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El Genocidio en Panam (página 2)



Partes: 1, 2

Posterior al golpe militar del 11 de octubre de 1968, se
creó una policía militarizada llamada Guardia
Nacional bajo el mando de los coroneles Bolívar
Vallarino y Bolívar Urrutia, quienes establecieron una
junta de gobierno
provisional, al retiro de estos militares, el entonces coronel
Omar Torrijos Herrera toma control del mismo
y establece en 1972 una asamblea nacional de representantes que
lo nombra como Máximo Jefe de Estado de la
Revolución
Panameña. Este cuerpo militar estableció un
sistema
dictatorial férreo, con mucha represión y
desapariciones de personajes políticos y opositores al
régimen. El Gobierno del General Torrijos fue
ilegítimo y abusivo, con exilios, desaparecidos,
asesinatos políticos, corrupción a todos los niveles, y
atropellos ciudadanos de toda índole., que retardó
-en lugar de fomentar-el desarrollo
económico que anhelaba el sector más pobre del
país, los obreros y campesinos.

CASO P.
GALLEGOS

Este atraso se experimentó con mayores consecuencias en
las comunidades más pobres, como Santa Fe de Veraguas. El
Padre Héctor Gallego había llegado en calidad de
sacerdote católico desde Colombia en 1967,
trabajó en los campos de Santa Fe de Veraguas, luchando
contra las injusticias y los abusos de los terratenientes,
organizando a los campesinos en cooperativas,
de la cual perdura la Cooperativa
Esperanza de los Pobres. Gallegos llevó la Palabra de Dios
a todas las comunidades, denunciando en los medios de
comunicación las situaciones injustas que se
vivían en la comunidad de
Santa Fe.

El 9 de junio de 1971, mientras estaba en casa de Jacinto, uno
de los campesinos con los que trabajaba, se acercaron unos
militares en un jeep y le pidieron que acudiera al cuartel. El
sacerdote respondió que le dejaran dormir esa noche, que
estaba cansado, que iría la mañana siguiente por su
propio pie. Los militares insistieron, así que
entró en la casa, tranquilizó a Jacinto y su
familia con
una sonrisa, se vistió y les acompañó. Desde
ese momento hubo movilizaciones para que lo devolvieran, pero
fueron en vano. Según versiones, esa misma noche lo
mataron.  Su captura y el complot para encubrir su muerte fueron
obra de Manuel Antonio Noriega, que era el jefe de la inteligencia
militar en aquellos momentos.

El que dirigió la
investigación de la desaparición del padre
Gallego fue el Procurador Olmedo Miranda. La táctica con
la que él procedió es uno de esos elementos claves.
Primero investigaron a todas las personas que en el gobierno
estaban involucradas en el hecho. Lógicamente, para
amarrar una única "versión oficial". Y sólo
después de esto entrevistaron en Santa Fe a testigos que
eran realmente de capital
importancia si de verdad se quería aclarar lo sucedido.
Pero sólo hablaron con ellos y recogieron su
versión cuando ya tenían listas todas las
coartadas.

En Santiago, desesperado por la falta de avances,
Monseñor Martín Legarra, entonces obispo de la
diócesis de Santiago fue a ver a Torrijos. "La Iglesia va a
pedir la ayuda de un grupo de
investigadores mexicanos para que esclarezcan el caso", le dijo.
Torrijos le dio total carta blanca para
que buscara esa ayuda. Pero cuando a los ocho días Legarra
regresó de México con
los nombres de los especialistas que iban a llegar a Panamá,
Torrijos ya no lo recibió solo, como la primera vez, sino
acompañado por todo el Estado
Mayor. Y muy serio le dijo al obispo: "Hemos decidido no
permitirle la entrada a esos investigadores mexicanos.
Sería una violación a nuestra soberanía. Para encontrar al padre nos
bastamos nosotros". Estaba claro que Torrijos estaba al tanto de
la muerte de
Gallegos, y lo hizo para satisfacer los deseos de Á lvaro
Vernaza Herrera, primo suyo, y terrateniente en Santa Fe, que se
vio afectado por la creación de la cooperativa.

Hoy 36 años después se desconoce los hechos
acerca de la muerte del P. Gallegos, sin embargo, algunas
versiones apuntan que fue matado y posteriormente arrojado al
mar.  Esta versión esta respaldada por la
inteligencia norteamericana que supo del operativo Gallego e
interceptó una conversación telefónica de
Noriega, cuando iba a bordo del helicóptero del que
arrojaron al sacerdote al mar. Noriega se jactaba de su
hazaña y decía haber aprendido una lección
con aquel caso: "Antes de tirar a un hombre de un
helicóptero, siempre hay que matarlo primero".

El caso Gallego fue la peor mancha que llevó consigo la
dictadura bajo
el mandato del General Torrijos, pero vendría alguien
peor, en los años póstumos a la muerte de este,
 Manuel Antonio Noriega.

CAMBIO DE
MANDO

Tras la muerte en un accidente aéreo en 1981 del
General Omar Torrijos, la guardia nacional se vio envuelta en una
lucha por el poder de los
mandos militares de entonces. El Coronel Florencio Flores
tomó posesión del cargo de comandante en jefe por
unos meses, hasta que fue jubilado. Luego el General Rubén
Darío Paredes decide junto a su Estado Mayor, hacer
ajustes en cuanto al retiro de otros militares y suprimir la
prensa. En
1983, se preparaban las estrategias
políticas para preparar el candidato
oficialista de cara a las elecciones de 1984, el economista
Nicolás Ardito Barletta Vallarino fue el candidato
oficialista títere que triunfó. Noriega convence a
Paredes de acogerse a su jubilación y se hace con el poder
de la Guardia Nacional. Su primer decreto fue el Cambio del
nombre de la entidad castrense a Fuerzas de Defensa de
Panamá
, con la mentalidad de militarizar más
fuertemente a la policía y al ejército para las
tareas conjuntas de la defensa del canal de Panamá y
el ejército de EE. UU., pero realmente llegó en la
práctica a ser un inmensa guardia personal y un
órgano represivo; cómplice muchas veces de sus
actividades de los asesinatos y desapariciones.

CASO HUGO
SPADAFORA

El Noriegato comenzó con represiones sangrientas y
muertes escandalosas, una de ellas fue la del chitreano residente
en Costa Rica, el
Dr. Hugo Spadafora. El 13 de septiembre de 1985, Spadafora
salió de su hogar en San Francisco, Goicochea, Costa Rica,
para abordar un avión de la línea SAN con destino a
Coto 47. Allí abordó un taxi que lo llevó a
Paso Canoa, donde almorzó en un restaurante.

Una vez repuesto, tomó un bus rumbo a David,
según consta en el informe de la
Comisión de la Verdad, el cual describe que el
médico panameño fue obligado a bajar del
vehículo arbitrariamente en dos ocasiones por los retenes
de la Fuerzas de Defensa, aun cuando éste portaba su
cédula.

Spadafora era seguido por un agente de las Fuerzas de Defensa
vestido de civil, Francisco Eliécer González
Bonilla, conocido con el alias de "Bruce Lee". Al día
siguiente se halló el cuerpo sin vida del idealista en
tierras costarricenses, a pocos metros de la frontera con
Panamá. Hugo Spadafora venía realizando una serie
de denuncias contra el comandante de las Fuerzas de Defensa.

Demetrio Rodríguez "Palé", militar,
declaró que se encontraba en el Cuartel de David cuando
"Bruce Lee" llegó y le informó que había
estrangulado a Hugo Spadafora. "Bruce Lee" fue señalado
como quien decapitó a Spadafora, luego de haberlo
estrangulado con un hilo que en sus extremos tenía dos
palos.

El 20 de septiembre de 1985, una semana después del
asesinato del guerrillero antisandinista, el entonces Presidente
de la
República, Nicolás Ardito Barletta
comunicó al país su interés de
nombrar una comisión que investigara el caso.

EL VIERNES
NEGRO

Frente a esa intención, Ardito Barletta fue obligado a
renunciar, sucediéndolo el vicepresidente Eric Arturo del
Valle. Mucho sucedió durante los años restante la
dictadura, hasta 1989. Uno de los detonantes para el final de la
dictadura, fue el Viernes Negro y la Masacre de Albrook. El
"Viernes Negro" fue un suceso ocurrido en Panamá, el 10 de
julio de 1987, cuando el régimen militar que estaba al
mando del General Manuel Antonio Noriega y del Presidente Eric
Arturo Del Valle, junto con sus seguidores reprimieron con dureza
una manifestación política convocada en
la Ciudad de Panamá, por la Cruzada Civilista Nacional que
pedía el fin de la dictadura en el país.

El 6 de junio de 1987 cuando el Coronel Roberto Díaz
Herrera se separa- o lo separaran- del cargo que ostentaba en las
Fuerzas de Defensa de Panamá antigua Guardia Nacional de
Panamá y denuncia en Conferencia de
prensa lo siguiente:

* Los detalles del fraude de las
elecciones generales de 1984 se habían arreglado en su
mansión con la participación de Magistrados del
Tribunal Electoral de Panamá.

* Haber obligado la renuncia del Presidente Nicolás
Ardito Barletta.

* Su mansión había sido comprada con dinero
obtenido por la venta de visas a
cubanos por oficiales del Gobierno panameño.

* Acuso al Gen. Noriega como el instigador de la muerte del
Dr. Hugo Spadafora Franco

* El Shah de Irán,
le dio al Gen. Omar Torrijos $ 12 millones a cambio de asilo,
dinero que fue depositado en una cuenta cifrada en Suiza.

* Beneficios económicos a altos funcionarios del
gobierno por parte del Narcotráfico Internacional y del
tráfico de armas.

Aunque Díaz Herrera, dio más declaraciones en
los días siguientes involucrando mas al régimen de
la corrupción
generalizada , y en un momento de pánico
se retractó, pero estas fueron las detonante para iniciar
una insurrección civil de la sociedad
panameña contra el Régimen Militar, en forma de
protesta, cierre de calles, barricadas y en algunos casos
destrucción de bienes
estatales. La sociedad civil
panameña se organiza en la Cruzada Civilista para lucha
contra el Régimen.

El 10 de Julio de 1987 La Cruzada Civilista, grupo
civil que luchaba por la democracia,
organizó una manifestación, La Gran Cruzada Blanca,
en la Iglesia del Carmen, ubicada en Vía España, en
Ciudad de Panamá, las fuerzas aliadas al gobierno militar
organizaron un acto político contra esta
manifestación el día 9 de julio, pero el Presidente
Eric Arturo Del Valle ordenó la prohibición de
ambas marchas, y haciendo caso omiso la Cruzada Civilista
Nacional organizó dicho evento, a la vez que las Fuerzas
de Defensas de Panamá, específicamente, las fuerzas
anti-motines llamadas Dobermans junto con otros estamentos de
esta institución armada y elementos civiles simpatizantes
al gobierno como los CODEPADI, y el Batallón de la
Dignidad
arremetieron contra los miles de manifestantes, efectuando
arrestos masivos y sometiéndolos en una intensa
represión, violaciones y vejaciones de todo tipo contra
los opositores y ciudadanía panameña en general.

LA MASACRE
DE ALBROOK

La "masacre de Albrook", como se calificó el
fusilamiento de nueve exmilitares panameños que el 3 de
octubre de 1989 se alzaron en armas en contra del general Manuel
Antonio Noriega fue otra de las manchas del Noriegato, y fue una
causa inmediata para la invasión norteamericana . La
masacre de Albrook consistió en un intento de parte de
oficiales de las Fuerzas de Defensa para derrocar a Noriega del
poder, cuyo jefe era el compadre de Noriega, el mayor
Moisés Giroldi. El movimiento fue
apoyado en principio por Los Estados Unidos,
pero después, se les abandonó a su suerte, y
fracasó, dejando nueve muertos. Juan José Arza,
León Tejada, Edgardo Sandoval, Jorge Bonilla, Ismael
Ortega, Francisco Concepción, Feliciano Muñoz y
Erick Murillo- murieron "de manera violenta, traumática y
atrozmente". Sin embargo, las fuerzas de Noriega informaron, a
través de un parte de guerra, que
las muertes se habían producido en combate. La novena
víctima, Deoclides Julio, fue asesinada inmediatamente
tras sofocar el intento de golpe que ocurrido en el Cuartel
Central de Noriega.

 Las víctimas fueron apresadas cuando el líder
del levantamiento, el mayor Moisés Giroldi optó por
deponer las armas. Los exmilitares vivieron el infierno esposados
y encapuchados, gritaban y lloraban antes de ser
ajusticiados"

Con una pistola de reglamento, Noriega le dio un tiro a Julio,
que cayó de lado al piso. Después los que sobraban,
hacían un total de ocho oficiales que fueron trasladados a
la Cárcel Modelo.
Allí les quitaron las joyas, los esposaron, encapucharon y
los golpearon con un bate de aluminio. Los
presos presentaron múltiples golpes y heridas en la cabeza
y la cara. Una vez torturados los llevaron al aeropuerto de
Albrook, donde los subieron a un helicóptero para
llevarlos a la base de Río Hato. Pero en el trayecto hubo
una contraorden y regresaron a Albrook. En un Toyota Land Cruiser
los condujeron al hangar donde guardaban los carros de Noriega.
Allí, los ejecutaron.

CASO P.
NICO VAN CLEEF – PARTICIPACION DE
LA IGLESIA
EL FIN

En medio de los escándalos de la dictadura, no solo la
población civil se veía afectada,
sino también el clero panameño, para 1989, era
Arzobispo Metropolitano, Monseñor Marcos Gregorio McGrath,
y nuncio de la Santa Sede en Panamá, el donostiarra
español,
Monseñor Sebastián Laboa. La Iglesia había
tomado parte de la lucha contra la dictadura, con mayor fuerza a
partir de la muerte del P. Héctor Gallego en 1971, y el
padre agustino Moisés González, ahogado en las
aguas del Tabasará en fidelidad a compromisos adquiridos,
pese a los riesgos. . Sin
embargo en 1989, cuando el país estaba convulso y la
dictadura pendía de un hilo. Acaeció otro
asesinato, La mañana del 7 de mayo, día en que se
celebraran las elecciones presidenciales, a escasos metros de la
Iglesia de Santa Marta en el distrito de Bugaba, un agente de las
fenecidas Fuerzas de Defensa, apretó el gatillo hiriendo
de muerte a Van Cleef, quien debido a un accidente de
tránsito sufrido en Veraguas, estaba en silla de ruedas, a
pesar de lo cual continuaba celebrando misas en diferentes
comunidades.

Este sacerdote acostumbraba recorrer el pueblo, utilizando un
alto parlante para informar que la misa estaba próxima a
iniciar, pero a pesar de haber solicitado permiso a los jefes de
la extintas Fuerzas de Defensas en La Concepción para
ello, un policía confuso pensó que llamaba para
sabotear las elecciones, a la vez que no quería que el
sacerdote hiciera su labor, abordando el auto en que viajaba y
poniéndole el arma en la cabeza no vaciló en
cometer uno de los más despreciables crímenes en
contra de un hombre cuyo aparente pecado era
amar a Dios y luchar por la paz.

A finales de 1989 comienza el principio del fin. El día
19 de diciembre, alrededor de las 11:30 p.m., comenzó el
bombardeo estadounidense simultáneamente a todos los
objetivos
militares en el país sin importar daños a civiles
inocentes que a esa hora dormían, dando inicio la
invasión militar estadounidense a territorio
panameño. Bush anunció que sus fuerzas en
Panamá tenían como objetivo
capturar a Noriega y proteger "los intereses norteamericanos" en
aquel país. La movilización militar tomó
aproximadamente dos semanas y se calculan entre de 3,000 y 5,000
bajas, en su gran mayoría civiles de las áreas
más pobres del país. El nombre de la
operación fue "Causa Justa". Noriega estuvo escondido
durante unos días en la casa de su amante Vicky Amado,
hasta que se trasladó a la Nunciatura Apostólica de
Panamá el 24 de diciembre, amparado por el Nuncio
Sebastián Laboa.

En el momento más traumático de la historia de nuestra Nación,
a la Nunciatura recurrieron todos: víctimas y victimarios,
invasores e invadidos. Monseñor José
Sebastián Laboa fue actor principal del drama y
logró lo imposible salvando muchas vidas en el proceso. Fue,
en el estricto cumplimiento de su función
diplomática, un éxito
incuestionable.por ello la Nunciatura se ganó el apodo de
"La Pensión Laboa".

El mismo Laboa dijo así en una entrevista. "
Fue una situación muy delicada para mí. Primero hay
que tener en cuenta que Noriega fue durante 15 años jefe
con Bush de la CIA, era un hombre de ellos. Por un lado
provocó el nacimiento de la Cruzada Civilista, que era el
grupo anti-Noriega. Yo me encontré allá con dos
problemas. La
invasión de los americanos y la guerra civil en
Panamá. En dos días ya había mil muertos…,
realmente fue tremendo… Por otro lado el general Noriega
quería que comenzasen las guerrillas… Noriega me
envió a un capitán de su Ejército, él
estaba en un búnker, y me dijo que si yo le recibía
como asilado político, la guerra civil
terminaría"

Como Nuncio alcanzó cotas altísimas cuando
acogió en la Nunciatura al General Noriega. él tuvo
que aguantar la presión
del ejército norteamericano desplegado en Panamá, y
tratar el asunto con el Presidente de los Estados Unidos.
él convenció a Noriega para que se entregase
libremente. Su simpatía natural, su carácter activo y abierto, le abrían
todas las puertas.

El 3 de enero de 1990 Noriega se entregó al
ejército estadounidense; al día siguiente
subió a un avión procedente de Miami, donde al
llegar fue recluido en el condado Dade en espera de juicio. Fue
condenado a 40 años de prisión como prisionero de
guerra, luego de salir absuelto en sendos juicios por presunta
participación en el ingreso a EE. UU. de cocaína y
marihuana, y
luego se le redujo la condena a 30 años.

 

 

 

 

Autor:

Alcibiades M. González P.

Partes: 1, 2
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