LA PLACENTA
I.-Introducción
Aproximadamente diez días después de la
concepción, el futuro bebé, que en este momento se
denomina " blastocisto" , ya tiene grupos de
células
identificables que van a formar el bebé, y otras
células en la periferia que formarán la placenta
que le va a permitir implantarse en el interior del útero
(cavidad endometrial).
Desde este momento, la madre y el feto van a
iniciar una interrelación funcional a través de un
" órgano transitorio" : la placenta. Este órgano
toma su forma final aproximadamente al cuarto mes, aunque sufre
algunos cambios menores hasta el final del embarazo.
Todos los nutrientes y el oxígeno
llegan al feto, desde la madre, a través del cordón
umbilical (que esta definido a los 45 días de la
gestación) y gracias a la placenta va a permitir el
intercambio aunque no el paso libre de sustancias pues se
constituye en un filtro.
La placenta también realizará muchas funciones
metabólicas y catabólicas, así como la
producción de diversas hormonas.
Así pues, la placenta resulta indispensable e
insustituible para lograr el adecuado desarrollo y
crecimiento fetal que culminará en el nacimiento de un
bebé.
Al nacimiento del nuevo bebé, una vez producida la
expulsión del feto, se liga el cordón umbilical del
recién nacido separándolo para siempre de el
órgano a través del cual se relacionó con su
madre durante toda la gestación. El alumbramiento o
expulsión de la placenta, ocurre momentos después
con la salida de una masa carnosa de aspecto poco agradable, con
forma redonda, aplanada, de unos 15 cm de diámetro y cerca
de medio kilogramo de peso, con una coloración de tonos
cafés, rojos y azulados y envuelta por las membranas
fetales que protegieron al bebé durante 9 meses.
Resulta increíble tan sólo imaginar que este
pedazo de carne llamado placenta, del que es tan fácil
deshacerse, sea en realidad un laboratorio
que hizo funciones respiratorias, digestivas, excretoras,
endócrinas (hormonales) durante la etapa más
crítica
del desarrollo del ser humano, funciones todas, que
posteriormente requerirán de la actividad conjunta de
muchos órganos y sistemas
interrelacionados para mantener la vida extrauterina y
adulta.
Es tan increíble la función de
la placenta que aún en estos tiempos de bebés " de
probeta" no puede concebirse la vida humana sin ella y no se
prevé, siquiera, la posibilidad de sustituirla en el
laboratorio. Hoy día es posible realizar la fecundación fuera del cuerpo de la madre y
observar el desarrollo del huevo o cigoto durante los primeros
días en una caja de Petri pero el desarrollo y crecimiento
embrionario y fetal no pueden continuar si no se implanta en la
cavidad uterina de una mujer para que
pueda desarrollarse la placenta.
También se habla que la
clonación que ya se realiza en animales
podría realizarse en los humanos basados en el principio
de que toda célula
contiene el 100% de la información genética
del individuo,
llamada genoma. Pues aún en estos casos es necesario que
el " preembrión" así producido se implante en un
útero para que se desarrolle la placenta, sin la cual es
imposible el crecimiento y desarrollo del embrión.
Desarrollo de la
placenta
Su desarrollo se inicia pocas horas después de la
implantación en el útero, cuando grupos de
células del cigoto comienza a diferenciarse en
células del trofoblasto que formarán la
placenta.
Estas células trofoblásticas tienen un comportamiento
biológico único que asemeja un cáncer por su
capacidad de infiltrar o invadir el endometrio. El trofoblasto va
formando múltiples ramificaciones o arborescencias
llamadas vellosidades coriales que se infiltran en el endometrio.
Alrededor de cada una de estas vellosidades llegan las arterias
maternas y forman lagos sanguíneos que regresan por las
venas a la circulación materna.
Esto implica que la membrana que rodea las vellosidades
coriales (membrana placentaria) es el límite entre la
mamá y el bebé. La sangre materna
llega hasta los lagos sanguíneos que rodean las
vellosidades coriales pero nunca pasa al bebé. La sangre
del bebé circula por el cordón umbilical y llega a
la placenta, a sus vellosidades, en donde queda en contacto con
la sangre materna, sólo a través de la membrana
placentaria, que nunca
rebasa. La placenta humana
es " hemocorial" , esto quiere decir que las sangres materna y
fetal nunca se mezclan.
La superficie de contacto o comunicación entre la mamá y el
bebé no es de unos cuantos centímetros cuadrados
como aparenta la superficie placentaria sino que al extender los
millones de vellosidades coriales que la forman, resulta en una
superficie de contacto de kilómetros cuadrados.
La placenta queda firmemente adherida a la pared interna de la
cavidad uterina, mediante las vellosidades coriales que infiltran
el endometrio (recubrimiento interno del útero) sin llegar
hasta la pared muscular, en condiciones normales. A esta se le
conoce como cara materna.
La cara opuesta de la placenta o cara fetal está
cubierta por las membranas fetales o corioamnióticas que
son atravesadas por el cordón umbilical que al
término mide aproximadamente 50 cm siendo esto variable,
su diámetro es de 2.5 cm y tiene dos arterias umbilicales
y una vena.
Funciones de la
placenta
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