Antigua y Barbuda (1993) | Subconjunto al azar de una muestra | Todas las mujeres 20-45 (97) | 30% | Sí/1999 |
Argentina | N/D | N/D | N/D | Sí/1994 |
Bahamas | N/D | N/D | N/D | Sí/1991 |
Barbados (1993) | Muestra nacional de probabilidad de toda la | Todas las mujeres 20-45 (264) | 30% | Sí/1992 |
Belice | N/D | N/D | N/D | Sí/1992 |
Bolivia (1998) | 3 distritos | Todas las mujeres 20+ (289) | 17% (previos 12 meses) | Sí/1995 |
Brasil | N/D | N/D | N/D | Sí (incluida en la constitución federal en 1988, decreto |
Chile (1993) | Santiago y provincia de Santiago | Mujeres actualmente casadas, 22-55 | 60% (26% graves) | Sí/1994 |
Chile (1997) | Santiago | Mujeres actualmente casadas, 15-49 | 23% (12 meses previos) | Sí/1994 |
Colombia (2000) | Nacional (DHS) | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 | 41% | Sí/1996 |
Costa Rica (1994) | Representativa del área metropolitana de | 1.312 mujeres | 10% | Sí/1996 |
Dominica | N/D | N/D | N/D | Sí/1996 |
Ecuador (1992) | Muestra del barrio de Quito | 200 mujeres de bajos ingresos | 60% | Sí/1995 |
El Salvador | N/D | N/D | N/D | Sí/1996 |
Guatemala (1990) | Muestra al azar de Sacatepequez | 1.000 mujeres | 49% | Sí/1999 |
Guyana | N/D | N/D | N/D | Sí/1996 |
Honduras | N/D | N/D | N/D | Sí/1997 |
Jamaica | N/D | N/D | N/D | Sí/1996 |
México (1996) | Metro Guadalajara | Mujeres alguna vez casadas (650) | 15% (12 meses previos), 27% (alguna | Sí/1996 |
México (1996) | Monterrey | Mujeres alguna vez casadas, 15+ | 17% (alguna vez) | Sí/1996 |
Nicaragua (1995) | León | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 (360) | 27% (12 meses previos), 52% (alguna | Sí/1996 |
Nicaragua (1995) | Managua | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 | 33% (12 meses previos), 69% (alguna | Sí/1996 |
Nicaragua (1998) | Nacional (DHS) | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 | 12% (12 meses previos), 28% (alguna | Sí/1996 |
Panamá | N/D | N/D | N/D | Sí/1999 |
Paraguay (2000) | Nacional (excepto región del | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 | 10% (alguna vez) | Sí/2000 |
Perú (1997) | Metro Lima | Mujeres actualmente casadas, 17-55 | 31% (12 meses previos) | Sí/1993 (reforzada en |
Puerto Rico (1995-1996) | Nacional | Mujeres alguna vez casadas, 15-49 | 13% (alguna vez) | Sí/1989 |
República Dominicana | N/D | N/D | N/D | Sí/1997 |
Santa Lucía | N/D | N/D | N/D | Sí/1995 |
San Vicente y Las | N/D | N/D | N/D | Sí/1984 |
Trinidad y Tobago | N/D | N/D | N/D | Sí/1999 |
Uruguay (1997) | Montevideo y Canelones | Mujeres actualmente casadas, 22-55 | 10% (12 meses previos) | Sí/1995 |
CIFRAS Y CAUSAS DE LA
VIOLENCIA
No sólo forma parte de una sensación
general. Lo dicen las estadísticas y los estudios elaborados
sobre el tema. En todo el mundo, la violencia
contra el sexo femenino
en cualquiera de sus manifestaciones no para de
crecer.
Uno de los informes
más completos sobre la dimensión del
fenómeno a nivel global fue elaborado en el marco de un
estudio general sobre el estado de
la población planetaria por el Fondo de
Población de las Naciones Unidas
(UNFPA). El trabajo
precisó que el número de mujeres que sufre
algún tipo de mutilación sexual asciende a 120
millones y cada año gana 2 millones más.
Según otro estudio realizado por el Banco
Interamericano de Desarrollo
(BID) sobre el escenario en América
Latina, entre el 25 y el 50 por ciento de las mujeres que
habitan en los países incluidos en esta región
sufre algún tipo de violencia dentro de su hogar. El
estudio incluye tanto violencia física -golpes,
empujones, sacudones, patadas- como las agresiones verbales, la
restricción de las libertades y las conductas que llevan a
una disminución de la autoestima.
Pero hay muchos más. En un estudio presentado
algunos años atrás, Amnistía Internacional
denunció que cada vez más mujeres sufren una
especie de existencia infernal cada día de su vida. En
números concretos, se expuso que veinte de cada cien
mujeres en el mundo son torturadas cotidianamente dentro de sus
hogares y en los distintos ámbitos en los que se
desenvuelven a diario.
En un escenario compuesto por esos números
escalofriantes, las voces que se
levantan para explicar por qué en las sociedades
occidentales actuales siguen persistiendo todo tipo de
modalidades de violencia contra la mujer son
muchas.
Algunos de quienes vienen estudiando el fenómeno
enmarcan la violencia de género
como parte de una reacción de sectores de la sociedad que
no pueden aún asimilar el cambio de
roles y la creciente autonomía que han adquirido las
mujeres sobre todo en la última mitad del siglo
XX.
Pero otros estudios sociales más recientes sobre
el fenómeno de las distintas formas de la violencia de
género coinciden en poner el foco de atención en los procesos de
socialización primaria, donde las personas
van adquiriendo reglas y normas que luego
ponen en práctica a lo largo de su vida.
En la vigencia de patrones culturales que legitiman
socialmente la violencia contra la mujer y que
están presentes en esos proceso de
transmisión de valores
está una de las claves para entender por qué en el
mundo las agresiones de género cada vez ganan más
víctimas.
Dentro de ese paradigma,
algunos autores ponen el foco en la primera formación que
obtienen niños y
niñas dentro de los hogares y la esfera educativa.
Mientras que los varones son educados en valores como la competencia, la
conquista, la
lucha, la fuerza y la
imposición, a las nenas se les transmiten valores como la
cooperación, la obediencia, la entrega y el
pacto.
Así lo destaca, por caso, la abogada platense
María del Carmen Taborcía, quien viene trabajando
desde hace muchos años en el tema y es autora de un
libro titulado
"Terrorismo
Familiar" junto al escritor y periodista Ricardo Santiago
Katz.
"Desde siempre, la mujer es quien se ocupa
principalmente de la crianza y educación de los
chicos -afirma-. Y si bien ninguna madre le enseña a sus
hijos que deben golpear y agredir a las mujeres, sí suelen
transmitir algunas conductas claramente machistas. Pero el mayor
problema, creo, está centrado no sólo en lo que los
chicos reciben como educación, sino en lo que los chicos
ven. Gran parte de los agresores han crecido en un ambiente donde
la violencia era una conducta
común, que ellos sólo repiten".
DENTRO DEL HOGAR
Las agresiones domésticas por parte de la pareja
o de los hijos son una de las formas más tradicionales de
ejercicio de violencia contra la mujer. Y forman parte de un
fenómeno que a pesar del paso de los años no llega
nunca a desaparecer. De acuerdo a los datos de la
Organización Panamericana de la Salud, en América
latina el 85 por ciento de los ataques físicos contra
mujeres ocurren en el hogar.
Hasta hace algunos años atrás, los abusos,
golpes y maltratos que se producían puertas para dentro
del hogar eran considerados socialmente como "asuntos de pareja"
que debían resolverse en privado, que no convenía
ventilar y que se limitaban a la esfera privada de esa
relación de a dos.
Hoy, aunque esa vieja concepción haya
caído en desuso en términos generales, las
agresiones tanto físicas como verbales que se dan en el
ámbito doméstico no han cesado. Para muestra,
sólo basta un dato de lo que sucede a nivel local.
Según los datos difundidos hace algún tiempo por la
Comisaría de la Mujer de La Plata, quienes agreden a las
mujeres suelen ser las personas más cercanas a ellas; es
decir, parejas y ex parejas.
Contra las grandes creencias populares en ese sentido, todos los
especialistas coinciden en señalar que la violencia
familiar no es algo que pertenezca exclusivamente a las
clases bajas o a sectores marginales.
Así lo apunta Susana Volpi, testigo de miles de casos de
violencia desde su trabajo en el
Centro de Amparo City Bell.
"Lo que vemos es que cada vez son más los episodios que se
dan en el marco de familias de clase media o
de clase alta. Lo que sucede es que ahí las denuncias son
pocas, porque las mujeres temen la vergüenza pública
o las consecuencias, que en muchos casos van por el lado de la
pérdida de estatus o de la disminución de sus
ingresos",
explica.
Finalmente, a la hora de hablar de las consecuencias que puede
dejar en la víctima un comportamiento
de este tipo, los autores hablan de una pluralidad de marcas.
Según señala Alejandra Patricia López, una
lectora que envió un trabajo de su autoría sobre el
tema, hay "fatiga física y psicológica, hay
aislamiento y se generan estados de ansiedad y de estrés.
Además, hay baja en la autoestima, ya que el hombre
violento actúa como un descalificador
permanente".
Mujeres victimas de maltratos que mataron en otros
países
Reportaje a la Dra. Vera Baird, abogada y diputada,
especialista en casos de mujeres que mataron a quienes las
sometían a maltratos.
La abogada Vera Baird, diputada en el Parlamento de su
país por el Partido Laborista, es una de las pocas
especialistas en casos de mujeres que mataron a quienes las
sometían a maltratos. Una tarea difícil por la
característica de estos homicidios,
pero sobre todo por la dificultad para demostrar la defensa
propia cuando en general ellos las agreden con puños y
ellas necesariamente utilizan armas.
Desde el año 2001, la abogada Vera Baird es una de las
casi cien mujeres que llegaron al Parlamento británico de
manos del Partido Laborista. Pero antes de eso, y aún hoy,
ella es sobre todo la principal referente para las mujeres
víctimas de violencia de género que mataron a sus
compañeros en defensa propia. Tuvo a su cargo la mitad de
los casos que hubo en Gran Bretaña en los últimos
10 años. Muy pocas de esas mujeres fueron absueltas, pero
en muchas causas se logró que les atenuaran la
pena.
Como parlamentaria, Baird preside un grupo
multipartidario dedicado a temas de violencia que trata de
influenciar las políticas
públicas y que tuvo un papel importante en la reciente
sanción de la Ley sobre
Violencia de su país. La anterior era de 1976, de otro
gobierno
laborista. "En el medio tuvimos 20 años de gobiernos
conservadores en los que no se hizo nada, no les interesaba este
tema. Ahora tenemos esta ley, pero fundamentalmente el tema de
violencia es tomado como una política
pública por el gobierno británico, con lo cual se
destinó presupuesto para
aumentar los refugios que hay para las víctimas, el tema
es parte de la currícula escolar, se ha empezado a
capacitar a los profesionales de la salud, la policía
está obligada a contar en cada repartición con
especialistas y nos quedan los juzgados, que son el ámbito
más reacio por su formación
conservadora."
Baird estuvo en Buenos Aires
invitada por el British Council para participar de la conferencia
Romper el silencio: El papel de las instituciones
al abordar la violencia contra la mujer, que se realizó en
noviembre pasado, y en la que participaron también Diana
Maffia, Monique Altschul, María Luisa Storani y la jueza
de la Suprema Corte bonaerense Hilda Kogan. La función de
Baird era brindar un panorama sobre las respuestas que el
gobierno británico está dando al tema de la
violencia de género. "Yo llegué con la
intención de hablar sólo de la nueva ley, pero
después de algunas entrevistas
informales y del conocimiento
previo que yo tenía sobre Argentina por los informes de la
Cedaw (Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer), me di
cuenta de que para ustedes sería una información acotada. Porque aquí
existe suficiente legislación. Creo que no necesitan
más leyes, sino que
las apliquen. Y que se hagan más cosas en relación
con los profesionales de la salud, la educación de los
niños, la capacitación de los jueces y la
disponibilidad de viviendas para las víctimas."
-En la ley que acaba de sancionarse en su país,
¿hay alguna modificación en relación con las
mujeres víctimas de violencia que matan en defensa
propia?
-No. Yo propuse dos veces una cláusula sobre el
tema, pero no se aceptó. Y eso que existe un gran informe en el que
se recomiendan cambios en la legislación relacionados con
este tema. Lo más importante de modificar es que la
condena sea más leve si el homicidio se
cometió en defensa propia. Pero, por ahora, la realidad es
que las mujeres en esta situación son acusadas de
homicidio y esto implica cadena perpetua.
-¿A qué recursos apela
como abogada en estos casos?
-La ley dice que un atenuante es la provocación
de la víctima. En ese caso, la sentencia es por homicidio
leve y no grave, con lo cual no hay cadena perpetua, y a veces
hasta se elimina la condena de prisión. La
provocación actúa en los casos en los que alguien
pierde el control por cosas
que dijo o hizo la víctima. Pero para eso hay que probar
que quien perdió el control es una "persona
razonable", lo cual implica muchas pericias. Esta
situación es muy fácil de resolver para el hombre que
mató, sólo tiene que probar que ella le hizo perder
el control. El problema es que esto no funciona con las mujeres,
porque ellas no matan de la misma forma que los hombres. El 90
por ciento de los casos de mujeres que matan en defensa propia lo
hacen con cuchillos de cocina. En algún momento de la
persecución quedan arrinconadas en la cocina. En el
discurso
posterior ellas dicen que no sabían que estaban manoteando
un cuchillo, que agarraron cualquier cosa al azar, pero yo dudo
que esto sea así, cierto nivel de conciencia hay
porque siempre agarran un cuchillo. Es la única arma que
tienen para frenarlo. La defensa en estos casos no puede ser la
provocación, sino la defensa propia. Pero para eso, el
oponente debería tener un arma equivalente. Como eso nunca
pasa, el jurado dice que lo único que él estaba
usando eran puños o pies, que la fuerza de ella era mayor,
y se las condena por homicidio grave.
-O sea que usted también está arrinconada.
-¿Qué hago yo? Intento demostrar que la mujer
actuó en defensa propia y voy cambiando el eje de la
provocación hasta encontrar el adecuado. Otra
táctica es argumentar responsabilidad disminuida por alteración
mental. Los psiquiatras desarrollaron muchas teorías
alrededor del síndrome de la mujer golpeada. Se sabe que
una mujer soporta alrededor de 35 veces las agresiones antes de
atacar.
-¿No es peligroso apelar a este argumento? Es
como quitarle entidad al acto de violencia cubriéndolo con
la debilidad psíquica de la mujer.
-Algo de eso hay. Además ninguna quiere que se la
defienda de esa forma. Pero si no hay otra salida, es el
último manotazo de ahogado. Nosotros tenemos dos problemas
graves con la ley actual: que con la misma norma, y en el mismo
caso, la mujer recibe una condena grave y el hombre una
leve.
-Teniendo en cuenta que el jurado en el sistema
británico está compuesto por miembros de la
sociedad, que el tema de la violencia de género
sufrió cambios desde las políticas públicas,
¿los jurados modificaron la forma de fallar?
-No mucho. Más bien mejoraron los jueces. Tenemos
un grave problema con los jueces en general porque
aproximadamente el 85 por ciento son hombres de clase media alta
que han vivido en un mundo masculino y se resisten a recibir
capacitación sobre violencia porque piensan que
perderían su independencia.
Esto está empezando a modificarse porque estamos mejorando
la forma de seleccionarlos. Pero la Corte de Apelaciones, que
sería la segunda instancia, tuvo una actitud muy
comprensiva hacia los casos de violencia contra las mujeres en
los últimos años, expandiendo la interpretación de la ley. Hubo muchas
condenas que logramos que se las pasara a homicidio leve en la
Corte de Apelaciones.
-La falta de sensibilidad de los jurados hacia estos
temas, ¿es representativa de la sociedad
británica?
-No estoy segura. Yo creo que si la ley no está
clara, es pedirles mucho a los jurados que dejen en libertad a una
mujer si el hombre está muerto. Si la ley cambiara, en
cambio, los jurados podrían percibirlo como un deseo de la
sociedad de modificar su actitud hacia la violencia contra las
mujeres.
- Violencia contra la Mujer en Argentina.
Información y Artículos
El círculo de maltrato en el que están
envueltas las mujeres dificulta la denuncia. Y cuando exponen los
casos, las falencias del sistema complican aún más
su situación.
En las mujeres que son víctimas de violencia
predominan las características depresivas y una baja
autoestima, como rasgos psicológicos sobresalientes. Los
signos que
pueden detectarse y la sintomatología
característica de una mujer que sufre la violencia de su
pareja son: la pasividad, escasa asertividad,
baja autoestima, inseguridad,
dependencia emocional, sentimientos de temor e indefensión
vinculados con la pareja, entre otros. Rasgos que, sumados a las
falencias del sistema, dificultan la salida del círculo de
violencia.
"Los términos violencia familiar o
violencia intrafamiliar, con una importante presencia
en Sudamérica, se vienen
utilizando desde 1988 y
1993 respectivamente debido a lo común
que resulta la aparición de esta violencia en el
ámbito familiar; además de que las leyes que penan
la violencia contra la mujer suelen considerar como requisito que
ésta sea esposa o mantenga con el sujeto
activo una relación de análoga
afectividad. Sin embargo, es obvio observar que el término
en sí comprende a la violencia entre todos los miembros de
la familia,
cuando su uso en este sentido está limitando su contexto
exclusivamente al ámbito marital o cuando el sujeto pasivo
sea especialmente vulnerable.["
"Golpean hasta que una dice basta, porque si no te das
cuenta de que entrás en la misma espiral de violencia que
él y llegás a pensar que un día podes
agarrar un cuchillo -prosigue Ana- para clavárselo y no
importa lo que te pase en la cárcel porque lo único
que querés es zafar de él. No sólo me
golpeaba, no sólo me torturaba psicológicamente. Me
obligaba a acostarme con él. Yo no quería, pero
tenía que hacerlo, me daba asco. Un día,
después de una discusión, fui a la cocina y
agarré un cuchillo. Pero en ese momento pensé: "no
vale la pena que por este tipo yo termine en el
cárcel"."
La vida de Ana tomó otro rumbo cuando se fue de
su casa, apartándose de su marido violento y, apoyada por
sus hijos, recibió la asistencia de profesionales del
Refugio Hogar Casa Abierta María Pueblo, una entidad en la
provincia de Buenos Aires, donde llegan las mujeres
víctimas de violencia sin necesidad de desprenderse de sus
hijos. La dirección de la entidad se mantiene
reservada por una resolución de la Suprema Corte de la
Justicia
bonaerense como medida de protección. Existen alrededor de
diez refugios con estas características.
Ana no es su verdadero nombre. La violencia que hace
tiempo selló su cuerpo hoy hace que prefiera permanecer en
el anonimato, pero está convencida de que su testimonio
puede ayudar a que su historia no se
repita.
La violencia familiar, como algo oculto, puertas
adentro, es parte de los testimonios. "Nadie me daba una mano por
más que lo supieran. Hoy es un tema que se instaló
y yo creo que fue porque hubo muchos niños y mujeres que
murieron", sostuvo Ana.
"Si todas las mujeres que padecen violencia supieran que
existen lugares donde las pueden ayudar y que hay leyes que las
protegen, las cosas serían diferentes. Hay miles de
mujeres que desconocen que existe otra vida además de la
de los golpes. Quienes padecemos estos actos tenemos un miedo que
nos aprisiona, aun cuando corre peligro nuestra vida. Yo nunca
pensé en hacer la denuncia porque probablemente lo que se
me venía después era peor, sabía que la
policía no me iba a creer, que me iban a decir que algo
hice. Además, cuando hacés una denuncia te mandan a
tu casa de nuevo. ¿Qué loco, no? Me vuelvo a mi
casa con el agresor", describe Ana.
Las agresiones empezaron siendo psicológicas
"pero yo no me di cuenta. Un día la perra hizo caca
adentro de la casa, yo venía de trabajar. El entró
adelante y empezó a decirme que a mí me gustaba
vivir en la mierda y fue al baño y tiró el papel
higiénico del tacho de basura por toda
la casa. Puedo contar cómo mi cabeza iba al inodoro, o que
me agarraba del cuello y me ponía contra la pared. Como mi
autoestima estaba muy baja, que me dijeran idiota era algo
normal, o que no sirvo para nada, era algo normal. Y pasan los
años y una se va acostumbrando. Y te quedás por los
hijos".
Ana insiste: "Los golpes no tienen justificación.
Un hombre violento te dice, después de que te golpea, que
lo perdones, que no se dio cuenta y promete que no lo
volverá a hacer más. Vos escuchás ese verso
y después te golpea de nuevo".
Para Ana, el fin de esta historia comenzó cuando
llegó un día tarde de su trabajo después de
una larga jornada. "Al día siguiente tenía que
presentar un informe. Esa noche él (su marido) me dijo que
no quería que yo siguiera trabajando porque no
podía ocuparme de los chicos y la casa. Yo le dije que iba
a seguir trabajando sin importar lo que me dijera.
Después, él quiso mantener relaciones y le dije que
estaba cansada. Me rompió el diskette en el que
había guardado todo lo que había hecho. Me dijo que
quería una puta en la cama y yo le dije que si
quería una puta que la pagara. Sabía que
atrás de eso venía el tortazo. Entonces me
levanté, me fui a la cocina. Siguió
torturándome, quiso pegarme y en ese momento yo
tenía un cuchillo en la mano y dije: no vale la pena. Me
fui a la habitación, agarré mis cosas y me fui de
casa. Le dije a mi hijo que me iba y me contestó:
"Mamá, esto lo tendrías que haber hecho hace veinte
años"."
Después de un tiempo, cuando "él vio que
yo no volvía a casa fue a mi trabajo, abrió la
puerta del despacho y me alzó pasándome del otro
lado del mostrador". Ese mismo día se le hizo una
exclusión de hogar "porque lo que sucedió
salió en los diarios, porque yo trabajaba en el Concejo
Deliberante de La Plata. Entonces volví a mi casa,
él no se podía acercar y yo contaba con custodia
policial. Cuando se levantó esa protección,
entró por la puerta de atrás violando la norma. Mi
hijo me defendió y me gritó que llamara a la
policía".
La historia de Ana es la de muchas otras mujeres. Ana
encontró ayuda en el refugio Casa Abierta. Tiene domicilio
real reservado según un decreto de la Procuración
bonaerense como medida de protección ante situaciones de
violencia extrema. Desde septiembre de 2001 hasta febrero del
año siguiente Ana estuvo en el refugio. "Hasta que no
vieron que yo me podía sustentar económicamente, no
me dejaron ir." Ana hizo hincapié en eso porque su marido
"se quedó con todo. Por haberme golpeado fue
sobreseído, adujo emoción violenta, es decir, que
la situación lo superó. No pasó nada porque
yo no tenía denuncias previas hechas". Uno de los
fundadores del hogar, Darío Witt, relató a este
diario que al hogar "se ingresa de manera voluntaria. Desde el
primer encuentro las mujeres tienen que tomar decisiones, y eso
es algo a lo que antes no estaban acostumbradas. Las
víctimas de violencia nunca fueron escuchadas".
Ninguna de las personas que los llama queda sin atender. "El
primer contacto es telefónico y luego se pasa a una
entrevista en
un lugar neutral, público, si es que la situación
no es extremadamente urgente", explicó Witt. Y aclara: "La
alternativa de ingreso al refugio es la última, es decir,
cuando el riesgo de vida es
extremo. Algunas mujeres sólo necesitan asistencia legal o
que las acompañemos para que ellas tomen decisiones".
Por otra parte, en muchas ocasiones "sabemos que va a volver con
su pareja. No condenamos a la que vuelve. La idea es que se
plantee algunas preguntas, se replantee algunas cosas, es decir,
que vuelva para cambiar. La base está no en si vuelve o
no, sino en cómo vuelve". Para Witt es esencial recordar
que "una víctima hace lo que puede, no lo que quiere".
El titular del refugio hizo hincapié en los oídos
sordos de la sociedad "que escucha pero no hace nada. Es
necesario que las cosas cambien. Necesitamos que el país
sea más justo en este tema".
Asignaturas pendientes para eliminar
la violencia contra las mujeres
Para la Argentina, la prevención
y erradicación de la violencia contra las mujeres no es
una política de Estado: no hay
un plan nacional
para enfrentar esta problemática, las partidas
presupuestarias son escasas, persisten serios obstáculos
para que las víctimas puedan acceder a la Justicia y
faltan sistemas
estadísticos serios que midan la real dimensión del
fenómeno. Estas son los principales cuestionamientos que
harán organizaciones no
gubernamentales ante el comité de expertas de la OEA que
evaluará el cumplimiento del país -y de la
mayoría de naciones de América latina y el Caribe-
del tratado internacional más importante para combatir la
violencia de género conocido como Convención de
Belém do Pará. Las especialistas sesionarán
por primera vez en Buenos Aires. La reunión se
extenderá entre mañana y el viernes y será
inaugurada por el secretario general de la OEA, el chileno
José Miguel Insulza, y el canciller Jorge
Taiana.
La Convención Interamericana para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres fue
aprobada por la Asamblea General de la OEA en 1994. Su
importancia radica en que ordena a los países que la
ratifican -Argentina lo hizo en 1996- acciones
concretas para evitar y luchar contra esta pandemia. Define la
violencia contra las mujeres como una violación de los
derechos
humanos y obliga a los Estados parte a adoptar medidas
progresivas para modificar los patrones socioculturales que
sostienen las relaciones desiguales de poder entre
hombres y mujeres, que favorecen la persistencia de este
fenómeno.
En su primer artículo, la Convención de
Belém do Pará considera que "debe entenderse por
violencia contra la mujer cualquier acción
o conducta, basada en su género, que cause muerte,
daño o
sufrimiento físico, sexual o psicológico a la
mujer, tanto en el ámbito público como el
privado".
Esta convención tiene dos mecanismos de
seguimiento: un cuerpo político, integrado por
representantes de los gobiernos, y un cuerpo técnico,
formado por expertas independientes, una por cada uno de la
treintena de países del continente que ha ratificado el
tratado. Ambos mecanismos de monitoreo empezaron a funcionar en
2005. La que comienza mañana será la tercera
reunión del comité de expertas y se hace en Buenos
Aires, en lugar de Washington, donde tiene sede la OEA, porque en
las dos oportunidades anteriores Estados Unidos le
negó la visa a la representante de Venezuela.
La sesión inaugural será mañana a
las 11.30 en el Palacio San
Martín. Allí, las expertas llegadas de todo el
continente evaluarán los avances y los obstáculos
en el cumplimiento de la convención en 28 países.
En el caso de Argentina, analizarán un reporte presentado
por el Gobierno y otro alternativo, elaborado por un equipo de
investigación de la filial argentina de
Cladem (el Comité de América Latina por la Defensa
de los derechos de
las Mujeres). Además, escucharán a representantes
de entidades de la sociedad civil,
entre ellas, un consorcio de medio centenar de ONG que
conforman la Red de Monitoreo de la Ley
de Violencia Familiar de la provincia de Buenos Aires (ver
aparte). Finalmente, el comité de expertas hará
recomendaciones al país.
El contrainforme de Cladem Argentina, al que
accedió Página/12, es muy crítico:
señala los numerosos obstáculos que encuentran en
la Argentina las mujeres que sufren violencia y la ausencia de
una política nacional integral para prevenir y enfrentar
esta problemática. Algunas de sus observaciones son las
siguientes:
– Se cuestiona que las respuestas del Estado
están focalizadas "casi exclusivamente en la violencia
familiar, intrafamiliar y/o doméstica" como si se tratara
de un conflicto
hogareño, en lugar de una violación de derechos
humanos. "No se advierte que es la condición de
género el factor de riesgo", sostiene el
contrainforme.
– Las organizaciones de mujeres coinciden en que existe
"falta de voluntad política" para efectivizar programas de
asistencia a víctimas de violencia que se sostengan en el
tiempo. Además, "los que existen están localizados
especialmente en las grandes ciudades", dejando sin respuesta a
extensas regiones alejadas de los centros urbanos más
importantes y a las zonas rurales.
– No existen guías de atención para
mujeres víctimas de violencia en el Poder Judicial y
la Policía.
– La adopción
de respuestas preventivas de parte de los magistrados depende del
criterio personal de cada
uno. Muchas veces se demoran.
– Faltan refugios para que las mujeres puedan ser
derivadas en caso
de riesgo de vida. En toda la provincia de Buenos Aires hay
solamente dos.
– Se denuncia una "dramática disminución"
del presupuesto del Consejo Nacional de la Mujer, a través
del cual el gobierno nacional instrumenta las políticas
públicas de género. Del 2006 al 2007 la partida
bajó un 80 por ciento y es de apenas 1.891.799
pesos.
– Una de las carencias "más significativas" por
parte del Estado se resume en "la falta de un diseño
de investigación" que permita tener estadísticas
serias. "Este déficit no contribuye a visibilizar la
problemática", considera el reporte.
– "No hay una política penal tendiente a la
erradicación del feminicidio, ya que el mismo no es
visibilizado como tal. En la medida en que persista la actitud
negligente de las autoridades policiales y políticas que
se niegan a reconocer que se trata de casos de grave violencia
contra mujeres y prefieran, en cambio, clasificarlos como
"crímenes pasionales", no existirá la
sanción efectiva", señala el contrainforme de
Cladem Argentina.
Congreso Nacional: "Las mujeres y los Vínculos
libres de Violencia".
La Violencia contra la Mujer ha sido y es un tema
prioritario para el Consejo. Desde su creación ha
participado activamente en la formulación y seguimiento de
proyectos
dedicados a esta temática. En la sanción de la Ley
Nº 24.417 del año 1994 sobre Protección de la
Violencia Familiar realizó una serie de acciones
tendientes a su consecución, y también
participó en la Comisión del Ministerio de Justicia
que elaboró su Decreto Reglamentario Nº 235/96;
realizó el seguimiento de los proyectos de ley para la
reforma del Título III del Libro Segundo del Código
Penal "Delitos contra
la Honestidad", y
mantuvo contacto con legisladores/as para la sanción de la
Ley Nº 25.087 que la modifica por "Delitos contra la
integridad sexual" que recoge la mayoría de los
cuestionamientos formulados por el movimiento de
mujeres y el Consejo Nacional de la Mujer, así como las
Recomendaciones de la CEDAW. Actualmente, promueve la
sanción de una normativa en relación con el
Acoso
Sexual.
Plan Nacional de y Capacitación, Asistencia Técnica
y Sensibilización en el tema de la Violencia contra la
Mujer
En base a acuerdos celebrados con UNICEF, en el mes de noviembre
de 1996 se puso en marcha el Plan Nacional de
Capacitación, Asistencia Técnica y
Sensibilización en la temática de la Violencia
contra la Mujer. Este programa tiene
por finalidad identificar estrategias desde
el Estado Nacional, Áreas Mujer Provinciales y Municipales
y organizaciones de la sociedad civil para la creación y/o
fortalecimiento de servicios
destinados a la prevención y asistencia de las mujeres
objeto de violencia.
Como parte del desarrollo del mismo, el CNM ha preparado la Serie
"La violencia contra las mujeres en el ámbito de las
relaciones familiares" integrada por distintos materiales
referidos al tema. Uno de ellos es un Manual pensado
como un instrumento destinado a brindar orientaciones
teóricas y metodológicas básicas para la
intervención en situaciones de violencia contra la mujer
en las relaciones intrafamiliares. Está dirigido a
profesionales y personal con inserción en ámbitos
institucionales o comunitarios (gubernamentales y no
gubernamentales) que se encuentran trabajando en esta
temática o interesados en comenzar a intervenir en esta
área específica. Tiene como objetivos:
- Brindar lineamientos teóricos básicos
para el abordaje de las situaciones de violencia contra la
mujer; - Aportar documentación sobre los aspectos legales
referidos a la temática; - Transferir orientaciones metodológicas
básicas para la etapa de intervención a nivel
local; - Aportar lineamientos teóricos para la
implementación de estrategias de intervención,
tanto de prevención como de asistencia; - Brindar orientaciones teóricas y
metodológicas para la conformación y/o
fortalecimiento de los equipos de los servicios de asistencia
y/o prevención de la violencia contra la
mujer.
El mencionado Manual desarrolla los siguientes
temas:
- Surgimiento de la violencia contra la mujer como
problema social; - La violencia en el ámbito de las relaciones
familiares; - Metodologías de intervención a nivel
local; - Modalidades de intervención: prevención
y asistencia.
El Manual se integra con dos Instructivos, uno,
destinado a las capacitadoras y capacitadores y otro, para el
Desarrollo de Talleres, para los/as participantes.
Esta asistencia técnica y capacitación es
acordada de manera conjunta entre el organismo solicitante y el
CNM, de acuerdo con las necesidades locales y/o regionales.
Asimismo se brinda la posibilidad de fortalecer servicios
especializados que ya estén en funcionamiento y quieran
potenciar recursos propios y/o políticas de
intervención transversales con otras áreas del
propio gobierno provincial y/o local. Una prioridad en este
programa es estimular la formación de redes de gobiernos
provinciales y/o municipales y organizaciones de la sociedad
civil para la asistencia a las mujeres víctimas de
violencia.
Se hizo la presentación de los materiales a
capacitadoras/es de todo el país y se hizo entrega de los
mismos, así como a todas las Areas Mujer del país.
Se realizaron de talleres de capacitación en las
provincias de Santa Cruz, Corrientes, Jujuy, La Pampa y La
Rioja.
Registro Unificado de Casos
En el reconocimiento de que la producción de información
-sistemática y confiable- puede constituirse en una de las
herramientas
más valiosas para profundizar en el
conocimiento, la
investigación y la difusión de la
problemática de la violencia familiar contra la mujer, el
CNM ha puesto en marcha el desarrollo de un Sistema de
Información y Monitoreo de la Violencia Familiar
Contra la Mujer.
En el marco de ese Proyecto se ha
diseñado un Instrumento de Registro de
Casos, (conjuntamente con un Programa Informático para el
Ingreso y Análisis de Información), destinado
a Servicios especializados en la atención de la violencia
familiar contra la mujer. El diseño de dicho Instrumento
fue el resultado de diversas actividades desarrolladas con
especialistas y profesionales dedicados/as a la atención
de esta problemática provenientes de Servicios
Gubernamentales, No Gubernamentales y Areas Académicas de
todo el país.
El Instrumento se ha implementado de modo tal que
permita estimar la prevalencia e incidencia de la demanda
institucional (es decir, de los casos atendidos por los
Servicios). Recabando datos sobre el perfil
sociodemográfico de la población atendida,
antecedentes familiares, motivos de consulta, situación
vincular, antecedentes de maltrato, redes sociales, tiempo de
exposición a la situación de
violencia por la que se consulta, accesibilidad al servicio,
entre muchas otras variables
relevadas.
Los Servicios interesados en participar de este Sistema suscriben
un Acta de Entendimiento con el CNM a partir de la cual cada las
instituciones firmante se comprometen a elevar al CNM la
información relevada, mientras que éste se
compromete a su difusión, divulgación (garantizando
que todos los Servicios accedan a la información producida
por todos) y a brindar asistencia técnica a los Servicios
que así lo requieren. Actualmente más de 40
Servicios de todo el país han sido capacitados en el uso y
aplicación de dichos Instrumento, y una gran parte de
ellos han comenzado a producir información sobre la
población atendida. A partir de la información que
se está produciendo el CNM elaborará distintos
materiales de difusión, a los efectos de divulgar la
situación de las mujeres víctimas de violencia, que
consultan en Servicios especializados. A partir de ellos se
espera evaluar comparativamente la situación de los
servicios y de las mujeres consultantes en distintas regiones del
país.
Se han distribuido en Capital
Federal 20.000 folletos sobre el acceso de las mujeres a la Ley
Nº 24.417 y más de 40.000 ejemplares de la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer
La información que se presenta proviene de los
relevamientos realizados en el marco del Proyecto para el
desarrollo de un Sistema de Información y Monitoreo de la
Violencia Contra la Mujer, del Consejo Nacional de la Mujer.
Este Proyecto se enmarca en el Programa Nacional de
Capacitación, Asistencia Técnica y
Sensibilización en el tema de la Violencia Contra la Mujer
que llevan adelante el CNM desde la Dirección Nacional de
Asistencia Técnica.
Se ha desarrollado un Instrumento de Registro de Casos para
evaluar la prevalencia de casos atendidos por los Servicios que
participan del Sistema.
Este Instrumento permite además caracterizar a la
población según cuatro apartados
temáticos:
1. Datos de identificación
2. Caracterización socio-demográfica
3. Evaluación
de riesgo y antecedentes de violencia
4. Estrategia de
intervención institucional
El apartado 1 es de uso interno de cada Servicio y permite contar
con datos de identificación de la consultante y del
agresor.
El apartado 2 ofrece información sobre el perfil
socioeconómico de las mujeres consultantes, su
inserción en el mercado de
trabajo, nivel de estudios, conformación familiar entre
otras variables.
El apartado 3 releva datos sobre antecedentes de violencia en la
víctima y el agresor, motivos de consulta, nivel de riesgo
de la consultante (medido por el daño físico y
psicológico observado), las redes sociales disponibles y
la historia vincular y de violencia con el agresor.
Finalmente el capítulo 4 permite evaluar por qué
medios de
derivación o información llegan las mujeres a la
consulta; qué historia de consultas previas tienen; y que
estrategia de intervención interna e intersectorial se
observa entre los servicios.
En este apartado se presenta información proveniente de
los siguientes Servicios (seleccionados del total de Servicios
participantes por el volumen de
información relevada):
Servicio de Atención de Violencia Familiar de la
Dirección del Menor y la Familia de la
Municipalidad de Lomas de Zamora.
Servicio de Atención de la Violencia Familiar de la
Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de
Tigre.
Servicio de Atención de Violencia Familiar de la
Dirección Provincial del Menor, la Mujer y la Familia de
la Provincia de Santa Fe.
Servicio de Atención en Violencia Familiar de la
Secretaría de Bienestar Social Area Mujer de la
Municipalidad de Comodoro de Rivadavia.
Servicio de Atención en Violencia Familiar de la
Secretaría de Promoción de la Municipalidad de
Rosario.
Servicio de Atención en Violencia Familiar de la
Municipalidad de Villa Constitución.
Análisis de las tendencias observadas
Los cuadros presentados en este apartado ofrece
información sobre la población demandante a
Servicios de atención en Violencia Familiar, registrada a
través del Instrumento de Registro de Casos elaborado por
el CNM. La información se presenta discriminada por
Servicio.
Dada las características del relevamiento los datos tienen
carácter preliminar, e informan sobre
tendencias que deberán confirmarse conforme avance el
volumen de casos registrados y el número de Servicios
usuarios del Instrumento.
En la gran mayoría de los casos se observan tendencias
convergentes en la información relevada entre los
Servicios; abonando la consistencia y confiabilidad de dicha
información.
a. Acceso, consultas previas y estacionalidad en la consulta a
Servicios de Violencia Familiar.
Se observa que la principal vía de acceso de la
población que consulta a Servicios de atención en
Violencia Familiar lo hace a través de redes informales:
información suministrada por conocidos o allegados. En
segundo lugar -aunque en menor proporción- se ubica la
derivación entre servicios, y en tercer término,
pero excepcionalmente, se registran casos que llegan por la
vía judicial.
La derivación policial tiene muy escasa
representación, con la excepción de un caso en el
que se registra también una importante derivación
del área de justicia.
Aunque en la literatura sobre el tema se
ha hablado de un aumento de la consulta en los días
posteriores a períodos vacacionales, feriados y fines de
semana (por la mayor exposición al contacto con el
agresor, en el contexto del hogar) los datos relevados confirman
ese comportamiento sólo en algunos de los Servicios
analizados, en los que se observa un incremento de consulta
relativamente más elevado, los días lunes.
Las diferencias observadas no se explican tampoco por
restricciones en los días de admisión (que
concentrarían la demanda en esos días), ya que se
han registrado casos de Servicios que disponen de instancias de
admisión todos los días de la semana y que, sin
embargo, no registran una mayor proporción de consulta los
días lunes.
La incidencia de consultas previas es relativamente escasa, si se
tiene en cuenta la cronicidad de esta problemática: oscila
entre el 7 y el 12% según los casos.
Por el contrario los antecedentes de denuncias judiciales o
policiales, son en todos los casos muy elevados, lo que permite
pensar que las mujeres privilegian este recurso antes que los
servicios especializados. Los porcentajes de antecedentes de
denuncias judiciales o policiales rondan el 35 a 50% de los
casos.
De igual modo se puede inferir que la denuncia judicial o
policial no implica necesariamente una posterior consulta a
servicios especializados, y que, los efectores de la justicia o
de la policía no promueven esa consulta
b. Motivo de consulta y vínculo entre consultante
y agresor.
Los motivos de consulta pueden ser por "violencia
psicológica" (que incluye insultos, maltrato verbal,
degradación, etc.); "violencia física"; "violencia
sexual" (abuso, violación, etc. aunque provenga de un
compañero o cónyuge); "privación o
restricción de la libertad" y "violencia económica"
(restricción y controles sobre el uso del dinero en el
hogar).
De todas ellas la que registra mayor incidencia es la violencia
física. Entre el 65 al 80% de las consultantes
-según los Servicios- consultan por violencia
física.
La intensidad es variable aunque se registra en todos los casos
una importante incidencia de "bastante frecuente" o "muy
frecuente", lo que significa que la mujer recibe agresiones
físicas diariamente o semanalmente.
En la gran mayoría de los casos el agresor es
"cónyuge o concubino" de la mujer maltratada (entre el 65
y el 80%) o ex – pareja (entre el 5 al 24%). Muy poca
representación se registra en las restantes
categorías; aunque en algunos casos la categoría
"hijo" alcanza al 5%
c. Reproducción de la violencia.
La violencia hacia los hijos por parte del agresor y por parte de
la víctima registra diferencias importantes: en todos los
casos la víctima se declara mucho menos violenta hacia los
propios hijos que lo que declara del agresor. Esas diferencias
son muy distintas según los casos, pero siempre
significativas (las máximas son de 5% para la
víctima y 61% para el agresor y las mínimas de 2%
para la víctima y 23% para el agresor). Sin embargo, dado
que la respondente es la propia víctima cabe esperar un
importante subregistro sobre la declaración de la
violencia que ella ejerce sobre los hijos
En lo que respecta a los antecedentes de violencia en la historia
y familia de origen de la víctima y el agresor se
registran también diferencias y variaciones entre los
casos. En este indicador las tendencias son muy divergentes entre
los Servicios, lo que no permite inferir una pauta
característica. Los antecedentes de violencia en la
familia de origen de la víctima oscilan entre un 15% a un
45%, computando las situaciones de "víctima de violencia";
"testigo de violencia"; "abandono de uno de los progenitores";
"violencia sexual"). En lo que respecta a los antecedentes del
agresor se registran también variaciones que van desde un
15% a un 60%. La falta de información ha sido muy alta en
este indicador, lo que puede deberse a las dificultades para
tratar este tema en la consulta de
admisión.
d. Indicadores de
riesgo.
Finalmente se ha elaborado un "Indice de riesgo" que permite
estimar el porcentaje de mujeres que llega a la consulta en
situación de riesgo de vida.
Este se mide computando indicadores sobre "intensidad registrada
en el motivo de consulta" (casos en que la violencia es "bastante
frecuente" o "muy frecuente") e indicadores de riesgo de vida:
tener lesiones que requirieron atención médica,
haber sido amenazada con arma de fuego, haber intentado
suicidarse, haber sufrido abortos por causa de violencia. A
partir de ellos se construye un índice que mide los
niveles de riesgo. Según los datos relevados entre un 22%
a un 40% de las mujeres llegan a la consulta en situación
de "riesgo alto"; y entre un 4% y un 34% en situaciones de riesgo
medio (cfr.
El mapa argentino de la violencia contra las
mujeres
Miles de mujeres mueren, son golpeadas o abusadas todos
los años en Argentina. Pero no se sabe exactamente
cuántas. Ni en qué circunstancias. Las
estadísticas a nivel nacional o provincial no existen o
están dispersas. Y cuando existen, en la mayoría de
los casos se trata de cifras aproximadas. Estimaciones.
Números que dicen poco y mal. Por eso cabe la pregunta:
¿Si ni siquiera se conoce la dimensión del
problema, cómo puede hacer el Estado para desarrollar
políticas públicas para frenar la violencia contra
las mujeres?
En los primeros 66 días del año fueron asesinadas
33 mujeres y niñas de distintos sectores sociales como
consecuencia de la violencia de género, según
publicó la prensa el 8 de
marzo, en el Día Internacional de la Mujer. La cifra se
obtuvo a partir de la información que se publicó en
los diferentes medios en ese período, porque en Argentina
no hay estadísticas oficiales. ¿El resultado? La
imposibilidad de realizar un abordaje integral para la violencia
de género. Algo sumamente preocupante cuando se piensa que
-según las estimaciones de la ONU– una de cada
tres mujeres en el mundo tiene probabilidades de ser
maltratada.
- En Catamarca más de 2000 casos por
año. - En Entre Ríos, cinco meses, cinco mujeres
asesinadas. - En Tucumán, en lo que va del año
asistieron 1.200 casos de violencia familiar.
La jueza de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza,
Aída Kemelmajer, analizó la violencia
intrafamiliar desde los organismos involucrados con esta
problemática y afirmó que la principal falencia del
sistema es la "falta de coordinación entre los distintos organismos
y la falta de programas" que den solución a este
tema.
Por otra parte un grupo de profesionales de salud mental de
los Tribunales de Familia de Mendoza analizó cuáles
son los rasgos de personalidad y
los trastornos psíquicos que sufren las mujeres inmersas
en círculos violentos. En las mujeres que son
víctimas de violencia predominan las
características depresivas y una baja autoestima, como
rasgos psicológicos sobresalientes. Los signos que pueden
detectarse y la sintomatología característica de
una mujer que sufre la violencia de su pareja son: la pasividad,
escasa asertividad, baja autoestima, inseguridad, dependencia
emocional, sentimientos de temor e indefensión vinculados
a la pareja, entre otros. Rasgos que, sumados a las falencias del
sistema, dificultan la salida del círculo de
violencia.
Así podríamos nombrar cada una de nuestras
provincias, los números son tan parecidos como
desalentadores.
Violencia familiar: obstáculos
para acceder a la Justicia
Las soluciones
todavía se hacen esperar, tibias, desarticuladas,
inconsistentes. Llueven las denuncias y mueren en un
cajón, muchas veces junto con sus víctimas como
hemos visto ya en más de un caso en la ciudad de Salta
Capital.
Ningún plan será integral si no toma en
cuenta las dificultades tanto subjetivas como de orden
práctico que enfrentan las mujeres en su recorrido previo
hasta llegar a la ley. Los Juzgados de Familia, sólo en la
Ciudad de Buenos Aires, recibieron 4.386 denuncias de violencia
familiar durante el año 2006. Esto representa un
incremento respecto de las denuncias recibidas durante el
año anterior y la tendencia para el 2007 indica que
seguirá en aumento.
Del total de denuncias, en 6 de cada 10 casos la víctima
es una mujer y, en más de la mitad de los casos las
personas denunciadas son los cónyuges o concubinos,
seguido por un 25% de denuncias contra el padre.
Según la Cámara Nacional en lo Civil, las mujeres
han tenido año tras año el triste privilegio de ser
las principales denunciantes como víctimas de violencia
familiar en proporciones que hasta el 2005 superaban el 75% de
los casos, y que en el 2006 disminuyó al 58% por el
dramático incremento de menores damnificados (que
pasó de 620 casos en el 2.005 a 2093 denuncias en el
2006). Este incremento sostenido en las denuncias formuladas
desde 1994 no necesariamente implica un aumento en los episodios
de violencia familiar. Sólo significa un aumento en el
número de casos en los que las personas involucradas han
logrado vencer los obstáculos materiales y subjetivos que
les impiden el uso de las herramientas legales para acceder a las
medidas que contempla la Ley de Protección contra la
Violencia Familiar, vigente desde 1994. En el marco de la
reciente conmemoración del Día Internacional para
la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres es
imprescindible reflexionar acerca de las dificultades que
expresan las voces de las víctimas y especialistas:
qué motivos llevan a las mujeres que conviven con
relaciones familiares violentas a sentir que pueden o que no
pueden recurrir a las herramientas legales. A pocos años
de sancionada la ley, una investigación señalaba
que la mayor dificultad se vinculaba con la falta de acceso a la
Justicia: la necesidad de contar como mínimo con
patrocinio jurídico gratuito para realizar la denuncia
(aun cuando el concepto de
acceso a la Justicia sea más amplio). A más de diez
años, el acceso a la Justicia todavía no
está asegurado para la totalidad de las víctimas de
violencia, ni para personas con otras varias necesidades
jurídicas insatisfechas. La formulación de la
denuncia de violencia familiar sosteniendo el proceso que
llevará a la resolución del problema crítico
es fundamental para comenzar a ponerle fin.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio reciente del ELA (Equipo
Latinoamericano de Justicia y Género), sólo el 40%
de las mujeres de las principales ciudades argentinas conocen la
existencia de la ley de violencia familiar. Argentina no cuenta
con información suficiente acerca de la dimensión
del problema, a diferencia de países como Chile o México que
han realizado encuestas
nacionales para disponer de información estadística fundamental. Se carece de un
plan nacional de prevención y protección de
violencia familiar. Entre otras medidas, deberían
desarrollarse campañas para promover la denuncia por parte
de las mujeres que la sufren. Asimismo, las mujeres "como la
sociedad en su conjunto" deben tomar conciencia que el acceso a
la Justicia es un derecho y que es responsabilidad del Estado
garantizarlo. Una reciente investigación de ELA sobre las
opiniones de expertas y expertos y mujeres víctimas de
violencia señala obstáculos adicionales que
deberían tenerse en cuenta a la hora de informar las
políticas públicas: la denuncia de violencia es la
culminación de un proceso previo sin el cual la
víctima se encuentra sola, desarmada y expuesta; es
importante la generalización del conocimiento entre
profesionales vinculados al tema acerca de las
características de los vínculos violentos,
así como de los lugares que prestan ayuda durante el
proceso. Es imprescindible también llevar adelante
campañas de prevención en todos los niveles,
particularmente en las primeras relaciones amorosas desde la
infancia y la
pubertad,
cuestionando los preconceptos y costumbres que favorecen el
sometimiento y la denigración; debe promoverse el
entendimiento del maltrato de cualquier índole en la
pareja como motivo para pedir ayuda de modo de favorecer el
inicio de la conciencia del problema y de la formación de
la red de apoyo necesaria. La denuncia debe formalizarse en las
mejores condiciones, cuando las mujeres cuentan con una red para sostenerla y
afrontarla. La optimización del funcionamiento de los
circuitos de
ayuda incluyendo refugios y subsidios para mujeres o familias que
quedarían sin techo o alimentos
también resulta importante y en ocasiones indispensable.
Un plan integral para luchar contra la violencia familiar que
sufren en proporciones alarmantes las mujeres debe incluir
acciones tendientes a la superación de los
obstáculos que ellas enfrentan en sus procesos internos.
La observación de los estándares
establecidos por las convenciones internacionales y la
sanción de normas locales que faciliten la operatividad de
tales principios son
fundamentales para brindar mecanismos efectivos contra la
violencia. Sin embargo, serán insuficientes si no se toma
en cuenta la otra cantidad de dificultades tanto subjetivas como
de orden práctico, que enfrentan las mujeres en su
recorrido previo hasta llegar a la ley.
Algunos Casos estremecedores en
Argentina
SANTA FE
Prendió fuego al marido porque les pegaba
a ella y a los hijos
La pareja lleva 20 años junta y
la esposa ya había denunciado ataques. El domingo, luego
de que su marido le pegara a ella y a la hija menor, lo
roció con nafta. El hombre
está grave y ella fue detenida.
Soportó palizas durante años y vio como su
marido golpeaba a los cuatro hijos mayores. Pero los golpes a su
hija menor le resultaron insoportables. Enfurecida, tomó
una botella plástica cargada con nafta, se la
arrojó a su marido y lo prendió fuego. "Estaba
cansada de que me cague a palos", se justificó luego,
frente a la Policía, al ser detenida. En la seccional
repitió la frase una y otra vez. El ataque ocurrió
el domingo a la tarde en la casa de la pareja, ubicada en un
barrio de calles de tierra de
Villa Gobernador Gálvez, ocho kilómetros al sur de
Rosario.
El hombre permanecía ayer internado con quemaduras
"profundas" en el ochenta por ciento de su cuerpo. Su estado era
"crítico", de acuerdo al parte médico del Hospital
Provincial. La mujer, imputada de "lesiones graves", está
detenida e incomunicada en la alcaldía de mujeres. Hoy va
a declarar ante la Justicia. En pareja desde hace más de
20 años, Héctor Barboza y Lucía Boggio,
ambos de 48 años, tuvieron cinco hijos. Según el
relato de la familia y los vecinos, los cuatro mayores fueron
golpeados por el hombre desde pequeños, pero jamás
le había levantado la mano a la menor. Según los
testimonios, era frecuente que el padre llegara alcoholizado y
generara discusiones que terminaban en golpes.
Además de los golpes, su pareja le cuestionaba
infidelidades y que, en los últimos tiempos, destinaba
parte de sus ingresos a atender a los hijos de otra mujer. El
hombre "tiene numerosos antecedentes por delitos contra la
propiedad y
las personas", confirmaron en la comisaría de Villa
Gobernador Gálvez. El domingo, cerca de las cinco de la
tarde, comenzó otra pelea. Barboza tomó de los
pelos a su mujer y la tiró al piso, según
contó Luciana, de 15 años, e hija menor de la
pareja. La chica intentó mediar, pero por primera vez
recibió varios cachetazos en el rostro y golpes en las
piernas por parte de su padre. Fue demasiado para la madre, que
buscó un hierro para
defender a la adolescente y golpeó a su marido. Lejos de
amedrentarse, el hombre tomó un machete. La hija se
refugió en lo de un vecino y la madre salió al
patio. Allí se hallaba un ciclomotor que el hombre
había estado arreglando. Al lado de la motito había
una botella plástica de gaseosa cargada con nafta. La
mujer agarró la botella y se la arrojó al hombre
por una ventana de la casilla y lo prendió fuego.
"Yo creo que en realidad quiso quemar la casilla para que
él se fuera", especuló Luciana, quien no pudo ver
lo ocurrido porque ya estaba en la casa del vecino. Cecilia, de
23, apuntó que ella y sus hermanos eran sometidos a
castigos frecuentes. "Siempre venía con toda la bronca y
se desquitaba con mi mamá. La casa era una locura. A
nosotros nos pegó siempre, desde chicos", admitió
con los ojos invadidos por el dolor y la impotencia. Las dos, aun
consternadas por la situación de su madre y el estado de
salud del padre, aseguraron que la mujer "nunca" había
reaccionado de esa manera. A pesar de que en el pasado radicaron
denuncias por malos tratos, últimamente ya no se
presentaba en la comisaría. Las dos jóvenes que
dialogaron con este diario no lograron explicar el por qué
de esa actitud. Los vecinos, sin embargo, corroboraron la
historia de la mujer. "La gente estaba cansada de escuchar los
gritos y las peleas. Además, tenía problemas con
todo el barrio", puntualizaron en la seccional.
Al ser detenida, la mujer estaba azorada. Los agentes constataron
que no tenía marcas recientes de golpes. Sí, en
cambio, comprobaron viejas cicatrices que le atravesaban
distintas partes del cuerpo. Marcas de un maltrato continuado al
que ahora decidió ponerle fin.
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