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Democracia (página 2)



Partes: 1, 2

De hecho, a la mayoría ni siquiera le hace falta
cambiar la constitución para destruir los derechos y la libertad de
las minorías en un sistema
democrático. Basta con "interpretarla" de la forma
más amplia posible. Y como los entes que en una democracia
supuestamente están encargados de mantener en línea
al gobierno
también forman parte del estado y, en
consecuencia, son dirigidos directa o indirectamente por la
mayoría, cualquier intento de hacer cumplir una interpretación más estricta de la
constitución está destinado al fracaso.

Democracia es una forma de organización de grupos de
personas, cuya característica predominante es que la
titularidad del poder reside
en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de
decisiones responda a la voluntad general.

En sentido estricto la democracia es una forma de gobierno, de
organización del Estado, en el cual las decisiones
colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de
participación directa o indirecta que le confieren
legitimidad al representante. En sentido amplio, democracia es
una forma de convivencia social en la que todos sus habitantes
son libres e iguales ante la ley y las
relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos
contractuales.

La democracia se define también a partir de la
clásica clasificación de las formas de
gobierno realizada por Platón
primero y Aristóteles después, en tres tipos
básicos: monarquía (gobierno de uno), aristocracia
(gobierno de pocos), democracia (gobierno de la multitud para
Platón
y "de los más", para Aristóteles).

Hay democracia directa cuando la decisión es adoptada
directamente por los miembros del pueblo. Hay democracia
indirecta o representativa cuando la decisión es adoptada
por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes.
Por último, hay democracia participativa cuando se aplica
un modelo
político que facilita a los ciudadanos su capacidad de
asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una
influencia directa en las decisiones públicas o cuando se
facilita a la ciudadanía amplios mecanismos
plebiscitarios. Estas tres formas no son excluyentes y suelen
integrarse como mecanismos complementarios.

De todas formas, el significado del término ha
cambiado con el tiempo, y la
definición moderna ha evolucionado mucho sobre todo desde
finales del siglo XVIII, con la sucesiva introducción de sistemas
democráticos en muchas naciones y sobre todo a partir del
reconocimiento del sufragio
universal y del voto femenino en el siglo XX. Hoy en día,
las democracias existentes son bastante distintas al sistema de
gobierno ateniense del que heredan su nombre.

Simón Bolívar:

"Sólo la democracia… es susceptible de una
absoluta libertad, libertad que se define como el poder que
tiene cada hombre de
hacer cuanto no esté prohibido por la
ley".

Clasificación de la democracia ha sido
dividida en dos grandes formas.

  • Democracia Directa: El pueblo
    reunido en asamblea, delibera y toma las decisiones,
    sancionando leyes.
  • Indirecta o Representativa: El
    pueblo se limita a elegir representantes para que estos
    deliberen y tomen las decisiones.

Algunos autores también distinguen una tercera
categoría intermedia, la democracia semidirecta, que suele
acompañar, atenuándola, a la democracia indirecta.
En la democracia semidirecta el pueblo se expresa directamente en
ciertas circunstancias particulares, básicamente a
través de tres mecanismos:

Componentes de la democracia.

En la democracia moderna juega un rol decisivo la
llamada "regla de la mayoría", es decir el derecho de la
mayoría a que se adopte su posición cuando existen
diversas propuestas. Ello ha llevado a que sea un lugar
común de la cultura
popular asimilar democracia con decisión mayoritaria. Sin
embargo muchos sistemas democráticos no utilizan la regla
de la mayoría o la restringen mediante sistemas de
elección rotativos, al azar, derecho a veto, etc. De
hecho, en determinadas circunstancias, la regla de la
mayoría puede volverse antidemocrática cuando
afecta derechos fundamentales de las minorías o de los
individuos.

Las democracias reales suelen ser complejos mecanismos
articulados, con múltiples reglas de participación
en los procesos de
deliberación y toma de decisiones, en los que el poder se
divide constitucionalmente o estatutariamente, en
múltiples funciones y
ámbitos territoriales, y se establecen variedad de
sistemas de
control, contrapesos y limitaciones, que llevan a la
conformación de distintos tipos de mayorías, a la
preservación de ámbitos básicos para las
minorías y a garantizar los derechos humanos
de los individuos y grupos
sociales.

Democracia y República.

Las diferencias y similitudes entre los conceptos de
«democracia» y «república» dan
lugar a confusiones habituales y diferencias de criterio entre
los especialistas.

En general puede decirse que la
república es un gobierno regido por el principio de
división de poderes y sin rey, en tanto que la democracia
es un sistema en el que el gobierno es elegido por el
pueblo.

TEORÍAS
DE DEMOCRACIA

  • La democracia como liquidación de los
    conflictos
    (en la volante genérale no hay separación entre
    los intereses de los miembros).
  • La democracia como el ámbito en el cual se
    gestionan los conflictos.

En la primera versión las democracias realmente
existentes siempre aparecen como imperfectas, ya que están
siempre lejanas del ideal. Este se identifica la democracia ideal
con la practicada en forma directa en comunidades pequeñas
(en Suiza, en algunas de las colonias americanas en el siglo
XVIII, en organizaciones
religiosas o voluntarias). La gestión
de los conflictos parece una función
mezquina, pequeño-burguesa.

Orígenes intelectuales
de la versión "a". Rousseau, pero
seguramente antes la laicización de la teoría
de soberanía.

Para acercarnos a entregar la respuesta resulta
importante conocer lo que implica el individualismo posesivo.
Esto puede hacerse sobre la base de siete enunciados
básicos que Macpherson realiza (en Ruiz, 1984) y que a
continuación se resumen:

  1. Ausencia de coerción por otro individuo.
  2. Los vínculos sociales se producen producto del
    interés.
  3. Capacidades del individuo son de su propiedad.
  4. Libertad de enajenar su trabajo.
  5. La sociedad
    humana consiste en una serie de relaciones de mercado.
  6. Cada libertad individual puede ser limitada en
    derecho sólo por las reglas y obligaciones
    necesarias para asegurar esa misma libertad para los
    demás.
  7. La sociedad política es una
    invención humana para la protección de la
    propiedad personal y sus
    bienes. Por
    lo tanto para la mantención de relaciones
    ordenadas.

Estos 7 postulados, que tienen un fuerte contenido de
pensamiento
Moderno clásico (Locke, Rousseau, Hobbes) hacen
pensar en una democracia en donde el actor importante es el
individuo por sobre todas las cosas. La Democracia debe entonces
asegurar la protección de los derechos y de la propiedad
del individuo, evitando que otro individuo, o el Estado
puedan coartar esos derechos.

Algunas de las teorías
que podemos mencionar son:

Las teorías elitistas.

Por su parte, se refieren a la existencia de grupos que
buscan la obtención del poder político en una
sociedad políticamente organizada.

La existencia de estas elites, propuestas por Pareto,
Mosca y también Michels, provoca que este grupo
minoritario (en términos cuantitativos) del sistema social
se encargará de dirigir al resto del sistema, y que esta
minoría se distanciará y escapará del
control de la
mayoría (las masas).

Según lo anterior las teorías elitistas
merman a la democracia desde el punto de vista del individualismo
posesivo de dos maneras:

  • Al existir una tendencia a un fuerte empoderamiento
    de las elites, se pierden las formas de control por parte de la
    mayoría. El Estado entonces ya no presenta
    participación desde la sociedad (en pos de la
    protección individual) y la democracia se transforma en
    una manera de resolver el conflicto de
    poder entre las elites.
  • Esta pérdida de control por parte de las
    mayorías, pueden producir que las elites gobiernen para
    el beneficio de las minorías empoderadas y no para la
    protección de las libertades y de la propiedad
    individual, que corresponden a las premisas fundamentales del
    individualismo posesivo.

La Teoría Pluralista.

La teoría pluralista del poder tiene por objeto
"verificar la afluencia e influencia en los poderes
públicos de la pluralidad de agentes a la hora de la
formación de la Agenda Pública". Según el
pluralismo, no existe en realidad un poder dominante, sino
más bien una diversidad de los mismos, que determina que
se produzcan intercambios entre ellos al desarrollar las políticas
públicas. En este sentido, se considera el análisis de la política como el
análisis de los grupos. De esta manera, "el proceso de
elaboración de políticas es, fundamentalmente, un
continuo conflicto e intercambio entre diferentes grupos, y el
gobierno se considera un grupo más". En consecuencia,
analizar esta política pública desde el pluralismo
clásico no resulta adecuado, en cuanto "proceso de
elaboración de políticas publicas que refleja
precisamente una búsqueda de consenso"4. De hecho, si por
algo se caracteriza la Ley de Calidad de
la
Educación, como veremos, es porque su
aprobación ha estado caracterizada precisamente por la
falta de consenso y por la oposición directa de grupos de
interés relevantes, que han presentado distintas
posibilidades de acceso a la arena política.

Por este motivo, partimos del enfoque del pluralismo
institucional ya que éste corrige el pluralismo
clásico, en el que el Estado sería como una
organización independiente que hace políticas para
responder a la presión de
innumerables grupos sobre el gobierno. En cambio, el
pluralismo institucional admite la relevancia del papel de la
burocracia,
puesto que no son únicamente los grupos de
presión quienes influyen en la formulación de
políticas, sino también "los agentes
públicos, en última instancia, intentarán
aplicar sus perspectivas y buscar la satisfacción de sus
intereses".

Consecuencia, este enfoque reconoce el papel de la
pluralidad de intereses tanto en la sociedad como en el Estado.
Por otro lado, en el enfoque denominado pluralismo reformado se
reconoce que las relaciones entre el gobierno y los grupos de
interés se encuentran casi siempre institucionalizadas y
se excluye a ciertos grupos del proceso de elaborarla.

Esta teoría permite comprender las razones para
el cambio de la política educativa, ya que analiza las
correlaciones de fuerzas entre grupos de interés, al
momento de elaborar esta política. Para analizar la
teoría pluralista de acceso e influencia en el poder de
los distintos agentes sociales, primero nos detendremos en la
identificación de los problemas y en
las demandas e intereses de los actores públicos y
privados; posteriormente, en su capacidad de acceso al diseño
de la agenda y en los mecanismos de interacción entre los actores.

Teoría Económica.

Se entiende por teoría económica el
conjunto de hipótesis que pretenden reproducir aspectos
de la realidad económica. En la teoría
económica se distinguen dos enfoques
diferenciados.

Tradicionalmente las teorías económicas se
centraron en temas como la moneda, el comercio
internacional y la producción de bienes. Más adelante
se introdujeron nuevos temas como el ciclo económico, la
teoría del equilibrio, la
inflación, el ahorro, la
inversión y otros aspectos
macroeconómicos. Actualmente la economía tiende incorporar nuevas
situaciones relacionadas con la teoría de la
elección y el modo en que los agentes económicos
parcialmente racionales toman decisiones basándose en
incentivos y
expectativas.

La Teoría nos dice cuáles son los
principales componentes del sistema económico, cómo
funciona cada uno aisladamente, así como el funcionamiento
de todos ellos en conjunto.

Algunas teorías económicas son:
Mercantilistas (Siglo XVI – XVIII): Se fundamentaban en la
riqueza de los factores de la producción y estaban
consideradas la mano de obra, recursos
naturales y el capital.
Existía una protección al Estado y a la industria
doméstica. •Fisiócratas (Escuela
francés del siglo XVIII): Se fundamentaban en la tierra;
existía la libertad económica.

Teorías Republicanas.

Gran parte de la confusión que rodea al concepto del
republicanismo puede remontarse ya a los escritos de
Platón y Aristóteles. La República de
Platón presenta un Estado ideal sobre lo que él
considera los elementos básicos del alma humana:
el apetito, la razón y el ánimo. De acuerdo con
esto, su República ideal estaba compuesta por tres grupos
diferenciados: una clase
comercial (identificada con el apetito), una clase ejecutiva
(equivalente a la razón) integrada por administradores y
soldados responsables del cumplimiento de las leyes, y por
último los guardianes por reyes filósofos (el animo) que ejercerían
como legisladores. Como Platón confiaba a los guardianes,
un pequeño grupo seleccionado, la responsabilidad de mantener una polis organizada
con armonía, el republicanismo es a menudo asociado con
los fines o metas establecidos por un pequeño sector de la
comunidad que
puede percibir lo que constituye el bien común.

La Política de Aristóteles presenta otro
concepto de orden republicano, planteamiento que ha prevalecido
en la mayor parte del mundo occidental. Aristóteles
clasificaba a los gobiernos basándose en quien nos
dirigía: uno, unos pocos, o muchos. Dentro de estas
categorías distinguía entre formas buenas y malas
del gobierno: monarquía (buena) contra tiranía,
aristocracia (buena) frente a oligarquía, cuya principal
diferencia consistía en que los dirigentes gobernaran por
el bien del Estado o en beneficio de sus propios
intereses.

Uno de los aspectos más pertinentes para el
republicanismo del mundo occidental esa distinción que
hace Aristóteles entre democracia, la forma malas del
gobierno de los muchos, y política, su contrario, la forma
buena. El filósofo creía que las democracias que
caerían en un período de turbulencia e
inestabilidad porque los pobres, que según su pensamiento
se convertirían en la mayoría, intentaría
conseguir una igual social y económica que ahogaría
la iniciativa individual. Por el contrario, la política,
con una clase media capaz de resolver con justicia
conflictos entre ricos y pobres, permitiría el gobierno de
los muchos sin los problemas y el caos asociados con los
regímenes organizados.

James Madison, a menudo llamado "padre de la
Constitución de Estados Unidos",
definía la república en términos parecidos a
los de la política aristotélica. Según el,
las repúblicas eran sistemas de gobierno que posibilitaban
el control directo o indirecto del pueblo sobre sus gobernantes.
Advirtió, sin embargo, sobre los efectos de las facciones
mayoritarias e insistió en los derechos de las
minorías.

El concepto madisoniano de republicanismo coincide con
el aristotélico de política en muchas dimensiones
importantes, pero ambos son diferentes en esencia de la idea
plutoniana. A Madison y Aristóteles les preocupaba en
medio con el que se pudiera asegurar un gobierno justo y estable.
Para esto Aristóteles se apoyaba en una clase media
predominante y Madison, con un concepto más amplio,
propugnaba una república en el que los distintos intereses
se supervisasen y controlasen entre sí. Madison
también hacía hincapié en la elección
de representantes por parte del pueblo, ya que éstos
sacrificarían con menor probabilidad
el bien público de lo que lo haría la
mayoría de la gente. Según escribió Madison,
las democracias puras, en las que el pueblo gobernaba de forma
directa, "siempre han sido espectáculos de turbulencia y
de enfrentamiento".

Las
concepciones denominadas clásicas de la
democracia

La democracia, como comúnmente se cree, no tiene
una sola concepción teórica. Como veremos, lo que
existe realmente son distintas percepciones democráticas
que abordan de manera diferente el papel del individuo y la
colectividad en la vida política, económica y
cultural. Sin embargo, cabe señalar que las democracias
que se han dado en el capitalismo en
el tiempo y en el espacio, tienen un aspecto en común: la
visión individualista de la sociedad. Ésta se
originó como producto de:

  • Las teorías contractuales de los siglos XVII y
    XVIII, en las que el que ejerce el poder soberano son los
    individuos libres e iguales;
  • El nacimiento de la economía
    política, donde el individuo es el
    sujeto.

Adam Smith planteaba que "persiguiendo su propio
interés, por lo general promueve el interés de la
sociedad en forma más efectiva que si promoviera el de si
mismo". También contribuye a esta concepción
individualista de la sociedad la filosofía utilitaria de Bentham y James
Mill, donde los estados mentales personales tal como el placer y
el dolor resuelven el problema del bien común, definido
como la suma del bienestar de cada individuo. 

La concepción de la democracia o democracias en
que la sociedad política está compuesta por
individuos que se ponen de acuerdo entre sí, excluye la
existencia de grupos, clases, asociaciones de todo tipo, partidos
políticos entre otros. Esta visión
ideológica de la realidad capitalista, no le
posibilitó percibir que son las categorías sociales
antes señaladas, y no los individuos los principales
protagonistas del que hacer político en las formaciones
sociales capitalistas contemporáneas.

Como ya se planteó, existen maneras distintas de
conceptuar la participación democrática. Por un
lado, tenemos la que propiciaron Bentham y James Mill, y por
otro, la de Rousseau que fue utilizada para un sistema más
moderno por John Stuart Mill y Cole.

Bentham y James Mill tenían una visión
bastante pragmática de la democracia, focalizándose
básicamente en los "arreglos institucionales". La
participación del pueblo poseía un papel limitado.
Para ellos, la participación estaba orientada a asegurar
los intereses privados de cada ciudadano. Rousseau, en su
teoría política, tenía una concepción
más amplia de la participación que iba mucho
más allá de la protección de los intereses
individuales, por cuanto tomaba en cuenta el efecto
psicológico de los que participaban, debido a que se
planteaba toda una interacción entre las instituciones
y los individuos. El sistema
político de Rousseau estaba encaminado a formar un
individuo social responsable y que el accionar político se
desarrolle mediante un proceso participatorio. 

John Stuart Mill veía la participación en
términos similares a los de Rousseau. Consideraba que si
un individuo sólo se concentraba en sus asuntos privados y
no tenía una participación activa en los asuntos
públicos, sus capacidades para realizar acciones
públicas se mantendrían subdesarrolladas. J.S. Mill
le otorgaba gran importancia  a la participación en
las funciones productivas y de otra índole que generaba la
industria dentro del capitalismo moderno por su papel educativo.
Asimismo, privilegiaba la participación activa a nivel de
los gobiernos locales. Con el fin de que se pueda dar una
participación real en la industria, J.S. Mill
postulaba  a una transformación de las relaciones de
autoridad,
para lo cual tendría que establecerse un sistema de
elección de los gerentes por todos los empleados, tal como
se hacía con los representantes a nivel
localhttp://www.hacialaemancipacion.org/politica/Revista
18/las_concepciones_de_la_democracia_gillen.htm/o –
_ftn2

Cole, siguiendo la línea de pensamiento de J.S.
Mill, planteaba que era la industria la que creaba las
condiciones para la verdadera democracia. Su teoría de
"Guild Socialism" (Socialismo
corporativo), se sustentaba principalmente en la
hipótesis
teórica de Rousseau de que es la voluntad y no la fuerza la base
de la
organización social y política. Los hombres
deberían cooperar en asociaciones para satisfacer sus
necesidades. Dentro de esta perspectiva, definía la
sociedad como un "complejo de asociaciones que se
mantenían juntas por la voluntad de sus miembros". No
limitaba el principio democrático a la esfera de la
política, sino a todas las otras formas de acción
social, especialmente en la industria.  

La concepción pragmática de la democracia
de Bentham y James Stuart ha tendido a tener mayor influencia en
Estados Unidos, el cual la ha impuesto como el
modelo ideal de democracia, especialmente en la periferia que
está bajo su dominación. La doctrina anglo-sajona
no trata de lidiar con aspectos de principios. Le
basta definir la democracia en función a su
relación con las técnicas y
procesos supuestamente democráticos. En Francia y gran
parte de Europa, la
democracia adopta una posición más racionalista,
preocupándose en mayor medida de las cuestiones
conceptuales. Las posiciones democráticas empíricas
y las racionalistas, se mueven a diferentes niveles de
abstracción. Mientras que los europeos, por lo general,
están inclinados a privilegiar la categoría
"pueblo", los anglosajones se refieren a
"gobierno". 

Rousseau, a parte de tener una influencia en una
concepción más racionalista de la democracia,
incidió igualmente en el desarrollo de
una visión más intransigente de la democracia,
debido al énfasis que se puso en que la voluntad general
sólo podía discernirse si el esfuerzo
provenía de todo el pueblo y no sólo de una parte.
La idea que se tenía de la gente se limitaba a aquella que
se identificaba con la voluntad e interés general. Los que
estaban en desacuerdo con ello no pertenecían a la
nación.
Esta forma de concebir la nación
devino en un argumento político importante que fue
utilizado por los jacobinos, Babeuf y Buonanote. 

Robespierre, como buen discípulo de Rousseau,
consideraba que la voluntad general de la verdadera
mayoría popular no podía identificarse con la
mayoría o minoría parlamentaria. Por otro lado,
Saint-Just planteaba que la libertad se lograba cuando la
voluntad general podía expresarse como una unidad
indisociable del pueblo como un todo. Saint-Just era incapaz de
ver en las partes un medio para expresar y organizar las
distintas tendencias de la opinión
pública. La democracia propiciada por los jacobinos
era la de un solo partido. Toda reunión pública que
no fuera promovida por los clubes jacobinos era prohibida y
considerada subversiva por cuanto atentaba contra la unidad del
partido.

A finales de 1794, Babeuf retomó el pensamiento
político de Robespierre, promoviendo lo que él y
Buonanote denominaron "el comunismo
igualitario". Para ellos, la propiedad de todos los recursos y la
organización de la producción y la distribución deberían estar a cargo
del Estado. Babeuf pensaba que se debía subordinar la
Asamblea legislativa al control del pueblo, sin embargo, mostraba
una gran desconfianza del pueblo debido a que "la mayoría
siempre es partidaria de la rutina y la inmovilidad". Para Babeuf
y sus partidarios, existía un gran peligro de que la
mayoría, por su indiferencia, sea dominada por la
minoría.

Babeuf y Buonanote ponían todo el énfasis
en la conducción del proceso político en los
líderes. Lo que denominaban la democracia revolucionaria
debería sustentarse en la obediencia y lealtad de las
masas a sus líderes. No debería confiarse en las
masas ni en la selección
de sus líderes, por lo menos al inicio de la revolución. La selección
tendría que dejarse al partido de la vanguardia.
Para Buonanote, se requería de una autoridad fuerte
animada por una única voluntad de establecer la igualdad en
una sociedad corrupta. Las tareas centrales de la
revolución según Babeuf y Buonanote eran:
eliminación de la oposición, y establecer un
sistema de educación intenso y
de propaganda. La
prensa
debería encuadrarse en los principios proclamados por la
sociedad en abstracto, y no debería expresar opiniones
contrarias a los sagrados principios de igualdad y
soberanía de la gente.

Esta visión de la tendencia totalitaria de la
democracia que se sustentaba en la individualidad, fue superada
en el siglo XIX por teorías más colectivistas donde
el análisis de la sociedad se realizó en
función a clases. Para Talmon, la visión
totalitaria de los jacobinos, así como la de Babeuf y
Buonanote, habría tenido gran influencia en la
visión del sistema política que impuso Stalin en la
ex – unión Soviética.  

Lo último señalado se sustentaría
en que en el denominado socialismo real, el partido único
era el representante exclusivo de los trabajadores considerados
como una unidad homogénea, además se consideraba
como la alternativa a las formas tradicionales de
representación. Pero, a parte de este señalamiento,
el denominado socialismo real que no fue que otra forma de
capitalismo donde el Estado fue el centro de su dinámica y funcionamiento no generaron
concepciones de representación y de la democracia
fundamentalmente distintos del capitalismo privado "regido" por
el mercado, lo que los llevó a privilegiar el concepto
capitalista de soberanía, pero en el marco de garantizar
la unidad del partido.

LA
DEMOCRACIA CONTEMPORÁNEA

La discusión sobre la definición acerca de
la democracia está atravesada por diferentes debates.
Desde los antiguos griegos hasta Rousseau, se pensaba a la
democracia como democracia directa, en la cual los ciudadanos
ejercen el derecho a la participación en la toma de
decisiones sin intermediación. La democracia se asocia
desde entonces con soberanía popular, voluntad general e
interés común. Esta concepción tradicional
de la democracia se articula en torno al
protagonismo central del pueblo concebido como soberano, como un
todo homogéneo y capaz de producir una voluntad colectiva.
Los protagonistas de este tipo de democracias son los sujetos,
capaces de identificar aquello que constituye el bien
común. Estas concepciones fueron elaboradas para sociedades
simples y apenas industrializadas.

Pero con la aparición de sociedades más
complejas, de masa, con mayor diferenciación, la
democracia directa presenta una imposibilidad objetiva. Por
tanto, el proceso de surgimiento de estas nuevas sociedades fue
acompañado por modificaciones en la teoría de la
democracia, en la que se incorporarán los mecanismos de la
representación y la dimensión vertical, esto es, la
constitución de autoridad. La democracia empieza a ser
pensada como representativa frente a la imposibilidad del
autogobierno. En el concepto de democracia moderna1 -a diferencia
de los antiguos- se incorpora el tema de la división entre
la titularidad y el ejercicio del poder, el principio de la
mayoría, el constitucionalismo y la representación
política. Se habla entonces de democracia representativa,
régimen que acompaña la conformación de un
Estado liberal-constitucional. Si bien el término liberalismo y
su derivado liberal, son de cuño relativamente reciente,
autores como Locke, Montesquieu,
Madison, Hamilton, Constant, pasando por Tocqueville y Stuart
Mill, podrían considerarse liberales en tanto han hablado
de un Estado controlado, liberal, constitucional. Tocqueville,
por su parte, adiciona el concepto de democracia social al
incorporar la idea igualdad, del ethos igualitario. Equipara
libertad e igualdad: con la democratización se supone una
sociedad cuyo ethos implica que sus miembros son socialmente
iguales, es decir una sociedad caracterizada por la igualdad de
condiciones.

Si bien existen diversos matices, según el
tratamiento que de este tema hacen diferentes autores,
podríamos decir que la concepción moderna de
democracia, la democracia liberal, hace referencia a un sistema
político basado en el poder popular en el sentido que la
titularidad del poder pertenece al demos, mientras que el
ejercicio es confiado a representantes periódicamente
elegidos por el pueblo. Por consiguiente, el ejercicio el poder
popular se resuelve en gran medida en el poder electoral. Por
otra parte, la teoría clásica de la democracia
liberal presupone que la existencia de un mercado y de libertades
individuales en el aspecto económico es condición
para que exista democracia política; esto es, que exista
un país y un mercado con fronteras.

Para esta tradición democrática liberal,
el individuo es un sujeto fundante. En su calidad de ciudadano,
es un sujeto político que hace conocer su voluntad para
que esta sea parte de la voluntad gobernante. Al menos, delibera
con el resto de los individuos en igualdad de condiciones para
lograr decisiones legítimas (Held, 1990). Esta
tensión entre el individuo y "los otros", hacen de la
democracia un cuerpo bicéfalo que contiene en sí
misma las libertades del individuo y la soberanía de un
pueblo como un todo, aún cuando esto signifique resignar
libertades -y por lo tanto intereses- individuales en pos del
bien común (Strasser, 2000). Libertad/ igualdad,
individuo/ comunidad, ciudadano/ Estado: en la tensión
entre estos polos se dirime la historia
contemporánea de la democracia.

A lo largo de esta historia, varios son los modelos de
democracia discutidos a partir de la conformación de
sociedades complejas, de masas, con economía de mercado,
donde la democracia debe ser pensada en su forma representativa.
Nos referiremos brevemente a algunos de estos modelos, aquellos
que han primado en el debate
contemporáneo: el modelo competitivo elitista, el modelo
pluralista y la democracia participativa.

Schumpeter define a la democracia como "un método
para llegar a decisiones políticas, en el que los
individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha
de competencias por
el voto del pueblo" (Schumpeter, 1964). La democracia se reduce,
entonces, a un método electivo mediante el cual el pueblo
elige un gobierno, eligiendo un líder.
Schumpeter colocará el acento en los líderes
-inversamente a la teoría clásica que lo pone en el
pueblo- que se proponen y compiten por el libre voto. El pueblo
deja de existir como un conjunto de ciudadanos racionales,
interesados en la cosa pública; ahora está
compuesto por personas que sólo son racionales en los
asuntos en los que tienen responsabilidad directa. La esfera de
la política está alejada de sus responsabilidades
directas y en ésta actuarán irracionalmente con
excepción de los líderes, quienes son los actores
racionales.

El votante no es un maximizador de beneficios ni un
votante racional sino un consumidor
irracional, manipulado por la propaganda. Es el liderazgo el
que despierta, organiza y estimula a los grupos y sus intereses.
La democracia, según esta perspectiva, queda reducida a la
competencia por
el liderazgo, donde los líderes se constituyen en el nuevo
eje del proceso político. Los representados, salvo cuando
tienen la posibilidad de votar, no cuentan con otra instancia de
participación. Su conocida definición señala
que "el método democrático es aquel mecanismo
institucional para llegar a decisiones políticas en las
que algunas personas adquieren el poder de decidir mediante una
lucha competitiva por el voto popular".

Robert Dahl es el autor más representativo de la
teoría pluralista de la democracia. Postula que la
democracia es un ideal imposible de realizar en la
práctica, por lo que debemos descartar el término
de democracias "reales". Lo que existe son "prácticas
reales" o "poliarquías", es decir, combinaciones de
liderazgos con control de los no líderes sobre los
líderes, regímenes cuyos actos presentan una
correspondencia con los deseos de muchos de sus ciudadanos
durante un largo período de tiempo.

Las poliarquías se dan en sociedades pluralistas,
lo que presupone el reconocimiento de la dispersión en el
poder, la presencia de ciudadanos con distintos intereses con
posibilidad de agruparse libremente, la existencia de grupos de
interés libre, competitivo. Los protagonistas, en este
caso, más que los líderes son los grupos de
interés, donde los no líderes controlan a los
líderes.

Una tercera visión la constituyen los
teóricos que, críticos del elitismo y el realismo
político, ponen el acento en la participación como
valor central
capaz de contrarrestar la tendencia "oligárquica" del
sistema político. Bachrach, Macpherson y Pateman afirman
que la poca participación y la desigualdad
social están íntimamente unidas: para que haya
una sociedad más equitativa es necesario un sistema
político más participativo. Rescatan la
dimensión de la democracia que hace referencia a la
participación de los ciudadanos en el proceso de toma de
decisiones.

La democracia no sería entonces sólo un
método: posee una dimensión ética,
implica una dimensión amplia de lo político que
abarca no sólo las instituciones representativas
gubernamentales sino aquellos espacios en los que se toman
decisiones que afectan los valores
sociales. A juicio de Macpherson, por ejemplo, la democracia
participativa puede ser calificada como un sistema piramidal, con
la democracia directa en la base y la democracia delegada en los
niveles por encima de ella (Macpherson, 1991).

CRISIS DE LA
DEMOCRACIA

Los teóricos liberales proporcionan una
definición que está en las antípodas de la defendida por los
clásicos de esta materia desde
el mismo siglo XVI. En lugar de atender a sus relaciones con la
violencia y a
la dialéctica amigo/enemigo prefieren prestar atención al modo como los individuos
ejercen su libertad en el marco del sistema democrático
compitiendo y aunando sus voluntades a través de distintas
clases de asociaciones. Esta traslación del individualismo
económico al ámbito político se ha reforzado
con la idea de que, del mismo modo que en los mercados
económicos la convergencia de ofertantes y demandantes
logra una correcta asignación de los recursos existentes,
los procesos electorales dan lugar a un mercado político
en el que concurren ofertantes y demandantes de proyectos
políticos y votos que de un modo espontáneo
protagonizan una correcta administración de la voluntad
general.

Pues bien, un primer factor de crisis,
más exactamente de contradicción insoluble del
sistema democrático, nos lo encontramos en el teorema de
Arrow (1994: 87-111) acerca de la imposibilidad de elegir por
mayoría una función de bienestar social que afecte
a más de dos alternativas o preferencias pues, en tal
caso, la solución sólo puede ser impuesta. Quiere
esto decir que es imposible pasar de las preferencias
individuales a las colectivas de un modo democrático. No
es este un factor de crisis en términos de legitimidad del
sistema democrático sino una contradicción interna
que impide al sistema ser efectivamente democrático pues
demuestra que las decisiones, como sospechara la teoría
política clásica, siempre se han realizado de un
modo autoritario o jerárquico.

Otro factor de crisis, derivado de los efectos perversos
del modo jerárquico y no democrático de hacer
política, es la ley de hierro de la
oligarquía, enunciada por Michels tras analizar lo
sucedido en su época con el SPD alemán pero que
afecta en realidad a cualquier partido de masas y, en general, a
cualquier gran organización (Von Beyme, 1995: 190). Esta
ley sugiere que el crecimiento de los partidos y organizaciones
hace necesaria la formación de especialistas o la profesionalización de políticos que,
con el tiempo, se convertirán en engranajes clave,
crearán zonas propias de influencia y pasarán a
hacer depender el partido o la organización, no de las
bases o de los principio ideológicos fundacionales, sino
de sus intereses personales. Más aún, las elites de
cada partido tenderán a relacionarse entre ellas, a
compartir intereses ajenos a los de las bases y a los del ideario
del partido y, en consecuencia, a favorecer la
oligarquizarían del régimen parlamentario mismo.
Pero no sólo eso, si hacemos caso a Von Beyme (1995), esta
oligarquizarían de la política que corroe como una
metástasis fatal el sistema político se ha
extendido a la sociedad civil
facilitando la colonización de centros neurálgicos
tales como las Universidades, los medios de
comunicación -que practicarán un "periodismo
complaciente"-, las empresas
públicas, los altos cargos de la
Administración, permitiendo la aparición de la
corrupción y acelerando el desencanto y
desideologización de las bases.

Es difícil localizar el subconjunto de la clase
política responsable de la oligarquización. No
obstante, es de suponer que en el núcleo duro deben estar
algunos de los políticos con presencia más continua
en el parlamento o en los puestos de más alta
responsabilidad de la Administración. En este sentido, un estudio
de Baena Del Alcázar (1999) sobre las élites y los
"conjuntos de
poder" en el Franquismo, la Transición Democrática
y la Época Socialista da alguna pista.

Por último, volviendo a las causas estructurales
de la implosión política, no conviene olvidar el
mayor impacto que la crisis de legitimidad tiene en los sindicatos,
reconocidos como parte importante del sistema al
institucionalizarse la cuestión social. Del mismo modo que
los partidos políticos, pueden hacer oídos sordos a
las alarmantes tasas de abstención. Sin embargo, no pueden
hacer lo mismo con el importante descenso de la afiliación
que padecen. Les afecta más este hecho que a los partidos
políticos pues su poder no depende sólo de la
estima que puedan despertar entre los asalariados sino, sobre
todo, del poder e influencia que le proporcionen sus masas de
afiliados, pues de su número dependerá la
efectividad en actos de presión, como la convocatoria de
huelgas, y el poder para hacer valer y reconocer sus
demandas.

NOCIONES DE
DEMOCRACIA

Es necesario desarrollar criterios para transculturales
de democracia. No hay democracia: Hay procesos de
democratización y principios alternativos, culturales, que
permiten a los campesinos, mujeres, hombres, comunidades
indígenas y negras, tener autoestima
para hacer los productores de modelos democráticos
incluyentes. Propone una democracia entendida como cambio en la
relaciones de poder, por forma de autoridad
compartida.

La democracia representativa requiere ser compartida, la
democracia en nuestro contexto es de baja intensidad porque vive
entre despotismo sociales y políticos, por ello se hace
necesario democratizar la democracia.

Para desarrollar la democracia y lograr democracia de
alta intensidad es necesario articular la democracia local,
nacional y global, sobre todo en la toma de decisiones
políticas.

ELEMENTOS
ESENCIALES DE LA DEMOCRACIA

Unas de las grandes conquistas de nuestro tiempo residen
en que el propio concepto de desarrollo, se convirtió en
inseparable de la democracia. Ya no se piensa en el desarrollo
como el mero crecimiento de la renta nacional, ni tampoco como
simple elevación del nivel material de los
ciudadanos.

Este significado humano mas profundo el proceso por el
cual los pueblos se desarrollan pasa ser visto como gradual
ampliación de las garantías de los derechos
fundamentales y como profundización del ejercicio de la
ciudadanía.

Para usar la expresión muy pertinente de Armatia
Sen, se habla de "desarrollo como libertad", y es necesario las
nociones de un avance.

Por un lado, superan el liberalismo, insensible que
apegado a los valores
abstracto de una democracia meramente formal, cerraba los ojos
sobre el hecho de que el atraso y el subdesarrollo
no se refleja solamente en los niveles de renta o de bienestar,
sino que tiene efectos sobre la propia vida democrática y
el beneficio de la ciudadanía.

Por otra parte queda relegados al "cubo de basuras de la
historia", la propuestas de cortes economicistas de izquierda o
derecha, en las libertades democráticas, un complemento
súper flúor; el desarrollo incorpora por lo tanto a
la democracia como uno de sus elementos.

DIFERENCIA ENTRE LA
DEMOCRACIA ANTIGUA Y LA MODERNA

Bien sabemos que la idea de democracia tiene su origen
en el mundo griego clásico y que tiene el sentido literal
de "poder del pueblo". La experiencia de las democracias antiguas
fue relativamente breve. Aristóteles clasificó a la
democracia entre las formas desviadas de gobierno, tomando en
cuenta principalmente que era un gobierno del pueblo cuyos
intereses no correspondían al bien común, sino
únicamente al de las clases bajas. A partir de entonces la
palabra democracia se convirtió durante dos mil
años en una palabra negativa y, según Giovanni
Sartori, "durante milenios el régimen político
óptimo se denominó república y no
democracia". Los constituyentes de los Estados Unidos eran de
esta opinión. En el "Federalist" se habla siempre de
república representativa, y nunca de democracia (salvo
para condenarla). Incluso la Revolución
Francesa se refiere al ideal republicano, y solo Robespierre
en 1794, utilizó democracia en sentido elogioso,
asegurando así la mala reputación de la palabra
durante otro medio siglo. ¿Cómo es que de un
plumazo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX en adelante,
la palabra adquiere un nuevo auge y poco a poco adquiere un
significado positivo? La respuesta es que la democracia de los
modernos, la democracia que practicamos hoy, ya no es la de los
antiguos".

Las discusiones sobre el asunto de la democracia y su
aplicación concreta han sido largas y han consumido mucha
tinta y energías, y todavía falta mucho por
discutir. Lo cierto es que para muchos la democracia sigue siendo
un valor digno de ser alcanzado y por lo tanto definido en un
concepto lo suficientemente abierto (quizá en esto radique
su dificultad) para que nadie llegue a imponerla, lo que la
convertiría en democráticamente indeseable. La idea
de la democracia implica también aceptar el valor del
individuo, así como la fe de que la historia puede moverse
y se mueve, en cierta medida al menos, mediante la voluntad de
las personas; de que no hay destino irrevocable y que como dice
el mismo Rousseau…

"Un poco de agitación vigoriza las almas y lo que
realmente hace prosperar a la especie humana es menos la paz que
la libertad".

Las democracias modernas, como gobierno de la
mayoría de la población, comenzaron a aparecer en la
segunda mitad del siglo XIX junto con el sufragio universal,
luego de la abolición generalizada de la esclavitud y la
sanción de constituciones que reconocían los
derechos humanos.

Los elementos claves de una democracia moderna
son:

 Una constitución que define los derechos
y los deberes básicos de los ciudadanos, las funciones del
estado y los procedimientos de
decisiones en la política.

 La separación de poderes entre el
parlamento, el gobierno y los tribunales.

 Los derechos iguales (la abolición de la
esclavitud y de los privilegios).

 El derecho igual de voto (una persona, un
voto).

 La democracia moderna evolucionó en
Europa y Norteamérica como una reacción en el abuso
del poder por reyes y duques. Este proceso duraba algunos cien
años y incluso revoluciones, guerras
civiles y períodos de la anarquía en la
mayoría de los países. Las revoluciones casi
siempre llevaron a la anarquía en vez de la libertad. Al
contrario las evoluciones lentas durante una generación o
más, establecieron sistemas políticos
estables.

DIFERENCIA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y
DEMOCRACIA

En la democracia representativa el pueblo delega la
soberanía en autoridades elegidas de forma
periódica mediante elecciones libres. Estas autoridades en
teoría deben actuar en representación de los
intereses de la ciudadanía que los elige para
representarlos.

En este sistema el poder
legislativo, encargado de hacer o cambiar las leyes, lo
ejerce una o varias asambleas o cámaras de representantes,
los cuales reciben distintos nombres dependiendo de la
tradición de cada país y de la cámara en que
desarrollen su trabajo, ya sea el de parlamentarios, diputados,
senadores o congresistas. Los representantes normalmente
están organizados en partidos políticos, y son
elegidos por la ciudadanía de
forma directa mediante listas abiertas o bien mediante listas
cerradas preparadas por las direcciones de cada partido, en lo
que se conoce como elecciones legislativas.

El poder
ejecutivo recae en un gobierno compuesto por una serie de
ministros, cada uno de ellos encargado de una parcela de gobierno
o ministerio, y es encabezado por un jefe de estado, presidente o
primer ministro, dependiendo de cada país concreto.

En algunos países como Chile, Argentina, Colombia,
Perú, o México, (y
en general en la mayoría de países americanos con
regímenes democráticos) el jefe de gobierno es
elegido directamente por la ciudadanía mediante un proceso
electoral independiente del legislativo, es decir, mediante
elecciones presidenciales. En otros países como España,
Cuba, Gran
Bretaña, Italia o Japón,
es elegido de manera indirecta por los representantes de la
asamblea, normalmente como culminación de las
correspondientes elecciones legislativas.

Actualmente la mayor parte de la humanidad vive bajo
este tipo de sistema democrático, ya sea bajo el formato
de monarquía parlamentaria o bien bajo el de
república, siendo ambos formatos muy similares en lo
esencial. Se trata del sistema de gobierno más exitoso y
con mayor implantación desde los tiempos de la
monarquía absoluta.

Existe un amplio acuerdo, prácticamente a nivel
mundial, de que la democracia representativa es el mejor sistema
de gobierno posible. O por lo menos de que es el menos malo,
expresión bastante popular que indica que a pesar de sus
defectos las posibles alternativas son menos
eficientes.

No obstante, existen algunos colectivos, repartidos por
diferentes países con sistema de democracia
representativa, que critican esta forma de democracia por
considerarla en realidad poco democrática. Estos
colectivos abogan por una profundización en la democracia
hacia formas de democracia participativa y democracia directa, y
en menor medida de democracia deliberativa.

En cambio la democracia consiste ante todo, en permitir
el acceso directo y el respeto de las
preferencias en la toma de decisiones, lo que a partir del
rechazo de la distinción entre titularidad y ejercicio del
Poder del Estado, requiere acercarse todo lo posible a la
identidad
entre gobernantes y gobernados.

CONCLUSIÓN

La democracia, es el aquel sistema de gobierno, en el
cual la soberanía del poder reside y está
sustentada, en pueblo. Es éste, por medio de elecciones
directas o indirectas, quien elige las principales autoridades
del país. Asimismo, es el pueblo, quien puede cambiar o
ratificar a estas mismas autoridades, en las siguientes
elecciones populares. Por este motivo los griegos hablaban de la
democracia, como el gobierno del pueblo; de hecho este es su
significado literal.

Es así, como se puede conformar una democracia
directa, donde el pueblo es quien toma todas las decisiones
ejecutivas y legislativas, o la democracia representativa, donde
le pueblo por medio de votación popular escoge las
autoridades que representarán a la ciudadanía, en
la toma de decisiones.

Hoy en día, la gran mayoría de los
sistemas democráticos, funcionan por medio de la
representación; podemos imaginar lo complicado que
sería de otra manera, con la población actual de
los países.

Dentro de la democracia, quienes tienen el
beneplácito, para ostentar los cargos públicos, son
los integrantes de los poderes políticos. Es así,
como los partidos políticos, son quienes potencian y
fortalecen a la democracia. Por medio de su actuar y la alimentación de
participantes, quienes escogerán por medio de las
distintas elecciones, los cargos de los poderes ejecutivos y
legislativos, en la mayoría de las naciones
democráticas. Aún cuando, en algunas de ellas, la
ciudadanía, también puede escoger a ciertos
integrantes del poder
judicial.

Es así, como la separación de los poderes
del Estado, es uno de los pilares fundamentales de toda
democracia. Cada uno de ellos es independiente y existe un
control constante de uno sobre el otro. Aquello redunda en un
control sobre el actuar de los mismos y evitar casos de corrupción
o ilegalidades de los mismos; lamentablemente, en algunos casos
estos poderes se coluden y la corrupción se hace
generalizada, como aún vemos en algunos países,
sobretodo en aquellos que se encuentran en vías de
desarrollo.

Con respecto a la historia de la democracia, esta se
remonta a la antigua Grecia. Ya que
para el año 1500, antes de Cristo, nace este sistema de
gobierno, por medio de la creación de la Asamblea del
Pueblo, dentro de las polis o ciudades
helénicas.

Esto se da, gracias al reducido tamaño de las
polis, con lo cual, la población al mismo tiempo era
pequeña. Es así, como todos los ciudadanos hombres
libres, podían participar de la Asamblea. De aquella
manera, cada uno de ellos, de manera alternada, podía
ocupar uno de los puestos burocráticos de esta asamblea.
Por lo mismo, que este sistema de gobierno, no era
representativo, sino que se actuaba, por medio de democracia
directa. Frente a cada una de las decisiones, la mayoría
votante, era la que decidía sobre las distintas
materias.

Es así, como en la actualidad, la democracia
representativa, es el sistema más utilizado en el mundo,
para dirigir los designios de las naciones. Es por tanto, que la
democracia se considera, como el sistema de gobierno menos
perjudicial, para el manejo de los asuntos de Estado, frente a
los otros sistemas que han existido o se han
diseñado.

Dentro de toda democracia que se afane de serlo, debe de
existir una carta magna o
Constitución. La cual será la ley madre, por la
cual todas las leyes de la nación, se deberán
normar y subordinar.

Dentro de toda Constitución, se
establecerán las normas por las
cuales se elegirán a las autoridades del país, y
cómo estas deben de actuar, frente a sus cargos.

BIBLIOGRAFÍA

Norberto Bobbio, El futuro de la
democracia, Fondo de Cultura Económica,
México.

Robert Dahl. (1998) 1999. La democracia:
Una guía para los ciudadanos. Taurus. Buenos
Aires. ISBN 950-511-482-6Guillermo
O'Donnell, (1997), ¿Democracia delegativa?".
Contrapuntos. Ensayos
escogidos sobre autoritarismo y democratización, Buenos
Aires: Paidós. ISBN
84-206-1870-5.

Santiago Sevilla. 2006 "La Democracia
Feliz" Comedia en Liceus.com El Portal de las
Humanidades.

Alexis de Tocqueville (Alexis Henri Charles
de Clérel, vizconde de Tocqueville) (1835-1840), De la
democracia en América, Paris-Londres.
(Texto completo en
inglés)
.

Alejandro Agafonow (2007).
"Los Límites de la Eficiencia Económica en
una Sociedad Democrática"
en Revista de
Economía Institucional, Vol.9, Nº16.

 

 

Enviado por:

Jennette de los Ángeles
González Graterol

 

 

Autor:

Diaz Florida

Graterol Zoraida

Moreno Jailyn

Ortega Teresa

Profesora: Lic. Eliana Gabazut

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN
SUPERIOR

UNIVERSIDAD NACIONAL BOLIVARIANA MISIÓN
SUCRE

ALDEA: LUIS BARRIO CRUZ

SAN JUAN DE LOS MORROS

ESTADO-GUÁRICO

Junio de 2008

Partes: 1, 2
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