombre
contemporáneo".[5]
"EL PUNTO DE PARTIDA DE LA INVESTIGACIÓN
FILOSÓFICA" es el resultado de dos artículos
publicados por Blondel en la revista
"Annales de philosophie Chrétienne," uno de ellos
publicado en enero y el otro en junio de 1906. En esta primera
parte Blondel muestra los falsos puntos de partida de la
filosofía, descubriendo sus lagunas y sus inconveniencias.
De todos modos, Blondel no deja de reconocer el aporte de estos
puntos de partida y valorar lo positivo, pero, es claro al
mostrar lo negativo de cada uno de ellos. La primera
advertencia de nuestro autor es acerca de los filósofos que "tienden a revestir siempre
su pensamiento con una forma sistemática, y a reducir la
universalidad de los problemas a la
unidad de una doctrina técnicamente
especificada."[6]
Blondel no niega la importancia de esta técnica para la
existencia de la filosofía pero, a la vez, se muestra
crítico ante el fundamentalismo filosófico que
llega al punto de considerar como verdades solo aquellas que
surgen como resultado de una estructura sistemática que
luego pretende que sea de carácter universal. Blondel reconoce que la
filosofía tiene una pretensión universalista
en el afán de abarcar todas las áreas del conocimiento y
que "parece llevada cada vez más a restringirse y a
especializarse." [7] creo que
nuestro autor trata de demostrar la tendencia de la
filosofía y del filósofo al momento de abordar el
problema del conocimiento encajonándolo dentro de la
estructura racional que por rígida y metódica
termina cerrando el camino a una consideración más
profunda, que está a la base de una experiencia que no
necesariamente debe someterse al rigor metodológico de un
sistema
filosófico estructurado.
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