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Palabras desde una ventana (página 2)




Enviado por orlanbia



Partes: 1, 2

para que ella se alimente

de tu néctar-leche.

Para que ella descubra

los perfumes de los sueños

los colores de la
vida.

Y tú, como una flor,

le mostrarás que hay

flores con espinas,

y espinas que ante el suave roce

se tornan pétalos,

que las imágenes
que nos rodean

pueden ser bellas,

pero en la belleza puede haber dolor

y que el dolor

como las tormentas pasan

para que después

nazca de nuevo la flor.

Y lo más hermoso,

le enseñarás a abrir sus alas

para que aprenda volar,

para que un día,

como todos los días,

construya su propio refugio

y ella también se transforme

en Flor.

Un nuevo
poema

Primero fue el grito,

un aullido

lastimero de dolor,

después el silencio

de la noche sin luna.

Cómo penetrar en él

sin perturbar la profundidad

del espacio creado;

caminé vacilante

como tratando de adivinar

el próximo paso

el próximo crujido,

el nuevo olor.

No se puede ser sol

cuando se busca la luna.

Entrecerré los ojos,

respiré profundo,

una imagen
surgió,

luego otra y otra,

el espacio se fue poblando

de imágenes etéreas,

de todas ellas

tenía que formar una,

síntesis y contenido,

figura y sentido;

y la luna salió

y después fue sol.

Tomé la lapicera

Un nuevo poema surgió.

La mejor
flor de tu jardín

Para Shesada

En la distancia y en el tiempo

de tu vientre creciendo,

a la mujer con
manantiales

en sus senos.

¿Cuántos sueños, cuántos
miedos?

Y la dicha abrió los ojos,

con fuerza, con
dolor,

trajiste una esperanza

arropada en la suave piel

de una niña.

Trajiste un mañana

de sol en los ojos,

en los tuyos y en los de ella,

trajiste ilusiones, alegrías,

pero…

también trajiste

noches de tormenta

viento y tempestad,

lágrimas por amores perdidos,

dolores por desencuentros….

No te asustes,

ya los has vivido,

ese es el camino

mostrarle que la vida es tiempo

y cada momento es un recuerdo

y que las lágrimas son

para que nos crezcan

jardines en el corazón,

jardines que nos alegran el alma

como ella que es

la mejor flor de tu jardín.

Menta-Miel

La calle era un mundo de gente,

ella trataba de no pensar

que desde hace unos meses,

se levantaba sola a desayunar.

Él iba cantando, tararear

le ayudaba a no recordar

que la suerte nunca lo había saludado.

ella iba al banco a pagar
impuestos,

él iba al banco a pagar una deuda

del cual era garante.

La cola era larga,

una multitud se quejaba.

Ella miró la larga cola,

él miró la larga cola

y en un punto del vacío

sus miradas se encontraron.

Ella sintió que, los ojos miel de él

le endulzaban el alma,

él sintió que los ojos esmeralda de ella

le devolvían la esperanza.

Se estremecieron, un escalofrío

les recorrió la columna

y todo el mundo fue sombra gris,

solo quedó,

menta-miel, menta-miel.

Ella pensó en decirle,

"déjame calmar la amargura

de mi corazón

en la miel de tus ojos".

El se acordó de un cuento de
García Márquez

una naranja dulce por fuera

con corazón de esmeralda.

Se miraron mientras la cola avanzaba,

ya no importaba.

Se amaron en silencio,

profundamente.

Ella, sonrió; él, se sonrojó,

y sin querer romper la magia

del encuentro, ella se marchó.

Ya no le importaban los impuestos,

no le importaba más nada,

había descubierto que, él que se fue,

no le llevó su corazón;

él la vio marcharse,

y se dio cuenta que, por primera vez

la suerte le había hecho un guiño de amor.

Nunca se hablaron,

nunca se conocieron,

no supieron sus nombres,

ni siquiera… rozaron sus dedos,

sin embargo, fue la historia de amor más
profunda

que alguna vez existió.

Ella, Él,
Ellos

(o viceversa, o no, o como quieran)

Para

Jorge Schusseim y Lía Jelín

Con toda mi admiración y
cariño

Ella

Clavel del aire, recorriendo
el espacio

en busca de tus orígenes, de tus raíces.

Aprendiste el leguaje del cuerpo.

Torre de Babel hecha de distancias

en tu mente los idiomas se confundían
arremolinados,

idish – español;
idish – italiano; idish – idish.

Y el lenguaje
universal

fue la expresión corporal.

Como Campanita buscando su Peter Pan

aprendiste a sacar el alma de juego,

o el juego del alma en cada uno de tus actos.

Y jugando al juego de jugar

creabas mundos imaginarios donde amar.

Y creciste soñando y creciste volando,

siempre con el rumbo fijo, y la voluntad firme.

Siempre tratando de encontrar en la piel los
afectos.

Y creciste volando y creciste soñando

siempre en busca de la libertad.

Él

Nació entre el estigma marcial de la Bielorrusia,

y el sentido de humor de los judíos,

(no pudo más que hacer humor en serio).

Creció en Argentina tierra
más cambalachera no hay;

de toda esa mezcla de razas, sentidos y cultura

(no pudo más que ser ecléctico).

Se dio cuenta que la lengua servia
para muchas cosas,

no solo hablar, sino también cantar,

(años después le encontró otra utilidad).

Se dedicó como un Leonardo del renacimiento

a bucear por todo lo que era humano,

(todo lo que era humano en el sentido judío).

Música, comer, publicidad,
comer

teatro, restauran, canciones, restauran

(le aburre estar dos veces en el mismo lugar).

Explorador del alma, amante de la libertad sin límites,

quería conocer todo de todo, nada de nada le era
ajeno

(terminó conociendo algo de todo y se cansa de
nada).

Verborrágico, enérgico, distraído,
desorganizado,

se involucra en cuanta causa perdida en aras de la
libertad

(libertad como en los años sesenta era entendida)

y como es libre, así vive la amistad,

sin límites, sin reglas, ni condiciones,

(por eso lo considero, un amigo de verdad).

Ellos

Él disfrutaba haciendo que las voces

se transformen en coros celestiales.

Ella enseñaba que la poesía
no sólo son palabras,

también con el cuerpo se pueden redactar.

En el medio de una escalera se encontraron

uno iba para arriba, otro para abajo o viceversa,

se miraron, fue un instante, en un segundo comprendieron,

que toda su vida iban a estar juntos en la misma escalera,

toda su vida caminando en distintos sentidos.

Los sesenta los juntó en el arte,

los unió en la libertad

y les regalo el estigma de ser contestatarios.

Él escribió canciones, guiones, recetas de
cocina,

Ella creó movimiento,
personajes , teatro,

Y de puro amor pasaron años difíciles,

Y de puro amor tuvieron un hijo.

Y de puro amor siguen en la misma escalera,

Y de puro amor caminando en distintos sentidos.

Pájaro
Herido

Soy un pájaro herido,

que intentó volar

en el cielo de tus pupilas,

y se quedó varado

en la playa de tus ojos;

contemplando ese azul,

como contempló

una puesta de sol

en las playas de la isla de Pascua;

al Arco Iris que juega en los corales

de la gran barrera australiana;

al turquesa de los atolones

en la Polinesia.

Y como en un Aleph, en tu pupila,

las infinitas bellezas

se mostraban una tras otra,

y sólo las podía imaginar

desde la ribera de tus ojos.

Soy un pájaro herido

que no debe volar

en el cielo de tus pupilas,

que no puede respirar en tu espíritu,

y que trata de adivinar

desde la costa de tu alma,

la profundidad de tu ser.

Perdido

Perdido en el cielo,

sin estrellas guías,

me siento como Los Inmortales

a la orilla del río,

con un fastuoso palacio

totalmente vacío;

con una vida sin límite

pero sin sentido.

Perdido en el cielo,

cabalgando en las nubes

oteo el horizonte,

olisqueo en el aire,

buscando, buscando

y sólo veo en el cenit,

tus ojos,

como las puertas del paraíso,

y no me muevo,

las cadenas de lo imposible me atan.

Perdido en el cielo

sin estrellas guías

sólo tus ojos,

me salvan del hastío.

La luz de las
estrellas

El otro día tuve un sueño, soñé
que estaba en un desierto, nada me rodeaba, sólo en la
lejanía se veían dos luces como faros. Me fui
acercando despacio hasta que las luces tomaron forma, eran dos
castillos inmensos de dura y sólida roca por cuyas
alamedas se paseaban los iluminados, seres en cuyas cabezas
brillaba una luz.

Unos, los de la derecha, eran los iluminados divinos, cuya luz
era triangular y tenían el
conocimiento de la divinidad. Los otros los del castillo de
la izquierda eran los iluminados cósmicos, su luz
tenía forma de Universo y
poseían el conocimiento
de la materia. Entre
ellos no se miraban, no se hablaban, una barrera transparente y
sutil les separaba.

A la vera de los castillos, sin separarse mucho de los muros
se paseaban los seres-sin-luz, que miraban con admiración
a los iluminados y detestaban con igual pasión a los otros
seres-sin-luz, que admiraban a los otros iluminados.

Mire a los iluminados divinos caminando y hablando entre
ellos, mire a los iluminados cósmicos y tenían la
misma actitud, ambos
giraban como estrellas en el firmamento. En ese momento
sentí un rumor de pasos y vi una muchedumbre que
deambulaba por la línea media que separaba a los dos
castillos, confundidos miraban hacia ambos lados. Me uní a
sus pasos, la incertidumbre y la indiferencia me dieron un ritmo
medio. Todo era medio, no lo soporté, salí
presuroso y volví mis pasos de espalda a los castillos,
extrañaba a las estrellas.

Estaba de nuevo en el desierto cuando pensé: no
será que tantas luces terrenas no nos dejan ver la luz de
las estrellas.

Déjame entrar en tus sueños,

quiero ser la estrella fugaz

que te guíe hacia la primavera,

de las flores y los verdes árboles,

de los mirlos y los gorriones enamorados,

para que en ese prado juegues,

Tú.

Déjame conducirte, no tengas miedo,

aunque vaya con los ojos cerrados,

soy como la flecha que el Lama

lanza guiada por su mente,

a mí me guías, amor,

Tú.

Déjame ser de tu mundo,

aunque más no sea, el escritorio, la lapicera,

o el papel donde escribes

pensamientos, sentimientos, en síntesis,

Tú.

Pero, déjame ser, a tú lado.

Se existen todos los días,

pero una vez se vive,

y yo sólo vivo, cuando a mi lado estás…

¿Si nos hubiéramos
encontrado?

¿Si nos hubiéramos encontrado?

Los rostros tendrían cara,

Los fantasmas se
harían corpóreos,

las palabras escritas serían rumores armoniosos.

¿Si nos hubiéramos encontrado?

No serían los mismos el color de los
ojos,

ni el sonido de la
risa, ni el color de las lágrimas,

ni los gestos, ni las sombras

¿Si nos hubiéramos encontrado?

Todo sería igual, todo sería distinto,

espejos de letras dispersas,

reflejos de sentimientos

entredichos, entrelíneas, entre palabras,

¿Si nos hubiéramos encontrado?

El mundo de lo no presente,

se hubiera presentado solemne,

buscando el recuerdo del mundo imaginario,

o el mundo de lo presente, simplemente,

nos hubiera alcanzado

¿Si nos hubiéramos encontrado?

¿Estaría escribiendo esta absurda
poesía

o estarías en mis brazos?

¿Si nos hubiéramos encontrado?

Ven pura y
serena

Ven pura y serena

a recorrer conmigo

las distancias en el tiempo,

ven, pues ya es tarde,

la rosa esta marchita

y no hay tiempo de espera,

el río ha dejado de fluir.

Ven pues compañera,

hagamos a la flor

y con sus pétalos

las paredes de nuestro hogar;

hagamos que los pájaros muertos

vuelvan a cantar,

y que el mundo vuelva a creer;

hagamos la inocencia

de la risa de un niño.

Ven, pues, compañera,

y transformemos nuestra fe

en amor y paz

Patria

Estaba en mi cuarto

cuando golpearon la puerta

corrí presurosa a ella

y antes de abrir pregunté:

¿Eres tu Patria?

Nadie respondió.

Volví a preguntar

Y esta vez una voz escuché:

Yes, I am

Córdoba 1979

Corazón
Roto

Una vez caminando por la calle Deán Funes, al frente de
la cámara de Senadores, había una persona parada,
que gesticulaba y gritaba, me paré para escuchar que era
lo que gritaba y si vendía algo, pero no vendía ni
estaba actuando, estaba gritando que el tenía un
número de Documento y que tenía un documento y con
ese documento los había votado y lo tenían que
escuchar.

Prácticamente los gritos se confundían con el
llanto y la forma típica de hablar del que está un
poco borracho, seguí caminando porque nada se podía
hacer salvo que los dos termináramos presos por destruir
la propiedad
pública, cosa que como todos saben está mal, por lo
menos destruirla abiertamente, porque muchos han destruido la
mayor propiedad pública, que es el Estado, y
en vez de arrestarle le han felicitado.

Pero algo iba hacer, y sentado en un bar, con una birome en la
mano, un papel en blanco y una botella de cerveza en la
mesa, hice una de las pocas cosas que se puede decir me salen
bien, escribir unos versos, éstos versos.

La luz ya alcanza a iluminar

toda tu casita,

aunque todavía no ha amanecido,

pero es tan chica y son tantos

entre chicos y mujer

hacemos el equipo,

once,

para jugar el partido

al hambre.

para lo único que alcanza.

Y te vas antes del desayuno,

preferís no estar

cuando entre todos se reparten

ese boyo de pan

que tu mujer como
Cristo,

multiplica vaya saber como.

Tomás tus herramientas,

la pala de punta,

el pico, la pala buchona,

cargás las cosas en el bolso

y salís para ver si en alguna obra

necesitan peón por horas.

Pero ya no se trabaja

como antes,

las changas son cada vez

más escasas,

y con tanto chiquerío

no te quieren tomar,

como dice la patronal,

"el salario familiar
vio",

además ya nos sos un pibe

y no se quieren arriesgar.

"a ver si te pasa algo y te tenemos

que pagar como bueno".

Y pasan las obras

y pasan los capataces

y de tanto rebotar

ya te sentís pelota,

y de tanto rebotar

te sentís inútil.

Y cuando ya llega la tarde

se te ha hecho un nudo

en la garganta,

y no podes ni siquiera respirar,

y en el centro

cerca de la terminal

ves al politiquerito ese

que pasó por tu casa

prometiéndote que todo iba a cambiar.

Iba en un auto que no era

el que fue a tu casa,

esta vez iba en uno de lujo,

y no diste más,

para no terminar preso

terminaste en el bar

pidiendo ese vino por centavos,

que disuelve los nudos

que te disuelve hasta las tripas.

Pero no, este nudo no lo disolvió

era fuerte,

eran los chicos y el boyo de pan

era tu mujer

cada vez más flaca,

era tu cuarto-casa,

y así como estabas,

corazón roto,

te paraste frente

de la casa de los que prometieron

y te pusiste a gritar.

Gritastes de tus hijos,

de tu flaca mujer,

de la falta de trabajo,

de la falta de pan,

de lo que te prometieron,

de lo que no te dan,

del hambre,

gritaste, gritaste,

pero, corazón roto

no grités más.

Tras esas paredes

nadie escucha,

sólo hay

cerebros cuenta votos,

sólo hay mentes de calcular

y, a un corazón roto,

a un corazón roto

hermano,

sólo otro corazón lo puede escuchar.

Seamos
Humanos

En una aldea que incluía a todas las aldeas, en la
región del Medio cerca del Oriente, se destacaban dos
casitas cuyos fondos eran colindantes. Una pertenecía a un
descendiente de Abraham, la otra a un seguidor de Mahoma. No se
destacaban por su belleza, que lo eran, ni por su armonía
de construcción, se destacaban porque la
medianera que servía de límite era una frontera de
guerra.

Cualquier excusa era buena para pelear, que el perro del
palestino cruzó la empalizada y orino el huerto del
judío, que los perros del
judío comieron las aves del
palestino, que uno le cortaba el agua al
otro, que el otro le ponía petardos en la puerta de la
casa, y así por siempre.

Algunos vecinos de la aldea ya estaban cansados, de tanto
ruido, de
tanto humo, de tanta pelea que además no entendían
y veían sin sentido. Por eso se reunieron y le encargaron
al vecino más próximo que fuera a hablarles, que
ellos lo respaldarían. Y así sucedió, fueron
a hablarles encabezado por ese vecino que al llegar a la puerta
llamó primero al Judío e hizo llamar al Palestino y
les dijo:

– Porque no van a ver al maestro de Petra, quizás
él en su sabiduría pueda resolver vuestro problema
y así todos podremos descansar de una buena vez.

Como ambos vieran que toda la aldea se había reunido
para apoyar el pedido, asintieron, prepararon sus cosas y
partieron. El Judío iba adelante, con pasos
enérgicos, el Palestino lo seguía con recelo. Hasta
que llegaron a Petra, recorrieron la ciudad santa y perdida,
hasta que de una cueva vieron que surgía un resplandor,
entraron, primero el descendiente de David, después el
adorador del Profeta, cuando estaban llegando al final de la
cueva, vieron una fogata y sentado frente a ella un anciano con
los ojos cerrados y larga barba blanca que caía sobre su
pecho dividida en dos.

El anciano abrió los ojos los miro y les hizo
seña de que se acercaran.

El Judío se acerco le saludo y le contó el
problema que los había hecho llegarse hasta allí,
el maestro escuchó. Habló el Palestino y el Maestro
escuchó. Cuando terminaron de acusarse mutuamente, el
Maestro hizo un largo silencio y luego dirigiéndose al
Israelí le
preguntó

– ¿Qué eres tú?

Con asombro y orgullo le respondió.

– Yo, yo soy judío

– Bien, dijo el Maestro

Y volviendo la vista al otro le preguntó

– ¿Qué eres tú?

Con orgullo respondió

– Yo, yo soy Palestino

Bien, dijo el Maestro, ahora id los dos y pensad, Tú,
señalando al Israelí, piensa como Jehová
creó el Universo y
Tú, mirando al Palestino, como Ala creó todo lo que
existe. Al decir Ala el Palestino murmuró: Santo es su
nombre.

– Ahora id, y volved mañana.

Al otro día entraron, el Maestro volvió a
preguntar y se repitieron las respuestas, y el Maestro les
volvía a decir: Id y meditad.

Al cuarto día el Palestino cansado le
preguntó

– Pero. ¿Qué tenemos que meditar?

– Meditad sobre la creación, dijo el Maestro

Ambos se retiraron.

El quinto día se repitió igual

Al sexto día el judío le pregunto.

– Pero, ¿Qué debemos meditar sobre la
creación?

– Meditad como os crearon.

Ambos se retiraron.

Al séptimo día entraron cabizbajos, se pararon
adelante del Maestro, que repitió las preguntas, primero
al Hebreo.

– ¿Qué eres tú?

Hubo un silencio y respondió

– Soy humano

– Bien, dijo el Maestro. Y tú, ¿qué eres?
Le preguntó al Palestino.

Este suspiró y respondió

– Soy humano

– Bien, habéis encontrado un punto en común,
ahora está en Uds. recorrer el camino de ser humanos, es
un camino duro lleno de obstáculos, obstáculos que
sólo podrán superar si actúan en
armonía y unión, no hay premios, no hay
recompensas, por lo menos no para Uds., si para vuestros hijos y
los hijos de estos, pero al final del camino estaréis tan
unidos que nada podrá destruirlos, con tanta fuerza que
nada podrá doblegarlos.

O bien podéis seguir los caminos que han recorrido
hasta ahora, separados y dirigidos por intereses ajenos, a los
cuales les conviene que Uds. no estén unidos para poder seguir
haciendo sus negocios, este
camino está lleno de halagos y triunfos, pero al final
tiene el sabor de la derrota y os encontraréis dominados y
destruidos, viendo como los que les indicaban desde afuera,
festejan y brindan con las riquezas que Uds. tontamente le han
ido dando durante las batallas. En Uds. está la
elección. Ahora id en Paz.

El Maestro vio como se alejaban se dio vuelta me miró y
pregunto.

– Oiga, ¿Ud. cree que con un cuentito se cambia
algo?

Lo mire, suspire y dije

– Soy humano, Maestro, soy humano.

"Quien quiera oír, que oiga"

Generación
X

Nací en los sesenta

entre senos desnudos

de mujeres liberadas

que proclamaban el amor
libre

con el dulce aroma de Maria Juana.

Aborreciendo las injusticias

entre a los setenta,

con el puño izquierdo cerrado,

con bronca joven

quería vencer enemigos viejos;

pero amigos que se fueron

para nunca saber donde están

y amigos que se quedaron,

cambiando los ideales

por dólares en el mercado

me hicieron comprender

que la verdadera revolución

no es cambiar el mundo

sino que el mundo no te cambie.

En los ochenta me quisieron comprar

como a un electrodoméstico más

todo se compra, todo.

Deme dos.

Pero de tanto comprar

Nadie sabía que hacer

El mundo estaba comprado

y había que venderlo.

Los noventa nos vende

el mundo entre mailing

marketing y servicios.

Todo bien envuelto

en un pakenging de lujo.

Y aquí estoy entrando

al nuevo milenio

tratando de encontrar

lo más simple y sencillo,

sin perder los viejos ideales,

un buen amigo

para compartir sueños

para compartir un buen vino

junto a la mujer amada

Los ojos de la
muerte

Una noche de pesadilla,

donde el sueño se transforma en dolor,

donde los ojos se mueven

mirando hacia el interior,

agitaba mis brazos revolviendo sábanas,

agitaba mi mente buscando respuestas.

Como un torbellino mi alma se elevó

y me vi en la cama, agitado mi cuerpo.

Mi cuerpo que en el sueño se transformó.

Pájaro de grandes alas

que volaba en un cielo de utopías,

con un gran sol y una enorme luna,

y volaba con la línea

divisoria del día y la noche

en la medianía de mi cuerpo,

como un deleite de mis anhelos

mi ala derecha en la oscuridad,

mi ala izquierda brillando en la luz.

Fui torbellino, fui deseo

y sin saber a donde ir

mi vuelo se dirigió

al mar azul.

Vi una aleta, vi una cola enorme,

era una ballena,

vi sus grandes ojos negros,

escuché su canto, llamando,

vi también al barco ballenero,

los ojos de los pescadores

que anhelaban la presa,

los ojos de la ballena

llenos de incomprensión,

Ojos negros,

de golpe una explosión,

ojo rojo con un dedo de metal,

y el canto de llanto,

y mi graznido de impotencia.

los ojos ansiosos de los pescadores,

los ojos muertos de la ballena,

y en esos ojos opacos

vi unos niños,

siempre más sabios,

con lágrimas en los ojos,

eran los hijos de los balleneros

que lloraban por la última ballena que
moría,

por el hambre que debían esperar,

y los ojos de los niños,

los ojos de los pescadores,

los ojos de la ballena,

mis ojos,

los ojos de la muerte.

Mi alma escapó del horror

de la impotencia,

y volvió al cielo,

pero no era un cielo

era un río, un río negro de basura,

con orillas donde vagaban figuras humanas

buscando una gota de agua pura,

con gargantas secas,

donde los que podían conseguir agua

la vendían,

y los que podían comprarla pagaban

con su alma.

Y vi ojos resecos,

cuencas vacías

donde antes había ojos,

ojos opacos,

los ojos de la muerte,

y con un graznido de dolor me alejé.

El cielo volvió a ser cielo

y respiré el aire puro

de la noche día,

pero el cielo,

se hizo techo,

y vi una cama

donde una persona yacía,

personas de blanco

pedían cosas que no podían conseguir

y la persona que yacía respiraba entrecortado

y las personas de blanco gritaban,

y en sus ojos vi impotencia,

y en sus ojos vi dolor,

y la respiración se cortó,

los ojos se opacaron

antes que los cubriera la sabana blanca.

Los ojos se llenaron de bronca,

los ojos de los médicos, mis ojos,

los ojos de muerte.

Busqué una ventana por donde escapar

y salí al cielo celeste y negro,

y miré hacía abajo y vi

un desierto,

una gran selva,

una construcción,

era un hospital,

y arrastrándose hacía la puerta

una niña,

su cuerpo dejaba ver los huesos
pequeños,

sus ojos pedían ayuda sin hablar,

un buitre se posó a su costado,

lo único que tenía que hacer era

esperar.

Un fotógrafo salió del hospital,

nada podía hacer

sólo fotografiar el horror.

De pronto recordé

una foto premiada,

¿acaso se puede premiar la muerte?

y vi los ojos de la niña

y grazné de impotencia, de dolor

y desee no ser ave de rapiña de dura carne,

ser ave de blanca y blanda carne

para que ella clave sus dientecitos

y calme su hambre.

Pero no pudo ser.

Y los ojos de la niña

el ojo de la cámara,

los ojos del fotógrafo

los del jurado,

mis ojos impotentes,

los ojos del buitre que espera,

los ojos de la muerte,

los ojos de la muerte.

Me elevé violentamente

hacia el cielo

celeste y negro

tan fuerte era mi aletear

que me elevaba sin noción de altura,

tan fuerte era mi aletear,

que mi ala izquierda se unió

a mi ala derecha

y todas las plumas armonizaron.

Elevé mis ojos,

y todo mi horizonte se vio cubierto

por unos grandes ojos,

profundamente bellos,

que lloraban,

que gemían de pena,

y comprendí.

Eran los ojos de Dios

que lloraban, lloraban

por tantas muertes,

tantas muertes

que se hubieran podido evitar,

y los ojos de Dios,

los ojos de la ballena,

los ojos de los niños,

los ojos de los hombres,

los ojos de la muerte.

Letanías del mar

Para los que el hambre

los hace doblar de dolor,

y la única esperanza

es la caridad.

Las lágrimas que caen, caen en el mar.

Para aquel que salvaba vidas,

de corazón al corazón,

y cuando el dolor

y la impotencia lo superó,

con una bala destrozó

su corazón ya aniquilado.

Las lágrimas que caen, caen en el mar.

Para la estúpida situación

de las grandes potencias que necesitan,

enemigos para existir,

aliados para subsistir.

¿Y cuándo no haya aliados,

porque todos se han vuelto enemigos?

¿Y cuándo no haya enemigos,

porque todos han sido destruidos?

¿Los grandes se van a autodestruir?

Las lágrimas que caen, caen en el mar.

Para aquel cuya angustia y dolor

le hizo buscar la salida

en el ojo de una cámara

y lo único que encontró

fue el caño hueco de un arma.

Las lágrimas que caen, caen en el mar.

Para los que esperan que la justicia

cambie la gasa transparente que cubre su ojos

por una cinta oscura y negra;

cambie su túnica repleta de bolsillos

por una lisa sin lugares para ocultar.

Las lágrimas que caen, caen en el mar.

Para aquellos que esperan

con los ojos hambrientos

y el estomago vacío.

Con el estomago hambriento

y los ojos vacíos.

Las lágrimas que caen, caen en el mar

Para los desterrados, los abandonados,

los exiliados, lo que padecen injusticias,

los que viven bajo la bota militar,

los que viven con una bota militar

los que para vivir necesitan matar,

los que mueren para que otros vivan.

Los discriminados, y los que discriminan

que al final se terminan discriminando solos.

Las lágrimas que caen, caen en el mar

Pero algún día, de tantas lágrimas

el mar se desbordará

y las aguas saldrán de su cauce

limpiando la superficie de la tierra

de tanta mugre, de tanta maldad,

de tanto odio, de tanta crueldad,

porque las lágrimas que caen

caen y rebalsarán el mar.

Cárceles

Hay cárceles construidas

con gruesos muros de piedras

y grandes alamedas.

Con duros barrotes de acero.

Con guardia armados,

armados con armas de
muerte.

En su interior se pasean

figuras altaneras, arrogantes

que han perdido el lenguaje
cotidiano

para hablar un nuevo lenguaje.

Figuras cuyas sombras

se acurrucan en un rincón

temblorosas, asustadas, anhelantes.

Hay cárceles construidas

con calles y veredas,

con árboles y perros que mueven la cola,

con gruesos muros de corrupción

y grandes miserias.

Con duros barrotes de pobreza.

Con guardias armados,

armados con armas de indiferencia.

En ellas se pasean

tristes figuras harapientas,

con el cuerpo doblado por el hambre

con la cabeza gacha

y el espíritu lleno de tristeza.

Tanta tristeza que aún convirtiéndose

en altaneras y arrogantes,

sus sombras se acurrucan

en un rincón temblorosas, asustadas

anhelantes.

Entre ésta cárcel y aquella

entre aquella y ésta

no veo diferencias

ninguna diferencia.

Para que
no mueran las flores

Para sentir en el aire el perfume de las flores.

hagamos que los valles sean bellos jardines,

que la mísera sequía de paso a la rica
lluvia.

Para que no mueran las flores;

construyamos cercos que impidan que el viento,

el viento del hambre, arranque los capullos,

antes que se puedan convertir en flor.

Para que no mueran las flores,

Empecemos ya, rápido, a des-especular el
jardín,

que el verde musgo no ahogue los retoños,

que el verde musgo no parasite las hojas.

Para que no mueran las flores.

Abramos los diques donde se guarda la savia,

para que esta corra entre los tallos, penetre en la tierra,

llegue hasta las raíces y revivan las plantas
moribundas.

Para que no mueran las flores.

Que el rojo, el amarillo, el azul y el verde

convivan todos en paz y armonía en el gran
jardín

para construir despacio y sin pausa la Patria Grande.

Para que no mueran las flores.

¿Dónde está la salud?

Don Nicasio tosía

y se sentía mal,

cuando lo vio su mujer

lo llevó al hospital

para que lo puedan curar.

Lo tuvieron que dejar adentro

Estaba muy mal.

El tiempo pasaba y la cura no llegaba.

Los técnicos culpaban a los bioquímicos,

los bioquímicos a los administrativos,

los administrativos a los de limpieza,

los de limpieza a los técnicos

y Don Nicasio que tosía.

Los enfermeros culpaban a los fisioterapeutas,

los fisioterapeutas a los médicos,

los médicos a los jefes de guardia,

los jefes de guardia a los jefes de sala,

los jefes de sala a los directivos del Hospital,

los directivos al Ministro de Salud

y Don Nicasio que tosía

y se preguntaba:

¿Dónde está la salud?

El Ministro de Salud culpaba al de Acción
Social,

el de Acción Social al de Desarrollo e
Industria

el de Desarrollo e Industria al
de Economía,

el de Economía al Presidente,

y éste al final

a la baja recaudación impositiva

y que el pueblo no pagaba

lo que correspondía,

y Don Nicasio que tosía

y se preguntaba:

¿Dónde esta la salud?

Y se respondía:

la salud está en el cielo,

el lugar donde todos los enfermos

se curan de verdad.

Delirios (en
Ojalá)

El tiempo transcurrido

va andando en bici,

y tu amor va caminando

por un andamio,

haciendo equilibrio

entre la luz y la sombra.

Equilibrista no bajes la vista

puedes caerte al no ver por tanta oscuridad.

y vago por una letra

que no dice nada

y sigo cantando:

¡Aleluya, Aleluya!

Pero, ¿Dónde está Dios?

Está pegando carteles

de la nueva promoción:

"Una vida eterna,

por una mortal sin pecados"

"Vaya a la Casa de Dios, la oferta es
limitada."

"Atención por nuevos cupos en el cielo.

Atención por la instalación de nuevas nubes

en sector preferencial

se abre esta oferta."

Pobre Dios no sabe

que ya nadie se preocupa

y que el nuevo Dios se llama

Dólar .

Ahora ya es tarde,

quiero volar

quiero volar

quizás mañana

pero hoy llueve,

y la lluvia moja mi pelo;

y todo rima aunque

no haya un sentido.

Eso no importa,

el sentido se perdió

en algún zaguán

con el primer beso.

Dame tu mejilla,

dame tu alma.

Quizás haya alguna luz

que me pueda decir:

¿Qué hora es?¿Qué día
es?

Y sin embargo, no puedo,

no puedo escribir,

y la muerte anda de blanco

porque la vida anda de negro;

y sin embargo no existo.

Sigo corriendo

sigo corriendo,

quizás algún día

las luces queden encendidas

frente al espejo

de una montaña

tan blanca, tan blanca,

que sólo el pollo

la podrá ver.

Vean que blancura

Dirá él – pero la gente

Sólo verá su alma negra.

Nadie lo entenderá.

Y su muerte ya no podrá

ser retenida en el canto

de algún pájaro,

en el amanecer quieto

de una mañana de abril.

Y sólo me quedan

cuatro palabras

que ya no están escritas,

pues de tanto escribirlas

la pluma gasto las letras

y la tempestad mojo la tinta;

no existen, se diluyeron;

Vida – Muerte.

Infinito – Dios.

Que realidades oscuras,

incomprensibles para el hombre.

¿Qué realidad?

Realidad.

Ya no te encuentro

¿Dónde estás?

Muy cerca,

pero no me busques,

quizás la noche sepa.

La abstracción del problema,

quizás Dios no exista,

quizás la muerte sea ilusión.

quizás todo es vida.

Pero Dios y la muerte

se entienden en una sonrisa;

y la vida y el infinito

se pelean a oscuras

Trato de entender

¿Qué he hecho con tanto amor?

¿Qué he hecho?

Nada

Y vuelvo a empezar …

equilibrista deja ya tu alma

no mires

cuidado

te caes.

Y cierro lo ojos, otro mortal

cruza con Dios el nuevo camino

¿Dónde está?

¿Dónde?

¿Dónde?

Filosóficamente
hablando

Filosóficamente hablando,

Tales da vueltas intranquilo

en una playa,

mientras ve lo que hacen

con su primer principio;

Anaxímenes sentado

en una chimenea,

ve tras las lágrimas

su pneuma originario.

Filosóficamente hablando,

Pitágoras se maravilla

de los malabares

que hacen los contadores.

Protágoras festeja,

viendo en el mundo actual

el triunfo de la sofistica,

mientras Sócrates
va cabizbajo

buscando un amante del saber.

Filosóficamente hablando

Platón lo busca a Demiurgo

con un hacha en la mano;

Aristóteles piensa que su materia

entró en proceso de
descomposición;

en la vereda del frente

Epicuro los mira con sorna;

mientras Plotino va canturreando

meditativo, un tango de
Discépolo.

Filosóficamente hablando

Santo Tomás piensa:

"Estos no entienden nada".

Descartes esta protestando

por el plagio de Marx,

mientras éste metódicamente duda:

¿El proletariado tiene

o no tiene el poder?

Hegel repite que es cristiano

y llora viendo quienes lo leen.

Filosóficamente hablando

se escuchan voces que
dicen:

Estoy aquí – grita el ser-

¿Dónde? – Pregunta Heidegger

Aquí, aquí – grita por último el ser

Heidegger busca la pregunta

que le indique el camino del Ser,

mientras el Ser al final del camino,

jugando al solitario, aburrido,

espera el conócete a ti mismo

que tanto pregona el Da-sein.

Por otro lado,

filosóficamente hablando,

Sartre se encuentra entre el Ser,

tratando de llegar a la nada;

escribiendo con la izquierda

sus grandes obras de teatro

Y aquí me encuentro

viendo al mundo que corre,

sin saber a dónde;

tratando de unir las cosas,

sin saber lo que son las cosas

filosóficamente hablando

Miro al
mundo

Miro al mundo con ojos

sin asombro, sin vida,

como pájaro que abandonado

en su nido no se anima a volar.

La libertad encierra el compromiso

de que en todo momento

estoy frente a un espejo, solo;

porque la soledad es espejo

y no le importa lo que refleja,

simplemente muestra la
imagen

que tiene delante.

¿por que necesito tanto de los demás?

¿será que estoy tan vacío,

que como el vórtice de un huracán,

necesito absorber para tener algo?

¿En que momento perdí mi corazón?

Sentado en la cima de una montaña,

dejo caer mi vista hacia el valle

que se extiende a lo lejos.

Hay un vacío que me atrae,

(hacia él),

hay un vacío que me repele,

(desde mi).

Y en ese juego de imán,

lo único que quiero es entender,

entender por qué cuando abandonaste el camino,

mi alma se fue contigo

y nunca más volvió.

La Paz

Muy buscada

poco alcanzada.

Muy pedida

siempre despedida.

Muy aclamada,

muchas veces venerada.

Muy rogada,

siempre destruida.

Árbol de mi tierra

Árbol de mi tierra,

tus raíces penetran hondo,

pero no sirven para asegurar

el futuro que vendrá.

¿Es que te falta abono,

o una persona que te siembre?

Árbol de mi tierra,

que tus ojos no lloren,

tu no tiene la culpa,

solo no te puedes sembrar.

Árbol de mi tierra,

hay un viento huracanado

y nadie te puso un palo guía

para que seas derecho en tu vida.

Árbol de mi tierra,

el Pocho te echo se su Pampa,

y la Yegua Madrina

comió tus raíces a falta de pan,

el que baja de las cataratas

te corrió de la tierra

que esta entre los ríos,

y la soledad del frío,

te alejo del domino

del gran pingüino.

Árbol de mi tierra,

Niño de mi patria

que Dios te asista.

Dunas

Dunas grises me rodean,

dunas de personas, miles.

Un desierto de multitudes,

el sol golpea fuerte en mi cabeza,

hasta que en el horizonte

asoman tus palabras,

tus palabras que dibujan un oasis;

tus palabras que dibujan manantiales

con flores de colores,

con escaleras que abren puertas

y que cierran miedos.

En la embriaguez de mis esperanzas

me acerco y te alejas,

me alejo y te acercas.

Como un juego sutil de deseos

y de cuerpos anhelantes.

Hasta que me acerco

tanto a tus palabras,

que nada más veo.

Hasta que me acerco

tanto a tus palabras,

que sólo queda tinta.

Hasta que me acerco tanto

que el oasis es un cartón pintado

y las flores de colores

pierden sus pétalos de plástico.

Nada es, nada fue, nada será.

¿Qué son los espejismos?

¿Ilusiones creadas por el mundo que nos rodea?

¿Qué son los espejismos?

¿Nuestros anhelos

reflejados en el espejo de la realidad?

Nada es, nada fue, nada será.

Solo un espejismo, solo eso,

Nada más

Resistiré en la esperanza

Resistiré en la esperanza,

hasta que la tierra a mis pies

sea tan vieja que casi no haya árboles,

que por los ríos no corra agua

y que una sola paloma

por los aires quede volando.

Resistiré en la esperanza,

hasta que los vientos huracanados

desgarren mi carne en jirones como bandera,

desgranen mis huesos como tierra fértil,

como lluvia mi sangre llene los
ríos

y una paloma por el cielo

vuele buscando su nido.

Resistiré en la esperanza

hasta que mis pies sean raíz,

mis piernas tronco de árbol

y copa repleta de verdes hojas

sean mi cuerpo y mis brazos,

para que en esas ramas, la paloma,

de tanta búsqueda, repose sus alas.

Resistiré en la esperanza,

porque lo único que nos queda es resistir,

resistir a la orden de matar,

resistir al ruido de las armas.

Resistir, resistir, resistir,

hasta que la paloma, perdida y desamparada,

pueda encontrar en la tierra su hogar

Mujer – Mujer

Su rostro en tus ojos,

tus pupilas llenas de ella.

Su corazón en el tuyo,

tu alma en su corazón.

Mujer – Mujer,

despiertan en el aliento

de un beso apasionado,

entremezclando los sonidos

en el lenguaje sin palabras

de la adoración.

Cuando el amor se hace olvido,

cuando el amor se hace perdón

no hay barreras, no hay límites,

sólo queda el deseo salvaje

de su cuerpo en tu cuerpo

tu cuerpo en el suyo,

amalgamados,

para culminar en el sublime instante,

en que todo se hace luz

y de tu alma y la suya

brota un Arco Iris redentor,

llenando de luz la vida,

llenando las almas de sol.

Fui confidente de ese sublime momento

por la dicha del tiempo,

por la esperanza de los sueños.

Amigas, hermanas, amantes,

gracias por llenar mi alma de color.

Palabras

Palabras, palabras, palabras.

Tanta palabras dichas,

tantas palabras por decir,

tantas palabras que se dicen.

Y discursos
serios que defienden,

discursos serios que atacan,

discursos serios que nada.

Palabras, palabras, palabras.

Y conferencias serias que explican,

conferencias serias que complican,

conferencias serias que nada.

Palabras, palabras, palabras.

Y charlas de café
que discuten,

charlas de café que ríen,

charlas de café que nada.

Palabras, palabras, palabras.

Tanta palabras dichas,

tantas palabras por decir,

tantas palabras que se dicen.

Tantas palabras y ninguna sirvió.

Nada valieron, nada explicaron,

frente a ese niño pequeño,

que en una calle de Basora

lloraba desconsoladamente

de hambre, de sed, de miedo,

de soledad por su padres

que ya no estaban.

Y palabras, palabras, palabras

que de nada sirven,

que nada valen

frente a un solo hecho,

a una sola lágrima.

Y palabras, palabras, palabras.

Canciones de
Cuna

Para

Espíritus desolados

Canción
de cuna para el soldado

Duerme, duerme mi soldado,

acurrúcate en las estrellas,

que el frío de la trinchera

no te deja dormir.

Duerme, duerme mi soldado,

que la batalla resuena a lo lejos,

ya no hay cañones, ni fusiles,

que no te dejan dormir.

Duerme, Duerme mi soldado,

que el ángel de la guarda,

con sus alas te está abrigando,

porque ni el rocío ni el barro

te dejan dormir.

Duerme, duerme mi soldado,

acurrucado en la trinchera,

tu cuerpo ya no tiembla,

acurrucado en las alas del ángel

tu alma ya no tiembla.

Duerme, duerme mi soldado.

Canción
de cuna para un huérfano

Duerme, duerme, almita solitaria,

angelito sin dios, que esperas

con esperanza, que te arropen

por las noches en tu cama.

Duerme, duerme, ojitos de muñeco,

que mañana el sol te
mostrará

en un mundo bello y mágico,

un desayuno con papá y mamá.

Duerme, duerme, huerfanito,

no pienses en el día que pasó,

piensa en el mañana, que te promete

los brazos cálidos de un hogar

Duerme, duerme angelito de la soledad

Canción de
cuna para un amigo

a Horacio S. in memoriam

Duerme, duerme, hermano

que el calor de la
selva

y el canto de los pájaros

son arrullos para tus oídos.

Duerme, duerme, alma de niño

en cuerpo de gigante,

que en tus ojos brillan

los soles de muchas tierras

y la luna de todos los mares.

Duerme, duerme, amigo

que el viento seca de tus ojos,

lágrimas de sangre

y la lluvia no logra apagar

el fuego que consume tu carne

Duerme, duerme Horacio,

que este profundo sueño te regale,

todo lo que despierto

supiste ganarte

Canción
de Cuna para la mujer

Que espera el amor

Duerme, duerme mujer que espera

que las estrellas brillan

y el viento en los árboles

le cantan a la vida.

Duerme, duerme, solitaria

corazón que espera

en un cuerpo que anhela,

a ese príncipe azul

que ya se acerca en blanco corcel.

Duerme, duerme y sueña

que fuertes brazos te abrigan,

brazos que una vez despierta,

alejas de tu vida.

Por eso

duerme, duerme, mujer,

que sólo en el mundo de los sueños

los príncipes azules pueden existir

Canción
de cuna para Jorgito

Para Jorgito, del pabellón 6

Duerme, duerme mi pequeño

corazón de aserrín, corazón de juego,

que aunque la vida nunca jugo contigo

tú con ella siempre te has divertido.

Duerme, duerme mi pequeño

inocente, inconsciente, perdido

en un mundo que no te quiso recibir

pero poco le importó a tus ganas de vivir.

Duerme, duerme pequeño

dale paz a tu cuerpo dolorido

dale libertad a tu mente,

y que el cielo te compense

todo lo que en este mundo has sufrido.

Duerme, duerme pequeño amigo.

Canción de
cuna para mi Esperanza

Duerme, Duerme pequeña esperanza,

que afuera hay gente mala

que en ti quiere tomar venganza

de las cosas que le pasan

Duerme, duerme, criatura de mis sueños,

arrúllate en la música de una
zamba,

que te describe, que te canta.

no dejes que ruidos disonantes

te despierten antes del alba.

Duerme, duerme, futuro anhelado

refúgiate en el mundo onírico

ya llegará el momento

en el que los reglamentos funcionarios

te den luz a la vida

y no, como ahora, a la muerte.

Duerme, Duerme, mi esperanza.

Fin

Dedicado a la memoria de
mi Padre, que tanto creyó en mi poesía

 

 

 

 

Autor:

Orlando José Biassi

Córdoba

Argentina, 2005.

ISBN N°: 987-43-9252-5

Partes: 1, 2
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