- La mujer, principal
víctima - Poder asimétrico
- La
violencia familiar en el Perú - Los
cambios en la normativa sobre violencia
familiar - Bibliografía
Los
malos tratos psíquicos representan un fenómeno
viejo, lo novedoso es su denuncia como problema
social.
El maltrato psicológico se basa
en comportamientos intencionados, ejecutados desde una
posición de poder y
encaminados a desvalorizar, producir daño
psíquico, destruir la autoestima y
reducir la confianza personal. Su
padecimiento lleva a la despersonalización, al mismo
tiempo que
genera dependencia de la persona que los
inflige. El maltratador se vale para ello de insultos,
acusaciones, amenazas, críticas destructivas, gritos,
manipulaciones, silencios, indiferencias y desprecios.
En la esfera de lo privado, aunque los
hombres también lo sufren, las mujeres son las
víctimas mayoritarias. Se produce asimismo en la
relación de los padres con los hijos, en la que se ha
detectado un incremento del maltrato de los hijos sobre sus
progenitores, consecuencia de una educación cada vez
más permisiva y del uso de la violencia en
los conflictos del
mundo de los adultos. En el ámbito público, el
maltrato psicológico está presente en el mundo
laboral y en
el escolar.
La mujer, principal
víctima
Los malos tratos psicológicos son
un fenómeno viejo. Lo que resulta novedoso es su denuncia
como problema social. Los sufren mujeres de todas las edades,
grupos
sociales y económicos, culturas y países. Su
gran incidencia, la gravedad de las secuelas, el alto coste
social y económico, y en especial la degradación
que produce la violación del derecho de las personas a ser
tratadas como tales y al respeto que
merece toda existencia humana los convierten en una
cuestión de gran relevancia pública.
No son tan visibles ni manifiestos como
los físicos. De hecho, en muchas ocasiones la propia
víctima no es consciente de ellos hasta que sufre una
agresión corporal, pero sus consecuencias pueden ser
más graves y duraderas en el TIEMPO.
Las agresiones continuadas, tanto
verbales como no verbales (el silencio, la indiferencia, los
gestos…), crean una reacción siniestra de
dependencia entre el maltratador y la víctima. Ambos
terminan necesitándose. La víctima porque sola
siente que no es nadie y el miedo y la angustia la paralizan, y
el maltratador porque se siente que es alguien a través de
la dominación que ejerce. La situación de
dependencia es tal que la víctima termina protegiendo y
disculpando al maltratador. Recorre hasta ahí un proceso
destructivo en el que va perdiendo la confianza en sí
misma y la capacidad de respuesta, se va anulando y va
interiorizando que de allí no se sale y abandona toda
esperanza.
PODER
ASIMÉTRICO
En la raíz de la violencia contra
las mujeres se evidencia la asimetría de poder que ha
propiciado el sistema
patriarcal y machista imperante, y que ha llevado a un abuso con
la parte más desfavorecida en este esquema, la mujer. Los
expertos inciden en no presentar el problema como si fuera
“de las mujeres”, ya que si bien son ellas quienes lo
sufren, se trata de una dificultad de las que los varones han de
ser conscientes y deben trabajar por superarla.
El psicoterapeuta Luis Bonino,
especialista hace más de tres lustros en masculinidad y
relaciones de género, ha
elaborado una clasificación que identifica conductas para
intentar conseguir la dominación, éstas se pueden
identificar en los siguientes:
·
La intimidación.
·
La toma repentina del mando: tomar
decisiones sin consultar, monopolizar.
·
La apelación al argumento de la
lógica
y la “razón” para imponer ideas o
elecciones.
·
La insistencia abusiva, a fin de obtener
por agotamiento lo que desea a cambio de un
poco de “paz”.
·
El uso expansivo del espacio
físico.
·
La maternalización de la mujer, es
decir, la creación de condiciones para que ésta
dé prioridad al cuidado de las otras
personas.
·
La manipulación emocional, que
genera en la mujer dudas sobre sí misma y propicia
sentimientos negativos y de dependencia.
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