- Introducción
- El Derecho Natural
- En el drama de Sófocles: "El
grito de Antígona" - El hallazgo
del tó ti o esencia de las cosas - En las ideas de
Platón - En el
pensamiento de Aristóteles - En el
estoicismo - Conclusión
- Bibliografía
INTRODUCCIÓN
Hablar del Derecho
Natural es remontarnos en la noche de los tiempos, bucear en
el inconsciente colectivo y buscar los valores
ancestrales del hombre,
aquellas leyes no escritas
que determinaron reglas de conducta en las
primeras sociedades
humanas.
Pero, del estado–naturaleza, la
sociedad
humana fue evolucionando y surgió la necesidad de dictar
normas de
convivencia, así como sanciones para castigar su
incumplimiento. En fin, apareció el Derecho Positivo.
En el drama de Sófocles "El grito de Antígona" se advierte la
confrontación entre el Derecho Positivo
y el Derecho Natural de una manera tan nítida que nos
permite comprender la diferencia entre las leyes dictadas por la
sociedad humana, que se adecuan al tiempo y al
sistema de
gobierno
imperante, y aquellas que parecen estar ya implícitas en
la misma naturaleza del hombre, y que podemos identificar con la
conciencia del
bien y del mal, con las leyes perennes e inmutables dictadas por
el Creador.
Por ser aquellas leyes parte del ser natural, anteriores a la
existencia misma del Estado, se las conoce como Derecho Natural,
y muchas veces se confunden con lo que conocemos como Principios
Generales del Derecho.
Ahora bien, hablar del ser es adentrarnos en el campo de la
metafísica, en el cuestionamiento de lo que
es, de lo que debe ser, de la esencia de las cosas, y para
analizar estos puntos veremos en este modesto trabajo una
síntesis de lo que al respecto nos dicen
los sabios griegos y romanos.
I – CONCEPTO
El Derecho Natural en esencia constituye la propia
inspiración divina en la moral del
hombre para hacer o seguir el derecho. Es así como las
agrupaciones sociales distinguen entre las reglas de derecho,
reglas de la moral y reglas
de uso urbano. Para la civilización de Occidente, el
Derecho Natural también se conoce como iusnaturalismo o
Ius Naturale.
Toda persona adquiere
el Derecho Natural al nacer. Se trata de los derechos propios de un ser
humano que vive en una sociedad jurídicamente organizada.
Los derechos humanos
son universales, inalienables e incondicionales.
El iusnaturalismo (del latín ius, "derecho", y natura,
"naturaleza") es una corriente de la filosofía del Derecho que afirma que al
menos una parte de las normas convencionales del Derecho y la
moral está asentada en principios universales e
inmutables; estos conforman el Derecho Natural. El origen de los
principios del Derecho Natural, dependiendo del autor, es dado
por Dios, la Naturaleza o la Razón.
La expresión iusnaturalismo sostiene la existencia de
un sistema de ideas centrado en torno a la
afirmación del Derecho Natural. Es iusnaturalista quien
afirma el Derecho Natural. Hay épocas iusnaturalistas,
sistemas
filosóficos iusnaturalistas, etc.; es decir, épocas
en las que está más vigente la afirmación
del Derecho Natural, sistemas montados sobre el mismo y con la
misión
de fundamentarlo y justificarlo filosóficamente.
En la voz iusnaturalismo se sustantiviza la afirmación
de la idea del ius naturae, expresión usada por vez
primera por los juristas romanos, pero recogiendo una
tradición intelectual que proviene de la filosofía
helénica (singularmente Sócrates,
Platón
y Aristóteles, con su distinción del
nomoi dikaion, lo justo legal, y el fysei
dikaion, lo justo por naturaleza) y, concretamente, de la
filosofía estoica.
II – En el drama de Sófocles "El
grito de Antígona"
ARGUMENTO: Tras la muerte de los
hermanos Etéocles y Polínice, en Tebas reina
Creonte. El Rey prohíbe dar sepultura al cadáver de
Polínice. Su hermana Antígona, pese al decreto del
tirano, se propone ir a sepultarlo, pero es detenida y conducida
ante Creonte, quien la condena a muerte. Hemón, hijo del
Rey y prometido de Antígona, pide a su padre que derogue
la sentencia, mas este no accede. El joven va adonde ha sido
encerrada Antígona; cuando llega, esta se ha suicidado. El
adivino Tiresias anuncia a Creonte los tristes acontecimientos
que se avecinan, y el coro le exhorta a que rectifique su
sentencia, perdone a Antígona y dé sepultura a
Polínice. Creonte accede, pero es tarde, pues
Hemón, desesperado al encontrar muerta a Antígona,
se suicida a la vista de su padre. Un mensajero anuncia a la
reina Eurídice la muerte de
su hijo. Enloquecida por el dolor se hunde una espada y muere
increpando a Creonte por la muerte de su hijo. El tirano se ve
castigado, como lo dice el coro: "¡Qué tarde parece
que vienes a entender lo que es justicia! Hay
que ser sensato en las resoluciones y no violar las leyes
escritas, las leyes eternas".
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