1.
Introducción
2. Historia
3. Agentes
Socializantes
4. Comportamiento del hombre a nivel
social
5. Cultura
6. Carta
Politica
7. La
Autobiografia
8.
Autoestima
9. Solucion de
conflictos
10.
Bibliografia
1. Introducción
Principios o pautas de la conducta humana,
a menudo y de forma impropia llamada moral (del
latín mores, ‘costumbre’) y por
extensión, el estudio de esos principios a
veces llamado filosofía moral. Este
artículo se ocupa de la ética
sobre todo en este último sentido y se concreta al
ámbito de la civilización occidental, aunque cada
cultura ha
desarrollado un modelo
ético propio.
La ética,
como una rama de la filosofía, está considerada
como una ciencia
normativa, porque se ocupa de las normas de la
conducta humana,
y para distinguirse de las ciencias
formales, como las matemáticas y la lógica,
y de las ciencias
empíricas, como la química y la física. Las ciencias
empíricas sociales, sin embargo, incluyendo la psicología, chocan en
algunos puntos con los intereses de la ética ya que ambas
estudian la conducta social.
Por ejemplo, las ciencias
sociales a menudo procuran determinar la relación
entre principios
éticos particulares y la conducta social, e investigar las
condiciones culturales que contribuyen a la formación de
esos principios.
Principios Éticos
Los filósofos han intentado determinar la
bondad en la conducta de acuerdo con dos principios fundamentales
y han considerado algunos tipos de conducta buenos en sí
mismos o buenos porque se adaptan a un modelo moral
concreto.
El primero implica un valor final o
summum bonum, deseable en sí mismo y no sólo como
un medio para alcanzar un fin. En la historia de la ética
hay tres modelos de
conducta principales, cada uno de los cuales ha sido propuesto
por varios grupos o
individuos como el bien más elevado: la felicidad o
placer; el deber, la virtud o la obligación y la
perfección, el más completo desarrollo de
las potencialidades humanas. Dependiendo del marco social, la
autoridad
invocada para una buena conducta es la voluntad de una deidad, el
modelo de la naturaleza o el
dominio de la
razón.
Cuando la voluntad de una deidad es la autoridad, la
obediencia a los mandamientos divinos o a los textos
bíblicos supone la pauta de conducta aceptada. Si el
modelo de autoridad es la naturaleza, la
pauta es la conformidad con las cualidades atribuidas a la
naturaleza humana. Cuando rige la razón, se espera que la
conducta moral resulte del pensamiento
racional.
Prudencia, Placer O Poder
Algunas veces los principios elegidos no tienen
especificado su valor
último, en la creencia de que tal determinación es
imposible. Esa filosofía ética iguala la
satisfacción en la vida con prudencia, placer o poder, pero se
deduce ante todo de la creencia en la doctrina ética de la
realización natural humana como el bien
último.
Una persona que
carece de motivación
para tener una preferencia puede resignarse a aceptar todas las
costumbres y por ello puede elaborar una filosofía de la
prudencia. Esa persona vive, de
esta forma, de conformidad con la conducta moral de la
época y de la sociedad.
El hedonismo es la filosofía que enseña
que el bien más elevado es el placer. El hedonista tiene
que decidir entre los placeres más duraderos y los
placeres más intensos, si los placeres presentes tienen
que ser negados en nombre de un bienestar global y si los
placeres mentales son preferibles a los placeres
físicos.
Una filosofía en la que el logro más
elevado es el poder puede ser resultado de una
competición. Como cada victoria tiende a elevar el nivel
de la competición, el final lógico de una
filosofía semejante es un poder ilimitado o
absoluto.
Los que buscan el poder pueden no aceptar las reglas
éticas marcadas por la costumbre y, en cambio,
conformar otras normas y regirse
por otros criterios que les ayuden a obtener el triunfo. Pueden
intentar convencer a los demás de que son morales en el
sentido aceptado del término, para enmascarar sus deseos
de conseguir poder y tener la recompensa habitual de la
moralidad.
Desde que los hombres viven en comunidad, la
regulación moral de la conducta ha sido necesaria para el
bienestar colectivo. Aunque los distintos sistemas morales
se establecían sobre pautas arbitrarias de conducta,
evolucionaron a veces de forma irracional, a partir de que se
violaran los tabúes religiosos o de conductas que primero
fueron hábito y luego costumbre, o asimismo de leyes impuestas
por líderes para prevenir desequilibrios en el seno de la
tribu. Incluso las grandes civilizaciones clásicas egipcia
y sumeria desarrollaron éticas no sistematizadas, cuyas
máximas y preceptos eran impuestos por
líderes seculares como Ptahhotep, y estaban mezclados con
una religión
estricta que afectaba a la conducta de cada egipcio o cada
sumerio. En la China
clásica las máximas de Confucio fueron aceptadas
como código
moral. Los filósofos griegos, desde el siglo VI a.C.
en adelante, teorizaron mucho sobre la conducta moral, lo que
llevó al posterior desarrollo de
la ética como una filosofía.
La Temprana Ética Griega
En el siglo VI a.C. el filósofo heleno
Pitágoras desarrolló una de las primeras
reflexiones morales a partir de la misteriosa religión griega del
orfismo. En la creencia de que la naturaleza intelectual es
superior a la naturaleza sensual y que la mejor vida es la que
está dedicada a la disciplina
mental, fundó una orden semirreligiosa con leyes que
hacían hincapié en la sencillez en el hablar, el
vestir y el comer. Sus miembros ejecutaban ritos que estaban
destinados a demostrar sus creencias religiosas.
En el siglo V a.C. los filósofos griegos
conocidos como sofistas, que enseñaron retórica,
lógica
y gestión
de los asuntos públicos, se mostraron escépticos en
lo relativo a sistemas morales
absolutos. El sofista Protágoras enseñó que
el juicio humano es subjetivo y que la percepción
de cada uno sólo es válida para uno mismo. Gorgias
llegó incluso al extremo de afirmar que nada existe, pues
si algo existiera los seres humanos no podrían conocerlo;
y que si llegaban a conocerlo no podrían comunicar ese
conocimiento.
Otros sofistas, como Trasímaco, creían que la
fuerza hace el
derecho. Sócrates
se opuso a los sofistas. Su posición filosófica,
representada en los diálogos de su discípulo
Platón,
puede resumirse de la siguiente manera: la virtud es conocimiento;
la gente será virtuosa si sabe lo que es la virtud, y el
vicio, o el mal, es fruto de la ignorancia. Así,
según Sócrates,
la educación
como aquello que constituye la virtud puede conseguir que la
gente sea y actúe conforme a la
moral.
Escuelas Griegas De Ética
La mayoría de las escuelas de filosofía
moral griegas posteriores surgieron de las enseñanzas de
Sócrates. Cuatro de estas escuelas fueron creadas por sus
discípulos inmediatos: los cínicos, los cirenaicos,
los megáricos (escuela fundada
por Euclides de Megara) y los platónicos.
Los cínicos, en especial el filósofo
Antístenes, afirmaban que la esencia de la virtud, el bien
único, es el autocontrol, y que esto se puede inculcar.
Los cínicos despreciaban el placer, que consideraban el
mal si era aceptado como una guía de conducta. Juzgaban
todo orgullo como un vicio, incluyendo el orgullo en la
apariencia, o limpieza. Se cuenta que Sócrates dijo a
Antístenes: "Puedo ver tu orgullo a través de los
agujeros de tu capa".
Los cirenaicos, sobre todo Aristipo de Cirene, eran
hedonistas y creían que el placer era el bien mayor (en
tanto en cuanto no dominara la vida de cada uno), que
ningún tipo de placer es superior a otro y, por ello, que
sólo es mensurable en grado y duración.
Los megáricos, seguidores de Euclides,
propusieron que aunque el bien puede ser llamado
sabiduría, Dios o razón, es ‘uno’ y que
el Bien es el secreto final del Universo que
sólo puede ser revelado mediante el estudio
lógico.
Según Platón, el
bien es un elemento esencial de la realidad. El mal no existe en
sí mismo, sino como reflejo imperfecto de lo real, que es
el bien. En sus Diálogos (primera mitad del siglo IV a.C.)
mantiene que la virtud humana descansa en la aptitud de una
persona para llevar a cabo su propia función en
el mundo. El alma humana está compuesta por tres elementos
—el intelecto, la voluntad y la emoción— cada
uno de los cuales posee una virtud específica en la
persona buena y juega un papel
específico. La virtud del intelecto es la
sabiduría, o el
conocimiento de los fines de la vida; la de la voluntad es el
valor, la capacidad de actuar, y la de las emociones es la
templanza, o el autocontrol.
La virtud última, la justicia, es
la relación armoniosa entre todas las demás, cuando
cada parte del alma cumple su tarea apropiada y guarda el lugar
que le corresponde. Platón mantenía que el
intelecto ha de ser el soberano, la voluntad figuraría en
segundo lugar y las emociones en el
tercer estrato, sujetas al intelecto y a la voluntad. La persona
justa, cuya vida está guiada por este orden, es por lo
tanto una persona buena. Aristóteles, discípulo de
Platón, consideraba la felicidad como la meta de la
vida. En su principal obra sobre esta materia,
Ética a Nicómaco
(finales del siglo IV a.C.), definió la felicidad como una
actividad que concuerda con la naturaleza específica de la
humanidad; el placer acompaña a esta actividad pero no es
su fin primordial. La felicidad resulta del único atributo
humano de la razón, y funciona en armonía con las
facultades humanas. Aristóteles mantenía que las
virtudes son en esencia un
conjunto de buenos hábitos y que para alcanzar la
felicidad una persona ha de desarrollar dos tipos de
hábitos: los de la actividad mental, como el del
conocimiento, que conduce a la más alta actividad humana,
la contemplación, y aquéllos de la emoción
práctica y la emoción, como el valor. Las virtudes
morales son hábitos de acción que se ajustan al
término medio, el principio de moderación, y han de
ser flexibles debido a las diferencias entre la gente y a otros
factores condicionantes. Por ejemplo, lo que uno puede comer
depende del tamaño, la edad y la ocupación. En
general, Aristóteles define el término medio como
el estado
virtuoso entre los dos extremos de exceso e insuficiencia;
así, la generosidad, una virtud, es el punto medio entre
el despilfarro y la tacañería. Para
Aristóteles, las virtudes intelectuales y morales son
sólo medios
destinados a la consecución de la felicidad, que es el
resultado de la plena realización del potencial
humano.
Estoicismo
La filosofía del estoicismo se desarrolló
en torno al 300 a.C.
durante los periodos helenístico y romano. En Grecia los
principales filósofos estoicos fueron Zenón de
Citio, Cleantes y Crisipo de Soles. En Roma el
estoicismo resultó ser la más popular de las
filosofías griegas y Cicerón fue, entre los romanos
ilustres, uno de los que cayó bajo su
influencia.
Sus principales representantes durante el periodo romano
fueron el filósofo griego Epicteto y el emperador y
pensador romano Marco Aurelio. Según los estoicos, la
naturaleza es ordenada y racional, y sólo puede ser buena
una vida llevada en armonía con la naturaleza. Los
filósofos estoicos, sin embargo, también se
mostraban de acuerdo en que como la vida está influenciada
por circunstancias materiales el
individuo tendría que intentar ser todo lo independiente
posible de tales condicionamientos. La práctica de algunas
virtudes cardinales, como la prudencia, el valor, la templanza y
la justicia,
permite alcanzar la independencia
conforme el espíritu del lema de los estoicos, "Aguanta
y
renuncia". De ahí, que la palabra estoico haya
llegado a significar fortaleza frente a la dificultad.
Epicureísmo
En los siglos IV y III a.C., el filósofo griego
Epicuro desarrolló un sistema de
pensamiento,
más tarde llamado epicureísmo, que identificaba la
bondad más elevada con el placer, sobre todo el placer
intelectual y, al igual que el estoicismo, abogó por una
vida moderada, incluso ascética, dedicada a la
contemplación. El principal exponente romano del
epicureísmo fue el poeta y filósofo Lucrecio, cuyo
poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas), escrito
hacia la mitad del siglo I a.C., combinaba algunas ideas derivadas de las
doctrinas cosmológicas del filósofo griego
Demócrito con otras derivadas de la
ética de Epicuro. Los epicúreos buscaban alcanzar
el placer manteniendo un estado de
serenidad, es decir, eliminando todas las preocupaciones de
carácter emocional. Consideraban las
creencias y prácticas religiosas perniciosas porque
preocupaban al individuo con pensamientos perturbadores sobre
la muerte y la
incertidumbre de la vida después de ese tránsito.
Los epicúreos mantenían también que es mejor
posponer el placer inmediato con el objeto de alcanzar una
satisfacción más segura y duradera en el futuro;
por lo tanto, insistieron en que la vida buena lo es en cuanto se
halla regulada por la autodisciplina.
Ética Cristiana
Los modelos
éticos de la edad clásica fueron aplicados a las
clases dominantes, en especial en Grecia. Las
mismas normas no se extendieron a los no griegos, que eran
llamados barbaroi (bárbaros), un término que
adquirió connotaciones peyorativas. En cuanto a los
esclavos, la actitud hacia
los mismos puede resumirse en la calificación de
‘herramientas
vivas’ que le aplicó Aristóteles. En parte
debido a estas razones, y una vez que decayeron las religiones paganas, las
filosofías contemporáneas no consiguieron
ningún refrendo popular y gran parte del atractivo del
cristianismo
se explica por la extensión de la ciudadanía moral
a todos, incluso a los esclavos.
El advenimiento del cristianismo
marcó una revolución
en la ética, al introducir una concepción religiosa
de lo bueno en el pensamiento occidental. Según la idea
cristiana una persona es dependiente por entero de Dios y no
puede alcanzar la bondad por medio de la voluntad o de la
inteligencia,
sino tan sólo con la ayuda de la gracia de Dios. La
primera idea ética cristiana descansa en la regla de oro:
"Lo que quieras que los hombres te hagan a ti, házselo a
ellos" (Mt. 7,12); en el mandato de amar al prójimo como a
uno mismo (Lev. 19,18) e incluso a los enemigos (Mt. 5,44), y en
las palabras de Jesús: "Dad al César lo que es del
César y a Dios lo que es de Dios" (Mt. 22,21).
Jesús creía que el principal significado de la
ley
judía descansa en el mandamiento "amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma y con toda tu fuerza y con
toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo" (Lc.
10,27).
El cristianismo primigenio realzó como virtudes
el ascetismo, el martirio, la fe, la misericordia, el
perdón, el amor no
erótico, que los filósofos clásicos de
Grecia y Roma apenas
habían considerado importantes.
Ética De Los Padres De La Iglesia
Uno de los puntos fuertes de la ética cristiana
fue la oposicin al maniqueísmo, una religión de
origen persa que mantenía que el bien y el mal (la
luz y la
sombra) eran fuerzas opuestas que luchaban por el dominio absoluto.
El maniqueísmo tuvo mucha aceptación en los siglos
III y IV d.C. San
Agustín, considerado como el fundador de la
teología cristiana, fue maniqueo en su juventud pero
abandonó este credo después de recibir la
influencia del pensamiento de Platón. Tras su
conversión al cristianismo en el 387, intentó
integrar la noción platónica con el concepto
cristiano de la bondad como un atributo de Dios, y el pecado como
la caída de Adán, de cuya culpa una persona
está redimida por la gracia de Dios. La creencia
maniqueísta en el diablo persistió, sin embargo,
como se puede ver en la convicción de san
Agustín en la maldad intrínseca de la
naturaleza humana. Esta actitud pudo
reflejar su propio sentido de culpabilidad, por los excesos que
había cometido en la adolescencia y
puede justificar el énfasis que puso la primera doctrina
moral cristiana sobre la castidad y el celibato.
Durante la edad media
tardía, los trabajos de Aristóteles, a los que se
pudo acceder a través de los textos y comentarios
preparados por estudiosos árabes, tuvieron una fuerte
influencia en el pensamiento europeo. Al resaltar el
conocimiento empírico en comparación con la
revelación, el aristotelismo amenazaba la autoridad
intelectual de la Iglesia. El
teólogo cristiano santo Tomás de
Aquino consiguió, sin embargo, armonizar el
aristotelismo con la autoridad católica al admitir la
verdad del sentido de la experiencia pero manteniendo que
ésta completa la verdad de la fe. La gran autoridad
intelectual de Aristóteles se puso así al servicio de la
autoridad de la Iglesia, y la lógica aristotélica
acabó por apoyar los conceptos agustinos del pecado
original y de la redención por medio de la gracia divina.
Esta síntesis
representa la esencia de la mayor obra de Tomás de Aquino,
Summa Theologiae (1265-1273).
Ética Y Penitencia
Conforme la Iglesia medieval se hizo más
poderosa, se desarrolló un modelo de ética que
aportaba el castigo para el pecado y la recompensa de la
inmortalidad para premiar la virtud. Las virtudes más
importantes eran la humildad, la continencia, la benevolencia y
la obediencia; la espiritualidad, o la bondad de espíritu,
era indispensable para la moral.
Todas las acciones,
tanto las buenas como las malas, fueron clasificadas por la
Iglesia y se instauró un sistema de
penitencia temporal como expiación de los
pecados.
Las creencias éticas de la Iglesia medieval
fueron recogidas en literatura en la Divina
Comedia de Dante, que estaba influenciada por las
filosofías de Platón, Aristóteles y santo Tomás de
Aquino. En la sección de la Divina Comedia titulada
‘Infierno’, Dante clasifica el pecado bajo tres
grandes epígrafes, cada uno de los cuales tenía
más subdivisiones. En un orden creciente de pecado
colocó los pecados de incontinencia (sensuales o
emocionales), de violencia o
brutalidad (de la voluntad), y de fraude o malicia
(del intelecto). Las tres facultades del alma de Platón
son repetidas así en su orden jerárquico original,
y los pecados son considerados como perversiones de una u otra de
las tres facultades.
Ética Después De La Reforma
La influencia de las creencias y prácticas
éticas cristianas disminuyó durante el renacimiento.
La Reforma protestante provocó un retorno general a los
principios básicos dentro de la tradición
cristiana, cambiando el énfasis puesto en algunas ideas e
introduciendo otras nuevas. Según Martín Lutero, la
bondad de espíritu es la esencia de la piedad cristiana.
Al cristiano se le exige una conducta moral o la
realización de actos buenos, pero la justificación,
o la salvación, viene sólo por la fe. El propio
Lutero había contraído matrimonio y el
celibato dejó de ser obligatorio para el clero
protestante.
El teólogo protestante francés y
reformista religioso Juan Calvino aceptó la doctrina
teológica de que la salvación se obtiene
sólo por la fe y mantuvo también la doctrina
agustina del pecado original. Los puritanos eran calvinistas y se
adhirieron a la defensa que hizo Calvino de la sobriedad, la
diligencia, el ahorro y la
ausencia de ostentación; para ellos la
contemplación era holgazanería y la pobreza era o
bien castigo por el pecado o bien la evidencia de que no se
estaba en gracia de Dios. Los puritanos creían que
sólo los elegidos podrían alcanzar la
salvación. Se consideraban a sí mismos elegidos,
pero no podían estar seguros de ello
hasta que no hubieran recibido una señal. Creían
que su modo de vida era correcto en un plano ético y que
ello comportaba la prosperidad mundana. La prosperidad fue
aceptada pues como la señal que esperaban. La bondad se
asoció a la riqueza y la pobreza al mal.
No lograr el éxito
en la profesión de cada uno pareció ser un signo
claro de que la aprobación de Dios había sido
negada. La conducta que una vez se pensó llevaría a
la santidad, llevó a los descendientes de los puritanos a
la riqueza material.
En general, durante la Reforma la responsabilidad individual se consideró
más importante que la obediencia a la autoridad o a la
tradición. Este cambio, que de
una forma indirecta provocó el desarrollo de la
ética secular moderna, se puede apreciar en De iure belli
et pacis (La ley de la
guerra y la
paz, 1625) realizado por el jurista, teólogo y estadista
holandés Hugo Grocio. Aunque esta obra apoya algunas de
las doctrinas de santo Tomás de Aquino, se centra
más en las obligaciones
políticas y civiles de la gente dentro del
espíritu de la ley romana clásica. Grocio afirmaba
que la ley natural es parte de la ley divina y se funda en la
naturaleza humana, que muestra un deseo
por lograr la asociación pacífica con los
demás y una tendencia a seguir los principios generales en
la conducta. Por ello, la sociedad
está basada de un modo armónico en la ley
natural.
Socialización primaria.
Es la socialización más importante, ya que
introduce al sujeto en la sociedad y supone la adquisición
de hábitos, normas y comportamientos sociales por el
individuo, que es definido al nacer como asocial por M. WEBER, y en
suma como capaz de recibir las formas sociales y culturales de su
entorno. Así pues, se puede definir la
socialización como el proceso por el
que el individuo se convierte en un ser social. Y lo hace a
través de los agentes socializantes, donde la familia es
el primer agente, después la escuela, la TV y
los pares. Durante la infancia, los
niños
se apropian de los roles, actitudes y
valores de las
personas que les importan (padres, hermanos, maestros, amigos…)
y se identifica con ellos. Es el primer paso hacia la identidad. Los
niños no sólo aceptan los papeles sociales (roles)
de estas personas sino el mundo que representan. La
socialización implica la internalización de roles.
Este proceso
internalizador de roles se realiza desde lo concreto a lo
general. Se pasa de "Mamá esta enfadada conmimgo ahora" a
"Mama se enfada conmigo porque no le presto los juguetes a mi
hermano". Y a medida que "otros significativos" (padres, abuelos,
hermanos, etc) apoyan la actitud negativa de la madre, la actutud
generalizada se extiende, y al generalizarse se convierte en
norma. El proceso de socialización primaria es más
que un acto cognitivo, es vivencial y emocional, es la base de la
identidad.
Socialización secundaria.
Es un proceso mediante el que se internalizan submundos
o realidades distintas al mundo base, fundamento de la
socialización primaria. Es una segunda
socialización realizadas a través de instituciones
políticas, religiosas, laborales, etc. A
diferencia de al socialización primaria, donde el
niño no puede elegir ya que los patrones socializantes le
vienen impuestos, en
esta sí puede elegir los patrones y pautas que
internalizará. Hay una menor carga emocional y se
relaciona con la madurez. Pueden aparecer conflictos de
identidad y coherencia con la socialización primaria al
discubir que la realidad paterna no es la única ni la
mejor. Problemas de
identificación con la familia.
Normalmente la socialización secundaria se construye desde
la primaria, no contra la primaria.
Resocialización.
Es la internalización de contenidos culturales,
es decir, actitudes,
roles y valores de una
sociedad distinta a aquella en la el sujeto se ha socializado.
Puede ser fruto de un cambio radical de sociedad. Tiene, por su
fuerza y su carga afectiva, más similitud con la
socialización primaria. Suele ser la consecuencias de
momentos de crisis, de
importantes conflictos
sociales o culturales o choques generacionales. Un ejemplo es el
ingreso en una secta donde las personas reescriben su biografía y el
significado se su vida.
Moral
La diferencia entre ética y
moral.
la mayoría de las personas se preguntas
¿qué no es lo mismo?. Pues no, por
definición de raíces significan lo mismo
(costumbre), pero en la actualidad se han ido diversificando y lo
que hoy conocemos como Ética son el conjunto de normas que
nos vienen del interior y la Moral las normas que nos vienen del
exterior, o sea de la sociedad.
4. Comportamiento
del hombre a nivel
social
Los seres humanos hemos construido sociedades
para lograr entendernos y entender lo que nos rodea. Y estas
sociedades
crecen mediante el debate (la
discusión política), los
deberes pactados y los derechos resultantes de ese
cumplimiento. La sociedad es lo que nos hace socios,
partícipes y actuantes. También lo que permite
delinear un futuro colectivo. Las sociedades, entonces, para
poder funciona, establecen la ley, aquellas normas precisas (y
pactadas como buenas) que definen la calidad del
comportamiento dentro el entorno social. La ley establece las
jerarquías, las instituciones
y las acciones
(previo conocimiento y entrenamiento)
posibles para una optimización del espacio vital
construido: la sociedad, entendida a través de sus pactos
(sociedad
civil), de sus ritos (comportamiento cívico –
para
sostener la imagen de la
sociedad y generar identidad- y urbanidad: comportamiento ritual
con el otro) y de sus logros.
Podríamos decir entonces que en el principio
social fue la ley, la norma, nacida de unas creencias comunes (de
no haber sido así no se hubiera podido pactar) y de unos
intereses que delineaban progreso para todo el
colectivo.
Pero esa ley, en lugar de ser el fiel de la balanza, se
convirtió en paradigma. Y
que cada vez que se revisa, siempre llega tarde a la realidad que
acontece. Es que actúa sobre lo conocido y no sobre lo que
acontecerá. La ley no prevé que las costumbres son
mutantes, que la moral varía (o témpora o mores) y
al presentarse estos cambios la ley deja su condición de
línea rectora para convertirse en objeto de
represión bajo la excusa de salvaguardar las costumbres.
Costumbres que varían y enfrentan espacios vitales
sociales: lucha de clases, violación de la ley, ruptura
ética. Parodiando a Rousseau,
podría decir que el hombre nace
bueno, pero la estaticidad de la ley lo corrompe. Y lo corrompe
porque su espacio vital no crece y entonces hay un ahogo y, como
consecuencia, una salida violenta.
La ciudad, símbolo y construcción de la sociedad, se ha tenido
siempre como un espacio de protección. Ya en la
antigüedad, los hombres se refugiaban en las ciudades.
Entraban allí y se ajustaban a unos deberes
(comportamiento, pagos de impuestos) y a cambio recibían
la protección del señor de la ciudad, afincado en
un castillo elevado desde donde lo podía dominar todo. Un
todo era fácil de controlar dentro de la muralla y desde
las torres y las almenas. Pero cuando la ciudad pierde su
demarcación física, cuando
comienza a girar alrededor de una plaza (como en el caso de las
ciudades latinas, donde la ciudad crece alejándose del
poder central o se extiende siguiendo una calle (la ciudad
sajona, en la que sucede algo similar a la ciudad latina), el
control se hace
más difícil. En la ciudad primera comienzan a
construirse otras micro-ciudades, pero no aisladas de la ciudad
inicial sino creadas dentro de ellas. Esta unidades culturales
(no subculturas, como la intolerancia ha querido denominarlas),
se definen en condiciones sociales (clases), de oficios
(actividades industriales y comerciales), religiosas etc. y,
aunque hacen parte de la nacionalidad, tienden a separarse de
ella por su ejercicio de costumbres. La ley comienza a no ser
para todos, ya por desconocimiento de la ley (no hay presencia de
ella) o porque la ley desconoce las nuevas entidades sociales y
no actúa debidamente sobre ellas. O actúa dando lo
que en principio es básico (servicios
públicos, permisos de establecimiento), pero no
permitiendo que se avance para que eso básico se sostenga
y sea la base para el progreso de lo social (La educación se
detiene, las posibilidades de trabajo disminuyen, la
protección buscada cada vez es más escasa, el
ejercicio del poder más violento etc).
La Identidad
La identidad personal depende
de la interacción social y la socialización. La
socialización es la adquisición de las pautas
sociales y culturales necesarias para convertir a un individuo en
un ser social. La identidad personal depende
de la identidad social, y ésta de la socialización.
G.H. MEAD a diferencia de Freud cree que la
imitación es un proceso fundamental de
enculturazación de los niños. Por él los
niños adoptan el papel del
otro. Ello conduce del Yo individual al Yo social: Mi. Y la
consecuencia de este Mi es la autoconsciencia: verse así
como le ven los otros. Según Freud
sería en la fase edípica cuando el niño
desarrolla esta autoconsciencia. Y a los 8 o 9 años sa da
otra etapa de aprendizaje o
desarrollo: el Yo generalizado. El niño pasa de imitar
acciones (hacer la comida como mamá) a adoptar el papel de
adulto (ser mamá). Es la adquisición de normas y
valores de su cultura. Y a
través de la socialización se efectúa la
construcción social de la realidad,
referida al modo en que los individuos construyen su propia
realidad en el mundo social, interactuando en él. El
término social significa no?teórico, no?reflexivo,
en sus diversos órdenes. Es a partir del acto vivencial,
de vivencia, con la vida como categoría básica,
pues ella construyen el fundamento de esa construcción de
la realidad que nos circunda. La socialización es un
proceso que necesita tanto de la existencia de acciones y modelos
personales en el entorno social, como de la
identificación, imitación e
interiorización de los mismos por parte de ciertas
personas. BERGER y LUCKMAN (1967) y su teoría
de la construcción social de la realidad, es un exponente
muestran cómo el discurso
cotidiano en el que la gente está inmersa creas una cierta
visión de la realidad social.Tal discurso
estructura,
configura la percepción
de la realidad. El discurso constituye el medio de
construcción social de la realidad.
Se trata de una totalidad que incluye conocimientos,
creencias, valores, arte, moral,
leyes, instituciones, costumbres y todo el conjunto de
capacidades y hábitos que el ser humano adquiere en la
sociedad. Hay una contraposición entre estado de
naturaleza y estado de cultura que el antropólogo
LEVY-STRAUSS ha simbolizado en el binomio "lo crudo" y "lo
cocido". La cultura aparece como un producto
humano constituido por elementos tanto simbólicos como
materiales. De
ella forman parte las instituciones con su conjunto de normas y
leyes, las ideas conocimientos, creencias y valores y los objetos
materiales, incluyendo la técnica. Ese conjunto de modelos
o pautas de comportamiento adquiridos por los seres humano no es
otra cosa que la cultura. Dado que se trata de un estilode vida
adquirido por un grupo de
personas, lo cual incluye las pautas de pensamiento, sentimiento
y acción, habrá una correspondencia entre sociedad
y cultura, puesto que aquella constituye el marco de producción y transmisión
cultural.
Es en el juego que
establece los agentes sociales en sus múltiples relaciones
e interacciones donde ella se genera y expande. Se distingue,
pues, lo cultural de lo social en que aquel es una esfera
constituida del conjunto del mundo de la vida, herramientas,
ritos, técnicas,
vestidos, costumbres, familia, etc.,
mientras que lo social es el sistema de relaciones sociales
establecidas entre los individuos de una cultura (GIDDENS,
1991).
La cultura es un sello indeleble en la experiencia de
los individuos. Ella dota de sentido la existencia de las
personas desde su nacimiento aportando los elementos necesarios
que otorgan identidad a los individuos. Crecemos en una cultura o
culturas que nos proporciona el aliento y el alimento espiritual
y material como personas. Ella constituye el contexto vital de
los individuos, el marco que moldea el discurrir cotidiano.
Dispositivos simbólicos y materiales son sus elementos.
Sin embargo, ciertamente, según el prisma de
aproximación a ella, según que sean los
antropólogos o los sociólogos, como bien afirma
MARTÍN BARBERO, nos hallaremos ante una noción
más restringida o más amplia. Para los primeros, al
estudiar las culturas llamadas primitivas, cultura es la
totalidad de bienes
espirituales, materiales e institucionales de una comunidad que
comparte tales bienes, para
los segundos, especializados en las sociedad modernas, es sobre
todo un tipo de productos
integrantes de las llamadas industrias
culturales. La fabricación de herramientas de una
comunidad es un rasgo cultural distintivo de una comunidad, para
un antropólogo; pero el estudio de la industria del
metal actualmente no lo sería hoy pata muchos
especialistas. Es un término confuso cuanto menos.
Así pues, se hace un uso restringido de en la actualidad
del término. La industria
cultural se ocupa de la fabricación de discos o de
libros pero no
de mesas de oficina. En la
cultura se puede distinguir entre aspectos diversos: cognitivo
(conocimientos, creencias y valores), institucional,material
(objetos y técnicas).Dispositivos simbólicos,
institucionales y materiales. Conocer el conjunto de mitos, ritos,
relatos, decires, ideologías sobre ella; o el modo en que
las instituciones contribuyen a la transmisión de normas y
pautas de comportamiento; o, en fin, el aspecto material referido
a objetos y cosas de distinta índole que son producidas en
una determinada cultura.La cultura se produce a partir de la
objetivación y sedimentación de la experiencia
humana en forma de tradición, lo que la hace transmisible
y apta para el aprendizaje.
Además esas experiencias se institucionalizan y legitiman
mediante los universos simbólicos (PETER y LUCKMANN,
1968), generadores de mitologías e ideologías.
Así, para mantener el orden un padre de la época
antigua recurría a un mito, mientras
que otro de nuestra época podría recurrir a
explicaciones sobre las bondades del trabajo
recompensado.
Participacion
Es estar presente y activo en una actividad realizada
por un grupo de
personas con un fin personal o comun. Tener o tomar uno parte en
una cosa.
Alienacion
(de alienar y éste del lat. alienare: enajenar).
Tergiversación del equilibrio de
los factores de la actividad individual y social a favor de la
cosificación de los valores y
en desmedro de otros intangibles sicológicos que hacen al
desarrollo del ser humano. La a. es un fenómeno social,
pero caracteriza el estado de
una personalidad
dada. En este sentido adquiere determinado carácter
ético y existencial. La a. se manifiesta en diferentes
esferas: economía, política, cultura,
vida cotidiana. A medida que se desarrolla la
civilización, el horizonte de a. se amplía.
Paralelamente, el ser humano se comprende a sí mismo y su
horizonte de libertad
también crece aunque de modo contradictorio. En los siglos
VII a V antes de nuestra era en Eurasia y más tarde en
África; en los siglos X a XIV en América, el ser humano empieza a
experimentar su separación del medio ambiental y luego de
su propia sociedad. Comienza a comprenderse a sí mismo
como una personalidad y
a sentirse como parte de la humanidad. A la vez, este
jalón, que puede ser considerado como punto de partida de
las libertades individuales, deviene gradualmente como a.
creciente del ser humano con respecto al medio natural y
socio-cultural; deviene en enajenación de los productos de
su actividad vital y en subordinación de la
personalidad a fuerzas externas y ajenas.
La Constitucion
La constitucion de un país guarda en su contenido
las normas, los deberes y derechos de todos los
ciudadanos y el comportamiento de los empleados.
En la Costitución de la Republica de Colombiana
dividido el poder en tres ramas que son:
- La Rama Ejecutiva
- La Rama Legislativa
- La Rama Judicial
Estos son algunos de los principios fundamentales de
republica de Colombia.
Página siguiente |