INTRODUCCIÓN
Frente al asociacionismo imperante, la escuela de la
Gestalt
postulaba que las imágenes
son percibidas como un todo, como una configuración (del
alemán, gestalt) y no como mera suma de sus partes
constitutivas. En las configuraciones perceptivas así
consideradas, el contexto juega además un papel esencial.
Si en el contexto de una ciudad, por ejemplo, vista en silueta,
pongo un capitel, se percibirá como el cimborio de una
iglesia,
mientras que en el contexto de un bosque la misma silueta se
percibiría como un árbol. La escuela de la Gestalt
intentó formular las leyes de estos
procesos
perceptivos.
El enfoque de la Gestalt se ha extendido a la
investigación en áreas distintas de la psicología, como el
pensamiento,
la memoria, o
la estética.
También algunas cuestiones candentes de la psicología
social se han estudiado desde el punto de vista de la Gestalt
estructuralista, como los trabajos de Kurt Lewin sobre las
dinámicas
de grupo, hoy esenciales en la investigación
social, tanto teórica como aplicada. Sin embargo, ha
seguido siendo el área de la percepción
donde el enfoque de la Gestalt ha tenido mayor influencia.
Diversos tipos actuales de psicoterapia
se autodenominan "gestáltico", porque se llevan a cabo
siguiendo ideas similares a la antigua escuela de la
percepción: los seres humanos considerados como conjuntos que
responden a la experiencia configurada de modo global, con lo que
la separación cuerpo – alma
sería artificial. Según estas psicoterapias, la
percepción adecuada de las necesidades personales y del
mundo es vital para equilibrar la experiencia personal y
conseguir una "buena gestalt", mientras que apartarse de la
consciencia rompe la respuesta global o gestalt.
Los terapeutas de la Gestalt intentan restablecer el equilibrio
armónico natural del individuo
mediante un fortalecimiento de la consciencia. El énfasis
se pone en la experiencia presente, más que en indagar las
experiencias infantiles propias del psicoanálisis clásico.
También se estimula el enfrentamiento directo con los
propios temores.
La Gestalt aparece en Alemania a
principios de
siglo como una reacción a las teorías
reduccionistas y atomistas que empezaban a imperar en el
ámbito psicológico. Max Wertheimer (quien
publicó su "manifiesto" gestaltista en la misma
época que Watson hizo lo propio respecto al conductismo),
Wolfgang Köhler y Kurt Koffka son sus principales
representantes.
La Gestalt estudia la incidencia en los sistemas totales,
en las estructuras en
las que las partes están interrelacionadas
dinámicamente de manera que el todo no puede ser inferido
de las partes consideradas separadamente. Los primeros estudios
sobre el movimiento
aparente de la luz (el
fenómeno phi) o el análisis de la percepción de las
películas cinematográficas muestran como, por
ejemplo, si analizamos una película fotograma a fotograma
tendremos una idea muy diferente e imprecisa que si vemos la
secuencia en conjunto, es decir, si miramos la película
como una totalidad. Estas totalidades se llaman, precisamente,
gestalts (forma, pauta, configuración o conjunto total).
De aquí se desprende el principio general de esta
corriente: "el todo es más que la suma de las partes".
Fue un movimiento de gran amplitud, con gran incidencia en la
arquitectura.
Corrientes artísticas como la Bauhaus y arquitectos como
Venturi utilizaron, de una u otra forma, los principios
gestálticos para sus construcciones.
La Gestalt tuvo, sobretodo, una gran importancia por sus
contribuciones al estudio de la percepción, definiendo una
serie de principios de organización perceptiva que permiten captar
de forma integral estas totalidades o gestalts. Estos principios
se estructuran básicamente en dos leyes: la Ley de la
figura-fondo y la Ley de la buena forma (llamada también
Ley del agrupamiento o Ley de la pregnancia).
Según la Ley de la figura-fondo, el proceso
perceptivo remite a un mecanismo básico según el
cual tendemos a focalizar nuestra atención sobre un objeto o determinado
grupo de
objetos (figura) destacándolos del resto de los objetos
que los envuelven (fondo).
La Ley de la buena forma remite a un principio de
organización de los elementos que componen una experiencia
perceptiva y que los gestaltistas llamaron Pregnancia
(Prägnanz). Este mecanismo permite reducir posibles
ambigüedades o efectos distorsionadores, buscando siempre la
forma más simple o la más consistente; en
definitiva, nos permite ver los elementos como unidades
significativas y coherentes.
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