Martí, hoy y siempre. Las relaciones internacionales en el pensamiento martiano (página 2)
En la antológica "Nuestra América", Martí
se concreta, a mi modo de ver, en los fenómenos de
conquista, dominación y explotación en el terreno
de las ideas, ¿cómo? pues basados estos en la
traspolación de formas e ideologías extranjeras a
nuestros países. Expresa que se deben enseñar
más las verdades históricas de nuestros pueblos que
unas verdades importadas. Las primeras, indispensables para el
desarrollo de América, desde sus raíces y en sus
verdaderas formas. Para nada niega lo importante que es el
conocimiento universal, como hoy no podemos negar las ventajas
que se pueden encontrar en la globalización; pero, para
llegar a él se debe tomar como centro y punto de partida
el conocimiento de nuestras verdaderas formas.
Por otro lado, Martí expresa que al hablar de
América se habla de hombre natural. Un hombre bueno que
es, por su condición de natural, por lo que ha podido
vencer a las falsas erudiciones pero que a la vez defiende a la
fuerza su cultura. Expresa en forma puntual la discrepancia que
existía entre lo naturalmente creado y lo implantado desde
afuera.
Más adelante, José Martí declara muy bien
lo que se identifica como problema en América. Las formas
de organizar la nueva América (libre) no era en sí
ya un problema, esto simplemente debía ser consecuencia de
un cambio de espíritu, un cambio de pensamiento que
llevara a conformar y a sustanciar en los pueblos su identidad
nacional. Plantea que el pensamiento e identidad americanos
está lleno de influencias, pues se debaten en una mezcla
de dimensiones.
Otro elemento de igual significación en el pensamiento
del Héroe Nacional y de actualidad en el mundo es el tema
de la integración entre naciones, hoy establecida
mayormente con fines económicos- no siendo así,
desafortunadamente, con lo relativo a la cooperación
social o ambiental-, llega a ser una problemática
discutida y revalorada en muchas aristas. En el contexto
latinoamericano se proyecta el modelo de la integración
como modelo progresista, cooperativo y basamento de un desarrollo
alternativo opuesto a las relaciones económicas
internacionales desiguales.
Cuando se habla sobre una teoría histórica a la
integración latinoamericana es imperdonable olvidar la
proyección latinoamericanista e independentista de
pensadores como Martí.
Ya en época tan lejana a nosotros Martí plantea
la integración de los países americanos, basada en
el profundo conocimiento de nuestras culturas, como la
solución: "Injértense en nuestras
repúblicas el mundo– dirá- pero el tronco ha
de ser el de nuestras repúblicas", especialmente en su
lucha contra "el gigante de siete leguas", los Estados
Unidos de América, y lo que promovían en el
mundo.
Relacionado con los procesos de integración en nuestro
continente, prosigue con un mensaje optimista que resurge al
igual que antes como divisa de nuestras naciones: "… pero el
pensamiento empieza a ser de América. Los jóvenes
de América se ponen la camisa al codo, hunden la mano en
la masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que
se imita demasiado, y que la solución está en
crear. Crear es la palabra de pase de esta
generación".
En el momento en que se piensa que el proceso cubano
propone elementos interesantes para las relaciones
internacionales del mundo, para que prime las relaciones
pacíficas y de hermandad, se me antoja acotar los
vínculos ineludibles de esta propuesta con el pensamiento
martiano. Primeramente, la relación internacional vista
desde una perspectiva de paz y entendimiento.
En el ambiente de las relaciones internacionales, el
mundo se encuentra en una etapa guerrerista y particularmente
después del 11 de septiembre del 2001, cuando una potencia
hegemónica, actor fundamental del comercio y la
política mundial, fue atacada. Desde ese momento, las
escenas de bombas, tiroteos y acciones terroristas están a
la orden del día.
La condición de abanderado de la paz en
José Martí fue consecuencia obligada de su postura
política tanto como de su condición humana, llena
de valores éticos y morales.
La paz era para Martí el clima de todas las
superaciones benéficas del individuo y de la colectividad,
el grado de justicia que el hombre y el pueblo necesitaban y
merecían.
Desaprueba el Apóstol los procesos de
integración con intereses bélicos y absurdos,
cuando declara:
"Ni unión de América contra Europa, ni
con Europa contra un pueblo de América. El caso
geográfico de vivir juntos en América no obliga,
sino en la mente de algún candidato a bachiller, a
unión políticaဦ La
unión con el mundo, y no con una parte de él; no
con una parte de él contra otra. Si algún oficio
tiene la familia de las repúblicas de América, no
es el de ir de arria de una de ellas contra las republicas
futuras".
"Ni se prepara la paz del mundo armando un continente
contra las naciones que han dado vida y mantiene con sus compras
a la mayor parte de los países de
él".
¿No resultan extremadamente interesantes estas
ideas? ¿Acaso muchos de los hijos de nuestras naciones
latinoamericanas no enrolan hoy las filas que atacan a
países, bajo supuestas razones antiterroristas, cuando es
visible otra intención?
"El porvenir es la paz" es una sentencia martiana
de extrema vigencia y único modo de resolver muchas de las
problemáticas que hoy atañen al campo de estudio de
las relaciones internacionales. Pero la paz verdadera, sin dobles
raseros, y que no sea pretexto para apoderarse de recursos o
bienes económicos.
El antiimperialismo, es otra dimensión que en
nuestras relaciones internacionales con otros países ha
sabido crecerse y desarrollarse con los años, a
través de la acción y el pensamiento de muchos que,
como Martí, alcanzaron esta visión amplísima
de crítica a la fase superior del capitalismo.
Cuando Martí expresa: "Y Cuba debe ser libre
-de España y de los Estados Unidos", se constata que
el ideal, la aspiración suprema de su lucha, era una doble
conquista antiimperialista: contra el imperio español en
ruinas y contra el naciente imperio norteamericano. El
antiimperialismo tiene en nuestra patria y en nuestra
proyección internacional, su primer heraldo y defensor en
el pensamiento, la palabra, la pluma y la acción de
Martí.
Y en este momento nuestra política de relaciones
internacionales también esgrime a la solidaridad
como motor dinamizador de espíritus y conciencias
para la solución de problemas nacionales e
internacionales. En la ideología martiana se descubre esta
arista al citar, por ejemplo, la libertad de Puerto Rico, y no
dejar en manos de España esa tierra antillana y en peligro
inminente de caer en poder de Norteamérica.
Martí en su visión de preclaro estadista,
conjeturó lo que las Antillas, representarían en el
futuro político y económico de la América
hispana y los gravísimos peligros que para la libertad de
sus pueblos constituiría el imperialismo
yanqui.
Todo ello lo encontramos en El Tercer Año
del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la
Revolución y el deber de Cuba en América,
de 1894, donde comenta acerca de la apertura del Canal de
Panamá, la situación de Las Antillas, de Cuba y
Puerto Rico y afirma:
"No son meramente dos islas floridas, de elementos
aún disociados, lo que vamos a sacar a luz, sino a
salvarlas y servirlas de manera que la composición
hábil y viril de sus factores presentes, menos apartados
que los de las sociedades rencorosas y hambrientas europeas,
aseguren frente a la codicia posible de un vecino fuerte y
desigual, la independencia del archipiélago feliz que la
naturaleza puso en el nudo del mundo y que la historia abre a la
libertad en el instante en que los continentes se preparan, por
la tierra abierta, a la entrevista y al abrazo".
Los valores que trasmite el pensamiento martiano entorno
a las relaciones internacionales, aun hoy nos sorprenden. Poseen
todos, incalculable pertinencia en el siglo XXI. El amor a la
humanidad y la esperanza en el mejoramiento de esta, la ayuda
entre todos y para el bien de todos para tener un mundo de paz,
son divisas que las generaciones contemporáneas debemos
portar en la proyección nacional e internacional. Ya hemos
andado un poco, falta mucho todavía. Estudiar a
profundidad el pensamiento martiano brinda una óptica de
inobjetable y válida utilidad.
CONCLUSIONES
Para entender la relaciones entre las naciones de hoy, y
tener una guía para hacer de estas un intercambio
realmente provechoso, para que los actores de estas relaciones
puedan seguir propósitos mundialmente útiles y
sostenibles al mundo en cuanto a integración, unidad,
respeto a la autoctonía, se debe mirar a Martí y lo
que hoy proporciona a Cuba, al continente y al mundo.
El presente escrito trata de sintetizar las ideas
martianas más afines con el tema de las relaciones
internacionales y la vigencia en el mundo del siglo XXI.
Qué otro análisis sino el que resuelve que el
pensamiento martiano debe capitanear esta nave global para no
hundirnos en un mundo de relaciones internacionales
despóticas e irrefrenables.
Las ideas de integración, solidaridad,
antiimperialismo, paz, fueron elementos dispersos en cada texto
martiano y que tributan al conocimiento verdadero de las
relaciones internacionales actuales. Estudiar y recopilar cada
idea es tarea de primer orden, porque Martí vive
hoyဦy siempre.
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de la Frontera Norte; Plaza y Valdés.
México.
Autoras:
Lic. Zenia Díaz
Hernández
(Profesora de Cultura Cubana y Pensamiento Cultural
Cubano. UPR)
Lic. Yahíma Gómez Pozo
(Profesora de Historia de la Filosofía y
Filosofía y Sociedad. UPR)
Ambas autoras son graduadas de Licenciatura en Estudios
Socioculturales en la Universidad "Hermanos Saíz Montes de
Oca" de Pinar del Río, Cuba y se encuentran cursando la
Maestría en Desarrollo Social de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)
Mayo 2007
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