El género
Azotobacter es uno de los microorganismos utilizados como
biofertilizantes que más se aplica e
investiga en países en vías de desarrollo.
Sus propiedades beneficiosas se ponen de manifiesto en una gran
variedad de hortalizas, granos y viandas (Mayea et al., 1998).
FAO (1995) reporta que este se considera de menor importancia
agrícola por incorporar modestas cantidades de
nitrógeno al suelo,
Bhattacharya y Chaudhuri (1993) reportan que es capaz de fijar de
20 a 30 kg. de N ha-1 año, pero tanto
Azotobacter como Azospirillum en determinadas condiciones su
efecto beneficioso no se debe solamente a la cantidad de
N2 atmosférico fijado, sino a la capacidad de
producir vitaminas y
sustancias estimuladoras del crecimiento (ácido
indolacético, ácido giberélico, citoquininas
y vitaminas) que influyen directamente en el desarrollo
vegetal.
Otro grupo de
microorganismos que se convierten en fijadores de N2
cuando viven en asociaciones simbióticas con organismos
superiores de vida son las bacterias
pertenecientes al género Rhizobium, las cuales establecen
relaciones simbióticas con plantas
leguminosas.
Entre los diferentes sistemas
biológicos capaces de fijar N2
atmosférico, la simbiosis Rhizobium-leguminosa constituye
con la mayor cantidad aportada al ecosistema y a
la producción de alimentos
(Burdman et al., 1998). Aunque hay diversas asociaciones que
contribuyen a la fijación biológica del
N2, en la mayoría de lugares agrícolas
la fuente primaria (80%) del nitrógeno fijado
biológicamente ocurre a través de dicha simbiosis
(Anónimo, 2001 b). Se estima que esta puede oscilar entre
200 y 250 kg. N ha-1 año (FAO, 1995),
calculándose que puede alcanzar el 20 % de la cantidad
fijada anualmente sobre el planeta, constituyendo la
asociación más elaborada y eficiente entre plantas
y microorganismos (Burdman et al.,1998).
Dentro de las especies que establecen relaciones
simbióticas con esta bacteria se encuentra el frijol
común (Phaseolus vulgaris L.), la cual es la legumbre
más importante para el consumo humano
en los países del tercer mundo, pero a su vez es la
especie de más baja capacidad de nodulación y
fijación de N2. Este cultivo en Cuba ha sido
durante muchos años una práctica común del
campesinado, cuya producción cumplimentó en
determinado grado las necesidades del país. Actualmente la
producción es insuficiente, aproximadamente 0.63 t
ha-1, como resultado del nivel de vida de la población y su poca intensificación.
Durante varios años la producción de este grano ha
estado
limitada a las pequeñas producciones del agricultor
privado, por lo que el Estado ha
tenido que invertir $ 400 (USD) para adquirir una tonelada de
frijol mediante la importación de este alimento para el
consumo de la población. Resulta obvio que aumentar el uso
y mejorar el manejo del N2 fijado
biológicamente por esta leguminosa es una meta importante
para la agricultura
tanto por razones humanitarias como por razones económicas
(FAO, 1995; Burdman et al., 2000; Quintero, 2000).
En los últimos 20 años se han realizado
ingentes esfuerzos por parte de científicos e
investigadores en todo el mundo con el fin de llevar a cabo una
mayor eficiencia en la
fijación de N2 por parte de la simbiosis
Rhizobium-leguminosa en el cultivo del frijol, basados en las
herramientas y
perspectivas moleculares de las secuencias génicas y la
trangénesis de plantas, alternativas que atentan contra la
biodiversidad,
sin tener en cuenta los estudios sobre la bioquímica
de las asociaciones microbianas, los que han abierto un nuevo
horizonte que está cambiando la percepción
de la diversidad microbiológica.
Los efectos agronómicos de los experimentos de
microorganismos asociados a la rizosfera de las plantas
conjuntamente con los simbióticos han promovido un
sistema de
estudios para la mayor comprensión de las comunicaciones
entre plantas y microorganismos Estos constituyen una fuente
básica para la utilización de la fijación
biológica del N2 con el fin de mejorar la
productividad
de los cultivos incluyendo los microorganismos fijadores de
nitrógeno asociados a la rizosfera, como Azotobacter y
Azospirillum; y aquellos que viven en estrechas relaciones
simbióticas con las plantas, tales como: Rhizobium sp.,
Azolla sp. y endo / ectomicorrizas (Fisher y Long 1992, citado en
Anónimo, 2001 a).
FIJACIÓN SIMBIÓTICA DE
NITRÓGENO
I.- Dos grupos de
organismos:
1.- Rizobios
Bacterias del suelo móviles atraídas hacia
la raíz por compuestos que ésta libera.
Pertenecen al grupo de quimioorganotrofos
aerobios
A este grupo pertenecen Rhizobium,
Azorhizobium y Bradyrhizobium
Formadores de nódulos en raíces
Rhizobium: Nodulan leguminosas de climas
templados y subtropicales
Cuatro especies:
R. leguminosarum var. viciae, var.
trifolii, var. phaseoli
R. meliloti que nodula Melilotus y
Mendicago
R. Loti que nodula Lotus, Cicer, Lupinus,
Mimosa, etc.
R. fredii nodula soja
Bradyrhizobium nodula soja.
Formadores de nódulos en tallos y
raíces
Azorhizobium: Nodula la planta tropical
Sesbania rostrata (leguminosa)
Otros formadores de nódulos de fijación de
nitrógeno dudosa
Phyllobacterium: Forma nódulos en tallos y
hojas de mirsináceas y rubiáceas.
Agrobacterium: Se han descrito casos en los que
parece haber fijación de nitrógeno.
2.- Frankia: Actinomicetos que nodulan
raíces de muchos árboles
y arbustos (más de 140 especies). No forma micelio
aéreo y sus esporas son inmóviles
Nodula los géneros alnus, Myrca,
Casuarina, etc.
Esta nodulación es muy importancia para plantas
leñosas perennes porque aporta nitrógeno al suelo
en zonas pobres o repobladas.
II.- Interacción de rizobios con la
planta
1.- Especificidad del hospedador
2.- Etapas de la nodulación
Quimiotactismo: Cada tipo de planta exuda un tipo de
compuestos fenólicos quimioatrayete diferente.
- Alfalfa luteolina
- guisante apigenina y eriodictiol
- trébol blanco dihidroxiflavona
También liberan quimiorepelentes del mismo tipo
(flavonoides, etc.).
La sensibilidad bacteriana puede detectar
concentraciones de 50 nM
La interacción se establece mediante las lectinas
(glicoproteínas) de la pared celular de las plantas y las
bacterias.
Deformación del pelo radicular
Sólo una parte (aprox. el 255) de los pelos
radiculares contactados se deforma.
La inducción de la deformación es
específica
Invasión
En un primer momento parece ser debida a la alta
concentración bacteriana en el entorno del pelo radicular
deformado.
La bacteria parece ser la responsable de la
hidrólisis de la pared celular de la planta.
La formación de los tubos de infección
sólo se produce si hay una interacción
bacteria-planta (no hay plantas que formen tubos sin que haya
bacterias presentes).
Formación del primordio
Proceso complejo de diferenciación celular en la
planta como respuesta a la infección.
Los tipos de nódulos son diferentes en plantas de
climas templados y en tropicales:
Templados: Guisante, trébol, alfalfa
Nódulos indeterminados: tienen un meristemo
apical persistente
Tropicales: Soja, judía
Nódulos determinados: sin meristemo apical
persistente
Diferenciación dentro del primordio
3.- Interacción de Frankia con la
planta
El micelio de Frankia alcanza un pelo radicular
de la planta y lo invade. Se suele inducir luego la
formación de una raíz secundaria que también
resulta invadida.
La simbiosis no es obligada para que se produzca
fijación de nitrógeno. La simbiosis se establece
principalmente con el género alnus (aliso). Esta
simbiosis es mucho menos específica que la de
rhizobium
FIJACIÓN DE NITRÓGENO EN
ASOCIACIONES
Se ha detectado de forma indirecta fijación de
nitrógeno en asociaciones de plantas como la caña
de azúcar,
maíz,
sorgo y trigo, entre otras, y bacterias comno Azotobacter,
Azospirillum, Beijerinckia, bacillus y Pseudomonas
que colonizan las zonas radiculares por la alta relación
C/N de estas zonas.
MICROORGANISMO | TIPO DE METABOLISMO AL FIJAR N | IMPORTANCIA ECONÓMICA |
BACILACEAS | Aeróbico, | Beneficios marginales en agricultura |
AZOTOBACTERIAS |
Anaeróbico, |
Beneficios a cosechas no |
ENTEROBACTERIAS | Anaeróbico |
Importantes en la fijación |
RIZOBIACEAS | Microaerófilo, | Muy importantes en el cultivo de leguminosas |
STREPTOMICETACEAS | Microaerófilo, | Uso potencial en bosques |
METANOMONADACEAS | Microaerófilo, | Obtención de proteína unicelular |
TIOBACTERIACEAS | Microaerófilo | Minería microbiana |
CIANOFICEAS | Anaeróbico o | Cultivo de arroz, |
CROMATIACEAS | Anaeróbico, |
|
CLOROBIACEAS | Anaeróbico, |
|
RODOSPIRILACEAS | Anaeróbico, | Depuración de aguas residuales, abono y pienso para |
Tabla 1. Microorganismos fijadores de
nitrógeno (tomado de CASTILLO & CÁRDENAS
(1990) (modificado por los autores).
FIJACIÓN BIOLÓGICA DEL
NITRÓGENOLa fijación biológica del
nitrógeno atmosférico, consistente en la
reducción de N2 a
NH4+ por la enzima nitrogenasa, es,
después de la fotosíntesis, la ruta metabólica
más importante para el mantenimiento de la vida en la Biosfera.
Curiosamente, este proceso
crucial sólo puede ser llevado a cabo por unos pocos
grupos de seres vivos, todos ellos procariotas (Sprent J. y
Sprent P., 1990).Los microorganismos fijadores de nitrógeno no
constituyen un grupo taxonómico homogéneo, la
única característica que comparten es la
presencia de la enzima nitrogenasa (Zehr J.P. y col., 1998).
Dichas bacterias comprenden organismos fototrofos, como
bacterias pertenecientes a la
familia Rhodospirillaceae, Clorobiaceae y
Cianobacteriae; organismos quimioautotrofos, como bacterias
de los géneros Thiobacillus, Xanthobacter y
Desulfovibrio y organismos heterotrofos como las
bacterias petenecientes a la familia
Frankiaceae, al grupo Rhizobiaceae y a los géneros
Azotobacter, Enterobacter, Klebsiella y
Clostridium (Sprent J. y Sprent P., 1990).Estos organismos pueden realizar la fijación
biológica de nitrógeno ya sea
independientemente (a excepción de las
rizobiáceas) o estableciendo relaciones
simbióticas con otros organismos. Son estas formas
simbióticas, concretamente las establecidas entre las
rizobiáceas y las leguminosas, las que antiguamente
eran aprovechadas para la renovación de los suelos
mediante la práctica de la rotación de
cultivos; hoy en día sin embargo, desde la
aparición de la "revolución verde" en agricultura, esta
práctica se ha sustituido por la utilización de
fertilizantes químicos a pesar del elevado coste
energético y ambiental que supone. Para poder
disminuir la dependencia a fertilizantes nitrogenados que
está adquiriendo la agricultura mundial se han
propuesto varias alternativas que abarcan desde la
modificación genética de las plantas a la
optimización y mejora de la fijación
biológica de nitrógeno (Vance C.P.,
2001).Dentro de esta última opción el
sistema rizobiáceas-leguminosas es el que ha sido
estudiado ampliamente y en mayor profundidad. Ya en el siglo
XVI Leonhard Fuchsius dibujó leguminosas noduladas
(Fuchsius L., 1542) y en el siglo XVII, Malpighi
observó nódulos en raíces de
judía (Phaseolus vulgaris) y de haba (Vicia
faba) (Malpighi M., 1675). No fue sin embargo hasta
finales del siglo XIX cuando el botánico ruso Woronin
detectó la presencia de bacterias en nódulos de
lupino y alisos (Woronin M.S., 1866). Unos años
después Frank demostró que en suelos quemados
no se producían nódulos (Frank B., 1879) y a
continuación Hellriegel y Wilfarth, que son los
investigadores reconocidos universalmente como descubridores
de la fijación simbiótica, demostraron en
varias leguminosas el requerimiento de una infección
previa para la formación del nódulo (Hellriegel
H. y Wilfarth H., 1888). Posteriormente Beijerinck
corroboró la necesidad de una infección
bacteriana para la formación del nódulo al
infectar plantas de Vicia faba con cultivos puros
procedentes de nódulos de dicha leguminosa (Beijerinck
M.W., 1888). No obstante, no ha sido hasta en estos
últimos 20 años cuando se ha empezado a
comprender este sistema íntimamente si bien aún
hay algunos puntos del proceso simbiótico que se
desconocen.Una de las incógnitas es la influencia
de algunos nutrientes especialmente requeridos por el sistema
en el establecimiento y desarrollo de la simbiosis,
así como en la organogénesis del nódulo.
Concretamente se ha observado que la deficiencia de un
micronutriente, el boro (B), afecta drásticamente a la
nodulación llegando al punto de abortarla
(Bolaños L. y col., 1994), aunque no se ha probado la
causa última de tan drástico efecto.
También se ha sugerido la existencia de una
relación entre este micronutriente y un macronutriente
como el calcio (Ca2+). En este sentido se ha
observado que la relación B-Ca2+ es
importante para el mantenimiento estructural de la pared
celular (Kobayashi M. y col., 1999), y que juega un papel en
el proceso de simbiosis en leguminosas (Carpena R.O. y col.,
2000). Nuestras investigaciones van encaminadas precisamente a
profundizar en el conocimiento de las consecuencias de la
deficiencia del B en distintos pasos de la nodulación
y analizar el papel que juega el Ca2+ durante
dicha deficiencia, así como la relación
existente entre ambos bioelementos a lo largo de todo el
proceso de simbiosis. Un segundo objetivo
de nuestra investigación en este campo es el
estudio del papel de dicha relación B/Ca en
condiciones de estrés salino, donde hemos encontrado
cómo los suplementos de B y Ca recuperan la
fijación simbiótica del nitrógeno,
así como el desarrollo y la productividad de plantas
noduladas de guisante, muy inhibidas en condiciones
salinas.Fijación
biológica de nitrógeno en
leguminosasLas rizobiaceas son un grupo muy heterogéneo
de bacterias que se han dividido en cuatro familias:
Rhizobiaceae, Phyllobacteriaceae, Hyphomicrobiaceae y
Bradyrhizobiaceae (Madigan M.T. y col. 2000). Dentro de estas
familias sólo unos determinados géneros son
capaces de efectuar el proceso de fijación de
nitrógeno: Rhizobium, Sinorhizobium,
Meshorizobium, Bradyrhizobium,
Azorhizobium y Allorhizobium. Con el fin de
simplificar la lectura
nos referiremos a todos estos géneros como
Rhizobium.A diferencia de las cianobacterias y las
bacterias pertenecientes al género Frankia, las
rizobiáceas no pueden generar un ambiente
anaerobio o microaerobio en donde poder realizar la
fijación de nitrógeno por si mismas. Para
llevar a cabo el proceso estas bacterias han de encontrarse
en las inmediaciones de plantas de la familia de las
fabáceas e interactuar con las mismas, originando una
serie de reacciones en la planta que desencadenarán la
formación de un órgano mixto nuevo, el
nódulo simbiótico, en el cual se proporciona un
entorno controlado, así como los nutrientes necesarios
para que la bacteria pueda efectuar el proceso de
fijación.Antes de llegar a la consecución del
nódulo, tanto la planta como la bacteria han de seguir
un protocolo,
de tal manera que, si cualquiera de ellos incumple alguna de
las condiciones establecidas, la formación del
nódulo abortará. Dicho protocolo se puede
resumir en:1) Intercambio de señales de naturaleza
química entre la planta y el microorganismo.2) Activación del ciclo
celular en células del córtex e
iniciación del nuevo órgano en la
planta.3) Infección por parte de la
bacteria, formación del canal de infección e
invasión de los tejidos
recién formados.4) Diferenciación de la
bacteria a forma especializada.- MECANISMO DE
ORIENTACIÓN: BACTERIAS – LEGUMINOSASIniciación del
nódulo
Señalización entre la planta y
RhizobiumSe puede definir como rizosfera a la porción
de suelo íntimamente asociada a las raíces de
plantas en crecimiento con propiedades físicas,
químicas y biológicas diferentes a las del
resto del suelo y con una estructura
extraordinariamente compleja en la que inciden gran
número de variables
y en la que se establecen multitud de relaciones
biológicas. De hecho, las características
físico-químicas de dicha región hacen de
ella un lugar muy adecuado para el crecimiento de
microorganismos (Bazin M.J. y col., 1990), de los cuales los
más abundantes son las bacterias, en gran parte
propiciado por la presencia de los exudados de la planta
ricos, entre otros, en compuestos carbonados. Entre el 10% y
el 30% de los fotosintatos de la planta son secretados en los
exudados radiculares (Bowen G.D. y Rovira A.D., 1999)
abarcando carbohidratos, ácidos
orgánicos, vitaminas, aminoácidos y derivados
fenólicos. Entre dichos compuestos se encuentran los
flavonoides (derivados del 2-fenil-1,4-benzopirona) (Fig. 1)
cuya composición va a variar dependiendo de la
especie, y que además de ser metabolizados,
desencadenan una serie de respuestas específicas en
los rizobios circundantes apropiados. Así, algunos de
estos flavonoides a concentraciones nanomolar, provocan la
quimiotaxis activa de los rizobios hacia la superficie
radical (Sánchez F. y col., 1991). En cambio,
estos mismos flavonoides a concentración micromolar,
activan en Rhizobium a los genes responsables de la
nodulación (genes nod).Cada Rhizobium expresa constitutivamente un
grupo de factores de transcripción
hélice-lazo-hélice de la familia LysR (Schell
M.A., 1993) conocidos como NodD cuyo número y
regulación va a depender de la especie de
Rhizobium, así por ejemplo en Sinorhizobium
meliloti hay tres copias de NodD, siendo dos de ellas,
NodD1 y NodD2, activadas por flavonoides mientras que NodD3
es activada por SyrM (Symbiotic Regulator),
homólogo de NodD que además de regular NodD3
induce la síntesis de exopolisacárido
(EPS) independientemente de la presencia de flavonoides
(Swanson J.A. y col., 1993). NodD se encuentra normalmente
unida a unas regiones de ADN de 49 pb
conocidas como "nod boxes", que se encuentran en las
regiones promotoras de muchos genes implicados en la
nodulación, sólo se produce la inducción
de estos genes cuando NodD se une a sus activadores (Schultze
M. y Kondorosi A., 1998). Entre los genes activados por NodD
se encuentran los genes nod, que codifican todo un
paquete de enzimas
encargadas de la producción de los factores Nod. Los
factores Nod están compuestos por un
esqueleto de N-acetil-D-glucosamina unidos por enlaces
-1,4 sintetizado por NodA, NodB y NodC, que presenta
una serie de modificaciones dependiendo de la estirpe de
Rhizobium y que van a otorgar de cierta especificidad
al proceso de nodulación (Spaink H.P.,
2000):1) Variación en
el número de monómeros de
N-acetil-D-glucosamina, oscilando generalmente entre 3 y 6
unidades.2) La presencia o la
ausencia de modificaciones en la molécula indicadas
como Rn en la figura 2, entre las que podemos destacar la
aparición o no de un grupo sulfato en el extremo
reductor.3) Distintos
ácidos grasos pueden ir unidos a la molécula
dependiendo de la estirpe rizobiácea. Esta
característica hace que a los factores Nod se les
conozca también como lipooligoquitinas o, más
comúnmente, lipoquitooligosacáridos (LCO en
inglés).4) La presencia o
ausencia de ácidos grasos insaturados ,
especiales.Señalización entre Rhizobium
y la plantaLa mera presencia de los factores Nod en
concentraciones del orden 10-12 M es suficiente
para que en la planta se produzca la deformación de
los pelos radiculares (Lerouge P. y col., 1990; Heidstra R. y
col., 1994) pero se necesitan niveles mayores, del orden
de 10-7 a 10-9 M para provocar la
formación de los pre-canales de infección, la
división de las células corticales y la
inducción de genes implicados en las fases previas a
la nodulación, las nodulinas tempranas (Truchet
G. y col., 1991). Esta elevada sensibilidad a los factores
Nod hace suponer que debe existir un mecanismo mediado por
receptores aunque aún no se han podido ni determinar
el número ni identificarlos, no obstante se han
propuesto hipótesis:1) Modelo de
un único receptor (Hirsch A.M., 1992): se propone la
existencia de un único receptor cuya actividad va a
venir dada por la estructura del factor Nod, el cual se
integraría en la membrana celular de la planta a
través del grupo acilo.2) Modelo de dos
receptores (Ardourel M. y col., 1994): con esta
hipótesis se
plantea la posible presencia de dos receptores, ambos
necesarios para iniciar el proceso de nodulación. Uno
de los receptores no posee una especificidad muy elevada en
el reconocimiento de los factores Nod pero puede inducir la
deformación del pelo radicular, la formación
del primordio del canal de infección y la
división de las células corticales aún
en ausencia de la bacteria. El segundo receptor es más
específico e induce la formación del canal de
infección y del nódulo aunque siempre es
necesaria la presencia de la bacteria. Este modelo
actualmente es el que va cobrando más fuerza.
Así se ha descubierto un posible receptor de factores
Nod, que presenta una elevada homología a receptores
tirosina quinasa (Endre G. y col., 2002), y que además
presenta dominios de unión a otras proteínas. Una de estas
proteínas podía ser una proteína G de
membrana la cual también es necesaria para la
percepción de los factores Nod (Pingret J.L. y col.,
1998).Uno de los primeros efectos que se observa tras la
percepción del factor Nod en el pelo radicular es la
entrada de Ca2+ al citoplasma (Felle H.H. y col.,
1998; Cárdenas L. y col., 1999). Ello conduce a la
activación de ciertos canales aniónicos que
originan la expulsión de Cl- y por tanto la
despolarización de la membrana del pelo. No se conocen
los mecanismos que inducen la entrada de Ca2+,
aunque se ha propuesto que podría estar mediado por
proteínas G (Pingret J.L. y col., 1998) y mantenido
por canales de Ca2+ sensibles a voltaje. Esta
entrada de Ca2+, además de servir como
mensajero para la inducción de genes y
activación de proteínas implicadas en la
nodulación, induce una reorganización del
citoesqueleto, que contribuye a la deformación del
pelo radicular hasta llegar a una forma característica
del fenómeno de la nodulación, el "cayado del
pastor" (Shepherd’s crook en inglés).
Esta estructura generará una pequeña cavidad en
donde la bacteria puede crecer y prosperar.Invasión y
formación del canal de
infecciónLa unión de las bacterias a la superficie de
la raíz es un paso preliminar muy importante que
precede a la invasión. Fibrillas de celulosa
producida por la bacteria pueden ayudar a enredar al rizobio
en la superficie mucilaginosa de la raíz, proceso
reforzado por la presencia de proteínas dependientes
de Ca2+, ricadhesinas, producidas por la bacteria
(Smit G. y col., 1989). Es por ello que los
polisacáridos y proteínas producidos por
Rhizobium pueden jugar un papel importante en la
interacción física entre la
planta y la bacteria. Así, mutantes que carecen de EPS
ni invaden ni forman canales de infección.Aunque aún no se conoce el papel
específico del eps en los prolegómenos de la
relación entre la planta y la bacteria, sí se
ha hipotetizado sobre dichas funciones
(Gray J.X. y Rolfe B.G., 1990). Entre otras, el eps
podría enmascarar la superficie bacteriana para evitar
el desencadenamiento de una respuesta de defensa por parte de
la planta, encapsular a la bacteria contra el estrés
fisiológico que existe en el canal de
infección, identificar a la bacteria ante el receptor
de la planta adecuado…Otro factor a considerar es el hecho de que esta
matriz
extracelular puede formar una estructura gelatinosa en
presencia de iones de calcio (Morris V. y col., 1989). Dicha
capacidad podría servir para retirar los iones de
Ca2+ presentes en el entorno de la pared vegetal,
que normalmente son utilizados para estabilizar y organizar a
las pectinas recién sintetizadas y, por tanto,
debilita esa zona de la pared habilitando así un lugar
propicio para la infección. Además, la
presencia de un gel de naturaleza tan rígida puede
servir a la bacteria como punto de apoyo para entrar en el
pelo aprovechando la presión que ejercen las sucesivas
divisiones de la bacteria. De este modo se origina una
invaginación de la membrana del pelo por la cual las
bacterias infectan a la planta (Fig. 3).Paralelamente y coincidiendo con la entrada de la bacteria en
el pelo radicular, en el interior del mismo se produce un
trasiego de vesículas que volcarán su contenido
en el entorno de la bacteria (Brewin N.J., 1991) formando
así los primordios del canal de infección,
estructura a través de la cual las bacterias van a
discurrir por la planta hasta llegar al nódulo. Las
estructuras preinfectivas se inducen por
acción de LCOs en leguminosas con
nódulos indeterminados (van Brussel A.A.N. y col.,
1992), y en algunas con nódulos determinados como
Lotus, aunque no en Phaseolus (van Spronsen
P.C. y col., 2001; Niwa S. y col., 2001). Más tarde se
detallan estos dos tipos de desarrollo del nódulo. La
formación del dicho "camino" de infección
está dirigida por la planta merced a la
deformación del citoesqueleto que induce una
invaginación en la vacuola generando los llamados
puentes citoplasmáticos (van Brussel A.A.N. y col.,
1992) cuya orientación comunica unas células
con otras y por los cuales irá creciendo la bacteria.
A lo largo de toda la luz del canal
existe una matriz glucoproteica cuyos componentes proceden
tanto de la planta como de la bacteria (Broughton W.J. y
col., 2000). Así, por parte de Rhizobium nos
encontramos, entre otros, glúcidos cíclicos,
lipopolisacárido (LPS), fundamental para una correcta
infección, succinoglucano y EPS, siendo éste
último crucial para la iniciación y posterior
elongación del canal de infección (Cheng H.P. y
Walker G.C., 1998). La planta por su parte, entre los
distintos compuestos que liberan las vesículas al
canal de infección, aporta arabinogalactanos (o
PsENOD5 en guisante) y proteínas ricas en prolina como
ENOD12, pero el componente principal es material
glucoproteico denominado glucoproteína de matriz (MGP)
(VandenBosch K.A. y col., 1989), recientemente identificado
como un tipo de extensina (Wisniewski J.P. y col., 2000), que
es secretada por las células del pelo radicular y del
córtex y que se acumula tanto en el canal de
infección como en los espacios intercelulares de
células no infectadas (Rae A.L. y col., 1991).
Es una glucoproteína constitutiva cuya
expresión en el proceso de infección se ve
incrementada y cuya presencia es necesaria para el desarrollo
del canal de infección (Rae A.L. y col., 1992). Se la
ha relacionado con un mecanismo de defensa de la planta, al
observar cómo plantas infectadas con bacterias
mutantes en la síntesis de lipopolisacárido
(LPS), aumentan su secreción (Perotto S. y col.,
1994).Dependiendo del sistema simbiótico podemos
encontrar dos tipos de nódulos: determinados o
indeterminados. Ello va a venir dado por el lugar en donde se
induzcan las divisiones mitóticas en la raíz.
Así, si se originan en el córtex interno se
originan nódulos indeterminados y si lo hacen en el
córtex externo nódulos determinados. Ambos
tipos de nódulos, además de presentar una
estructura anatómica distinta, también difieren
en la forma en que se comporta la bacteria dentro del
nódulo en formación. A pesar de ello, la
inducción del ciclo celular en ambos sistemas sigue la
misma regulación.El ciclo celular en
las plantasLas células eucariotas discurren por su ciclo
vital pasando por una serie de fases que tienen como función la de preparar y controlar el
estado de la
célula, con el fin de conseguir una
división y, sobre todo, de asegurar una
transmisión fiable de la dotación génica
del organismo:1) Fase G1:
periodo en el que las células llevan a cabo
principalmente las tareas de supervivencia cotidiana. Es en
esta fase del ciclo cuando las células pueden
diferenciarse, entrando entonces en quiescencia o en la fase
G0.2) Fase S: espacio
temporal durante el que se produce la replicación de
la dotación génica.3) Fase G2:
periodo previo a la mitosis y
citocinesis en el que la célula además de prepararse para
la división pasa por una serie de controles para
verificar la fiabilidad de la replicación
cromosómica.4) Fase M: breve etapa
del ciclo celular en la que se produce el reparto de la
dotación cromosómica y la división
celular. En determinadas ocasiones una célula puede
saltarse esta fase originando un aumento en la ploidía
celular, encontrándonos entonces un fenómeno de
endorreduplicación.Debido a la rigidez de la pared celular el movimiento
no juega un papel importante en el desarrollo de la planta,
en contraste con los tejidos animales. Por
ello, la morfogénesis en las plantas depende de la
división celular y expansión celular, apoyados
por la capacidad totipotente que presentan las células
vegetales para cambiar su destino en respuesta a
señales externas (Burssens S. y col., 1998). A
diferencia de los animales, en los que la
organogénesis ocurre originalmente en el
embrión, el crecimiento usual de plantas implica tanto
organogénesis embriónica como
post-embriónica. El tallo primario y los meristemos
apicales de la raíz se forman inicialmente como parte
del embrión en desarrollo y generan las células
que se dividirán para formar el tallo y la
raíz. Pero a lo largo de la vida de las plantas se
generan estructuras nuevas como por ejemplo las raíces
laterales a partir de células del periciclo, o la
formación de nódulos a partir de células
del córtex en leguminosas o de células del
periciclo en actinorrizas. Por regla general, para la
formación de nuevas estructuras se requieren la
inducción de nuevos meristemos, lo que implica que
células ya diferenciadas, normalmente en la fase
quiescente o G0, vuelvan a reentrar en el ciclo
celular, fenómeno que salvo en contadas ocasiones no
se produce en animales.Generalmente, la regulación del ciclo celular
depende de la presencia de dos familias de proteínas,
las ciclinas (Cyc) y las quinasas dependientes de ciclinas o
CDKs. Proteínas de ambas familias van a aparecer o
desaparecer dependiendo de la fase del ciclo en el que se
encuentre la célula y regulando la transición a
la fase siguiente.Las ciclinas controlan la actividad de las CDKs
así como sus substratos y su localización
subcelular. Las CycA y CycB se expresan de forma dependiente
a la fase del ciclo celular, aunque las CycA empiezan a
expresarse en la fase S, tanto ella como CycB presentan un
pico de expresión en la transición
G2-M (Mészáros T. y col., 2000). La
expresión de las CycD sin embargo no depende del ciclo
celular, se expresan en presencia de mitógenos,
concretamente, estas ciclinas se inducen en momentos precisos
durante la reentrada en el ciclo celular y se mantienen
inducidas en células en división (Meijer M. y
Murray J.A.H., 2000). Las ciclinas se regulan mediante su
inducción y por procesos
proteolíticos, así CycA y CycB presentan unos
dominios denominados "destruction box" que regulan su
proteolisis mediante un proceso dependiente de ubiquitina;
sin embargo la mayoría de las CycD presentan
secuencias PEST (pro, glu, ser, thr) que es una señal
para su rápida degradación (Huntley R.P. y
Murray J.A.H., 1999).Las CDKs son serin-treonin quinasas
específicas cuya actividad es regulada tanto por la
asociación con ciclinas como con fenómenos de
fosforilación y desfosforilación (Joubès
J. y col., 2000). Existen dos grupos, el primero de ellos,
PSTAIRE, son CDKs que poseen esta secuencia
aminoacídica dentro de un entorno de 16 residuos en un
motivo de interacción con ciclinas. Es una familia de
CDKs que guardan una gran homología con la CDK
cdc2 de Schizosaccharomyces pombe y de
ahí reciben su nombre. El segundo grupo, los
CDKs sin PSTAIRE, tienen un motivo distinto en una
posición equivalente, PPTALRE o PPTTLRE, y reciben el
nombre de clase
CDK-b. Además en base a análisis de expresión
génica y de homología de secuencias se ha
sugerido que existen dos subgrupos (CDK-b1 y CDK-b2). Dichos
grupos se encuentran presentes en la transición de la
fase S a fase M a pesar de que en otros eucariotas las CDKs
PSTAIRE son las únicas responsables de la
regulación G2-M. La actividad de las CDKs
no sólo requiere la unión a la ciclina sino
además la fosforilación en un residuo de
treonina en el T-loop por una quinasa activadora de CDKs
(CAK). Además las CDKs pueden ser inhibidas mediante
la fosforilación en Thr14 y Tyr15 por las quinasas
myt1 y wee1. Dichos fosfatos han de ser
eliminados por parte de la familia de fosfatasas cdc25
para reactivar a la CDK. Por otro lado en cultivos celulares
de tabaco se
ha demostrado que en ausencia de citoquinina se bloquea el
ciclo celular en G2 (Riou-Khamichi C. y col.,
1999) y sólo se reanuda cuando existe otra fuente de
cdc25 añadida por medios de
genética molecular. Esto demuestra que las
citoquininas participan en la desfosforilación de
CDKs, aunque en Arabidopsis se ha observado que
también regulan la transición G1-S
al activar CycD3.Uno de los puntos claves de regulación para
la entrada en el ciclo celular es la transición de la
fase G1 a la fase S. Implica la
participación de proteínas similares al
retinoblastoma (Rb), los factores de transcripción E2F
y las ciclinas D y sus CDKs correspondientes. Una de estas
proteínas, Rb, es muy importante para la
regulación del ciclo celular ya que además de
unir el factor de transcripción E2F, impidiendo que
ejerza su función, puede inducir la presencia de
histonas desacetilasas en los promotores de los genes
regulados por E2F provocando la inactivación de los
mismos. Esta desactivación del sistema E2F mantiene a
la célula en fase G1. No obstante, la
recepción de señales externas como las debidas
a la presencia de auxinas, citoquininas y sacarosa inducen la
activación del complejo CycD y su CDK que van a
fosforilar sucesivamente a Rb. Esta hiperfosforilación
de Rb, además de provocar su inactivación
induce la liberación de E2F el cual activa la
transcripción de ciertos genes cuyo producto
conduce a la transición a la fase S. Entre dichos
genes se encuentran las CycA y CycB que junto con las CDK
PSTAIRE van a actuar regulando sobre todo la
transición de G2 a M al fosforilar, entre
otras moléculas, a las histonas provocando la
condensación de la cromatina (Mészáros
T. y col., 2000).Como se ha mencionado anteriormente, en algunas
ocasiones el ciclo puede saltarse la fase de mitosis (M),
bien porque las células se diferencian en fase
G2 en lugar de en fase G1 o bien debido
a la acción de ciertas proteínas, como Ccs52
(Cell Cycle Switch) perteneciente a la
familia de las proteínas WD-40, que se encarga de
dirigir la degradación de los factores
mitógenos (Cebolla A. y col., 1999).Desarrollo del nódulo
indeterminadoLos nódulos indeterminados se dan en plantas
como las del género Medicago, Pisum,
Trifolium y Vicia. En este tipo de
nódulos son las células del córtex
interior las que se reintroducen en el ciclo celular,
además, tienen la característica de poseer un
meristemo permanente, lo que les otorga una forma
cilíndrica con simetría radial en la
organización de los tejidos. Así en la zona
más exterior se hallan las células vacuoladas
del córtex, y hacia el interior se encuentran la
endodermis y el parénquima, en donde también
aparecen los haces vasculares. Todo ello cubre una zona
central en donde Rhizobium se alberga y realiza la
fijación de nitrógeno, y que será
descrita con más detalle posteriormente.Se ha comprobado que en plantas crecidas en
deficiencia de nitrógeno, a las pocas horas de la
inoculación se induce la actividad mitótica en
las células del córtex interior, debido a la
actividad de los factores Nod (Calvert H.E. y col., 1984;
Dudley M.E. y col., 1987) (Fig. 5A). Las primeras
divisiones se producen en el plano anticlinal originando el
primordio del nódulo. Desde el inicio se establece una
polaridad en el primordio; así se mantiene la
actividad meristemática en el ápice, causando
un crecimiento del primordio hacia el exterior, mientras que
las capas celulares inferiores se van diferenciando (Foucher
F. y Kondorosi E., 2000) (Fig. 5B).Curiosamente el canal de infección
nunca atraviesa células en división sino que
progresa a través de los puentes
citoplasmáticos de células que han quedado
bloqueadas en la fase G2 (Foucher F. y Kondorosi
E., 2000). Los canales de infección culminan en gotas
de infección, de un tamaño que oscila entre los
10 y 25 m de diámetro, en células
diferenciadas de la región subyacente al meristemo
nodular, en las que el ciclo celular está bloqueado.
Dichas células, por un proceso de endocitosis, van
captando las células de Rhizobium del canal de
infección, las cuales alcanzan el ambiente
endofítico rodeadas por membrana de origen vegetal que
recibe el nombre de membrana peribacteroidea (mpb), dando
lugar a un nuevo orgánulo denominado simbiosoma
(Brewin N.J., 1991). Normalmente, estas células
infectadas poseen una dotación cromosómica de
8C, al haber entrado previamente en ciclos de
endorreduplicación, en los cuales, como se ha
mencionado anteriormente, Ccs52 juega un papel activo y
fundamental. Se ha propuesto la existencia de una
relación directa entre el tamaño del
núcleo o la ploidía del mismo y el volumen final
de la célula (Kondorosi E. y col., 2000). De este modo
un aumento de la ploidía en la célula
incrementa el espacio disponible para albergar el gran
número de bacterias que la invaden.Este proceso de invasión y
diferenciación define unas regiones dentro del
nódulo indeterminado (Hirsch A.M., 1992) (Fig.
6):1) Zona I o
meristemática: en el ápice del nódulo,
corresponde a la zona de células en
proliferación.2) Zona II o de
invasión: inmediatamente por debajo de la zona
meristemática, es la región en la que se
produce la invasión bacteriana a través de los
canales de infección. Las células de esta
región son más grandes y vacuoladas que las
meristemáticas. Los rizobios en esta zona aún
poseen una forma cilíndrica y pueden dividirse. Para
diferenciarlos se los denomina bacteroides tipo 1.3) Zona de
prefijación: en esta región las células
vegetales, que aún no han finalizado su
diferenciación, están repletas de bacteroides
de tipo 2 más alargados que los de tipo 1.4) Interzona II y III:
en esta franja, las células vegetales finalizan su
proceso de diferenciación. Las células de esta
región presentan numerosos amiloplastos así
como tránscritos de leghemoglobina, proteína
encargada de regular la presencia del oxígeno en el nódulo.
Además nos encontramos bacteroides de tipo 3 los
cuales presentan su tamaño final definitivo,
así como una heterogeneidad citoplasmática
característica.5) Zona III o de
fijación: región totalmente diferenciada en la
que se realiza la fijación de nitrógeno
propiamente dicha. Se subdivide en dos regiones: la zona de
fijación y la zona ineficiente. En la primera, las
gotas de infección han culminado su proceso de
diferenciación, resultando en la formación del
simbiosoma, compuesto por la membrana vegetal original
modificada en su composición y un bacteroide de tipo 4
con una estructura normalmente en forma de "Y" o de "T" y con
una heterogeneidad citoplasmática notable, indicativa
de su maduración en forma fijadora de
nitrógeno. Por otro lado, las células vegetales
no presentan tantos amiloplastos, porque posiblemente hayan
sido consumidos durante la actividad fijadora de
N2. La zona ineficiente está compuesta por
células con bacteroides de tipo 5 que presentan un
citoplasma homogéneo indicatorio del inicio de la
senescencia.6) Zona IV o de
senescencia: región en la base del nódulo,
comprendida por celulas vegetales y bacterianas en
degradación y que se incrementa con la edad del
mismo.No todas las células procedentes de la zona
meristemática son infectadas, sino que se especializan
en distintos tipos celulares (Brewin N.J., 1991). Algunas,
por ejemplo, en la endodermis del nódulo forman una
monocapa de células con una pared altamente suberizada
que impermeabiliza a los gases el
parénquima central del nódulo. Además,
en dicha región existen células pequeñas
que aparecen intercaladas entre las células
infectadas. Estas células establecen una red que conecta el
tejido central del nódulo con los haces vasculares, a
través de la cual se transportan los sustratos
carbonados a las células infectadas y se distribuyen
al resto de la planta los compuestos nitrogenados generados
en el nódulo (Scheres B. y col.,
1990).Desarrollo del nódulo
determinadoEste tipo de nódulos es inducido en plantas
como las del género Phaseolus, Glycine,
Vigna y Lotus, entre otras. A diferencia que en
los indeterminados, en esta clase de nódulos no hay un
meristemo permanente.Así, su crecimiento se basa en la
expansión en vez de en la división celular,
razón por la que presentan una morfología esférica en vez de
cilíndrica (Hirsch A.M., 1992). La causa de la
ausencia de un meristemo permanente la podemos encontrar en
el proceso de formación. Se ha comprobado que las
primeras divisiones celulares en respuesta a la presencia de
Rhizobium son anticlinales y se producen en la
hipodermis (Newcomb W. y col., 1979; Rolfe B.G. y Gresshoff
P.M., 1988). A continuación, se genera otro foco de
división celular en el periciclo. Posteriormente,
estos dos meristemos convergen generando el primordio
nodular, en el cual podemos encontrarnos células no
vacuoladas procedente de las divisiones de la hipodermis
conformando el tejido central del nódulo, y
células con un elevado grado de vacuolización
procedentes de las divisiones en el periciclo, componiendo el
parénquima nodular que rodea al tejido central. gran
parte de la actividad mitótica en la región
central del nódulo se pierde transcurridos 12 a 18
días tras la inoculación (Newcomb W. y col.,
1979). Algunas células de este tejido central son
invadidas a través de los canales de infección
y pueden ser identificadas por su gran tamaño y
densidad,
debidos a la elevada presencia de simbiosomas en su interior.
Estos simbiosomas, a diferencia de los existentes en
nódulos indeterminados, pueden presentar más de
un bacteroide en su interior. El resto de células, no
infectadas, presentan un tamaño inferior y con una
elevada vacuolización; además, en soja se ha
comprobado que expresan la enzima uricasa encargada de la
producción de ureidos que es la forma en la que se
distribuyen los compuestos nitrogenados en estas plantas. Por
otro lado, en el parénquima se encuentran varias capas
de células separadas por exiguos espacios
intercelulares y con un elevado contenido de proteínas
ricas en prolina en su pared, que pueden contribuir a limitar
la difusión del oxígeno al tejido central
(Tjepkema J.D. y Yocum C.S., 1974). Sin embargo, el
parénquima no tiene únicamente esta
función protectora, ya que posiblemente puede
participar en la producción de ureidos, al haberse
detectado en la zona de contacto con el tejido central
células que presentan un elevado número de
peroxisomas, así como un gran retículo
endoplasmático y la enzima uricasa (Newcomb E.H. y
col., 1989).De forma paralela al desarrollo del nódulo,
Rhizobium se distribuye por el mismo a través
de los canales de infección, o a través de la
división de células previamente infectadas,
según se trate de un nódulo indeterminado o
determinado, a la par que va sufriendo una serie de
modificaciones que culminan en la formación del
simbiosoma, el cual presenta una serie de
características que son indispensables para realizar
la actividad fijadora de nitrógeno.En un simbiosoma se pueden distinguir los siguientes
componentes:1) Membrana
peribacteroidea (mpb)2) Fluido
peribacteroideo (fpb)3)
BacteroideEsta envuelta es absolutamente necesaria para la
actividad del simbiosoma (Regensburger B. y col., 1986), al
servir de intermediario de señales y nutrientes entre
la bacteria y la planta. Aunque tiene su origen en la
porción de la membrana plasmática vegetal que
rodea a Rhizobium durante la invasión, la
naturaleza de la mpb madura se asemeja más a la de la
membrana del tonoplasto. La razón de este cambio en la
composición radica en la fusión de vesículas procedentes
tanto del aparato de Golgi como del retículo
endoplasmático que conduce al crecimiento de la
membrana peribacteroidea. Por otro lado, esas
vesículas transportan determinados componentes
proteicos, como una H+-ATPasa, que pasan a
incorporarse a esta cubierta. La actividad de esta
proteína genera una acumulación de
H+ en el espacio peribacteroideo, y por tanto un
descenso de pH que el
bacteroide va a combatir excretando el nitrógeno
fijado en forma de amoniaco que en ese ambiente se
encontrará ionizado como NH4+
(Fig. 7). Los iones amonio pasan a través de un
transportador específico de la mpb al citoplasma de la
célula
vegetal en donde el sistema GS-GOGAT los incorpora en
forma de aminoácidos, amidas o ureidos. Además
de un gradiente de pH, se genera un gradiente
electroquímico aprovechado por determinados
transportadores, como por ejemplo el de malato, con el fin de
proporcionar sustratos carbonados al bacteroide.Se ha podido determinar que en el simbiosoma se
acumula Ca2+ (Vincent J.M. y Humphrey B.A., 1963)
y que además participa en la regulación de
protein-quinasas de membrana que controlan el transporte
de malato y amonio a través de la mpb.El fluido peribacteroideo (fpb), definido como el
material soluble existente entre la mpb y el bacteroide,
mantiene en contacto la superficie de ambos, estableciendo
una zona que permite la interacción. Como se ha
mencionado anteriormente, es donde se va a acumular una alta
concentración de H+ debido a la actividad
ATPasa de la mpb (Fig. 7). Además, desde el aparato de
Golgi se secretan proteínas al fpb
características de lisosomas como proteasas,
trehalasas ácidas o manosidasas, que hacen del
simbiosoma un orgánulo con propiedades líticas
(Mellor R.B., 1989). El equilibrio
en el intercambio de metabolitos entre la planta y el
microorganismo resulta vital para la simbiosis, de tal forma
que, una alteración del mismo producida por alguno de
los dos miembros de la asociación, llevaría a
una acidificación en el interior del simbiosoma que
conduciría a la activación de las hidrolasas y
por lo tanto a la muerte
del simbiosoma y a la senescencia del
nódulo. - FORMACIÓN DE
NÓDULOS
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