- Introducción
- Santiago del
Estero: Los datos de su pobreza - Situación
problema - El desafío
(Conclusión)
INTRODUCCIÓN
Durante toda la historia del desarrollo
humano, la disponibilidad de agua fue una
preocupación esencial. Los indígenas viajaban a lo
largo de los ríos. Los árabes fueron maestros en
las técnicas
de riego agrícola. Los romanos nutrían a sus
ciudades con fantásticos acueductos. Durante el siglo XX
la tecnología y la disponibilidad de la
energía del petróleo nos hicieron pensar que por fin el
problema del agua estaba en vías de ser resuelto para
siempre. Una buena parte de la humanidad (aunque no toda) nos
acostumbramos a tener agua en la casa permanentemente, sin
más esfuerzo que abrir una canilla. El costo de ese
servicio era
muy bajo. El agua era
buena. Cuando chicos bebíamos agua de cualquier lugar,
inclusive de arroyos o de la manguera del jardín.
Sin embargo, el siglo XXI comienza con signos
inquietantes. Los recursos
naturales, que pensamos eran infinitos, comienzan a dar
problemas. Los
bienes
naturales, tales como energía, agua, metales, etc.
comienzan a hacerse más caros. En lo que hace al agua,
aparecen los medidores. Y todo el mundo pasa a tomar agua
mineral, desconfiando del tratamiento de las redes de distribución urbanas y llenando los
basurales de botellas de plástico
vacías.
Lamentablemente, todo indica que esos cambios no son
pasajeros, sin que han venido para quedarse. Es posible que esta
cápsula espacial llamada Tierra, grande
pero no infinita, este comenzando a dar signos de que se estamos
alcanzando los límites de
los sistemas que la
mantienen apta para que la humanidad se desarrolle en ella. Y uno
de las luces amarillas más notorias en el tablero de mando
de esa nave espacial corresponde precisamente al agua.
Aunque el agua no desaparece, su disponibilidad y calidad sí
cambian, y no para bien.
Usualmente cuando se habla de los problemas
ambientales miramos a nivel planetario, y tendemos a
evadirnos pensando que el agua falta en el desierto de Gobi o que
la
contaminación es algo de los países
industriales, pero que en casa todo esta bien.
Por desgracia, la realidad es más dura. Los problemas
ambientales ya llegan a la puerta de cualquier ciudadano del
planeta, dondequiera que esté. También es verdad
que usualmente sólo percibimos realmente los problemas
cuando nos afectan directamente. Por lo tanto, es hora de
enfocarnos en la realidad que nos rodea, y ocuparnos del lugar
donde vivirán nuestros hijos.
La principal dificultad consiste en encontrar maneras
más efectivas de conservar, utilizar y proteger los
recursos
hídricos a nivel global. Se espera que la población mundial alcance los 8.100
millones de personas en el año 2030. Para mantener el
ritmo de la creciente demanda de
alimentos,
durante los próximos 30 años será necesario
destinar a uso agrícola un 14 por ciento más de
agua dulce.
"Al tiempo que
crece la población y las necesidades del desarrollo
exigen mayor cantidad de agua para las ciudades, la agricultura y
la industria, la
presión
sobre los recursos hídricos se intensifica, llevando a
tensiones y conflictos,
así como a un impacto excesivo en el medio
ambiente", señaló Jacques Diouf el año
pasado en la celebración del Día Mundial del
Agua.
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