Personalidad – actividad – comunicación: Una realidad, una relación
Vivimos en un mundo, nos movemos en él, interactuamos
con él; estamos ante una realidad que existe con independencia
de nosotros y que es percibida, representada, vivida, pensada y
sentida por cada cual de manera diferente, porque diferentes
somos los unos de los otros.
Estas percepciones, pensamientos y emociones que
permanentemente estamos construyendo conforman nuestra
subjetividad o vida psíquica, como experiencia interior
propia, vivida dentro de sí, de cada sujeto y que es muy
personal y
exclusiva.
Nuestra vida psíquica se asemeja a un gran torrente en
el que confluyen los recuerdos sobre el pasado, los
ensueños sobre el futuro, lo que vivimos en el presente;
de manera que deviene en un entramado de ideas, deseos,
sentimientos y motivaciones que proporcionan esa gran diversidad
de formas a través de las que damos curso a lo que
procesamos interiormente.
La subjetividad humana se caracteriza por su integridad y
complejidad lo cual posibilita que esa realidad, con la que
estamos en permanente relación, emerja sintetizada y
generalizada, de manera que el reflejo activo del entorno
así como de ella misma nos permite orientarnos con mayor
efectividad ante los estímulos, conformar una imagen de
nosotros mismos, diferenciarnos de los demás, mediatizar
el comportamiento
presente y trascender la situación actual a partir de
elaboraciones orientadas al futuro.
Todos los fenómenos se expresan en un sistema de
formaciones psicológicas estrechamente articuladas que
constituyen la
personalidad.
Entonces, ¿A qué se llama Personalidad?.
Diferentes son las definiciones que sobre esta
categoría se han brindado, dado el carácter subjetivo, complejo,
dinámico e integrador que ésta posee, pero
consideramos que la que expondremos a continuación resume
en apretada síntesis
su esencia: "Personalidad es la
organización, la integración mas compleja y estable de
contenidos y funciones
psicológicas que intervienen en la regulación y
autorregulación del comportamiento en las esferas mas
relevantes para la vida del sujeto". (1)
Nótese, según esta definición, que la
personalidad interviene en la orientación, dirección, regulación y
autorregulación del comportamiento
humano de manera estable, activa e integral, por tanto, la
asumimos desde la perspectiva de su valor
metodológico para comprender la singularidad de esta
categoría psicológica tan importante; sobre todo si
tenemos en cuenta también que "ser personalidad" significa
haber aprendido a actuar, a conducirse con respeto a las
personas y al medio circundante de una manera apropiada en
correspondencia con el desarrollo
histórico – social en que vive el sujeto.
(1) Lourdes Fernández Ríos. Pensando
en la Personalidad, página 242
La Personalidad nos acompaña a todas partes, nos
pertenece, es única, irrepetible e individual, se forma,
se desarrolla, se transforma y se consolida a través de la
vida del sujeto; se distingue por su carácter activo ya
que su formación y desarrollo se concibe en la actividad
que éste realiza, se expresa en ella y a su vez la regula.
Entonces personalidad y actividad conforman una realidad, una
relación.
Desde el punto de vista psicológico la actividad se
define como: "Aquellos procesos
mediante los cuales el individuo,
respondiendo a sus necesidades, se relaciona con la realidad,
adoptando determinada actitud hacia
la misma". (2). Durante el desarrollo de la actividad ocurre
la interacción sujeto – objeto, que origina el
reflejo psíquico y posibilita la formación de la
imagen o representación ideal, subjetiva del objeto en el
individuo, por lo que el carácter objetal es la
característica constitutiva principal de la misma ya que
una actividad sin objeto no existe y es necesario tener presente
que éste le confiere dirección, orientación
y sentido a aquella.
El curso general de toda actividad humana implica un conjunto
de acciones y
operaciones
que son procesos subordinados a objetivos
conscientes, cuyo logro conjunto conduce al objetivo
general propuesto y dará al sujeto la posibilidad de
desarrollar sus potencialidades individuales que le facilitaran
la asimilación de conocimientos de nuevas experiencias y
el logro de hábitos y habilidades que redundaran en una
mayor rapidez, precisión y originalidad en su
quehacer.
La peculiaridad dinámica, compleja e integradora que
identifica a la personalidad, en su relación con la
actividad, trasciende a otra categoría que está
implícita y es parte inseparable del ser social en la
medida en que es medio de formación y funcionamiento de la
conciencia
individual y social, nos referimos a la
comunicación.
Hablar de comunicación es referirse a la organización de la interacción de
las personas, al intercambio de información sobre el mundo en que se vive,
a la transmisión de experiencias así como a la
aparición y satisfacción de necesidades
espirituales, a la influencia en la conducta de los
otros, en fin, a un dar y recibir que nos permite crecer como
seres humanos.
La comunicación en su carácter procesal,
complejo, plurimotivado, constructivo, interactivo, bilateral y
recíproco puede definirse así: "Proceso
complejo, de carácter social e interpersonal, en el que se
lleva a cabo un intercambio de información, verbal y no
verbal, que ejerce una influencia recíproca y se establece
un contacto a nivel racional y emocional entre los
participantes" (3).
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