El romanticismo en Hispanoamérica. Vida y obra de Domingo Faustino Sarmiento y Jorge Isaacs (página 2)
(1811-1888), político, pedagogo y escritor argentino,
presidente de la
República (1868-1874), fue una de las personalidades
sudamericanas más ilustres del siglo XIX. Nacido el 15 de
febrero de 1811 era hijo de un soldado que combatiría a
las órdenes del general José de San
Martín. Tuvo una formación fundamentalmente
autodidacta, pues académicamente no pasó de la
enseñanza primaria. En la guerra civil
que asoló a las Provincias Unidas del Río de la
Plata combatió en el bando liberal. En 1831, durante el
primer gobierno
bonaerense ejercido por Juan Manuel de Rosas,
marchó exiliado a Chile, donde trabajó como capataz
en una mina y como profesor.
Regresó enfermo en 1836 a su ciudad natal y
continuó ejerciendo la enseñanza hasta que en 1840,
tras ser hecho preso a causa de su oposición a la dictadura de
Rosas, se exilió de nuevo en Chile, para fijar su
residencia un año más tarde en Santiago. En esa
ciudad inició su labor periodística. En 1842
fundó El Progreso y fue nombrado primer director de
la Escuela Nacional
de Preceptores. En 1843 apareció su obra titulada Mi
defensa, presentó su Memoria sobre ortografía americana (publicada
años más tarde) y un año después se
publicó La conciencia de un
niño. Desde el 2 de mayo de 1845 comenzó a
aparecer en El Progreso su Civilización y
barbarie: Vida de Juan Facundo Quiroga, un apasionado
ataque contra el régimen de Rosas, a la vez que ensayo
sociológico novelado, que se ha convertido en un
clásico de la literatura
argentina e hispanoamericana en general y de la
creación literaria del romanticismo.
Publicó Vida de Aldao en 1845 y en el mismo
año Método gradual de enseñar a leer el
castellano.
El gobierno chileno le envió en octubre de ese
año a Europa, al norte
de Á frica y a Norteamérica para estudiar sus
sistemas
educativos y la aplicación del colonialismo occidental,
experiencia de la que se valió para la publicación
de su obra Viajes por Europa, Á frica y América, 1845-1847. Tras permanecer en
Uruguay y
Brasil
llegó en mayo de 1846 a Francia, desde
donde viajó a Argelia, Italia y otros
países europeos, Estados Unidos y
Canadá antes de regresar a Chile en febrero de 1848.
Tres años después se unió a Justo
José de Urquiza en su lucha contra Rosas y en febrero de
1852 participó en la batalla de Caseros que supuso la
definitiva caída del dictador bonaerense. En 1855
regresó a su país y se instaló en la ciudad
de Buenos Aires,
donde ejerció como redactor jefe del diario El
Nacional y como profesor de Derecho Constitucional en la
Universidad
Nacional. Concejal y senador de Buenos Aires. Durante estos
años publica Argirópolis, 1850, Recuerdos
de provincia, 1850; Campaña del Ejército
Grande, 1852, Las ciento y una, 1853; Comentario a
la Constitución de la Confederación
Argentina, 1853 y Memoria sobre educación
común, 1856. En 1859 participó en la
convención constituyente que en 1860 reformó la
constitución de 1853 para declarar a la provincia de
Buenos Aires parte integrante de la Confederación
Argentina. Desde 1862 hasta 1864 fue gobernador de la provincia
de San Juan.
Ministro plenipotenciario argentino en Estados Unidos desde
1865 hasta 1868, regresó a Buenos Aires en agosto de ese
año y tras vencer a Bartolomé Mitre fue elegido
presidente de la República, cargo que comenzó a
desempeñar el 12 de octubre siguiente. Su administración fue enérgica y
progresista, extendió el comercio,
mejoró el transporte,
favoreció la inmigración, codificó el Derecho Civil y
fomentó la enseñanza como medio indispensable de
lograr el desarrollo del
país. Todo ello tuvo lugar al tiempo que
debía enfrentarse a los problemas
relacionados con el asesinato de Urquiza en 1870 y con la
rebelión de Ricardo López Jordán en Entre
Ríos desde 1870 hasta 1873. Su actitud
negativa ante los aborígenes a los que consideraba
inferiores y su crítica
descarnada hacia las provincias más atrasadas lo
convierten en una figura polémica. El 12 de octubre de
1874 finalizó su mandato y fue sucedido por Nicolás
Avellaneda, que había sido ministro suyo.
Elegido senador en 1875, y nombrado director general de
Escuelas de la provincia de Buenos Aires ese mismo año,
reorganizó el sistema escolar.
En 1879 se convirtió en ministro del interior del gabinete
presidido por Avellaneda, cargo que ejerció durante
sólo un mes. Dedicado fundamentalmente a la labor
periodística, entre sus últimos escritos destacan
Conflictos y armonías de las razas en
América (1883) y La vida de Dominguito (una
biografía
de su hijastro que apareció en 1886), así como
numerosos ensayos
dedicados a la educación.
Falleció el 11 de septiembre de 1888 en la ciudad
paraguaya de Asunción, a donde se había dirigido
con el objeto de preparar un proyecto
educativo para ese país, y fue enterrado en Buenos
Aires.
En 1947 la Conferencia
Interamericana de Educación, reunida en Panamá, estableció como
Día Panamericano del Maestro al 11 de septiembre en
homenaje al fallecimiento de Sarmiento considerando que "
ninguna fecha es más oportuna para celebrar el
día del maestro que el 11 de septiembre, día en que
pasó a la inmortalidad Domingo Faustino Sarmiento"
(Romanticismo Literario, 2007, Encarta, 2005, Enrique Anderson,
2003, José Babini, 2002, Leslie Bethel 1991).
En Civilización y barbarie: Vida de Juan Facundo
Quiroga, su obra más paradigmática, el
escritor argentino Domingo Faustino Sarmiento presentó un
inteligente y moderno estudio interpretativo global y comprensivo
de su nación,
su territorio, su gente, su historia, su
situación política. La obra
consta de tres partes. La primera parte del libro
está formada por cuatro capítulos que describen el
territorio nacional, su gente, su cultura y la
historia independiente de su patria. Estos primeros
capítulos resultaron sumamente influyentes en el posterior
desarrollo de la literatura y la cultura
argentina. La segunda parte es la biografía del caudillo
"bárbaro" de la provincia de La Rioja Facundo Quiroga, que
Sarmiento transforma en un estudio de la barbarie, y la tercera
el programa
político liberal con el que se identificaban Sarmiento y
sus compañeros de la Generación del 37, entre ellos
Bartolomé Mitre, Esteban Echeverría, Juan B.
Alberdi, Vicente F. López y José Mármol.
El Facundo propuso una tesis amplia
de interpretación, de base sociológica,
del hombre
americano. Sarmiento dividió el desarrollo social
nacional en dos etapas, "civilización" y "barbarie".
El hombre,
según su visión, evolucionaba de lo más
simple a lo más complejo. En su estadio más simple
el hombre era un ser "salvaje" y en su estadio más
complejo debía alcanzar el estado de
"civilización". La "barbarie" era un estadio intermedio de
desarrollo, desde el cual el hombre podía retroceder al
salvajismo o progresar a la civilización. Los
representantes de la barbarie en Argentina eran los gauchos y los
caudillos. En el territorio nacional había también
seres "salvajes": los indígenas que habitaban y dominaban
el extenso territorio sur del país, pero Sarmiento, desde
su perspectiva política, no los consideraba integrantes
legítimos de la nación.
La Argentina estaba en una situación de crisis. Era un
país desequilibrado. La mayor parte de sus habitantes
vivían diseminados en una gran extensión de
territorio muy poco poblado y constituían una sociedad
rural. Sarmiento muestra, en los
primeros capítulos del libro, cómo se forma un tipo
humano único, resultado de la naturaleza del
país, su gran extensión, sus características
geográficas. Este tipo humano era un paisano adaptado a la
vida inhóspita y difícil de las llanuras y los
montes; el gaucho. La soledad del territorio, la falta de
población, hacía imposible,
consideraba Sarmiento, la vida civilizada. En su concepto,
civilización equivalía a vida urbana moderna, y
barbarie, a vida rural primitiva. Solamente la vida urbana
moderna, tal como se daba en Europa Occidental y en
Norteamérica, podía ser foco de la
civilización. Gracias a la concentración urbana el
ser humano podía acceder a una educación
común popular, democrática y relacionarse con los
otros hombres, formarse sus propias ideas y tomar decisiones
políticas responsables.
Para Sarmiento el ser civilizado debía ser un ciudadano
educado, vivir en sociedad, y luchar por sus ideales, tal como
él mismo lo hacía en su propia vida. Partiendo de
estas ideas, hace en el Facundo el diagnóstico de los males argentinos. Para
fomentar este tipo de hombre, educado en las modernas disciplinas
del saber europeo: las ciencias, las
humanidades, las artes, la literatura, la historia, había
que crear la sociedad liberal que, en 1845, con el tirano Rosas
en el poder, no
existía en Argentina. El sector liberal, que había
alcanzado el poder durante el gobierno unitario de Bernardino
Rivadavia, el primer presidente en 1826, sufría en esos
momentos un acoso constante. El tirano había hecho votar
al pueblo en plebiscito, exigiéndole se le concedieran
poderes especiales, que equivalía a un renunciamiento de
los derechos
políticos de la ciudadanía en favor del gobernador y su
elevación a la tiranía absoluta, a la
concentración de todos los poderes del Estado en sus
manos, eliminando la división de poderes y la
contención de unos poderes por otros.
Sarmiento analiza las causas profundas del fracaso liberal:
entiende que Facundo, Rosas y el caudillismo eran
consecuencia de la desintegración social argentina que los
había precedido y hacía imposible una organización política
democrática y liberal. El gaucho era el ser
semisocializado, emergente de las condiciones anómalas,
atípicas, de la sociedad nacional. La evolución social e histórica
argentina, eventualmente, conduciría a la
superación de la barbarie y de su producto
humano, el gaucho. Si Sarmiento es terminante al considerar al
gaucho como producto de la sociedad bárbara, no por eso
deja de reconocer en el gaucho múltiples cualidades, que
darían mejores frutos una vez que éste se
civilizara, es decir evolucionara, transformándose en el
hombre civilizado moderno.
Las cualidades más positivas del gaucho, cree
Sarmiento, son la inteligencia
natural que demuestra en el ejercicio excelente de los trabajos
rurales, la gran fe en su propio valor, que le
permitió destacarse y triunfar en las guerras de
independencia,
su privilegiada sensibilidad, su carácter imaginativo y poético. El
gaucho, ese germen del argentino del futuro, es en todo sentido
un ser extraordinario. La sociedad y los malos gobernantes, con
su egoísmo, conspiran contra él. Su personalidad,
sin embargo, también muestra aspectos negativos. Como ser
bárbaro es un individuo
cruel, cambiante, que pasa de la indiferencia a la ira, y en
lugar de reflexionar se deja llevar por sus instintos. Sigue
ciegamente a sus jefes, sin pensar. Es víctima de los
caudillos. Estos, a su vez, son los jefes bárbaros
bestiales y egoístas que gobiernan al grupo. Ponen
sus cualidades bárbaras al servicio de
sus propios intereses. Son destructivos para la patria. Es
imposible constituir una sociedad moderna con individuos
bárbaros.
Para Sarmiento una sociedad en desarrollo tiene que aspirar a
tener instituciones
sólidas y modernas. El individuo aislado no contribuye a
la formación social, es una fuerza
disolvente. En el caso del gaucho, su aislamiento no era total.
La pulpería, el almacén de
campo, proveía las condiciones para formar una base social
de agrupación. Igualmente, las prácticas
religiosas, aunque informales, creaban una configuración
espiritual especial en el hombre argentino. Las condiciones
irregulares de la vida llevaban a la constitución de una
sociedad semicivilizada, bárbara. El gaucho participaba de
la vida cultural y política de su mundo rural
bárbaro. Pero el ser nacional argentino debía
evolucionar hacia el estado de civilización. Para lograr
esto las instituciones embrionarias educativas, religiosas y
políticas, debían transformarse en instituciones
funcionales y eficientes, representativas de los intereses del
estado liberal. Hacía falta educar al ciudadano del
futuro, crear prácticas religiosas racionales, fundar
partidos
políticos democráticos y liberales.
El territorio argentino, desgraciadamente, estaba en esos
momentos escasamente poblado. El ser argentino no podía
progresar aislado. Era necesario poblar el territorio, formar
núcleos sociales civilizados y extenderlos a lo largo de
todo el país.
Sarmiento esboza un método de
observación que resulta novedoso en
Argentina: la historia biográfica. A través de la
biografía del proto-caudillo Facundo Quiroga, Sarmiento
trata de entender los mecanismos del poder tiránico en la
Argentina. Facundo es un eslabón histórico de un
proceso que no
se ha interrumpido, por cuanto su modo de dominio
político se continúa en Rosas, el caudillo que
emergió como el triunfador en la lucha de poder y
logró concentrar los hilos del poder en sus manos. Rosas
demostró una gran habilidad para centrar el poder
político en su persona y dirigir
el Estado. Sarmiento es un agudo observador, en la tercera parte
del libro, de ese fenómeno político singular
llamado Rosas. Según Sarmiento, la mayor
contribución política de Rosas a la
República era la unificación del poder nacional
bajo su mando, resolviendo de hecho las tensiones regionales que
amenazaban la integridad del territorio, particularmente entre
Buenos Aires y las provincias del interior. Gracias a esa
evolución ocurrida durante el mandato de Rosas, la
República estaba en condiciones de tener un gobierno
unificado y, sobre todo, de darse una constitución
nacional que no siguiera el mismo destino que las anteriores, que
fueron rechazadas por las provincias.
Sarmiento, como intelectual y político, creía en
el poder de observación del estadista: su
aproximación era más práctica que
doctrinaria. Defendía los principios
liberales, sobre todo la necesidad de educar al pueblo para tener
una nación digna y libre. Era el Estado el que
debía fundar escuelas y proveer la educación
gratuita y obligatoria de los ciudadanos. También era el
Estado el que debía proyectar una política de
desarrollo nacional a largo plazo. La política
egoísta y oportunista de Rosas no era suficiente para
desarrollar el país, al que mantenía en el atraso.
Argentina era un país "medieval", manejado por un caudillo
populista, abusivo e inescrupuloso. Si Rosas había logrado
con éxito
unificar el país había sido a expensas de las
libertades de los ciudadanos, y después de ejercer el
terror de Estado por largo tiempo, y mantener a Argentina en pie
de guerra constante. El gobierno liberal debía restituir
esas libertades civiles a los argentinos, sancionar una
constitución nacional, una ley máxima
común que estableciera el pacto de existencia del
país en forma definitiva.
Sarmiento explica claramente que, si bien el poder de los
caudillos tuvo algunos aspectos positivos, éstos fueron un
mal para el país. Lo desgarraron en guerras civiles
destructivas. Su idea del país futuro era muy distinta a
la que habían sostenido los caudillos. Compartía
sus creencias acerca del Estado liberal con la generación
de jóvenes intelectuales
de la Asociación de Mayo, que procuraban esbozar un
proyecto nacional desde el exilio en Chile y la Banda Oriental
del Uruguay. La interpretación liberal de estos
jóvenes tenía sus puntos débiles; eran en su
mayoría estudiantes y periodistas, nutridos de lecturas
europeas y norteamericanas, idealistas que aún no se
habían enfrentado con la realidad del gobierno.
Creían que sólo ciertos ciudadanos debían
tener derechos políticos, desconfiaban del sufragio
universal y defendían el voto restringido,
diferenciándose de los caudillos populistas. Rosas
había practicado el sufragio universal y autorizado
plebiscitos populares, en los que votaban propietarios y no
propietarios, independientemente de su etnia.
Cortejaba el apoyo político de los negros y las mujeres y
hacía tratos con los indios.
Sarmiento restringía la participación política: sólo
deberían votar las personas educadas en los valores de
la democracia
liberal. Era un criterio elitista que excluía sectores
mayoritarios de la población.
Sarmiento desconfiaba de los elementos populares que
componían la República, odiaba a los caudillos y a
sus gauchos, que políticamente los apoyaban y los
defendían militarmente. Idealizaba el poder de la mente y
del intelecto para controlar racionalmente el futuro
político del Estado. Su utopía política era
voluntarista y racionalista. Creía en la voluntad de
acción
de las minorías ilustradas. Estas minorías
debían ejercer el liderazgo
político en la sociedad liberal futura.
Facundo, escrito a los treinta y cuatro años de
edad, es la obra maestra de Domingo Faustino Sarmiento, matriz
polémica de una cultura que se vio a sí misma como
resultado de una ingente lucha vital histórica, en la que
el ser nacional argentino buscaba producirse para tener un
destino propio en la historia de las naciones (Alberto
Julián Pérez, 2007, Enrique Anderson, 2003, Miguel
Alvarado, 2000, Facundo 1990).
Jorge Isaacs
(Santiago de Cali, Valle del Cauca, 1 de abril de 1837 –
Ibagué, Tolima, 17 de abril de 1895) fue un novelista y
poeta colombiano, conocido sobre todo por su novela
María, una de las obras más destacadas del
romanticismo hispanoamericano.
Su padre era George Henry Isaacs, un judío inglés
procedente de Jamaica, que se instaló primero en el
Chocó, donde se enriqueció con la
explotación minera aurífera y el comercio con
Jamaica, y después en Cali. Allí, tras convertirse
al cristianismo y
obtener la ciudadanía colombiana, casó con Manuela
Ferrer Scarpetta, hija de un oficial de la marina
española. De la unión de ambos nació, en
1837, Jorge Isaacs. El padre fue propietario de dos haciendas
cerca de Cali, llamadas "La Manuelita" y "El Paraíso".
Esta última, propiedad de
la familia
entre 1855 y 1858, será el escenario de la obra más
importante del escritor, su novela María. "El
Paraiso" está conservado hoy día como museo, con
numerosas referencias a esta novela.
Se sabe poco de su infancia. Se
educó primero en Cali, luego en Popayán, y por
último en Bogotá, entre 1848 y 1852, durante los
años de gobierno de José Hilario López. En
su poesía,
Isaacs evoca el Valle del Cauca como el espacio idílico en
que transcurrió su infancia, y la marcha a Bogotá
debió suponer para él un paso difícil.
Regresó a Cali en 1852, parece ser que sin haber terminado
sus estudios de bachillerato. En 1854 luchó en las
campañas del Cauca contra la dictadura del general
José María Melo, por espacio de siete meses. Su
familia
atravesó por entonces una difícil situación
económica a causa de la guerra civil. En 1856 se
casó con Felisa González Umaña, que contaba
por entonces catorce años, y que le daría abundante
descendencia.
Intentó dedicarse al comercio, sin demasiado
éxito, y probó suerte con la literatura. Sus
primeros poemas datan
de los años 1859-1860; en la misma época, emprende
la escritura de
varios dramas históricos. En 1860 tomó de nuevo las
armas para
combatir al general Tomás Cipriano de Mosquera, que se
había levantado contra el gobierno central, y
combatió en la batalla de Manizales. En 1861 murió
su padre. Terminada la guerra, Isaacs regresó a Cali para
encargarse de los negocios
paternos, llenos de deudas. Tuvo que desprenderse de las
haciendas "La Rita" y "La Manuelita".
Sus desventuras económicas le llevaron en busca de
abogados a Bogotá, donde encontró eco su actividad
literaria. Leyó sus poemas a los miembros de la tertulia
El Mosaico, quienes decidieron costear su
publicación (Poesías, 1864). En 1864
supervisó los trabajos del camino entre Buenaventura y
Cali. Durante el año en que desempeñó este
trabajo,
comenzó a escribir su novela María. En esta
época también, debido a lo insalubre del clima, contrajo
el paludismo,
enfermedad de la que terminaría por morir a los 58
años de edad.
María se publicó finalmente en 1867, y
tuvo un éxito inmediato, tanto en Colombia como en
otros países de Latinoamérica. A pesar de la indudable
influencia de Chateaubriand con su obra Atala, Isaacs se
caracteriza por describir la América concreta en que
amaba, trabajaba y luchaba. Si para Chateaubriand el escenario
americano era exótico, para Isaacs era su propia tierra. En
María se recrea la imagen coloreada
de nuestra vida americana.
Isaacs se convirtió en una figura muy conocida en su
país, y dio comienzo a una dilatada carrera
periodística y política. Como periodista,
dirigió en 1867 el diario La República, de
orientación conservadora moderada, donde publicó
artículos de tema político. Militó al
principio en el partido conservador, pero después se
unió al partido radical y, en 1870, fue nombrado
cónsul general en Chile. A su regreso, intervino
activamente en la política del Valle del Cauca, tanto como
editor de periódicos como representando a su departamento
en la Cámara de Representantes. Intervino de nuevo en las
luchas políticas de 1876, en las que tomó de nuevo
las armas. Fue expulsado de la Cámara de Representantes en
1879, a raíz de un incidente en que Isaacs, ante una
sublevación conservadora, se proclamó jefe
político y militar de Antioquía.
Tras este incidente, se retiró de la política, y
publicó, en 1881, el primer canto de un extenso poema que
no llegó a concluir, titulado Saulo. Nombrado
secretario de la Comisión Científica,
exploró el departamento de Magdalena, en el norte de
Colombia, hallando importantes yacimientos de carbón,
petróleo y hulla. Los últimos
años de su vida los pasó retirado en la ciudad de
Ibagüé, en el estado de Tolima, proyectando una
novela histórica que habría de ser su obra maestra
y que jamás llegó a escribir. Murió el 17 de
abril de 1895.
Si bien la obra literaria de Isaacs se reduce al libro de
poemas que publicó en 1864 y a su única novela,
María, este autor ha pasado a la inmortalidad por
esta obra, considerada una de las más destacadas de la
literatura hispanoamericana del siglo XIX. La novela, basada
en experiencias autobiográficas, tiene un tono
elegíaco, y narra la historia de los amores
trágicos de María y su primo Efraín en el
valle del Cauca (María, 2007, Enrique Anderson, 2003,
Luís A Sánchez, 1963).
María, como decíamos es una
romántica, triste y clásica novela en cuya trama se
unen el amor y el
dolor de los amantes: Efraín y María (María,
2007, Luís Alberto Sánchez, 1963).
Tiene como protagonista a Efraín, que viaja del Cauca a
Bogotá para emprender sus estudios, dejando allí a
su familia y a María, quien comienza a despertar un
amor intenso
en él. Luego se van desarrollando acontecimientos y
circunstancias de la vida que llevan a la pérdida
irreparable de su amada y al dolor sin consuelo.
Esta novela narra como Efraín, siendo muy joven, deja
el Cauca para realizar sus estudios en Bogotá, y lo hace
con gran dolor, por alejarse de los suyos y de su prima
María, por la que ya siente un gran amor.
Al cabo de seis años regresa a su terruño, y se
reaviva el amor adolescente. El idilio entre Efraín y
María en esos tres meses que dura la estancia del joven
antes de viajar a Londres a continuar sus estudios, los hace
comprender que siempre estarán unidos por la intensidad de
sus sentimientos. Pero si bien están apasionadamente
enamorados, no quieren demostrarlo a los demás, y el
romance se mantiene totalmente en secreto, solamente encubiertos
por Emma, la hermana de Efraín. Sucede a la vez que un
joven del lugar, Carlos, comienza a enamorarse de María y
a pretenderla.
Mientras tanto, en el seno de la familia de Efraín, se
suceden hechos que afectan a los jóvenes. Una
sucesión de malos negocios afecta la salud del padre del
muchacho. Llega el momento de la partida de Efraín con la
preocupación de la situación económica
familiar, el estado de su padre y por alejarse de su amada. Pero
el momento de la partida ha llegado.
Pasaron dos años desde que Efraín se marchara, y
María enferma gravemente. Al enterarse Efraín,
emprende su regreso temiendo por la salud de su amada
María.
Cuando el joven llega a su hogar, su hermana Emma, llorosa y
de luto, le da la noticia de la muerte de
María.
Efraín no encuentra consuelo a su dolor, y llora su
congoja sobre la tumba de María. Después decide
partir con infinita pena, sin saber bien hacia dónde,
acompañado en sus sentimientos por el paisaje que se
entristece en sombras como acompañando en el dolor al
desconsolado Efraín.
Conclusiones
1. El romanticismo fue el
principal fenómeno literario de finales del siglo XVIII y
de la mayor parte del siglo XIX.
2. Domingo Faustino
Sarmiento es una figura polémica, a la par de su impulso
al desarrollo de la Argentina y sus aportes indudables a las
ciencias, la enseñanza y la literatura, se señalan
la crueldad de las tropas nacionales bajo sus órdenes en
la represión de las rebeliones de los últimos
caudillos y las levas forzosas de gauchos para luchar contra los
indígenas.
3. Domingo Faustino
Sarmiento define a su Facundo como un ensayo
histórico, pero utiliza en su elaboración
importantes recursos de la
novela, como son la descripción del paisaje, el diálogo y
el relato novelístico de acontecimientos, tales como
ceremonias y batallas.
4. Facundo es una
descripción de la vida social y política del
país que tiene alcances sociológicos e
históricos, pues ofrece en él una
explicación sociológica del país fundada en
el conflicto
entre la civilización y la barbarie, personificadas
respectivamente en los medios urbano
y rural. Esbozó la teoría
de un ser nacional original y con cualidades propias, el gaucho.
La sociedad sui generis en que vivía había
producido este ser único, que estaba mucho más
cercano a la naturaleza que el hombre civilizado.
5. La novela del escritor
colombiano Jorge Isaacs, María, es el ejemplo
más puro de la literatura regionalista latinoamericana. A
través de la historia de amor entre María y
Efraín, el autor ahondó en la realidad
americana.
6. La obra se ha
relacionado con Chateaubriand, pero puede encontrarse
también en ella un sentimiento trágico de la
existencia que recuerda a Edgar Allan Poe.
La novela destaca por el sentimiento del paisaje, así como
por la calidad
artística de su prosa. Puede considerarse precursora de la
novela criollista de las décadas de 1920 y 1930.
7. María ha
sido la novela más popular, imitada y leída de
Latinoamérica sólo superada, según la
crítica, por Cien años de soledad, de
Gabriel García
Márquez.
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3. Anderson Enrique.
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La literatura Argentina de 1810 a 1879. 2007. Disponible en:
URL:http://www.monografias.com/trabajos/romanticismo/romanticismo.shtml.
10. Sánchez Luis Alberto. "Jorge Isaacs".
Escritores representativos de América. 3 vols.
Segunda edición. Madrid,
Gredos, 1963: p.132-146.
11. Sarmiento, Domingo Faustino. Facundo
Civilización y barbarie. Madrid, Cátedra,
1990.
CURRICULUM VITAE DEL AUTOR
Datos personales:
Nombres y Apellidos: Rolando José Ochoa
Torres
Fecha de Nacimiento: 23 de junio de 1978
Lugar: Holguín, Cuba
Estado Civil: Soltero
Estudios:
1. Licenciatura en
Comunicación Social. Sede Universitaria
" Felipe Poey" . Vedado. Municipio Plaza. Ciudad de La Habana.
Estudiante de 5to año.
2. Técnico Medio
Contador. Instituto Politécnico " Antonio Guiteras
Holmes" . Vedado. Municipio Plaza. Ciudad de La Habana. 2000 –
2003. Título expedido el 14 de febrero de 2003. Registrado
al tomo 135, folio 28, número 02-548 del Registro de
Títulos y Diplomas de la Dirección Provincial de Educación.
Indice Académico 97.
3. Técnico Medio
de Alemán. Escuela de Idiomas " Abraham Lincoln" .
Vedado. Municipio Plaza. Ciudad de La Habana. 1999 – 2001.
Título expedido el 2 de febrero de 2001. Registrado al
tomo 16, folio 01, número 00-254 del Registro de
Títulos y Diplomas de la Dirección Municipal de
Educación. Indice Académico 95.
4. Técnico Medio
de Inglés. Escuela de Idiomas " Abraham Lincoln" .
Vedado. Municipio Plaza. Ciudad de La Habana. 1997 – 1999.
Título expedido el 5 de febrero de 1999. Registrado al
tomo 14, folio 24, número 98-139 del Registro de
Títulos y Diplomas de la Dirección Municipal de
Educación. Indice Académico 100.
5. Bachiller.
Instituto Pre-Universitario " Rubén
Martínez Villena" . Municipio Playa. Ciudad de La
Habana. 1993 – 1996. Título de Bachiller expedido el 4 de
julio de 1996. Registrado al tomo 26, folio 94 No. 95-968 del
Registro de Títulos y Diplomas de la Dirección
Provincial de Educación. Indice Académico
90.3.
6. Diplomado en
Computación. Microsoft Windows 98,
Microsoft
Word, Microsoft
Excel y Microsoft Power Point.
Centro " Fray Bartolomé de las Casas" . Vedado. Municipio
Plaza. Ciudad de La Habana. Febrero – Junio 2000. Evaluación
satisfactoria.
Autor:
T.M. Rolando José Ochoa Torres
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