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Los Hititas (página 2)




Enviado por Pablo Suarez



Partes: 1, 2

Hacia el 1500 a C los Hititas tomaron Babilonia con su inmenso
poderío
militar, durante los 400 años siguientes Babilonia se
desarrollo
notablemente. Sus reyes adquirieron un poder similar al de los
faraones Egipcios y su población estableció una importante
red comercial en
la ciudad de Azur en el límite con el mediterráneo.
No obstante a fines del 1100 a C la ciudad cayó en manos
de los Hurritas, pueblo procedente del Cáucaso, quienes
probablemente estaban relacionados con el pueblo de Urartu. Estos
se extendieron velozmente por todo el norte y en gran parte de la
Anatolia.

 

Primeras Civilizaciones en la
Mesopotamia

Importantes asentamientos
del
Asia menor

De entre todas las culturas
 existentes durante la edad del bronce, la más
importante fue la de los hititas (c. 1900-1200 a.C.),
que surgió en la llanura central. En su momento de mayor
esplendor, el Imperio hitita abarcó la mayor parte de Asia
Menor y rivalizó con Egipto como
potencia del
Oriente Próximo. Fue destruido por invasores conocidos
como los pueblos del mar, que arrasaron Asia Menor y Siria a
finales del siglo XII a.C.
Uno de estos pueblos del mar, el frigio,
estableció un reino que se convirtió en la potencia
dominante en la región durante los siglos IX y
VIII a.C. La cultura hitita
pervivió en Capadocia, Karkemish, Melitene (actual
Malatya, en Turquía) y otros pequeños estados al
este de Asia Menor como Ugarit y Bogazköy hasta casi el
700 a.C. Hacia el 700 a.C. el reino frigio fue invadido
y destruido por los cimerios, pueblo nómada que
posteriormente vivió al oeste de Asia Menor. En el siglo
VII a.C. los lidios también aparecieron cerca de la
costa egea, donde fundaron un reino cuya capital era
Sardes. Según las crónicas griegas, fueron el
primer pueblo en acuñar dinero.

Imperio
Hitita

Hitita (en hebreo, hittim), antiguo
pueblo de Asia Menor y Oriente Próximo, que habitó
la tierra de
Hatti en la meseta central de lo que actualmente es Anatolia
(Turquía), y algunas zonas del norte de Siria. Invadieron
la región, que comenzó a ser conocida como Hatti,
hacia el 1900 a.C. e impusieron su idioma, cultura y
dominio sobre
los habitantes originales que hablaban una lengua
aglutinante que no pertenecía al tronco indoeuropeo. La
primera ciudad establecida por los hititas fue Nesa, cerca de la
actual Kayseri (Turquía). Poco después del
1800 a.C. conquistaron la ciudad de Hattusa. Sólo se
tienen conocimientos de la historia hitita hasta el
siglo XVII a.C., cuando su principal dirigente, llamado
Labarna (que reinó hacia 1680-1650 a.C.) o Tabarna,
fundó el denominado Antiguo Reino Hitita, convirtiendo a
Hattusa en su capital. Labarna conquistó
prácticamente toda la Anatolia central y extendió
sus dominios al mar Mediterráneo. Sus sucesores aumentaron
las conquistas hititas hacia el norte de Siria. Mursil I (que
reinó hacia 1620-1590 a.C.) conquistó lo que
es actualmente Alepo, en Siria, y arrasó Babilonia hacia
el 1595 a.C. Tras el asesinato de Mursil siguió un
periodo de luchas internas y debilidad externa que
finalizó durante el reinado del rey Telibinu (que
reinó hacia 1525-1500 a.C.). Para asegurar la
estabilidad del reino, promulgó una estricta ley de
sucesión y adoptó medidas contundentes para
suprimir la violencia. De
los sucesores de Telibinu únicamente se conocen sus
nombres.

Nuevo Reino
Hitita

El denominado Nuevo Reino Hitita fue fundado
hacia el 1450 a.C. Uno de sus miembros más
importantes, el
príncipe real Subbiluliuma (que reinó hacia
1380-1346 a.C.), usurpó el trono durante un periodo
de invasiones extranjeras. Después de liberar su
país y derrotar a su principal enemigo, el reino de
Mitanni, situado en el norte de Mesopotamia,
condujo sus ejércitos más allá de Siria.
Allí sus conquistas fueron sencillas por el debilitamiento
del poder egipcio durante el reinado del faraón
Ajnatón,  (o Amenofis IV). De este modo, el reino
hitita bajo Subbiluliuma se convirtió en un gran imperio
que rivalizó con el poder de Egipto, Babilonia y Asiria.
Tras la muerte de
Subbiluliuma, los hititas consiguieron mantener la mayor parte de
su Imperio, aunque sólo mediante guerras
continuas. Durante los siglos XV y XIV a.C., sus posesiones
se extendieron hacia el oeste, hasta el mar Egeo, hacia el este
hasta Armenia, hacia el sureste hasta Mesopotamia superior, y
hacia el sur desde Siria hasta el actual Líbano.

Durante la segunda mitad del siglo
XIV a.C., los hititas mantuvieron continuos conflictos con
Egipto. Estos dos grandes poderes lucharon para controlar Siria
hasta la batalla de Qades (c. 1296) entre el rey hitita Muwatalli
(que reinó hacia 1315-1296 a.C.) y el faraón
egipcio Ramsés II. Aunque Ramsés II obtuvo una gran
victoria, los hititas continuaron manteniendo sus posesiones en
Siria. El sucesor de Muwatalli,  Hatusili III (que
reinó hacia 1289-1265 a.C.) firmó un tratado
de paz con Ramsés II años después y lo
selló dándole a su hija en matrimonio.
Posteriormente, las relaciones entre hititas y egipcios siguieron
siendo amistosas, hasta que el Imperio hitita cayó poco
después del 1200 a.C. en manos de los invasores
denominados pueblos del mar.

 

Reino Hitita

 

Arqueología de los
hititas

 Hoy en día se conoce bastante poco sobre este
pueblo, los hititas tras su desaparición cayeron en el
más absoluto olvido hasta el siglo XIX. Es sorprendente
que lo que llegó a constituir uno de los mayores Imperios
de la Antigüedad haya pasado totalmente inadvertido durante
tantos siglos. Gracias a numerosas excavaciones, algunas tan
importantes como el descubrimiento de lo que sería algo
así como un "archivo nacional"
de Hattusas, y muchas referencias de origen asirio y egipcio, se
ha podido reconstruir su historia y a la vez llegar a descifrar
la escritura.
Vale la pena recalcar que la mayor fuente de conocimiento
sobre dicha cultura están en sus Ciudades – Estados,
así se formó su imperio.

Ciudades estado
Hititas:

A la caída del Imperio siguieron la
confusión y los conflictos. Posteriormente, una serie de
ciudades-estado hititas surgieron al sureste de Anatolia y norte
de Siria, la más famosa de ellas fue Karkemish. Estos
estados estaban poblados por un grupo
étnico mixto denominado siro-hitita, compuesto
principalmente de hititas, de pueblos pertenecientes al antiguo
Imperio hitita y de los primeros habitantes de ambas zonas. La
unión de la cultura Hitita en sus Ciudades – Estado se ve
reflejada en excavaciones de otros pueblos como los Egipcios.
Algunas de estas ciudades-estado fueron conquistadas en el siglo
X a.C. por los arameos; el resto se convirtieron en
provincias del Imperio asirio bajo Sargón II, hacia el
715 a.C. e incluso después de que los asirios
conquistaran todo Siria. Entre las Ciudades – Estados
pertenecientes al Reino Hitita más importantes podemos
mencionar;

Ankara

Ankara ha sido un centro comercial desde la antigüedad.
La cultura Hitita conquistó el lugar alrededor del
año 2000 a.C. Conocida como Ancyra, cayó bajo
dominio romano en el año 189 a.C., y en el 25 a.C.
pasó a ser la capital de la provincia de Galatia Prima.
Fue un centro aglutinante que manejo importante redes comerciales con otros
pueblos

 

Antigua ciudad de Ankara – Gran Ciudad
Estado Hitita

 

Capadocia

Capadocia, antiguo país en el este de Asia Menor, que
se extendía desde Ponto Euxino (actualmente mar Negro) a
los montes Taurus en la moderna Turquía. Ya desde el
1900 a.C., mercaderes de Asiria establecieron una colonia en
Capadocia. Aproximadamente desde el 1750 a.C. la
región fue centro de poder de los hititas. Posteriormente,
los persas controlaron la zona y la dividieron en dos
satrapías, o provincias. La provincia del norte se
conoció como Capadocia cerca de Ponto, o simplemente
Ponto; la zona sur mantuvo el nombre de Capadocia, por el que se
conoció en la antigüedad clásica. El primer
rey de la dinastía capadocia, Ariarates I (quien
reinó en 330-322 a.C.), pagó tributo a
Alejandro, pero el sucesor de este último fue incapaz de
conquistar el país. Entre las ciudades destacadas de
Capadocia se distinguen la capital del reino, Mazaca (actualmente
Kayseri), Tyana y Melitene (actualmente Malatya). Estas fueron
importantísimos centros urbanos de la Cultura Hitita.

Bogazköy

Bogazköy, región importantísima dentro de
la región de Capadocia, situado en una villa de la
provincia turca de Çorum, al este de Ankara. El
emplazamiento de Bogazköy estuvo ocupado por dos ciudades:
Hattusa, capital del Imperio hitita en el II milenio a.C., y la
ciudad frigia de Pteria luego que estos últimos invadan
los Reinos Hititas a
fines del Ier milenio. Aquí se han  encontrado
aproximadamente 10.000 documentos en
escritura cuneiforme que han proporcionado una valiosa información sobre la civilización de
los hititas.

Kayseri

Kayseri, ciudad del centro de Turquía, capital de la
provincia del mismo nombre. Ubicada en la meseta de Anatolia,
cerca del volcán (actualmente inactivo) Erciyas Dagi
(monte Argaeus), fue un centro aglutinante del Reino Hitita en el
centro de la región. Junto con Ankara fue un importante
centro comercial.

 

Ciudad de Kayseri – Antigua ciudad
Hitita

Malatya

Malatya, ciudad del este de Turquía, capital de la
provincia de igual nombre, situada en la meseta de Anatolia, al
pie de las montañas de Malatya (que forman parte de los
montes Tauro). La antigua Melitene fue una ciudad hitita, la que
fue un centro administrativo regional.

Ciudad de Malatya – Antiguo emplazamiento
Hitita

 

Ugarit

Ugarit, antigua ciudad enclavada en la costa septentrional de
la actual Siria que sus orígenes datan desde del 6500 a C.
Dicha ciudad, junto con Hatussa, fue la más importante del
Reino Hitita ya que aquí se asentaban todos los Reyes
Hititas. Esta ciudad tenía amplias relaciones comerciales
con Egipto.

En sus mejores tiempos, Ugarit cubría una superficie de
30 ha, un tamaño mediano para los estándares de la
época. La ciudad se componía de residencias
privadas (entre las que se encontraban desde mansiones hasta
pequeñas cabañas), talleres y pequeños
santuarios.

La información recogida en las tablillas de arcilla
descubiertas en las excavaciones parece indicar que la
población de Ugarit alcanzaba los 6.000 u 8.000
habitantes. Estas tablillas nos proporcionan también gran
información sobre los acontecimientos políticos de
Ugarit como ciudad-estado, y sobre las prácticas y textos
religiosos de esta sociedad de la
edad del bronce tardío. Las tablillas están
escritas hasta en ocho lenguas
diferentes, entre las que se encuentra el idioma local, el
ugarítico, una lengua semítica para la que los
escribas inventaron un alfabeto cuneiforme de 30 símbolos. Constituye una de las primeras
formas de escritura pero desapareció con la
destrucción de la ciudad a fines del Ier milenio por parte
de los denominados pueblos del mar

Primeros documentos y
traducciones

Las primeras fuentes importantes sobre los hititas
proceden de documentos egipcios, principalmente los de la XIX
Dinastía, y de pasajes de la Biblia. El primero de estos
pasajes, en los que a los hititas se les denomina "hijos de
Heth", probablemente se refiere al conocido como periodo del
Reino Hitita. Este descubrimiento suscita dudas acerca de muchas
evidencias
egipcias. Por ejemplo, algunas contiendas militares se mencionan
como victorias para los hititas, mientras que en los documentos
egipcios, las mismas contiendas se identifican como derrotas
hititas. El descubrimiento de los archivos fue
particularmente importante porque permitió a los eruditos
descifrar la lengua hitita, y además se revelaba
información sobre aspectos anteriormente desconocidos de
la cultura, como su organización política,
legislación, religión y literatura.

La mayoría de los textos
encontrados en los archivos estaban escritos en lengua hitita,
aunque los tratados y las
cartas de
Estado estaban escritos en acadio, el idioma internacional de la
época. Otros textos estaban escritos en lengua hurrita del
sureste de Anatolia y norte de Mesopotamia, idioma no relacionado
con ningún tronco lingüístico conocido. Los
hititas utilizaron el sistema
cuneiforme de escritura adoptado de los babilonios, aunque
también emplearon un sistema de jeroglíficos para
inscribir un idioma muy relacionado con el hitita, probablemente
un dialecto luvita. Aunque los jeroglíficos se utilizaron
durante el periodo del Imperio, la mayoría de las
inscripciones pertenecen al periodo posterior a su caída.
La literatura de los hititas estaba muy desarrollada,
según muestran los documentos históricos y las
narraciones.

Abajo se demuestra la comparación de estilo en el
"alfabeto" cuneiforme utilizado por este pueblo.

 

 

Los Hititas parecen haber tenido contacto con la cultura
babilonia desde fecha muy temprana y, entre 1500-1200 a. C.
(cuando su fortuna política comenzó a declinar),
utilizaban, un estilo de
escritura recibido, como es natural, de Mesopotamia. Al mismo
tiempo, sin
embargo, y hasta el 600 a. C., aproximadamente, utilizaban
también una escritura pictográfica para una lengua
acaso semejante, pero no necesariamente idéntica.

Aquí se muestra la
Escritura Cuneiforme- Pictográfica

 

Se pueden distinguir dos tipos de signos; uno
más antiguo y pictográfico (figura superior) y el
otro más cursivo y posterior (figura lateral).

 

La Inscripción de
Erkilet

La inscripción de Erkilet (figura lateral) ha sido
traducida así:

'i-wa 'a-la-n(a) 'A-s(a)-ta-wa-su-s(a) tu-t(e)
i-pa-wa-te ni ki-a-s(e)-ha sa-ni-ata'

Que quiere decir:

'Este monumento lo colocó Asta-wasus por lo tanto
nadie (lo) estropee'

Por otro lado la historia no demuestra que la escritura
Cretense era muy similar a la Hitita en muchos aspectos. El
silabario hitita normal se compone de unos 60 signos del tipo
pa, pe, pi, pu, acabado en vocal.

El número de signos, hasta donde puede saberse, ha sido
estimado en unos 220 ó 350, que son demasiado pocos para
una auténtica escritura pictográfica.

La figura inferior muestra algunos pictogramas usados como
determinativos en la escritura;

 

La figura inferior muestra un ejemplo de pictografía
hitita;

La figura inferior muestra la conexión existente entre
los pictogramas cretenses y
los hititas;

La tablilla inferior es un sello y muestra algunos signos
jeroglíficos con su significado;

 

El silabario hitita normal se compone de unos 60 signos
variados de compleja comprensión. La figura inferior
así nos lo demuestra;

También los hititas sellaban sus escritos en muchas
ocasiones en sellos en forma de disco. En la región de
Bogazkoy y en Ugarit se han encontrado sellos-disco que consisten
de dos a cuatro círculos concéntricos con un
texto, en la
mayor parte de los casos en la dirección de la periferia al centro. Salvo
el círculo central, los otros están escritos en
cueniforme. Es decir, los sellos son una buena fuente que nos
provee conocimiento de los dos sistemas de
escritura que los hititas usaron: jeroglífico y
cuneiforme.

 

El sello inferior fue descubierto en Ras Shamra, antigua
Ugarit (principal centro Hitita), y aparecen, bajo el disco solar
alado en el centro, los nombres del rey y de la reina. El hecho
de que aparezca la reina indica el alto papel que
desempeñaba la reina en la corte hetea. Los
círculos concéntricos de signos cuneiformes
precisan.

 

"Sello de Suppiluliuma,
gran rey del país heteo, favorito del dios de la
Tempestad; sello de Tawannana, gran reina, hija del rey de
Babilonia"
(Siglo XIV a. d. Cristo)

 

 

Organización y
éxitos

El rey Hitita actuaba como sumo sacerdote, jefe
militar y juez principal. Durante el Antiguo Reino era asesorado
por el pankus, consejo asesor de nobles, que
posteriormente desapareció. El reino estaba administrado
por gobernaciones provinciales que actuaban como ciudades –
estado del reino. Los territorios situados fuera del reino
estaban frecuentemente gobernados como reinos vasallos
estableciendo tratados formales con sus gobernantes.

Los éxitos más relevantes de la
civilización hitita se encuentran en el campo de la
legislación y de la administración de justicia. Los
códigos civiles de los hititas revelan una gran influencia
babilónica, aunque su administración de justicia es mucho
más severa que la de los babilonios. Los Hititas rara vez
recurrían a la pena de muerte
o a la mutilación corporal, características de
otras civilizaciones del antiguo Oriente Próximo.
Además, la justicia hitita se basaba fundamentalmente en
el principio de restitución en lugar del de
retribución o venganza. La pena por robo, por ejemplo, era
la devolución del objeto robado y el pago de una
recompensa adicional.La economía Hitita se basaba en la
agricultura.
Los principales cultivos eran el trigo y la cebada, y los
animales
fundamentales el ganado vacuno y las ovejas. Los hititas
también tenían reservas de minerales ricos,
tales como el cobre, el
plomo, la plata y el hierro. Sus
técnicas metalúrgicas eran avanzadas
para su época; puede haber sido el primer pueblo en
trabajar el hierro.

Religión,
arte y
cultura

Los hititas veneraban a numerosas deidades locales.
Una frase recurrente de los documentos de Estado es una
invocación a los 'miles de dioses de Hatti', venerados en
Asia Menor antes y durante el periodo hitita. Los estudiosos han
encontrado las influencias sumeria, babilónica, asiria,
hurrita, luvita y otras extranjeras en el panteón
hitita.

El santuario rocoso de Yazilikaya, cerca de
Bogazköy, contiene una importante serie de relieves
realizados en la roca que representan dos largas procesiones de
dioses y diosas aproximándose entre sí. La
mayoría de los dioses no han sido identificados, aunque
encabezando los dos lados de la procesión aparecen las
deidades hititas más importantes: el dios tormenta, o dios
del tiempo, y la diosa del Sol. Las excavaciones en el santuario
mostraron un templo construido delante de una cámara; la
otra cámara más pequeña parece haber estado
dedicada al culto de un rey difunto.

 

Dioses hititas

 

Deidad Hitita

 

La mitología hitita, como su
religión, suponen una combinación de elementos que
reflejan la diversidad de cultos dentro del reino. Tuvieron una
multitud de dioses imaginarios. Poseyeron una divinidad femenina,
la reina madre, Arinna, y un dios guerrero, llamado Teshub.
Adoptaron muchos dioses de otros pueblos, que se mezclaron con
los propios. Son especialmente interesantes algunos poemas
épicos que contienen mitos,
originalmente hurritas con motivos babilónicos. Estos
mitos tratan de las distintas y sucesivas generaciones de dioses
que rigieron el universo y de
un monstruo que retó al gobierno del
último rey de los dioses. Los documentos hititas se
refieren a los contactos entre los gobernantes hititas y los del
reino de Ahhiyawa (Ahhiya), que algunos estudiosos han
identificado con el país de los aqueos. Se transmitieran o
no elementos culturales hititas al extranjero, muchos
subsistieron en Anatolia hasta la llegada de los romanos a Asia
Menor en el 190 a.C. Las deidades como la Gran Madre y el
dios tormenta (denominado Júpiter Doliqueno por los
romanos) todavía fueron veneradas en aquella
época.

El arte y la arquitectura de
los hititas fueron influidos prácticamente por todas las
culturas coetáneas del antiguo Oriente Próximo, y
especialmente por Babilonia. Sin embargo, los hititas alcanzaron
cierta independencia
de estilo que hace distinto su arte. Los materiales de
los edificios eran normalmente la piedra y el ladrillo, aunque
también utilizaron columnas de madera. Sus
abundantes palacios, templos y fortificaciones se adornaron a
menudo con relieves estilizados e intrincados, tallados en muros,
puertas y entradas.

ESCULTURA HITITA DEL S XVI a.C.

Leyes hititas y bases
legales

Tuvieron un código
de leyes,
encontrándose en Bogazköy dos tablillas de arcilla,
en lengua hitita y caracteres cuneiformes, con alto contenido
práctico, que datan del año 1500 a. C. y se
refieren al derecho civil y
al penal.

Por este Código podemos conocer que existían en
su sociedad dos clases: los hombres libres, que poseían
patrimonio, y
los esclavos. Dentro de los hombres libres se distinguían,
la nobleza guerrera, que mantenía el ejército real,
y la clase media,
integrada por comerciantes, artesanos, y guerreros combatientes.
Los esclavos, en su mayoría, eran cautivos de guerra,
contando con ciertos derechos y
protección, sobre todo con respecto a su vida.Las maneras
de celebrarse el matrimonio, eran por rapto o por compra. En este
caso, al casarse, el marido debía entregar en guarda, una
dote a los padres de la mujer, que era
devuelta en caso de divorcio.El
cuñado, hermano del marido, debía casarse con la
mujer que quedaba
viuda.

Se fijaban remuneraciones
que variaban por el mismo trabajo,
pagándose el doble, el que realizaba el hombre
libre, con respecto al esclavo.La vida de un hombre libre
asesinado, valía cuatro hombres, la de un esclavo,
solamente dos.

La base legal de su Imperio refleja el profundo respeto que la
ley infundía a los hititas. El propio rey hitita,
especialmente en las primeras etapas del Imperio, estaba
supeditado de tal forma a la ley, que algunos escritores han
llegado a calificar a la nación
hitita "como la primera monarquía constitucional conocida". Una
asamblea denominada pankus, compuesta probablemente
por los notables del país, se reunía para juzgar al
rey, avisándole si aparecían indicios de que
hubiera infringido las leyes y teniendo incluso la facultad de
ejecutarlo si persistía en su infracción.

La autoridad del
pankus se desvaneció a medida que el Imperio fue
expandiéndose y llegó a desaparecer por completo.
Algunos eruditos mencionan este hecho como prueba de que tal
asamblea era una institución que los hititas introdujeron
en Asia Menor, donde fue desapareciendo gradualmente a medida que
la nación
fue orientalizándose y los monarcas hititas fueron
asumiendo el carácter absolutista de sus vecinos
egipcios y del Próximo Oriente.

Nada caracterizó tanto las creencias religiosas de los
hititas como la tolerancia, una
cualidad que indudablemente debió de fortalecer su
habilidad característica para captarse el apoyo leal de
los pueblos que conquistaron. Cuando los hititas absorbían
un pueblo extranjero, incorporaban igualmente a sus dioses,
añadiendo así nuevas divinidades a su ya algo
atestado panteón. Además, el mantenimiento
de los altares de los nuevos llegados constituía una orden
de absoluta preferencia para el príncipe local y para el
comandante militar. De hecho, parece como si la mayoría de
los dioses procedieran de otros pueblos, después que los
hititas llegaron a Asia Menor.

Lengua Hitita

Lengua indoeuropea  que pervive en las inscripciones
cuneiformes de unas estelas encontradas en excavaciones de Asia
Menor, en la región que ocupó la antigua Hatti. El
hitita, el luvio, el palaico (los tres fechados antes del primer
milenio 1000 a.C.), así como el lidio y el licio
(éstos dos entre los años 500 y 200 a.C.) forman la
subfamilia anatolia, de las lenguas indoeuropeas. Los textos
hititas de escritura cuneiforme datan del 1600 a.C. y son los
escritos más antiguos que se poseen de una lengua
indoeuropea. El hitita se considera lengua indoeuropea, al igual
que otras lenguas relacionadas con él. Sin embargo,
todavía hoy la lingüística no ha aclarado si fue el
grupo anatolio el que se desprendió de la lengua madre, el
protoindoeuropeo "antes de la existencia de las lenguas
indoeuropeas conocidas", o si el hitita fue una de las primeras
lenguas en desprenderse del tronco y formar por sí misma
una lengua independiente.  Cada vez más la investigación científica encuentra
en esta lengua numerosas palabras indoeuropeas de lo que antes se
suponía, pero el origen de otras muchas permanece sin ser
identificado.

Intercambio de ideas y
bienes

Las actividades históricas del valle del Indo,
Mesopotamia y Egipto demuestran que diferentes pueblos entraron y
salieron de estas zonas, lucharon por su espacio e intentaron
controlar a otros pueblos y a sus bienes y
recursos. Esta
interacción tuvo profundas consecuencias
sobre la idea que las personas implicadas tenían de
sí mismas y de los demás, ya que sus ideas fueron
puestas a prueba, desafiadas y, en muchos casos, modificadas. Las
ciudades de estas regiones eran consideradas probablemente como
símbolos de riqueza, por lo que a menudo grupos de dentro
y fuera de la región intentaron controlarlas. Las ciudades
de Mesopotamia, Egipto y el valle del Indo pueden analizarse en
términos de riqueza de población, entendiendo el
término riqueza como la capacidad de la población
para producir bienes y servicios en
cantidad, no sólo de tipo agrícola, sino
también relacionados con habilidades relativas al trabajo
de los metales, la
cerámica o el comercio.
Así, la riqueza significaba también un excedente
que permitía a las ciudades y zonas controladas por ellos
mantener una clase dirigente y administrativa y hasta tal vez un
ejército. A menudo los excedentes de productos eran
intercambiados, proporcionando riqueza a la zona y atrayendo a
otros pueblos hacia ella. Tanto el valle del Indo como
Mesopotamia y Egipto experimentaron los resultados de una
población rica y productiva.

Esto se observa tanto en el movimiento de
diferentes pueblos a través de Mesopotamia, desde los
acadios hasta los asirios y los caldeos, como en las estructuras
sociales, políticas
y económicas que crearon. Las formas en las que estos
pueblos entraron en Mesopotamia y las formas en que se mezclaron
y se beneficiaron de ella indican movimiento e intercambio.

La relación entre los Reinos Egipcios e hititas ilustra
este punto. En el siglo XIII a.C., ambas partes lograron dar fin
a sus hostilidades gracias a un tratado de paz en el que el rey
Hitita ofrecía a su hija en matrimonio al faraón
egipcio. Estos acuerdos a menudo producían el cese de las
hostilidades, una mayor estabilidad regional y un mayor
intercambio económico. Los matrimonios entre las clases
gobernantes de estas sociedades
muestran una forma de conceptualización del mundo. Si se
estudia la mezcla de sociedades, en los niveles superiores
encontramos documentación de interacciones que repudian
las nociones modernas de raza, etnicidad, religión y
nacionalidad.
Los matrimonios políticos y los rehenes reales
proporcionaron una forma de compartir cultura durante las
divisiones y diferencias religiosas y étnicas y han
contribuido a escribir la historia de la humanidad. En este caso,
en el mundo antiguo existe documentación sobre estas
relaciones que trascienden las nociones modernas de divisiones
culturales y étnicas.

El movimiento y la interacción también pueden
apreciarse en los choques de ejércitos, lo que puede haber
supuesto una innovación
tecnológica y cultural. Así, por ejemplo,
muchos historiadores piensan que la confrontación entre
hititas y los egipcios dieron lugar a la adopción
por parte del Reino Egipcio de importantes innovaciones
militares, esta última cualidad fue netamente propia de la
Cultura Hitita, que hacían de la guerra un arte. En este
conflicto los
pueblos Egipcios descubrieron las ventajas de las armas de hierro
frente a las de bronce y la superioridad del carro como
vehículo de asalto (innovación militar Hitita).

Cuando los hititas penetraron por primera vez en el mundo
civilizado, probablemente se hallaba todavía en estado
bárbaro y sin duda estaban poseídos de aquel
sentimiento, mezcla de temor y de desprecio, que caracteriza el
hombre de la selva cuando visita la ciudad. La arqueología ha demostrado que
existían poblados ricos y sofisticados en Anatolia antes
que llegaran los hititas. Bajo las ruinas de una ciudad hitita
llamada Alaça Hüjük, en la Turquía
central, así como también en una localidad cercana
al Mar de Mármara, se hallaron tumbas que contenían
objetos sumamente interesantes, muestra del alto nivel de
refinamiento cultural alcanzado por los antecesores de los
hititas.

Si toda esta riqueza llegó a impresionar a los
recién llegados del norte, éstos, sin duda,
también se dieron cuenta de que, en ciertos aspectos, eran
superiores a los habitantes locales. Los hititas eran un pueblo
vigoroso, de espíritu práctico, astuto en la
política y muy preparado para la guerra. A juzgar por los
restos arqueológicos y las posteriores inscripciones
hititas, las comunidades de sus predecesores anatólicos
eran de poca importancia. Algunas de las ciudades-estado formaban
en ocasiones alianzas para aunar su poderío por tiempo
determinado, aunque no existen pruebas
demostrativas de que se llegase a una verdadera
unificación, cosa que fue impuesta por los hititas.

En aquellas fechas remotas, el ejército hitita estaba
compuesto por unos pocos millares de hombres y, desde luego, no
irrumpió bruscamente, con un plan premeditado
de conquista, en
Asia Menor. La invasión parece haber durado mucho tiempo,
tal vez algunos siglos, y fue sin duda una combinación de
éxitos militares y de asimilación gradual de
pueblos indígenas y de sus culturas. En el curso de este
largo proceso los
hititas no pusieron reparo en adoptar cualquier costumbre local,
creencia o técnica que considerasen aceptable, fuese de un
amigo, vecino o vasallo. Alrededor de 1650 AC adoptaron la
escritura cuneiforme de los babilonios y la utilizaron
conjuntamente con su propio sistema jeroglífico. Es
indiscutible que resultaron ser admirablemente acomodaticios,
como lo demuestra el hecho de que nada menos que ocho lenguas
distintas se utilizaron en los edictos, mensajes, tratados,
leyes, órdenes militares e instrucciones religiosas,
desenterradas en Ugarit. Entre esas lenguas están la
acadia o babilónica, que había llegado a ser la
lengua oficial del mundo antiguo y que los hititas utilizaron
ampliamente en su correspondencia diplomática con Egipto y
otros reinos extranjeros.

No hay duda de que los hititas eran muy agresivos o que por lo
menos sabían luchar con ardor; sus tácticas de
lucha eran brillantes y el vehículo militar que se supone
inventaron -un carro de guerra rápido, ligero, con cabida
para tres personas (un conductor y dos combatientes)- era un
artefacto poderosamente eficaz, este arte fue sin duda su
principal contribución al mundo antiguo. Pero,
según las costumbres de aquellos tiempos, en que
poblaciones enteras eran pasadas a cuchillo o sometidas a
esclavitud,
los hititas parecen haber sido excepcionalmente humanos.
Dirigieron su imperio mayormente por un sistema que otorgaba a
sus estados vasallos la máxima libertad
posible, excepto el control de la
política exterior.

El comercio entre los
imperios

Dentro del movimiento y el intercambio que caracterizaba las
civilizaciones del Indo, Mesopotamia y el Nilo, los imperios
emergentes imponían una estabilidad que en ocasiones daba
lugar a una mayor interacción entre los estados y los
pueblos debido a la seguridad
inherente al imperio. El ejemplo más sorprendente de este
aumento de la interacción es el comercio. Muchos
investigadores afirman que la concentración de pueblos en
determinadas áreas y los cambios de densidad
demográfica están relacionados con patrones de
comercio. El crecimiento urbano puede explicarse analizando los
espacios donde el comercio era posible y las formas en las que
este comercio agrupaba a pueblos con sus bienes y servicios.
Estos espacios necesitaban una cierta autoridad que les
garantizase orden y seguridad. A partir de ahí podemos
especular sobre el crecimiento del espacio urbano y sobre las
instituciones
y pueblos que los administraban.

Los bienes y la seguridad que ofrecían estos espacios
urbanos atrajeron a comerciantes, los cuales no sólo
viajaban de un lugar a otro transportando bienes e ideas, sino
que también a menudo se establecían en lugares
distantes, creando nuevas comunidades dentro de otras comunidades
ya existentes. A veces, algunos de estos comerciantes
hacían de embajadores llevando información de
interés
para el mantenimiento de buenas relaciones entre sus
países de origen y los adoptados por ellos a través
del comercio. Estos comerciantes también ayudaban a
resolver asuntos que pudieran resultar problemáticos para
sus compatriotas. Muchos de estos comerciantes emigrados se
establecían en sus sociedades de adopción,
añadiendo otro elemento de interacción y
mezcla.

El aporte Hitita a tal fin se vio reflejado en las importante
redes comerciales que confluían en varias de sus ciudades
– estados. La más importante de todas fue Ankara, este fue
sin duda el centro comercial mas prospero del mundo antiguo. De
aquí surgían las rutas comerciales en que los
hititas comercializaban bienes materiales y simbólicos con
diferentes reinos, como los egipcios, para seguir acrecentando
poder.

Batalla de Qades:

Batalla de Qades (También llamada Kadesh), combate
bélico que enfrentó a tropas Egipcias e Hititas
hacia el 1296 a C en las proximidades del río Orontes, al
oeste de la actual Siria. Concretamente en lo que hoy es Tell
An-Nabi Mind.

La ciudad de Qades había pasado de formar parte del
reino de Mitanni a integrarse en el Egipto faraónico a
finales del siglo XV a.C., para a continuación, a mediados
de la centuria siguiente, ser capturada por el Imperio Hitita, y
cambiar de nuevo de manos a finales de ese siglo XIV a.C. Hacia
el 1314 a.C., el rey Hitita Muwatalli recuperó la ciudad,
en medio del largo conflicto que enfrentaba a su Imperio con el
poder egipcio. Desde su ascenso al trono, el faraón
egipcio Ramsés II, hijo del también faraón
Seti I, combatió el expansionismo Hitita en un intento por
devolver a su propio dominio los territorios arrebatados por
aquél en el norte de Á frica y en Asia Menor. El
encuentro se produjo a raíz del intento de invasión
de la zona Siria del Imperio Hitita llevado a cabo por
Ramsés II en el 1296 a.C., que Muwatalli pretendió
sin éxito
repeler en Qades. Aunque Ramsés II consideró su
victoria un triunfo esencial en el prolongado enfrentamiento
egipcio-hitita, lo cierto es que ambas potencias tardarían
no menos de 13 años en acordar un verdadero tratado de
paz. Pese a su escaso valor
decisivo, la batalla que tuvo lugar en Qades ha sido considerada
uno de los combates bélicos más afamados de los que
se produjeron a lo largo de la edad antigua. El histórico
choque de ambos ejércitos aparece representado en una de
las series de relieves que decoran majestuosamente el templo
mayor de Abú Simbel, a orillas del Nilo, en el Alto
Egipto.

Consideraciones
finales

Los Hititas fueron una cultura guerrera de origen Indoeuropeo
que prolifero en lo que es la actual Turquía y parte de
Siria. La misma presento dos periodos de reinado en el mundo
antiguo y vivió su apogeo  desde el siglo XVIII aC
hasta el siglo XII aC, pasando por etapas de gran poder y de
relativa decadencia. De ayuda para la comprensión del
trabajo el mismo presenta distinto material de gráficos y fotos. No
obstante su desaparición se da a fines del siglo XII por
parte de los denominados "Pueblos del mar". He ahí la
controversia intelectual que sugiere varias preguntas;
¿Cómo misteriosamente desaparecieron? O si se
quiere ser más urticante, ¿Desaparecieron o se
fusionaron con otros pueblos? Por lo pronto y dado el análisis con que se encaro el trabajo la
pregunta esta echada.

Bibliografía

1.     Sáez Fernández,
Pedro. "Los Hititas". Madrid. Akal,
cop. 1988

2.     Grinberg, Carl. "Historia
Universal" 1er Libro "El
Alba de la
Civilización".
Argentina. Ed Abril. 1986

3.     Grinberg, Carl. "Historia
Universal" 2do Libro "Imperio de pirámides".

Argentina. Ed Abril. 1986

4.     Ramón
García Pelayo y Gross. Pequeña Enciclopedia
temática Larousse. "Tomo I – Historia del Mundo
antiguo.
BsAs. Ed. Larousse. 1978

5.      Gráficos e
ilustraciones obtenidas de Wilkipedia. Com y de la Enciclopedia
Encarta.

 

 

Autor:

Pablo Suarez

Argentina

2007

Partes: 1, 2
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