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Narcisismo y personalidades fronterizas (página 2)




Enviado por Martín Sánchez



Partes: 1, 2

NARCISISMO

"Oddie… me he
dado cuenta que en verdad podemos ser buenos amigos y compartir
muchas cosas… además, ambos amamos a la misma persona… A
MÍ…"
Garfield   Sin duda no es
una tarea sencilla sintetizar un concepto de narcisismo que sea
abarcativo de los propios desarrollos de Freud, y que incluya
algunos aportes de otros autores, aunque de ha llegado a cierto
consenso al definirlo como la
investidura libidinal del
yo.  "Introducción del narcisismo" (1914) es la
propuesta que hizo Freud para sistematizar sus ideas con respecto
al narcisismo. El término "narcisismo" fue tomado por
Freud de P. Näcke, o de Havelock Ellis, o quizás de
ambos… Lo que sí sabemos es que refiere al joven
Narciso, personaje de la mitología griega, quien al descubrir su
reflejo en el agua, se
deslumbró con la belleza de la imagen, y al
tratar de besarla se precipitó de cabeza en la fuente,
siendo esto la causa de su inmediata muerte.

Freud no se interesa tanto en el narcisismo como
perversión (
"[…] conducta por la
cual un individuo da a
su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo
de un objeto sexual […]"[1]),
sino que su interés se
centra en el narcisismo como una "colocación de la libido"
(conjetura de Otto Rank). Se distingue en este texto la
libido (en tanto energía sexual) yoíca  de la
libido de objeto, distinción importante para comprender la
diferenciación entre narcisismo primario y secundario.

El narcisismo como "(…) estadio intermedio entre
autoerotismo y amor de objeto
(…)"[2] sería el
narcisismo primario, que se puede observar mediante la actitud de los
padres hacia el niño. Estos atribuyen al niño todas
las perfecciones, y este hecho reflejaría que ellos
están viviendo una reaparición de su propio
narcisismo primario, que esta vez se manifiesta trasmudado al
amor de objeto.

El narcisismo secundario en tanto, "(…) nace
por replegamiento de las investiduras de objeto
(…)"[3] por lo que es necesario
que el niño haya alcanzado el amor
objetal.

           
Con respecto al narcisismo primario, Garbarino aporta que "(…)
la fusión
inicial (narcisismo primario), será seguida por una
difusión que permitirá distinguir paulatinamente el
cuerpo propio del cuerpo ajeno
(…)"[4], lo que resulta
interesante para elucidar el proceso de
distinción yo – no yo.

           
En 1936, Lacan postula su concepción teórica del
estadio del espejo, el cual se ubicaría entre los 6 y los
18 meses de edad, en que se da la experiencia del infans
frente al espejo. Se presenta a este una imagen unificada
sobre sí mismo, como una gestalt que,
en palabras de Lacan "es más constituyente que
constituida", ya que contribuirá a que el yo pueda asumir
una imagen, ya no fragmentada, y constituirse como tal. En este
estadio el yo "(…) se precipita en una forma primordial antes
de objetivarse en la dialéctica de la
identificación con el otro y antes de que el lenguaje le
restituya en lo universal su función de
sujeto."[5]. Esta
identificación con el otro será la base para las
identificaciones secundarias. A su vez la presencia del Otro va a
ser determinante en el proceso de unificación de ese
mosaico de zonas erógenas que había en un
principio, lo que para Freud
sería la unificación de pulsiones parciales en
tanto nueva acción
psíquica.

           
Es interesante articular esto, con los desarrollos de Winnicott,
en los que resulta ampliada la concepción de la vivencia
del bebé frente al espejo y se introduce la importancia
del papel que ha de desempeñar la madre en su
función de espejo, de sostén. El amor en
esta fase sólo puede expresarse en términos de
cuidados corporales, lo que no tiene en todo caso exclusiva
ligazón con la satisfacción de las necesidades
básicas para la supervivencia. La función de
sostén está dada en términos de handling,
holding y presentación objetal.

           
Me he centrado básicamente en el yo y su constitución (en relación al
narcisismo) ya que es lo más relevante en relación
a la
organización fronteriza de la personalidad.

PSICOPATOLOGÍA Y
NARCISISMO

           
Los dos términos de este subtítulo no son, en forma
alguna, excluyentes. En diversas descripciones
nosográficas de la psicopatología están
presentes aspectos narcisistas. También se debe aclarar
que el narcisismo no necesariamente es patológico, sino
que en su forma normal es esencial en la constitución del
aparato psíquico.

           
Para comenzar a elucidar sobre el narcisismo y la
psicopatología me remitiré nuevamente a "Introducción del narcisismo". Aquí
Freud plantea que el neurótico ha investido a tal punto al
objeto que su yo se empobrece.  En esta 

elección de tipo narcisista del objeto el yo busca
"(…) desde su derroche de libido en los objetos, el camino
de regreso al narcisismo, escogiendo (…) un ideal sexual que
posee los méritos inalcanzables para
él.
"[6]

           
Concerniente a la psicosis, Freud
describe características de los
"parafrénicos"  relacionadas al narcisismo, tales
como el delirio de grandeza o la falta de interés
con respecto al mundo exterior. La explicación de Freud
sobre el mecanismo del delirio de grandeza es que al investir
objetos irreales, lo que hace el yo es conducir la libido hacia
si mismo, provocando un estancamiento de esta, por lo que el
delirio de grandeza sería un intento de manejar ese
excesivo volumen de
libido.

           
Por otra parte, en el trastorno narcisista de la
personalidad tal como se describe en el DSM IV, aparecen
numerosos rasgos de la personalidad que en el niño
(mientras se está constituyendo el yo) no nos
llamarían la atención, sin embargo al estar presentes en
el adulto son la causa de diversos inconvenientes.

           
En cuanto a la imagen de sí y el papel del otro en la
psicopatología es interesante hacer notar que "(…)
cabe plantearse si el psicótico no estará en la
búsqueda de una imagen de sí mismo, a diferencia
del neurótico cuya búsqueda del otro apunta a la
complementariedad"[7]

En un tiempo
ulterior a los desarrollos teóricos de Freud sobre las
neurosis, se ha
comenzado a conceptuar (principalmente desde el psicoanálisis)  aquello que excede a
la psicosis y a la neurosis, por no ser ni una ni la otra. En
este sentido Ricardo Bernardi destaca las descripciones
clínicas de Kohut, Kernberg  y Rosenfeld, en cuanto a
un grupo de
trastornos vinculados básicamente a la organización inadecuada de aspectos
narcisistas de la personalidad.

¿ORGANIZACIÓN
FRONTERIZA DE
LA PERSONALIDAD, BORDER LINE, TRASTORNO
LÍMITE DE LA PERSONALIDAD?

Considero oportuno hacer alguna consideración acerca de
a qué nos referimos cuando hablamos de organización
fronteriza de la personalidad. Asimismo es interesante
plantearnos si los componentes de este subtítulo son
distintas formas de nombrar lo mismo, o si hay diferencias
significativas entre unas y otras. Se dificulta la
cuestión al encontrar más descripciones
psicopatológicas como "desórdenes fronterizos" o
"trastornos del narcisismo", denominaciones para las cuales,
paradójicamente se complejiza la tarea de encontrar un
límite entre unas y otras… Sin embargo podemos
adelantar que se trata de diferentes concepciones teóricas
que intentan explicar ciertos trastornos, y cada una de estas,
toma y enfatiza algunos aspectos psicopatológicos de estas
"personalidades". Se ha tomado principalmente en este trabajo, la
idea de "organización" fronteriza de la
personalidad, ya que a la neurosis y a la psicosis se las
considera estructuras,
mientras que a los aspectos fronterizos entre ambas, no se los
estima como una estructura propiamente dicha, sino como
una especie de zona intermedia.  

La psicopatología clásica ha distinguido dos
grandes estructuras psicopatológicas, a saber, neurosis y
psicosis. Esta distinción se efectúa principalmente
desde la línea de pensamiento de
la escuela francesa,
y para ilustrar esto transcribiré algunas palabras del
Tratado de Psiquiatría de Henry Ey: "Es más real
y más claro decir que en las psicosis los trastornos
negativos o deficitarios, la debilidad del yo, la
regresión de la actividad psíquica, son importantes
hasta el punto de constituir lo esencial del cuadro
clínico, y que el "psiquismo restante" se organiza a un
nivel inferior; mientras que en las neurosis los trastornos
negativos están menos marcados, la regresión es
menos profunda y el psiquismo restante se organiza a un nivel
más elevado, próximo al normal. Todo esto justifica
el mantenimiento
de la distinción entre neurosis y psicosis sin llevarla a
un punto muerto
"[8]

  Desde la escuela americana de psiquiatría
ni siquiera se menciona la neurosis, aunque se tiene en cuenta su
sintomatología al hablar de ciertos trastornos de la
personalidad. Por su parte, Henry Ey, en sus desarrollos sobre la
estructuración neurótica se basa casi
exclusivamente en los desarrollos de Freud al respecto.

A grandes rasgos y en sentido estructural, podríamos
decir que en la neurosis el conflicto es
de carácter intersistémico (ello, yo y
superyó), mientras que en la psicosis el núcleo del
mismo se da entre el yo y la realidad. En tanto en las
personalidades fronterizas el conflicto es intrasistémico,
ya que atañe básicamente al yo.

   En cuanto a la sintomatología en los
trastornos de las personalidades fronterizas, Otto Kernberg
propone una serie de síntomas característicos.
Entre ellos se incluyen: ansiedad, fobias, síntomas
obsesivo – compulsivos, síntomas de conversión,
hipocondría, tendencias paranoides, tendencias sexuales
perverso – polimorfas (con cierto grado de promiscuidad sexual),
estructuras de la personalidad prepsicóticas (paranoide,
esquizoide, hipomaníaca), episodios impulsivos, adicciones
(alcoholismo,
drogadicción, cleptomanía…).
Además de un cuidadoso análisis de estas manifestaciones
sintomáticas, también analiza Kernberg el aspecto
estructural y dinámico de la organización
fronteriza de la personalidad.

La escuela americana de psiquiatría (DSM lV) plantea un
grupo de síntomas muy similar al antes mencionado, al
hablar de trastorno límite de la personalidad, así
como también al hablar de los trastornos
histriónico,  narcisista y antisocial de la
personalidad. Estos tres trastornos pertenecen al mismo grupo de
trastornos de la personalidad (grupo B).

Podríamos "ubicar" la organización fronteriza de
la personalidad en una especie de límite entre la neurosis
y la psicosis, por lo que este trastorno tiene aspectos
patológicos tanto de una, como de otra estructura.
Por un lado el yo conoce la realidad exterior y la tiene en
cuenta, y por el otro lado la ignora y la rechaza.

"En los paciente fronterizos, hay también una
escisión del yo que se evidencia por sus modos distintos
de funcionamiento: uno, más arcaico, similar al del
psicótico (…) que apunta a lo fusional; otro, más
maduro, que se acerca al del neurótico, con una capacidad
restringida de represión y que tiende a la
discriminación
."[9]

Realizado este acercamiento a lo que es la personalidad
fronteriza, podremos pasar a la parte principal de este
trabajo.

UN INTENTO DE
ARTICULACIÓN

Propongo aquí elucidar la correspondencia existente
entre la organización fronteriza de la personalidad y el
narcisismo, y en esta tarea se presentan ciertas dificultades, ya
que es variada la postura que toman los diferentes autores, y la
terminología utilizada es sutil y disímil, por lo
que tratará de evitarse caer en un forzado
sincretismo.

Podríamos preguntarnos: ¿qué
correlación existe entre la organización fronteriza
de la personalidad y el narcisismo inicial?… o…
¿sería lo mismo hablar de trastornos del narcisismo
y de trastornos fronterizos?

Ante la primera pregunta, aunque no haya una respuesta
completamente satisfactoria, se podría establecer ciertos
puntos de contacto. La organización fronteriza de la
personalidad es ante todo una patología del yo, a su vez
el yo se ha constituido como tal en base al narcisismo. Por otra
parte, es conocida la fragilidad yoíca en las
personalidades fronterizas, fragilidad que muy probablemente
tenga que ver con la etapa de formación del yo. Al
respecto de ese período Garbarino señala: "(…) si
bien nos parece que puede ser útil reservar el
término narcisismo en sentido estricto a la catexis
libidinal del yo, todo lo previo a la constitución de este
se halla esencialmente impregnado de narcisismo. Hay una
dialéctica entre esa atmósfera narcisista
inicial y la formación del
Yo."[10]

Para la segunda pregunta planteada anteriormente puede decirse
que los trastornos provocados por "una inadecuada
organización de los aspectos narcisistas de la
personalidad" o trastornos del narcisismo, posee vinculaciones
con los trastornos propios de la organización fronteriza
de la personalidad "(…)problemáticas y discutidas
(separadas por algunos y aproximadas por
otros)"[11]
Kernberg por
ejemplo, señala que la mayoría de las
personalidades narcisistas (entre las que incluye la antisocial y
psicopática), presentan una organización fronteriza
subyacente.

Por su parte, Dinorah Nocetti, al analizar la obra de Kernberg
plantea que la organización fronteriza de la personalidad
estaría determinada por una fijación o
regresión a la etapa en que el niño integra en una
totalidad las representaciones buenas y malas de sí mismo
y las del objeto. Este proceso de discriminación se va dando en base a la
interacción de aspectos libidinales y
agresivos y contribuye a que los límites
del yo se hagan más firmes, ya que previamente
había dificultad para diferenciar adentro – afuera, yo –
no yo. A esta etapa le sigue la de consolidación de estas
representaciones (ya en el tercer año) y el período
edípico, en el que quedarán constituidas las
estructuras del ello, yo y superyó. "Una deficiente
condensación de estas estructuras intrapsíquicas y
la regresión a la (…)
etapa anterior (…)
determina la patológica estructura
narcisista".[12]

Ya que se han mencionado los aspectos agresivos,
insertaré la agresividad como una de las
características fundamentales, que está en juego en la
organización fronteriza de la personalidad. Hay un
conflicto con la alteridad, una dificultad para reconocer al otro
como tal y un rechazo hacia el otro. En este caso la falta de
investidura de los objetos exteriores sería provocada por
los sentimientos hostiles por lo que el narcisismo sería
consecuencia de la agresividad. Sin embargo Lacan propone que la
agresividad es el correlato del narcisismo: "(…) la
agresividad es correlativa del narcisismo en la medida en que
ambos son expresión de la estructura paranoica que liga
imaginariamente al yo (moi) con sus objetos
especulares
:"[13]

Acerca de la génesis de esta agresividad, kernberg
señala que es exceso de esta, proviene de la
agresión pregenital, especialmente la agresión
oral, que "(…) tiende a inducir el prematuro desarrollo de
tendencias edípicas, como consecuencia de una particular
condensación patológica de objetivos
pregenitales y genitales, causada por el predominio de las
tendencia agresivas:"[14]

ACERCA DEL
TRATAMIENTO

Permítaseme agregar algo referente al
tratamiento y pronóstico de los pacientes
con organización fronteriza de la personalidad. El
tratamiento
psicoanalítico es sin duda privilegiado para el
diagnóstico y la terapia de estos
pacientes. La transferencia y la contratransferencia son aspectos
fundamentales a tener en cuenta. Con respecto a la
transferencia, el paciente se debate entre
la fusión y la discriminación con el analista. La huida y
conductas agresivas hacia el terapeuta puede ser la defensa ante
esa fusión (que es deseada y a su vez rechazada
ambivalentemente). Asimismo, para no caer en la dependencia del
vínculo surgen las defensas primitivas, como la
idealización, la identificación proyectiva o el
control
omnipotente.

El mantenimiento del vínculo transferencial en estos
pacientes es difícil (en las personalidades narcisistas)
ya que hay un rechazo al objeto, y sólo hay amor para
ellos mismos. Hay una reedición de las relaciones
primitivas, en las que predominaba "(…) la rabia oral, la
envidia narcisista, la culpa paranoide y la desesperada necesidad
de una fuente de amor que no fuera amenazada por el
odio:"[15]

Por su parte Kohut, hace toda una clasificación de los
tipos de transferencia en los pacientes con trastorno narcisista
de su personalidad, al diferenciar la especular de la idealizada,
y subdividiendo la especular en transferencia gemelar, fusional y
especular propiamente dicha, y plantea que el reconocimiento del
tipo de transferencia será útil para el manejo
contratransferencial.

La contratransferencia deberá ser tenida en
cuenta de una manera especial, en los pacientes fronterizos el
terapeuta tendrá que estar dispuesto a atender las
demandas de afecto y protección y deberá tener
actitudes
continentes y empáticas como aceptar la necesidad del
paciente de ser el centro de atención y considerarse
grandioso. Por otro lado, el analista o terapeuta tendrá
que sufrir la agresión que se le pueda impartir cuando no
se lo considera un objeto independiente. "La agresividad que
se da tanto al principio, como al fin del tratamiento, puede
implicar un sufrimiento al
terapeuta."[16]

También Kernberg desarrolla ampliamente el tema de la
contratransferencia en el tratamiento de las personalidades
fronterizas, advirtiendo algunos problemas que
pueden surgir en el analista, como las "contraidentificaciones",
la "fijación contratransferencial crónica" y
el estado de
preocupación en el analista, y destacando la posibilidad
de discernir las pautar transferenciales de los pacientes
fronterizos a través de la contratransferencia.

En el pronóstico de estos pacientes no hay
diferencias tan significativas como en otros aspectos, desde las
distintas concepciones teóricas. Desde la
psiquiatría americana, tanto para el trastorno
límite (border line) de la personalidad como para el
narcisista, se plantea que los rasgos de la personalidad (como la
impulsividad) van a continuar durante toda la vida, sin embargo
hacia la cuarta y quinta década los sujetos presentan una
mayor estabilidad en sus relaciones y actividades, y
también se admite que el tratamiento puede contribuir en
gran medida a la mejoría.

           
Quizás el principal peligro en estos trastornos sea el
riesgo de
suicidio, que
al decir de Bernardi, consiste no tanto en el deseo de muerte, sino
en la muerte del
deseo.

           
El buen pronóstico estará dado por el incremento de
la capacidad para tolerar la frustración, la depresión
y las separaciones. Dependerá también el
pronóstico de las posibilidades sublimatorias del sujeto y
de que pueda llegar a "(…) un grado de integración superyoíca que les
permita un compromiso auténtico con valores que
trasciendan los intereses
narcisistas."[17]

UNA SÍNTESIS
A MODO DE CIERRE

           
Habiendo realizado este recorrido, se puede sintetizar que
más allá de las diferentes denominaciones
(especialmente de los trastornos y síndromes
psicopatológicos) que se efectúan desde los
distintos enfoques teórico – técnicos, como
decía… más allá de este panorama un tanto
enmarañado, se puede hablar de aquello que excede a la
psicosis y a la neurosis, como una organización de la
personalidad fronteriza entre ambas. Y en esta
organización de la personalidad hay una importante
fragilidad yoíca con características similares al
narcisismo del niño. También se puede decir que
probablemente en la fijación y/o regresión a este
narcisismo arcaico se puede encontrar la génesis de la
organización fronteriza de la personalidad.

Al finalizar, también es oportuno señalar que
este trabajo no pretende ser un análisis acabado de la
temática ni mucho menos, sino un primer acercamiento para
su comprensión.

BIBLIOGRAFÍA

-         
Autores varios; "Grupo de investigación sobre pacientes fronterizos";
versión XEROX sin más datos de edición.

-         
Bernardi, Ricardo; "Concepción Actual del
Narcisismo. Hallazgos Clínicos y Dificultades
Teóricas"; en Revista
AUDEPP,
  Tomo 2, No. 2;
abril/1987.  

-         
Crismariu de Rostkier, Sandra; "Un enfoque kohutiano del
rol del terapeuta"; en Revista
AUDEPP,
  Tomo 2, No. 2;
abril/1987.  

-          DSM
– IV – TR.
Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales. Texto
revisado.
Masson, S.A. Barcelona, 2002

-          Ey,
Henry;
Tratado de Psiquiatría.
Edición CEUP, Montevideo, 2003

-          Freud,
Sigmund;  "
Introducción del narcisismo" (1914) en
Obras Completas  Amorrortu Editores; 1975.

-         
Garbarino, Héctor; Estudios sobre
narcisismo
: APU; Biblioteca
uruguaya de psicoanálisis, vol. 2; 1986.

-         
Kernberg, Otto; Desórdenes fronterizos y
narcisismo patológico.
Piados, Buenos Aires,
1979.

-          Lacan,
Jacques;
"El estadio del espejo en la constitución del
yo tal como se nos revela en la experiencia
psicoanalítica"; en Escritos; versión
XEROX, sin más datos de edición.

-         
Nocetti, Dinorah; "Narcisismo Patológico: Otto
Kernberg" en Revista AUDEPP,  Tomo 2, No.
2; abril/1987.  

-         
Winnicott, Donald; Realidad y Juego;
Ediciones Granica; Buenos Aires, 1972.

 

 

 

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