Fundamentos para la utilización de la terminología anatómica (página 2)
En la última parte se hará referencia a
términos de uso habitual, fundamentalmente del aparato
musculoesquelético, de mayor uso en el quehacer
kinésico, enfrentando el termino antiguo con el que
sugiere la actualizada terminología
anatómica.
Terminología y
Nomenclatura
La palabra terminología puede
entenderse de diferentes maneras: en primer lugar, la
terminología es el conjunto de vocabulario especial de una
disciplina o
un ámbito de conocimiento;
en segundo lugar, la terminología puede entenderse como
una disciplina, que tiene por objeto la construcción de una teoría
de los términos, el estudio de los mismos, su
recopilación y sistematización en glosarios
especializados como las nomenclaturas. (2-5) (12)
(16).
El problema terminológico no es nuevo para
anatomía,
han transcurrido más de 100 años desde que se
inició un proceso que
busca la unificación de criterios a nivel internacional
(6), que consiste en priorizar un término sobre el resto
de equivalentes, mediante la elección de un término
único, como el aceptable para designar un solo concepto,
rechazando con esto los anteriores sinónimos.
(7)
Con este objetivo
surgen las nomenclaturas que son un tipo de
terminología aplicada a cosas naturales u objetos que
forman series más o menos homogéneas cuyas
denominaciones se crean conforme a reglas uniformes. Se crean con
el objetivo de reducir al máximo la Persidad
terminológica, escogiendo el término que posea
mayor fuerza
descriptiva, mayor simplicidad y especificidad. (1, 2,
5)
La construcción de estas nomenclaturas
médicas, así como de listas de términos y
glosarios normativos (aprobados por autoridades
científicas oficiales), que aspiran a lograr la
uniformidad terminológica en la denominación de
conceptos, parten de la idea que la variación es un
perjuicio para la
comunicación y de que es imprescindible establecer una
terminología única y aceptable para todos los
sectores implicados en la comunicación médica, como docentes,
investigadores, redactores, traductores, correctores, editores,
bibliotecarios y otros. (1, 2,8,9)
Autores, como A. Manuila y Persos expertos de la OMS,
consideran que la Persidad deja sumida a la terminología
en un estado de
“confusión” tal, que se convierte en un
obstáculo para el propio “progreso” de
la ciencia.
Hacen referencia estos autores que un término como
mielofibrosis tiene 12 sinónimos en inglés,
y el correspondiente en alemán posee 13, y en
francés existen 31 términos equivalentes del mismo.
Esta situación es calificada por dicho especialista como
de “desorden”, en la medida en que es un
obstáculo para la comparabilidad de los datos y el
almacenamiento y
recuperación de la información médica.
(9,10).
Antecedentes
Históricos
La evolución sufrida por el lenguaje
anatómico es el fiel reflejo de la experiencia
histórica de los pueblos y de su desarrollo
cultural. Sus cambios semánticos y ortográficos,
metáforas, mezclas
ling-ísticas, conflictos
nacionalistas y personalistas por la primacía en las
denominaciones, impropiedades léxicas, paronimias y
sinonimias, expresan esta rica Persidad. (8).
Es casi imposible sustraerse de estos puntos. Felipe
Mellizo expresa en “Literatura y
enfermedad”: El profesor de
anatomía nombraba en latín las partes, intrigantes,
magníficas, del cuerpo, y eso permitía, eso
permite, que todos comprendamos que allí no es sólo
anatomía lo que se explica, sino que se está
explicando también la historia de la cultura.
(8,11)
Como es sabido, durante la Antig-edad y la Baja Edad Media, la
lengua de la
Anatomía, como de toda la ciencia, era
el griego, y en menor medida el latín. A partir del siglo
XI, la presencia de los árabes en Europa
llevó a la realización de traducciones y
adaptaciones al latín de textos árabes que
contenían el lenguaje
clásico (latín). El desconocimiento de
terminología latina obligo a introducir por parte de los
traductores, términos árabes. Con la llegada del
Renacimiento se
llevo a cabo una restitución de los textos griegos y
latinos originales, recuperando la terminología
(6).
Los descubrimientos anatómicos posteriores, con
bases más sujetas a la experimentación y la
observación directa, traen como
consecuencia la aparición de neologismos, no siempre bien
construidos, además de numerosos epónimos (dar
nombre a una estructura con
el apellido o nombre del descubridor) con las consiguientes
pugnas en la autoría de los hallazgos anatómicos.
(8)
En este aspecto es sorprendente la riqueza
metafórica del léxico anatómico y con una
semánticas apegada a la realidad humana y a la vida
cotidiana: acetabulum designaba un recipiente para
contener vinagre; alveolus viene del latín
alveus ‘colmena’; amígdala
procede del griego amygdala ‘almendra’;
clítoris era para los griegos una colina o
pequeño promontorio; gínglimo procede del
griego ginglymós ‘gozne’. Inclusive
hay metáforas vegetales, animales,
geográficas o domésticas que revelan esta tendencia
tan humana expresada en el léxico anatómico,
estructuras
como “deltoides”,
“bipenado”, unipenado” dentro de
muchas más. (8).
Nomenclaturas
Anatómicas
Los primeros análisis con respecto a la
terminología se inician en 1887 en Leipzig, Alemania,
continuándose en el Reino Unido en 1894. Producto de
ésto y después de siglos de acumulación de
términos anatómicos se junta un grupo de
anatomistas alemanes (el líder
fue Wilhelm His) en Basilea en 1895 dando fruto
a la primera Nomenclatura
Anatómica Internacional con el nombre de
Nomina Anatómica; en
inglés suelen referirse a ella como Basle
Nomina Anatomica o
BNA (Nomenclatura Anatómica
[Internacional] de Basilea)(6). Fundamentalmente
trata de eliminar diferencias nacionales, en forma
honorífica mantiene el nombre de uno o más
científicos que hubiesen sido los primeros en describir
una estructura. En la práctica, sólo se impuso
entre los profesionales de habla alemana y en gran parte de
Norteamérica. (6).
Con anterioridad a la II Guerra Mundial,
se publicaron de forma casi simultánea una revisión
británica (The Birmingham Revision,
BR, en 1933) y otra alemana (Jenaer
Nomina Anatomica, JNA, en 1935) que vinieron a
complicar más aún la situación. De ellas, la
que alcanzó más importancia fue la alemana y
conocida en inglés como Jena Nomina
Anatomica
o JNA. (6)
En el V Congreso Federativo Internacional de
Anatomía que fue llevado a cabo en Oxford, Inglaterra, en
1950 y en un intento de uniformar la nomenclatura
anatómica, la Federación Internacional de
Asociaciones de Anatomistas (FIAA) creó un Comité
Internacional de Nomenclatura Anatómica que elaboró
una nueva nomenclatura latina internacional, aprobada en 1955 con
motivo del VI Congreso Federativo Internacional de
Anatomía, que se celebró en París, aparece
la Parisiensia Nomina Anatomica o, en
inglés, Paris Nomina Anatómica o
PNA (Nomenclatura Anatómica
[Internacional] de París). De hecho cuando se hace
referencia en los textos anatómicos de final del siglo XX
a la expresión Nomina
Anatómica a secas, casi siempre
hace referencia a esta Nomenclatura Anatómica de
París. En los congresos mundiales anatómicos de
Nueva York (1960), Wiesbaden (1965), Tokio (1975) y México
(1980) se efectuaron revisiones y nuevas ediciones a la nómina.
Lamentablemente las referencias para estas revisiones son muy
confusas ya que por ejemplo tras el congreso de Tokio, algunos
autores de lengua inglesa hablaban de Nomina
Anatomica 4th edition (o Paris
Nomina Anatomica 4th
edition), mientras que otros preferían hablar de
Tokyo Nomina Anatomica. Y eso sin tener
en cuenta las comunes confusiones con nuevas ediciones de
reimpresiones en los diferentes países. Una disputa en
1985 entre la FIAA y el Comité Internacional de
Nomenclatura Anatómica terminó con la ruptura de
relaciones entre ambos organismos en 1989, cuando el
Comité publicó la sexta edición
de los Nomina Anatómica sin someterla a
la aprobación del XIII Congreso Federativo Internacional
de Anatomía celebrado en Río de Janeiro. En agosto
de 1989, la FIAA decidió crear un nuevo Comité
Federal de Terminología Anatómica con el encargo de
elaborar una nueva nomenclatura anatómica internacional.
En Lisboa 1994 se incorpora el idioma ingles como valido dentro
de la terminología. Tras varias reuniones, el nuevo
Comité publicó en 1998 la nueva
Terminología Anatómica
(Terminología Anatómica Internacional), que hoy ha
sustituido a la Nomina
Anatómica como nomenclatura
anatómica oficial en todo el mundo. (6)
En la actualidad existe el Comité Internacional
Mundial que revisa la Terminología en Histología y Embriología, además de la
terminología Veterinaria.
Términos
Con el interés de
ejemplificar los cambios generados por la Terminología
Anatómica, haremos referencia a términos de uso
común en la jerga anatómica y clínica los
cuales deberían según la terminología
anatómica ser sustituidos:
Anatomía General
Partes del cuerpo
Extremidad superior cambiar por Miembro superior
Extremidad inferior cambiar por Miembro inferior
Cintura escapular cambiar por Cintura o
Cíngulo Pectoral
Términos descriptivos
Borde externo cambiar por Borde o Margen lateral
Borde interno cambiar por Borde o Margen medial
Sistema esquelético
Apófisis cambiar por Proceso
Escotadura cambiar por Incisura
Maxilar superior cambiar por Maxila – Maxilar
Maxilar inferior cambiar por Mandíbula
Agujero cambiar por Agujero o Foramen
Omoplato cambiar por Escápula
Cubito cambiar por Úlna
Peroné cambiar por Fibula
Rotula cambiar por Patela
Astrágalo cambiar por Talo
Escafoides Tarsiano cambiar por Navicular
Articulación tipo Diartrosis cambiar por Art.
Sinovial o Diartrosis
Articulación tipo Trocoide cambiar por
Articulación Pivote
Articulación tipo Ginglimo cambiar por
Articulación Bisagra
Articulación tipo Enartrosis cambiar por Art.
Enartrosis o Esferoidea
Articulación tipo artrodias cambiar por
Articulación plana
Músculos
Cubital Anterior cambiar por Flexor Ulnar del
Carpo
1er Radial cambiar por Extensor Radial largo del
Carpo
Supinador Largo cambiar por Braquiorradial
Extensor común de los dedos cambiar por
Extensor de los dedos
Recto interno cambiar por Grácil
Epónimos
Órgano de Corti cambiar por Órgano
espiral
Articulación de Chopart cambiar por Art.
transversa del tarso
Ligamento de Bertin cambiar por Ligamento
Iliofemoral
Fondo de Douglas cambiar por
Excavación recto uterina orectovesical
Nódulo de Aschoff-Tawara cambiar
por Nodo atrioventricular
Nódulo de Keith-Flack cambiar por
Nodo sinoatrial
Trompa de Falopio cambiar por Tuba
uterina
Trompa de Eustaquio cambiar por Tuba
auditiva
Conducto de Guyon cambiar por Canal
ulnar
Canal de Hunter cambiar por Canal
aductor
Articulación y ligamento de Lisfranc Art.
y Lig. Tarsometatarsal
Cápsula de Malpighi cambiar
por Cápsula Esplénica (del bazo)
Esfínter de Oddi cambiar
por Esfínter de la ampolla
Hepatopancreática
Surco de Rolando cambiar por Surco central
Surco de Silvio cambiar por Surco Lateral
Ampolla de Vater cambiar por Ampolla
Hepatopancreática
Senos de Valsalva cambiar por Senos de la aorta
Ligamento de Wrisberg cambiar por Lig. Meniscofemoral
posterior
Huesos wormianos cambiar por Huesos
suturales
Consideraciones
Finales
Hay que estar consciente de que, en países como
Francia y
España,
países de los cuales recibimos mucha bibliografía clínica
la nomenclatura anatómica internacional no ha conseguido
desplazar aún a la nomenclatura anatómica
tradicional. Así, por ejemplo, el término
internacional fibula para los españoles, sigue
siendo ‘peroné’; El músculo
Braquiorradial (musculus brachio radialis del
latín) es ‘músculo supinador
largo’; la arteria Carótida Común
(arteria carotis communis) es ‘arteria
carótida primitiva’; líquido cerebro espinal
(liquor cerebrospinalis) es ‘líquido
cefalorraquídeo’; Nervio fibular común
(nervus fibularis communis) es ‘nervio
ciático poplíteo externo’ y Linfonodos
(nodus lymphaticus) es ‘ganglio
linfático’.(8)
Es loable el esfuerzo que se hace a favor de una
terminología universal, es el caso reciente de la cumbre
de Terminología en el año 2002 en la que
representantes de instituciones,
organismos y redes de terminología
de distinta índole, dieron fruto a la declaración
de Bruselas, solicitando a los estados y organismos
internacionales que en el marco de su política
ling-ística apoyen la creación de estructuras
básicas de terminología, promuevan el desarrollo y
la actualización de los recursos
terminológicos, así como el acceso gratuito a las
terminologías y en particular a aquella utilizada en los
documentos
oficiales de los gobiernos e instituciones
internacionales.
Si bien esto esta enfocado a políticas
gubernamentales y de las tecnologías de la
información se observa la tendencia actual a los consensos
ling-ísticos. En efecto, el conocimiento y empleo de las
terminologías científicas tiene un impacto
importante y creciente en el mundo globalizado, en el que las
comunicaciones
entre especialistas y usuarios procedentes de comunidades
ling-ísticas Persas se han vuelto una necesidad imperiosa.
(13,15)
Conclusiones
Así a 110 años de esfuerzo por unificar
internacionalmente los términos usados en Anatomía
exhortamos a alumnos, docentes y clínicos a usar la
Terminología Anatómica, con lo que
evitaríamos, ese estado de “confusión”,
que se convierte en un obstáculo para el progreso de la
ciencia.
El estudio de los procesos y
antecedentes históricos nos aportan datos valiosos; una
estructura habla de sí misma producto de su historia
terminológíca. Ortega y Gasset consideraba a las
palabras como “algos humanos vivientes”, de
ahí que afirmara que “cada palabra reclama una
biografía”.
En una sociedad como
la nuestra, que no siempre es capaz de reconocer que la
investigación humanística exige el mismo rigor
y profesionalidad que la investigación científica, hay que
valorar los esfuerzos tendientes a consensuar las dos disciplinas
y pensando siempre en el fortalecimiento de la Anatomía
como ciencia fundamental y pilar del conocimiento de los
profesionales de ciencias
biomédicas.
Bibliografía
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Panace. 2001; vol. 2 (4):40-48.
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académica del Colegio de Traductores Públicos de la
Ciudad de Buenos Aires.
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(4) Cabré, M.T. Hacia una
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1999.p. 129-150
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algunos elementos de futuro. Debate
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www.riterm.net/revista/n_1/cabre.pdf
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1998.
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Introducción a la teoría de la
terminología y a la lexicografía
terminológica. Barcelona: IULA; 1998.
(8) Díaz Rojo, J., Juan
José Barcia Goyanes (1901-2003), estudioso de la historia
del lenguaje anatómico. Panace. 2003; Vol.4 ,
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Terminology. Basilea: Karger; 1981.
(10) Stewart WH. Towards uniformity in
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Barcelona: Plaza y Janés; 1979.
(12) Temmerman, R. Towards new ways of
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Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins; 2000.
(13) Schnell B., Rodriguez N., La
terminología: nuevas perspectivas y futuros horizontes.
ACTA. 2008. Disponible en: www.acta.es
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Anatomica: new terminology for the new anatomist. Anat Rec (New
Anat.) 1999; 257: 50-53.
(15) Rosse C, Terminologia Anatomica;
Considered from the Perspective of Next-Generation Knowledge
Sources. Clin Anat. 2001;14(2):120-33
(16) Weissenhofer, P. Conceptology in
Terminology Theory, Semantics and Word
Formation. Viena: TermNet.,1995.
Figura 1. Una página selecionada
de la Terminologia Anatomica ilustrando la
organización jerárquica que tiene el libro.
Nótese la columna izquierda que indica el código
de cada estructura.
Agradecimientos
Se agradece la exhaustiva revisión, comentarios y
aportes del Profesor Dr. Alberto Rodríguez Torres, de la
Facultad de Medicina de la
Universidad de
Chile.
Autor:
Cristián Uribe
Vásquez
Kinesiólogo, Magíster Anatomía Humana
Docente, Universidad Andrés Bello
Rodolfo Sanzana Cuche
Kinesiólogo, Magíster © Morfología
Humana
Docente, Universidad de Chile
Dirección para correspondencia
Cristián Uribe V.
Departamento Morfología
Universidad Andrés
Bello, República 252 Santiago-Chile
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