- Introducción
- Caracterización de un
sistema de
principios
didácticos - Desarrollo
- Bibliografía
Introducción
La Didáctica tiene la tarea científica
de sistematizar los conocimientos teórico –
prácticos sobre el proceso de
enseñanza aprendizaje,
descubriendo las regularidades que rigen la conducción y
facilitación de dicho proceso en su lógica
interna, en la que se insertan los protagonistas principales del
mismo, que dinamizan con sus acciones los
restantes componentes de dicho proceso.
En la teoría
didáctica actual que se enriquece en
nuestro país, la educación es el
centro del proceso y la didáctica, como una ciencia que ya
se ha constituido, está inmersa en su objeto, con sus
métodos de
investigación, su enfoque holístico, su
dimensión social, instructiva, desarrolladora y educativa,
porque su naturaleza es
eminentemente social y siempre surge como necesidad, por lo que a
medida que la sociedad se ha
desarrollado lo ha hecho la didáctica, de lo que se deriva
la relación con el contexto social y las relaciones
internas entre los componentes de dicho proceso conformando un
sistema.
Teniendo en cuenta que la Didáctica es una ciencia,
está basada en determinados principios que son
fundamentales. Lothar Klinberg, pedagogo alemán,
planteó que los principios
didácticos son postulados generales sobre la
estructura del
contenido, la
organización y los métodos de
enseñanza. Estos principios son generales ya que se
aplican a todas las asignaturas y niveles de
enseñanza.
La determinación de un sistema de principios
didácticos varía en dependencia de los objetivos que
se persigan, del desarrollo social
alcanzado y de la teoría y la práctica
pedagógicas.
Caracterización
de un sistema de principios didácticos
En la bibliografía pedagógica aparecen
diferentes criterios de estructuración de sistemas de
principios didácticos, aunque todos coinciden en lo
esencial. Se presenta, a continuación un sistema de
principios que, por su claridad y enfoque, resulta de utilidad.
El sistema en cuestión abarca los principios
siguientes:
1. Principio del carácter científico.
2. Principio de la sistematicidad.
3. Principio de la vinculación de la teoría con
la práctica.
4. Principio de la vinculación de lo concreto y lo
abstracto.
5. Principio de la asequibilidad.
6. Principio de la solidez de los conocimientos.
7. Principio del carácter consciente y de la
actividad independiente de los estudiantes.
La Educación Cubana ha seguido estos
principios didácticos y ha cobrado auge desde el triunfo
revolucionario; pero sin dudas, apoyada en el pensamiento y
la obra de educadores como Félix Varela Morales
(1878-1853); José de la
Luz y Caballero (1800-1862); pero de forma singular de
José Julián Martí
Pérez (1853-1895) donde es apreciable el alcance renovador
y progresista aún en condiciones adversas.
Desarrollo
La escuela cubana,
desde sus primeros años de instrucción para el
estudiante, desarrolla un proceso donde se busca que los valores
humanos tengan un momento especial y de trascendencia para la
formación del educando y aquí es donde la obra
martiana entra a jugar un papel fundamental.
Su genial e inagotable pensamiento encierra tanta
sabiduría, humildad, experiencia, en fin, un glosario, por el
balance copioso de obras, reseñas, ensayos,
prosa, poesía,
oratorias y otras expresiones literarias y es por lo que a la
luz de nuevos
tiempos y épocas, podemos retomar su trascendencia
literaria e interpretarlo aplicando su pensamiento y sus ideas en
el contexto actual, porque las mismas trascienden hasta nuestros
días.
Es evidente que Martí
más que como maestro de aula se proyectó como
formador de hombres en su más amplio sentido, pero
además su quehacer se inscribe de forma plena en los
postulados esenciales de la tradición pedagógica
cubana y latinoamericana, los que de una u otra forma
están presentes en su actividad educativa.
Se ha expresado que la obra del maestro se fundamenta en sus
viajes por
Europa y América, en las voluminosas lecturas que
realizó, incluso en varias lenguas y las
relaciones de diversa índole que sostuvo con prestigiosos
intelectuales
de la época.
Aunque no escribió libros de
contenido puramente pedagógicos es posible apreciar en sus
diversos artículos un pensamiento educativo coherente y
muy avanzado para su época, llegando a dominar las
especificidades de la enseñanza y sus aspectos
sicológicos y metodológicos.
Si bien a José Martí hay que estudiarlo cada
día, y no repetirlo como papagayos, el volver una y otra
vez sobre su obra siempre aportará algo nuevo. Solo con el
conocimiento
de sus frases no es posible cambiar actitudes,
pero siempre es válida una selección
de algunas de sus ideas como prueba de cuánto nos
está enseñando cada día el Maestro.
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