INTRODUCCIÓN
Por productos
naturales entendemos las moléculas de la naturaleza.
Obviamente, toda la vida está hecha con moléculas
tales como proteínas,
ácidos
nucleicos, etc. y otras como la adrenalina o epinefrina. La
adrenalina es una hormona humana que se produce en momentos de
stress y que
aumenta la presión
sanguínea y el ritmo cardíaco en determinadas
situaciones como las peleas y los vuelos
aéreos.
A los productos naturales pertenecen también
alcaloides como la coniina, la molécula de la cicuta que
mató a Sócrates,
y terpenos como la tujona que es la toxina del ajenjo que
mató a varios artistas en Paris. También existen
productos naturales, tal como el colesterol, que pueden causar
innumerables daños a través de enfermedades
cardíacas pero que por otra parte es un componente vital
de las paredes celulares, y el policétido tromboxano, un
compuesto fundamental para el proceso de
coagulación de la sangre.
Así encontraremos entre ellos una gran variedad
estructural que va desde el producto
natural más pequeño, el óxido nítrico
(NO) (que actúa como vasodilatador entre otras funciones) hasta
el más grande, el policétido brevetoxina, un
producto de algas rojas, que aparece de tiempo en
tiempo en las aguas costeras y que mata el pescado y todo
aquél que lo come. Muchos productos naturales son la
fuente de importantes drogas que
sirven para salvar vidas, como por ejemplo la penicilina, una
familia de
metabolitos con estructuras de
aminoácidos.
Las reacciones
químicas comunes a todos los seres vivos implican los
metabolitos primarios de los cuatro grandes compuestos esenciales
para la vida: carbohidratos,
lípidos,
proteínas y ácidos nucleicos. Hay sin embargo,
otros compuestos que no son vitales pero que usualmente ayudan a
la supervivencia, estos son los metabolitos secundarios. La
exploración de los compuestos producidos por el metabolismo
secundario de plantas,
microorganismos, hongos, insectos,
mamíferos y otros tipos de seres vivos
comenzó hace mucho tiempo. Así se encontró
una gran riqueza de variedad de estructuras y por ello es
imprescindible una adecuada clasificación de los productos
naturales.
El empleo de las
plantas
medicinales con fines curativos es una práctica que se
ha utilizado desde tiempo inmemorial. Durante mucho tiempo los
remedios naturales, y sobre todo las plantas medicinales, fueron
el principal e incluso el único recurso de que
disponían los "médicos" de esas épocas. Esto
hizo que se profundizara en el
conocimiento de las especies vegetales que poseen propiedades
medicinales y ampliar su experiencia en el empleo de los
productos que de ellas se extraen.
La fitoterapia, nombre que se aplica al uso medicinal de
las plantas, nunca ha dejado de tener vigencia. Muchas de las
especies vegetales utilizadas por sus virtudes curativas entre
los antiguos egipcios, griegos y romanos pasaron a formar parte
de la farmacopea medieval, que más tarde se vio
enriquecida por el aporte de los conocimientos del Nuevo Mundo.
Dichas plantas medicinales y los remedios que entonces utilizaban
se siguen usando hoy en día.
A principio de este siglo, el desarrollo de
la química y
el descubrimiento de complejos procesos de
síntesis orgánica desembocaron en la
puesta en marcha, por parte de la industria
farmacéutica, de una nueva producción de medicamentos. Para la
fabricación de muchos de ellos utilizaron los principios
activos de
determinadas plantas medicinales, creyendo que las acciones
imputables a dichas sustancias, se verían incrementadas,
al poder realizar
terapias donde la cantidad de principio activo es superior al que
posee la planta. Nada más lejos de la realidad, ya que se
comprobó que las propiedades de dichas sustancias, eran
menos eficaces y existía peligro de producir intoxicaciones
e intolerancias, cosa que no ocurría con la
utilización de la planta entera.
No debemos olvidar que los remedios a base de plantas
medicinales presentan una inmensa ventaja con respecto a los
tratamientos químicos. En las plantas los principios
activos se hallan siempre biológicamente equilibrados por
la presencia de sustancias complementarias, que van a potenciarse
entre si, de forma que en general no se acumulan en el organismo,
y sus efectos indeseables están limitados. Sin embargo, a
pesar de que han aumentado las investigaciones y
estudios científicos de las plantas medicinales,
todavía no se conocen muchos de los principios activos a
los que deben las plantas sus extraordinarias
cualidades.
Cuando la medicina
tradicional no logra obtener resultados frente a una enfermedad
determinada, muchos pacientes y sus familiares recurren al
auxilio de otros remedios.
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