¿Juventud
cubana sexista?: sistematización de experiencias
investigativas
"Así avanzamos…haciendo evidente el
concepto de
género
con el fin de eliminar los…obstáculos que puedan
entorpecer la plana promoción de la mujer en
proporciones que demuestren la equidad en
todos los ámbitos y niveles de la sociedad"
Vilma
Espín[1]
Resumen
Desde el triunfo de la revolución
cubana, nuestra sociedad ha estado inmersa
en un profundo proceso de
transformaciones, encaminadas también a la
erradicación de la discriminación por género.
La incorporación progresiva y paulatina de las mujeres
en todas las esferas y ámbitos sociales, ha sido una de
nuestras conquistas, sin embargo, continuamos arrastrando
secuelas de una cultura
patriarcal que ha prevalecido durante cientos de años, y
que, muchas veces condiciona una ceguera inconsciente respecto a
la reproducción del sexismo y el
androcentrismo.
Es usual y frecuente escuchar que somos abanderados en una
educación
equitativa de niñas y niños,
y de adolescentes y
jóvenes de ambos géneros. Chicas y chicos se
encuentran en las mismas aulas y les imparten el mismo currículo oficial y declarado, sin embargo:
¿qué está sucediendo realmente?
Desde el año 2000, la autora se ha vinculado a instituciones
escolares y sus investigaciones
han develado prácticas escolares cotidianas y materiales
docentes
androcentristas y sexistas -en diversas instancias de la educación-.
La educación de las nuevas generaciones bajo
condiciones de equidad es un reto que debemos asumir. Se impone
una tarea difícil para lo cual debemos prepararnos, es un
camino empedrado, pero posible de transitar.
El objetivo del
presente artículo es develar resultados investigativos y
sistemáticos que, desde una perspectiva de género,
muestran la reproducción del sexismo en las instituciones
educativas.
Nuestro principal aporte, considero, es sensibilizar a los
seres humanos con la necesaria equidad de los géneros,
así como mostrar la contradicción existente entre,
un discurso
oficial -que aboga por la equidad-, y prácticas cotidianas
sexistas y discriminatorias.
Introduciéndonos en
el tema…
Si desde el sentido común o desde la "verdad aparente",
preguntáramos a los seres humanos de nuestra sociedad, si
se discrimina a la mujer en las
instituciones escolares, es muy probable que la mayoría de
las respuestas fuesen negativas, y hasta puede que las
justificaciones se relacionen con la posibilidad que tienen,
niñas y niños, de asistir no solo a las mismas
escuelas, también a las mismas aulas. Ello es cierto, pero
cabría preguntarnos: ¿es suficiente para combatir y
erradicar la discriminación por género? ¿A
qué nos referimos cuando introducimos la categoría
de género?
Si bien es cierto que se nace hombre o mujer
-biológicamente hablando-, son las sociedades, en
sus diferentes contextos y momentos, quienes median las
representaciones que se constituyen sobre cada sexo, que no
son más que elementos de carácter ideológico que se han
elaborado en un proceso histórico propio de cada
cultura.
El género es una categoría que abarca lo
biológico, pero además lo social, lo
psicológico, lo económico, lo político y lo
cultural. Se trata de una simbolización sociocultural,
construida a partir de la diferencia sexual que rige el orden
humano y se manifiesta en todos los ámbitos y esferas de
la sociedad. Entenderlo y conocer cómo se pone de
manifiesto, facilita la comprensión del orden cultural que
produce prescripciones específicas sobre lo femenino y lo
masculino, que se erigen en normas sociales
-que suelen ser muy claras y rígidas -, con las cuales se
intenta regular la convivencia y establecer deberes y
prohibiciones. La relación entre deber y
prohibición es fundamental para definir lo que son las
mujeres y los hombres y crea patrones estereotipados de
género.[2]
En el cursar de la historia de la humanidad ha
prevalecido una cultura patriarcal y machista que propone un
modelo
rígido de masculinidad hegemónica al cual se le
asigna un conjunto de normas y estereotipos por el cual se
evalúa o mide el comportamiento
femenino y masculino.
El modelo bipolar de género constituye parte de los
cimientos de la propuesta de masculinidad hegemónica de la
sociedad patriarcal, la cual perpetúa el poder de
masculino y su superioridad sobre lo femenino.
En la institución escolar, se han utilizado
indistintamente términos como escuela
segregada, separada, escuela mixta o coeducación para dar
respuesta a la conveniencia o no de que hombres y mujeres sean
educados de igual forma y en las mismas aulas, y las respuestas
dadas a ello han estado muy relacionada con la posición de
hombres y mujeres en la sociedad.
Hasta mediados del siglo XIX no se ordenó legalmente
que las niñas debieran aprender a leer, escribir y contar,
actividades obligatorias desde tiempos atrás en las
escuelas para varones, aunque se defendía que esto se
llevaría a cabo en escuelas diferentes a las de los
niños. A lo largo del siglo XIX, se fue avanzando
lentamente en la escolarización de las niñas y en
el derecho de la mujer a continuar estudios
superiores.
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