5. Sustento teórico.
Keynes.
Keynes concede al Estado un
papel central
en la determinación del nivel de actividad
económica (y del empleo) de los
países. El contexto económico del período de
entreguerras dentro del cual hace su aparición el
planteamiento de Keynes, se
caracterizó por un severo estancamiento económico
de la Gran Bretaña, que había sido hasta entonces
la gran potencia
económica y militar del mundo, sufriendo tasas de desempleo que se
mantuvieron persistentemente por encima del 10% entre 1920 y
1940. Por otra parte la potencia
económica y militar emergente, Estados Unidos de
América, debió soportar en los
primeros años de la década de los treinta una
crisis
económica cuya tasa de desempleo
llegó a ser del 25% en 1933. Dicha crisis
abarcó a otros países industrializados como
Alemania, Gran
Bretaña, Suecia, Dinamarca, Noruega y Australia cuya
característica fueron las altas tasas de
desempleo. El periodo de entreguerras se caracterizó por
la deflación, desempleo masivo y un movimiento
obrero fatigado. Estos elementos contextuales permiten entender
la política
económica de Keynes, en la
cual la intervención del Estado en la
economía
está determinada por la volatilidad de las expectativas, y
por lo tanto de la inestabilidad que tiene la conducta del
sector privado de la economía.
Podemos concluir que ( según Keynes) para lograr el
retorno del equilibrio y
mantener una plena ocupación, es necesaria la
intervención del Estado, ya que es éste quien puede
mantener el nivel del gasto y de la inversión, ya sea controlando las tasas de
interés
mediante una adecuada política
monetaria y crediticia y, ejercitando un control en los
tipos de inversión. de este modo el Estado
puede intervenir sobre la propensión al consumo
aumentando el poder de
compra de los sectores más pobres, a través de
pensiones y subsidios, o bien, a través de una política impositiva
que favorezca los ingresos
mínimos.
Keynes sintetiza en dos problemas
fundamentales que las economías deben resolver:
1. La manutención de la tasa de ganancias. donde
surge un conflicto
entre las ganancias y los salarios. Con la
famosa distinción entre salarios
nominales y salarios reales, Keynes propone la manutención
de las ganancias a través de ajustes en el salario real,
ajustes a efectuar por medio de maniobras monetarias.
2. Por otra parte para visualizar el conflicto
entre las tasas de
interés y las de ganancias, debemos recordar la
situación que se presenta cuando el aumento de la
liquidez, de los medios
monetarios destinados al crédito
o al ahorro,
provoca una caída a la tasa de
interés. Esto da como resultado en relación a
una tasa de ganancias determinada, un considerable
estímulo a la inversión. Sin embargo, ésta
situación en la economía contemporánea no se
consigue tan fácilmente ya sea porque la tasa de interés
depende de la actividad financiera del gobierno, de los
bancos
centrales y de las grandes corporaciones, o bien, ya sea porque
es necesario contar con una preferencia a la liquidez, esto con
el deseo de los poseedores de los recursos de
inversión de conservarlos en sus varias formas
monetarias.
En su análisis Keynes se detiene en los problemas de
corto plazo, asumiendo como dados la capacidad y el volumen existente
de las fuerzas de trabajo disponible y la calidad y
cantidad existente y disponible de bienes de
capital,
recursos
tecnológicos y estructura
social. Se requiere examinar cuáles son las condiciones
que determinan aquel nivel de utilización del aparato
productivo que asegure el objetivo de
alcanzar la máxima utilización y
ocupación.
En éste análisis Keynes logra una fusión del
aspecto real con el aspecto monetario, que en periodos breves
influye fuertemente sobre el proceso
económico real a través del conjunto de relaciones
presentadas por la cantidad de moneda y el nivel de la tasa de
interés, que son maniobradas por las autoridades
gubernamentales a fin de recuperar y asegurar las condiciones del
equilibrio
general.
A partir de esta nueva forma de integración y análisis de los
fenómenos económicos se han desarrollado una serie
de categoría, que posibilitan el análisis global de
la actividad económica, surgiendo así la
macroeconomía. Definiéndose ésta como la
rama de la economía
política que busca explicar el funcionamiento de un
sistema
económico en su conjunto, aislando, identificando y
midiendo los fenómenos que contribuyan a determinar la
producción y la ocupación de todo el
sistema y sus
variaciones.
Esta nueva propuesta metodológica tiende a
privilegiar el análisis de las mutaciones cuantitativas
por sobre las cualitativas; por ello permite un análisis
más preciso de los fenómenos y el descubrimiento de
los llamados comportamientos de las masas y de las relaciones
entre los fenómenos. Se conforman de esta manera las macro
variables
definidas en función de
la comprensión de los grandes problemas. El
análisis siempre estará referido a objetivos
concretos de política
económica, tales como la ocupación plena, la
tasa de incremento del ingreso, etc.
En los problemas de mantener y lograr la reproducción del poder
socioeconómico y político de determinadas estructuras,
cuestión que en las sociedades
democráticas está relacionada con los problemas de
obtención del consenso y de legitimidad. De aquí se
deriva una competencia
general del Estado en lo relativo a las deficiencias
económicas, así como la presunción
generalizada de una incumbencia estatal en lo concerniente a la
superación de tales deficiencias. De esta manera el Estado, a
través de las autoridades gubernamentales, se compromete
programáticamente a mantener en límites
aceptables las secuelas funcionales del mercado.
Existen tres grandes complejos funcionales por medio de los
cuales se mide la eficiencia de un
gobierno:
- Las interrupciones coyunturales del proceso de
acumulación. - Los costos externos
ó deseconomías de una producción privada incapaz de solucionar
los problemas por ella misma generados. - Los problemas de distribución desigual del ingreso y de la
riqueza.
Para posibilitar la actuación del Estado sobre
éstos tres complejos funcionales se clasifican en dos
categorías principales: una indirecta, por medio de
medidas de política
económica; y una intervención directa, mediante la
adquisición por parte del Estado, de la propiedad de
medios de
producción y la gestión
de empresas
productivas y de servicios.
Las intervenciones realizadas mediante la política
económica pueden ser clasificadas en las siguientes
acciones:
- Estimular la inversión y recobrar el equilibrio
entre el ahorro e
inversión, asegurando la plena utilización de los
factores productivos. - Sostenimiento de los niveles de precios,
para asegurar la rentabilidad
a los sectores y empresas en
crisis. - Sostenimiento de los niveles de consumo de
los productos
finales que constituyen parte preponderante de la demanda
efectiva. - Reducción de los costos de
producción, ya sea a través de la
fijación de salarios, de insumos subsidiados o de
establecimiento de créditos blandos, de modo de elevar las
tasas de ganancias en aquellos sectores deprimidos que no
respondan a las señales del mercado
eficientemente. - Estimular las exportaciones de bienes y de
capitales.
En cuanto a la intervención directa, ésta
asume una serie de formas entre las cuales se destacan las
siguientes acciones:
Producción de bienes y servicios.
Divididas de acuerdo a su naturaleza
difícilmente pueden realizar los particulares las cuales
han sido encomendadas la Estado, y las que se realizan en forma
alternativa o paralela al sector privado.
Acciones de Acumulación. Originadas mediante la
inversión productiva directa del sector
público, o través de acciones de
inversión en infraestructura destinadas a facilitar el
desarrollo de
las actividades privadas, las que constituyen economías
externas.
Acciones de Financiamiento. Se dividen en aquéllas
actividades destinadas a asegurar los recursos que el Estado
requiere para su actividad como productor, o las acciones que
buscan mejorar las condiciones de crédito
a los agentes privados, a fin de estimular la inversión en
los sectores señalados como prioritarios
Kalecki
Keynes y Kalecki fueron contemporáneos, y en
esencias, sus teorías
tienen muchas similitudes, pese a que Kalecki basó su
estudio en Carlos Marx y
Keynes la basa en los clásicos de la economía, pero
a su vez tienen diferencias importantes también; en cuanto
a la intervención del Estado en la economía Kalecki
está a favor de esta, ya que para él el Estado
funciona como un promotor del consumo. Es importante aclarar que
para Kalecki a diferencia de Keynes el consumo lo divide en
consumo de los trabajadores y consumo de los capitalistas,
así que la inversión pública se va
directamente al fomento de dicho consumo de los trabajadores,
esto inevitablemente trae beneficio a los capitalistas.
Ya desde la década de los treinta Michael Kalecki
sostenía: " la expansión del equipo capital, es
decir, el incremento de la riqueza nacional trae consigo la
depresión, en el curso de la cual se
demuestra que la riqueza adicional sólo tiene carácter
potencial. Esto se debe a que una parte considerable del equipo
capital está ocioso y sólo vuelve ha ser
útil en la siguiente fase de alza". Esta afirmación
arroja alguna luz sobre el
problema de la intervención anticrisis del gobierno por
medio de la inversión pública ". Si actualizamos lo
dicho por Kalecki hace décadas, tenemos que sostener que
en el momento actual el incremento de la riqueza es mundial y no
sólo nacional, persisten la depresión
y el auge por lo tanto, esa riqueza adicional mantiene su
carácter potencial, pues es claro que parte de ella, sobre
todo en la depresión, se desperdicia.
Kalecki escribe que los gobiernos debían de
intervenir para contrarrestar la crisis, encontramos que
actualmente ha cambiado la estrategia, pues
más bien reducen la inversión pública ya que
la anterior política basada en el gasto
público deficitario ha dejado de jugar el papel motor para la
salida de la depresión. Lo que no ha cambiado, siguiendo
con el anterior autor es que los capitalistas se siguen moviendo
bajo los mismos principios: " Es
así como los capitalistas en su conjunto determinan sus
propios beneficios por medio de la magnitud de su
inversión y de su consumo personal. En
cierto modo son los `forjadores de su propio destino' pero la
manera como lo forjan está determinada por factores
objetivos, por
lo que en definitiva, las fluctuaciones de los beneficios son
inevitables ".
Kalecki pone el acento básicamente en los aspectos
objetivos sin dejar de tener su parte los aspectos subjetivos Las
fluctuaciones que él señala de los beneficios
efectivamente son inevitables. En el sistema capitalista son los
empresarios los forjadores no sólo de su propio destino
sino del conjunto de la sociedad. En
tanto los trabajadores, de lo anterior se desprende, que mucho
más ahora que antes, son sujetos pasivos de la historia, que hoy se escribe
día con día en el marco de la
globalización. Y ya sobre estos aspectos de la
inversión y sus efectos, para Kalecki, según la
señora Joan Robinson un hecho cierto es y ello nos
permitirá explicarnos las crisis en el momento actual que:
" la aceleración del ritmo de inversión real no
puede durar indefinidamente. Cuando el ritmo de inversión
deja de crecer, el nivel de beneficios corrientes deja de
aumentar. Pero el volumen de
capacidad productiva que compite para vender sigue creciendo de
modo continuo. Por esta razón el tipo de beneficio deja de
crecer con lo que el auge llega a su fin. La prosperidad no puede
durar siempre, la tragedia de la inversión es que provoca
la crisis precisamente porque es útil ". Kalecki, acababa
su razonamiento con una frase " sin duda, mucha gente
considerará que esta teoría
es paradójica. Pero no es la teoría
la que es paradójica sino su objeto la economía
capitalista ". Es en este esfuerzo de abstracción
kaleckiano, donde se resume el desarrollo
real de la economía capitalista que hoy a nivel mundial
sigue las mismas pautas, pues si bien el ritmo de
inversión puede dejar de crecer, la misma capacidad
productiva instalada sigue produciendo en forma creciente aunque
llegado un momento los beneficios disminuyan, porque la paradoja
es, de acuerdo con Kalecki, el que en la economía
capitalista al crecer la inversión crecen los beneficios,
pero, llegado un momento, ese creciente volumen de
producción deja de venderse en parte con lo que como
consecuencia decrecen los beneficios y el auge termina. Las
razones que determinan la inversión del capitalista son
las que al mismo tiempo
permitiendo el auge llevan posteriormente al sistema a la
crisis.
Más adelante para redondear estas ideas Kalecki
escribió "… cuando la producción de bienes de
inversión aumenta la producción agregada se
incrementa en la misma cantidad pero, además, hay un
incremento adicional debido a la demanda de
bienes de consumo realizada por los nuevos trabajadores
incorporados a las industrias de
bienes de inversión. El consiguiente aumento del empleo en las
industrias de
bienes de consumo lleva a un mayor incremento de la demanda de
bienes de consumo. Los niveles de producción agregada y de
beneficio de unidad out put se irán elevando hasta el
punto en que el incremento de los beneficios reales se igualen al
incremento de la producción de bienes de inversión
". Sólo que ahora habría que señalar que nos
encontramos con las siguientes paradojas agregadas a la que ya
señalaba Kalecki, pues si bien puede haber un incremento
adicional de la inversión los trabajadores que se
incorporan al proceso productivo lo hacen proporcionalmente en
menor número. Esto significa que se incrementa la
producción de bienes y servicios desplazando mano de obra
por lo que las industrias de bienes de consumo se enfrentan
justamente a la disminución de la demanda de bienes.
Aunque sigue vigente la observación de Kalecki, pues en el auge se
eleva el nivel de producción hasta el momento en que los
beneficios reales que reporta se igualan al incremento de la
producción de bienes de inversión, punto en el cual
se seguirá elevando la producción al haber
incremento de bienes de inversión porque ya ahora la
producción agregada no traerá una demanda agregada
sino más bien oferta que no
encuentra salida, esto es, no se realiza parte de ella y por ello
caerán los beneficios.
6. Las tareas económicas
del estado nación
en la globalización.
Globalización
La globalización puede definirse como la fase
en que se encuentra el capitalismo a
nivel mundial, caracterizada por la eliminación de las
fronteras económicas que impiden la libre
circulación de bienes servicios y, fundamentalmente, de
capitales.
Algunas características de la
globalización son: la intensificación de la
competencia
mundial por los mercados
nacionales (macrocompetencia sustentada en la productividad);
el aumento en el volumen y valor del
comercio
mundial de bienes y servicios –particularmente de servicios
financieros -; la creciente parcialización del proceso
productivo en economías de escala y alcance,
principalmente en las zonas económicas especiales;
crecientes flujos de migración
internacional, la aceleración de los flujos de capitales
entre los países del orbe; la revolución
de las telecomunicaciones y el avance científico y
tecnológico de las economías desarrolladas y las
grandes corporaciones transnacionales.
La globalización también implica un aumento de
la competitividad
internacional en niveles jamás pensados y una
reorganización de la producción mundial patrocinada
por las empresas multinacionales, lo que representa un nuevo
espacio para el imperio del libre mercado y que significa: por
una parte, una mejor asignación y el aumento de la
eficiencia de
la producción; por otra, una pérdida de la
autonomía de los Estados nacionales (que no debe ser
confundida con la crisis del Estado) y también, la
concentración del ingreso entre países más o
menos competitivos, y entre ciudadanos de un mismo país,
cuando la importación de bienes de alto contenido de
mano de obra barata rebaja los salarios de los trabajadores
locales.
7. El estado a lo largo de las
diferentes etapas del capitalismo
El tema de la globalización se puso de moda
nuevamente hace ya más de una década, como
resultado de dos factores. El primero es su evidente impacto
sobre el funcionamiento de los mercados y la
eficacia de
las políticas
públicas. El segundo es su utilidad para
formular diagnósticos sobre el cambiante equilibrio de la
relación entre Estado y mercado. Así a lo largo de
la historia podemos
ver cual ha sido el papel que ha jugado el Estado. En el capitalismo
mercantilista de los siglos diecisiete y dieciocho
prevaleció el Estado patrimonialista, caracterizado por la
confusión entre el patrimonio del
príncipe y el del Estado. En el capitalismo competitivo
del siglo diecinueve fue dominante el Estado liberal, garante de
la propiedad y de
los contratos:
productor apenas de bienes estrictamente públicos. En el
capitalismo monopolista de este siglo el Estado social
burocrático asumió tres formas: el Estado
benefactor, en los países desarrollados; el Estado
desarrollista, en los países subdesarrollados; y el Estado
burocrático en los países estatistas. Estas tres
formas tuvieron en común tres rasgos que justifican su
carácter social y burocrático: el compromiso con
los derechos
sociales, la responsabilidad por el desarrollo
económico del país y la ejecución
directa de las nuevas tareas consiguientes a través de la
contratación de burócratas.
El Estado del siglo veintiuno no podrá ser la
repetición del estado liberal del siglo diecinueve, la
relación que se establezca entre el Estado y el mercado
debe ser cada vez más complementaria, a medida que se
vayan revelando los sectores en los que cada uno es más
eficiente. El Estado del capitalismo globalizado será un
Estado social-liberal, será social porque seguirá
siendo responsable de la protección de los derechos sociales en
materia de
educación,
salud y
previsión básica; será liberal porque
realizará estas tareas de forma mucho más
competitiva, dejando de ofrecer a la burocracia
estatal el monopolio de
las partidas presupuestarias para la educación, la
salud y la
cultura. La
construcción de obras de infraestructura
será tercerizada; las empresas productoras de bienes
serán privatizadas y las empresas productoras de servicios
públicos serán objeto de concesiones a empresas
privadas.
El Estado social-liberal será financiador y no
productor de los servicios sociales no exclusivos del estado, que
el mercado no puede remunerar adecuadamente en función de
las economías externas que generan, será
complementario del mercado y no sustitutivo del mercado. No
producirá bines ni servicios, ni concentrará su
política económica en proteger el mercado nacional,
pero desempeñará un papel importante en la competitividad
externa del país.
Haciendo una revisión de los últimos sesenta
años puede notarse que la presencia del Estado en el
desarrollo se ha extendido en mayor o en menor grado por todos
los países del mundo; sobre todo a partir de la Gran
Depresión y la segunda posguerra. Sin embargo, el
principal elemento que parece explicar la acción estatal
es la insuficiencia de los mecanismos del mercado para garantizar
por sí solo el desarrollo más o menos equilibrado y
sostenido a largo plazo; además de que existe la necesidad
de garantizar la cohesión y estabilidad
sociopolítica de la sociedad y la
economía, pues éstas dejadas en libertad
tienden a desorganizarse.
A lo largo del siglo veinte, la experiencia histórica
muestra que el
Estado ha buscado la manera de atender un amplio espectro de
objetivos nacionales, entre los que se encuentran:
- Propiciar y estimular las condiciones favorables para el
crecimiento; - Garantizar la permanencia y fluidez de un orden
jurídico, administrativo e institucional acorde con las
necesidades de la producción, - Actuar como una instancia de mediación y negociación dentro de los conflictos
sociales y políticos, - Establecer los mecanismos que garanticen una más
rápida y adecuada integración a la economía
globalizada.
A partir de este siglo, el Estado será el agente activo
que desarrollará mecanismos de coordinación y planeación
del desarrollo; tendrá una participación dinámica en la administración de la producción y el
mercado, previendo y adelantándose a los cambios del ciclo
económico.
En el caso de las economías de menor desarrollo, como
México, el
Estado se desenvuelve en condiciones sociales y económicas
más atrasadas, por lo que es necesaria una
intervención más intensa sobre todo en aquellos
ámbitos que exigían la modernización
económica y social: el impulso de la
industrialización, la reforma
agraria y la actualización fiscal y
financiera dentro de un contexto de competencia
internacional.
Se debe enfatizar que la política sirve
fundamentalmente para profundizar el modelo de
desarrollo o los cambios que se hagan dentro de él. Y todo
esto nos lleva directamente a plantear la siguiente
aseveración: si el Estado, en la actual época y
dentro del sistema capitalista, atiende las demandas de los
necesitados (o deja de hacerlo), el gobierno presentará
tal hecho como un fin y no como un medio, cuando en realidad para
el sistema resulta justamente lo contrario; es decir se atienden
esas demandas ya sea porque el sector privado hace negociaciones
o bien, porque de esa forma se asegura la estabilidad
política sin la cual el sistema se vería en
problemas que afectarían a todos los órdenes
sociales, y al aspecto económico.
Es claro que en determinados niveles en el desarrollo de las
fuerzas productivas, las relaciones sociales de producción
tienen que ajustarse, cambiar; pero si esta contradicción
no se resuelve, la inestabilidad puede desembocar en vastos
movimientos sociales que buscarán un nuevo equilibrio
entre los objetivos de los grupos
sociales.
El Estado es juez y parte; en realidad es instrumento de una
clase, pero tiene relativa independencia,
de ella. En el marco de la globalización de la
economía a nivel mundial esta relativa independencia
se reduce sensiblemente. Aunque en esencia no cambia, a medida
que se transforman las condiciones de la sociedad, el aparato
estatal se ve obligado a reformarse. El aparato del estado se
presenta como un juez imparcial, aunque su práctica
cotidiana le desmiente.
La relativa independencia que tiene con respecto del sector
económicamente dominante, es el motivo de los antagonismos
que surgen entre ambos, pero cuando esto sucede no busca un
cambio
estructural, ya que sus diferencias con el capital son de forma y
no de fondo. De forma, porque tanto uno como otro buscan que las
relaciones de producción capitalistas no se detengan;
difieren en los medios, no en los fines.
Funciones fundamentales
-Mejorar la calidad y la
disponibilidad de los recursos de uso general para el negocio:
sistema de carreteras, telecomunicaciones, puertos, aeropuertos, la
infraestructura legal del comercio y el
servicio a
clientes; es
decir el gobierno debe asegurarse de que el país
esté en un nivel alto y de mejoramiento en cuanto a la
infraestructura y la mano de obra.
-Crear un sistema de reglas e incentivos que
fomente el progreso; es decir se deben fijar cuidadosamente todos
los incentivos, todas
las regulaciones y la manera en que los impuestos
trabajan, para asegurar que el progreso sea promovido por el
clima de la
economía para la industria.
-Facilitar el proceso por el que las agrupaciones se
desarrollan ya que estas son el motor del
desarrollo
económico, fomentando así la
especialización, el entrenamiento, la
investigación y la infraestructura.
-Crear y divulgar una clara visión económica
para el país.
En los aspectos económicos, el proceso de
globalización se ha reflejado principalmente en la
disminución de la "distancia económica", que ha
permitido aprovechar las oportunidades de arbitraje en los
mercados de bienes, servicios y factores, disminuyendo la
importancia de la geografía y la
efectividad de las políticas.
También se expresa en la creciente segmentación de la producción a
nivel internacional, por la cual las empresas transnacionales
ubican sus unidades productivas donde los factores les permitan
alcanzar una mayor competitividad y rentabilidad
global. Este fenómeno corre parejo con un proceso,
aparentemente contradictorio, de concentración de la
propiedad de los circuitos
productivos y financieros en grandes conglomerados -lo que
está dando lugar a una estructura
oligopólica de dimensiones inéditas- y, por
consiguiente, de las decisiones económicas a escala
planetaria. Esto, a su vez, ha significado una
intensificación del comercio intra-empresa, lo que
implica también un cambio de gran
importancia en la estructura del comercio
internacional ya que, por su naturaleza,
tiende a escapar de las reglas que rigen el mercado y la libre
competencia.
8. Estado-Globalización Y
México
Las tendencias internacionales recientes, luego de más
de cincuenta años de vigencia del llamado Estado del
Bienestar (1929-1933 hasta la primera mitad de los ochenta) han
girado hacia la reversión del accionar del Estado-gobierno
de sus responsabilidades económicas y sociales para con
sus súbditos, buscando de esta manera ajustarse a los
derroteros de la economía mundial y dejar libre el camino
(mercado abierto) para que sea el gran capital y la gran empresa
transnacional, principalmente, los que se encarguen de los
asuntos económicos. En aras del equilibrio presupuestal
gubernamental y de una mera regulación en el sistema
económico, la mayoría de los Estados nacionales,
han sido convencidos compulsivamente por los organismos
financieros y comerciales supranacionales y sus políticas
de corte liberal ortodoxo así como por las grandes
corporaciones transnacionales, para que apliquen
políticas, que les han significado a estas, a entrega de
industrias productoras de bienes y servicios otrora
estratégicos dentro de los esquemas de desarrollo
nacional, autónomo que tenía al Estado como garante
de los intereses de los ciudadanos de esos países.
México, que tiene antecedentes de intervención
del Estado en la economía mediante los estancos, pero
sobre todo a partir de la promulgación de la Constitución de 19179, no escapa -era
imposible y es imposible escapar- a las tendencias desreguladoras
y privatizadoras imperantes en el mundo, las cuales tienen como
trasfondo la reducción a su mínima expresión
del accionar estatal en el sistema económico y la
reeficientización de sector público y privado
nacional
El Estado-gobierno de las dos últimas décadas,
que es quien ha promovido la reinserción de México al
contexto mundial prevaleciente, no logró insertar y
preservar las características propias del capitalismo
nacional ni supo cuidar del llamado interés nacional,
pues, la globalización económica, que no es
una moda pasajera
sino que ha trastocado todas las estructuras
del país y de muchos países, no sólo ha
despojado de recursos
naturales y empresas paraestatales a los conacionales, sino
que los ha sumido en una gran crisis que pone en riesgo la
propiedad nacional y de algunas clases
sociales nacionales,
La globalización, si bien ha tenido la virtud de
despertar violentamente a los agentes de la economía
nacional de una manera ingrata y hacerles ver que será la
competencia internacional en los mercados mundiales y en el
propio mercado nacional lo que podrá mejorar la
competitividad de la economía nacional. Ha hecho ver mal
al Estado mexicano, quien ha carecido de una estrategia
integral para ver en su propia participación en la
economía, no una carga social, sino la posibilidad real de
una armonización de intereses económicos: el
interés nacional vis a vis el interés
internacional. Repensar en la intervención del Estado en
la economía de mercados concretos y globalizados, es una
condición sine-quanon de este pues, no es el mejor Estado,
aquel que tiene una estructura mínima, ni el que tiene
superávit primario sino aquel que con raciocinio
económico, no desatiende las funciones
social-económicas que le dan sustento real. Ello, de
ninguna manera iría contra los principios del
mercado abierto, ya que el Estado es algo más que
puramente economía sana. Esto, implicaría que,
sería posible mantener una hacienda pública sana
con una equidad social, que devuelva a los conacionales, las
posibilidades hurtadas de superación y desarrollo,
tendientes a una real (más participativa)
reinserción de México en los mercados
internacionales.
Es necesario centrarse en el diseño
del nuevo modelo de
administración
pública para este Estado redimensionado, ya que, en un
principio, las actividades relacionadas con la administración
pública no se manejan con los mismos principios
administrativos de la
administración de organizaciones
privadas, pues no tienen la misma aplicación para los
ciudadanos, sujetos, clientes o
consumidores del gobierno que para los consumidores finales de
la empresa
privada. La utilidad social
que persigue el gobierno para con la sociedad, no coincide con la
utilidad económica que persigue la empresa en el
mercado.
En lugar de que el Estado moderno asigne tareas
específicas a los sectores productivos, debe crear las
condiciones más favorables para el desarrollo de la
competitividad general del aparato económico,
correspondiéndole a los particulares decidir en qué
actividades invertir capitales, y en qué forma
consagrarles tiempo y
esfuerzos a hacerlos producir. El Estado debe, por una parte,
eliminar obstáculos innecesarios al desarrollo de la
creatividad e
iniciativa de la sociedad, y por el otro, crear instrumentaciones
promotoras.
En el proceso de integración
económica ninguna democracia
puede darse el lujo de abandonar al mercado la solución de
sus problemas distributivos y de equidad. La lógica
del mismo y las relaciones que en él dominan exacerban los
conflictos,
pueden socavar la libertad,
tanto o más que cualquier gobierno opresivo y ser, en el
largo plazo, desastrosa para la democracia;
ésta exige la reducción de las desigualdades
económicas a fin de garantizar equidades políticas
y libertades individuales.
La intervención del Estado en la economía se
conforma a partir de una acumulación de respuestas
coyunturales, más que por un proyecto
deliberado que regule y precise de antemano las formas, alcances
y límites de la intervención estatal en la
economía.
El Estado se ha visto en la necesidad de desarrollar una serie
de formas y de acciones tendientes a recuperar las condiciones
del equilibrio general, condiciones que no pueden ser recuperadas
por medio del mercado, ya que los mecanismos de
autorregulación no funcionan en circunstancias de
irregularidad propias de la crisis.
Las causas que provocan la intervención estatal no se
originan solamente en épocas de crisis, sino que se
observan también en las épocas expansivas del
ciclo.
Los efectos que de aquellos fenómenos en los que se
manifiesta la naturaleza siempre cambiante ( debido a la innovación tecnológica) y la
complejidad de los procesos
productivos y de intercambio, procesos que,
en última instancia, son los que determinan el ritmo y
profundidad de los cambios sociales así como el de los
agentes o grupos sociales,
imprimiéndoles un sentido y proporcionándoles un
marco explicativo y valorativo. Estos cambios en definitiva, son
los que decidirán las características, los alcances
y los límites de la intervención estatal en la
economía.
A partir de las características esenciales que ha
asumido la intervención económica del Estado,
podemos señalar los objetivos principales de la planificación económica:
- Surge como una actividad estatal que tiene como objetivo
fundamental la centralización y ordenación de una
variada y extensa intervención de carácter
coyuntural en la economía que el Estado ha ido
acumulando, determinando así un crecimiento sustantivo
del aparato estatal un aumento en la complejidad del mismo, por
lo requiere un marco que le proporcione sentido a esta
maquinaria estatal, haciendo compatibles los propósitos
y objetivos de ésta intervención. La planificación no estimula esta
intervención, sino que es su producto. - Sirve de complemento del mercado, a fin de asegurar las
condiciones generales al mercado, asegurando las condiciones
generales del equilibrio, a fin de que se posibilite la
reproducción del proceso de acumulación y el uso
pleno de los recursos productivos. - Busca atenuar los efectos negativos derivados de la
distribución polarizada de los ingresos y de
la distribución espacial de los factores productivos, a
fin de proporcionar un desarrollo estable y armónico
para el conjunto de las regiones y de la sociedad, y - La planeación económica no es una
tarea meramente del estado. Los agentes privados la utilizan
para disminuir los rangos de incertidumbre sobre los resultados
de sus inversiones.
Esto debido a la magnitud de los recursos de inversión
que se requieren para iniciar actividades de mayor importancia,
que exigen volúmenes de capital y tiempos de
maduración mayores, e los cuales el sistema de precios no
es un mecanismo preciso y posee una validez temporal bastante
precaria.
Notas del curso de Planificación para el Desarrollo
realizadas por el Profesor Jaime Ramírez
Faúndez del Departamento de Administración de la UAM-A.Capítulo
2.
Andersen Arthur. La privatización como alternativa. Limusa,
México, 1997. p.p 13-40.
Ayala Espino, José. Estado y Desarrollo. FCE,
México, 1988. pp. 16
Calderón Gilberto. "Notas sobre la globalización
y su impacto en la economía y la sociedad", Gestión
y Estrategia, núm.7, enero-junio, 1995. s/p.
Calderón Gilberto. "Las reformas del Estado Mexicano a
la luz de la
globalización", Gestión y Estrategia, núm.9,
enero-junio, 1996. P.p 8-18.
Hinostroza, Luis. Las empresas públicas en América
Latina. Tesis
Doctoral, México. 1994 P.p 28-37.
Juan Gonzáles García y José Guadalupe
Vargas Hernández. "Estado y Globalización: las
tareas pendientes", Gestión y Estrategia, núm.9,
enero-junio, 1996, s/p.
Kalecki, Michael. Estudios sobre la teoría de los
ciclos económicos, Barcelona, Ariel,
segunda edición 1973, p. 67.
Matick. Paul. Marx y Keynes,
los límites de la economía mixta. Era.
México 1975.p.p 152-168.
Autor:
Hidalgo Páez Héctor Hernán
Estudios de Administración en la UAM Azcapotzalco 11
trimestre.
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |