Breve resumen
En esta monografía
se analiza la construcción de la historia nacional argentina
teniendo en cuenta el énfasis en su aspecto
geográfico- territorial por sobre las bases
socioculturales de la población. Se analiza cómo dentro de
esta historia se opera la exclusión étnica y
cultural de los grupos
sociales marginales/ subordinados de la sociedad
argentina (indios y negros, gauchos y
mestizos).
El precio pagado
por el genocidio de fines del siglo XIX, o la denominada conquista del
desierto/ conquista del Chaco, fue el "…casi exterminio de
la población indígena y la condena a la marginalidad de
los sobrevivientes echados de sus tierras y borrados de la
historia…" (Mandrini, 1986: 328)
Esta cita de Raúl Mandrini dice mucho acerca del
Estado
nacional y la cuestión indígena. Comenta tres
operaciones
realizadas con este grupo
poblacional: el exterminio, la marginación y la
exclusión histórica.
Esta temática será abordada a partir de dos
aspectos que pueden considerarse contrapuestos en la
construcción de la identidad
nacional realizada durante la formación del Estado
nacional. Uno de estos aspectos siempre fue valorado por sobre el
otro que, negado sistemáticamente, fue suprimido y
colocado en el reverso oculto (de la historia). De este modo se
constituyen en dos caras de una misma moneda: la nacionalidad o
identidad
nacional.
Varios autores plantean cómo ésta en la
Argentina pone énfasis en su aspecto geográfico-
territorial por sobre las bases socioculturales de la
población. De este modo la cara visible de la
exclusión étnica y cultural de los grupos sociales
marginales/ subordinados (indios y negros, gauchos y
mestizos) es el espacio geográfico.
Para Fernández Bravo, por ejemplo, el análisis crítico literario permite
pensar una conexión triangular que vincula de un modo
curioso y contingente la cultura, el
territorio y la identidad. (Fernández Bravo, 1999: 10).
Esta identidad basada en la territorialidad tiene su
expresión en el peso excesivo puesto en el concepto de
soberanía y en la doctrina de integridad
territorial como elemento constitutivo del Estado. Razones que
hicieron de la demarcación de fronteras el fundamento de
una nacionalidad.
(Trinchero, 2000: 38). De este modo es significativo considerar
cómo los espacios fronterizos fueron territorios
apropiados por el Estado
nación
a costo del
exterminio, la exclusión y la marginación de las
sociedades
indígenas con territorialidad en las zonas ocupadas. De
modo que se puede entender que territorio y grupos étnicos
son dos caras de un mismo proceso.
Marta Bechis plantea esta cuestión del territorio
cuando analiza la "construcción" del Estado nación.
Plantea dos puntos de vista para entenderlo: el territorio
como espacio donde está anclado el Estado-
nación y, como tierra que
constituye el medio material de producción (Bechis, 1992: 101-102).
El primer punto encierra una paradoja porque la
territorialidad del Estado y la territorialidad de la
nación pueden no coincidir. Esta falta de coincidencia
implica, generalmente, que parte de la territorialidad del Estado
esté habitada por otras etnias con las que entra en
conflicto la
etnia
nacional. Bechis considera cómo las culturas preexistentes
al Estado vigente (en el caso del Estado argentino la aborigen)
tienen una expresión territorial ocupando un espacio en el
espacio total pensado por el Estado aunque no ocupado por
éste y la cultura dominante. Cuando la ocupación
del espacio se vuelve una tarea impostergable y la etnia en
cuestión presenta resistencia el
Estado desarraiga a esa etnia conquistando su territorio (la mal
llamada conquista del desierto y la conquista del Chaco; Bechis,
1992: 102-103).
El otro punto entiende al territorio como un medio material de
producción dentro del sistema
capitalista lo que significa que la tierra es
una mercancía disponible en el mercado
internacional. Para ello el Estado debe "homogeneizar",
"individualizar" y "nacionalizar" la tierra.
Para Marta Bechis es paradójica la existencia de
Estados que alientan la colonización por extranjeros
mientras se mezquina la donación de tierras a una
subcultura nacional. Dolores Juliano agrega un ingrediente a este
caso, en el cual el Estado argentino es ejemplo. Dentro del
marco ideológico brindado por el evolucionismo
social se realizan políticas
de reemplazo de población (fomento a la inmigración) que implicaba la legitimación del genocidio de sectores
autóctonos (indios, y gauchos) capaces de cuestionar o
resistir, las estrategias de
concentración del poder
económico y político de las clases dominantes
(Juliano, 1992: 261) Estas clases dominantes son las que van a
mantener el control de las
tierras arrebatadas a los grupos anteriormente soberanos, por lo
cual la retórica de la colonización es sólo
eso, una retórica. (Mandrini 1986: 327)
Para Pinto Rodríguez a fines del siglo XIX "todo
el peso de los Estados en formación se dejó caer,
sin contemplaciones, sobre las comunidades nativas que aún
sobrevivían". El considera este fenómeno como un
cambio
significativo, donde el indígena ya no contaba (como
fuerza de
trabajo, o
sujeto redimible) lo que interesaba entonces eran las tierras. La
vieja conquista (siglos XVI- XVIII) dio paso a una
invasión que se tradujo en un desenfrenado proceso
de usurpación de territorios abalados por posturas
etnocentristas y hasta abiertamente genocidas. (Pinto
Rodríguez, 1996: 36). Este autor considera como Bechis que
la valorización de la tierra explica el interés
del Estado (léase grupos dominantes) en
ella.
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