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Tratamiento quirúrgico de la fractura subcondílea traumática en el Hospital Universitario "Dr. Miguel Enríquez" período 2002 – 2005



Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Objetivos
    3. Materiales y
      Método
    4. Control
      Semántico
    5. Resultados
    6. Análisis
      y Discusión
    7. Conclusiones
    8. Recomendaciones
    9. Referencias
      Bibliográficas
    10. Anexos

    RESUMEN

    En el estudio se muestra el manejo
    de 10 pacientes con fracturas subcondíleas unilaterales y
    bilaterales; únicas o asociadas a otras fracturas
    mandibulares, así como de tercio medio que no
    interfirieron la oclusión, sometidas a tratamiento
    quirúrgico mediante abordaje retromandibular y
    fijación rígida interna con miniplacas y tornillos
    de titanio. Se efectuó análisis clínico e
    imagenológico previo al tratamiento que permitió
    evaluar la magnitud de la deformidad, realizándose
    estudios iconopatográficos. Se realizaron análisis
    trans y post-operatorio evaluando los resultados según:
    complicaciones vasculares o nerviosas, oclusión, apertura
    bucal, altura de la rama mandibular y reducción
    anatómica, así como el tiempo de
    rehabilitación. No se produjeron complicaciones
    trans-operatorias, el 90 % de los pacientes recuperaron la
    oclusión pre-trauma, con una apertura de más de 36
    mm. Sólo en 1 caso se observó disminución de
    la altura de la rama mandibular; en los 10 pacientes se
    consiguió la reducción anatómica. En el
    post-operatorio se observaron dos complicaciones no severas: 1
    salivoma del parénquima parotídeo y 1 caso con
    paresia facial transitoria. El 80 % de los pacientes
    evolucionaron a la rehabilitación antes de 14 días,
    1 lo hizo antes de los 20 días y otro en más de 21
    días. Este tratamiento brindó la
    solución adecuada por el corto período de
    rehabilitación, la ausencia de complicaciones severas, y
    los excelentes resultados oclusales post-operatorios.

    INTRODUCCIÓN

    Los traumatismos Maxilofaciales y las fracturas de los
    maxilares aparecen con una gran frecuencia debido a las
    colisiones automovilísticas, los accidentes
    industriales o de otros tipos y las
    peleas.1

    Dado que la mandíbula es un arco de hueso que se
    articula con el cráneo en sus extremos proximales por
    medio de dos articulaciones, y
    como el mentón es un rasgo prominente de la cara, la
    mandíbula es proclive a fracturarse, resultando de esto
    una alta incidencia en la aparición de sus
    fracturas.1

    La primera referencia escrita de fractura mandibular
    aparece reflejado en un papiro egipcio que data de 1650 ANE donde
    se describe el examen, diagnóstico y tratamiento de la misma. Sin
    embargo muchos pacientes no fueron tratados
    adecuadamente o no recibieron tratamiento.1

    Hipócrates fue el primero en describir la
    reaproximación e inmovilización con el uso de
    alambres circundentales y bandas externas. La importancia de la
    oclusión para la estabilidad de la fractura aparece por
    primera vez en un libro de
    texto escrito
    en Salerno, Italia en 1180.
    La fijación maxilo-mandibular se menciona por vez primera
    en 1492 en una edición
    de "Cirugía" impreso en Lyon. Chopart y Desault usaron por
    vez primera aparatos protésicos para inmovilizar los
    fragmentos fracturados.1

    Durante el siglo XIX la mayoría de los
    tratamientos a las fracturas relacionaban de alguna manera el
    vendaje externo junto al uso de bridas de alambre. Guglielmo
    Salicetti fue el primero en consumar el uso de la fijación
    intermaxilar, empleando bandas ortodoncicas y arcos. Sin embargo,
    Gilmer reformo el tratamiento de las fracturas al fijar barras en
    ambos, la mandíbula y el maxilar.1

    A mediados del siglo XIX, Buck y Kinlock describieron el
    uso de ligaduras de alambres para la inmovilización de las
    fracturas mandibulares. En 1888, Schede fue el primero en
    utilizar una placa de acero, sostenida
    por cuatro tornillos para lograr la
    fijación.1

    Las fracturas de mandíbula son tras las nasales,
    las más frecuentes. Suponen entre el 10 y el 25% entre
    todas las fracturas faciales. Según su localización
    anatómica se clasifican en fracturas sinfisiarias,
    parasinfisiarias, de cuerpo, de proceso
    alveolar, de ángulo, de rama ascendente, de
    apófisis coronoides y de
    cóndilo.1

    La mayoría de las fracturas ocurren en el cuerpo
    (29%), cóndilo (26%), y ángulo (25%). La
    sínfisis aporta el 17 %, la rama el 4 % y el proceso
    coronoides el 1 %. 2

    Otros autores plantean que las fracturas del
    cóndilo mandibular ocupan el 35 % en su incidencia y son
    las mas frecuentes en la mandíbula.3,
    4

    Aunque el traumatismo de la mandíbula ocasiona
    sólo una lesión pasajera de las estructuras
    blandas de la articulación temporomandibular, puede
    también producir una fractura del cóndilo. Las
    causas más frecuentes en los adultos son los
    puñetazos, los accidentes de transito o los accidentes
    laborales, y otros .5, 6,

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