1-Cultura y
globalización
En la actualidad el desarrollo
humano ha tomado cauces vertiginosos. La
globalización, entendida como una serie de
fenómenos que abarcan la mayor parte del globo o que
operan a escala mundial y
que implica una intensificación en los niveles de interacción e interdependencia entre los
estados y sociedades que
integran la comunidad
mundial, ha ido adquiriendo un carácter neoliberal que va a moldear la
vida política, social y cultural del mundo
según los designios de los países más
poderosos.
La globalización neoliberal no está
vinculada solamente a los aspectos económicos y tampoco se
reduce a ellos, rebasa estos marcos hacia condiciones mucho
más complejas y multifacéticas, esto significa que
en la concepción de la ideología de la clase
dominante de los países del capitalismo
desarrollado y transnacionalizados a nivel mundial, y en
los criterios de los ideólogos defensores de este modelo social,
se manifiesta también una tendencia a la
globalización de las culturas y las conciencias, en
función
de la inducción a la asimilación de
políticas, y con ello, al fortalecimiento y
consolidación de las formas hegemónicas de poder
socioeconómico y político.
De esta forma podemos plantear que esta globalización
daña y erosiona tanto las identidades nacionales de los
pueblos como el acceso real de esos pueblos a la universalidad,
pues ofrece visiones de falsa universalidad. Nos ofrece una
versión parcial, mutilada, estereotipada y deformada del
universo en
términos de cultura, daña nuestra identidad,
nuestra percepción, incluso sobre nosotros mismos,
porque uno de los problemas que
lleva consigo la globalización neoliberal es que le da una
versión al individuo
sobre sí mismo, como le da una versión sobre el
mundo que a veces los individuos la asumen como si fuera
auténtica, siempre cargada de un elemento peyorativo y de
subestimación.
La globalización es un proceso
objetivo en
marcha. Manifiesta también una dimensión subjetiva.
Teniendo en cuenta que el sustento ideológico neoliberal
de la globalización abarca concepciones no sólo
económicas sino filosóficas, culturales,
éticas, tendentes a influir en todas las dimensiones se
hace necesario cada vez más partir de un análisis multidisciplinario.
La idea de tener una imagen del mundo,
de los procesos
mundiales, de los procesos económicos y sociales, es una
idea peligrosa para el conglomerado capitalista, para ellos es
una necesidad vital mantener una idea de la realidad lo
más fragmentada posible. La fragmentación forma
parte de este mensaje permanente de la globalización
neoliberal siempre contra el pensamiento
integrador y se erige como el proyecto social
neoliberal.
El orden hegemonizante, de carácter homogéneo y
de pensamiento único que tratan de imponer desde los
círculos más neoconservadores a un mundo
subdividido en estados nacionales que es, además,
pluricultural, multiétnico, pluriclasista, de una
diversidad religiosa evidente y de desarrollo sociohistorico
diverso, es tan paradójico y contraproducente que muchos
movimientos, organizaciones y
gobiernos de naciones, que no son precisamente de izquierda, se
resisten a tal encomienda. Nos contraponen totalmente la
tradición a la posmodernidad,
tradición vista como algo ortodoxo, envejecido y
dogmático, la posmodernidad como lo nuevo, cambiante
y dinámico.
Los pueblos que conforman la humanidad, desde su
fundación, van desarrollando su cultura, la cual, se
plasma en sus formas de vida, organización social, filosofía y espiritualidad; normatividad
ética y
jurídica; arte, ciencia y
tecnología; economía y comercio,
educación;
memoria
histórica, lengua y
literatura entre
otros. El conjunto de estas disciplinas y vivencias forman la
identidad cultural de las identidades nacionales y les provee de
los instrumentos necesarios para su desarrollo en el marco de ese
contexto.
Cultura es todo lo que existe en el mundo, y que ha sido
producido por la mente y la mano humana. Es la memoria que
un pueblo tiene de sí mismo, es su forma de ser y de
pensar. Es toma de posesión de la propia personalidad,
es conquista de
una conciencia
superior, por la cual se llega a comprender el propio valor
histórico, la propia función en la vida, los
propios deberes y derechos.
El elemento cultural va a distinguir a los pueblos de
diferentes regiones e incluso a aquellos que comparten un mismo
espacio geográfico. Sin embargo esta identidad de culturas
en la actualidad se ve amenazada por los intereses
hegemónicos capitalistas. "Nunca el mundo fue tan desigual
en las oportunidades que brinda y nunca fue tan igualitario en
las costumbres que imponen"[1]
2-
Seudocultura
La sociedad
capitalista en su esencia y formación posee una
contradicción fundamental, la cual se va a reflejar en
todas las esferas de su desarrollo como formación
económica social, desde la producción material hasta toda
elaboración de elementos culturales. En tanto que la
producción en esta sociedad va adquiriendo un mayor
carácter social, la apropiación del resultado de la
producción va a adquirir un carácter cada vez
más privado. Se trata de polarizar cada vez más un
sector de la sociedad el cual va a determinar los valores
sobre los cuales se va a dirigir la producción
espiritual.
Página siguiente |