Por la teología deberían conocerse las
leyes divinas y los atributos del ser increado; pero esto,
sólo puede ser el juicio de la razón.
Hay aún la doctrina teosófica, que quiere
decir Dios y sabiduría; pero ésta, como la
teosofía, serán aquí juzgadas severamente,
según las tendencias que las dos persiguen, y se
hará filosóficamente, por la fisiología, la
fisiognosia, la etnología y la ética, basadas en la
ley del espíritu su procedencia.
Puede haber y hay errores de concepto en todas las
filosofías de los hombres; pero como estás
están expuestas a la crítica y al escalpelo de la
razón, aunque puede ser y son muchas de ellas
absurdas, siempre dieron su rayo de luz progresiva y se
saludan y se pasan a la historia, agradeciéndoles
el bien que hicieron y no se condenan,
porque entre mucha hojarasca, dieron algunos frutos de provecho y
no fue suya la culpa de no dar más y mayores; la culpa fue
de las teologías y aún de la
teosofía, que no reconocieron en sus principios la
vida y su acción únicamente continuada por el
espíritu ni tampoco por aquellas ciencias, ya que los
hombres, ya como espíritus que son los hombres, ni
tuvieron tampoco el metro para medir el etnicismo en cada
hombre.
Cuando se examinaron las religiones, en el estudio de su
moral se vio su fin y en la ética resultaron condenadas;
no entre ellas ni la tienen, ningún atenuante y se
vió que no son cosa como entidad;
pero eran todas las cosas en el absurdo de sus dogmas y la
consagración de divinas que les dieron sus hombres; por lo
que, las religiones sin ser cosas dominaron el mundo que es
cosa, por el dogma
Los directores de las religiones, amalgamando los
principios sanos con el lodo de las concupiscencias, hicieron las
teologías, en la que aceptaron la revelación; bueno
era eso, pues la revelación existe desde que el hombre
entra en los mundos. Pero un principio racional muy conocido, de
que "por el fruto conocerás el árbol", y una
pregunta de Jesús: ¿Puede dar higos la
cambronera? (árbol espinoso y rustico), pone en el
camino, para saber, quién puede
revelar a quién.
De todo el estudio hecho en el corazón de los
hombres para que se conozcan a sí mismo, en los tres
reinos de la naturaleza, en sus leyes y en las leyes del
espíritu y dentro del centro vibratorio de donde parte la
vida hasta el infinito, sólo se ve correspondencia
nuestra por sus grados de progreso; y
nada hay que rompa esa armonía, más que un solo
acto y por una sola vez en cada mundo de 4º grado como la
tierra. Ese acto es la liquidación de cuentas y el juicio
de mayorías, en la cual, la revelación de los
maestros llega a los tiznados del mundo que se juzga, que es lo
mismo que entrar un juez en la capilla de un reo, que lo hace,
sólo para leerle la conciencia.
Al llegar el juicio, el Espíritu de Verdad o
Maestro superior del plano, llama, rasga las brumas por donde ha
de entrar en el mundo enjuiciado y viene a los que ya se
encuentran para recibirle, que han de ser afines, además
de que se encuentren en el paralelo adecuado de la ley; y sino,
no llegaría hasta ese
lugar, porque es contra la de las armonías
lugar
Fijando un punto más, ¿puede el pez vivir
en el aire? ¿Puede el ave vivir dentro del océano?
No puede, no es su ambiente para desarrollarse desde su
iniciación hasta su plenitud, y siempre, y sino, no puede
vivir. Para vivir, las golondrinas emigran en cada temporada,
buscando su ambiente, y cada ser se hace el ambiente moral y
social, para vivir la vida que necesita.
Así son también los espíritus,
únicos que tienen vida racional y dan la vida animada a
los cuerpos, porque esto, es sólo atributo del
espíritu; que si es del Creador la vida universal y su
pensamiento eterno, la manifestación de la vida en formas,
es del espíritu, porque él es la voluntad del
creador y ésa es su ley inmutable, eternamente. Esto es
filosofía austera. La teología hace ver que sale
del atolladero (según el dogma católico) diciendo
que Dios es todopoderoso y hace
cuanto quiere, pero da como artículo de fe,
una madre virgen, un dios-hombre y el perdón de los
pecados. Todo esto es contra la ley divina e inmutable que es,
ser madre por obra de varón, porque la
procreación es ley entregada al hombre; y no la puede
el Creador variar sin extinguir el Universo, ni tener hijos
dioses, sino hijos de su misma substancia; y estos son, hasta los
que hacen los absurdos y perdonan los pecados, que
tampoco la ley los perdona,
sino cuando el hombre que dañó a otro le paga en
buena moneda; es decir, el que mata, ha de dar al muerto vida
nueva en otro hijo; y el que odia ha de amar al odiado; entonces
llega el perdón y no antes porque el Creador quiera; esto
sería parcialidad y, su tributo es
la justicia.
La teología dogmática es contra la
razón, porque exige fe ciega; ésta no se
puede exigir sino cuando uno se convence de la verdad, razonada y
fundamentada por el sentimiento, porque entonces
demostrará la fe por sus
obras, que es fe viva en tanto que, creer
en Dios y odiar al hombre es ser transgresores de la ley
de amor; y como el hombre representa el Universo, material y
espiritualmente y entre todos los seres racionales representan la
unidad del Creador y éste no necesita nada de los
hombres para su grandeza, quiere decir lógicamente
que, la ley es amarse los hombres sin distingos, sin
categorías y sin desigualdades; para lo que la
ley se muestra a todos inexorable, sin mirar si uno es rey o
labriego, sabio o ignorante en la apariencia. La teología,
que hace santos a unos y condena a otros, es injusta y no
puede ser revelada por espíritus de amor y justicia;
sólo puede hacerlo otros errados, como los teólogos
que escriben esas teologías.
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