1.
Introducción
2. Marco
teórico
3. Aplicaciones del
autor
4.
Bibliografía
Nuestro país ha ingresado al tercer milenio, con
el reto de convertirse en una nación
comercialmente competitiva, para poder medirse
con las naciones más importantes del mundo sin el temor a
que sea devorado por los peces
más grandes.
De esta forma, las empresas
costarricenses deben identificar cuales son las ventajas
competitivas que poseen y que pueden explotar en el mercado. Para
ello tiene opciones tales como la conservación del
medio
ambiente, la generación de empleo por
medio de empresas
transnacionales, o bien buscar nuevos nichos de mercado que le
permitan diversificarse y adquirir un porcentaje de las ventas
totales.
Sin embargo, es importante que los empresarios no solo
identifiquen las fortalezas que posee el país en un
mercado en constate cambio, sino
también buscar las debilidades y errores del pasado, con
el fin de no caer de nuevo en ellos y poder obtener
el éxito
que han presentado empresas centenarias como Kodak y
Shell.
Las empresas costarricenses deben de tener las características de esas empresas, las
cuales se desarrollan más adelante, así como una
fuerte identificación con el servicio al
cliente para mantenerlo contento y un valor agregado
a definir por la empresa de
acuerdo a las fortalezas que ésta presente.
El siguiente trabajo pretende dar una visión de
las perspectivas y las posibilidades competitivas que poseen las
empresas costarricenses, las posibilidades y fortalezas
así como una pequeña mención de las estrategias
competitivas con las que puede enfrentarse el mercado
internacional.
Además nos da una visión de los nuevos
retos que se pueden enfrentar al ingresar al tercer milenio,
siempre con una visión de empresa en
constante crecimiento y superación.
Podemos empezar por definir que se entiende por competitividad, existen varias definiciones al
respecto. Una definición que me parece adecuada es la que
determina que la competitividad
es, "el proceso
mediante el cual la empresa genera
valor agregado
a través de aumentos en la productividad, y
ese crecimiento en el valor agregado es sostenido, es decir se
mantiene en el mediano y largo plazo"; "contender con
empeño (lidiar, pelear, batallar; disputar, debatir,
altercar; discutir, contraponer opiniones o punto de vista);
igualar una cosa análoga en la perfección o en las
propiedades".
Esto sería lo más deseable que sucediera,
y es lo que la CEPAL ha dado a conocer como competitividad
auténtica, a diferencia de los conceptos tradicionales de
competitividad espúrea, basada en ventajas de muy corto
plazo; como pueden ser salarios bajos,
sobreexplotación de los recursos
naturales, aprovechamiento de subsidios por parte del
estado.
En Costa Rica se
podría decir que hay procesos de
todo tipo. Existen sectores dinámicos que han crecido, han
aumentado su valor agregado, su productividad y
que han logrado niveles tecnológicos relativamente altos
en relación con la capacidad tecnológica de la
región. Paralelamente, coexisten sectores de trabajo
intensivos, de escaso valor agregado y con pocas externalidades
tecnológicas que subsisten amparados al sistema de
subsidios a la exportación.
Cuando se estudia el tema de competitividad, se debe
tener claro que no se puede tipificar la competitividad a nivel
agregado de la economía, pues
existen actividades que tienen distintos grados de
competitividad; e inclusive se encuentran factores de
competitividad auténtica mezclados con factores de
competitividad espúrea al interior de una misma actividad.
Por lo tanto, se podría decir que en nuestro país
no ha existido una tendencia clara en el tiempo, en este
campo. Si se ve la competitividad como aumento de las exportaciones, la
tendencia ha sido al crecimiento; pero no se puede hablar de que
se haya dado una tendencia hacia el aumento de la eficiencia y la
obtención de mayores niveles de utilización de alta
tecnología
en todos los sectores de la economía, aunque si
existen diversos esfuerzos para aumentar la calidad de
algunos productos que
se venden internacionalmente.
Probablemente para hablar de competitividad, como bien
lo dice Porter, habría que irse a la empresa, y al
sector, e identificar cuáles son los factores que
determinan que las empresas generen valor agregado y que ese
valor se venda en el mercado, y si realmente esos factores son
sostenibles en el mediano y largo plazo.
Costa Rica tiene una estructura
productiva poco diversificada, sin embargo, si se compara los
años 80s en los que la competitividad se basaba en:
producción en masa, grandes mercados,
investigación y desarrollo,
respaldo financiero, organización funcional, dirección profesional y apoyo a los
gobiernos con el presente las bases son: adecuación al
cliente,
trabajadores educados, educación continua y
en constante actualización, sistemas
flexibles, calidad total,
integraciones verticales, responsabilidad tanto social como
ecológica, tiempo y
desperdicio, se encuentra que se han dado cambios muy radicales.
La estructura
productiva ha variado sustancialmente, existen una enorme
cantidad de pequeñas actividades de exportación en una serie de rubros, tanto
industriales como agrícolas, de los cuales no se
tenía conocimiento
anteriormente, y no se daban más allá de
producciones para el mercado interno poco articuladas a principios de los
80s.
Por lo tanto, se podría decir que los procesos de
apertura, los procesos de integración al mercado internacional han
promovido junto con el apoyo de los subsidios a la
exportación, el crecimiento de nuevas actividades: Sin
embargo, la existencia de nuevas actividades no asegura que se
van a explotar fuentes de
competitividad sistémica o competitividad estructural de
largo plazo. Que existan nuevas actividades es en todo caso una
condición necesaria pero insuficiente para alcanzar una
competitividad sistémica.
Se tienen que valorar varios aspectos claves; todas
aquellas actividades que puedan crecer en el mercado mundial, es
decir, que sean dinámicas y cuyo mercado se esté
expandiendo, por ejemplo, en el mercado de la OCDE. A
través del programa C.A.N
(Análisis Competitivo de las Naciones), que
desarrolló la CEPAL, se puede ver una tendencia de algunos
mercados a
abrirse, a expandirse, al mismo tiempo que existen mercados que
se cierran o se estrechan; por lo que una primera
condición a la cual se aspiraría, sería que
esas actividades puedan garantizar el crecimiento y
sostenibilidad de las exportaciones
pudiendo permanecer en el mercado mundial, para esto
tendrían que ser actividades dinámicas, lo que la
CEPAL tipifica en las categorías de estrellas nacientes u
oportunidades perdidas.
Una segunda condición es que dichas actividades
generen valor agregado nacional de manera sustancial. Existen
experiencias interesantes en el caso de los lácteos,
las frutas procesadas, las legumbres, en los procesos de
exportación de flores, plantas
ornamentales, entre otras; que demuestran que se puede generar un
proceso
importante de integración vertical. Son actividades con
coeficientes de inversión altos, con un uso relativamente
intensivo de la tierra, que
tienen niveles altos de inversión tecnológica; sobre todo lo
que es biotecnología. Este tipo de actividades
pueden ser interesantes en esta dirección de competitividad
auténtica se enlazan con cadenas de comercialización externas.
Por lo tanto, se esperaría que este tipo de
actividades dinámicas, que generan valor agregado, que
generan empleo, que
poseen un coeficiente de inversión tecnológica
importante y que desarrollan un nivel adecuado de capacidad
gerencial ( lo cual es de suma importancia para el desarrollo de
un sector) exploten ventajas de mediano y largo plazo. Esto es a
lo que Porter llama, crear ventajas competitivas
sostenibles.
Existe otro tipo de actividades cuya particularidad es
que usan de manera extensiva el entorno, el medio ambiente; por
ejemplo la piña, los cítricos, el banano y otros
productos; en
donde se utiliza importante mano de obra pero con procesos
más de tipo transnacional, en donde las articulaciones
con el resto de la economía son escasas. Aquí las
experiencias tipo enclave se han repetido a través de la
historia en toda
Centroamérica, por lo que no es nuevo encontrar este tipo
de actividades, como lo fue en su época el banano, el
cacao, el tabaco.
Actividades que poco dejaban a la economía nacional,
porque estaban articuladas a procesos de producción transnacionales que generaban
escaso valor agregado dentro del país.
Eran procesos que no estaban basados en transferencias o
conocimientos tecnológicos hacia los demás sectores
y aunque eran sostenibles por la estrategia
transnacional en términos de aumentar sus exportaciones y
aumentar su producción; no permiten a la economía
explotar las ventajas de las externalidades que las actividades
productivas generan hacia el resto de la economía; como
son las externalidades de aprendizaje, de
mejoramiento de la capacidad tecnológica, externalidades
de desarrollo de pequeñas y medianas empresas que
abastezcan la demanda de las
grandes empresas exportadoras.
En el caso costarricense se podría tipificar
otras actividades, como pueden ser las manufacturas basadas en el
uso de la mano de obra, aquí están los textiles, la
industria de
los aparatos eléctricos y una serie de actividades de
ensamblaje relativamente sofisticados, a pesar de que los
componentes principales son de origen importado, materias primas,
bienes de
capital;
pueden tener externalidades importantes en el corto plazo. Todo
este tipo de actividades desarrolladas en zonas francas, procesos
de maquila (no solo maquila de ropa sino de productos en todo
sentido), son actividades en un entorno controlado, con un
ambiente
tecnológico adecuado y con características que de alguna manera, se
pueda saber identificar el tipo de inversión y crear
incentivos
correctos, pueden resultar actividades que en el mediano y largo
plazo generen un efecto de aprendizaje,
pueden generar un crecimiento en el empleo, un incremento en el
valor agregado, por lo que en términos generales
podrían ser una alternativa de competitividad
auténtica.
Se tienen también las actividades tradicionales
de exportación, en el caso de Costa Rica el
café,
el azúcar,
el banano, la carne y los productos no tradicionales que de
alguna manera, son actividades que están bien articuladas
al entorno regional de cada una de las áreas en el
desarrollo del país, pero que por si solas no han
garantizado un crecimiento progresivo y una integración
vertical progresiva de los procesos productivos, aunque
sería mucho pedir que solo cinco actividades garanticen el
desarrollo de un país.
También tenemos las actividades del sector
turismo, en donde
se podría esperar que los procesos de explotación
de los recursos
naturales en los lugares turísticos, se den a
través de actividades que permitan generar mayor valor
agregado en los productos que se venden. En la actualidad estamos
viviendo una especie de "boom" en donde alguna parte del sector
esta desarrollándose con una visión de mediano y
largo plazo, y alguna otra parte, con una visión meramente
comercial, articulada a procesos transnacionales de hotelería,
que no son realmente la solución para un país
pequeño como Costa Rica. En este campo estamos empezando y
tenemos aún mucho potencial, en la región del
pacífico sur por ejemplo; o inclusive las áreas de
conservación, que son a futuro áreas de gran
potencial turístico.
En su conjunto se podría decir que la
economía costarricense esta cambiando rápidamente y
dichos procesos serán más acelerados en el marco de
la integración hemisférica, ante un entorno
más competitivo y más articulado alrededor de
transnacionales. En este caso, cuando se habla de ser más
competitivos nos referimos al hecho de que la competencia va a
ser cada vez más difícil, especialmente para la
pequeña y mediana empresa; en un entorno que se torna de
alguna manera muy amenazante para las empresas de capital
nacional con poca articulación al mercado mundial. La
represión financiera (tasas de interés
altas y poca accesibilidad al crédito) pueden ser a la larga, el
principal problema para la competitividad de dicho
sector.
Vamos hacia un período de
desnacionalización, se van a trasladar buena parte de
nuestras estructuras
productivas a manos de empresas externas. Eso, en si mismo no es
malo ni bueno, pero puede de alguna manera condicionar el tipo de
actividad y el tipo de desarrollo que busquemos hacia el
futuro.
Definitivamente, la economía tiene grandes
extremos, grandes asimetrías productivas y la mejor forma
para controlar esas asimetrías, esas diferencias entre
productividades y competitividad que hay entre las diversas
actividades y regiones del país, pasa entre otros aspectos
por un fortalecimiento de la educación, el
desarrollo de la inversión en ciencia y
tecnología, la creación de ventajas para lograr
una verdadera diversificación de las empresas y por
supuesto, la cobertura y disminución del costo en el
mercado financiero.
Se sabe también que está surgiendo un
ambiente mucho más amenazador para la pequeña y
mediana empresa, lo cual es muy importante para el proceso de
desarrollo, pues puede ser que no sean las empresas
tecnológicas más avanzadas las que tengan
éxito en la nueva integración de mercado; puede ser
que sean las pequeñas y medianas empresas las que puedan
tener éxito en procesos de subcontratación, en
venta en nichos
específicos de mercado y sobre todo, en sostener el
empleo, aspecto central si queremos mejorar la distribución del ingreso, o al menos, no
sufrir fuertes caídas en este campo.
Además, vivimos en un entorno donde hay que
proteger más de 4000 pequeñas y medianas empresas,
pero se debe de tener claro que se debe protegerlas buscando que
se den procesos de producción nuevos, donde éstas
vayan reestructurando su producción, de tal manera que les
permita ser más eficientes en sus procesos productivos y
ser más competitivos en el entorno. Esto debe pasar por
algunos aspectos esenciales, como es el desarrollo de una
política
industrial que mejore el acceso a la ciencia y
la tecnología en los procesos productivos, la
capacitación del trabajador en forma
distinta, el fomento de la educación
técnica y de la educación en general, es decir,
crear las condiciones institucionales que garanticen un Estado mucho
más promotor de las actividades productivas y del desarrollo
económico.
Por último, se debe hablar de los recursos
naturales uno de los sectores de mayor dinamismo en el
futuro; que se van a ver asociados con sectores de servicios y
biodiversidad,
el desarrollo de áreas de protección, el
sostenimiento del medio ambiente
natural que permita crear condiciones para el desarrollo.
Definitivamente se tiene que usar el concepto de
sostenibilidad en el proceso de explotación de los
recursos
naturales, pero eso no significa que se pierda la perspectiva, el
desarrollo de productos asociados con los servicios
ambientales, el aprovechamiento de los nichos de mercado de
productos orgánicos y en general la explotación
racional, pueden favorecer el crecimiento del empleo, los
ingresos y el
bienestar de forma sostenida.
En Costa Rica se tiene una población creciente, un desarrollo urbano
creciente, por lo tanto, necesitamos aumentar la
producción por unidad de tierra, por
unidad de recursos naturales, y esto debe pasar por el desarrollo
de nuevas fuentes
tecnológicas, por el desarrollo de la biotecnología en los procesos productivos
agrícolas, la incorporación de valor agregado en
las actividades que se realizan y sobre todo; por el desarrollo
de un entorno institucional que propicie, la concertación
social, la equidad y la protección del medio ambiente, y
lo más importante aquí es garantizar un uso
sostenido y sostenible en el mediano y largo plazo de los
recursos.
Por último se podría decir, que en nuestro
país se tienen rasgos interesantes en el desarrollo de la
competitividad, es decir, se da un aumento sustancial de las
exportaciones a pesar de los problemas de
tipo de
cambio, el deterioro de las condiciones de infraestructura,
los altos costos de
transporte,
los problemas en
los muelles, el transporte
marítimo, la infraestructura vial. Corregir estos
problemas y desarrollar una política industrial
activa pueden hacer la diferencia.
Aunque al final de cuentas lo que se
va a dar es una mezcla de sectores dinámicos, sectores
competitivos sistémicamente, con sectores articulados a
transnacionales poco vinculados a la economía nacional, y
que probablemente exploten competitividad espúrea; esto
expresa nuestra realidad.
La tarea que nos corresponde es dirigir mejor los
procesos que se están generando, lo peor que puede hacer
un país es nuestras condiciones es dejar al libre mercado
la asignación completa de los recursos. Será
prudente la definición de una política productiva
activa, que direccione en forma adecuada el proceso de cambio.
La competitividad más que cualquier otra cosa
depende de las personas; de sus actitudes ante
los retos, de sus habilidades, de sus capacidades de innovar, de
su intuición y creatividad,
de saber escuchar y comunicase con otros, de hallar y usar
información, de plantear y resolver
problemas, de trabajar individualmente y en equipo, de aprender a
aprender, responsabilidad y tenacidad, valores y
sensibilidad social.
Un reto de fin de siglo
El ser competitivo hoy en día significa tener
características especiales que nos hacen ser escogidos
dentro de un grupo de
empresas que se encuentran en un mismo mercado buscando ser los
seleccionados. Es diferenciarnos por nuestra calidad, por
nuestras habilidades, por nuestras cualidades, por la capacidad
que tengamos de cautivar, de seducir, de atender y asombrar a
nuestros clientes, sean
internos o externos, con nuestros bienes y
servicios, lo cual se traduciría en un generador de
riquezas, de acuerdo a lo planteado por Michael Porter en su
libro
"Ventajas Competitivas".
No podemos implantar patrones competitivos o cualquier
otro que detectemos como factor crítico de éxito
para nuestro negocio, a menos que el componente humano de las
empresas, programen sus creencias hacia la visión,
misión,
valores y
objetivos
estratégicos de la
organización.
El reto de fin de siglo de las organizaciones
está dado por un cambio de actitud de las
personas involucradas en los procesos productivos,
administrativos, de gestión
estratégica, a fin de enfrentar los continuos cambios
imperantes en el ambiente y en las condiciones del mercado, lo
cual conllevaría a la búsqueda de una calidad total en
toda su gestión, ya que las dos vías
principales para llegar con éxito a las puertas del III
milenio y entrar en él, son la actitud
abierta decidida y congruente con el Aprendizaje y
la Innovación.
En nuestras organizaciones se
debe cambiar de patrones, de pensamiento y
comportamiento, es decir, emplear lo que afirma
Thomas Kuhn: el cambio de paradigmas.
Cambiar nuestras formas de liderizar grupos de
individuos y negocios,
cambiar nuestra forma de gerenciar procesos, cambiar nuestra
forma de pensar-sentir-actuar, cambiar nuestro futuro a
través de acciones en el
presente, y por medio de la creatividad,
cambiar puntos de vistas, de encontrar nuevos enfoques para ver
las cosas con otros ojos.
Ahora bien la actitud no basta, la acción es
esencial, el aprendizaje no
se ha dado hasta que el comportamiento
no haya cambiado. Entonces cómo cambiar, cómo
lograr la eliminación de hábitos, cómo dar
ese vuelco a nuestra realidad en forma práctica. Tal como
lo planteaba Barnard en "Las Funciones del
Ejecutivo", "debemos motivar al individuo al logro del
propósito colectivo".
La creación de nuevas empresas depende de cambios
de pensamientos. La creatividad y el aprendizaje son dos llaves
que junto a la calidad abren esas novedosas y a veces misteriosas
puertas del III Milenio.
Este cambio de actitud, de pensamientos, de pertenencia
a la
organización, nos va a permitir crear empresas que
puedan adaptarse rápidamente a los cambios exigidos en
esta sociedad tan
cambiante y turbulenta, tal como llama el Autor del libro "The
Living Company, Habits for Survival in a Turbulente Business
Enviroment", Arie de Geus, debemos crear "empresas vivientes" que
tengan personalidad
propia que permita un desenvolvimiento armonioso, que conozcan
quienes son, su posición en el mercado, que valoren las
nuevas ideas de las personas y mantengan su capital de manera que
les permita gobernar su futuro. Esos rasgos de personalidad
manifiestan un comportamiento orientado y diseñado para
renovar a la empresa generación tras generación. De
allí que podamos decir que las empresas, las "empresas
vivientes", producen bienes y servicios para ganar y mantenerse
en la misma forma que nosotros como seres vivos lo hacemos al
tener un trabajo para poder vivir nuestras vidas.
Marcel Antonorsi Blanco, define la competitividad de
una empresa
como la capacidad imprescindible, vital y necesaria de una
organización para imaginar, diseñar,
desarrollar y mercadear productos con mejor precio,
calidad y oportunidad que los competidores a través de un
esfuerzo sostenido e inteligente para el éxito en mercados
abiertos y globales.
Sin embargo, no basta simplemente competir. Es necesario
lograr ventajas competitivas; Julián Villalba, sostiene
que:
"Las empresas competitivas son aquéllas capaces
de ofrecer continuamente productos y servicios con atributos
apreciados por sus clientes.(…)A
este conjunto de características que distinguen al
producto de
una empresa de sus competidores lo denominamos ventajas
competitivas.(…)Lo único seguro acerca de
las ventajas competitivas es su dinamismo; los mercados pueden
cambiar sus exigencias o la tecnología de la empresa puede
verse desplazada por las de la competencia. Si
una empresa no invierte en mantenerlas, remozarlas, tarde o
temprano estará condenada a perderlas.(…) Existen dos
categorías de ventajas competitivas: de costos y de
valor. Las ventajas de costos están asociadas con la
capacidad de ofrecer a los clientes un producto al
mínimo costo.(…)Las
ventajas competitivas de valor; por su parte, están
basadas en la oferta de un
producto o servicio con
atributos únicos, discernibles por los clientes, que
distinguen a un competidor de los demás.
"Esta filosofía de la competitividad y sus
ventajas de costo-calidad ha traido consigo la
modificación de los "mercados de trabajo" al igual que de
los procesos de producción, comercialización y
distribución de los bienes-servicios de las
industrias que se
desempeña en el sector de las telecomunicaciones. Ahora bien, el acelerado
desarrollo de esta mutación tecno-organizacional que se
concentra en la competitividad y la innovación, con sus productos sustitutos en
el sector de las tecnologías de información y comunicaciones, particularmente en lo referente a
los bienes de consumo
intermedio ha alterado la estructura de las antiguas ramas de las
industrias
culturales/comunicacionales generando nuevos participantes
(riesgo de
competencia) y sustitutos (riesgo de
sustitución).
A manera de reflexión, de no darse ese cambio de
actitud, no se superaría el reto de fin de siglo, ya que
la mayoría de nuestros líderes enfocan sus
pensamientos fundamentalmente en producir bienes y servicios,
pasando por alto que la organización es una comunidad de
seres humanos que se encuentran en una dinámica convivencia, lo que los conlleva a
reducir el período de vida de las empresas a 20
años como promedio. Por el contrario, empresas como Shell,
Du Pont, Kodak, entre otras, que han demostrado una longevidad
mayor de 100 años, teniendo como característica
fundamental una fuerte identidad
corporativa, serían nuestro ejemplo a seguir.
Centroamérica tiene cuatro tareas retadoras en el
campo de la apertura económica intrarregional y los
empresarios siguen siendo el actor principal en la “Agenda para
la competitividad y el desarrollo
sostenible''.
Lo anterior se enfatizó recientemente en Costa Rica, donde
los presidentes del área y otras autoridades conocieron el
documento “Centroamérica en el siglo XXI''.
La ejecución de la agenda está a cargo del Centro
Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo
Sostenible y el Instituto de Harvard para el Desarrollo
Internacional, Hiid.
En la cita a la que también asistieron las autoridades del
Banco
Centroamericano de Integración
Económica, Bcie, los expertos hablaron sobre el gran
desafío que es “saltar hacia etapas superiores de
competitividad''.
Se informó que existe un momento histórico
de oportunidades excepcionales: el paso de la economía de
los materiales a
la economía de la información; de la guerra
fría a la geopolítica de la paz caliente, la
globalización, el comercio y las
disyuntivas sobre la ética del
desarrollo.
El paso del crecimiento y la disciplina
fiscal a las
ventajas comparativas y del crecimiento y la disciplina
fiscal al
crecimiento con disciplina fiscal pero sostenible, con equidad
social y equilibrio
ambiental.
Centroamérica, se reiteró, requiere una
inserción inteligente en el mundo, una estrategia, su
agenda.
La agenda, se indicó, ya está en marcha. Algunos
países del área han avanzado en la
transformación estructural del sistema
estadístico; en la ley ambiental; el
fondo vial; la competitividad turística e incentivos a
ésta, entre otros ámbitos.
Con la implementación de la agenda “la
competitividad de Centroamérica ha mejorado en su conjunto
según indicadores de
clase mundial''.
La región ha incrementado el porcentaje exportado a las
economías más desarrolladas, en productos cuya
demanda ha
aumentado en esas economías. La región ha sido
eficiente y eficaz.
Los pasos van en la dirección correcta pero es
necesario adquirir las mejores experiencias para dar “saltos de
rana'' en cuanto a operación y estrategia de las empresas
y en clima de negocios.
Se trata de cómo las empresas logran elevar la
productividad mediante la innovación y un mejor uso de los
factores de la producción y establecer condiciones que
faciliten el ambiente en el cual compiten las empresas.
Esta agenda nació a inicios de 1996 como un mandato de los
presidentes centroamericanos.
Los objetivos
iniciales: construir una agenda regional de competitividad y
desarrollo sostenible; servir al mejoramiento del clima de negocios
de los países mediante investigación aplicada y
facilitación del diálogo y
estudiar los “clausters'' con potencial competitivo a nivel
global.
Expectativas. Desde un punto de vista internacional,
Centroamérica es percibida como una región
económica y no solamente geográfica.
La agenda se sustenta en la competitividad y el
desarrollo sostenible y centra su atención en el bienestar humano como
criterio para medir el progreso de las naciones.
Las cinco dimensiones que afectan el desarrollo del área
son: social, macroeconomía, microeconomía, reforma institucional y
ambiente.
Respecto al ambiente, es posible que Centroamérica genere
1,500 millones de dólares en el 2005.
Si se aplica la agenda sugerida dado el alto potencial
competitivo de turismo, se
alcanzaría un ingreso regional, sólo por ese rubro,
de $4 mil millones en el 2005.
En el campo de la agroindustria y siempre con la agenda,
es posible mantener el ritmo de crecimiento real de 12%
catapultando las exportaciones a $13 mil millones en el 2005.
En cuanto a textiles y prendas de vestir, debe aumentarse el
valor agregado, generar más empleo y capacitar los
recursos
humanos.
Lo anterior permitirá al menos un 15% de crecimiento anual
llevando las exportaciones a $14 mil millones en el 2005. Es
decir, pasar del 1,5% al 2.9% del mercado mundial.
En lo referente a servicios electrónicos y de software, se insiste en
desarrollar un sistema integrado de formación
técnica en manufactura de
semiconductores y en formación de
programadores software.
Además, mejorar las telecomunicaciones y energía. Con ello, se
podrían exportar $5 mil millones en el 2005.
El corredor logístico centroamericano permitiría
tener un ahorro en los
costos de logística que está entre un 5 y un
10% del PIB en el
2005: Serían ahorros de $4.5 mil millones.
Para atraer inversiones,
los expertos consideran conveniente, entre otras acciones,
mejorar los sistemas de
propiedad de
bienes inmuebles; los sistemas de registro de
marcas y
propiedad
intelectual y los sistemas judiciales en el campo de
resolución de conflictos en
materia
comercial.
Al elevar los grados de escolaridad promedio a seis años
al 2005, podría significar un 1% más de crecimiento
del Producto Interno
Bruto, PIB, en el
área, equivalente a $4.5 billones.
Las cuatro grandes etapas para la apertura económica
intraregional son: consolidación de la zona de libre comercio de
bienes, del 2000 al 2005.
La liberaralización de los servicios, del 2005 al
2010; la unificación de la política comercial del
2010 al 2015 y la consolidación de la Unión
Aduanera Centroamericana del 2015 al 2020.
Se sugiere crear comités de competitividad mixtos,
sector
público y privado; comprometerse con la productividad,
la calidad y la innovación y cumplir las normas legales
sobre propiedad y comercio,
entre otras medidas.
www.ladb.unm.edu/aux/econ/sociedad/1996/september/competitivadad.html
www.colciencias.gov.co/cq97co/presenta/EDCOMPET/
www.laguia.com.ve/clasificados/trabajo/Articulo_43.html
www.oei.org.co/innovacion4.htm
www.laprensahn.com/portadas/9702/o19.htm
Autor:
Braulio Rojas